Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

((🌺))' O23




grown up: invitado no bienvenido

Cada día que regresaba a casa todo estaba siempre desolado. Mis papás iban a trabajar, tenía el lugar para mí misma y esperaba a que ellos regresaran ya en la noche. Y se suponía que hoy sería un día de aquello, un día común.

Pero no lo era en lo absoluto.

Porque de ser así, para empezar, ¿qué hacía un chico desconocido adentro?

Cuando finalmente lo vi, fruncí el ceño por puro instinto, hasta podía jurar que en mi rostro el desagrado era presente. Pero tampoco me podían culpar, y es que, ¿cómo esperaban que reaccionara si lo encontraba bien echado en mi sofá como si esta fuera su casa?

—¿Quién eres? —pregunté de frente, sin rodeos, porque realmente necesitaba respuestas antes de pensar que se trataba de alguna clase de asesino serial, escondiéndose de la policía en mi casa.

Sin embargo, quedé aún más confundida cuando él se volteó para sonreírme. Y solo ahí pude detallar su aspecto. Alto, cabello negro, ojos finos y bonitos, una sudadera enorme y de sus pies colgaban las pantuflas de visita. Su aspecto no me llamó la atención en lo absoluto, lo único que realmente me impresionó y dejó confundida fue ver que llevaba las pantuflas. Y no cualquiera, eran las pantuflas. 

Mi mamá era la única persona que guardaba las pantuflas para invitados y si él lo tenía, eso solo quería decir que mi propia madre se lo había dado. Y me confundía aún más.

Realmente, ¿quién era él?

—Oh, ya regresaste. —finalmente respondió, ignorando por completo la pregunta que con anterioridad le había dado. Su delgado cuerpo se levantó rápidamente del sofá hasta llegar a mí, y estando frente a frente, extenderme la mano—. Saludar nunca está de menos, querida Lisa.

Me quedé estupefacta, sin siquiera inmutarme ni un poco. Por obvias razones, yo no me vi capaz de corresponderle el gesto y tampoco me atreví a alejarme. No iba a mostrarle que su presencia me intimidaba. Lo único que quería era respuestas. Ya.

—¿Quién eres? —repetí, esta vez con más insistencia. Y lo repetiría mil veces si era posible, no lo dejaría de hacer hasta que me responda esa única pregunta—. ¿Qué haces aquí?

—Soy hijo del amigo de tu papá y viviré aquí a partir de ahora, así que acostúmbrate. —sus ojos destilaban una innegable diversión por la información que yo acababa de procesar. Pero la verdad, mi mente se había quedado en blanco y me hallé incluso más perdida.

¿Era correcto lo que acababa de decir? ¿Él viviría aquí? ¡Esto no tenía nada de sentido!

Ni siquiera me molesté en tratar de ocultarle mi confusión, y fue por eso mismo que lo veía sonreír. Casi como si le divirtiera la pequeña crisis que en mi cabeza se estaba formando.

—¿Dónde está mi padre? —pregunté, pero él solo se encogió de hombros.

—Salió hace unos minutos, pero tu mamá está en su habitac... —ni siquiera pudo terminar, porque sin pensarlo dos veces, yo caminé rápidamente hasta su habitación. Y ahí la encontré.

Estaba sentada frente a su tocador, arreglándose el cabello y cuando me observó, ella también sonrió. Totalmente calmada.

—Supongo que estás aquí porque ya lo viste, ¿cierto? —siempre había odiado cuando mi mamá tenía la razón. Pero esta vez lo agradecí, porque lo único que quería eran respuestas.

Me crucé de brazos, antes de acercarme a ella y comenzar a susurrar, porque tenía miedo de que él me escuchase.

—¿Cómo que papá lo trajo para vivir aquí? —comencé a preguntar, enseñándole toda la molestia que había sentido desde el primer segundo que lo vi—. ¿Acaso no tiene su propia casa o algo?

Y solo bastó con decir aquello último, para que mi mamá dejara de tocarse el cabello. Detuvo todo movimiento, y volteó a verme con una mirada asesina.

Fruncí el ceño. ¿Había dicho algo malo?

—Si lo trajo a vivir ha sido por algo, ¿no crees? Y no soy yo quien debería contártelo, sino él. Así que, si quieres saberlo, será mejor que se lleven bien porque se va a quedar buen tiempo aquí. No quiero más quejas. —dictaminó, más seria de lo que había esperado. Se veía molesta, pero no había creído que se debía a mí. Pero si algo había entendido, era que con esas simples palabras, sabía que debía dejar de preguntar o definitivamente terminaría castigada de por vida.

Así que di media vuelta, sin decir nada más y caminé hacia mi habitación. Cerré la puerta tras de mí y, mientras iba quitándome el uniforme, no dejaba de preguntarme qué era lo que había sucedido. 

Aunque realmente no estaba segura si tenía todo el derecho por exigir explicaciones, luego de una larga meditación, me sentí bastante idiota por cómo actué al comienzo. Había sido demasiado grosera, ni siquiera le había preguntado por su nombre y él en ningún momento me había tratado de una mala forma.

La culpabilidad no tardó en apoderarse de mí y cada vez más comenzaba a darle la razón a mi madre. Era cierto, al fin y al cabo. Ella no era la que debía darme explicaciones de otros sino él mismo, y a juzgar por lo mala que fue nuestra primera impresión, dudaba mucha que me las diera... o que siquiera nos llevásemos bien.

Aunque debía ser positiva. Al menos, intentarlo.

El chico parecía tener casi mi edad, tal vez hasta un poco mayor, aunque esto último lo dudaba.

Se había mostrado amable, incluso me había saludado, así que, ¿por qué decía que nos llevaríamos mal? Solo era cuestión de conocernos y lo único que quería mi orgullo en ese momento era enmendar las cosas con tal de disculparme.

Disculparme por haber sido tan idiota. Porque, una vez más, había dejado de la furia me cegase y no piense antes de actuar.

Fue por eso mismo que, cuando finalmente ya me había cambiado de ropa por una más cómoda, salí lentamente de mi habitación. Caminé entre el angosto pasillo y llegué a la misma sala donde todo había ocurrido.

Y tal como esperaba, ahí lo encontré, en la misma posición que antes. Echado viendo la tv.

A pasos cautelosos, traté de acercarme y sentarme en el otro sofá que se encontraba a un costado del suyo. El chico me siguió con sus pequeños ojos y detalló cada acción que hacía, pero no dijo nada. Tal vez, esperando a que yo dijese algo primero y eso pensaba hacer.

—¿Qué estás viendo? —pregunté, con tal de aligerar el ambiente y luciendo calmada, como si la pequeña escena que había formado minutos atrás jamás hubiese existido.

El chico me observó escéptico, hasta podía jurar más sorprendido que yo por mi cambio completo de humor.

—Vaya, no sabía que mi nueva roommate sería tan bipolar. —en su voz pude escuchar la sorna hacerse presente, claramente, burlándose de mí. Me quedé en silencio. Si tenía que ser sincera, ni yo misma lo culpaba por haberse burlado de mí. Es más, hasta le daba la completa razón pero, aun así, no pensaba rendirme hasta tener una conversación casual y enmendar las cosas.

—Pues ahora lo sabes y no has respondido mi pregunta. —respondí de vuelta, dándole a entender que mi malhumor había desaparecido. Y pareció entenderme  porque entonces, una sonrisa cálida iba haciéndose presente en su pequeño rostro y, esta vez sentándose en el sofá, se enderezó para prestarme la atención necesaria.

—Si te soy sincero ni siquiera sé, pero la protagonista está a punto de descubrir que su esposo la engaña y no me voy a perder el chisme. —sin poder evitarlo, una pequeña risa escapó de mis labios por su honesta declaración. Al parecer era más sincero de lo que esperaba.

Ambos observamos la televisión al unísono, pero el sentimiento de culpabilidad seguía punzando en mi consciencia y no pensaba quedarme callada. Así que, mientras aprovechaba esos pocos segundos de silencio, decidí hablar con tal de no matar la conversación que íbamos formando.

—Por cierto, nunca te pregunté el nombre. —a pesar de que su vista seguía clavada en la televisión, supe bien que me había escuchado cuando esbozó a penas una sonrisa. Se reincorporó del sofá,

—Park SeoJoon. —le correspondí el saludo, asintiendo lentamente mientras veía la manera en que su enmarañado negro cabello comenzaba a estorbar su rostro. Me recordó en cierta parte a JungKook porque, la primera impresión de ambos para mí era el mismo.

Ambos igual de atractivos a primera vista, con el cabello un tanto despeinado, pero era ese su encanto.

—Bueno, SeoJoon, sé que te debo unas disculpas... por ser demasiado grosera al principio. Lo siento. —admití con cierta vergüenza, lista para escuchar cualquier tipo de comentario que fuera negativo. Sin embargo, quedé más confundida con su reacción que por la actitud que yo misma había estado planeando para soportar sus quejas.

Quejas que nunca existieron, sino todo lo contrario. SeoJoon comenzó a reírse, relajado, mientras hacía el ademán con su mano de restarle importancia.

—¿Grosera? No lo fuiste, descuida querida, yo hubiera reaccionado igual. Sé que debe ser incómodo, pero no te preocupes, trataré de irme lo más pronto posible. —y no sé si fue la manera en que lo dijo o lo que seguramente habrá pensado en su momento, pero cuando habló, fue inevitable que me sintiera extremadamente culpable al respecto. No. No quería que se fuera ni jamás lo había dicho en realidad. Lo que menos quería era dar nuevos malentendidos.

Así que no tardé en negar, dejándole en claro mi desacuerdo.

—¡No! No es eso... —comencé, un tanto vacilante pero firme a mis palabras— En realidad, me gustaría a alguien más aquí. Así que comencemos desde cero, olvida nuestra... pequeña primera impresión.

Y con esas simples palabras, él pareció satisfecho.

—Lo haré, aunque, de todos modos, fue bastante divertido ver tu reacción.

Terminó por decir, sonriendo como si el recuerdo estuviera proyectándose en su mente y segundos después, la puerta fue abierta. Mi papá ingresó con unas cuantas bolsas en mano, varias en realidad, que por un segundo temí que se le cayeran al suelo.

Dejó las bolsas encima de la mesa, y cuando finalmente nos vio, su gesto de sorpresa y alivio fue presente. Supongo que el habernos ya encontrado y conocido le quitaba un gran peso de encima a mi padre por tratar de presentarnos, así que entendía su reacción.

Aun así, lo que no esperé fue que, después de su efímero alivio, se volteara directamente hacia mí, observándome de una manera curiosa; y dando leves pasos, se acercó.

—Regresaste un poco tarde hoy. —dijo mi padre, dirigiéndose a mí primero. Pero fue más como una afirmación de la que no me vi capaz de negarme. Mis mejillas comenzaron a calentarse con tan solo escucharlo, sin decir nada todavía. Y es que, ¿qué se suponía que debía responder? Sí. Había llegado tarde gracias a JungKook y tampoco me arrepentía en lo absoluto. Aunque, por obvias razones, aquello no sería lo que le diría a mi padre.

—Ah, sí. —respondí sin más, tratando de restarle importancia al asunto. Mi papá siempre se había caracterizado por tener una intuición muy precavida y hasta a veces podía jurar que podía leerme con tan solo una mirada, así que debía actuar lo más calmada posible, si es que no quería que exigiera más explicaciones de las que ya no me veía capaz de dar. O que, en efecto, simplemente no quería—. Me quedé a hacer unas cosas con Jennie.

Bastó mencionar a mi mejor amiga para que mi padre se relajara y sentí el alma regresar a mi cuerpo. Sin embargo, mientras iba volteándose para caminar hasta algunas de sus compras, se detuvo a medio camino chasqueando la lengua. 

—Casi lo olvido... —murmuró, dirigiéndose a ambos—. Chicos, he dejado algunas bolsas en el maletero de la camioneta, ¿lo pueden traer?

Pidió, aunque sabía bien que aquello no era precisamente un favor, sino más como una orden oculta. SeoJoon asintió al instante y yo me quedé en silencio, aunque obviamente, aceptando.

—Claro que sí, tío. —respondió mi nuevo compañero y mi mirada de extrañeza fue palpable. ¿Había dicho tío o era solo una imaginación mía? Es decir, no era como si me disgustara, era solo que... para llamarlo así, realmente se debían tener demasiada confianza. Una de la que yo desconocía en lo absoluto. A penas lo había conocido hoy, pero mis padres parecían conocerlo de toda la vida y era un tanto... extraño—. Además, Lisa podría enseñarme a conocer el edificio y eso.

Mi padre le sonrió.

—Me parece bien. Ahora vayan, no demoren mucho. —finalmente dictaminó, mientras me daba las llaves del vehículo. Tanto SeoJoon  como yo fuimos caminando hasta el ascensor. Una vez que nos adentramos, no dudé en aprovechar el momento a solas para aclarar, por lo menos, alguna de mis tantas dudas.

Así que me volteé a observarlo, enarcando una ceja,

—Con que tío ¿eh? —traté de bromear, sacándole una pequeña sonrisa en el acto. Y una vez que ya había empezado la confianza, vacilando un poco, pregunté un tanto temerosa—. Así que... ¿desde cuándo ustedes se conocen?

SeoJoon me observó al instante, más calmado de lo que en realidad habría esperado. Casi como si él ya hubiera anticipado que le haría exactamente esa pregunta.

—Desde toda la vida, al menos, que yo recuerde. —respondió simplemente, y aprovechando ese pequeño segundo de silencio, agregó: —. Además, tú y yo nos conocimos de pequeños en realidad, aunque dudo mucho que recuerdes eso.

Agregó, solo para empeorar la gran confusión que ya tenía. Fruncí el ceño en respuesta. Mi memoria siempre había sido pésima para recordar algunas cosas de mi infancia, pero, de todos modos, me sorprendió que él sí lo hiciese. Solo aumentaba mi curiosidad.

—¿De verdad? Tienes razón, definitivamente no lo recuerdo. Lo siento —admití con honestidad, sacándole una pequeña sonrisa en el acto. Pocos segundos después, la puerta del elevador fue abriéndose poco a poco mientras la conversación iba tocando límite.

—Es entendible, ambos éramos muy pequeños. —trató de contrarrestar él en cambio. Y tenía razón, pero eso no quitaba la curiosidad que sentía por saber cómo era que lo había conocido, o si éramos amigos que con el paso del tiempo había olvidado por completo.

Tenía bastantes dudas en realidad, pero tampoco quería agobiarlo por nimiedad como aquellas, porque con él viviendo a mi lado, sabía que ya me sobraría el tiempo para hacerlo. Ambos comenzamos a caminar por todo el estacionamiento hasta finalmente encontrar la camioneta. Fui yo la primera en acercarme, abriendo la maletera.

Pero solo fue cuestión de abrirla un poco para que todas las bolsas cayeran al suelo. Eran demasiadas. ¿Cómo era que mi papá había metido todo eso al auto sin que explotada? 

—¿Qué tanto ha comprado tu papá? —preguntó SeoJoon, igual de sorprendido que yo.

—¡N-no sé! —ambos recogimos las compras del suelo.

—Voy a ir subiendo estas, ya vuelvo. —avisó, después de agarrar unas cuantas bolsas en su mano y desaparecer del estacionamiento. Aún quedaban varias a decir verdad pero, aprovechando hasta que SeoJoon regresara, comencé a ordenar las bolsas dentro de la maletera. 

 Y mientras la tranquilidad en mi cuerpo se iba impregnando partícula por partícula, de pronto, escuché el rugido de un carro acercarse del que ni siquiera me molesté en observar y tal vez nunca lo hubiera hecho, de no ser porque el claxon de este mismo me hizo levantar la cabeza. Fue ahí cuando mi mentón casi cae al suelo.

JungKook recién llegaba en su deportivo azul y ya me había visto.

El pánico comenzó a invadirme y de inmediato observé a mi alrededor solo para asegurarme que SeoJoon aún no regresara. Pero fue como si el mundo volviera a conspirar en mi contra, porque justo cuando quería a JungKook lo más lejos posible, él, totalmente ajeno a mi pánico y preocupación, estacionó su auto justo a un lado del mío. Sonriendo como un idiota.

No. Por favor, no te acerques.

Y tal como esperaba, él se acercó.

JungKook caminó hacia mí.

—Lisa, ¿qué haces aquí? —preguntó, una vez que ojeaba de inmediato las bolsas que estaban a mi alrededor, más curioso de lo que esperaba. Yo traté de copiar su sonrisa, aunque mi intento fue un completo fracaso, porque el nerviosismo en mi rostro era palpable, y él pareció notarlo— ¿Pasa algo?

—¡Sí! Que te tienes que ir antes de que SeoJoon venga. —respondí sin siquiera pensar. Pero me arrepentí al darme cuenta de mi error, y mucho más cuando vi el ceño fruncido de JungKook, más curioso que antes. Perfecto. Justo lo que me faltaba. Que JungKook me exigiera explicaciones cuando lo que más quería era que desapareciera.

—¿SeoJoon? —preguntó tal y como imaginaba. Parecía curioso más que nada, pero yo no tenía tiempo para darle explicaciones.

—Es una historia muy larga, ya te contaré luego. —aunque traté de restarle importancia, él no parecía contento con mi respuesta, y hasta podría decir que se veía aún más intrigado—. Ahora mismo te tienes que ir, te veo mañana ¿sí?

La desesperación involuntaria en mi voz tampoco ayudó en lo absoluto, porque sabía bien que JungKook podía leerme como un libro abierto con tan solo una mirada. Y ahora mismo, lo único que mis ojos gritaban era que él desapareciera, algo que, viniendo de JungKook, era más imposible que mis ganas de que la tierra me tragase. Es que a veces, realmente mi profesor llegaba a ser tan obstinado y mi impaciencia era un total contraste para momentos como aquellos.

—Pero ¿por qué? —volvió a preguntar, luciendo incluso más confundido que yo. Sin embargo, sus dudas jamás llegaron a esclarecerse por mí, porque fue ahí cuando observé a mi nuevo amigo caminar en nuestra dirección, un tanto confundido al notar que no estaba sola. 

En ese momento, hasta podía jurar que el alma salió de mi cuerpo, la sangre abandonó toda pizca de gota en mi rostro y mi corazón se detuvo unos segundos de latidos. Todo tan rápido y lo único que podía hacer era quedarme como una idiota de pie, mientras él iba acercándose cada vez más. Sentí a JungKook tocarme el hombro a penas, pero yo me alejé de inmediato como si su tan solo contacto me quemara.

Realmente no lo pensé bien en su momento, pero de verdad, lo que menos quería era que SeoJoon nos viera juntos. No cuando nada me garantizaba que se lo dijera a mi padre. Sin embargo, tampoco tomé en cuenta que tal vez eso solo confundía más a JungKook, y lo sabría más tarde.

—¿Lisa? —me preguntó SeoJoon, una vez que ya había llegado, alternando la mirada entre JungKook y yo.

—¡Te presento a nuestro vecino! —respondí con la sonrisa más grande y nerviosa que pude haber formado en mi vida entera. Señalé a JungKook al instante, él sin decir nada pero tampoco con una mirada amable—. Se llama JungKook, vive al frente de nuestra casa.

Fue lo único que se me ocurrió. Sin embargo, JungKook se vio más extrañado después de escucharme, como si se estuviera asegurando de haber oído bien.

—¿Dijiste nuestra? —se cruzó de brazos, dirigiéndose especialmente a mí. Sentí mi estómago revolverse con tan solo escucharlo, pero aun así, mantuve mi falsa sonrisa en grande, presa del pánico. Ah, ¿por qué JungKook venía en el peor momento? Mi vida pasada de seguro fue lo suficientemente mala para pagar la factura hasta el día de hoy.

—Así es, SeoJoon vive conmigo. O bueno, a partir de ahora.

—Un placer, hyung. —dijo mi amigo, totalmente ensimismado en su saludo. Aunque casi ahogo una risa al ver la cara horrorizada de JungKook en respuesta. Más sorprendido por aquel sobrenombre que de su presencia misma.

—Ho-hola... —respondió, siguiendo el juego y sus preguntas cesaron. Cosa que agradecí, porque SeoJoon no pareció darse cuenta de las miradas cómplices que ambos nos dábamos.

Finalmente, después de unos cuántos segundos y una bienvenida que no me esperaba en lo absoluto, alcé una de las bolsas y me dirigí a ambos.

—Llevemos todo esto arriba. —y así, con tan pocas palabras, el día me recibió de muchas sorpresas en realidad. Algunas muy grandes y otras pequeñas.

Sin embargo, si de algo estaba segura era que, la bienvenida de SeoJoon no fue solo un incidente o algo "momentáneo". Tenía un propósito.

Uno que no estaba preparada en lo absoluto. 


🌺🌺🌺

en realidad planeaba publicar este capítulo en el comeback de bp pERO LA VERDAD NO ME AGUANTÉ Y AQUÍ ESTAMOSSSSSSSS

asies gente, tenemos un nuevo personaje llamado seojoon que nos va a traer muchas sorpresas :o ¿les cae bien? a mí en lo personal sí, aunque a veces es un tanto pesao

pero bueno, un pequeñito uptade de mi vida es que me vinieron tremendos bloqueos mentales y fue por eso que me tardé en escribir ;;;; además que estoy en semana de exámenes así que nejejejeje debería estar estudiando pero aquí me tienen bc priorities first 🤩

en fin otras cosita que últimamente me vino de duda existencial es que me he dado cuenta de que varias lectoras me dicen unnie, a mÍ NSDJKAASNDKJASNDÑ y sinceramente, ¿cuántos años creen que tengo? :o yo empiezo, sali tiene 6 años

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro