Capítulo 17 - Camino despejado ante dos viajeros, estrechando viejas amistades
Nueve años, nueve largos años pasaron desde su muerte, o quizás más. Su corazón se aceleró, su piel se asemejaba a la de un fantasma, no sabía qué contestar. Deseaba que Xin Yuan no notara su sorpresa o su malestar, pues, cuando intentaba calmar su estado de ánimo, él otro lo notaba. «¿Tanto ha...? ¿Tanto tiempo...? Esto es malo, pueden pasar muchas cosas en nueve años».
Creía que no habrían transcurrido ni cinco años, bueno, ese era su máximo, esto a juzgar por la reconstrucción de la ciudad principal de Xiang. Las construcciones eran rápidas, y con todavía el doble cuando se trataba de palacios o casas nobles. Los pueblos y ciudades se conseguían remodelar en poco tiempo si se lo proponían, por eso cinco años era más que suficiente para esto. Creyó que no habría pasado más, y resultó que pasaron nueve años, casi una década. ¿Qué había hecho durante ese tiempo Xin Yuan? Claro que no podía preguntar así como así, mas no iba a negar que quería saberlo.
—¿Qué miras tan asombrado?
—Es que... es mucho tiempo —expresó el castaño, con las cejas caídas. Antes de que el demonio pudiera decir algo más, se reafirmó sobre sus pies—. Si eres perseguido por ser un demonio, ¿por qué trabajaste en equipo conmigo? Soy un humano, podría delatarte, ¿no tienes miedo?
—Tienes un artefacto como el mío, los recuerdos son similares el uno con el otro y me ha guiado a ti. Quiero ir contigo a desbloquearlos. Nunca pensé que me delatarías, por eso no temí ni temo ser delatado.
—Para dejar las cosas claras, Xin Yuan, no te delataré. —Se rio. La anterior sinceridad de su compañero fue tierna—. Y me interesan estos recuerdos. Espero que puedas guiarme, sin engaños ni traiciones.
—¿Aún crees que estoy reforzando una amistad para poseer tu alma?
—No dije eso, y no lo he pensado así. La cuestión es que, Xin Yuan, aunque lo creyera, tendría mis razones.
—Lo comprendo, no te preocupes. No haré nada contigo.
—Confío en eso. —Sonrió el humano.
Xin Yuan llevaba un semblante serio, dio un largo pestañeo y suspiró, como si se sintiera, o quisiera sentirse, más calmado y a gusto con la situación. La relación entre ambos no debía ser confusa o sospechosa, llevarían a cabo un viaje. Puede que no fuera largo, pero debían estar juntos por largos e incómodos shichen, ninguno de ellos quería ocasionarle problemas al otro.
Xin Yuan se dirigió a su compañero de habitación.
—Pagaré una noche más, vamos a buscarte algo de ropa, comer bien y descansar por hoy, ¿qué dices?
—No —negó a gran velocidad Xiang Shen—. No quiero deberte dinero. Además, ya es de noche, ¿qué planeas encontrar a estas horas?
Xin Yuan soltó una carcajada, ¿por qué siempre pensaba que le debería? Este joven, aparte de desconfiado, se veía que era alguien que no tendría demasiados amigos a lo largo de su vida.
—Será un regalo, ¿entiendes? Un regalo. Y por la hora no te preocupes, acaba de caer la noche y conozco un sitio que está abierto.
La expresión de Xiang Shen cambió al instante. La palabra "regalo", o "gratis", era mucho más agradable que cualquier otra cosa, más en la situación en la que se encontraba en este estado; ni siquiera tenía ropa con la que vestirse mientras la que llevaba se secaba.
—Está bien —aceptó—. No tengo qué ponerme en lo que estas prendas se secan, y no veo ropas de cambio por aquí.
—Podría ir y buscar algo por ti al piso de abajo, deben tener cambios ahí.
—Tú también estás empapado.
—No me preocupa, deben tener prendas para prestar. Ve a darte un baño caliente, yo iré a buscar algo que pueda ser útil para ambos, no quiero que enfermes.
Xiang Shen no quiso mirar al rostro de Xin Yuan. ¿Por qué eso sonaba tan cálido? No, eran ideas suyas, estaba feliz de volverlo a escuchar decir: "buscar algo por ti". Xin Yuan solía ser el que se encargaba de los mandados, era una costumbre, y daba la impresión de que hubiesen pasado siglos desde que no lo escuchaba decir eso.
—Está bien, lamento la molestia. Me bañaré primero, cuando regreses, deja la ropa en la puerta.
Sin dejar que el otro contestara, caminó rápido hacia el baño y entró. De inmediato, se escuchó salir de la habitación al demonio, dejando en solitario el alrededor. Xiang Shen suspiró aliviado: no quería avergonzarse, no quería abrazar esa calidez que Xin Yuan le transmitió como discípulo. Eso no era más que una ilusión a la que no quería apegarse. El demonio lo acompañaba por tener ese objeto de recuerdos, de lo contrario ni lo miraría. Pensar en él como discípulo, o como si tuvieran aquella estrecha amistad, era una fantasía a la que se apegaba.
—Ni siquiera sabe que soy yo. —Se dio dos golpecitos en la cabeza, como si quisiera razonar—. Basta, recordar es torturarme.
La estética del baño lo ayudó a despejar sus pensamientos. La posada era descuidada en general, por lo que sería lógico suponer que los baños serían igual de feos, y, para su sorpresa, eso era quizás lo mejor que tenía para ofrecer. Antes de irse a bañar, se quitó la ropa humedecida y la colocó cerca de la ventana para que se secara, luego regresó al baño para terminar con lo que había empezado.
El agua estaba climatizada, lo que ayudó a que fuera un verdadero placer limpiar su cuerpo. Con eso, y los jabones perfumados que había en su disposición, se sentía como un príncipe otra vez. Fijándose bien, y dejando de lado lo negativo que se había presentado, el lugar ofrecía bastantes cosas, no era tan malo después de todo.
No duró más de medio shichen en el baño, mas, ¿no se suponía que Xin Yuan solo saldría a buscar un cambio de ropa y lo dejaría en la puerta? ¿Por qué demoraba tanto? Estaba sintiéndose afiebrado por el calor del agua, no podía esperar más y ese muchacho no hacía acto de presencia. Ese cuerpo no era ni la mitad de resistente que su cuerpo anterior, ¿por qué un baño de agua caliente le resultaba peligroso? «Voy a terminar por desmayarme si sigo en el agua, ¿a dónde se fue?».
—Maldita sea, ¿habrá pasado algo con esos viejos? —se preocupó en voz baja.
Al final, se levantó y secó su cuerpo con una gran toalla blanca para salir del baño. La preocupación de que algo pudiera haber sucedido por su culpa lo atormentaba, pensaba ponerse la ropa húmeda y salir en busca de Xin Yuan.
—¿Por qué? —reflexionó, observando su nuevo cuerpo, con la toalla cubriendo sus caderas y sus manos temblorosas—. ¿Por qué siento esta incomodidad? Sé que mi cuerpo es más pequeño y débil, lo que no entiendo es por qué siento que es vergonzoso mostrarme. No quiero que me vea, no importa si podía bañarme junto a él, ya no podría.
Observó sus manos, como si ellas fueran a darle una respuesta. Justo cuando estaba por suspirar para tomar las ropas que estaban secándose cerca de la ventana, el sonido de la puerta lo sobresaltó. ¿Podía tener peor suerte? Estaba en medio del cuarto, con la toalla blanca cubriendo su zona inferior, su pecho y cabello aún humedecidos a plena vista, y a eso había que sumarle su cara roja de vergüenza.
—¡T-tira la ropa hacia aquí y deja que me vista!
Xin Yuan se quedó paralizado, no había hecho nada malo, ¿o sí? No supo qué decir. Al escuchar ese grito casi desesperado, se limitó a bajar la mirada y dejó las ropas en la cama, como si hubiera sido culpable de un acto delictivo grave. Sin mediar palabra, y sin atreverse a levantar la vista, se retiró del cuarto. «Ambos somos hombres, ¿no? ¿Qué hay de malo que no puedo ver?», se cuestionó el demonio.
Xiang Shen por fin pudo respirar. No quería verse patético ante nadie, y le molestaba tener reacciones como esa. Esa era su realidad, su cuerpo, debía aceptarlo y cuidarlo. «Aunque no crezca mucho, puedo entrenarme». Al pensar en eso, se sintió aún más idiota. Xin Yuan lo vio pasar por las mejores y peores etapas de su vida pasada, ¿y le incomodaba que lo viera en un cuerpo hambriento y pequeño? No tenía sentido, lo sabía, su discípulo lo cuidó por tres años. En ese entonces, él era un juguete sin mucho control del que Xin Yuan se encargaba de alimentar y bañar. ¿De qué se avergonzaba? ¿Tenía esto algo de sentido? Quizás, no quería verse como alguien débil ante él nunca más.
Tras colocarse la ropa que consiguió, Xiang Shen abrió la puerta.
—Ya... He terminado. Lamento lo de hace un momento, me asusté.
—Está bien, ya no pienses en eso —dijo, en tono divertido.
Xin Yuan también iba a tomarse un baño. No dijo ni una palabra más, pues no quería inquietar al joven, al menos no más de lo que ya estaba. Se dirigió hacia el lugar con una mirada feliz, como si quisiera decir: "no pasa nada, te asustaste, no hay que temer, no voy a comerte".
Al finalizar con el baño, bastante rápido, a decir verdad, Xin Yuan sonrió con pena. La ropa que le entregaron como préstamo le quedaba un poco corta, por otro lado, a Xiang Shen le quedaba perfecta.
—Es tiempo de un cambio, conozco el mejor lugar para lo que buscamos, sígueme.
Xiang Shen tomó la iniciativa de seguirlo, Xin Yuan se notaba tan seguro que cualquiera diría que vivía en ese pueblo pesquero. ¿Qué sitio estaría abierto a estas horas de la noche? Miró a los ojos negros y morados de su ex discípulo, que observaban fijo hacia delante y sin titubear.
El silencio empezó a incomodar a Xiang Shen, quien quería contar alguna cosa, pero no había nada interesante. Pensó en preguntar lo primero que se le viniera a la mente.
—Vi que llevabas un libro en tu ropa, no lo dejaste ni secar, ¿de qué trata?
Cuando llegaron empapados a la habitación, vio eso. No le tomó importancia en ese instante, la cosa es que la curiosidad en cuanto al demonio nunca dejaba de crecer, por lo que no pensó que fuera malo preguntar.
—¿Esto? —Xin Yuan elevó el libro—. Es un libro de magia demoníaca, hay cosas que aún no sé, y, como líder de los demonios terrestres, debo informarme más.
La expresión de Xiang Shen cambió a una que decía "oh, así que era eso". Quizás era porque no se lo esperaba, Xin Yuan nunca mencionó que era el líder de los demonios de tierra por su cuenta. Desde que Song Yu lo mencionó, no parecía querer ocultarlo.
—¿Cómo se seleccionan los líderes? No creo que sea algo fácil, y para ti... Quiero decir, fuiste un humano, ¿no tienes problemas con tus seguidores?
—De hecho, no tengo seguidores. Yo manejo las reglas, y si alguno tiene algo qué decir, basta con tener un duelo para bajarlos a la realidad. Allá, quiero decir, en mi mundo, domina el más fuerte, nadie me ha logrado despojar hasta ahora. Aunque, en realidad... —Contó con los dedos—. Me han retado tres veces en estos años.
—Eso es bueno. Por como eres, considero que eres buen líder, sabes cómo manejar las cosas. Confío en que estás haciendo un gran trabajo.
—Oh... Crees que soy un buen líder, me hace feliz escuchar eso. ¿Sabes? —dijo, en tono más bajo—. De no ser porque mi maestro luchó tanto en vida por mí, no sería capaz de haber llegado tan lejos.
Eso sí que era raro. Que Xin Yuan mencionara a su maestro por sí mismo, era algo fuera de lo común, siempre evitaba ese tema, dado que era una herida no sanada. Incluso los demonios acuáticos lo sabían y lo usaron para provocarlo.
La cara de Xiang Shen quedó seria. Por dentro, su corazón se movió a gran velocidad. A pesar de que intentaba dejar atrás aquella época, de una manera u otra, volvía a él, con recuerdos que lo hacían querer llorar en los brazos de su discípulo.
—Me alegra mucho que pienses que soy un buen líder —repitió, con tono burlón, como si quisiera cambiar el aura que los rodeaba.
—En fin, ese lugar que mencionaste, ¿dónde es? —Cambió de tema, sin mirar demasiado a su compañero.
—Tú deja que te guíe, no está lejos y sé que te gustará. Además, nada es muy lejos en este pueblo.
Ambos caminaron un corto rato por las calles. Por suerte, en la parte central no se llegaban a ver los pescadores con los que discutieron, lo que hizo que Xiang Shen se sintiera mucho más calmado.
—Es aquí —mencionó Xin Yuan, señalando con un dedo a la puerta de madera frente a ellos—, este sitio no está nada mal.
—Pero... —El joven observó—. Esto es un sastre, no una tienda de ropa, ¿no ibas a comprar prendas ya hechas?
—No, creo que lo mejor será que tú elijas qué estilo quieres, qué tela es mejor, entre otras cosas. Sin mencionar que un traje hecho a medida es mucho más cómodo que uno hecho para cualquiera.
—Habrá que esperar a que estén terminados.
—Está bien, de todos modos, esta noche íbamos a quedarnos en la posada.
—¿Supones que terminarán de hacer la ropa en un día? —cuestionó, eso sonaba un poco imposible—. ¿Por qué mejor no vamos a comprar a una tienda normal?
—No te preocupes, sé que esta persona hará los trajes para mañana. Él trabaja por las noches, y por el día duerme y toma pedidos. Aparte, no suele tener muchos clientes.
Xin Yuan no esperó la respuesta de Xiang Shen y abrió la puerta chirriante de madera.
—¡Espera! —exclamó—. ¿Cómo es que entras sin tocar?
Sus ojos se iluminaron al ver el interior, olvidándose de la pregunta anterior. Esta persona, este sastre, tenía varios maniquíes de madera vestidos, luciendo trajes de todo tipo, tanto casuales como de matrimonio y formales. Las esculturas eran hermosas, perfectamente talladas, y sus ropas, todavía mejores. Los ejemplos de lo que podía hacer eran de un estilo excelente, bueno, excelente para él: era uno que, en definitiva, hubiera comprado en su vida anterior.
¿Xin Yuan tenía sus mismos gustos cuando se trataba de ropa? Ahora que lo pensaba, ese hombre nunca vistió mal. Como eran parte de la familia real, nunca tuvieron que preocuparse por no tener ropa. Claro, no estaba contando esos últimos tres años que apenas recordaba, obvio que no sabría qué clase de ropa portarían en esos tiempos tanto él como su discípulo.
—¿Zhao Shen? —Se escuchó como un eco en la mente del joven castaño, era Xin Yuan, quien lo llamaba para llamar su atención.
—S-sí, aquí estoy.
Xiang Shen observó al sujeto que estaba en el mostrador, sus ojos se abrieron con sorpresa. ¿Ese no era uno de los sastres reales? ¿Qué hacía allí? ¿Qué hacía en una área tan apartada? ¿Qué lo llevó a vivir en un pueblo pesquero? Estaba atónito, sin saber qué decir, y tampoco podía preguntar; sería demasiado sospechoso. Este hombre, ya bastante mayor y anciano, era un fiel servidor suyo. ¿Su hermano lo habría echado del palacio después de lo sucedido?
—Yo...
—Él tomará tus medidas —intervino Xin Yuan, luego volvió a observar al envejecido señor—. Pagaré el triple si lo tiene listo para mañana.
Esas palabras iluminaron al sastre, las arrugas de su frente se dejaron notar cuando sus cejas se elevaron, era como si hubiera escuchado a un dios decir una bendición hacia su persona.
—Haré lo mejor. Sin dudas lo tendré terminado para mañana, mi buen señor, puede estar seguro.
Xin Yuan sonrió como si ya supiera que podía hacer eso y mucho más, lo que hacía ver que ofreció el triple a propósito. Por esta razón, las comisuras de los labios de Xiang Shen se elevaron, su mirada era suave y de aprobación.
—Deje que tome las medidas del joven caballero, ¿me permite? —consultó el sastre hacia Xiang Shen.
—Muchas gracias, dígame que hacer.
—Por aquí, por aquí —indicó hacia una habitación trasera.
Al ingresar en el sitio, Xiang Shen se quitó sus ropas exteriores y, pese a que tenía las finas interiores, algunos de sus moretones, no del todo curados, estaban a la vista. Le daba pena mostrarse así. El anciano no tardó en tomar sus medidas, y pronto terminaron de acordar el estilo deseado. Jubiloso, le dijo:
—Está terminado. Usted, aunque es muy delgado, tiene buena figura. Armar el traje para mi señor será un placer, no se arrepentirá.
Nunca le había dicho algo así, apenas hablaban. Se llevaban bien, tenían un trato cordial, y nunca tuvo la necesidad de decir "no se arrepentirá". Por supuesto que no lo haría, era el sastre real. Ahora, por como estaban las cosas, y por su situación, debía atraer a los clientes de esta forma, esforzándose al máximo en todo, incluso en la atención.
Xiang Shen se limitó a sonreír con cierta lástima, ya que no podía hacer nada más por él.
—Gracias, confío en su trabajo. Por cierto, la exposición de la entrada es hermosa.
Al salir, Xin Yuan no esperó nada para mostrarse risueño. Pagó la mitad de lo que costarían los dos trajes y, al día siguiente, le daría el resto.
—¿Cómo ha ido? —preguntó Xin Yuan mientras caminaban de regreso a la posada.
—Muy bien, él es un tipo amable.
—Por eso me gusta ir ahí. El dueño es amable y la calidad de sus telas y su mano precisa al crear es inigualable en varios li de distancia —afirmó—. Mañana pasaremos a recoger las ropas e iremos a la montaña, ¿estás de acuerdo?
—¿Montaña?
—¿No te lo dije? Tenemos que ir a una parte oculta de la montaña del reino Huang para desactivar los recuerdos.
—¡¿Del reino Huang?! —exclamó. Eso lo había impresionado. Todo este tiempo, creyó que su escondite estaba en Xiang.
—¿Por qué te sorprende tanto?
—E-es que —intentó explicar el castaño—. Nunca consideré que debía salir del reino para conseguir desbloquearlo.
—Bueno... Ya ves que sí. —Se burló, dando dos palmaditas en la espalda ajena—. ¿Será tu primera vez saliendo de casa, Zhao Shen?
—Cállate, es que no pensé que tuviéramos que caminar tanto. Si allí es a donde hay que ir, no me quejaré de la distancia y te seguiré —Al decir esto, recordó algo que era casi de conocimiento general—. Los demonios pueden utilizar portales para movilizarse, ¿por qué no acortamos el camino de esa manera?
No era una mala idea, Xin Yuan era un demonio y, como tal, podía crear esos portales, ¿no? El demonio bajó sus párpados y apretó los labios; no quería contestar esa pregunta, pero comprendía el razonamiento.
—Podemos crear portales, mas no es como si pudiéramos emplearlos como queramos. Si no hemos estado en el lugar al que queremos ir, es difícil generarlo.
—Entonces... ¿Nunca estuviste en esa montaña?
Xin Yuan no contestó, miró hacia el cielo, como si estuviera buscando una estrella o como si estuviera inmerso en un pensamiento profundo del que era difícil salir. Xiang Shen apretó los puños, muy nervioso por la respuesta, ¿por qué se tardaba tanto en contestar?
—He estado allí, y temo que mi energía sea localizada por más demonios. Prefiero caminar sin que nadie note mi presencia, no quiero que nadie conozca ese escondite. Después de todo, nadie sabe que estoy buscando desbloquear esto.
Eso fue como un balde de tranquilidad para Xiang Shen. Por un momento, su corazón se congeló, al igual que su sangre. No quería que Xin Yuan le mintiera sobre eso, menos sobre un lugar que sabía que era importante para los dos. Si le mentía, podía comprenderlo, solo que sería doloroso.
—¿Qué crees que tenga dentro? —preguntó Xiang Shen.
—Para empezar, ambos se complementan. Cuando obtuve este... —Frenó sus palabras, cuidando cada una de ellas—. Creo que es el mensaje de alguien valioso para mí. No, lo sé, es el último mensaje de esa persona para mí.
Xiang Shen sabía que se refería al antiguo Xiang Shen, es decir, él mismo. No recordaba haber creado los artefactos, pero si su alma guardó uno con él, era seguro, por ende, que haya dejado algo así para su discípulo. Eso le despertó otra duda, ¿tendría que ver con el haber conseguido reencarnar? ¿O quizás fue obra del destino o los dioses? ¿Quién necesitaba, deseaba o consideraba preciso que él renaciera? No era alguien imprescindible. «Esa pregunta creo que no la resolveré tan fácilmente». Sonrió para sí y le dijo:
—Ya veo. Sí, será mejor caminar... Estos recuerdos, cada vez tengo más curiosidad. ¿Por qué habrán aparecido frente a mí? Supongo que es bueno que nos hayamos encontrado.
Xin Yuan, carialegre, agregó:
—Te escogió por una razón, por eso se atrajeron. Cuando llegue el momento lo sabremos.
No era cuestión de ser escogido, Xiang Shen lo sabía, mas era un razonamiento muy acertado el de su discípulo. En el pasado, siempre buscaban la manera de estar juntos, eran inseparables. Era muy probable que hubiera creado algún tipo de mecanismo que hiciera que ambos objetos se atrajeran. Por ende, al renacer, los artefactos harían el trabajo de reunirlos. Sin embargo, Xin Yuan no tenía por qué tener todavía ese objeto con él, ¿no podría haber quitado el sello en esos nueve años? Si sabía en donde hacerlo, ¿por qué nunca fue? ¿De verdad solo podían liberarse estando juntos? Sus hombros subieron y bajaron de forma imperceptible.
Xiang Shen estaba pensativo, miró de reojo al hombre que caminaba a su lado, con esa sonrisa que parecía estar dibujada de nacimiento. «¿Hace cuánto ha estado buscando este otro artefacto? ¿Los nueve años? Es mucho, ¿quién buscaría algo por tanto tiempo? No creo que el mensaje en ese artefacto sea la gran cosa tampoco. Puede que le haya dejado un mensaje de despedida y ánimos, eso sería muy propio de mí».
—¿Zhao Shen? ¿Estás bien?
—Estoy bien. Estaba pensando en lo que dijiste y en esa montaña. Es mejor que descansemos, será un viaje muy pesado.
—Espera. —Lo detuvo, sujetando su mano pálida y delgada—. Quiero que tengas esto.
Desde sus ropas, Xin Yuan sacó una tela blanca, larga y no muy gruesa, como un vendaje de heridas grandes o algo así. Tras abrir y mostrar lo que ocultaba, Xiang Shen se acercó para ver el objeto mejor.
—¿Es... un tarro de medicina?
—Exacto, quiero que lo tengas. Tienes más predisposición que yo a herirte, así que te lo regalo.
—Pero... —dudó, frunciendo el ceño—. El embace es caro, y tiene demasiada tela alrededor. Mira eso, ¿no es jade?
—La tela puede servirte para cubrir heridas, puede estar así de compacta o estirarse. Y sí, es caro, pero no necesito cosas caras. No me hace falta, prefiero regalártelo. Es medicina demoníaca, te garantizo que es muy efectiva. ¿La aceptarás?
Xiang Shen reflexionó otro momento y, al final, tomó el objeto con ambas manos. Si Xin Yuan quería entregarle esto, lo cuidaría, no tenía por qué rechazarlo.
—Gracias, lo cuidaré como es debido. Si algún día lo quieres de vuelta, pídelo.
Xin Yuan sonrió en respuesta. Tomaron el camino más cercano a la posada y, en cuanto llegaron, el de cabello oscuro se sentó a leer. Xiang Shen se recostó en la cama, sin imaginarse que dormiría hasta altas horas de la madrugada.
Cuando el castaño abrió los ojos, se sorprendió, pues esperaba ver al hombre durmiendo en el suelo, mas no fue así. No había indicios de Xin Yuan en la habitación, ¿habría ido al baño? Negó con la cabeza. El no verlo le quitó el sueño por completo, su corazón aceleró.
Se dirigió al baño, la puerta estaba abierta y no había nadie dentro. Estaba sorprendido, ya era la segunda noche que ese muchacho se escabullía, solo que, esta ocasión, algo se sentía muy diferente: una sensación de angustia lo invadió.
Caminó a la cama de nuevo, quizás lo mejor era aguardar su regreso. Xin Yuan no tenía obligación de contarle nada sobre a dónde iba o qué hacía. No obstante, eran un equipo de viaje, ¿no? Algo dentro de Xiang Shen quería que regresara a ser como antes, quería que la comunicación fuera sincera, sin barreras, y eso ya no podía ser, menos si él quería separarse luego de esto. De inmediato, sus ojos se dirigieron al artefacto de recuerdos que colgaba en su cuello, era tan hermoso y trasparente que lo hizo olvidar todo por un instante.
—No fue un error aceptar. Estar contigo no es malo, quiero recordar. No fue un error.
Fin capítulo 17.
Woliiiss~
*inserte voz de comentarista
Capítulo largo pero tranquilo, Xìn Yuán ha desaparecido de la nada otra vez, ¿quizás hayan problemas en los que tiene que actuar él solito? ¿O quizás solo salió a tomar aire? No lo sabemos.
Ok ya me dejo de cosas xD Espero les haya gustado el capi, que aunque es medio de relleno, será importante por ciertos detallitos jijiji :3
¡Muchas gracias por leer, le mando un super abrazote! ¡Los quiero muchooo! 💖💖💖
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