Capítulo 16 - Indignación, cada raza a su ritmo
Los soldados corrieron en dirección al demonio con la clara intención de detenerlo. Xiang Shen quiso adelantarse y pelear para recuperar al asesino, mas la mano de Xin Yuan lo detuvo. Su compañero, con ojos tranquilos, le negó con la cabeza.
—¿Vas a dejar que se vayan? —cuestionó Xiang Shen—. Es nuestra pieza para salir.
—No del todo. Ahora que saben que es él, nos dejarán ir.
Los ojos de Xiang Shen rodaron, ¿por qué de repente sus acciones eran diferentes?
—¿Cómo van a tener la certeza de que él es el asesino y no un cebo? Aunque él sea el culpable real, los soldados podrían dudar de nuestras palabras, debemos hacerlo confesar.
—No será necesario. —Xin Yuan señaló con la barbilla—. Ya saben que él es el culpable.
Resulta que los soldados que se acercaban al agua, intentando evitar el escape, ya reconocían a ese tipo. Le gritaban maldiciones como: "así que escondías tu cola para estar con ella y asustarla, sucio demonio" y "demonio asqueroso y asesino". «Puede que conozcan su cara, pero, ¿cómo no se han dado cuenta de que es un demonio?», dudó Xiang Shen.
—Ellos pueden tomar aspecto humano cuando están en la tierra, además de su cola, pueden esconder sus escamas. Les consume una gran parte de su energía espiritual, por eso no suelen hacerlo, más bien, es raro que alguien lo haga.
«¿Puede leer mis pensamientos?». Xiang Shen sintió que su mente era leída, y es que no dijo nada de lo que pensaba. Xin Yuan lo adivinó como si nada, ¿podría hacerlo?
—¿Lees mentes?
—¿Qué te hace suponer eso?
—Quiero estar seguro.
Si lo hacía, estaba en graves problemas. En todo ese tiempo, ¿cuántas cosas había reflexionado sobre su pasado? Si todo ese tiempo el demonio se estuvo burlando de él, no se lo perdonaría, lo golpearía hasta la muerte. Gracias a los cielos, Xin Yuan rio y, con sinceridad, dijo:
—No leo mentes, supuse que pensarías en algo como eso, es lógico que lo hayas hecho. ¿No significa que eres alguien con habilidades intelectuales semejantes a las mías?
—¿Intelectuales de qué? No te comportes como un niño.
El demonio siguió riéndose. Para él, cuando la cara de "Zhao Shen" se ponía así de nerviosa, era como un regalo. Era muy gracioso ver cómo se preocupaba y avergonzaba por pequeñeces sin sentido.
La conversación tranquila se detuvo por un par de gritos repetitivos y molestos. A lo lejos, los soldados no pudieron hacer nada más para traer de vuelta al culpable: Ze Ming y Fu XiaoBei entraron con éxito y se llevaron con ellos a Song Yu. Quedaba esperar y confiar en que se le adjudicaría un castigo digno por lo que hizo.
—¡Diablos! —exclamó un soldado.
—Jefe, ya no entre más, el agua es peligrosa.
Era ese joven soldado quien llamaba a su jefe. El agua era un territorio complicado de entender, lo mejor era salir y dejar las cosas como estaban. Ellos no tenían oportunidad contra los demonios, y la paz entre ambas especies perduró por mucho tiempo; lo más razonable era retirarse y seguir con sus vidas.
—Ese imbécil la mató... No lo dudo ni por un instante—gruñó el soldado mayor.
—Ya, está bien... —Dio dos palmaditas el más joven—. Vamos a tierra.
El agua les llegaba a la cintura, por lo que tuvieron que caminar cierto tiempo hasta la orilla. Vieron a Xin Yuan y a Xiang Shen de pie, sin mover un músculo, quizás esperando a que la barrera se retirara o que algo más sucediera. El soldado de barba larga suspiró.
—La barrera será liberada en medio shichen.
Al escuchar eso, los ojos de Xiang Shen se iluminaron como si fueran de cristal.
—Gracias. —Se reverenció con respeto—. Muchas gracias.
Xin Yuan hizo un sonido de "mmm", pues algo de esto no le gustaba del todo. Quizás porque, en primer lugar, el haber bloqueado las salidas era muy molesto. Xiang Shen le sonrió.
—No sabía que los perdonarías y lo dejarías ir. Creí que correrías a detenerlos.
Claro que Xin Yuan podría detenerlos, pero, por alguna razón, no lo hizo. Xiang Shen comprendió que las cosas entre demonios se manejaban diferente, no quería entrometerse en donde no lo llamaban. Si su ex discípulo pensaba que Ze Ming castigaría a Song Yu como era debido, él confiaría en eso.
—No perdonaré sus palabras.
—Está bien, sea lo que sea que haya dicho fue para hacerte enojar. Si eso te ha herido, puedes desahogarte con otro enemigo más adelante, quizás una bestia o algo así.
Xin Yuan miró a un costado, como si formara un puchero.
—No me entiendes del todo.
—¿Uh? ¿Qué cosa no entiendo? ¿Qué pasa con esa cara? —Se rio.
—Más importante, ¿cómo está tu pie?
—Ah... ¿Lo notaste?
Era increíble, en aquel instante, cuando salvó a Ze Ming del ataque de Song Yu, se torció el pie, le dolía bastante, aunque ya se hubiese olvidado del suceso. Para Xiang Shen, lo más impresionante era que Xin Yuan se hubiera dado cuenta, fue un simple instante, ¿qué tan atento podía estar alguien en un momento tenso como lo fue esa batalla? Xiang Shen estaba pensativo, y por eso tardó en contestar.
—Estoy bien, nada más fue una torcedura, ya no duele.
—¿Quieres que te ayude a caminar?
—No hace falta, gracias.
—¿Estás seguro?
—Muy seguro. —Sonrió.
El hombre asintió con su cabeza, mas era evidente que no estaba del todo de acuerdo. No tardaron en ponerse en marcha, ya todo había terminado. Estaban empapados y apenas se percataban de eso. Caminaron a pasos ni muy acelerados ni muy lentos, querían llegar a la posada sin llamar la atención.
—Deberías cambiar esas prendas, son horribles —observó el demonio. Su compañero, con esas telas rotas, se veía bastante lamentable.
—¿Te preocupa mi apariencia? ¿O acaso te pregunté tu opinión?
Xin Yuan no pudo guardarse una carcajada, y Xiang Shen, que le había afectado el comentario, frunció sus cejas; no le parecía gracioso.
—Te burlas de mí —masculló—. Sabiendo que no tengo ni una moneda, ¿cómo pretendes que consiga algo más que ropa usada?
—Lo siento, lo siento, tienes razón. He sido muy grosero, por favor, no te enfades conmigo.
Xiang Shen no contestó, miró hacia adelante con el ceño arrugado. No era algo que le doliera mucho, le tocaba llevar esas ropas, y planeaba comprarse buenas vestimentas cuando consiguiera trabajos. Era cuestión de tiempo, y tampoco tenía apuros, ya era demasiado bueno volver a estar vivo. ¿Cómo podía quejarse de no llevar prendas decentes? No quería que Xin Yuan notara su molestia, y eso era difícil de ocultar.
La atmósfera cambió, ya no tenían que preocuparse por esos demonios ni por buscar el culpable. ¿Eso no significaba que podían centrarse en ir a buscar sus recuerdos? Ese pensamiento fugaz hizo que el cuerpo de Xiang Shen se erizara. De repente, algo se interpuso en su camino: un par de voces fuertes e intermitentes que comenzaron a acercarse.
Xiang Shen observó, extrañado. ¿Por qué un montón de tipos barbudos y descuidados se acercaban a ellos? No se veían felices en lo absoluto.
—¡¿Qué clase de héroes se creen?! —exclamó uno de ellos, que, por su aspecto, debía ser un pescador de la zona.
Otro salió como una bala hacia ellos. Este tenía trocitos de pescado en su ropa, era como si hubiera estado todo el día y noche descamando a los animales hasta que parte de ellos se adhiriera a su cuerpo y prendas.
—¡¿Por qué no los mataron?! Son demonios y ustedes cultivadores, ¡¿no?!
De golpe, todo se sentía muy tenso y complicado otra vez. La furia de estos viejos era peor que enfrentar a un enemigo poderoso. Los antes dichos se podían golpear y derrotar, los humanos, en cambio, no podían ser tocados sin razón. Eso sí, si uno de ellos llegaba a tocarlos o a intentar lastimarlos, Xiang Shen no pensaba dejarse golpear, iba a defenderse y su mirada lo demostraba; ya no se dejaría pisotear.
Las palabras fueron escupidas por el viejo y varios pescadores se acercaron, con las caras rojas de rabia.
—Tienen sed de sangre —susurró Xiang Shen—. Eso es lo que sucede, sus ojos están rojos como bestias. —Estaba seguro de eso, pero, ¿por qué irían contra ellos?
—¡Dejen de parlotear ustedes dos!
Xiang Shen se adelantó dos pasos, ocultó el dolor de tobillo y se paró firme, encarando a todos.
—Buen señor, no hay nada qué se pueda hacer, se fueron. Si no quiere tener más inconvenientes con los demonios, le recomiendo abandonar su ira, no se meta en problemas con ellos. Cada raza hace las cosas a su manera y confiamos en que el asesino será castigado debidamente. Nada bueno saldrá de las peleas, dejemos las cosas como están.
No tenía sentido buscar conflictos. Cual fuese la situación, los demonios acuáticos podían liquidar ese territorio en un abrir y cerrar de ojos, no era buena opción buscar hacerlos enfadar. Ese sujeto no entendió lo que dijo Xiang Shen, estaba sumido en cólera, justo en ese estado en el que no tiene sentido buscar razonamiento.
—¡Tenías al asesino y no lo capturaste, qué ineficiente cultivador espiritual! ¿Quién te enseñó? ¡Ese maestro tuyo es una mierda! ¿De dónde vienes? ¡Eres muy malo como para ni siquiera capturar a alguien derrotado! ¡Con ver tus ropas puedo ver que nunca ganas!
Xiang Shen sintió una vena de su mano reventar. No es que aquello lo lastimara, sino que ofender a su maestro era inaceptable, y hasta podía entender la furia que Xin Yuan sintió. Un hombre tan respetuoso como quien le enseñó no debía ser llamado con esas palabras, y menos por un cualquiera que pasaba por las calles sin hacer nada, viendo desde lejos cómo los demás ensuciaban sus manos para conseguir la paz.
Xiang Shen se hartó de esa situación e inhaló aire. ¿Qué importaba? Ya no era el Xiang Shen, la grulla dorada llena de amor y benevolencia, ya no era más que un mendigo sin hogar ni familia que podía maldecir si quisiera.
—¡¿Por qué mejor no cierra la boca, viejo?! —Se quedó en "viejo", pues, a pesar de que se lo propuso, no pudo insultar demasiado.
—¡Niño mal criado, es mejor que te calles y aceptes un castigo! No seremos tan severos, no te preocupes.
—¿Quién va a aceptar un castigo de un cochino?
—¡Tú! ¡Una palabra más y lo denunciaré!
—¿Denunciar qué? ¡Viejo mal educado, viejo feo, viejo sucio, viejo malnacido! —De no ser porque Xin Yuan sostuvo un brazo y cintura de Xiang Shen, este hubiera seguido con los insultos.
—¿Está bien que digas esas cosas? ¿No traerá problemas?
Las cejas de Xin Yuan estaban curvadas, bastante preocupadas. De alguna forma, pudo comprender que Xiang Shen no sabía mucho de lo que ocurría, sus gritos no cesaron.
—¡A quién le importa lo que digo! —exclamó, observando al hombre estupefacto frente a él—. Tú, viejo. No, todos ustedes. Nadie ha movido ni un dedo para buscar al culpable, ¿y una vez que es encontrado y derrotado, se atreven a aparecer? ¿No creen que es estúpido que vengan a quejarse conmigo o con él?
Los sujetos se callaron, ¿qué podrían decir? Por más groseras que fueran, eran ciertas cada una de esas palabras, y, aunque muchos no estaban de acuerdo con escucharlas y aceptarlas, era mejor no seguir. Esta persona era más que ropa sucia y rota, vieron el ataque que Xiang Shen le propinó al demonio. Comparado con ellos, que no sabían ni lanzar una bola de fuego, era mil veces más poderoso. La cuestión es que querían darle un castigo por haber dejado ir al demonio, al verlo sin mucha fuerza, nunca se esperaron que se negara a atraparlo. Lo mejor era dejarlo ir.
Xiang Shen fue casi arrastrado de la ropa por su acompañante, Xin Yuan no permitiría que dijera mucho más. Sabía que eso podría ser muy malo, nada se conseguía de momentos descontrolados.
—Mejor vámonos. Es mejor que nos vayamos a la posada ya. —Xin Yuan lo tironeó.
—¡Suéltame! ¡No he terminado!
El joven no iba a detenerse, su ira estaba por los cielos. En su vida anterior, Xiang Shen nunca se enojaba, mantenía una postura serena y comprensiva. Sin embargo, con Xin Yuan siempre demostró sus verdaderos sentimientos y enfados, con él había confianza y no podía hacerlo frente a los demás. Ahora que sí podía demostrar sus sentimientos sin que su nombre o familia sea perjudicada, ¿qué de malo había?
Debido a que los tirones no paraban, Xin Yuan aprovechó la entrada a un callejón y encerró a Xiang Shen entre sus manos apoyadas en la pared.
—¿Qué haces? —preguntó el humano, entre el asombro y la vergüenza.
Esa posición era muy atrevida, si alguien los veía desde lejos podría malinterpretarlo, y más cuando Xin Yuan acercó su boca a la oreja de su compañero.
—Ya has dicho suficiente —musitó—. ¿Quieres que te maten? Sería muy sencillo conseguirlo en estos tiempos. De hecho, cualquiera hubiera accedido al castigo por evitar represalias, ¿crees que eres valiente por defenderte? —preguntó, sin quitar su respiración del cuello ajeno.
—¿M-matarme? No, gracias, no podrán matarme. Tampoco me considero valiente, lo que pasa es que decidí que no me dejaré amenazar tan fácil. Antes lo hacía, ya no más.
—Entonces, ven conmigo y deja el tema atrás. No necesitas gastar saliva por ese tipo de personas —le susurró al oído, buscando una expresión nerviosa.
La respuesta sincera del cuerpo de Xiang Shen llegó de inmediato: las mejillas se ruborizaron aún más y sus piernas temblaron. No quería admitirlo, y como no se animaba a hablar, se limitó a asentir. Enfurruñado, y haciendo breves pucheros, fue llevado hacia la posada tomado de la muñeca.
Xiang Shen se quedó mudo por un largo rato sin ser soltado. El hombre de cabello negro seguía tirando de su muñeca, como si estuviera evitando que un niño mañoso se escapara, aunque Xiang Shen ya no ofrecía resistencia.
Él solía ser quien jalaba de las ropas de Xin Yuan para que no se metiera en problemas, solía ser un chico muy reservado, pero cuando su sangre hervía de rabia podía ser muy peligroso. Sus puños eran usados con el tipo de personas arrogantes e injustas como aquellos viejos, y ahora parecía que se invirtieron los roles. Eso le evocó una extraña sensación, no sabía si era molestia o qué cosa generaba ese sentimiento complicado, mas no era dolor ni angustia.
Ya entrada la noche, llegaron con éxito a la posada. La mujer que atendía el establecimiento vio cómo ambos muchachos, empapados y tomados de los brazos, entraban a las apuradas. Era una escena difícil de no malinterpretar, y recordando lo que una de sus chicas vio noches atrás, no pudo evitar sonrojarse de un color como el ladrillo. La mujer no logró decir una sola frase, pretendió ignorancia y los dejó pasar.
Al ingresar a la habitación y ser liberado del fuerte agarre, Xiang Shen puso una cara de disgusto, diciendo entre dientes:
—¿Por qué dijiste eso?
—¿Eso qué?
—¿Por qué me matarían? ¿Por decir la verdad? ¿Acaso castigan a la gente por defenderse? ¿Qué sabes?
El hombre volteó para verlo a los ojos, ¿todavía estaba pensando en eso?
—Esa es mi pregunta, ¿qué sabes? No se ve que conozcas nada del exterior ni de las reglas, ¿qué te pasa? Si quieres morir, hay maneras más sencillas, también menos dolorosas. Si llegaran a reportarte ante un alto rango, no dudes que te castigarán, aquí en Xiang las cosas funcionan así. Si necesitas de algo te ayudaré, lo único que te pido es que ya no te metas en peleas tontas.
Xiang Shen pudo apreciar la preocupación en el rostro de Xin Yuan después de pronunciar eso. Percibía que era algo más grave de lo que podía imaginarse.
—¿Sabes cuál es el precio por defender a los demonios? —añadió Xin Yuan.
El joven se encogió de hombros, luego miró hacia un costado, ¿tan malo era lo que había hecho? Por el aspecto del demonio, era grave.
—Yo no lo sé... ¿Es tan malo? —inquirió.
—Quien apoye a la raza demonio será reducido a menos que cenizas, ya que "no hay demonios buenos, solo buenos para nada" —repitió la frase popular—. Ni siquiera debería sorprenderte, hay cosas y castigos peores que la muerte.
—¿Eso es así? —respondió—. ¿Qué pasó como para que esa regla fuera implementada? No recuerdo algo como eso.
—Los demonios nunca se llevaron bien con la raza humana, eso ya lo sabes. Hubieron tiempos delicados hace unos cuantos años, epidemias, ataques de bestias y fantasmas feroces. En conclusión, grandes batallas difíciles de manejar. Algunos demonios ayudaron a los humanos a cambio de tierras, por lo que, como has visto, en algunos sitios se convive con ellos. La cosa es que no a todos los humanos les agrada la idea, así que, a pesar de que son aceptados, eso no implica que sean tratados como iguales. Es decir, puedes quedarte a vivir, pero nunca serás un igual.
—Entiendo... Ya sabes que mi memoria es mala, se me dificulta mucho para recordar cosas. Yo... —pensó antes de hablar—. Gracias por ayudarme.
—No tienes que agradecérmelo, procura tener más cuidado la próxima vez.
—Lo haré. —En seguida, sus cejas se elevaron, como si se hubiera percatado de algo—. ¿Y qué hay de ti? Nadie nota que eres un demonio, ¿acaso también solicitaste quedarte en este reino? ¿Qué pasa con los cultivadores que sí pueden notarte?
—Tengo un rango que me permite permanecer aquí sin ser reconocido. Quien me vea olvidará mi rostro en cuestión de un corto período de tiempo. No te mentiré, todavía no puedo permitir que me vean ciertas personas y tengo cuidado con eso. Es mejor que no me menciones por ahí. De cierto modo, he estado escapando hace un largo período de tiempo. No es que le tema a esa gente, me oculto para no llamar la atención, no quiero inconvenientes.
—¿Por qué te persiguen? ¿Acaso ofendiste a alguien?
—Me buscan por cosas del pasado, por cosas... sobre mi maestro.
Aunque lo suponía, Xiang Shen no pudo evitar querer saber más.
—¿A cuánto tiempo te refieres? ¿Hace cuánto tiempo estás escapando de esa gente?
—Desde hace aproximadamente nueve años. Para dejarlo más claro, desde que me volví un demonio y saben que no he muerto, bueno, no del todo. Como te he dicho, muy pocos saben que sigo con vida.
—¿Nueve... años?
Fin capítulo 16.
Holiiis, ¡terminamos con este caso al fin! En el capítulo que viene nuestros protagonistas podrán continuar con su camino, veamos que les espera >:3 💖
Espero que hayan disfrutado del capítulo, se vienen cositas jijiji 🤧💖 ¡Muchas gracias por seguir leyendo hasta aquí, les mando un abrazote! 💖💖
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