Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

((🌺))' O21

grown up: malentendido 



Mis piernas ardían como mil infiernos, el aliento apenas era escaso entre mis labios y el sudor no dejaba de deslizarse por todo mi rostro. Hace menos de media hora la clase de gimnasia había comenzado, y tras solo dar quince vueltas, sentía que iba a morirme ya. 

—¡¿Es todo lo que tienen?! —la voz del profesor Jo retumbó por toda la cancha escolar y, en menos de dos segundos, su irritante silbato taladró mis oídos.

Bufé con toda la molestia del mundo y tuve que voltear para observar a Jennie, que estaba unos metros más atrás de mí, sentada en el suelo y resignada a rendirse. 

Di media vuelta y corrí todo lo que pude hasta alcanzarle. Ayudé a que el delgado cuerpo de mi mejor amiga logre reincorporarse y sonreí por su mala actuación de lesionada. Jennie siempre había odiado hacer ejercicios en la escuela.

—¿No sería una buena idea si nos saltamos la clase? —sugirió, con el mejor tono travieso que hubiera podido soltar y ahogué una risa. 

—Lo dudo mucho, Jennie. —y tal como esperaba, un pequeño puchero adornó sus labios, cerrando sus felinos ojos, en un mohín exagerado. 

—¡Por favor! ¡Siento que ya me estoy muriendo! 

—¿Y adónde planeas ir? 

—Cualquier lugar lejos de aquí. —respondió, resignada ya. Lo cierto era que, aunque quisiera negarme, ni yo misma tenía ganas de escuchar los gritos del profesor Jo en lo que quedaba de la hora. Pero no aceptaría tan fácil y fue por eso que entrecerré los ojos, fingiendo pensármelo. 

—Uhm... dudo mucho que sea buena idea... —mi mejor amiga entonces juntó sus manos y puso sus ojitos tan iguales como el de un cachorrito abandonado.

—Por favor, por favor...

—Está bien, pero ¿cómo vamos a escapar? —Jennie sonrió ladina. Empezó a caminar en dirección a las gradas y yo me quedé en mi sitio, frunciendo el ceño. 

—¡Yah! ¿Qué haces ahí parada? Tienes que seguirme. 

Parpadeé, regresando a la realidad y fui caminando por su detrás. El profesor Jo estaba ocupado con los chicos en la otra esquina de la cancha y solté una risotada al ver a JiMin siendo reprimido por el profesor a lo lejos. 

Su equipo estaba por entrar a las ligas nacionales y era por eso mismo que ya no tenía tanto tiempo para nosotras. Cuando venía tiempos importantes como estos para él, realmente era demasiado obstinado y no iba a parar hasta ganar. Pero estaba bien para nosotras, porque de todos modos siempre íbamos a sus entrenamientos cada vez que había el tiempo. 

El rubio nos observó desde lo lejos, hizo una mueca al saber que estábamos escapando de la clase y Jennie le sacó la lengua en respuesta. Yo apenas pude sacudir el brazo cuando la mano de mi mejor amiga me llevó casi que corriendo hasta encontrar la salida de la cancha. 

Corrimos de puntitas por el pasillo y pensaba que nos detendríamos en los vestidores para poder  cambiarnos con el uniforme escolar. Sin embargo, a Jennie pareció poco importarle porque fue de frente hasta ingresar al pasillo principal de la escuela. 

—¿No quieres cambiarte? —pregunté, frunciendo el ceño. Las dos estábamos con shorts y una remera, las medias blancas hasta las rodillas y una coleta donde apenas el sudor pasaba. 

—No, ¿tú sí? —preguntó Jennie, con el cabello levemente despeinado y volví a observar el pasillo. A estas horas todo el mundo estaba en clases y era absurdo pensar que alguien podría vernos.

Negué. ¿Qué más daba? El uniforme era más incómodo. 

—Debemos tener cuidado de la rectora, no lo olvides. —traté de recordarle, porque realmente si la maestra Kim nos veía, estaríamos muertas de por vida. 

—No te preocupes, a estas horas ella tiene almuerzo.

—¿Y adónde quieres ir? 

—Ah, se supone que serías tú la que sabría. —hizo un puchero, cruzándose de brazos y yo me quedé pensando. La escuela, a pesar de ser grande, no tenía tantos lugares libres donde ningún profesor pudiera vernos y eso solo lo hacía más complicado. Traté de pensar y no se me ocurría nada.

Pero fue justo en el momento que mis ojos dieron con una máquina de café que se encontraba a unos cuantos metros de nosotras para recordarlo. 

La azotea. 

¿Cómo pude olvidarme de eso? Era una perfecta idea. 

—Ya lo tengo. —avisé, sonriendo. 

Agarré la mano de Jennie y comenzamos a subir las gradas en silencio. Pasamos por algunos salones entre sonrisas y susurros. Cuando finalmente llegamos al quinto piso, ambas nos detuvimos en frente de la puerta metálica roja, que justamente nos daba la entrada a la azotea. 

Jennie con una mueca que no supe distinguir bien y yo, frunciendo el ceño. 

—Parece que alguien no quiere que entremos... —dijo ella, señalando con la mirada el hecho de que entre las manijas de la puerta, se encontraba atascado un palo. 

Eso era extraño. 

De todas las veces que había subido aquí, nadie se enteró y ni mucho menos alguien frecuentaba este lugar más que yo y eso que lo hacía con la mayor discreción posible. 

Ver una madera apoyada entre las manijas de las puerta solo significaba dos cosas y era que, o alguien había descubierto mis escondite y también lo frecuentaba, o el conserje decidió cerrar las puertas. 

Pero lo último tampoco tenía sentido. De ser así, ¿no habría puesto un candado o algo?

—Ayúdame a sacar el palo. —finalmente solté, obstinada a cumplir mi objetivo. No pensaba irme de aquí sin antes matar la curiosidad que estaba sintiendo. 

Jennie me obedeció y tras largos segundos de intento, el palo cayó al suelo y no dude ni un segundo en abrir la puerta de inmediato. 

Pero tal vez había sido demasiado intensa. Tal vez me había dejado llevar demasiado por mis emociones y la necesidad de saber qué era lo que pasaba adentro. Sin antes tener en cuenta que, como dicen, la curiosidad mata al gato. 

Y finalmente pude entender el significado de ese lema aquel momento. Porque después, mi mente quedó en blanco. Como si se tratase de alguna computadora defectuosa que haya decidido reiniciar el monitor. 

Lo cierto es que jamás había entendido el sentido de al menos la mayoría de refranes que había escuchado a lo largo de mi vida, y sin embargo, no sabía si este era una especia de señal del universo para conspirar en mi contra o una lección de vida para que pudiera abrir los ojos. Pero por primera vez, pude comprobar aquel lema en el momento exacto que vi SooJin agarrar el cuello de la camisa de JungKook, acercándolo cada vez más a sus labios, tan cerca que me traía una inevitable sensación nauseabunda. 

Mis ojos quedaron pegados a la escena como si su único propósito fueran hacerme sentir la persona más idiota del mundo. Mi corazón empezó a doler dentro de mi pecho y ni siquiera supe cuántos segundos me quedé observando el momento. Pero si de algo estaba segura era que, probablemente esos mismos segundos eran los más dolorosos que había podido experimentar en toda mi vida. 

Me sentí patética. Idiota. Ilusa. Estúpida. Desilusionada. Por haber creído que JungKook era demasiado bueno para mí, que lo había idealizado tanto y puesto en un pedestal imaginario cuando al final terminaba decepcionándome. Como todos lo habían hecho. 

Sin embargo, no era solo este momento el que me dolía tanto. Sino también, saber que hace tan solo dos días atrás yo había pasado la noche en su casa, me había preparado todo lo que fuera posible para hacerlo ver como el hombre ideal y el tan solo pensar que, tal vez, hacía lo mismo con cada chica me hizo sentir... usada. 

Usada de la peor forma posible. 

Ni siquiera me percaté del tiempo en que estaba parada y él aún no se daba cuenta de mi presencia, ni mucho menos tomé en cuenta el hecho de que no estaba sola. Y lo supe cuando mi mejor amiga recogió el palo, lo tiró a cualquier lado del suelo y ocasiono la suficiente bulla para que Jeon y SooJin voltearan. Por una fracción de segundo, pude ver cómo él palidecía al verme pero yo solo aparté la mirada. 

—¡Usted es un imbécil! —vociferó Jennie, apuntando con el dedo a mi vecino. Su tono salió mucho más grave de lo que alguna vez pude haberme imaginado y no tardó ni dos segundos en caminar hacia él— ¿¡Así que a esto es a lo que se dedica!? ¿¡A meterse con sus alumnas!? Me repugna, me da asco. ¿Es que no tiene vergüenza? ¡Son menores de edad! ¡Esto también podría denunciarse! ¿Lo sabía? Dios, es que de verdad no me lo creo, les juro que no me lo creo, todos los hombres son igu-

—¿¡Puedes callarte!? —pero de pronto, el monólogo de mi mejor amiga fue interrumpido por SooJin. Quien viraba los ojos y ya no se encontraba al lado de JungKook. 

Ni siquiera me molesté en buscar a mi profesor con la mirada, seguía en mi puesto, más estática que una roca y con mi cabeza apenas viéndose capaz para procesar la información. 

—El profesor Jeon no se quiso aprovechar de mí, idiota. ¿Sabes lo mucho que me costó...

Sin embargo, un pequeño toque en mi hombro me sobresaltó y me alejé de inmediato. En esos momentos, toda la discusión que se había formado entre SooJin y Jennie dejó de existir para mí. Porque en esos momentos solo fuimos él y yo, y tan solo verlo me traía un sentimiento de rechazo muy grande. 

Me alejé lo mejor que pude de su agarre. No quería ni siquiera que me tocara. Sentía demasiada rabia y decepción que tenía incluso miedo de desmoronarme ahí mismo.

Cuando JungKook se dio cuenta de lo que había hecho, por un momento, juré ver el dolor asentarse en su mirada. Pero nada de eso me importó. Solo quería alejarme de su presencia. ¿Cómo le hacía entender que incluso verlo me dolía?

—Lisa, sé lo que estás pensando... déjam-

—No. —fue lo único que pude articular. A penas logré mirarle a los ojos y me alejé aún más.— Déjalo así. 

—Pero tan sol-

—De verdad, no quiero... —y lo que más odié en ese momento, era que ambos fuéramos igual de obstinados. Estaba cansada, realmente no quería escucharlo ni mucho menos las excusas que tenía para decirme. Trataba de sonar calmada pero todo empeoraba cuando lo único que él hacía era presionarme. Parecía incluso que mis pedidos eran palabras sordas para él mismo y solo pude enojarme más. La sangre me hervía y un nudo se hacía presente por mi garganta. 

Hasta que toqué límite y toda paciencia se esfumó. Mi ira explotó. Yo exploté.  

—¡No JungKok! ¡No quiero escucharte! —volví a repetir, esta vez exasperada. La mirada que JungKook me regaló en esos momentos no se comparaba a ninguna otra que había conocido. Estaba pasmado, se quedó callado por largos segundos y yo solo podía estar ensimismada. 

 Miré el suelo, tratando de controlarme. Pero es que parecía un trabajo imposible cuando ni yo misma sabía cómo sentirme al respecto.

¿Era dolor? ¿Decepción? ¿Impotencia? ¿O simplemente todo a la vez? 

No me podía olvidar la escena entre SooJin y él. En mi cabeza, seguía repitiéndose como un disco rayado y lo odiaba. Odiaba recordalo aun cuando no lo quería.  

—Lisa...

—¿De verdad querías hacer esto? ¿Realmente eres esta clase de persona? —pregunté, cuando finalmente pude conciliar la cantidad más mínima de paz mental que podía obtener en ese momento. 

Pensándolo bien, tal vez sí quería escuchar lo que tenía para decirme. A pesar que no le creería en lo absoluto. 

Ya no podía creerle. 

Nuestros ojos se encontraron. Los de él, reflejando un gran vacío café y sin destello alguno. Los míos, buscando signos de sinceridad que hasta ese momento me parecían nulas. Era extraño. Extraño la manera en que podía actuar tan bien con tal de que pudiera compadecerme de él. 

No lo iba a hacer. 

—Ella me trajo aquí, Lisa. Me dijo que aquí estaba su proyecto y mientras me lo enseñaba empezó a acercarse más. Estaba tratando de alejarme pero es ahí cuando ustedes entraron. No quiero que lo malinterpretes ni mucho menos pienses mal de mí. Sabes que no soy así. —parpadeé. ¿Yo lo sabía? Claro que no. La verdad era que apenas lo conocía, e incluso, si me ponía a pensar bien, jamás me había comentado algo más allá de su día a día o su trabajo. Todo quedaba ahí y las cosas que sabía de su pasado eran nulas. 

Así que, ¿cómo él podía decirme eso cuando no era cierto? 

Negué lentamente, dejándole en claro que era una enorme mentira. 

—Ni siquiera te conozco, JungKook. Así que no esperes que pueda creerte. —dije, porque era cierto. Sin embargo, lo que no me había esperado era esa mirada de cachorro perdido que JungKook me dio. Hasta podría decir que se asimilaba a una ofendida.

—¿Estás hablando en serio? —repitió, más como si quisiera hacérselo creer a él y yo apenas pude asentir. Aunque sabía que probablemente me estaba dejando llevar un poco demasiado, no me podían culpar. Mi mente aún estaba tratando de procesar todo lo que sucedía y de manera rápida. Decía lo primero que mi boca salía y estaba totalmente cegada de un irritante orgullo. 

Ambos lo estábamos. 

—Tu palabra no tiene validez para mí, ya no. Primero la maestra Kwon, después SooJin, ¿qué viene después? —un pesado silencio nos inundó después de aquello, y solo ahí, pude darme cuenta del gran error que había dicho. Era un golpe bajísimo de mi parte, para empezar, ni siquiera sabía por qué estaba tan enojada. 

Pero la tan sola idea de imaginarme encontrar a JungKook en momentos comprometedores de nuevo, solo hacían a mi sangre hervir de pura furia.  

JungKook parpadeó, como si estuviera procesando información en el acto y sin esperar más, ahora sí, lucía muchísimo más ofendido. 

—¿Entonces qué? ¿Crees que tú eres una más para mí? —bufó, sin dejarme tiempo a responder—. Creo que te conocí mal, Lisa. No eres la persona que creí que eras. 

Auch. 

Aunque traté de lucir tranquila, la manera de disimular lo mucho que me habían dolido sus palabras fue imposible. Observé sus ojos, tratando de al menos buscar algún atisbo de arrepentimiento pero estos se veían aún más firmes que los míos. 

Sin embargo, lo que más odié, fue el momento en que sentí mi garganta comenzar a picar. Odiaba decepcionar a los demás y de alguna forma, era eso exactamente lo que JungKook me había dicho. Y me dolía aún más. 

La manera en que mi corazón estaba oprimiéndose hasta ser un ovillo no era precisamente la sensación ideal ni mucho menos al saber que esas palabras habían sido dichas por JungKook. Y aunque él no estuviese enterado, haya tocado un punto débil para mí. 

Pero me contuve.  

Era absurdo llorar por algo como aquello. 

Aun así, ver la mirada tan cambiada de JungKook solo me hizo sentir más insegura. ¿Él.. realmente pensaba eso de mí? 

Tenía miedo de saber la respuesta, pero más miedo tenía no saberlo y que mi subconsciente cree una mucho peor del que tal vez me arrepentiría. 

—¿Te arrepientes de lo que acabas de decir? —pregunté, en un tono que me supo más asustadizo y me hizo sentir minúscula a su lado. JungKook notó casi al instante mi cambio drástico de humor y me odié por aquello. Lo que menos quería era que me tuviera lástima. 

Por un segundo, mis ojos pasearon por el otro lado de la azotea, justamente donde SooJin y Jennie se habían quedado discutiendo. Pero la confusión en mis ojos era palpable al ver que no había rastro alguna de ellas. ¿Adónde habían ido?

Estaba por preguntar algo al respecto, solo para cambiar el tema y trata de convencerle que me encontraba en lo absoluto bien, sin embargo, cuando la dulce y tranquila voz de JungKook se coló por mis oídos, mi mundo se detuvo por un segundo. 

Y todo rastro de furia se desvaneció. 

—Claro que no, Lisa... —negó rápidamente, y cuando esta vez sí pude discernir aquel tono genuino filtrarse en su voz, entonces, toda calma llegó a mí— Solo me dejé llevar y dije cosas sin sentido. 

Dijo, y fue como si mi subconsciente solo hubiera querido escucharlo salir de sus labios para desactivar todo pánico, furia y cualquier emoción que había estado sintiendo. 

Simplemente porque se trataba de JungKook, y era él como mi mejor anestesia. 

—Lo siento. —respondí antes de poder retractarme. Por que al fin y al cabo, era cierto. Lo sentía demasiado—. Yo... no debí reaccionar de ese modo, lo que hagas no debería ser de mi incumbencia y tampoco debería enojarme por cosas como esas. 

Pero lo que no me esperé fue que, mientras yo trataba de buscar las palabras adecuadas y me hallaba en un limbo de vergüenza y arrepentimiento, JungKook fue acercándose. Lo suficiente para sostener mis manos y, al conectar miradas, negar suavemente.  

—No, soy yo el que tiene la culpa. Debí haber prevenido algo como esto sabiendo que venía de SooJin y sus amiguitas. —sus pulgares acariciaron mis nudillos con suavidad. Era aliviante saber que ambos estábamos siendo conscientes de nuestros impulsos y relajante al mismo tiempo—. Además, sí es de tu incumbencia. Sobretodo con todo lo que pasamos ayer y la noche anterior, ¿o es que ya te olvidaste?

Idiota...

Mis mejillas se calentaron a más no poder. Por puro instinto, volví  a observar por mi alrededor y, de nuevo al ver que todo estaba vacío, sonreír con la mirada gacha. 

—¡Esas cosas no se dicen aquí, Jeon! —traté de reprenderle aunque fue trabajo imposible. Porque para ese entonces, ambos estábamos ya sonriendo como tontos—. ¿La culpa es de los dos?

Pregunté esta vez, porque de verdad quería saberlo. Aunque ya sabía la respuesta de antemano. 

—Es mejor pensar que sí. Así que perdóneme, señorita Lisa. —pero quedé aún más confundida cuando de pronto, JungKook se reverenció delante mío.— Prometo no darle más malentendidos. 

—Y yo no dejarme llevar por los sentimientos del momento. —le devolví la reverencia, de manera juguetona hasta que volvimos a observarnos y algo pareció cruzar la cabeza de mi profesor, porque no tardó en fruncir el ceño. 

—Discúlpeme señorita Lisa pero, ¿usted no debería estar en clases? 

Mis ojos se abrieron más allá de mis órbitas y mi boca también. 

¡Era cierto! Después de gimnasia, tenía clases de historia. 

Ahora entendía por qué las chicas habían desaparecido de un momento a otro. Seguramente ellas ya estaban en clases. 

Caminé hasta la salida de la azotea casi que al instante, rogando porque llegase a tiempo, pero me detuve al final, dando media vuelta para observar a JungKook y sonreírle. 

—Adiós, profesor. 

Y así, la pequeña discusión que ambos habíamos formado desapareció. Pero lo que no sabía hasta entonces era que, tal vez, sí debí hacer caso a mis instintos. 

Porque después lo sabría todo muy tarde.  


🌺🌺🌺

aAAAAAAAAAAAAA, lo cierto es que escribiendo este capítulo me vino una duda muy grande

si ustedes fueran lisa, ¿le creerían al jungkook? 

digO, pregunto por mera curiosidad, nada es lo que parece así que nejejeejejej yo no sé, no aseguro nada ;)

en fin, actualizo porque hoy técnicamente es el cumpleaños del koko (sé que fue ayer pero vivo en hora peruana amores) y este es mi pequeñito regalo 🥺 also, quería agradecerles por la espera y el hecho de que la historia está creciendo muhrápido y tENGO MIEDO

también, me preguntaba qué cosas las gustaría que sucedieran en grown up, aHRE, capaz que algunas me dejan tentada 

en fin, eso es todo, los tqm, cuídense mucho, no salgan de sus casas, con amor sally 💕

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro