Pasó un largo rato caminando en el bosque e intentando llegar al próximo pueblo, Xiang Shen sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. Al cabo de un momento, su estómago se contrajo y sintió un dolor agudo en su abdomen, luego estornudó.
—¿Qué demonios? ¿Al final sí me resfrié por un baño? Maldita sea... Qué dolor... Y tengo... mucha hambre —se quejó, abrazando su propio cuerpo.
En realidad, no tenía fiebre, era el mal estar por el hambre y el cansancio que este le provocaba. Su resistencia era terrible, le daba hambre en un corto período de tiempo sin necesidad de realizar demasiado ejercicio, como si fuera un niño en crecimiento. «Antes, podía estar días sin ingerir alimentos, andar mucho tiempo por caminos largos y agotadores, soportando una posesión de quién sabe dónde. Ya no soy ni siquiera capaz de aguantar mi propio peso. Aún es joven, ¿por qué no me haces el favor y resistes?», se quejó otra vez.
Aunque él murió cerca de sus treinta y cinco años, había que recalcar que, al ser un hombre que manejaba la energía espiritual hasta el punto de ser llamado futuro inmortal, su estado físico era muy bueno, por no decir excelente. De hecho, siempre mantendría una apariencia joven e impecable; si llegaba a los quinientos años, su aspecto no cambiaría demasiado. Por eso mismo, su cuerpo era mucho más resistente, estaba acostumbrado al cultivo espiritual de su nivel. En el interior, sabía que el pobre cuerpo actual hacía lo posible por soportar esa carga espiritual.
Negó con la cabeza e intentó dejar el tema del cuerpo de lado. Cuanto más pensaba en eso, más dolor de cabeza le daba, y no era para nada la idea que tenía.
Al cabo de un shichen, atravesó el puente que dividía los reinos. Grata fue su sorpresa al ver que allí no había guardias custodiando la entrada. Bueno, a decir verdad, Huang era un reino amigable y receptivo con los extranjeros, a diferencia de Rong, donde eran muy quisquillosos y arrogantes.
Más pronto que tarde, llegó a una ciudad. Sin dudas, era el hogar perfecto para los mercaderes, un sitio seguro, con mucha gente noble y con grandes negocios. Al estar tan cerca de Xiang, era la predilecta para intercambios de mercadería; puede que las personas del carruaje con las que se encontró el primer día que renació fueran personas de ahí.
Dejando todo esto aparte, el aspecto de Xiang Shen no se veía nada bien. Su espalda estaba curvada por el dolor de estómago, sus brazos sostenían su abdomen, como si hubiese comido algo que le cayó mal, y sus ojos se entrecerraban. «¿Es normal que duela tanto? ¡Qué maldita hambre! Las necesidades humanas son muy negativas en los viajes... El que me diga que no, ¡que venga a conversar conmigo, le ayudaré a acomodar su cabeza gratis! ¿Cómo demonios no pensé en comprar algo para el camino? Incluso con dinero encima soy imbé...». Suspiró, resignado y sin terminar de insultarse.
Buscó un lugar para comer, no importaba dónde fuera, quería tragar energía. Las monedas que Xin Yuan le dejó eran muchas, pero quería ahorrar lo máximo posible para comprar su arma espiritual. Con una de esas, tendría algo con qué empezar a trabajar después de desbloquear sus recuerdos. Podría realizar trabajos caros, batallar contra bestias, viajar y entrenarse; ya quería que ese momento llegara.
—Al menos podré dormir en un sitio limpio y tranquilo esta noche, ¿cierto? No quiero dormir en las calles... —Buscó en los alrededores al mismo tiempo que sus tripas gruñían.
Encontró donde comprar comida, no tardó mucho en hacerlo. Mientras comía a gusto unas bolitas con relleno de carne caliente, observaba de cerca las tiendas. Estaba muy sorprendido, antes, solo en Rong y en otras tiendas limitadas podía encontrar armas decentes, mas ahora, viendo bien de cerca, las armas que vendían allí no eran nada malas.
—Voy a comprar una aquí. Con estas ropas, nadie dirá que soy un ladrón. —Se rio de sí.
Cuando por fin encontró una tienda que le llamó la atención e ingresó, notó que dentro había muchas personas; algunas eran mujeres que, desde lejos, se veían muy buenas luchadoras. Conocía ese negocio, solía estar reservado a nobles y personas de altos puestos, y no a cultivadores ordinarios de bajo nivel, clientes que pudo ver comprando ahí. La estética era muy distinta, mucho más limpia y con menos tonterías tiradas que en el pasado. La pregunta de siempre invadió su mente: ¿cuánto podía cambiar el mundo en nueve años?
Xiang Shen analizó las espadas y a cada una de ellas le sacó algo malo. «Muy larga, muy pequeña, demasiado pesada, la hoja no está bien así, no es espiritual...».
De repente, sintió una gran mano tocar su abdomen y abrazarlo. No sabía muy bien por qué, pero su mente se imaginó a Xin Yuan, incluso vio su cara tonta y burlona, que esperaba una reacción de él para partirse de la risa por un rato. La cuestión es que no estaba en su antiguo cuerpo, ya no era tan alto e intimidante, sino un joven que fue abusado en mil ocasiones en su antiguo hogar. Se olvidó por completo que debía cuidar mejor su trasero. Además, en cuanto sintió la manera de tocar y la forma de la mano, enseguida se percató de que ese no era su discípulo. Una respiración desagradable se escuchó en su oreja, mas esa persona nada llegó a hacer, Xiang Shen se movió tan rápido que no le dio la oportunidad. «Este imbécil quiere morir», pensó.
—¡Qué mierda tocas, atrevido, depravado! —exclamó, llamando la atención de todo el mundo allí dentro.
Todos le miraban. Gracias a eso, las manos del tipo se retiraron más veloces que un rayo. No esperaba que gritara así, supuso que, siendo un joven flaco y sin nada qué destacar, al estar entre un montón de cultivadores fuertes o al menos de un nivel de núcleo elevado, le temería y no diría nada. Justo ocurrió lo contrario, eso hizo que se sobresaltara.
—¡¿Q-qué te pasa, quién te conoce o te ha hecho algo?! —gritó el hombre robusto, de piel clara y barba corta y negra.
—¡¿Te haces el imbécil?! —¿Ese miserable podía ser tan descarado que hasta se hacía el idiota?—. ¿A quién crees que estás tocando? ¡Sucio, depravado, asqueroso!
Nunca en su vida tuvo que pasar por el acoso, jamás se le presentó una situación así. Era tan desagradable que podía dar vuelta a sus ojos y vomitar sangre del asco que le daba.
—No sé de qué hablas, niño. —Sonrió.
Xiang Shen esperaba que la gente lo apoyara, estaban ante una escena de acoso, ¿por qué nadie decía nada? Se limitaban a observar, algunos de reojo, otros murmuraban y se alejaban, eso le hizo sentir mucha impotencia. No era un joven del que pudieran abusar, no se iba a dejar intimidar, así que levantó su mano y señaló al sujeto.
—¡¿Piensas que...?!
Una voz interrumpió a Xiang Shen.
—¡Niño, te lo advierto, no dejes en ridículo a mi cliente!
Era nada más y nada menos que el dueño de la tienda. Probablemente, estos dos eran amigos, sus apariencias eran similares.
—¿Usted dejará que esto se quede así? Este maldito estaba tocándome sin mi consentimiento, ¿es ese el tipo de establecimiento que usted maneja? ¡Qué vergüenza!
Ahora entendía por qué nadie se atrevía a meterse en el problema. Si eran amigos, nadie iba a querer pelearse con el jefe de la tienda, las armas que vendía eran buenas; de pelearse con el jefe, perderían el acceso a ellas. A nadie le interesaba demasiado la justicia, por lo que Xiang Shen estaba por su cuenta en esto. No importaba, se largaría de allí, no era como si pudiera hacer otra cosa de todos modos; su consuelo sería que no le daría dinero a alguien tan imbécil como el dueño de esas armas.
Cuando el tipo que estaba junto a él se dio cuenta de que se daba la vuelta para retirarse, levantó su puño a una gran velocidad, con la intención de golpearlo por la espalda.
—¡Espera! ¡Primero arrepiéntete de tus palabras, pequeño niño! —Intentó detener a Xiang Shen.
El puño del gran hombre no llegó a impactar contra él, en un parpadeo, el bastardo quedó tendido en el suelo. Xiang Shen tenía la cara de espanto al igual que todos, ¡él no hizo nada! Atónito, pronunció:
—¿Xin Yuan...?
Regresó, por fin estaba con él de nuevo. Su corazón se calentó, sus ojos casi se llenan de lágrimas, ¿por qué? No entendía, o no quería entender, qué provocaba esas tremendas ganas de abrazarlo. Los ojos del demonio eran oscuros, la mirada tan fría que congelaba, pero hacia él siempre era cálida.
Xiang Shen aguantó un sollozo, ni siquiera podía hablar por miedo a que su voz saliera entrecortada. No soportaba separarse de su discípulo y, el verlo frente a él, lo tomó de sorpresa. Para variar, este cuerpo era incapaz de contener las lágrimas, eso le dificultaba ocultar sus sentimientos. Quizás se debía a que el cuerpo era joven y su corazón, blando; el querer llorar por ser auxiliado era su mejor defensa.
—Xin Yuan... —llamó.
—¡¿Te ha hecho daño?! ¡¿Dónde más te tocó?! —Xin Yuan lo acercó a él, abrazándolo por la cintura mientras analizaba una de sus manos; de verdad estaba preocupado.
Xiang Shen ya no pudo decir más nada, estaba con la boca abierta. Cubrió su frente con su mano disponible, como si le doliera el hecho de pensar.
—Yo... Él... Él y yo... —Las palabras confusas asustaron a Xin Yuan, además de sus ojos rojos.
Ignoró a todos, cargó a Xiang Shen en sus brazos y se retiró de un salto. «¡¿Qué?! No me he hecho daño, no soy un inválido», gritó por dentro. Por culpa de la altura, el vértigo comenzó a atacarlo.
—Te llevaré lejos, ya todo está bien. Si te sientes mareado, puedes abrazarme fuerte.
Tal y como dijo el mayor, se abrazó con fuerza a su ex discípulo en lo que era llevado hacia una posada, de la cual, por lo visto, Xin Yuan ya había alquilado una habitación. Esta vez, no ingresó por la puerta, sino que entró por la ventana.
—Tú... ¿Por qué te fuiste? —cuestionó Xiang Shen, algo dolido todavía.
—Alguien que no quería ver regresó. Tenía que asegurarme de que estuviera lejos.
—¿Quién es? —preguntó, en tono suave.
—Es alguien peligroso. No he podido encontrarlo, lo único que sé es que ha regresado.
—Um... Entiendo —dijo Xiang Shen, aún en los brazos ajenos—. Em... Puedes bajarme, ya te dije que no soy un niño para que me cargues así, y... —No le fue permitido terminar de hablar, ya que un dedo de Xin Yuan fue colocado sobre sus labios. Una expresión entristecida y preocupada se hacía notar en el hermoso rostro.
—¿Él te tocó? ¿Te hizo algo?
—Me abrazó, no llegó a hacer nada más... Yo... —No podía decir que reaccionó lento porque creía que podía ser Xin Yuan, sería muy vergonzoso. Por lo tanto, quedar como alguien lento era mejor—. Me di cuenta muy tarde de sus intenciones, me asusté.
Xin Yuan se relajó.
—¿No te tocó más que eso?
—No, no me tocó nada más, ¿por qué eso debería importarte?
—¿No sabes por qué?
Xiang Shen elevó sus cejas. No dijo nada por un momento largo, temió que él hubiera descubierto su identidad, lo que no era muy difícil de asumir. La prueba más clara era el artefacto de recuerdos, ¿por qué la tendría un joven cualquiera? ¿Xin Yuan se portaría así de amable con cualquiera? Nunca pensó en eso con detenimiento, cosas como "pudo haber sido una coincidencia que este cuerpo encontrara el artefacto, ¿por qué no?", le aliviaban el pensamiento de "¿él sabe quién soy?".
Muchos pensamientos volaron por su cabeza, y ninguno tenía una respuesta. Esperó para ver si la reacción de Xin Yuan cambiaba, pero la posición de ambos, uno expectante al otro sin quitar la mirada, hacía que su mente se quedara en blanco.
Xiang Shen, por fin, respondió:
—Yo... no estoy seguro del porqué. Eres un demonio que me ha encontrado por tener un artefacto con las mismas características que el tuyo, solo sé que eres un buen tipo.
—Está bien. Lo que no quiero es que te dañen.
Xiang Shen hizo un tic con un ojo, por lo que el demonio lo dejó de pie y sacudió un poco sus hombros, como si quisiera quitar el polvo o la suciedad casi inexistente.
Luego de esos cortos movimientos, Xin Yuan se preparó para hablar, su mano se dirigió al corazón, como si quisiera sentirlo palpitar. No obstante, no pudo decir nada, pues, en el acto, Xiang Shen cayó de rodillas, sujetando las arrugas de la ropa que cubrían su pecho. Sentía un dolor punzante y sofocante, una terrible sensación de sus músculos siendo arrancados, mas no percibía el dolor que esto supondría. Energía sumamente descontrolada salía de él, era energía demoníaca, de color negro y maligna hasta los huesos. Salía despedida como vapor, sus músculos ardían; no era doloroso en sí, sino muy molesto. Le parecía tener dificultades al respirar, aunque él respiraba con normalidad. Las sensaciones eran brutales, apenas podía pensar con claridad.
—¿Qué... me hiciste?
Cuando dirigió su mirada a Xin Yuan, se percató de que el hombre lo llamaba, estaba arrodillado junto a él, sosteniendo su cuerpo para que no cayera del todo. ¿Xin Yuan no había sido el causante? ¿Qué pasaba con él?
Xin Yuan estaba pálido, le gritaba, y era imposible escucharlo con estas sensaciones dentro.
—Xin Yuan, duele... —intentó decir.
—¡¿Dónde estás?! ¡Déjalo ir! —Buscó el demonio con la mirada, recorriendo la habitación con ella.
Xin Yuan sabía quién era el culpable. Sin embargo, en esa habitación no había nadie más que ellos dos. El demonio no se rindió, mientras sostenía el cuerpo de Xiang Shen, analizó y analizó el entorno. Intentó por todos los medios evitar que ese algo le hiciera más daño, pero la criatura ya se había adelantado.
Fin capítulo 19.
Holiiiss~
¿Qué ha pasado exactamente? 😱 No lo sabemos no lo sabemos, lo que sí sabemos es que Xen Yuan debe proteger al Xiāng Shén en problemas, esperemos que lo consiga :'D 💔
¡Muchas gracias por leer el capítuloo! 💖💖💖
¡Recuerda seguirme por mis otras redes!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro