((🌺))' O22
grown up: trato
—Tu novio no puede ser más obvio.
La voz de mi mejor amigo rozó mis oídos en un tono tan burlón como era posible viniendo de él. Viré los ojos, dándole un leve empujón con mis hombros.
—JiMin... ¿Cuándo vas a entender que no somos nada? —dije, tan cansada pero igual de entretenida por sus idiotas suposiciones. Desde que la clase de matemáticas había comenzado, lo único que me pidió él fue ponerle al día de mi "estatus" con mi profesor. Y aunque obviamente omití algunas cosas, terminé contándole casi que la mayoría y ahora, lo único que había hecho era molestarme durante lo que quedaba de la hora.
—¿Pero cómo quieres que piense eso? Si él no ha dejado de mirarte toda su clase. —respondió de vuelta con sorna. Y a pesar de que me hubiera gustado negarlo, sería tan estúpido como tratar de tapar el sol con un dedo.
Porque era cierto.
JungKook no había dejado de mirarme desde que ingresó por aquella puerta y siempre buscaba mis ojos para explicar los ejercicios, como si quisiese que entendiera alguna señal de la que estaba perdida. Sin embargo, que él me observara solo hacía avergonzarme y sonreír como una tonta. Y aunque mi trabajo era fingir que no nos conocíamos, ese deber cada vez iba siendo más difícil si lo tenía tan cerca y no podía ni siquiera llamarlo.
Devolví mi vista al frente, sin decir nada más, pero mi silencio fue como una clase de señal a JiMin para saber que, esta vez, él había ganado nuestra pequeña discusión. Tampoco me quejaba, porque poco importó cuando, a mi enfrente, estaba JungKook escribiendo algunas cosas en el pizarrón, con ese saco azul que hacía resaltar aún más sus anchos hombros, con el cabello perfectamente peinado y su usual camisa blanca que me dejaban una maravillosa vista.
A estas alturas, todavía me seguía preguntando si su presencia era real. Ya no me encontraba molesta con JungKook a decir verdad, después de la escena que había contemplado ayer, lo primero que supe hoy en la mañana fue el precioso momento donde SooJin estaba yendo a dirección gracias al reporte que había hecho JungKook de ella. Y cuando me enteré de la expulsión de SooJin por la misma razón me di cuenta que, realmente, JungKook me había dicho la verdad desde el primer momento.
Tenía que admitir que aún me sentía avergonzada de tan solo recordar el show que ayer había hecho en la azotea pero, si de algo aprendí con todo esto era que, no podía sacar mis propias conclusiones sin antes tomar en cuenta las evidencias. Ni mucho menos juzgar a JungKook.
Quería al menos sacarle un lado positivo a todo el problema a decir verdad.
Sin embargo, mis pensamientos se detuvieron y mi vista volvió a la realidad cuando mi nombre fue dicho por los labios de JungKook, y en menos de dos segundos, sentía ya todos los ojos del alumnado en mí. Parpadeé, confundida.
¿De qué me había perdido?
Observé a JiMin en busca de ayuda pero él no entendía nada tampoco. Perfecto. Me distraía tan solo un minuto y todo esto sucedía.
—Señorita Manoban. —volvió a repetir JungKook, sospechando de antemano que no le había prestado atención. Y cuando nuestros ojos se encontraron, me sentí más perdida aún. El brillo en las pupilas de mi profesor eran extremadamente adorables y su intento se lucir firme cuando ambos sabíamos que, en realidad, quería reírse por el papel que tomábamos en la escuela.
Me quedé mirándolo como una boba y tal vez podría haber seguido así, pero mi linda conexión terminó cuando JiMin me codeó suavemente, al saber que de nuevo me había quedado callada.
—¿Sí, profesor?
—¿Qué es lo que acabo de decir? —preguntó, con una sorna que solamente yo podía discernir. Estaba molestándome en frente de todo el salón y lo peor era que no podía hacer nada al respecto. Pero las ganas de golpearlo no me faltaron.
Tonto...
—La verdad no tengo idea. —dije, siendo lo más sincera posible. Tratar de inventar algo sería demasiado estúpido de mi parte y mucho más desobedecerle. En la escuela, JungKook y yo habíamos acordado en mantener el perfil bajo, pero parecía ser la única que obedecía esa regla.
JungKook entonces me sonrió, casi como si estuviera encantado de mi respuesta.
—¿Así que no presta atención a mis clases, señorita Manoban? —volvió a preguntar, pero sonó más como una afirmación que otra cosa. El bullicio de los alumnos no fue de esperarse y la risita llena de sorna de JiMin mucho menos. Observé mis manos en busca de una calma que era casi inexistente, mordiendo mis labios en el acto para contenerme. ¿Qué demonios le pasaba a JungKook hoy? No quería sonar dramática pero, lo último que había deseado era que él me molestase—. Debería castigarla...
—Lo siento, profesor. —murmuré a duras penas, después alcé la vista, y cuando por fin JungKook captó en mis ojos que no estaba disfrutando su pequeño show, pareció entenderme. Y con un bufido, finalmente se rindió—. ¿Me lo puede repetir otra vez?
—Le preguntaba si ya se ha inscrito en alguna materia para el evento. —me quedé en silencio, recordando la conversación de hace un par de días, justamente cuando Jennie me preguntó lo mismo y yo seguía sin tener idea.
El concurso del que todos hablaban se realizaba una vez al año, y en pocas palabras el alumno trataba de demostrar cuánto había aprendido del curso, viajábamos para competir con otras escuelas y, además, el evento escolar siempre valía mucho para el alumno porque valía la mitad del promedio semestral.
Y aunque sabía que esto era un tema serio y no lo debía tomar tan a la ligera, sinceramente, lo último que quería pensar era en aquello y el dolor de cabeza que siempre me traía cada año. Sin embargo, tampoco pasé por alto las palabras de JungKook, que habían sido prácticamente una invitación para que me uniera a su materia. Y aprovechando el momento, decidí provocarlo con una falsa inocencia. Tratando de recobrar una venganza que me parecía más bien entretenida.
—Ah, sí. —mentí, detallando con diversión la manera en que JungKook me observaba curioso, intrigado. Confiado de que lo elegiría.— Me inscribí con el profesor Kim.
Sus ojos se abrieron en grande y frunció el entrecejo. Casi como si estuviera cerciorándose de lo que había escuchado era correcto. Eso me hizo sonreír aún más. Después de todo, JungKook no era el único que podía jugar a esto.
Pero eso no era todo, yo estaba por decir algo más hasta que el timbre de salida resonó por todo el aula. Y me rendí cuando vi a los alumnos guardar sus libros de inmediato y despedirse del profesor en un vago saludo.
Fue entonces cuando desvié mi atención en JiMin al sentir cómo había dado suaves toques en mi hombro otra vez. Colgaba ya su mochila y la mía en su hombro, su señal para retirarnos era demasiado clara para mis ojos y solo asentí. Sin embargo, la suave y autoritaria voz de nuestro profesor nos detuvo. Ambos volteamos al unísono, expectantes.
—Señorita Manoban, usted se queda. —dictaminó, después de detallar su alrededor y asegurarse que ya la mayoría de los alumnos se estaban yendo y nadie nos prestaba atención. Pude escuchar sobre mi espalda la manera en que JiMin soltaba una juguetona risita, como si la actuación de JungKook fuera demasiado adorable para mi amigo y realmente no entendía por qué.
Observé a mi profesor con confusión. ¿Y ahora qué pretendía hacer?
—¿Por qué? —pregunté casi que al instante. Y no era como si me disgustara la idea, en realidad, el tan solo pensarlo me emocionaba bastante pero, del mismo modo, estaba más preocupada por ser atrapados cuando lo que menos buscaba era meter a JungKook en problemas. Así que traté de ponerme a la defensiva, solo para que me dejase ir—. La clase ya ha terminado.
Expliqué, como si se tratase de una obviedad y lo único que pude escuchar de JungKook fue la manera en que suspiró, después de negar suavemente. Como si estuviera decidido a no dejarme ir.
—Park, puedes retirarte, yo llevaré a Lisa a casa. Ten buen día. —y así sin más, mi profesor literalmente me había ignorado por completo y no sabía si ofenderme o molestarme. Pude observar la sonrisa juguetona de mi amigo, y con una mirada cómplice que al parecer solo JungKook y él entendían, JiMin dejó mi mochila en el suelo y luego me guiñó.
—Está bien. —le respondió, para después voltear y darme un leve abrazo cuando yo aún seguía procesando lo que estaba sucediendo. ¿JiMin realmente me iba a abandonar? quería creer que solo actuaba, pero se veía tan decidido que en cierta parte me asustaba. Y tampoco era como si quisiera sonar más patética de lo que ya era pero, pensar que me abandonaría me dejaba falsamente ofendida. Pero justo cuando estaba por replicarle algo, él acercó sus pomposos labios a mi oído, susurrándome:— Adiós Lisa, me lo agradecerás después.
—¿Q-qué? ¿De qué estás hablando? —y así, sin decir más, se alejó rápidamente y me guiñó un ojo.
—Adiós, profesor Jeon. —se dirigió a JungKook moviendo la mano de un lado a otro. Sin embargo, mi extraño vecino no le devolvió el gesto con la misma emoción. Ahora se notaba ¿molesto? Me miraba de manera extraña y a JiMin con molestia.
Fruncí el ceño por puro instinto. ¿Y ahora qué le pasaba?
—Adiós, Park. —él le respondió, una vez que mi mejor amigo ya pasaba por el umbral de la puerta y desaparecía entre los pasillos. Ambos al unísono volvimos chequear nuestro alrededor, y realmente no sé si fue la suerte o que el universo se había compadecido de mí, pero cuando vi el aula completamente vacía, una cierta curiosidad me invadió, tragando saliva.
JungKook caminó rápidamente hasta la puerta del salón y cuando finalmente la cerró, volteó a observarme, manteniendo esa molestia de la que no sabía su origen.
Aún podía escuchar los pasos de varios estudiantes caminar por el pasillo, pero incluso si ellos ni siquiera podían vernos, eso no quitaba el miedo que sentía por ser atrapados. Y es que, JungKook realmente debía estar loco para mantenernos aquí y arriesgando su propio trabajo. No quería meterlo en alguna clase de problema, pero era como si él mismo se empeñase en hacerlo por cuenta propia.
Y cuando los dos estuvimos ya solos, el atractivo rostro de mi profesor volteó directo a observame. Acomodando su cabello perfectamente peinado
—¿Y... JiMin tiene novia? —preguntó, como si quisiera iniciar una conversación casual cuando el claro interés detonaba en su voz más de lo que habría imaginado y yo solo pude soltar una risotada.
¿Novia?
Sonreí.
Si tan solo supiera...
Aunque JiMin era uno de los chicos más aclamados en el instituto por su belleza innegable y su bonito cuerpo, la mayoría realmente no sabía su orientación sexual y tampoco era como si tuvieran que saberlo, y por esa misma razón, era que varias niñas del primer año del instituto siempre se les acercaba, algunas con cartas de confesión y otras con chocolates, a lo que JiMin siempre trataba de ser cuidadoso para rechazarlas amablemente.
Mi mejor amigo en realidad había salido con varios chicos, pero muchos del instituto no lo sabían y era por eso que tampoco me sorprendía que JungKook lo pensara. Aunque de todos modos, tenía que explicarle la situación, pero aún manteniendo la risa que sus inocentes palabras me habían sacado.
—Novios, querrás decir. —aclaré, resaltando las palabras para hacerle entender la obviedad. Pero lo que sí no esperé, fue la manera en que mi adorable profesor comenzó a sonrojarse al entenderme, y después rascó su nuca suavemente, como si estuviera en algún limbo entre la vergüenza y la pena a sí mismo.
—Ah... y-yo pensé que... olvídalo. —fruncí el ceño al escucharlo, dejando que la curiosidad me comiese.
—¿Pensaste qué?
—Nada, olvídalo. —volvió a repetir, desviando la mirada de mis ojos. Yo sonreí apenas, acomodándome encima de una carpeta para sentarme.
—Vamos, dímelo.
—Puede que tal vez me... haya puesto celoso —y suspiró, como si tuviera vergüenza de sí mismo cuando, en cambio, lo único que yo podía sentir era la extraña manera en que aquello me había hecho sentir una larga comezón en el estómago.— Pero eso no viene al tema, en realidad tenía que decirte otra cosa.
—Suéltalo. —esta vez le animé, perdiéndome en sus dos dulces ojos. JungKook entonces se enderezó, como si con su cuerpo quisiera expresar una superioridad de la que no había anticipado, me observó serio y comencé a preocuparme. ¿Realmente era algo tan importante? ¿Eran malas noticias? ¿Debería asustarme? Trataba de calmarme a mí misma con tan solo pensar que tal vez simplemente estaba exagerando, y fue por eso mismo que traté de mantener una calma de la que no ya no sentía en lo absoluto. O al menos, no tanto como antes—. ¿Qué es?
—Tendrás que renunciar al curso del profesor Kim, porque tienes que estar en el mío. —explicó, más serio de lo que debería y solo pude parpadear. Quise creer que tal vez estaba bromeando, y fue por eso que solo pude reírme, encantada de su actuación. Sin embargo, cuando JungKook me observó como si no le encontrara la gracia a mi reacción, esta vez, sí me preocupe. ¿¡Lo decía en serio!? No podía creer que estaba comenzando a preocuparme, pensando que se trataba de algo serio, para que después viniera a decirme aquello.
—Debes estar bromeando, ¿no? —JungKook frunció el ceño, cruzándose de brazos y negando suavemente.
—¿Por qué bromearía con algo como eso? —preguntó a penas, pero fue suficiente para que comenzara a reírme. Y no por JungKook, sino porque, para empezar, lo que había dicho de inscribirme al curso del profesor Kim había sido una total mentira que él se lo creyó—. Es mejor si te inscribes al mío.
—JungKook, era mentira. —y al instante, comencé a acercarme suavemente hasta llegar a él. Entrelacé mis brazos alrededor de su cuello, mientras hacía un falso puchero que destilaba inocencia. Por un segundo, pude notar la sorpresa en los ojos de mi profesor, como si no se hubiera esperado aquello pero tampoco se opuso, incluso, fue él quien acomodó sus manos en mi cintura y ambos sonreímos en el acto—. No me he inscrito a ningún curso. Pero tampoco te puedo asegurar que estaré en el tuyo, a decir verdad, no soy muy fan de las matemáticas.
Confesé, en un tono juguetón del que ni yo misma era consciente. Lo cierto era que, había dejado de mantener la cordura desde el momento en que tenía a JungKook tan cerca mío. Pero mis palabras al parecer no le gustaron en lo absoluto, y lo pude notar en el momento que frunció el ceño, acomodando algunos mechones de cabello que se habían caído por mi rostro.
—Pues yo haré que te gusten entonces, son bastante divertidas e interesantes cuando tienes a un profesor que lo sepa enseñar. O sea, yo. —y sin decir más, JungKook aprovechó mi desconcierto para acercarse lo suficiente y darme un pequeño besito en los labios. Apenas un roce cuando yo me alejé de inmediato, abriendo mis ojos como platos, observando a mi alrededor con tal de asegurarme de nadie nos estaba viendo.
—¿¡Qué haces!? —incluso susurré, pero sin esconder mi sonrisa. JungKook pareció entretenido de mi reacción, pero no tardó en agarrarme de nuevo para acercarme a él, dejando que nuestros pechos se rocen. Sentí mis mejillas comenzar a calentarse y lo observé con temor. No quería por nada del mundo que lo encontrasen así—. Alguien puede vernos.
Pero a él parecía no importarle mi respuesta, es más, hasta volvió a rodear sus manos en mi cintura, acariciándola suavemente mientras sonreía. Sin quitar sus ojos de los míos.
—¿Y? No me arrepiento. —fueron sus únicas palabras, antes de agarrar mi mentón, y después, simplemente unir sus labios con los míos en un lento pero dulce beso. Nuestras bocas se movieron en una lentitud idílica, no hubo ni siquiera necesidad de aumentar el ritmo cuando, estando así, lo único que deseaba era pasear con tranquilidad cada centímetro de sus labios y de su cálido aliento. Acaricié su nuca con tranquilidad, y cuando finalmente nos separamos, él me dio un beso en mi frente. Haciéndome sonreír—. ¿Entonces qué dices? ¿Ya elegiste?
Fruncí el ceño, aún tratando de seguir el hilo de la conversación cuando, después del beso, ya ni siquiera tenía idea sobre lo que me decía.
—¿Elegir qué?
—Si te inscribes a mi curso, bebé. —respondió, tan calmado que solo pude asentir de manera automática. En realidad, siempre había tenido presente la idea que me apuntaría al curso de JungKook porque, vamos, era JungKook el que me enseñaría y pasaríamos más tiempo juntos sin que sonara sospechoso. Rechazar algo como aquello probablemente sería la decisión más idiota que podría hacer. Así que no dudé ni dos veces, asentí como pude y sin esperar más, JungKook se dirigió a su escritorio. De allí sacó un fólder blanco y me la extendió—. Debes escribir tu nombre ahí y sería todo.
Frente a mis ojos encontré una larga lista de varios nombres de estudiantes que ni siquiera había escuchado. Pero aquello ni siquiera me importó, agarré el bolígrafo y escribí mi nombre tan rápido como pude. JungKook volvió a sonreírme. Y fue todo tan perfecto como para ser real.
Porque entonces, la puerta del salón fue tocada tres veces y pude sentir como toda pizca de sangre me abandonaba. JungKook y yo nos observamos completamente asustados, al instante, como si fuera alguna clase de señal para nosotros.
—¿Profesor Jeon? —y volvió a tocar la puerta, sin abrirla aún. Pude distinguir que era la voz del maestro de gimnasia y me asusté todavía más. ¿Por qué el profesor estaba aquí? ¿Nos había escuchado? ¿¡Sabía que estaba conmigo!? Quise que el mundo me tragase viva, mis piernas flaquear y cuando sentí el tercer toque, corrí rápidamente hacia el escritorio y me agaché ahí mismo, con el corazón latiéndome a mil por hora.— Lo estamos esperando para iniciar la reunión.
JungKook se quedó ahí mismo, viendo cómo yo había corrido despavorida hasta esconderme debajo de su escritorio y carraspeó.
—Sí, estoy aquí. En cinco minutos voy. —respondió casi al instante, sin apartar su mirada de mí, tratando de esconder su sonrisa y juzgando por el gesto en su rostro, definitivamente podía decir que JungKook se estaba burlando de mí. Pero es que, ¿cómo no hacerlo? Lo había hecho más como un reflejo, olvidándome por completo el hecho de que JungKook había asegurado la puerta y su escritorio me había parecido el lugar perfecto. Ahora, ni siquiera quería imaginarme cómo lucía a sus ojos. A este punto ya ni siquiera tenía dignidad con JungKook. me había visto en todos los aspectos lo ridícula que podía ser y todavía seguía sin entender cómo me soportaba.
—Okay, trate de no demorar mucho. —y sin más, lo último que escuché fueron los fuertes pasos del profesor alejarse por el pasillo hasta convertirse en nulos. Fue suficiente con que JungKook se asegurase que ya no hubiera nadie más cerca para que, en menos de dos segundos, estallase en carcajadas.
Sus hombros subían y bajaban rápidamente, sus ojitos se habían convertido en toda una fina línea y no paraba de reírse. Mientras que yo, me levanté al instante, bufando.
—¡Yah! ¡No te burles! —exclamé, antes de darle un débil golpe en su hombro. Pero a JungKook parecía no importarle, porque hasta hizo el ademán de secarse una falsa lágrima mientras yo trataba de mantenerme molesta. Aunque era imposible. Con él no podía estarlo, si yo estuviera en su lugar, probablemente haría lo mismo.
—Lo siento, bebé. Pero es que te veías demasiado tierna. —explicó, ahora más calmado mientras acariciaba suavemente mi cabello. Mi corazón se calentó al escucharlo, pero él ya no se veía tan animado como antes y sabía el porqué.—. Ya tengo que irme, los profesores me esperan.
Dijo, tratando de llevar la realidad que ambos ya sabíamos de antemano. Asentí. Era cierto. Yo también debía irme a casa y no podía interrumpir su trabajo. Recogí mi mochila y la acomodé en mi hombro.
—No te preocupes, yo también tengo que irme a casa. —admití, antes de acercarme a su rostro y darle un pequeño beso en su mejilla. Sin embargo, su mirada de niño triste me dejó confundida.
—Pero yo te puedo llevar, solo espérame... —y cuando supe qué trataba de decir, lo interrumpí al instante, negando suavemente.
—No hace falta, JungKook. Iré en bus y llegaré, más bien, ve de una vez a la reunión. Es de mala educación tardar mucho, ¿sabías? —y cuando lo vi sonreír, supe bien que, definitivamente JungKook no insistiría más. Lo agradecí por dentro. No quería ser una carga para JungKook ni tampoco verme en la necesidad de depender de él cuando yo mismo podía valerme por mi cuenta. Que no me llevara no era nada del otro mundo y hasta podría decir que realmente disfrutaba mis caminos de bus, donde escuchaba música y me perdía en mi propia burbuja.
—Está bien, pero prométeme que me enviarás un mensaje cuando llegues, ¿de acuerdo?
—Claro que sí. —arrugué mi nariz, asintiendo. Y segundos después, detallé con atención cómo JungKook iba abriendo la puerta. Los dos yendo por caminos separados.
[...]
El camino en autobús había resultado más entretenido de lo planeado. Entre calles transitadas, jóvenes y niños paseando entre la pista y la música retumbando a través de mis audífonos, me habían dejado en un flote de mente, una burbuja más bien, donde allí, los minutos parecieron convertirse en segundos. Y mi camino a casa ahora solo dependía de subir el ascensor.
Como era usual, saludé al recepcionista y presioné el botón al quinto piso. Caminé entre el desolado pasillo, y cuando pasé por la puerta de JungKook, como si de un reflejo se tratase, lo único que pude hacer fue detenerme. Y detallarlo.
Él aún no regresaba a casa, y se sentía extraña la manera en que mi cuerpo se sentía incómodo al recordarlo, llenándose de una preocupación innecesaria. No debía preocuparme por algo como aquello, sabía que JungKook regresaría pronto y ya podría descansar.
Pero, aun así, mis palabras no eran el apoyo suficiente para calmarme. Solo quería que regresara, a pesar de ni siquiera iba a verlo.
Con un suspiro escapando de mis labios, finalmente decidí introducir la llave a la puerta de mi apartamento.
Y sin embargo, la sorpresa que recibí adentro fue algo que no anticipé ni mucho menos.
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HOLA GENTE, VOLVÍ
por si no me recuerdan me presento, soy sally, pero me pueden decir sali para los compas y hoy vine con un capítulo re largo pa compensar mi ausencia
¿qué tal les va? siento que no hablamos hace años y solo fueron dos semanas aYUDA
en fin, hace dos días fue el cumple de nuestro poderosísimo nam y me inspiró para escribir esto que además, tal como las lectoras pidieron, tenemos a un jungkook medianamente celoso así que espero que les haya gustado aHRE
las amo mucho, recuérdenlo, sali se va
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