Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

((🌺))' O11

grown up: primera cita




Mis manos temblaban, la respiración se me agitaba y me cuestioné mil veces si esto había sido una buena idea. 

Definitivamente no. 

Era domingo, el día donde ambos quedamos para ir a un restaurante y el miedo no dejaba de invadirme. Eran ya las cinco de la tarde; en dos horas se suponía que estaría allí pero, en cambio, seguía tirada en cama. Procrastinando mi vida entera, maldiciéndome en todos los idiomas posibles. 

Y es que, ¿cómo diablos había aceptado yo tener una salida con JungKook?  

Quería que la tierra me comiese viva. Ni siquiera tuve la valentía de comentárselo a WonHo todos esos días porque tenía miedo de su reacción. JiMin y Jennie se habían enterado de mi cita desde el primer día, y Dios, sus reacciones fueran tan épicas y graciosas como para siquiera pasar por alto.

 Incluso juraba que ellos estaban más emocionados que yo por la idea, y hace varios minutos ya me habían mandado el mensaje de que estaban en camino a mi casa para, según ellos, dejarme hermosa. Pero aún había algo que no me cuadraba y era que, habían recibido la noticia de la cita tan bien que por poco y juraba que se habían olvidado de la existencia de mi novio.  Sin embargo, había decidido dejarlo por alto, porque si yo me pusiera en su lugar tal vez estaría igual de emocionada que ellos. 

Solté un largo suspiro, apunto de revisar mi celular para ver si ya estaban cerca cuando el timbre resonó por toda la estancia, un par de veces. 

—¡Lisa, te buscan! —vociferó mi mamá, desde la sala. Mis pies tocaron el suelo de inmediato, corrí por el pasillo hasta que vi a mis dos amigos. Jennie y JiMin, sonriéndome como dos cómplices niños que estaban por cometer una travesura, caminaron hasta mi alcance para saludarme. Y los tres en menos de cinco segundos fuimos directo a mi habitación. Mi mamá regresó la vista a su televisión, restándole importancia. 

—¡Yah, Lisa! Tenemos que ser rápidos porque tu cita es pronto. —avisó Jennie, yendo directo a mi gran armario y JiMin mientras tanto, rebuscaba en mi tocador las cosas precisas que debería llevar. Se me hacía un poco gracioso, estaban tan sumidos con esto de la cita que  era adorable. Yo solamente me quedé sentada, viendo como ambos caminaban de un lado para otro, como si hubieran elegido de antemano ya las cosas que iba a usar. 

Y aunque no sabía con precisión la clase de lugar en que él me iba a llevar, prefería arriesgarme y llevar un conjunto cómodo que pudiera aplicarse a toda clase de momentos. 

Finalmente, mi mejor amiga dejó de rebuscar en todo mi armario. Sacó de allí una negra camiseta con cuello de tortuga, una falda bastante pequeña de cuadros rojos y ajustada, acompañada de un cinturón negro. Sonreí. La combinación era perfecta, elegante y discreta. 

JiMin después se me acercó, con las cosas que él creía perfecto para maquillarme. 

—Ahora siéntate. Tenemos un largo camino para recorrer. —canturreó para mí, arrastrando la silla de ruedas para cometer su acto. Obedecí. 

—Ustedes están más emocionados que yo, se los juro. —mis dos amigos se miraron cómplices apenas confesé lo que había estado pensando últimamente y sonrieron. 

—Bueno pues si mi profesor me invita a una cita, ¿¡cómo no estarlo!? —admitió JiMin, corriendo con sus manos algunos mechones del cabello que le caía por la frente. Yo fruncí el ceño, de pronto sintiendo mis mejillas calentarse de la vergüenza. 

—Ah, sobretodo si mi profesor es alguna clase de modelo que emana sexualidad y hombría, claro que sí. —Viré los ojos, harta ya de las mismas palabras. Y es que, ¿cuántas veces se supone que debía decirles que no era una cita?

—Pero si ya les dije que solo es una salida entre amigos. —comencé a explicar, como si no fuera obvio ya, pero mis dos amigos se miraron por unos segundos, y sin esperar más, comenzaron a reírse bajito. Como si sus mentes estuvieran conectadas y compartieran la misma neurona. Un pensamiento que lamentablemente yo seguía sin entender. 








[...]








Mi reloj apuntaba las ocho de la noche. Las luces de las calles de Seúl eran constantes, personas venían y regresaban de un lugar para otro en la avenida principal mientras que yo, apoyada en el balcón que daba una perfecta vista del río Han, trataba de calmar los nervios. 

Había llegado hacía apenas unos cinco minutos, mucho más temprano de la hora acordada, y solamente con el propósito de controlar la vergüenza que no dejaba de mantenerse presente en mi cuerpo. 

Y aunque JungKook había ofrecido e insistido en llevarme hasta acá, mi orgullo fue muy grande que no tardé en declinar la oferta. Quise que nos encontráramos como amigos normales, no como vecinos que casualmente vivían en el mismo apartamento. Tal vez sonaba un poco absurdo, sí, pero al menos decidirlo había hecho que tenga momentos previos para prepararme mentalmente del desastre. 

Otra vez, mi vista se perdió en el río, dándole una ojeada rápida a mi reloj. Aún quedaba tiempo, diez minutos si es que JungKook era puntual y suficiente para tranquilizarme. Solo entonces dejé de abrumarme tanto y disfruté la preciosa vista que la noche me daba.

Sin embargo, apenas transcurrieron una par de segundos cuando sentí el toque de una mano acariciar suavemente mi hombro. Y volteé asustada casi al instante. 

No imaginaba encontrarme con JungKook. Ni mucho menos usando una chaqueta de cuero cubriéndolo del poco viento, unos pantalones ciñéndose a la perfección a sus ejercitadas piernas, el castaño cabello cayendo por su frente, y sonriéndome como si estuviera consciente del susto que me había dado. Con sus grandes y adorables dientes apenas mostrándose y ocasionando, en el acto, que tragara saliva. 

Es que, ¿a quién trataba de engañar? con ese aspecto tan casual, con esos gestos simples pero que de alguna forma se veían tan bien en él, me revolvía el estómago. Y a pesar de que nuestra diferencia de edades sea notoria, en esos instantes, podría jurar que se veía tan joven, tan apuesto y demasiado llamativo para mí. 

—Yo pensaba llegar minutos antes para esperarte, y resulta que ya te encontré aquí. —comentó curioso JungKook, ladeando la cabeza.— ¿O es que llegué tarde? 

Rápidamente negué. Una picazón de vergüenza corrió en mí al notar que sus ojos, disimuladamente, me recorrían el cuerpo en unos pocos segundos que fueron suficientes para hacerme reaccionar. Dejé de apoyarme en el balcón por completo, quedé frente a frente con JungKook y carraspeé, intentado controlarme. 

—No... es solo que yo vine unos minutos antes. —admití, con la timidez detonándose en mi voz. Me pregunté entonces si JungKook también habría notado la intensa mirada que yo le di al repasar su aspecto, y me avergoncé aún más. Así que no tardé en reverenciarme, como un cachorrito asustado.— Buenas noches, profesor Jeon. 

Él me observó, pude jurar por un segundo que fue con un deje de asombro, tal vez sorna o incluso decepción, pero yo simplemente no lo pude entender. Hasta que, al entender mi confusión, revolvió el cabello de su rostro y me dedicó una cálida sonrisa. 

—Lisa. 

—¿Si? 

—Tutéame, es... nuevo que me llames profesor, pensé que solo lo hacías porque estábamos en la escuela. —y aunque sus palabras eran dirigidas como una petición, yo lo percibí más como una orden. Asentí, no del todo convencida. ¿Que tuteara a mi profesor? Extraño. Pensaba que él era quien quería mantener el resto. 

Comencé a dar pequeños pasos hacia la vereda, y pronto él me alcanzó. Entonces, disfrutando por un rato del ruido de los carros, finalmente dejé que la curiosidad arraigara. 

—Entonces, JungKook, ¿adónde iremos? —detallé a mi querido vecino regalarme una mirada agradecida al entender que le había hecho caso. Y exhalando, guardó las manos en su chaqueta negra. 

—En realidad tenía varias opciones por las qué llevarte, pero me di cuenta luego de que la mayoría son bastantes concurridas ¿sabes? —fui asintiendo lentamente, temerosa. La verdad era que estaba más nerviosa por la clase de lugar que me llevaría a la idea de salir con él, porque, según Jennie, el lugar siempre era esencial para identificar las intenciones que tienen contigo. Y si lo que decía tenía algo que ver con lo romántico, entonces, probablemente ni siquiera sabría cómo reaccionar. Dejé que siguiera, tratando de ocultar mi curiosidad.— Aun así, creo que un karaoke no está tan mal para una salida. 

Me detuve en seco. 

¿Acaso había dicho karaoke? ¿Acaso iba a escucharlo cantar? Sonreí casi por inercia. JungKook pareció un poco descolocado por mi reacción, pero no me importó si tenía que ser honesta. Era como si mi mente estuviera en cierta parte emocionada por la idea, asustada y a la misma vez nerviosa. 

—Pero si yo no sé cantar... 

—Eso ya lo veremos, y de ser así, dudo mucho que puedas cantar peor que mi hermana. —me dijo, como si tratara de alentarme pero en mi cabeza lo único que rondaba era la idea de que estaba contándome, aunque sea un poco, de su vida. 

JungKook tenía una hermana. Y me pregunté de inmediato si era tan bonita como lo era él .

—Verás que canto peor que ella. —advertí, más como una promesa. En realidad no me molestaba saber que no era la mejor cantando pero, que él me escuchara, me hacía preocupar de cierta manera. 

Las noches a estas horas estaban abarrotadas y todos los establecimientos abiertos. Así que solo fue cuestión de caminar un par de minutos, mientras hablábamos de cosas triviales, para llegar al bonito karaoke. La oscuridad contrastando con las luces neón fueron lo único que lograron acaparar mi atención, claro, hasta que mi vista cayó con la trabajadora quien, sentada en su escritorio, se acomodó un poco apenas sus ojos ubicaron a JungKook, y no tardó en sonreír. 

—Hola, ¿en qué puedo ayudarte? —se dirigió especialmente a él, ignorándome por completo. Estaba claramente coqueteando, y su comportamiento me recordó tanto a SooJin que no tardé en sentir cómo la ira crecía en mí poco a poco. Es decir, entendía que JungKook fuera apuesto y llamara la atención de muchas chicas pero, ¿llegar al punto de ignorarme? no me gustaba en lo absoluto.

No dije nada, dejé que JungKook hablara porque tampoco es como si ella se hubiera dirigido a mí. Sus ojos brillaban de tan solo ver a mi vecino.

—Quisiéramos alquilar una sala de karaoke. —respondió JungKook, enfatizando el plural, pero aun así, sonriéndole a esa chica. Como si supiera claramente sus intenciones. Ella, por tan solo un segundo, reposó su mirada en mí, hizo una pequeña mueca, poniéndose de pie, saliendo de su pequeño escritorio para entregarnos un formulario. Jugando con su cabello pelirrojo en el acto. 

—Claro, usted y su hermanita rellenen el formulario y luego les muestro la sala. 

JungKook y yo abrimos nuestros ojos en grande. Él se quedó en blanco, inexpresivo, sin decir nada y la vergüenza no tardó en comerme viva. Le observé como si quisiera estrangularla en el acto. 

Me había dicho hermanita. 

Hermanita. 

¿¡Tan pequeña me veía!? 

Ah, lo único que quería ahora era que esta cita terminase de una vez por todas. Había perdido ya mi dignidad. Y lo único en lo que podía pensar era que, definitivamente, al lado de JungKook de seguro me veía como una bebé. Me comenzaba a sentir incómoda, pero no dije nada. Hasta que la chica completamente animada se quedó observando a JungKook por segundos que me parecieron eternos, y esta vez no pensé quedarme callada. 

—¿Entonces por qué en vez de ver a mi hermanito que, por cierto, no está interesado en ti, me das el formulario de una buena vez? —pregunté, en un tono que pretendía ser dulce, mirándole parpadeando los ojos rápidamente y siguiendo su juego. La pobre trabajadora me observó irritada, bufando y entregándome de mala gana el formulario. De inmediato comencé a rellenar las casillas, sin molestarme en ver el rostro de JungKook hasta que, lo sentí acercarse lentamente por mi hombro. Y mis músculos se tensaron. 

—Lisa... ¿quieres irte a otro karaoke? no tengo proble- 

—No. ¿Por qué lo haría? No me importa lo que ella me diga, JungKook. —mentí, porque claramente sí lo hacía y ahora, la idea de siempre tener en cuenta nuestra diferencia de edades no me pasaría por alto. 

Él asintió, no del todo convencido y llenó sus formularios también. Una vez que ambos acabamos, se lo entregamos a la pelirroja y ella nos sonrío con sorna. 

—Síganme. —esta vez, se dirigió a ambos y lo agradecí. Su cuerpo entonces comenzó a moverse, contoneando sus caderas en el acto, dándonos la espalda, pasando entre pequeños salones de karaoke, porque claramente íbamos a reservar una privada, hasta que se detuvo. Abrió la puerta, JungKook y yo entramos en silencio y ella se mantuvo en el umbral.— Si necesitan algo no duden en llamarme. 

Comentó mirando solamente a JungKook y, al decir lo último, no tardó en guiñarle el ojo. Como si yo fuera alguna clase de ciega que no se haya dado cuenta de sus actos. Seguía sin entender qué pensaba al hacer ese tipo de cosas, es que, ¿creía que con eso se veía atractiva? Me daba un poco de pena ajena, siendo honesta. 

Y cuando ella por fin se fue, tomé asiento reposando los ojos en la consola del karaoke y fue cuestión de segundos para sentir a JungKook sentándose justamente a un lado mío, no sin antes cerrar la puerta. 

Inmediatamente, el ambiente se contrajo en un espeso silencio presa de mi incomodidad. Hasta que, volteando suavemente la cabeza lo contemplé. 

—¿Qué se siente? —pregunté entonces, sin siquiera pensarlo. Aun si solo fue cuestión de ver su mirada confundida para arrepentirme al instante. 

—¿Uhm? ¿Qué se siente qué? 

—Saber que todas las chicas quieren comerte con la mirada. —hablé, esta vez más rápido como para siquiera evitar lo que decía. JungKook comenzó a reír, encantado por las palabras que dije, pero al instante me arrepentí. ¿Por qué había dicho eso? ¿Qué me pasaba?

—¿Cómo sabes eso? —me encogí de hombros, pretendiendo estar desinteresada. 

—Bueno... seré pequeña, pero no ciega. —JungKook frunció el ceño. Pero yo proseguí, jugando con mis dedos.— Además, algunas personas ni siquiera se molestan en disimular. 

Y era cierto. Incluso si lo pensaba bien ahora, mientras él y yo caminábamos por las calles, varias chicas le habían dedicado más de una mirada. Es que no entendía si era su aspecto, su aura o si era todo a la vez. Pero si de algo estaba segura, era que definitivamente JungKook era la clase de persona que era consciente del impacto que daba y que, si él quisiera, podría tener a cualquiera a sus pies. 

Lo que seguía sin entender era por qué no lo hacía. Por qué se empeñaba en hablarme. 

O tal vez simplemente yo estaba exagerando las cosas y suponiendo de antemano. Tal vez yo solo era una chica más de la lista. En realidad no me sorprendería de ser así. 

—Tal vez esas chicas puedan hacer el intento de coqueteo, pero sinceramente no me importa ya. Porque no estoy interesado en ellas. —comenzó a explicar. Tranquilo. Pero la sensación de molestia no se me fue.— Además, no eres pequeña, Lisa. 

Aclaró, como si quisiera que aquella última parte la tuviera presente. Pero poco me importó. Y sin decirle nada, me paré de los acolchonados asientos y prendí la pantalla del consolador. De inmediato, las luces neón se apoderaron del salón como en recepción, y me hicieron acordar bastante a las discotecas de gangnam en plena noche. Se me hizo un poco gracioso, porque solo éramos él y yo. 

—¿Quién empieza? —pregunté, buscando entre el archivo de las trescientas canciones que disponía la máquina.— Por favor, dime que serás tú. 

JungKook se puso de pie, agarrando el recipiente donde se encontraban los dos micrófonos y prenderlos. Me observó con un atisbo de diversión y me extendió el otro micrófono. Lo recibí, nerviosa. 

—No lo sé, a mí tampoco me conviene comenzar. —admitió, en un tono ¿avergonzado? No, eso era imposible. Solo había escuchado mal.— ¿Y si lo dejamos a la suerte? 

—Ya, ¿pero cómo? —bastó con que JungKook me escuchara para que rebusque en los bolsillos de su pantalón negro. De ahí, sacó una moneda y la dejó frente a mi rostro. 

—¿Cara o sello? —preguntó entonces. Sonreí al entender lo que trataba de referirse y me crucé de brazos, competitiva. 

—Sello. 

Mi vecino lanzó la moneda al aire sin esperar más, noté cómo esta voló por unos leves segundos, hasta que descendió al dorso de la mano de JungKook. Él, enfocado a su aterrizaje, utilizó su otro mano para atrapar la moneda. Y en cámara lenta, como si el momento de tratase de alguna película de acción, lo retiró lentamente. Pero mi buena suerte era inexistente. 

Y, tal como esperé, salió cara. 

El terror me arraigó de pies a cabeza. JungKook sonrió victorioso, sin siquiera parecer sorprendido porque él haya ganado. Agarré el micrófono a mala gana, nerviosa, pero tampoco iba a acobardarme. Si había perdido, tenía que aceptarlo. 

JungKook volvió a tomar asiento entretenido, y yo con el control, empecé a buscar cualquier canción que supiera y fuera tranquila de cantar. No soportaría elegir algo que me hiciera sacar notas altas de las que ni siquiera podía llegar, y entre opciones y opciones, algo turbada, por fin elegí mi canción. 

L-o-v-e

Era la única decente que había encontrado en el cancionero para ser honesta. 

—Si vas a burlarte, por favor que sea disimulado. —JungKook comenzó a reír por mis palabras y negó fervientemente. Observó el título de la canción curioso, y sus ojos centellearon de una forma que desconocí. Yo me mantuve de pie, esperando que la canción cargase, respirando hondo. 

—Créeme que burlarme será lo último que haré. —admitió, en voz baja. No tomé importancia a sus palabras, concentrándome en la pantalla cuando ya la canción había cargado. 

Tragué saliva, mis manos temblaban de repente, el pulso se me estaba acelerando y de inmediato presioné "play". 

El sonido del jazz comenzó a escucharse por el pequeño salón, la letra de la canción apareció, y con el estómago hecho un nudo, comencé a cantar. Primero bajito, evitando su mirada, porque sabría que desfallecería en cualquier momento por el sofoco.

Sin embargo, cuando había terminado de cantar los primeros versos y me sentía ya más cómoda, finalmente me volteé, encontrando sus ojos tan puestos a mí que me fue inevitable no ruborizarme. Y mientras la trompeta del coro sonaba, bailé apenas un poquito, riéndome por lo ridícula que de seguro me estaba viendo. 

Pero JungKook solo me observaba, sonriendo, embelesado, emocionado, entretenido, divertido. Con tantas emociones que solo me inspiraban confianza. Así que, cuando los segundos pasaron y la música me indicaba que iba ya para el final, finalmente me permití cantar sin vergüenza alguna, como cuando estaba en mi habitación y ponía música a todo volumen. Hice pequeños y elegantes pasos solo con el propósito de escucharlo reír. 

Hasta que la canción llegó a su fin, y mi corazón se entibió al saber con certeza que a él le había encantado. De inmediato, JungKook aplaudió como un niño, poniéndose de pie, y el rubor no tardó en acentuarse por mis mejillas, devolviendo el micrófono a su lugar. 

 —Te salió perfecto. —comentó él, totalmente feliz y solo pude sonreír, evitando su mirada, tomando asiento yo esta vez. 

—Ahora te toca a ti. —murmuré, traviesa. 

Fue el turno de JungKook para que buscara las canciones en la pista, le tomó unos dos minutos, hasta que finalmente se decidió. Y entonces solo ahí pude fijarme de la canción que había elegido. 

Only then.

La había escuchado un par de veces antes en la radio, era bonita, tranquila, y hasta ese momento nunca había tomado en cuenta la letra. 

Claro, hasta que la música empezó, JungKook cerró los ojos para concentrarse, y mi corazón se detuvo por una milésima de segundo. Todo, absolutamente todo me pareció especial, mágico y hasta podría decir que irreal. Él... mi vecino cantaba como los ángeles, su voz era tan suave, tan dulce, con tantos sentimientos en cada letra que mi estómago se revolvió como si una manada de animales hubiera pasado sobre ellas. Le observé, sin poder quitar mis ojos de su cuerpo, como si mis ojos fueran diseñados solamente para mirarle por eternos minutos. 

Sin embargo, cuando JungKook de pronto abrió sus ojos y me observó, comenzó a sonreír, sonreírme ¡a mí! y por poco me desmayaba por lo perfecto que cantaba, que se comportaba, que era simplemente él. Es que, ¿realmente ese ser era mi profesor? Parecía incluso imposible, ¿realmente él tenía veintiséis años? Lo dudaba muchísimo. Porque de tan solo verlo así, con sus ojos formando una línea recta de la alegría, con su cuerpo relajado moviéndose al compás del suave ritmo, con esos ojos colo caramelo, me parecía tan... perfecto. 

Muy perfecto para alguien como yo. 

Y sin pensarlo, como si mis extremidades tuvieran vida propia y no se hayan molestado a consultarlo con mi cerebro, me puse de pie, justo cuando la canción iba por su final. Lo observé como si tan solo su presencia fuera fantasiosa, me acerqué apenas unos cuantos pasos solamente para detallarlo mejor, y entonces él dejó de cantar al darse cuenta de mi cercanía. Observé sus dos ojos, encantada, embelesada, contenta; agradecida. 

Avancé tanto que ni siquiera me di cuenta del momento en que la punta de mis pies rozaron los suyos, fue ahí donde me detuve, alzando un poco la cabeza para quedar a su altura, y entonces él volvió a sonreírme. Esa hermosa sonrisa que me derritió. 

Comenzó a acercarse, tan solo unos pocos centímetros que fueron los suficientes para quedar demasiado cerca a mi rostro. Tampoco me opuse. No estaba pensando bien, pero ahora lo único que rondaba en mi mente era la idea de besarlo. Era un impulso, era un encanto el que me tenía mirándolo con demasiados sentimientos encima. Su rostro entonces me observó enternecido, y comenzó a acercarse más. 

Solo quedaba unos centímetros más. Un poquito más. 

Cuando entonces salí de mi trance, en el momento exacto que la trabajadora apareció, abriendo la puerta de un fuerte tirón y me alejé, completamente aturdida. 

—Como no se acercaron a preguntarme nada, pensé que tal... —comenzó a decir, hasta que vio nuestra cercanía, mi rostro que en esos instantes era todo un tomate, a JungKook, que lucía ligeramente frustrado, y después ella llevó las manos a su boca, impactada.— ¡Por Dios! ¿¡Qué hacen!? ¡Se supone que ustedes son hermanos! 

Sí. 

Definitivamente quería morirme. 


🌺🌺🌺

AAAAAA, holaaaaaa 

en realidad el capítulo anterior tenía tanto para decirles en n/a pero al final terminé publicándolo de aventada y no escribí nada :(( 

en fin, hace unos días estaba escribiendo grown up, y mE ENTERÉ QUE LLEGAMOS A 1K DE LEÍDAS KSLFKCFLÑSL TAT de verdad, gracias por todo, ustedes son lo mejor que le pasó a esta historia. ustedes y sus comentarios preciosos uwu. 

si no me quisieron matar por este capítulo, prepárense que en el próximo se van a morir, jé (alto spoiler)

trataré de actualizar cada vez que se me venga la inspiración porque sé que tanto ustedes como yo necesitamos alguna distracción en esta cuarentena unu, además, cuídense mucho y recuerden no salir de casa a menos que sea muy necesario.

yo no he visto el sol en tres meses ahre los amo, nos vemos a la próxima <3333


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro