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Kim Taehyung y JeonJungkook, bajo la nieve, corriendo y escuchando villancicos.
Era como un sueño. El cabello de Jungkook, negro y con salpicaduras blancas por la nieve. Su sonrisa, brillante como las luces que colgaban de las tiendas. Su rostro, con la nariz enrojecida por el frío y los labios húmedos. Los labios de Jungkook... Los labios de Jungkook...
Taehyung empezó a fijarse si no había un muérdago colgado en algún lugar mientras corrían al supermercado. Quizás podría aprovechar la oportunidad. Algo como: Oh, perdón por besarte, pero, ya sabes, es una regla de Navidad.
Se pararon frente a las puertas automáticas. Jungkook se sacudió la nieve del cabello, y luego se acercó a Taehyung para sacudir la nieve de su cabello. Sus ojos se encontraron durante un milisegundo (estaban tan cerca, la mano de Jungkook en su cabeza y sus narices a centímetros de tocarse) antes de que las puertas se abrieran con un zumbido y ambos se alejaran con un movimiento rápido, entrando en el supermercado.
Taehyung no sabía muy bien cuándo había empezado a tener estos momentos con Jungkook, estos escenarios de tensión en los que el contacto físico se sentía... distinto. Es decir, él siempre se sintió así alrededor de Jungkook (Jeon Jungkook, el Chico Sol, el que quemaba todo lo que tocaba), pero no sabía lo que significaban para Jungkook. ¿Era incómodo para él? (¿Por eso se alejaba apenas el contacto físico parecía ser demasiado?) O, quizás (y solo quizás)... ¿Jungkook también se sentía nervioso?
No tenía que darle vueltas al asunto. No ahora. En unas horas, tal vez. Cuando terminaran de cenar, cuando ambos estuvieran solos. Cuando Taehyung le pidiera a Jungkook que lo acompañe a la azotea del apartamento, le entregue el álbum de Love Songs y le confesara que llevaba enamorado de él desde 2015. Y luego esperaría por la respuesta de Jungkook. Le daría cinco segundos para hacer algo, y si Jungkook no decía nada (si solo se quedaba con expresión sorprendida como un estúpido que no se lo esperaba) saldría corriendo y se escondería bajo la cama de Jung Wooyoung hasta Año Nuevo.
Pero, si llegaba a pasar algo...
Taehyung tampoco quería imaginar ese escenario. Emocionarse por cosas que aún no pasaban (y que seguramente no pasarían) no le llevaría a nada bueno. Era mejor tener bajas expectativas. O no tener expectativas en absoluto.
—Entonces —dijo Jungkook, agarrando un carrito de supermercado y empezando a caminar junto a Taehyung, tamborileando sobre el mango rojo del carrito—, iré a buscar las cosas para Wooyoung. Tú puedes ir a la zona de adornos navideños y nos veremos en la caja en unos... ¿Treinta minutos? ¿Te parece bien?
—Sí, perfecto —respondió Taehyung, intentando lo máximo posible ocultar su decepción. Él quería comprar junto a Jungkook. Sonrió (intentó hacerlo), y se acerco a la zona de carritos para agarrar uno de los pequeños, del tipo que puedes jalar con una sola mano—. ¿Alguna petición específica?
—No, puedes escoger lo que quieras. Hmm, mientras no sobrepase los cuarenta dólares, todo es válido —rió, acariciando el cabello de Taehyung—. Tengo presupuesto, así que te lo dejo a ti, chico navideño. Hoy estás a cargo.
Taehyung asintió, con una sonrisa suave y un sonrojo tan intenso como el rojo de los bombillos que colgaban de los estantes. Al dar un paso en dirección opuesta, Jungkook agarro su brazo y lo atrajo de nuevo con suavidad. Cuando Taehyung volvió a encontrarse con el rostro de Jungkook, se encontró con una expresión apenada y avergonzada.
—Olvidé que la lista de ingredientes está en tu celular —dijo Jungkook, apretando los labios y ladeando la cabeza—. ¿Crees que lo necesites, o... ?
—N-No, no. No hay problema —Taehyung también empezó a reír como un bobo, sacando su celular del bolsillo. Lo desbloqueó y se lo entregó a Jungkook—. La batería está por morir. Intenta memorizar las cosas, solo por si acaso.
—Está bien —respondió, sonriendo—. Gracias.
Taehyung asintió varias veces también, dándole a Jungkook una última sonrisa antes de desaparecer por los pasillos, directo al área de cosas navideñas. Jungkook se quedó inmóvil, con una mano sobre el carrito y la otra sosteniendo el celular de Taehyung, y suspiró pesadamente. No debería haber enviado a Taehyung a buscar los adornos solo. Debía aprovechar el momento, debían comprar juntos y crear momentos románticos en el supermercado.
Escoger las guirnaldas juntos y jugar a quién adivinaba primero cuál era la salsa de la que hablaba Wooyoung (ninguno ganaría y terminarían llevando una al azar). Pero Jungkook necesitaba hacer algo, confirmar algo, corroborar que sus ojos no lo habían engañado.
Recordaba vagamente haber visto algo interesante cuando abrió el app de Notas de Voz en el celular de Taehyung. Un vistazo rápido, de un segundo, antes de que grabara el audio con los ingredientes. No pudo volver a revisar porque Taehyung ya había regresado, y creyó que solo había sido un invento de su imaginación y que lo mejor sería olvidarlo. Pero no dejó de darle vueltas al asunto durante todo el trayecto al supermercado.
Estaba seguro de lo que vio.
Con dedos congelados y un poco torpes (casi deja caer el celular de Taehyung) buscó el app otra vez, encontrándola enseguida tras haberse ya sumergido en el centenar de carpetas de Taehyung. No habían muchas grabaciones. En realidad, solo habían dos. La primera estaba marcada con la fecha de hoy e indicaba haber sido grabada hace menos de treinta minutos. La segunda, por otro lado, tenía nombre, y la fecha indicaba que había sido grabado en la madrugada del primer día del año, en Año Nuevo. Duraba menos de un minuto y... Eso no era lo importante, lo que realmente importaba era el nombre de la grabación.
Para Jungkook.
Bueno, no decía exactamente eso. Decía Psra Junhgkopk, pero teniendo en cuenta la fecha, a Jungkook no le sorprendería que hubiera sido un desliz producto del alcohol. Tragó saliva. No estaba bien hurgar en el teléfono de Taehyung. Eran cosas que no le incumbían. Incluso si el audio era para él, por algo Taehyung nunca se lo había enseñado. Debía haber una razón por la que ese audio llevaba casi un año ahí, empolvándose.
Debía haber una razón por la que Jungkook nunca debía escucharlo.
Pero ahora tenía la oportunidad. El destino se las había arreglado para dejarlo en este escenario, así que ¿no sería lo mejor solamente escucharlo? No sería la gran cosa. Probablemente ni siquiera estaba dirigido a él (quizás a Taehyung le gustaba un chico con un nombre similar al suyo), quizás no tenía nada que ver y también era una lista de compras. Jungkook se aclaró la garganta, mirando a ambos lados como si estuviera haciendo algo ilegal.
Apoyó los brazos en el mango del carrito y acercó el celular a su oreja, preparándose mentalmente para el impacto. Su corazón latía como loco, y no estaba seguro de si era por lo mal que estaba toda la situación, o por lo que podría encontrar en el audio.
Definitivamente Jungkook no se esperaba lo que estaba por escuchar.
Taehyung sonaba más que ebrio. A veces se acercaba mucho el celular a los labios, y Jungkook sentía como si le estuviera hablando al oído. Otras veces, se alejaba demasiado, y Jungkook tenía que acercar el celular a su oreja para entender lo que decía. Per entendió todo. Cada palabra se grabó en su memoria.
—Me gustas... ¡Ja! ¡Me gustas tanto! Y no entiendo por qué me gustas tanto, porque eres un poco imbécil, si soy sincero... Aunque no podría decirlo con exactitud... Porque apenas nos hablamos... Pero me gustas tanto. Tanto, tanto, tanto. Y desde hace tanto tiempo... Me gustas desde hace, ¿qué? ¿cinco años? Y en cinco años no te has dado cuenta de lo mucho que me gustas, imbécil... Dios, te detesto. Y te detesto más por hacer que me enamore de ti y por ser tan malditamente perfecto y por ignorarme por cinco años. Mierda, te odio.
Cinco años. Cinco años...
2014.
No se conocían en 2014. Jungkook nunca podría confundir las fechas. El año en el que su vida cambió por completo, cuando su mundo empezó a girar alrededor del amigo rarito de su hermana, el año en el que el Chico de los Chalecos se robó su corazón.
Era 2015.
Jungkook no supo bien qué pensar cuando terminó de escucharlo. Quería llorar, y ni siquiera sabía bien el por qué. ¿Quizás era otro desliz del alcohol? ¿Taehyung, tal vez, confundió las fechas por eso? El audio se llamaba Para Jungkook, después de todo (no, no se llamaba así, solo era muy similar). Dios. ¿Quizás sí era otra persona? Alguien que Taehyung conoció en 2014. 2014... ¿Taehyung siquiera tenía más amigos aparte de Wonyoung?
Wonyoung.
Taehyung y Wonyoung se conocieron en 2014.
Volvió a tragar saliva. Había un nudo en su garganta que le estaba empezando a molestar. No podía ser ella. Wonyoung tenía novio (sorprendentemente). Además de que Taehyung había dicho que apenas hablaba con esa persona, y estaba la palabra perfecto con una evidente o. Pero, ¿y si... ?
Mierda. No sabía que pensar.
—Jungkook.
Su corazón dejó de latir sin parar para detenerse de un segundo a otro. Se quedó congelado, su mano agarrando con fuerza el celular de Taehyung contra su oreja. Respiró, cerró los ojos, se tragó las lágrimas que aún no salían y se volteó.
Taehyung lo veía con una guirnalda rosa colgando del cuello y un carrito pequeño atestado de muñecos de nieve de plástico. Tenía una expresión de horror genuino en el rostro, los ojos húmedos y las mejillas tan rojas como si tuviera fiebre. Su rostro decía algo. No, gritaba algo.
No quería que escuches eso. El rostro de Taehyung tenía esa frase marcada por todos lados.
¿Eso quería decir que sí iba dirigido a él?
Mientras el peso del corazón de Jungkook se aligeraba, el de Taehyung no paraba de volverse más pesado con cada segundo. Tanto, que sintió la necesidad de tirarse al suelo. Soltó el carrito, que se desplomó y todos los adornos cayeron, los muñecos desparramados por el piso como soldados caídos. Un bombillo azul rodó hasta chocar con el pie de Jungkook.
Kim Taehyung y Jeon Jungkook ya no corrían. Estaban quietos en el primer pasillo del supermercado, el que estaba junto a los congelados.
Kim Taehyung y Jeon Jungkook ya no estaban bajo la nieve. La luz amarillenta de las lámparas colgando del techo iluminaba sus rostros (la sutil sonrisa de Jungkook; los ojos cristalinos de Taehyung).
Kim Taehyung y Jeon Jungkook sí escuchaban villancicos. Los altavoces de la tienda emitían una suave melodía navideña apenas perceptible bajo el cuchicheo de aquellos que pasaban cerca de ellos.
Mientras el mundo de Jungkook se reconstruía, el de Taehyung se caía a pedazos.
No tenía que suceder así.
¡Nos leemos luego! :)
[ Noduru, 2023 ]
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