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grown up: primera vez
El cuerpo delgado y pálido de mi madre se encontraba sentado en el tocador de mi habitación. Sus ojos no se apartaban del espejo en el que, cuidadosamente, iba agarrando distintas brochas para finalizar su maquillaje.
Devolví la vista a mi celular y esta vez dudé en usarlo. Habían pasado varios minutos ya desde que vagué por absolutamente cada aplicación que se encontrara, y realmente las ganas de querer ver las mismas publicaciones eran nulas. Aun así, mi cuerpo se veía totalmente indispuesto a abandonar la cómoda cama de mi pieza y por fin ser productiva.
Estaba por tirar el móvil en alguna parte de la cama hasta que una notificación hizo mis manos vibrar y lo prendí sin siquiera pensar en el remitente. Porque después de todo, ya sabía de quién se trataba.
Era WonHo. Deseándome buenas tardes como nuestra usual rutina matutina. Sonreí como una tonta y comencé a teclear rápidamente para corresponder el mensaje pero, antes de siquiera presionar el botón de "enviar", sentí una almohada caer directo a mi rostro y mis ojos se dirigieron a la culpable, totalmente confundida.
—Deja de comportarte como una tonta enamorada y ve alistándote que salimos en media hora. —ordenó, en un tono que pretendía ser autoritario y viré los ojos. Yo no era una tonta enamorada, solo quería hablar un rato con mi novio porque a penas habíamos cruzado palabras en todo el día. Así que antes de salir de cama, cautelosamente agarré mi teléfono y presioné el botón.
Ella había dejado de maquillarse hasta ese entonces y al verme finalmente dispuesta, comenzó a caminar directo a mi armario con la total libertad en el mundo. La seguí por detrás y me detuve en el umbral de la puerta, soltando un suspiro por última vez.
—¿Realmente es necesario que vaya? Mamá, estoy bastante segura que puedes ir por tu cuenta y nada relevante va a suceder. —volví a repetir las mismas palabras que le había estado diciendo durante el fin de semana, teniendo al menos una mínima esperanza. Sin embargo, cuando la vi burlarse de mí supe al instante que su respuesta seguía siendo un rotundo no.
—Supones bien entonces, pero vas a seguir yendo conmigo y lo sabes. —recordó, pasando sus manos por uno de los colgadores lentamente hasta que se detuvo. Y curiosa, sacó de ahí un simple vestido blanco que ni yo misma había estado pendiente de su existencia. Me lo extendió, con una sonrisa maliciosa.— Si no vas será una total mala educación considerando que va a vivir en mi apartamento a partir de ahora.
Su tono desprendía tranquilidad y paciencia, como si a este punto ya ni siquiera le molestara mi constante berrinche que incluso yo me rendí. Tomé el conjunto a mala gana pero sin quejarme porque, después de todo, el vestido se veía perfecto para el horrible verano de Seúl.
Mi mamá sonrió victoriosa al notar que por fin obedecía y sus tacones iban resonando hasta la salida de mi pieza para darme la privacidad necesaria. Sin embargo, me volteé para dirigirle la mirada y cruzarme de brazos.
—Sigo sin entender quién te dijo que sería una buena idea invitar a todos los vecinos a una cena para recibir al nuevo. Es decir, si yo fuera él, me asustaría y cancelaría el contrato. —dije al recordar que días atrás mi madre incluso había considerado la idea de mandar invitaciones como si fuera la fiesta del año tener un nuevo vecino después de cuatro años.
Y es que decir que se había emocionado tan solo un poco sería una vil mentira, sobretodo cuando el cartel que había estado colgado por tanto tiempo en el apartamento de en frente sería retirado y estaría habitado por seres que no fueran arañas y más polvo.
Porque, después de que se corriera el rumor de que un viejo ochentón haya fallecido en ese lugar y fuera viral por todo el internet durante semanas, nadie había querido comprar el bendito departamento con la excusa de estar "encantado". Y a pesar que mi mamá hizo lo imposible en aclarar la verdad para decir que el señor Oh en realidad se había retirado a un asilo y no falleció como todos decían, sus intentos nunca dieron resultados y solo fue cuestión de tiempo para acostumbrarme a ver ese cartel de "en venta" cada vez que salía de casa como un chistoso recuerdo.
Sin embargo, tal vez el mundo le había regalado una tregua a mi mamá. Porque de un día para otro, ella nos avisó que el lugar nuevamente sería ocupado y era por eso que estaba tan aliviada. Incluso me había comentado que el comprador había pagado todo el apartamento tan solo leyó el cartel porque venía de Busan y necesitaba un alojamiento urgente.
Así que sí, podía entender en cierto modo su emoción. Pero organizar todo un festín a alguien que apenas conocía, me parecía... bastante exagerado.
Mi madre comenzó a reír fingidamente al escucharme y luego arrugó la nariz. Incrédula.
—Muy graciosa, Lisa. Ahora vístete que no pienso esperar más de una hora. —dictaminó sin antes salir de mi habitación y cerrar la puerta consigo. Bufé otra vez. Si era honesta, ni siquiera entendía bien por qué mis ganas de ir se reducían a una nada misma si al final comería delicioso y pasaría un buen rato.
Pero entonces recordé esa única persona que tenía por apellido y nombre: Jung HoSeok.
Y es que solo su nombre bastaba para ponerme los pelos de punta y después negar fervientemente. No. No podía dejar que su presencia me afectara esta noche, había pasado bastante tiempo ya, sería absurdo.
Dejar el tema de lado era la mejor idea que se me podía ocurrir en esos instantes, así que sin hesitar más, agarré el conjunto y comencé a vestirme.
No me tomó más de media hora estar finalmente preparada. El vestido caía hasta quedar un poco más arriba de mis pálidas rodillas y lo acompañé junto al cabello castaño rozando mis hombros. El maquillaje apenas era sutil como acostumbraba y el labial rosa contrastando con el colorete de mis mejillas. Imaginándome en el transcurso cómo es que sería el aspecto de mi nuevo vecino.
Había escuchado a mamá decir que el tipo se veía amable y muy maduro para su edad. No quise preguntar a qué se refería porque sinceramente tampoco me importaba, sin embargo, ella tenía razón al decir que por lo menos debía conocerlo si alguna vez coincidíamos en encontrarnos por el pasillo, porque de ser así, deberíamos saludarnos para que las cosas no se volvieran incómodas.
Casi lista ya, tomé el bolso de mi cama y me dediqué una mirada completa en el espejo. Bueno, al menos ahora lucía decente. Mis pasos se dirigieron hasta abrir la puerta de mi habitación, y después, caminar por los pasillos para encontrar a mi querida mamá.
Ella se encontraba viendo algún programa de televisión para pasar el rato, y en cuanto volteó para observarme, sonrió en alto y orgullosa. Los mismos gestos que siempre utilizaba cuando no me veía estar en pijamas.
—Te ves hermosa cariño. Incluso más que yo. —elogió y sonreí. A pesar de que siempre me decía los mismos cumplidos, me gustaba la idea de que mi madre sea consciente de su atractivo porque, a pesar de sus apenas cuarenta, aún mantenía esa juventud y belleza sin necesidad de exageraciones y fácilmente podría ser confundida por alguien mucho menos y tampoco me sorprendería, después de todo, eso le había pasado antes e incluso nos confundían por hermanas. En cierta parte lo veía gracioso, aunque sentía envidia también, porque cuando mis diecisiete años se convirtieran en cuarenta, me gustaría lucir igual de radiante que ella.
Pero entonces recordé que solo ella se encontraba en la sala, y no pude evitar fruncir el ceño.
—¿Papá estará en la cena? —pregunté de pronto al recordarlo. Pero supe que fue una mala idea al instante cuando vi que su sonrisa fue desvaneciéndose poco a poco para luego negar. Ah, arruinando los momentos como siempre. Perfecto.
—No, hoy también tiene trabajo hasta tarde. —avisó por último y asentí. No quería preguntar más al respecto porque sabía que a ella aún le costaba no tenerlo cerca como siempre habíamos acostumbrado. Desde que mi padre había sido promovido del trabajo, sus horas se volvían más largas y si llegaba a casa lo único que era dormir. Incluso ya ni podía recordar la última vez que los tres tuvimos una conversación o nos quedamos viendo una simple película.
—Entonces vamos de una vez. —propuse con tal de evitar que los pensamientos de mi mamá se entristecieran. Y cuando la vi asentir, mi corazón se envolvió de una adorable calidez.
[...]
El elegante y enorme restaurante italiano hizo presencia en los ojos de ambas, y fue cuestión de apenas segundos para que mi mamá le dijera al mesero sobre la reservación. Él, totalmente concentrado en su trabajo, comenzó a guiarnos a la extensa mesa donde ya varios de los vecinos se encontraban conversando amenamente. No tardé en saludar a cada uno de manera amable hasta que, en la esquina de la mesa, mis ojos dieron con HoSeok y algo en mi corazón latió de una manera desagradable.
Quise pasarlo por alto, pero como si el universo no me odiara lo suficiente ya, mi mamá, de todos los asientos disponibles, eligió justamente el que se se encontraba cerca del suyo y yo, como una cachorrita asustada, la seguí por detrás. Tomando asiento a un lado de HoSeok.
Estar ahí, tan cerca suyo y con sus ojos que me escrutaban sin disimulo, pude confirmar una vez más lo arrepentida que me encontraba de tener un ex como él. Y sobretodo cuando las cosas entre nosotros jamás habían terminado bien. No después de encontrarle engañándome en una fiesta y como si no fuera poco, en mi propia cara.
Tenía que admitir que él había sido mi primera decepción amorosa en la vida entera, y aunque me costó mucho en un principio, desde ese momento, siempre había tratado en evitarlo a toda costa a pesar de sonar como un trabajo prácticamente imposible, porque él vivía en el primer piso. Y cada vez que se le daba una oportunidad, no dudaba en tocar la puerta de mi apartamento para pedirme perdón.
Esta vez tampoco sería la excepción y lo confirmé en el momento que se acercó disimuladamente a mi oreja para murmurar.
—Necesitamos hablar. —hice una mueca. ¿Es que acaso HoSeok nunca se iba a rendir? Había pasado un año y medio. Un año y medio. Vamos, incluso yo pasaría la página.
Decidí ignorarlo y solo saludarle de lo más tranquila. Sin embargo, sus intenciones no solo se basaban en hablarme pasivamente, porque sus manos no tardaron en agarrar mi brazo y la alarma se activó en mi cuerpo. No era la primera vez que lo hacía.
Estaba por ponerme de pie y huir al baño, pero entonces mi mamá, totalmente ajena a mi vaga conversación con HoSeok, se puso de pie. Sonriendo como si acabara de ganar la lotería.
—¡Viene en diez segundos!
Vociferó, totalmente emocionada y mi cuerpo fue relajándose al sentir que HoSeok quitó su mano de mi brazo. Sonreí un poco al verla, a veces era tan adorable...
Sin embargo, mientras detallaba embelesada la reacción de mi madre, ni siquiera me percaté de que aquellos diez segundos para mí se vieron como un fugaz momento y, en menos de lo que esperé, pude divisar a lo lejos un hombre esbelto conversar con el mismo mesero que nos había recibido, para que comience a acercarse.
Su cabello lucía ligeramente despeinado, cayendo por la frente hasta cubrir tan solo un poco sus ojos. Llevaba una camisa amarilla que contrastaba a la perfección con su pálida piel, un reloj que se me hacía bastante costoso envolver su muñeca y unos jeans que tonificaban en su máximo esplendor los músculos de sus piernas. Y su rostro... bueno, no hacía falta decir lo guapo que era, sobretodo con su nariz respingada y esos ojos color caramelo que habían estado llamando mi atención desde el primer segundo.
Y si tenía que ser sincera, creo que quedaba bastante claro que él había superado cualquier expectativa que haya inventado con respecto a mi nuevo vecino. Porque realmente parecía como si ni siquiera se empeñase en intentarlo; su aspecto dominante y la manera en que con toda la seguridad del mundo caminaba como si de una pasarela se tratase, me dejaban en un trance que no solamente era de asombro. Sino también de una curiosidad inevitable.
Pero cuando noté que ya estaba a nada de llegar, simplemente desvié la mirada, desvaneciendo cualquier pensamiento que haya tenido en mente.
Después de todo, si de algo estaba segura, era que no podía ser mi tipo en lo absoluto.
Una vez llegó a nuestra mesa, él comenzó a saludar de manera educada a cada vecino y tomó asiento al lado de mi madre, estrechando su mano para quedar justamente frente mío.
Se quedó conversando unos cuantos minutos con ella, supongo que agradeciéndole por la cena que había organizado, hasta que ella señaló mi dirección disimuladamente con su dedo, y por primera vez en toda la noche, el chico finalmente me vio.
Aunque había estado detallando sus ojos en silencio hace unos minutos atrás, el hecho de que por fin ellos me vieran, se sintió como si me hubieran dejado prácticamente expuesta. Como si esa profunda mirada me estudie como un libro abierto en cuestión de segundos, para luego reverenciarse en un vago saludo que yo también correspondí. Incómoda.
¿Qué había sido eso? ¿Es que acaso tenía alguna clase de poder para dejarme tan cohibida?
Desvié los ojos a mi móvil cuando lo sentí vibrar. Era WonHo otra vez, y mientras tecleaba el mensaje, escuché a HoSeok carraspear para llamar mi atención. Claramente esperando que le respondiera el susurro que me había dado minutos antes.
Le dediqué una cansina mirada.
Es que él nunca se iba a cansar de lo mismo, al parecer.
—HoSeok, por milésima vez, no hay nada que debamos hablar. Hemos terminado hace mucho tiempo ya y te agradecería bastante que dejaras de molestarme. —hablé lo suficientemente bajo para que solo él pudiera escucharme. Y como si ya estuviera acostumbrado a la misma respuesta, viró los ojos.
—Pero nunca me dejaste aclararte lo que en verdad pasó y me terminaste así no más. Como si todo nuestro año de relación no hubiera significado nada.—esas mismas palabras resonaron en mi cabeza y negué. Igual de terca.
Era una lástima que mi madre no estuviera pendiente de él y lo mucho que me molestaba en esos instantes, porque se encontraba hablando con el mozo para realizar la orden. Sin embargo, cuando HoSeok volvió a agarrar mi brazo y esta vez sin previo aviso me acercó tanto a su cuerpo que por un segundo comencé a sentir su aliento chocando en mi cuello, la alarma en mi cuerpo se activó muchísimo más. Y realmente alterada me alejé en un brusco gesto, sin molestarme en calmar mis acciones que solamente tenían un espectador: el nuevo vecino.
No sabría decir la manera en que nos miraba pero, lo que sí podía discernir es que parecía encontrarse en una batalla consigo mismo para intervenir o no. Pero yo no necesitaba ayuda de nadie tampoco, y volví a murmurar en dirección a HoSeok.
—No hay nada que me puedas explicar cuando lo que vi me aclaró todo. Así que ahórrate cualquier comentario porque tampoco quiero escucharlos y no te hace falta recordar que ya tengo novio. —hablé entre dientes y me puse de pie al instante. Era suficiente. Tenía que mantener la calma o terminaría loca del mismo tema. Mi madre me observó confundida y le dediqué una vaga sonrisa.— Iré un rato al baño, no tardo.
Y solo me bastó con verla asentir tranquila para dar firmes pasos hacia el servicio. Pude escuchar a HoSeok llamarme desde lo lejos y solo eso me bastó para comenzar a caminar más rápido. Entré al cubículo y cerré el baño.
Si a mí yo del pasado, la que aún estaba enamorada de HoSeok, le dijera que él me haría esto a pesar de que ya había pasado la página, se reiría en mi cara sin creerlo. Porque después de todo, él realmente había sido mi primer amor y primer chico en todos los aspectos de la palabra, mi primera vez, mi primer beso, mi primera cita y una lista interminable que ya me molestaba en nombrar. Y aunque dolió lo que me hizo, yo jamás me vi ni me vería dispuesta a aceptar una infidelidad y él tenía que ser consciente de ello. Además, no hacía falta aclarar que eso ya era pasado y había quedado como tal, como un recuerdo. HoSeok ya no me gustaba y tampoco seguía siendo esa tonta enamoradiza.
Es decir, sí, tenía novio pero eso no significaba que tomaba las cosas con irresponsabilidad como lo hacía cuando tenía quince. Supuse que había sido la madurez y esas cosas.
Comencé a lavar mis manos con total parsimonia. Ya no le encontraba el sentido a estas alturas de seguir lamentándome por tener una relación con HoSeok.
—Solo ignóralo. —dije para mí misma y sonreí. Al menos por hoy, si quería que las cosas vayan bien, lo mejor era actuar como si nada hubiese ocurrido. Así que di media vuelta al encontrarme ya preparada para afrontar todo, pero grande fue mi sorpresa cuando abrí la puerta, y justamente frente a esta, se encontraba el peculiar vecino al parecer esperando por mi salida. Fruncí al ceño al verlo, porque estaba más que claro que se había tomado la molestia de ir a los servicios de mujeres para verme cuando apenas y lo conocía.— ¿si?
Pregunté al notar que su boca no se dignaba a soltar palabra alguna. Y como si hubiera despertado de un trance me sonrió.
—Lo siento, creo que no nos presentamos bien allá. —un tono de voz dulce se presentó a mis oídos y asentí, no del todo convencida.— Me llamo Jeon JungKook y tu madre me avisó que eras tú su hija. Así que bueno, creo que presentarnos directamente no está de más.
Y aunque su excusa por querer conocerme me sonó un tanto barata, quise pensar que tal vez él concordaba en lo mismo que yo.
Es decir, al menos presentarnos por si alguna vez nos encontrábamos en medio del pasillo.
Asentí lentamente. De todos modos, la situación aún me parecía extraña.
—Creo que está bien, yo soy Lalisa Manoban, aunque puedes llamarme Lisa solamente. No me molesta.—nuestras manos se juntaron en un firme agarre. Poco a poco, el contacto fue disminuyendo a una nada misma y caminé un poquito lejos del baño para permitir la entrada de los que querían ingresar.
Me recosté en el muro del angosto pasillo y él se mantuvo cerca mío, aún manteniendo una distancia prudente.
Sus ojos volvieron a observarme, y por un segundo juré sentirme cohibida.
—¿Sabes? Si te soy sincero, por poco pensé que ambas eran hermanas hasta que le llamaste mamá. —reí suavemente al escuchar la misma confesión hecha por toda persona que me conocía al mismo tiempo que mi madre, y como si tuviera un discurso hecho por ya todas las veces que había aclarado el mismo error, negué.
—Sí... todos dicen lo mismo que ya pienso igual —una ligera sonrisa se asomó por sus finos y rosados labios, y me fue inevitable que mi vista no parara allí al notar que un pequeño lunar le acompañaba por debajo. Sin embargo, desvié los ojos antes de que él pudiera percatarse y aproveché el momento para aclarar mi duda. Carraspeando.—. De hecho, para tener más allá de los treinta está bastante conservada ¿cierto?
—No te lo voy a negar, incluso a mí me confunden por alguien mucho mayor.
—¿Ah, si? —pregunté, divertida.— ¿cuántos años tiene entonces?
Y como si le acabara de decir la cosa más divertida del mundo, JungKook sonrió ante mi pregunta y con sus manos se señaló de arriba abajo, prácticamente diciéndome que lo estudiara para calcular su edad.
—¿Cuántos crees? —y tal como él había indicado, le observé de pies a cabeza mientras hacía una mueca. Sinceramente no tenía idea, pero estaba bastante segura que más de treinta no tenía.
Hice el ademán de responder, pero antes de siquiera poder hacerlo, el vibrador de mi celular acaparó toda mi atención. Y al darme cuenta de que se trataba de WonHo, lo agarré de inmediato. Esta vez no era un mensaje, sino una llamada y la emoción me invadió entera.
No iba a dejar por nada del mundo que JungKook escuchase nuestra conversación, porque sabría que ambos diríamos algo cursi y probablemente terminaría burlándose de mí, así que, indecisa, deslicé el botón verde mientras me reincorporaba. Con una sonrisa acompañando mis labios.
—Fue un gusto conversar contigo, JungKook. Espero te guste el apartamento, nos vemos en la mesa —y sin esperar para escucharle decir algo más, prácticamente corrí en el pasillo.
Sin antes pensar que, en realidad, había sido una bonita conversación la que tuve con JungKook.
Y que no sería la última.
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lo sé, capítulo aburrido pero es introductorio y necesario. Poco a poco las cosas irán yendo mucho mejor y se volverán intensas así que...... ;)))))
Por finnn y luego de casi un año, me animé a publicar esta historia que ya tenía en borradores hasta con polvo, es algo que he tenido pensada la trama al pie de la letra y sé que les va a gustar tanto como lo disfruté yo de escribir. O al menos, eso espero :(
sally volvió al juego y esta vez con una trama medianamente complicada y decente ajsjajklasjdj espero que les guste uwu. de antemano, gracias por leer <33
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