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Capítulo 21 - Semilla que crece, al igual que los recuerdos

«Qué dolor de pecho... ¿Qué demonios pasó?», pensó Xiang Shen mientras intentaba abrir los ojos. Pese a que estuviera en el suelo y con dolores causados por quién sabe qué cosa, su mente hizo el gran trabajo de captar que la brisa de la temprana mañana era agradable y que quería descansar un momento más. Este pensamiento despreocupado y perezoso cambió de inmediato al recordar lo sucedido. Se sentó de golpe y miró sus manos, su cabeza daba vueltas, estaba tan aturdido que hasta le costaba fijar la vista. ¿cómo podía olvidarse de lo sucedido? ¿Cuánto tiempo durmió?

—¡Xin Yuan! —Al decir ese nombre, una punzada lo hizo dar un quejido de dolor, obligándolo a retorcerse en el suelo—. Duele... Duele... —se quejó, sujetándose la garganta. Sintió una punzada en el estómago y un escalofrío que no podía explicar—. Duele, todo duele...

Ni siquiera tenía energías para maldecir, sin embargo, estaba seguro de que debía moverse o sería peor. Los escalofríos que tenía, los que no eran a causa del hambre y la debilidad, no eran un buen diagnóstico.

Cuando la peor parte del dolor pasó, abrió los ojos y se puso de pie. Se tambaleó intentando equilibrarse, era difícil mantenerse derecho o caminar en línea recta. Fue gracias a una mesita, que había cerca de la cama, que no cayó y consiguió sentarse. Cerró los ojos y canalizó su energía para analizar sus venas espirituales, se conectó con su cuerpo y cerró más los ojos. No había órganos en mal estado, su sangre corría con normalidad, sus venas y núcleo espiritual no mostraban signos de mal estado o anomalías. Aun así, pudo percatarse de que no todo era como antes.

—¿Qué demonios...? —Se fijó con más atención.

Al terminar de recorrer su interior, Xiang Shen miró sus manos. Estaba aterrado, cayó de espaldas sobre el colchón sin una pizca de fuerza. Volteó reiteradas veces sus manos, miró la palma y la parte superior sin creer lo que sentía. Después observó, atento, toda la habitación, como si buscara al culpable o a la respuesta. Dentro de su cuerpo había una segunda energía, claro que no tardó en darse cuenta de que un demonio colocó una "semilla de contrato", como la conocía él. «¿Por qué tengo energía demoníaca dentro? ¿Qué acaba de suceder? Xin Yuan...». No quería pensar que su exdiscípulo era el culpable de semejante objeto dentro de él, lo único que veía era la imagen del demonio preocupado, gritando su nombre cuando cayó inconsciente. ¿Fue todo una actuación? ¿El demonio buscaba poseer su cuerpo?

—No... ¿Por qué pondría una semilla él? Xin Yuan es un líder con un cuerpo sano, no tiene por qué. ¿El artefacto...? No, imposible...

El susodicho no estaba allí como para preguntarle, pero cualquiera vería que era demasiado sospechoso. Ya no sabía qué creer, tampoco sabía cómo actuar a continuación. Flexionó sus piernas y enterró su cabeza entre las rodillas, quedando en posición fetal sobre la cama.

—¿Qué mierda? ¿Qué maldita mierda está pasando? —Su voz era entrecortada, le dolía pensar en ser traicionado por ese hombre. Apretó los labios—. ¿Por qué?

Pasó largo rato en esa posición, pensando en su mala suerte y esperando a que su cuerpo dejara de doler. Frunció el ceño, decidido.

—No lo creo, no te creo ni una mierda.

Su semblante era de reproche, como la de un niño que no se deja regañar. Esos instantes en la cama fueron suficientes para ordenar su mente, para decidir no rendirse. No tenía idea hacia dónde mirar primero, buscó en todos los rincones de la habitación alguna respuesta o pista. Lo único relevante era la espada y funda que el demonio dejó abandonadas, ¿por qué estaban allí? ¿Por qué el arma estaba desenfundada?

—¿Luchaste contra alguien? ¿Por qué te fuiste? —Se encogió de hombros para luego levantar la espada.

No pensó más nada, siguió a su corazón y guardó la espada en su funda. Algo malo pasó, y no iba a culpar a Xin Yuan tan rápido. Estaba seguro de que ese joven gracioso y bromista era el mismo de siempre, su discípulo no traicionaría a un amigo. Lo había criado él, no importaban cuántos años hubieran transcurrido, él creería en la persona que lo apoyó por tanto tiempo. Incluso si no le dijo que él era su maestro, tenía la certeza de que su discípulo nunca actuaría de forma engañosa frente a alguien inocente.

Decidido, salió por la ventana de la posada y caminó en dirección a otro lugar. Buscaría a Xin Yuan por su cuenta, encontraría el modo de llegar al mundo demonio e interrogaría a Xin Yuan. Además, tendría que quitar esa semilla de su interior, si no encontraba la manera de quitarla, o si Xin Yuan no podía ayudarlo, en dos o tres meses podría estar perdido.

Cuando tenían diez y dieciocho años respectivamente, Xin Yuan no era más que un trabajador de pueblo, mientras que Xiang Shen era el heredero del rey de la montaña Xiang. La idea de tomar un discípulo fue de su padre, al ver lo bueno que era su hijo con la magia y la espada, le aconsejó enseñar a alguien. Así conseguiría un buen guardián y podría trasmitir sus enseñanzas desde temprana edad. Xiang Shen se convertiría en uno de los maestros más jóvenes hasta la fecha conocidos.

Siguiendo el consejo de su padre, Xiang Shen fue en busca de un discípulo. Había visto que muchos maestros tomaban jóvenes de academias temporales, sitios en los que se instruía a los pequeños y futuros cultivadores hasta cierta edad. Eso no era lo que buscaba.

Xiang Shen se dirigió hacia la ciudad real, caminó por horas y horas, repitiendo ese patrón todos los días, como si esperara a que el joven adecuado llegara o cayera desde el cielo. Gracias a esto, la gente de la ciudad contagiaba el rumor de que el futuro señor de la montaña Xiang buscaba a alguien para educar, alguien capaz y joven, que no hubiese sido influenciado por otros maestros. En otras palabras, cualquier chiquillo de la ciudad sin poderes espirituales desarrollados era un posible candidato. En consecuencia, se generó un amontonamiento de jóvenes decididos a unirse a él, varios nobles dispuestos a dejar a sus maestros actuales y niños sin maestro.

Xiang Shen vio un problema en la mayoría de muchachos que se le presentaban. Todos tenían el objetivo de irse con el heredero, aprender de él y sacar algún beneficio de paso, querían riquezas y nombramientos. Esto no era raro o malo, pues, aunque no hubiera pobreza en la ciudad principal, muchos querrían más comodidades, ¿no? La cuestión es que Xiang Shen buscaba una persona dispuesta a estar junto a él para realmente aprender, una persona que estuviera dispuesta a luchar y quedarse a su lado en las buenas y en las malas. Eso sería muy difícil de conseguir.

Sin quererlo, se armó una especie de torneo. Los jóvenes pudientes y de renombre se unieron en ese evento formado por familias importantes, y eso no era algo que Xiang Shen quisiera. Aun así, observó desde las sombras y aprendió de varios jóvenes, muchos buenos, otros no tanto.

El muchacho puso su mirada en un joven que entrenaba en solitario. Este pequeño nunca se percató de que era observado en diferentes oportunidades, no se veía interesado en asistir a los torneos organizados por los ciudadanos. No obstante, él continuaba con sus entrenamientos, un tanto torpes a decir verdad. Puede que sus habilidades marciales no fueran lo mejor, mas su energía espiritual era excepcional, como una fuente desbordada. Si se le enseñaba a controlar esa energía, sería un cultivador de primera categoría. Era justo lo que Xiang Shen buscaba, un joven sin conocimientos previos, pero que hubiera desarrollado su núcleo espiritual con esfuerzo propio. Prefería un diamante sin pulir que uno a medio trabajar por otro maestro. Por ende, al ofrecer su enseñanza al niño de diez años, él aceptó sin chistar; nunca se esperó que el mismísimo heredero se le acercaría a pedírselo.

Los padres de aquel chico habían fallecido hacía mucho tiempo, por lo que estaba en cuidados de un familiar lejano, un hombre veterano que vivía de las cosechas. Xin Yuan era bien cuidado y alimentado, era un apoyo fundamental para el anciano. Él era el que recolectaba las verduras y frutas de sus tierras, mientras que él se encargaba de la venta. Si no tenía al chiquillo enérgico junto a él, sería más difícil. Fue por eso que el anciano familiar de Xin Yuan fue favorecido con alimentos y dinero hasta que falleció por la vejez.

Xiang Shen y su discípulo iban y venían juntos a donde sea. El pequeño se pegaba a su maestro, aprendía cada cosa de él, ya fueran valores, acciones, movimientos, era como una esponja que todo lo absorbía y aplicaba. Gracias a esta nueva compañía, Xiang Shen tuvo una buena experiencia enseñando, el diamante sin pulir iba tomando su propia forma y brillo.

La amistad que se formó era fuerte, no había traición ni egoísmo, el respeto era mutuo y la confianza, inigualable. Vivieron en la misma casa de entrenamiento, eso permitió que la relación entre ambos se forjara más y más a medida que pasaban los años. La confianza era algo que los caracterizaba, no había secretos y por eso se decía que eran un equipo perfecto.

Obvio, no todo fue de color rosa. Si bien los dos tenían una buena relación, también hubieron tiempos difíciles. Por ejemplo, Xin Yuan, a casi llegados sus trece años, tenía facilidad para meterse en problemas y en peleas con los aprendices de los demás maestros de la montaña Xiang.

La zona en la que vivían era cercana al palacio, un espacio aislado a lo alto de la montaña, rodeado de árboles de bambú, donde nadie podía molestarlos. Sin embargo, eso no evitaba que cada tanto se encontrara con otras personas y discípulos en zonas comunes aledañas. El lugar de entrenamiento de los demás era cercano a donde ellos vivían, estaban ubicados montaña abajo. Era una área de entrenamiento, algo así como una academia en donde varios maestros vivían cerca a sus discípulos.

En el centro había varias cabañas y pabellones, sitios donde se quedaban los maestros y discípulos a entrenar. Más abajo de la montaña, a menos de un li, se encontraba la casa de soldados, zona donde estos entrenaban también.

La cabaña del príncipe Xiang Shen era algo más grande y cómoda que la del resto de maestros y discípulos, a pedido de su padre, pues Xiang Shen nunca hubiese deseado más que el resto. En cualquier caso, el pabellón estaba ya construido y no había más para hacer, lo que generaba envidia a los demás. Como no podían meterse con Xiang Shen, se metían con su discípulo. Estos otros jóvenes tenían maestros mucho más adultos, creían que eran mejores, insultaban a Xin Yuan, lo agredían y humillaban. Tenían el objetivo de hacerlo sentir patético, o como un chico con mala suerte por entrenar con alguien joven como el heredero. Estos malos tratos enfurecían al niño y se desarrollaban peleas de puños y patadas.

Tras los altercados, Xiang Shen le enseñó y ordenó al pequeño, de ahora trece años, que no debía atacar si no era atacado él primero. Los comentarios inútiles debían ser ignorados, eso mantendría al cuerpo y la mente en calma. Eso sí, fue apenas a los quince años que Xin Yuan dejó de meterse en tantas peleas, cumpliendo por fin con los deseos de su maestro.

Ambos solían realizar actos bondadosos fuera y dentro de su reino, ayudaban a quien lo necesitara, no pedían recompensas y se ofrecían como voluntarios, ya fueran bestias o demonios. Siempre se podía contar con la grulla dorada que los guiaría hacia los cielos, Xiang Shen, y su guardián.

Las experiencias obtenidas por los jóvenes aumentaron, elevando su energía espiritual y sellando una amistad inquebrantable. Xin Yuan aprendía rápido, sus artes marciales y energía espiritual eran de las mejores del reino, cosa que a nadie le impresionaba demasiado; después de todo, era el discípulo del candidato a inmortal.

Fue en esos buenos tiempos que Xiang Shen le regaló a Xin Yuan una espada negra. Era su cumpleaños número dieciocho, su maestro quería regalarle una espada digna de admiración. Le mandó a forjar un arma especial para él, la cual, desde ese entonces, Xin Yuan aprendió a usar y utilizó sin descanso. Era el objeto más preciado para él, nunca se separaba de ella.

Los recuerdos se esfumaron poco a poco, Xiang Shen observó la espada con melancolía. Ella los acompañó por muchos años y por muchas situaciones, por supuesto que eran recuerdos preciados para él, y, al mismo tiempo, dolorosos; sentía que lo lastimaban. Recordar era algo que solía gustarle, pero en este momento lo sentía diferente. Tenía el objeto más preciado de ese hombre en sus manos, esa espada significaba mucho para ambos, la posible respuesta de por qué Xin Yuan la dejó en el suelo no paraba de torturarlo.

—No quiero caminar así por la calle, mi cara es un lío —dijo, formando un rostro complicado.

«He escapado por tanto tiempo. Cuando renací, creí que mi libertad duraría hasta el fin de mis días, que recuperaría esos tres años de recuerdos, que viviría tranquilo y recordando los buenos momentos. Tal vez soñé demasiado, quizás mi destino sea vivir con mala suerte y morir».

Caminó por los techos y ocultó su base de cultivo. Era algo que hacía por costumbre, mas ahora, con esa semilla dentro, podría llamar la atención de cultivadores, ninguno podría ayudarlo. Lo confundirían con un demonio e intentarían asesinar, sino tratarían de quitar esa semilla de modo violento con tal de evitar el desenlace final. Cuantas menos personas lo vieran, mejor.

Rápido, y sin mucha charla, compró lo que vio necesario para el viaje. Algo de alimento y botellas de agua eran lo más importante, más que nada conociendo el débil cuerpo que le tocó cuidar. Luego siguió en solitario por el sendero que guiaba al camino hacia el bosque. Si seguía recto en esa dirección, se toparía de frente ante el puente de Rong, sin necesidad de ir hacia más pueblos y hacer paradas innecesarias.

Si no mal recordaba, en Rong existía un lugar llamado Fuente de Contrato. No era difícil llegar, y no era una fuente en sí. Lo que sabía es que allí, aunque estaba obviamente prohibido, se podían invocar demonios para contratar. No planeaba hacer eso, buscaba que se abriera un portal para colarse en su mundo. No temía perderse, confiaba en lo que hacía. El artefacto en sus manos no reaccionaba al querer buscar a Xin Yuan, eso debía significar que estaba en el mundo demonio, allí seguro sí reaccionaría y lo encontraría.

—De alguna manera, es bueno haber leído y estudiado tanto en el pasado. En cuanto Xin Yuan me perciba en el mundo demonio, vendrá a mí, no tengo dudas. Dijo que era el líder de los demonios terrestres, así que debe tener su propio palacio allí, o una casa, ¿uh? —De repente, una espesa niebla lo rodeó. Apenas eran horas de la tarde, ¿cómo podía estar tan oscuro?—. ¿La guarida de una bestia? ¿Quién es? —preguntó sin miedo.

No creía que fuera demasiado peligroso, ni siquiera había intenciones asesinas en el aire o energía que lo amenazara. Siguió su caminar con la guardia alta, en esas circunstancias era mejor ir rápido y salir del bosque sin buscar problemas. La cosa es que no todo era como pensaba, la niebla comenzó a ser cada vez más densa y no parecía poder salir. Incluso se percató de que estaba caminando en círculos: estaba perdido.

—Es una ilusión... ¿Un sello trampa?

De inmediato, se dio cuenta de que los árboles eran iguales y que el camino no cambiaba. Por otro lado, las plantas reaccionaban al viento, que se movía hacia el norte. Siguió la corriente, creyó que quizás conseguiría encontrar la salida de ese modo. Al llegar a cierto punto, el viento se redireccionó, algo hecho a propósito, como si alguien estuviera cambiando la dirección de la salida para encerrarlo. «¿Me está guiando o me está encerrando? ¿Qué quiere?».

Al caminar por casi medio shichen en círculos, su pecho empezó a contraerse, su cabeza le pesaba el doble de lo normal y sus piernas se sentían como si hubiera corrido por toda la noche. Se irritó ante su situación.

—¿Quién es? ¿Qué quieres?

Antes, no importaba cuánto hablara a solas, su voz era lo único que se escuchaba. En esta ocasión, el espectador y culpable esto soltó una risa corta, como si no se hubiera podido aguantar.

—¿Qué quieres de mí? —preguntó de nuevo, a punto de perder la cabeza.

Y la voz contestó:

—¿Qué quiero de ti? La verdad es que no quiero nada de ti, pero hay alguien que sí te necesita, y yo no tengo más remedio que mover mi trasero para capturarte. Siempre haciendo el trabajo sucio —se quejó.

El cuerpo completo de Xiang Shen sintió un escalofrío y sus pupilas se encogieron. Quien lo buscaba era el dueño de esa semilla dentro de él, ¿no? ¿O había alguien más? ¿Por qué de repente lo buscaría? O mejor dicho, ¿por qué no se lo llevó en su momento de debilidad? El momento en el que esa semilla despertó hubiera sido ideal para llevárselo, dado que quedó inconsciente. Ahí fue que lo comprendió. «¿Fue Xin Yuan quien alejó al culpable en ese momento? ¿Xin Yuan se llevó a ese demonio y por eso dejó la espada? Si hay alguien capaz de arrebatársela... ¿O la dejó para que me la quede? Si no es eso, estamos hablando de alguien muy peligroso», intuyó.

Su corazón latió con fuerza, no sabía cómo sentirse. Su discípulo no traicionó su confianza, Xin Yuan debió haber estado en problemas, o eso quería creer. Era mejor que aceptar que su discípulo colocó una semilla dentro de su cuerpo y ahora no se atrevía a aparecer frente a él.

—¿Quién eres? —preguntó, en un tono calmo.

—Tú no me conoces, pero yo te conozco muy bien.

—¿Qué quieres de mí? Eres un demonio, ¿cierto?

Al estar atrapado en una ilusión de alto nivel, Xiang Shen no lograba percibir ningún tipo de energía. Tampoco podía ubicar de dónde provenía la voz, la cual, considerando la espesura de la niebla, no debía de estar tan lejos, de lo contrario, sería difícil de escuchar.

—Acertaste, soy un demonio. Wu He, líder del viento. Es un gusto que por fin puedas conocerme.

—¿Qué quieres de mí?

—Quiero que mueras. Si tú mueres, el dios demonio, Nangong Ju, perderá más poder. Ha vivido demasiado, es hora de que alguien tome su lugar, ¿no crees?

—¿Tiene algo que ver el dios demonio conmigo?

—Estás muy desinformado, pensé que tu perro te diría todo. Quizás fue tan cobarde que huyó con su cola metida entre las patas, perro inútil. —La voz sonaba con genuina desaprobación. Tomó aire y añadió—: Como sea, no es mi intención contarte nada, no es mi trabajo. Voy a matarte y terminar con todo.

—¡Atrévete! —amenazó Xiang Shen, cansado de que los demás lo trataran como menos.

—No es necesario que vaya, él lo hará por mí.

La escasa luz que ingresaba entre la niebla dejó ver una silueta que se acercaba despacio hacia él. Iba con la cabeza baja, serio, como si fuese un muñeco andante. Cuando esa figura llegó a su campo de visión, se tambaleó: reconocía a la persona ante él, lo que lo obligó a dar dos pasos hacia atrás.

—No, es una ilusión, no es real. Xin Yuan no estaría aquí para hacerme daño.

Fin capítulo 21.


Buenaaasss~ 🤗🤗

Un poco de historia del pasado para comprender mejor a los personajes nunca cae mal, ¿no? Jsjsjs, a mí me encanta escribir este tipo de capítulos, en donde se mezclan recuerdos y situaciones actuales (no sé si lo hago bien pero bueno, pues se intenta jsjsj) Eeen fin, espero que se haya entendido y que no haya sido pesado jsjs, ¡muchas gracias por estar aquí, los quiero muchísimo! *abracito 💖💖💖

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