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Capítulo 08 - Dos hombres con un mismo destino.

De alguna manera, pasó la noche durmiendo con alguien "extraño", y ni se inmutó. No recordaba bien los sueños difusos que lo quisieron traer a la realidad, pues no quería admitirla. Estar dormido era demasiado cómodo, por lo que apenas se arrepentía de no haber escuchado a su instinto.

La mañana traía consigo una brisa cálida, junto a unos tímidos rayos de sol que ingresaban entre las hojas de los árboles. Xiang Shen retuvo la respiración al instante, no quería, o mejor dicho, quería, pero no podía permitirse, ver a esa persona. ¿Por qué volvían a verse? ¿Qué hacía su ex discípulo junto a él otra vez?

Xin Yuan se apartó sin dar explicaciones, y con un semblante de satisfacción, comenzó a arreglar los troncos que mantenían viva una fogata moribunda. Enseguida, sacó un pan al vapor que tenía guardado.

—Ten, necesitas alimentarte —ofreció el demonio con una cálida sonrisa.

—¿Qué... me sucedió?

—Estabas tendido en medio del camino, no podía dejarte ahí, así que te traje conmigo. Espero no te moleste.

—Tú... Yo... Gracias.

—No me lo agradezcas. —Le ofreció otro bollo al vapor—. Ten, tienes el aspecto de alguien que no ha dado un bocado desde hace un largo tiempo.

—Bueno, no te equivocas —murmuró, luego observó la sonrisa pícara que se formó de nuevo—. ¿No vas a molestarme hoy?

—No lo haré —rio—. Ten, come todo lo que quieras, hay más si necesitas.

—Gracias, supongo —aceptó mientras se le hacía agua la boca.

El ambiente se tornó silencioso y pesado, solo se escuchaba el masticar de Xiang Shen y los troncos que Xin Yuan apartaba. Era incómodo el tener mucho que querer decir y nada para contar.

Como el demonio estaba casi de espaldas, o más bien de perfil, Xiang Shen podía admirarlo trabajar. Xin Yuan se veía muy concentrado en extinguir lo poco que quedaba de esa fogata, su rostro pálido y cabello negro estaba apartado hacia atrás para que no se ensuciara. Su perfil dejaba ver cómo su nuez de adán subía y bajaba en breves ocasiones, como si estuviera nervioso, o como si estuviera tragando sus palabras. Por otro lado, sus ojos negros con tonos morados brillaban con la luz del fuego, muy bellos y únicos. Era una escena que jamás creyó volver a ver.

Xiang Shen intentó hablar, no soportaba el silencio y quería decir tanto. Ya que estaba ahí, no estaría mal sacarle información con preguntas casuales, ¿no? Fue entonces que abrió la boca para comenzar, mas, al tratar de tragar la comida que quedaba ahí, se atoró en su garganta, obligándolo a toser repetidas veces. «¡Soy la cosa más patética que hay! ¡Tierra, traga a este pobre ser y deja de hacerme sufrir!». Lloró en su interior.

Las manos de Xin Yuan se movieron hacia él de inmediato y lo ayudó con la tos. Ser atento al estado ajeno y saber qué hacer era algo que el demonio aprendió de forma eficiente, al menos en sus tiempos, siendo un discípulo, era él quien se encargaba de muchas cosas. «Esa parte de él es igual también, este tipo sabe cómo arreglar todo, incluso una patética tos».

—Ten, toma de aquí. —Xin Yuan le entregó una botella de color oscuro con agua—. Bebe.

—Lo siento. —Tomó tres grandes tragos—. Gracias, no sé cómo voy a pagarte esto.

Xin Yuan lo miró con una sonrisa y se atrevió a dar tres palmaditas en el cabello del castaño.

—¿Por qué actúas tan amigable ahora? —preguntó Xiang Shen, apartando la mano que le daba consuelo—. No entiendo por qué vienes de nuevo.

—No quería dar miedo, lo siento. Prometo no hacerte daño.

—¿Por qué estás en el mundo humano? ¿De qué reino o pueblo vienes? ¿A qué líder le sirves?

Xin Yuan lo miró y elevó ambas cejas, como si le sorprendiera que le interesaran esos temas. Con su dedo señaló hacia el cielo, luego a la tierra.

—Vine porque quería averiguar más sobre el artefacto, de la nada comenzó a funcionar y me guio a ti. No ha dejado de reaccionar y tengo la certeza de que quiere ir junto al tuyo. —Al ver que no había respuesta por la otra parte, inhaló aire y añadió—: Por lo demás, sigo a a una persona, una que debió haberse convertido en un inmortal, o en un dios... Por culpa de una basura que aborrezco, eso no fue posible.

Xiang Shen no dijo nada, su rostro se mostraba neutro. Por dentro su corazón dio una cantidad de saltos inexplicables, ¿esto no era lo que quería saber? ¿Esto no significaba que este era el Xin Yuan que él conocía? Esas palabras eran más que una respuesta para él. Ese joven siempre había sido leal, ¿aún después de muerto seguía firme? Desconocía cuánto tiempo transcurrió, y no sabía cómo contestar. Lo que sí tenía claro era que no quería que Xin Yuan quedara congelado en el tiempo, esperando a alguien que murió. No lo ataría a él nunca más.

«Si él me encontró es porque el artefacto funciona, no sabe quién soy en absoluto. De no haber sido por esto, no creo que nos hayamos vuelto a ver. No sé si estar feliz o triste, por lo menos ya sé que está vivo». Xiang Shen ocultó su cara entre sus rodillas, su corazón latió más rápido por las emociones contradictorias, quería decirle quién era, pero debía contenerse. No se permitiría ser egoísta una vez más, ya no sería Xiang Shen, el maestro, la grulla dorada que guiaría a los cielos.

Xin Yuan ya no lo estaba mirando, se centraba en terminar de apagar la fogata que los calentó durante la noche. Su posición y expresión nunca vaciló, parecía estar muy seguro de sus palabras anteriores.

—Es tiempo, se ha hecho tarde —dijo él.

De inmediato, como si esas bolitas dulces hubieran sido una bomba de energía, Xiang Shen se puso de pie, firme y sin titubear.

—¿C-cómo puedo llamarte? —preguntó el castaño—. Al final, creo que está bien saber tu nombre.

Sentía genuina vergüenza por dentro. Sabía cómo se llamaba, conocía todos los apodos que le pusieron a lo largo de su vida, pero quería que se lo dijera con sus propios labios. Por ende, el muchacho de cabello negro contestó con la linda sonrisa que lo caracterizaba.

—Muy bien, como ya nos hemos encontrado un par de veces, no está mal que me presente. Soy Xin Yuan, ¿puedo saber tu nombre?

—Soy Zhao Shen —pronunció el nombre del cuerpo que se le otorgó—. Xin Yuan, gracias por cuidarme en la noche y por darme de comer. —Agradeció con una inclinación y manos juntas a la altura del pecho.

Después de presentarse y terminar de juntar las cosas desparramadas, pasaron algún tiempo juntos a causa de la insistencia de Xin Yuan. Tenía sus razones, "Zhao Shen" estaba aún muy débil, sus moretones saltaban a la vista, sus ropas no eran para nada adecuadas para andarse por su cuenta en los bosques. Podría pasarle cualquier cosa, así que lo acompañaría, tan siquiera, hasta el próximo pueblo. De paso, aprovecharía intentar convencer al humano de que viajaran juntos a destrabar los recuerdos.

Al cabo de unos shichen, llegaron al pueblo más cercano, no era la gran cosa, mas algo era evidente para Xiang Shen. ¡Había cambiado mucho! Este era un pequeño pueblo pesquero, a lo lejos se podía ver ancianos que pescaban en tambaleantes canoas, entrando en el agua con palos, o descansando en las orillas del mar. También se podían apreciar algunos niños jugando en los alrededores y varios gatos descuidados comiendo sobras junto a los perros.

Xin Yuan se detuvo en el lugar y señaló al agua.

—Hay demonios acuáticos conviviendo con esta gente. Ellos no suelen salir, si ves alguno, no te preocupes, no te harán daño, y tampoco saldrán del agua.

Xiang Shen entró en un largo suspiro.

—¿Eso es así? ¿Desde cuándo eso es posible? ¿Cómo estás seguro de que no me harán daño? —preguntó, intentando no parecer sospechoso.

—Desde hace ya unos años, los demonios y los humanos han logrado convivir. No es en muchos sitios que esto ocurre, hay puntos específicos, como este, en los que ambos se benefician de alguna manera, consiguiendo así una convivencia armoniosa.

—Estuve encerrado mucho tiempo y no conozco el exterior —se excusó—. ¿Cómo es que algo así sucedió? ¿No se supone que los humanos y demonios no debemos tener contacto?

Xin Yuan dibujó una sonrisa y acarició el castaño cabello frente a él como si diera a entender que lo comprendía.

—Algo habrá pasado entre los demonios y los humanos, ¿no crees?

—Deja de tocar mi cabeza, no soy un niño. Y no me contestes con otra pregunta —gruñó—. Bien, ya que no vas a decir nada, me voy, ya estoy avisado. Aquí nos separamos, Xin Yuan, te deseo un buen viaje —culminó, sin dejar oportunidad a respuestas.

El demonio nunca dejó de mostrarse risueño, asintió y saludó con su mano mientras lo veía marcharse. No notó que los brazos, manos e incluso los hombros de Xiang Shen estaban temblorosos, como si quisiera llorar.

—Es bueno hacer amigos, espero nos veamos pronto —murmuró Xin Yuan, sin ser escuchado.

Ese sería el adiós, por lo que Xiang Shen decidió angustiarse a solas y retirarse. No quería apegarse a él, si iban a ser amigos, estaba bien; los amigos no tienen por qué verse todos los días. No tenían ni por qué estar cerca, una amistad a distancia puede ser igual de fuerte que una cercana. El problema es que, en su corazón, no era para nada lo que deseaba.

Pasando por varios lugares no muy interesantes, Xiang Shen buscó una posada o algo para descansar. Sus pies estaban destrozados por la caminata del día y debía aprontarse para conseguir un trabajo que le diera el suficiente dinero para cambiar de ropas y comprar alimento, lo que fuera estaba bien. «Bueno, casi lo que sea...», reflexionó.

Al principio no le preocupaba demasiado, puesto que, en el pasado, en las posadas siempre había carteles o peticiones de gente que necesitaba ayuda, ya fuera con exorcismos, bestias o lo que fuera; siempre había trabajos para realizar. Eso no habría cambiado demasiado, ¿cierto? Los cultivadores siempre fueron solicitados, es decir, que pudieran combatir y solucionar problemas que la gente común no podría. Dudaba mucho que esto hubiera cambiado, inclusive, después de lo que dijo Xin Yuan sobre el avance de las bestias, probablemente los problemas serían aún mayores ahora. No le gustaban los problemas, pero debía admitir que de ahí conseguiría su paga, se compraría nueva ropa y una hermosa espada, además de mucha comida.

—Primero necesito encontrar donde descansar... Siento que olvido algo, ¿por qué tengo este sentimiento de que algo me falta? —Sin dar mayor importancia a sus pensamientos confusos, observó mejor. A pocos chi, encontró lo que parecía una posada—. Por fin, tenía que haber alguna, en un sitio como este, es normal que haya unas cuantas.

En el instante en el que puso un pie en la puerta de la posada, una mujer de la recepción lo saludó con una inclinación. Su traje tradicional era rosa con patrones similares a las flores de loto, su semblante carialegre y la pulcritud de sus ropas daban, de momento, una buena impresión.

—Sea bienvenido, joven. Pase por aquí para ser atendido.

—Necesito una habitación para pasar la noche —solicitó tras acercarse—. ¿Tiene alguna disponible?

—Claro, joven, treinta monedas grandes es lo que valdría una noche. Recuerde que solo hay dos posadas en este lugar, y le recomiendo mucho esta en particular. Créame, no es porque trabaje aquí, sino que la higiene es superior, sobre todo porque no tenemos pulgas, garrapatas ni cucarachas. —Sonrió ella, como si eso fuera exclusivo en varios li—. Si tiene algún compañero, puede pagar una habitación grande por sesenta, o si lo desea, puede solicitar una cama con compañía a ciento cincuenta monedas.

Xiang Shen se congeló y empezó a sudar frio. «¡No tengo ni una apestosa moneda! ¡Maldita sea! ¡¿Cómo pude olvidarme de eso?!». Eso era lo que le molestaba en el camino, solo que apenas se percataba. «¿De dónde saco dinero? No puedo pedirle que me cobre luego de que consiga un trabajo... demonios», pensó, sin darse cuenta de que se estaba formando una cola de clientes. La hora de comer se acercaba, y esta posada ofrecía mesas para que los viajeros pudieran descansar y comer bien.

—¿Joven? ¿Sucede algo? —consultó ella, sin dejar de mostrarse amistosa.

—Ah... S-sí, deme un momento... Creo que no traje mi monedero. Maldita sea —se susurró la última palabra.

Sin embargo, como si en realidad quisiera pasarse la fila, un par de botas se acercó, su sonido parecía ser lo único que se escuchaba, además del curioso murmullo del fondo. Este hombre, muy animado, dijo:

—No es necesario que él pague, compartiré la habitación. Por favor, acepte mi dinero.

Con esa frase salidas desde la absoluta nada, Xiang Shen quedó en blanco y petrificado. ¿Quién le había pedido algo? ¿Por qué volvía a encontrarse con esta persona? «¡¿Acaso no quedó claro que no quiero que estés a mi lado? Bueno, no que no quera, sino que no debo... ¡Maldita sea!». Sollozó en su interior, mesándose el cabello al mismo tiempo.

Fin capítulo 08.

Capítulo 08 terminadoo :DD

Xìn Yuán aparece cuando Xiāng Shén está en apuros, me pregunto si serán puras coincidencias, ¿o quizás lo está persiguiendo? 👀 No lo sé, jejeje

Aquí les dejo un pueblo que se asemeja mucho al pueblo de mi novela, su nombre es "Houtouwan", y era un antiguo pueblo de pescadores de las islas Shengsi, China.

(Si leíste Espadas del Cielo y Espadas del Fuego quizás te suene, porque me inspiré también en Houtouwan para uno de sus pueblos jiji)

(En esta última imagen imaginen que habría agua hasta donde llega la hierba jsjs)

Y eso es todo por este capítulo, ¡espero hayan disfrutado la lectura! Nos vemos en el próximo capítulo, bye byee~ 💖


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