Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

((🌺))' O18

grown up: ¿sofá o cama?



El corazón me palpitaba a mil por hora. 

Las frías y oscuras calles de Seúl a las tres de la mañana, no daban precisamente la vista perfecta a comparación de aquellas noches tempranas donde el tumulto y la luz reinaban. Aun así, con esa soledad que daba el aspecto de ser gélida, con ese silencio que parecía muerto, nada se comparaba en lo absoluto al cálido sentimiento que me había invadido desde el momento en que JungKook y yo nos habíamos besado. 

Mis mejillas aún seguían tibias, mis labios cosquilleando y la boba sonrisa de mis labios era absurdamente enorme. Y aunque había sucedido hacía tan solo unos cuantos minutos atrás, sabía de antemano que yo no era la única sintiéndose de esa forma, porque de ser así, los ojos y sonrisa de JungKook no serían tan genuinas. 

Era como si mi cabeza hubiera eliminado cualquier pensamiento, cualquier preocupación y en esos minutos de silencio, donde solo escuchábamos el motor rugir, solo existiésemos él y yo. Nadie más. 

Mientras mis ojos seguían perdidos en algún punto fijo de la carretera, pude divisar finalmente el edificio donde ambos vivíamos. 

JungKook ingresó por el estacionamiento, y una vez que su auto se detuvo e íbamos desabrochando nuestros cinturones, me sentí idiota. 

Porque fue exactamente en ese momento que a mi cabeza llegó el olvido más grande y estúpido del mundo del que había pasado por alto todas estas horas. Llegó como un destello y no precisamente bueno. 

Salí del deportivo de manera rápida y caminé hasta quedar frente a frente con JungKook, con el miedo comiéndome todas las entrañas. Y es que, ¿cómo podía haberme olvidado el detalle más importante de todos? 

Con un pequeño carraspeo logré llamar su atención, muriéndome internamente de la vergüenza. 

—JungKook... —logré decir, en un tono bajito, sin despegar mis ojos de los preciosos que eran los suyos.— Yo no debo ir a mi casa... 

Mi adorable vecino entonces frunció el ceño, sin entenderme del todo. 

—¿A qué te refieres?

—Es que,  se supone que cuando terminara la fiesta yo iría a casa de Jennie por seguridad y ahí dormiría, si regreso ahora, a las cuatro de la mañana, definitivamente me van a matar. —mis labios se movieron tan rápido como me fue posible, antes de que la sangre suba por mis mejillas porque ni siquiera yo misma tenía idea de qué hacer ahora. ¿Por qué no lo había recordado antes? Me sentía patética. Había sido un milagro incluso que mis papás me hayan dejado ir a una fiesta después de lo ocurrido la última vez, cuando regresé sola. Y ahora, seguramente mi madre estaría castigándome de por vida por no haberle obedecido otra vez. Suspiré, observando a JungKook temerosa.— P-perdón, creo que debía decírtelo antes. Puedo tomar un taxi, la verdad no hay problema, de todos modos no qued- 

Sin embargo, mis palabras quedaron al aire cuando él me observó horrorizado, como si hubiera escuchado una atrocidad y negó rápidamente con la cabeza, firme a sus pensamientos de los que yo no tenía ni idea. 

—Ni lo pienses, Lisa. Es muy tarde ya. —dijo sin siquiera pensarlo. Y después, aún absorto en su cabeza, agregó:— Además, no puedo llevarte a la casa de Jennie. Ella ni siquiera está ahí. 

Me quedé callada. Tenía razón. Y no sé porque la sola idea de que lo tuviera me ponía nerviosa. ¿Adónde se supone que iría ahora? Era irónico que estaba prácticamente cerca a mi casa pero ni siquiera pudiera estar ahí. Además, no podía aparecer en la casa de Jennie así por así sin ella, sería extremadamente incómodo y nadie me podría recibir a las cuatro de la mañana. 

Jamás había pensado que estar de acuerdo con JungKook me trajera una adrenalina desconocida, pero ahí estaba, tratando de buscar una solución que parecía inexistente. 

O que, en realidad, sí existía. Y se encontraba justamente en frente de mí. 

—¿Y qué se supone que debo hacer entonces? —pregunté, en una desesperación genuina. Porque si bien sabía que todavía me quedaba una solución, era esa misma la que me negaba a afrontar. No porque no me gustara, sino porque me daba muchísima vergüenza. Al fin y al cabo, la Lisa ebria había salido de mi cuerpo y me sentía cohibida hasta de la más mínima cosa. 

Sin embargo, lo que sí no esperé fue la respuesta rápida de JungKook, en un acto que me pareció más como un reflejo que meditado. 

—Puedes dormir conmigo. —respondió, como si fuera la pregunta más fácil de todas. Pero en apenas un segundo, su rostro representó literalmente el color rojo en su máxima expresión. Y traté de concentrarme en eso, porque de no ser así, probablemente ya habría desfallecido desde el primer momento.— D-digo... no lo m-malinterpretes. N-no me refiero a que durmamos juntos en realidad, sino en que... en que tenemos que dormir juntos pero no juntos... ¿entiendes? 

Comencé a reír como una tonta, seguramente dejando descolocado a mi adorable profesor. Pero es que, de verdad, ¿realmente este hombre tenía veintiséis años? Era imposible solo pensarlo. 

—Sí te entendí, JungKook. —aclaré, solo para que no pensara que había perdido la cabeza.— Creo que es la idea más lógica. 

Fue lo único que respondí, solo porque me negaba a decirle que en realidad yo había estado pensando en esa opción desde hace rato. 

Mi cuerpo cosquilleaba por dentro a medida que entonces comenzamos a caminar por el estacionamiento. Ni siquiera en mi relación de seis meses con WonHo había agarrado tanto confianza como lo había hecho desde la primera semana con mi vecino. Y aunque precisamente no sabía si aquello era bueno o malo, dejó de importarme desde el primer instante en que percibía sus intenciones, y sabía bien que JungKook realmente era un ser demasiado amable, caballeroso y genuino. 

Yo no podría desconfiar de él. 

Cuando llegamos al ascensor y las puertas se cerraron, los recuerdos de lo ocurrido entre WonHo y yo comenzaron a flotar por mi mente, y mis mejillas se tiñeron casi que al instante. Si mal no recordaba, había sido esa la segunda vez que JungKook y yo nos encontramos. Y pensarlo parecía tan lejano, a pesar de que había sucedido hacía poco más de unos meses. 

Probablemente si mi yo pasado hubiera presenciado la confianza que ahora le tenía, estaría sin poder creérselo. Y yo tampoco lo hacía si era honesta. A mi mente seguía sin entrar la idea de que un ser tan amable como lo era JungKook existiera. 

Lo observé de reojo con tan solo mencionarlo y su lindo perfil hizo presencia. JungKook volteó la cabeza al sentir mi mirada. Nos quedamos observando así por leves segundos, hasta que la puerta del ascensor se abrió y un hormigueo me recorrió al sentir su mano agarrar la mía. Caminamos por el pasillo y finalmente JungKook sacó las llaves de su apartamento para abrirla. 

—Perdona el desorden. —sonreí al escucharlo, detallando el supuesto desorden que había. Que por cierto, para mí era inexistente. JungKook solo era muy modesto. 

—¿Por qué esa oración me trae recuerdos? —dije con sorna, haciendo referencia a la primera vez que entré a su apartamento y él me dijo exactamente lo mismo. JungKook me sonrió. 

—Es verdad. No he limpiado desde ayer. —explicó, como si fuera lo más lógico del mundo. Pero yo solo pude bufar, en mi pequeña burla. 

—Creo que a veces debemos dejar la modestia a un lado, mi querido vecino. Yo acá no veo nada sucio. —me crucé de brazos, fingiendo cansancio.— Si vieras mi habitación, probablemente te daría ya un paro cardíaco. 

Y sin ser consciente del doble sentido que mis palabras habían significado en ese momento, me permití incluso sentarme en su sofá con toda la confianza del mundo, sonriendo inocentemente. Sin embargo, me di cuenta luego de mi error al ver de pronto a JungKook sonreír, casi que travieso. 

—No lo sé, necesito verlo para confirmarlo. 

Abrí mis ojos en grande, la sangre acumulándose en cualquier centímetro de mi rostro y no tardé ni dos segundos en aventarle cualquier almohada que se encontrara encima del sofá. 

—¡Yah! Usted es muy impredecible, profesor. —repliqué en un puchero fingido.— ¿no le basta con mi palabra?

—Uhm, depende. ¿No ha oído acaso el dicho de "hay que ver para creer" señorita Lisa? —y otra vez, aquel tono juguetón volvió a presentarse y solo pude quedarme en silencio. Bien. No pensaba que JungKook esta vez me siguiera el juego. Era... extraño, pero no en el mal sentido. Me gustaba de hecho. 

Tragué saliva. Vamos, no podía ponerme nerviosa por algo tan simple como eso. Pero sí lo suficientemente cobarde como para cambiar de tema.

—Es un sofá muy cómodo. Voy a dormir bien aquí. —fue lo único que se me ocurrió, golpeando suavemente el mueble. JungKook sonrió aún más. Se había dado cuenta de mi intención. Sin embargo, cuando lo observé negar con su índice, como si me hubiera equivocado en algo, quedé confundida. 

—Tú no vas a dormir aquí. —y esta vez, el amable JungKook que tanto había conocido se desvaneció. Su voz no se escuchó como un favor ni de lejos. Era más bien una orden, su orden. Y yo no estaba dispuesta a obedecerla. 

—¿Cómo que no? —fruncí el ceño y no tardé en demostrarle mi descontento. Me crucé de brazos en menos de un segundo, intentando buscar una explicación más lógica de la que quería afrontar.— ¿Quieres que duerma en el suelo? Bueno, no es como si tuviera problema con esa pero... ¿no crees que sería más cómodo si-

Pero me quedé callada cuando volvió a negar. Nerviosa, estaba poniéndome muy nerviosa. 

—No me refería a eso. —volvió a aclarar, en un tono ronco y bajo. Tragué saliva. ¿Por qué de pronto el ambiente estaba cambiando tan drásticamente? No me disgustaba y era exactamente eso lo que más nerviosa me ponía. Pero como si todo el espeso ambiente no fuera poco, después de apenas unos pocos segundos, JungKook volvió a hablar, y esta vez casi me moría.— Vas a dormir en mi habitación. 

¿Qué?

Parpadeé. Parpadeé todas las veces que me fueron posibles solo para asegurarme de que lo que escuchaba era real. Y cuando finalmente pude asimilar la verdad, hice lo único que sé hacer bien: el ridículo. 

Pero es que no podían culparme, las palabras de JungKook habían sido dignas de una película erótica ¡y ni siquiera estaba exagerando! Cuando terminé de escucharlo, me atoré con mi propia saliva y aunque seguramente lucí patética, nada me impidió para encarar a JungKook, en busca de explicaciones coherentes. 

—Okay, me rindo, caí en la broma. Ahora dime la verdad. —respondí, tratando de sonar tranquila aun cuando mi cabeza era todo un caos por dentro. Una broma. Solo eso tenía que ser. 

—¿Por qué bromearía con eso? —y cuando vi a JungKook fruncir el ceño, luciendo más confundido que yo, realmente ahí sí perdí toda la calma que estaba tratando de contener. Mis ojos casi resbalan de sus órbitas, mi rostro no podía quedar más rojo y tapé mi boca con mis labios, como si hubiera sido testigo de una mismísima alma en pena. 

—Espera, ¿¡hablas en serio!? ¿¡Qué!? —pánico filtrándose en cada decibel de mi voz. Me sentía demasiado atacada y expuesta en todos los sentidos de la palabra. JungKook fue asintiendo, aún sin borrar esa estúpida sonrisa que ahora solo tenía ganas de borrar. 

—Claro que hablo en serio, el sofá no es muy cómo...

—P-pero... ¡Pero tú dijiste que no íbamos a dormir juntos juntos! ¡Me lo hubieras dicho antes! Al menos para prepararme mentalmente, ¿no crees? 

Y cuando finalmente me di cuenta de lo que había dicho, lo hice muy tarde. La poca dignidad que me quedaba se enterró por miles de subsuelos desde el momento en que JungKook comenzó a estallar en carcajadas, y comencé a replantearme seriamente cuál era el propósito de mi existencia en este mundo. 

El cantarina risa de JungKook fue tanta que incluso tuvo que taparse la boca para realizarlo. Y aún avergonzada, volví a golpearlo con el cojín más cercano que había encontrado. Me quería morir ahí mismo. ¿Realmente había sido tan ilusa para pensar en todo eso? Mi estómago estaba reanudando esa incómoda sensación de saber que había hecho el ridículo otra vez; sin embargo, a pesar de que me hubiera gustado mostrar mi indignación y molestia, simplemente no pude. 

Porque irónicamente, ese error me había permitido ver la versión más feliz que JungKook pudo haberme demostrado alguna vez, y se sentía tan bien. 

—No, Lisa. —finalmente pudo articular, secando sus lágrimas inexistentes de tanto reír.— me refería a que tú dormirás en mi habitación, yo dormiré en el sofá.

Y esta vez la que comenzó a reír fui yo. Mi carcajadas fueron completamente exageradas y no tardé en bufar. ¿Estaba hablando en serio? ¿Realmente JungKook iba a creer que yo aceptaría? Vaya que no me conocía tanto como pensaba. 

—¿De verdad crees que voy a aceptar? Por nada del mundo. —sentencié, firme a mis creencias. Había perdido suficiente dignidad ya con mi profesor de matemáticas. 

—¡Oh, vamos! Era una orden, Lisa. Y como tu profesor, tengo la potestad de que me obedezcas.—y de nuevo, aquel tono juguetón se filtró por su voz y yo solo pude bufar. Juraba que no existía día alguno en que ambos  pudiéramos estar de acuerdo en algo. 

Abrí los ojos a más no poder, sin poder creer lo que estaba escuchando. Prácticamente JungKook y yo estábamos batallando verbalmente y no pensaba quedarme atrás. Así que me paré al instante, alzando mi mentón, con falsos aires de superioridad y fruncí el ceño. 

—Pero no estamos en la escuela, así que no tiene poder sobre mí, profesor Jeon. —y fue como si él se hubiera dado cuenta del pequeño juego que estábamos creando casualmente, porque entonces comenzó a sonreírme, recobrando aquella postura firme y recta del que tan solo veía por los pasillos de la escuela. Si algo tenía por seguro, es que tanto él como yo no estábamos dispuestos a dar brazos por torcer. 

—¿Ah, sí? Eso ya lo veremos. —ni siquiera me dejó la oportunidad de responder, porque en menos de un segundo el mundo literalmente se me vino de cabeza. JungKook comenzó a cargarme y lo único que podía ver mi rostro era su ancha espalda. Traté de patalear, di suaves golpes a su espalda y lloriqueé como una niña, pero poco le importó, porque él solo seguía caminando y ni siquiera tenía idea de adónde. 

—¡Te ordeno que me bajes! —volví a replicar, aunque mis palabras eran en vano porque a JungKook parecía no importarle y seguía caminando. 

Sin embargo, cuando por fin mis pies luego pudieron tocar el suelo, me di cuenta de que mi rostro ahora estaba a centímetros del suyo.

Las luces que con anterioridad iluminaban su pequeña sala ahora eran inexistentes, y no había sido de esperarse cuando estaba en la habitación de JungKook y todo estaba a oscuras. Mis ojos detallaron mi alrededor con cautela, y tal como había imaginado, no existía mucho para destacar. Paredes grises, un escritorio blanco, un par de cuadros y su armario. Una habitación normal, aunque no sé por qué había tenido expectativas de otra cosa. 

—Puedes cotillear todo lo que quieras cuando vayas ya a dormir, Lisa. —me sobresalté al escuchar su voz, que se filtraba en un tono burlón. JungKook había caminado hasta el armario y buscaba algo entre sus gavetas, yo me quedé en mi puesto y solo pude cruzar los brazos. 

—Yo no estaba cotilleando...

—De todos modos, no hay nada importante para ver. —y en menos de dos segundos, se ejercitado cuerpo volteó y fue caminando hasta llegar a mí. De sus manos colgaba una enorme sudadera negra que podría incluso alcanzarme como un vestido.— Toma. Sé que puede ser incómodo dormir con ese vestido, así que puedes usar esto. 

Enarqué una ceja, recargando el peso de mi cuerpo en una pierna mientras lo iba pensando. Aunque algo dentro de mí me decía que tal vez no era una buena idea del todo, rechazarlo me parecería una enorme estupidez. Después de todo, JungKook tenía razón, dormir con el vestido sería demasiado incómodo para mi gusto y tampoco lo deseaba. 

—Gracias. —dije en un pequeño murmuro, después de haberlo aceptado. 

—No es nada. Ponte cómoda, yo... ya me voy a dormir. —el pequeño rubor que cubrió sus lindas y redondas mejillas me hizo sonreír  como una idiota y, totalmente ensimismada, di media vuelta, lista para salir de su habitación.— Espera, ¿adónde vas? 

La voz de JungKook me detuvo en medio del camino y volteé al instante. Confundida. 

—A dormir. —expliqué, como si no fuera obvio ya. Pero él solo viró los ojos. 

—Lisa, no vas a dormir en el sofá. Creí que lo habíamos dejado claro ya. —sin embargo, esta vez fue mi turno para fruncir el ceño. ¿Cuándo lo habíamos aclarado para empezar? JungKook solo me había cargado hasta aquí, pero eso no significaba que me quedaría. 

—Creíste mal entonces. —aclaré igual de insistente que él. Pero sinceramente ya estaba cansada y no quería comenzar otro argumento por algo estúpido como lo era esto. Así que simplemente suspiré, igual de resignada que él.— JungKook, ¿qué puedo hacer para que duermas aquí?

—Duerme conmigo. 


🌺🌺🌺

uY ¿Y AHORA QUÉ VA A PASAR?

hola, buenos días, tardes y noches, me reporto. no sé si ha pasado mucho tiempo desde que actualicé pero la verdad es que los extrañé mucho nasjsjnsnjasj :(

en fin, ¿qué tal les pareció este cap? tal vez se vea medio simplón, pero es que los estoy preparando para el siguiente

*guiño guiño*

también me acabo de dar cuenta que llegamos a 5k lecturas y aAAAAAAA ¿PUEDEN CREERLO? YO NO, CHAU, LOS AMO


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro