((🌺))' O12
grown up: ¿correcto?
—No, no necesitamos su ayuda.
JungKook irradiaba una incomodidad asombrosa. Observó a la trabajadora como si su mera presencia significara una molestia enorme. Y yo, con el corazón palpitándome a mil por hora, los ojos tan grandes y redondos, el miedo envolverme de pies a cabeza, miré el suelo.
¿Qué clase de incesto se supone que era esto?
La idea de besar a JungKook ahora me parecía la más idiota del mundo entero. Ni siquiera entendí bien lo que tenía en mente como para siquiera haberlo hecho, el corazón me latía a mil por hora de la adrenalina, y fue cuestión de que los segundos transcurran para darme cuenta de que, yo, tenía novio. ¡Y casi estaba apunto de engañarlo!
WonHo. Yo tenía novio y su nombre era WonHo. ¿Qué clase de persona sería si lo engañara? ¿Qué había tenido siquiera en la cabeza? Quería irme de allí al instante con tal de aguantar todo tipo de vergüenzas. Y aprovechando el momento en que JungKook se acercaba a la traumada trabajadora para aclararle todo tipo de malentendidos, agarré mi pequeño bolso, como si mi cuerpo actuara automáticamente comencé a dar grandes zancadas con tal de salir cuidadosamente del salón sin que ellos me notasen.
Caminar. Eso era lo único que necesitaba, y respirar para que se me quitase lo idiota.
Llegué a recepción, con el rostro perdido por todos los sentimientos de culpabilidad abrumándome. Y de mi cartera saqué unos cuantos billetes para tenderlos en el escritorio, porque no pensaba irme sin dejar nada pagado.
Y no esperé ningún segundo más, dejé que las calles de Seúl acapararan toda mi atención y me combiné entre uno de los transeúntes que iban y venían.
Toda la culpa que sentía comenzaba a transformarse en un tremendo nudo habitando mi estómago, y me preguntaba si todavía no era muy tarde para regresar en el tiempo y desear no haber conocido a JungKook. Y es que a pesar de haber sido consciente que no llegué a besarlo, sabía bien por mí misma que, de no ser por la trabajadora, seguramente lo habría hecho. Y eso era lo que más me preocupaba. ¿Qué tenía en mente siquiera? JungKook tenía veintiséis, eran nueve completos años de diferencia y, como si no fuera poco, yo tampoco estaba soltera.
Solo habían sido los sentimientos revueltos.
Esa era la única excusa en la que trataba de resguardarme para no sentirme más culpable, porque si WonHo se enteraba, ni siquiera querría imaginarme su reacción. Todo había sido definitivamente un error. Y por nada del mundo iba a permitir que sucediera de nuevo.
Llegué a la misma baranda que apreciaba la hermosura del río Han, porque me pareció perfecto para meditar mis propias decisiones y asegurar que debía evitar a mi profesor a toda costa. Pero entre todo revuelo de emociones, ni siquiera me percaté de que JungKook podría estar siguiéndome.
Y en cuanto me volteé tan solo un poco para tomar un taxi, en la otra esquina, esperando que el semáforo señalara el botón verde, se encontraba él, plantado, molesto, avergonzado, tímido, impactado y casi todas las mismas cosas que yo había estado sintiendo. Pero, lo curioso, es que no veía ningún deje de arrepentimiento, y eso me asustaba.
No esperé ningún momento en cuanto lo vi, y mientras él seguía esperando el semáforo para alcanzarme, aproveché el momento para dar media vuelta y caminar lo más rápido que mis piernas me dejasen. Acomodé el tirante de mi bolso en mi hombro, y respiraba con pesadez por mis movimientos. Prácticamente estaba huyendo de JungKook, pero vamos, considerando lo cerca que habíamos estado, ¿cómo no hacerlo? Estar a su lado era incorrecto de todas las formas posibles.
Sin embargo, y como esperaba, mis piernas no fueron lo suficientemente largas, y solo fue cuestión de un par de segundos más para escucharlo por mi detrás. Y como si eso se tratase de alguna señal, caminé aún más rápido.
—¡Lisa, espera! —vociferaba, prácticamente corriendo y no me molesté en voltear. Pretendí no haber escuchado nada.— ¡Por Dios, Lisa, no me ignores!
Las pocas personas que caminaban al mismo ritmo que yo comenzaban a observar a JungKook como si estuviera delirando, prácticamente él estaba momento un numerito por mi culpa, y me avergonzaba en cierto modo llamar la atención de la gente pero, querer verlo no estaba entre mis planes.
Yo seguí caminando, hasta que JungKook por fin me alcanzó, un poco exhausto por la maratón que seguramente le había hecho correr. Y como si no fuera suficiente su aspecto despeinado ya, pasó la mano por su cabello, dejando su frente al descubierto, donde sus dos cejas se fruncían, seguramente tratando de entender mi drástico comportamiento.
Al instante, me crucé de brazos, reposando mi mirada en sus dos ojos y evité no lucirme derrotada, aunque seguramente había fracasado en el intento.
—Mira, JungKook, no hay nada de qué hablar, sé que suena un po-
—No. Sí tenemos que hablar. —me cortó, tajante, pero supe bien que no se encontraba molesto conmigo. O al menos eso, esperaba. Sus brazos agarraron mi muñeca izquierda, pero con sutileza y suavidad, como si tuviera miedo incluso de tocarme.— No podemos dejar las cosas así, cuando ambos sabemos lo que pasó.
De inmediato, la sangre llegó a mis mejillas y mi piel comenzó a calentarse. Él no tenía ningún derecho a exigirme explicaciones cuando yo apenas estaba tratando de razonar conmigo misma, y sus palabras me sonaban más como órdenes. Estaba comenzando a molestarme, a pesar de que quería llevar las cosas con calma.
—¿Lo que pasó? —pregunté, dejando que la molestia se denotara un poco. Y después, fui soltando su agarre de mi muñeca, que no dejó por alto en sus ojos.— ¿Qué pasó para ti, JungKook?
—Lo sabes muy bien... —murmuró, pero yo solo negué con la cabeza. Haciéndome la total desentendida.— El beso...
Lo dijo, casi como si se tratase de un secreto que nadie pudiera escuchar y ladeé la cabeza. El beso era lo último de lo que quería hablar, si era honesta. Mis manos picaban del nerviosismo, la sangre se me entibiaba y mi respiración no estaba en sus mejores condiciones, pero aun así, no tardé en dejar mi opinión, fingiendo desinterés.
—No fue un beso, JungKook. —aclaré, como si no fuera obvio ya.— Fue un error.
Y solo bastó con que dijera eso, para que el destello en sus ojos desvaneciera poco a poco. Acomodó la chaqueta de su forzudo cuerpo, adoptando por una postura más relajado, aun si algo en mí decía que estar tranquilo era lo último que deseaba. Me permití ver un poco más a fondo su rostro, y mi corazón se estrujo al ver que podía estar ¿dolido?
No. Definitivamente estaba viendo mal. Era imposible.
—¿Error? Pero si fuiste tú la que se me acercó...
—Exacto, por eso fue un error. —recargué mi peso en la pierna izquierda, le di una ojeada a mi alrededor unos segundos para encontrar la valentía y tener que dejarle algo en claro, aun si algo en mí decía que no debía.— Mira, JungKook, tú... tú eres mi profesor ¿de acuerdo? No podemos dejar que las emociones del momento nos dejen hacer cosas de las que nos vamos a arrepentir después. Creo que debemos mantener cierta distancia, no es moral salir con mi profesor y además, yo tengo una pareja.
Un sentimiento extraño y para nada agradable me arraigó entera apenas dije lo pensado. Lo que cualquier persona tendría para decir. Pero, de algún modo, me arrepentía y no supe bien por qué.
A estas alturas, ni siquiera tuve la capacidad de poder mirar sus ojos ni su rostro, me sentía culpable. Era irónico. Pero preferí mantener la mirada en mis botines, esperando su respuesta, dudando siquiera de que se digne a hablarme. Hasta que, sus dedos rozaron levemente mi mentón, para hacerme mirarlo, y por poco las ganas de derretirme no faltaron.
JungKook mantenía sus ojos postrados en los míos, confundido, perdido; derrotado.
—¿Así que fueron emociones del momento, no? Es decir, que no significó nada. —asentí automáticamente, aun si en mi interior comenzaba a plantearme la idea de si realmente había sido así. Pareció satisfecho por mi respuesta, sonriendo levemente, aunque su gesto no lució del todo sincero.— Bien. Porque no quería que generaras ilusiones conmigo.
Fruncí el ceño.
¿Había escuchado bien?
Observé a JungKook confundida, pero su gesto arrogante fue presentado a mí por primera vez y lo odié.
—Idiota. —esta vez sí me mostré del todo molesta, quité sus dedos de una manotazo y comencé a caminar. Perfecto. Justo cuando yo pensaba que JungKook realmente era una persona demasiada buena para ser verdad, me decía estas cosas y arruinaban por completo la imagen que había tenido de él. ¿Que no me generara ilusiones? ¿Es que acaso me había invitado a salir para ser una de sus tantas jugadas?
Seguramente que sí.
Pude sentir sus pasos seguirme lentamente por detrás, y eso me molestó todavía más.
—Lisa, espérame. —comenzó a decir, alcanzando mi altura esta vez, pero seguí caminando. Ignorándolo por completo.—¿Adónde vamos ahora?
Comencé a sonreír, incrédula. ¿Era en serio? ¿JungKook pensaba que, después de haberme dicho prácticamente que yo era una más, iba a seguir con la salida?
Lo mejor era tranquilizarme, no podía rebajarme a su altura o yo misma estaría buscando una pelea innecesaria. Respiré hondo, buscando paciencia donde no había ya.
—¿Tú? No sé. Pero yo me voy a casa, es suficiente por hoy. —respondí, tratando de mantener mi postura tranquila. Mirando al frente, sin molestarme en que JungKook caminara a un costado mío.
—Déjame llevarte, no puedes irte sola, ya e-
—¡No! Me voy sola JungKook. —le interrumpí, dejando la paciencia que apenas me había durado castos segundos. Estaba furiosa, ofendida, y las ganas de golpearlo no me faltaron.—Es que de verdad eres increíble, ¿crees que llevándome a casa accederé a ser una de tus juegos? Pues estás muy equivocado, déjame decirte.
JungKook entonces volteó a verme, y solo bastó con que me regalara otra de esas burlonas sonrisas para molestarme más incluso. Comencé a caminar con más furia, dejando que la sangre me me hirviera y sin importarme ya meditar mis palabras antes de decirlas.
—¿Puedes calmarte un poco? Te ves muy adorable molesta, pero ese no es mi punto ahora, tienes que escuchar-
¿Adorable? ¿JungKook me había dicho adorable?
Perfecto. Seguro eso era uno de sus tantos trucos.
Fruncí mis labios, tal vez sí tenía un poco de razón. Cuando estaba molesta mis amigos siempre decían que parecía una niña frustrada. Pero no le dejaría el gusto de informárselo. Agité mis manos al aire, sin saber bien siquiera lo que hacía, pero completamente cegada por las emociones, hablé sin pensar.
—No. Escúchame tú a mí. —mi discurso siguió en pie, mientras seguía caminando. De verdad que la cuadra se me hacía eterna.— Primero me dices que te pida explicaciones por el casi beso, a pesar de que apenas mi cabeza puede reaccionar y después, por si fuera poco, me dices que no me ilusione como si fuera eso lo que iba a hacer. Ah, es que de verdad cada vez eres más impredecible JungKook.
—Lisa, tú no eres ninguna de mis jugadas, como te gusta llamarlo. —aclaró, pero yo no le creí en lo absoluto.— Y sí, tienes razón, tal vez fui un poco idiota.
Por primera vez, un alivio me recorrió entera al escuchar que por lo menos JungKook era consciente de sus acciones. Pero aun así, la molestia seguía ahí.
—Un poco bastante querrás decir.
—De acuerdo, un poco bastante —finalmente se rindió y yo, satisfecha, le sonreí con sorna. Al menos había calmado un poco mi molestia. Quité el cabello que caía por mis hombros y por fin llegamos al final de la vereda. Una inmensa carretera se notaba por la mirada de ambos y nos detuvimos.— Ahora, si me disculpas, déjame llevarte a casa ¿de acuerdo?
JungKook aprovechó nuestro mini silencio para voltear su cabeza y observarme, un poco temeroso, como si incluso tuviera miedo de mi respuesta. Suspiré. Era extraño saber que esta pequeña cita había durado apenas uno hora cuando todo terminó en un desastre y, aunque algo en mí de pronto me dijo que en realidad no quería irme, lo ignoré por completo. JungKook y yo en definitiva éramos como dos piezas completamente diferentes de rompecabezas que jamás podrían encajar.
—Bien. Pero solo porque me da flojera ir hasta la estación de bus. —comenté, en un falso tono de desdén y su sonrisa no tardó en aparecer. Asintió, tranquilo y comenzó a caminar para el otro lado de la calle. Fruncí el ceño, y esta vez fui yo la que le siguió por detrás— ¿Adónde vas?
—Al estacionamiento, boba. —dio un suave golpe con sus dedos a mi frente, como si eso lograra que yo espabile. Pero en cambio, totalmente ofendida llevé las manos al lugar golpeado, fingiendo dolor cuando apenas había sido un roce.
JungKook me regaló, otra vez, una de sus cálidas y dulces sonrisas. Ambos comenzamos a caminar, yo siguiéndolo por detrás y él, dando grandes zancadas con la mejor seguridad del mundo. Apenas cruzamos por la segunda avenida, cuando en una esquina encontré su auto libremente estacionado, llamando incluso la mirada de algunos transeúntes.
Y sin dudarlo, él rodeó su carro para llegar al asiento de copiloto, y abrirme la puerta. Desvié la mirada al suelo, ligeramente avergonzada porque, aunque no era la primera vez que lo hacía, el hecho de que mostrara amabilidad me derretía.
Obedecí, siendo bienvenida otra vez por el dulce aroma del auto. Acomodé el cinturón de seguridad, JungKook hizo lo mismo y en menos de dos minutos, estábamos avanzando.
Las calles del centro se visualizaban en cámara rápida a través de mis ojos, y cuando vi la carretera que nos llevaba a casa, el sentimiento de rechazo que sentí fue inevitable. Nuestra salida definitivamente no había sido ideal ni de lejos, sin embargo, sería una mentira de mi parte decir que no quería quedarme ahí.
La emisora de radio transmitía un par de canciones que hacían más ameno el silencio. Yo recosté mi cabeza en el ventanal para observar con mejor precisión el exterior. Pero entonces, el corazón comenzó a latirme cuando noté que JungKook había tomado el camino contrario a casa.
—¿Estás tomando algún atajo? —pregunté, a pesar de saber con exactitud la respuesta. Conocía esta lugar a la perfección, y estaba bastante segura de que este camino no me llevaba ni de lejos a casa.
JungKook volteó a verme tan solo por medio segundo, después devolvió su mirada a la carretera, y sin embargo, esa ligera sonrisa que iba formando no me pasó por alto. Yo le devolví el gesto, cuando una bonita e interesante imagen de su perfil fue capturado por mis ojos instantáneamente, otra vez, luciendo tan apuesto que a estas alturas comenzaba a cuestionarme su existencia en este mundo.
—Lo siento, pero esta salida entre nosotros todavía no ha terminado. —sus palabras desbordaban una seguridad impresionante. Aunque luego pareció vacilar, tal vez nervioso de mi respuesta.— C-claro, a menos que quieras ir a casa, porque...
—No. Está bien así. —respondí casi por puro instinto. De algún modo, me sentía ligeramente aliviada de que JungKook y yo compartiéramos casi el mismo pensamiento, pero aun así, haber respondido con una simpleza y una rapidez, sí que me avergonzaba.— Y ahora... ¿a qué tipo de lugar se supone que me vas a llevar?
Comenzó a sonreír, como si hubiera estado anticipando mi pregunta y eso solo lo hizo más intrigante. Me acomodé en el asiento, reposando mi barbilla en la palma de las manos mientras que le observaba expectante.
—Esta vez será sorpresa.
—¿Sorpresa? —mis ojos se abrieron por inercia, pero es que, en serio, JungKook nunca paraba de sorprenderme ni mucho menos cuando ahora no tenía idea alguna de dónde iríamos. Quería invadirle con miles de preguntas, pero él se me adelanto, como si sospechara ya lo que haría.
—Descuida, no es lejos y regresaremos rápido. —y seguido a esto, me regaló un guiño. Un guiño que de no ser porque aún me encontraba ligeramente molesta, hubiera muerto. Tragué en duro, volviendo a observar la ventana y absteniéndome de cualquier pregunta; no porque las ganas de curiosear se me hayan ido, sino porque ese simple gesto me había dejado sin fuerzas como para hablar.
Ah, definitivamente JungKook me afectaba de una forma singular.
La música volvió a reinar entre nosotros, y era un tremendo alivio que el silencio no fuera incómodo. El lujoso carro de mi vecino seguía andando, alejándose por algunas avenidas y yendo por otras, hasta que, tal vez en unos quince minutos, finalmente llegamos al destino que JungKook había querido.
Y se trataba de un parque.
Y no, no un parque cualquiera. Un parque completamente (o bueno, casi en su totalidad) desolada, y además, demasiado hermoso como para ser real. En cada arbusto se adornaban de miles de flores hermosas y, en el centro, había un pequeño y cuidado lago rodeado de árboles que le daban un efecto... mágico. Me quedé prácticamente impactada, porque ni yo misma sabía de la existencia de este lugar durante todos mis años de existencia aquí en Corea.
Corrí como una niña en un parque de diversiones, solamente para admirar todo. JungKook iba caminando lentamente por mi detrás, pero era como si su presencia misma hubiera ido desapareciendo para mí al estar tan fascinada con el lugar. La gente que transitaba por ahí solo estaban paseando a sus perros, o corriendo por la vereda para hacer ejercicio, y el hecho de que todo parezca estar tan desolado, lo convertía especial
—Es hermoso... —comenté, sin poder evitarlo. Después de todo ni siquiera mentía.— ¿cómo encontraste este lugar?
—Pues este es el parque de una residencia, y supongo que todos están muy ocupados o de viajes que ni siquiera se molestan en venir aquí. —JungKook se encogió de hombros, como si quisiera restarle importancia.
—¿Y por qué me trajiste aquí? —no trataba de sonar insistente, pero JungKook me había dejado ya mucho tiempo con las preguntas al aire y tenía que aprovechar definitivamente este momento para aclarar mis dudas. Él guardó las manos en los bolsillos de su pantalón y sonrió ligeramente, dejando al aire dos pequeños hoyuelos que me parecieron tiernos.
—Porque esta vez tendré la oportunidad de decirte esto en persona y no por mensajes. —fruncí el ceño, algo desorientada, pero mantuve los ojos curiosos esperando a que prosiga.
—¿Decirme qué?
—Me interesas, creo que lo hiciste desde la primera vez que te vi y... aunque ya te lo dije, me gustaría conocerte mejor, Lisa. No lo sé, tal vez salir otra vez o tam-
—¿Qué? —lo interrumpí, aturdida, confundida, sin saber qué demonios estaba ocurriendo.
Y es que todo esto era tan... rápido. No me gustaba. No me gustaba que se me insinuara de ese modo, que sus palabras fueran tan directas.
JungKook se asustó de mi reacción, incluso pude decir que por leves segundos se avergonzó. Pero no estaba segura de si él siquiera debería tener el derecho para actuar de ese modo. Trató de mantenerse inexpresivo, pero sus ojos le delataban, yo estaba muy nerviosa y él no hacía más que esperar a que termine de hablar.
Es decir, ¿estaba demás mencionar que habían pasado dos semanas ya desde que lo conocí? Además, a eso debería agregarle el hecho de que JungKook era mi profesor. Y definitivamente había sido muy mala idea haber aceptado esta salida.
—JungKook, yo... lo siento, pero definitivamente la idea me aterra. Su edad, su rango social, creo que todo es suficiente como para definirse en algo que no es moral para nosotros ¿cierto? —tenía que calmarme, lo sabía muy bien pero, aunque trata, mis fracasos eran notorios. Porque las manos me sudaban, el corazón me iba a mil por hora y me sentía estúpida.— De verdad, creo que esta salida fue divertida en su mayoría pero, no creo que sea beneficioso para nosotros.
El ambiente se había tornado pesado, yo estaba ligeramente incómoda. Y si en un principio el parque me había parecido perfecto, ahora, me lucía como una completa pesadilla de la que no quería ser parte.
JungKook tenía razón, no lo podía negar. Yo no fui tonta y, aunque me costó, sí entendí su referencia aquella vez que decidió mensajearme, sin embargo, me pareció muy irreal como para siquiera considerarlo. Y ahora, ahora que me decía en códigos claves que podría existir un futuro entre nosotros, me causaba revuelos en el estómago que definitivamente me preocupaban.
No. No estaba preparada.
—Bien. Siento si te molesté con esto. —él pareció entenderme, o al menos, hacer el intento. Lo agradecí en cierto modo, incluso si no sabía que la decisión que había tomado era correcta. Es decir, moralmente claro que lo era pero, en mí, en mi cerebro y en mi corazón, me sabía más amargo de lo que imaginé. Prácticamente lo había rechazado.— ahora te llevaré a casa y finjamos que esto entre nosotros nunca ocurrió ¿de acuerdo?
Asentí, con una única pregunta rondando en mi cabeza.
¿Había hecho bien?
🌺🌺🌺
hola, los amo, cambio y fuera.
tengo una pregunta seria para darles, siendo honestos, ¿ustedes se enamoraron alguna vez o les gustaría enamorarse de su profesor? si tienen, porfa compartan sus anécdotas que los leo uwu
posdata: no maten a lisa sajnanasnasja
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro