((🌺))' O19
grown up: peculiar noche
disclaimer: gente, no sé si se han dado cuenta pero en el libro dice bien claro la advertencia +18 así que ;) ya se pueden hacer la idea de lo que viene aquí, con la multimedia será mucho mejor, los amo 🥺💞
Me quedé tiesa, más tiesa que una mismísima piedra.
¿Qué acababa de escuchar?
Quise creer que JungKook estaba bromeando, que no lo decía en serio pero, ¿realmente él bromearía con algo como eso?
Sus palabras habían salido de manera tan tranquila, como si su petición hubiera sido nada relevante en realidad y me sentí bastante mal por haberle dado tantas vueltas y reaccionar como si hubiera sido el fin del mundo. Al fin y al cabo no era tan grave ¿cierto?
Solo era dormir y ya.
Además, estaba tan cansada y con mucho sueño como para ponerme a crear otra mini discusión que al final terminaría perjudicándonos a ambos. Y por si fuera poco, también estaba ya amaneciendo, así que no era como si fuéramos a estar juntos por muchas horas. Suspiré. ¿Debería? Era la cama de JungKook, ¡de JungKook!
No sabría decir si odiaba mi lado orgulloso por negarme a dejar que duerma en el sofá o mi lado resignado por pensar en la oferta. Pero finalmente, tras extensos segundos de meditación en donde probablemente lucí ridícula, di media vuelta y me detuve en la puerta de su baño, que se encontraba dentro de su habitación.
—¿Puedo usarla? —JungKook me siguió con la mirada, curioso, y no dudó en asentir. Sin embargo, antes de poder entrar, su dulce voz me detuvo y volteé.
—¿Ya decidiste? —asentí, tan igual como él había hecho anteriormente y sin decir nada más, me adentré a su pequeño baño.
Cerré la puerta tras de mí y dejé la ropa que JungKook me había prestado encima del lavabo. Mi cabeza aún seguía mareada de todos los locos y extraños pensamientos que había pasado durante toda la noche. Aún la idea de dormir con JungKook (que era la que había elegido) me parecía demasiado loca y curiosa en el buen sentido. Tal vez, simplemente debía dejar de preocuparme por todo y bajarle la importancia a cosas mínimas como aquellas.
Abrí el caño del lavabo y comencé a lavar mi cara. Todo el maquillaje resbaló por mis mejillas y me quedé ahí un buen rato hasta que me asegurase de que ya no tenía nada. Ni siquiera me preocupaba de que JungKook me vea sin maquillaje cuando ya lo había hecho varias veces en realidad, y tampoco era como si me importase. Después, até mi cabello en un moño y acomodé algunos mechones rebeldes de mi flequillo.
Pero cuando llegó el momento de probarme la ropa que JungKook había elegido especialmente para mí, sin siquiera percatarme, un revoltijo de emociones invadieron mi estómago. Traté de no tomarle importancia y finalmente me puse aquella sudadera que me llegaba hasta las rodillas y un buzo negro que, del mismo modo, tuve que atarlo lo máximo posible para que pudiera quedarme. JungKook no era tan grande a decir verdad, nuestra diferencia de tamaños no era tan abismal y sin embargo, las ropas que él compraba eran exageradamente enormes. Aunque tampoco podía quejarme, me sentía demasiado cómoda. Y sobretodo con aquel aroma a lavanda que estaba impregnado en las prendas.
Cuando abrí la puerta, no fue de esperarse que mi vecino también esté cambiado y me recorriera de pies a cabeza con la mirada, con esa boba sonrisa acompañándolo mientras lo hacía. Yo pretendí ignorarlo y caminé hasta llegar a la cama. JungKook me observó con curiosidad y mis mejillas se calentaron levemente.
—¿Vas a echarte o qué? —le pegunté, solo para evitar la vergüenza que estaba comenzando a sentir. JungKook volvió a sonreír, esta vez victorioso y las ganas de golpearlo no me faltaron. ¿Cómo es que me había convencido? Aún me lo seguía preguntando.
JungKook me hizo caso por fin, y ambos nos metimos dentro de la cama. La extremadamente suave y sedosa tela de sus sábanas me hizo arrugar la nariz y cerrar los ojos de manera satisfecha, pero me sobresalté al sentir su pulgar tocarme suavemente la nariz que abrí mis ojos al instante. Y fue ese mi gran error.
Porque entonces, volví a sumergirme en aquellos dos profundos y melosos ojos café, en su cabello ligeramente despeinado y su vaga sonrisa que hacía elevar apenas aquellos rojos labios que no habían dejado de llamarme durante toda la noche. Estábamos tan cerca y lo peor es que no me molestaba en lo absoluto ni tenía las ganas de alejarme.
Mis manos, como si tuvieran vida propia, fueron directo a acomodar algunos mechones de su cabello y JungKook cerró suavemente sus ojos, dejándose hacer por mi contacto sin decir nada. El corazón me palpitaba a mil por hora pero le resté importancia. Había ansiado tanto peinarlo suavemente desde el momento en que había salido del baño y admiré en secreto lo adorable que se veía con su pijama azulina.
Nos quedamos así un buen rato, tal vez un par de minutos a decir verdad. Pero cuando retiré mi mano suavemente de su cabello, JungKook finalmente abrió los ojos, y con la duda carcomiendo en sus pequeños ojos, me preguntó casi que temeroso:
—Lisa... ¿puedo acercarte un poquito más?
Sonreí como una idiota y asentí. La mirada de mi adorable vecino fue relajándose poco a poco entonces, y solo ahí, con mi permiso, su mano izquierda envolvió mi cintura y me empujo suavemente hasta que nuestro pechos se rozaron. Esta vez fue su turno para sonreír y yo solo pude tragar saliva.
Cálido. JungKook era demasiado cálido.
Nuestros ojos volvieron a conectarse y no fue necesario que las palabras emerjan para entender lo que ambos tratábamos de decir, lo que ambos estábamos sintiendo en ese momento.
Pronto esa misma mano que había estado descansando en mi cintura, fue subiendo con delicadeza hasta acunar mi rostro, yo me acomodé aún más en su mano como acto reflejo y él, tan ensimismado, daba pequeños trazos con su pulgar por toda mi cara. Empezó con las mejillas, mi nariz, mis dos ojos y cuando se detuvo en mis labios, realmente supe que era mi perdición.
Ninguno de los dos dijo nada, pero la insinuación fue obvia. Porque antes que JungKook pudiera besarme, yo me adelanté. Planté mis labios sobre los suyos, nuestras lengua jugaron, nuestros alientos se combinaron y fue como si sus labios se tratasen de la perfecta pieza del rompecabezas que siempre me había faltado. Su beso, tan dulce como un algodón de azúcar, me dejaban tan sedienta de más que esta vez no permití cohibirme, y aceleré el ritmo para calmar los palpitantes latidos de mi corazón.
JungKook no hizo nada para evitarlo, dejó que tomara el control y siguió mi ritmo. Pero la posición en que estábamos se estaba volviendo cada vez más incómoda para seguir con el beso que pareció como si ambos hubiésemos pensado lo mismo, porque ahí, esta vez sus dos manos abrazaron mi cintura y me colocaron encima suyo.
Miré sus labios otra vez y pude notar la incertidumbre en sus ojos, hasta podría decir que el temor. Pero no pensé más, mi cuerpo quedó a horcajadas del suyo y no tardé para volver a aquellos labios que ahora lucían mucho más brillosos y rojos.
JungKook y yo volvimos al juego, a la velocidad y la calidez de nuestras bocas. Acuné su rostro entre mis manos y las suyas, ya cansadas de no hacer nada, comenzaron a jugar con algunos mechones de mi cabello, primero apartándolos y después descendiendo hasta mi cuello. Pegué un pequeño brinco al sentirlo y él se detuvo de inmediato, alejándose de mis labios al instante.
—P-perdón... ¿fue mucho, no? —la preocupación denotando en cada centímetro de su rostro casi me hizo reír incluso, pero no lo hice. Negué lo más pronto posible.
—No es eso, es que tu mano estaba helada. —admití con vergüenza. No estaba mintiendo después de todo. Mi cuerpo había comenzado a calentarse por la sesión de besos y la mano de JungKook había sido un total contraste que no esperaba. Mi vecino asintió, ya calmado y alejó la mano de mi cuerpo.
—Descuida, ya no te tocaré entonces. —parpadeé como una idiota, descolocada con lo que acababa de decir. Había malinterpretado mis palabras al parecer. O bueno, eso esperaba.
—¿Qué? No, no. Tú... sigue haciéndolo. —mis mejillas se incendiaron de la peor forma y desvié la mirada de sus ojos.— Y-yo me acostumbraré.
Pero JungKook agarró mi mentón e hizo que volteara otra vez, solo para dar con sus ojos y dibujó pequeños trazos por mi mejilla. Enternecido de mi avergonzada reacción.
—¿Acaso eres real, bebé? —ahora definitivamente me iba a desmayar. Y es que, JungKook, Jeon JungKook, ¡me había dicho bebé! Debía admitir que jamás había sido fan de los sobrenombres, pero en su voz salía tan natural que era imposible negarme.— Si algo no te gusta, me avisas, ¿de acuerdo?
—Está bien.
Sonreí y llevé su mano a mi cuello, justo donde él lo había dejado y las palabras se esfumaron, porque volví a besarlo y esta vez con más intensidad. Su mano fue descendiendo poco a poco por mi cuello y no se lo impedí, recorrieron la sudadera con la que estaba envuelta hasta que se detuve en el dobladillo.
Todo mi cuerpo se erizó en menos de un segundo al sentir esa misma mano escabullirse dentro, apenas acariciando en delicados círculos mi estómago, y cuando sentí su otra mano también meterse, un largo suspiro escapó de mis labios y jadeé sin siquiera darme cuenta. Pero JungKook sí lo hizo, porque entonces sus dientes atraparon mi labio inferior y yo apreté mis ojos por las sensaciones que comenzaban a abrumarme.
Cuando sentí sus manos comenzar a subir su camino por mi cuerpo y acariciar cada centímetro, yo ya no podía aguantar. Me sentía en un tremendo desierto en busca de alguna gota de agua para calmar aquella sensación de agonía, y esa misma gota de agua era para mí su cuello.
Primero dejé pequeños besos ahí, hasta que dejé de retenerme y fui directo a esa clavícula que en realidad siempre había querido tocar y que solo lo había hecho en mis más profundos sueños. Succioné, mordí a penas, lamí y besé.
Pude sentir a JungKook jadear, su respiración descontrolarse y por un segundo me sentí al control de toda la situación, me sentí victoriosa.
Sin embargo, cuando una mano de JungKook encontró mi pecho, yo perdí los papeles. No tenía puesto el sostenedor, por lo que había sido completamente su mano fría contra mi caliente cuerpo y se sintió perfecto.
Aunque trataba de concentrarme en mi trabajo, succionando y mordiendo el cuello de JungKook, simplemente no podía hacerlo cuando sus dedos comenzaron a trazar círculos alrededor de mi pezón, juguetear con este y amasarlo a su antojo.
—Ah... —gemí sin poder evitarlo. JungKook se tensó y esta vez no tuvo piedad alguna sobre mí. Sus manos dejaron de tratarme delicadamente, agarró el dobladillo de mi sudadera y lo subió apenas un poco, después me observó, otra vez, precavido.
—¿Quieres que te lo quite? —asentí, cerrando mis ojos. No me veía capaz de formular palabras coherentes cuando finalmente se deshizo de aquella sudadera. Mi pecho quedó expuesto a sus ojos y por un segundo la vergüenza me invadió. Pero al notar que JungKook los observaba con deseo, con aquel brillo en sus ojos mientras relamía sus labios, entendí que no había nada de qué avergonzarme. JungKook los miraba como si fueran lo mejor que alguna vez había visto sus ojos y eso me bastaba.— Eres hermosa...
Susurró, más para él mismo pero de todos modos lo escuché. En menos de un segundo, JungKook cambió los roles y me volteó hasta que mi espalda chocara contra el colchón. Abrí mis piernas para que pudiera acomodarse entre ellas y no me dejó tiempo para asimilar lo que ocurría cuando se quitó la camisa blanca que había estado puesta y la dejó en cualquier parte del suelo. Mis ojos detallaron con precisión cada milímetro de su pecho y tragué saliva.
Sin esperar mucho, la boca de JungKook acorraló uno de mis pechos mientras que con su mano tocaba el otro. Mi vientre se contrajo al sentirlo y gemí otra vez. Era como si frente a mí estuviera el mismo paraíso y mis ojos se cerraron por puro instinto.
Pude sentir su lengua delinear mi pezón con firmeza y otro suspiro escapó de mis labios. Mis manos tocaron sin vergüenza alguna su pecho, se enredaron por su cabello y suspiré.
Sin embargo, para el momento en que JungKook ya había concluido el paseo por mis pechos, yo ya no estaba actuando por lógica propia. Porque entonces agarré su mentón para llevar su rostro a mis labios, pasar mis manos por sus anchos y musculosos hombros, y comenzar a mover mis caderas en círculos. Ambos jadeamos al unísono al sentir el bulto de JungKook incrementarse y ser más molesto para los dos.
Nuestro beso comenzaba a tornase más intenso, mi cuerpo ya no estaba satisfecho con lo que recibía y JungKook pareció entenderme en ese instante. Su mano fue resbalando por mi cuerpo, hasta llegar al comienzo del buzo en que estaba puesta y tragué saliva, mirando sus ojitos, entre emocionada y asustada.
Las palabras no fueron necesarias de emerger cuando JungKook con la mirada, una vez más, me pedía permiso. Sonreí, prácticamente aceptando. Y es que él se veía tan precavido por mí, priorizaba mi bienestar antes que el suyo y mi corazón no podía con tanto.
Sus dedos desataron el nudo que tanto había tardado para amarrar y que el buzo me quedara ajustado. Hice un puchero al verlo, acuné su rostro para hacerle notar mi fingida tristeza.
—Hey... ¿sabes cuánto me tardé en atarlo? —JungKook soltó una pequeña risa al escucharme. Su felicidad me contagió. Plantó un suave beso en mis labios, uno muy corto y dulce que hizo prácticamente derretirme bajo su toque.
—Lo siento, bebé. Prometo recompensarlo.
Pronto, el rostro de mi vecino se acomodó en el hueco de mi cuello, creó un sendero de húmedos besos ahí pero apenas podía concentrarme en esa sensación cuando, al mismo tiempo, su mano iba escabulléndose en mis bragas. Suspiré al sentir su tacto, una oleada de cosquilleos hizo que mi piel se estremeciera y me replanteara como un disco rayado el hecho de que esto sí estaba sucediendo.
Su índice fue acariciando entre mis pliegues primero, jugó con mi clítoris y para ese entonces yo ya no me pude reprimir las intensas ganas de gemir. Pero JungKook me calló al instante cuando succionó una parte de mi cuello con un severa fuerza y mis piernas comenzaban a flaquear.
Sus dedos acariciaban en distintos ritmos y daba pequeños círculos lentamente diferentes hasta que, cuando metió su dedo en mi entrada, mordí mis labios y jadeé con los ojos cerrados. Metió y sacó varios veces, mientras que con su pulgar frotaba mi clítoris de arriba abajo, su otros dos dedos se encargaban de penetrarme sin piedad alguna.
—¿Realmente el idiota de WonHo dejó ir esta cosita tan preciosa? Yo estaría aquí toda la noche —susurró en mi oído, aumentando el ritmo en mi entrada y solo pude suspirar.
—Mmm...
Podía sentir el calor acumulándose cada vez más hasta que no pude retenerlo, JungKook gruñó al sentirme correr y trataba de mantener mi respiración calmada pero era imposible.
Para ese entonces no me había dado cuenta del momento en que JungKook había abandonado mi cuello de no ser por el dulce beso que dejó en mis labios después. Tierno, encantador; gentil.
Lo cierto era que jamás en mi vida había recordado ser tocada de manera tan entusiasmada. Siempre había temido por nimiedades como el hacer disfrutar más a mi pareja que a mí misma. Pero aquello no sucedía con JungKook, y tampoco podía mentir, definitivamente había sido el mejor orgasmo que tuve en mi vida. Y lo mejor era que esto aún no terminaba.
Sonreí a JungKook de manera traviesa, dejando que mis brazos tomaran el control del asunto. No lo pensé siquiera dos veces, mi mano fue directamente a tocar el miembro de JungKook, y solo bastó con rozarlo un poco para escucharlo jadear. La emoción creció en mi cuerpo.
JungKook solo se había preocupado en mí todo el momento, y esta vez era turno para devolverle el favor. Aunque no lo veía como un favor en lo absoluto, sino más como una necesidad, la necesidad de saber que ahora sería yo la que lo haría disfrutar.
Jugué tranquilamente con su miembro, frotándolo entre mis manos y pude escucharlo suspirar. Sonreí. A veces, era tan fácil complacer a los hombres pero era muchísimo mejor saber que JungKook no era cualquier hombre, y tenerlo así, tan cerca a mí, me traía una paz inimaginable.
Mi brazo se escabulló dentro de su pantalón de pijama, y sin darle tregua para que reaccionase, abrí el elástico de su bóxer y dejé que mi mano se dejase llevar. Lo moví de arriba abajo, toqué la punta, lo acaricié y aceleré el ritmo de mis movimientos. Los suspiros de JungKook pronto fueron confundiéndose por jadeos, por gruñidos, por gemidos y su mano aprovechó para tocar mi seno. Ni siquiera supe cuántos minutos estuvimos así, hasta que JungKook, con el ceño fruncido y un tono suplicante, comenzó a hablar.
—Bebé... Si sigues tocándome así, me voy a correr en tu mano. —su voz salió aún más roca de lo que esperaba. Sus labios estaban hinchados y yo sonreí como una boba.— N-no quiero correrme t-tan rápido...
—¿Por qué no, profesor Jeon? Se siente tan bien tocarlo... —comencé a decir, con el aire más seductor que podría haber tenido alguna vez. Pude sentir su miembro ponerse más duro bajo mis manos y sonreí al saber mi cometido.— Pero podría sentirse mejor si estuviera dentro de mí...
JungKook suspiró, su mano gentilmente acarició mi cabello y al cabo de unos segundos, pude sentir el líquido pre seminal combinarse entre mis manos. Nuestros ojos se encontraron y solo ahí, pude sentirme aliviada de la dulce mirada que en los ojos de él se proyectaban. Su mano agarró mi barbilla, alzó mi mirada y me plantó un beso que me resultó extremadamente adictivo.
Sus labios moviéndose con firmeza por los míos, su diente atrapando suavemente mi labio inferior y su mano acariciando mi cabello en suaves toques, me dejaban en un paraíso mismo. Y en ese momento, jamás me había sentido tan segura bajo los brazos de alguien. Como si aquel cuerpo del que apenas había conocido meses atrás, fuese el correcto.
—Te dije que te ensuciarías, bebé. —en menos de un segundo, JungKook se volteó hacia su pequeña mesa de noche. Abrió el cajón y sacó dos cosas de ahí: un condón y un rollo de papel.— ¿Quieres que te limpie?
Preguntó, del modo más cariñoso posible. Con su mano izquierda, se encargó de limpiar la mía y con la otra, acariciaba mi pecho en un acto tan falsamente inocente pero que me hacía derretir ahí mismo.
—Hey, eso es trampa... —murmuré apenas, sin ser capaz de formular algo coherente con los sentimientos que en mi corazón sentía.
—¿Qué quieres que te diga? No es mi culpa que seas extremadamente preciosa, Lisa.
Solo pasaron apenas unos cuantos segundos cuando, una vez que él había terminado su trabajo, me empujó hasta quedar otra vez echada. El corazón me palpitó a mil por hora, los minutos pasaron, nuestros besos se intensificaron y ya ni siquiera recordaba bien el momento exacto en que JungKook se había desprendido de cada prenda mía y yo de la suya. Porque en el momento en que mi mano se envolvía alrededor de su miembro para colocar el condón, lo supe. Supe que esto era lo que quería y no tenía sentido tratar de retenerme.
JungKook acarició mis muslos suavemente, separando mis piernas para colocarse entre ellas y ahí, tocar mi vientre con sus traviesos dedos. Gemí. Mi corazón se encontraba palpitando a mil por hora hasta que abrí los ojos al escuchar la suave voz de JungKook susurrando en mi oído.
—Lisa, ¿estás segura de que quieres hacer esto? —murmuró, en un tono casi vacilante. Mi cuerpo se erizó entero y asentí. Pero eso no pareció bastarle, porque entonces dejó un pequeño beso en mis labios.— No, tienes que decírmelo.
—Sí, JungKook. Lo estoy.
Dije, más segura de lo que había imaginado. JungKook me sonrió. Su mano jugó con mi entrada unos segundos y cuando vio que mi cuerpo ya estaba demasiado listo para recibirlo, él no perdió tiempo.
Introdujo su miembro en mí. Ambos gemimos, mis paredes fueron amoldándose por dentro y al cabos de unos pocos segundos, JungKook comenzó a moverse.
Mi cuerpo se arremolinaba de calor a medida que sus estadas se volvían cada vez más profundas. JungKook había comenzado de manera lenta, hasta podría decir que casi gentil, pero solo fue cuestión de segundo para que sus movimientos comenzaran a ser más vehementes, duros, y rápidos. Sin embargo, ni siquiera me veía capaz de concentrarme del todo cuando los gruñidos de JungKook me distraían de una forma asombrosa.
—Ah... —cerré los ojos por puro placer. Estar dentro de JungKook se sentía tan bien, mi cuerpo iba desfogándose poco a poco y lo único que podía hacer era arañar su espalda. Su boca mordió sutilmente mi oreja y la respiración agitada que él tenía acompañado de sus suspiros en mi oído era jodidamente perfecto.
Podía notar sus ojos mirar mi pecho con deseo, su pequeña sonrisa curvando en sus labios y todas esas estocadas que simplemente me hacían perder la cabeza.
Y sin pensarlo dos veces, enredé mis manos en el cabello de JungKook y fui besando su cuello. Agarré la mano libre que él tenía para dejarla en mis pechos y junto a la suya comenzar a acariciarlo.
—Uhm... —gimió de nuevo, y pude notar como su mandíbula se tensaba por apretar los dientes.— Mierda.
Nuestras agitadas respiraciones se mezclaron en la profundidad de la noche. El calor en mi vientre se hizo tan grande que llegué a mi final casi al mismo tiempo que JungKook. Un jadeo escapó de mis labios y un suspiro de los suyos. JungKook se quitó el condón, lo amarró y lo botó en el pequeño bote de basura que tenía al lado.
Cuando nuestros ojos se encontraron, el brillo en ambos era algo de manera inevitable. Sus labios me sonrieron en el momento en que yo agarré las frazadas para taparnos. Ambos nos echamos del mismo modo en que todo había comenzado. Mis mejillas estaban demasiado rojas y todavía seguía procesando lo ocurrido. Algo en mí creía también que JungKook estaba igual o peor que yo, y sin embargo, eso no pareció impedirle para que se acercase y me abrazara.
—Descansa, bebé. —plantó un beso en mi frente. Yo acurruqué mi cabeza en su pecho y ahí, pude escuchar los arrítmicos latidos de su corazón. Mi cuerpo se encontraba tan cansado que sentía que en cualquier segundo caería profundamente dormida.
—Buenas noches.
Después, simplemente cerré mis ojos. Pensando en que, estar con JungKook era como besar al pecado mismo. Una adictiva perdición que incitaba a lo sombrío.
Y tal vez debí obedecer a mi mente cuando esa misma noche me trataba de convencer de que esto era un error.
Pero no lo fue en lo absoluto .Yo lo sabía muy bien.Después de todo, las cosas malas siempre terminaban siendo divertidas. Y lo supe aquella noche.
🌺🌺🌺
mmmm, okay. dejaré este capítulo y me iré lentamente.
la verdad es que para escribir smut fracaso y sE NOTA AJAJAJA pero hice mi esfuerzo eh, además, estaba algo oxidada para escribir estas cosas pero bueh, siempre es bueno experimentar uwu
en fin, espero que les haya gustado, y nada, tal vez me demore subiendo el próximo capítulo así que nomás aviso ah :( me vino un bloqueo tremendo nejejeej los tqm
ya veo cómo en este capítulo nadie va a comentar pq estarán ocupados leyendo aHRE b a n d i d o s
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro