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La navidad de los Jeon era difícil de superar

El árbol más grande, la casa más iluminada del vecindario. Su madre solía hacer fundas de caramelos para los niños que vivían en las casas vecinas, y hacían una enorme fiesta con familia y amigos en las que él y Wonyoung cantaban villancicos vestidos de Santa Claus y la Señora Claus. Su padre solía hacer juegos a la hora de entregar los regalos, como adivinar la persona o ponerle la nariz al reno después de dar diez vueltas alrededor del árbol (Wonyoung se mareó tanto en la Navidad de 2013 que cayó sobre el árbol y tiró todos los bombillos. Dejaron de hacer ese juego por un buen tiempo después de esa tragedia).

La Navidad de los Jeon era difícil de superar.

Pero la primera Navidad de Jung Wooyoung y Jeon Jungkook estaba siendo patética.

—¿Eso es todo lo que tenemos? —preguntó Wooyoung, cruzado de brazos. Se acomodó los lentes sobre el puente de la nariz apoyó los codos sobre la mesa— Es triste.

Jungkook se rió sin ganas, recostándose sobre la mesa.

—No me culpes, no me acompañaste a comprar adornos navideños y tuve que improvisar —dijo, dándole unos golpecitos a un bombillo rojo que colgaba del árbol de Navidad más pequeño que hubiera visto en toda su vida.

Era más un centro de mesa que un árbol. Era como un bonsái lleno de bombillos y una estrella. Ni siquiera tenía guirnaldas. Y se suponía que celebrarían la víspera de Navidad ahí. Jungkook vio de nuevo el mensaje de confirmación de Taehyung. Taehyung había estado más de mil veces en su apartamento. Incluso había dormido en su cama (no cuando Jungkook también estaba en ella, cabe aclarar. Esas noches Jungkook dormía en el sofá, o en una bolsa de dormir en el piso).

Pero Taehyung también había estado un par de veces en las increíbles e insuperables Navidades de los Jeon, así que era obvio que tendría expectativas. El estómago le dio un vuelco, ¿y si a Taehyung le decepcionaba el poco empeño que Jungkook le había puesto a la Navidad ese año?

A Jungkook le preocupaba más decepcionar a Taehyung que decepcionar a sus propios padres (la opinión de Wonyoung ni le importaba).

Bueno, eran las ocho treinta, y Taehyung llegaría aproximadamente en unas dos horas. Tenía algo de tiempo. Sí, no era un caso perdido (aún).

—Los chicos de la universidad Hankuk no pueden descansar ni en Navidad —dijo Wooyoung, con ese tono altanero y divertido con el que lo había dicho las últimas dos semanas. Esa había sido su excusa para no salir con Jungkook ni una vez (y para dejarlo disimuladamente solo con Taehyung cuando los tres estaban en el apartamento). Wooyoung se levantó, revisando su celular—. Hablando de eso...

—Sí, sí. Ya entendí, vete —Jungkook hundió el rostro entre las mangas de su suéter. Se lo había robado a Wonyoung cuando dijo que era demasiado grande para ella, una de las últimas veces que visitó la casa de sus padres. Tenía un reno de nariz roja en el frente, y a Santa Claus con lentes de sol en la parte de atrás. Wooyoung se rió por lo bajo, acariciando la cabeza de Jungkook—. Feliz Navidad, tarado. Disfrútalo con tus amigos de Hankuk.

Wooyoung le acarició la nuca, haciéndole cosquillas y logrando que Jungkook se removiera como un gusano sobre la silla. Le dio un beso demasiado brusco en la sien y huyó a la puerta antes de que Jungkook se diera cuenta.

—¡Feliz Navidad, Jungkook! ¡Besa a Taehyung bajo el muérdago!

—¡No tenemos ningún muérdago, idiota! —gritó a su vez, limpiándose el beso con la mano, pero Wooyoung ya había desaparecido tras la puerta. Suspiró, dejándose caer sobre la mesa y encendiendo la radio que tenían junto al árbol-bonsái.

Alzó el volumen al máximo y se dio unas palmadas en el rostro. It's Beginning To Look A Lot Like Christmas sonaba con algo de estática, pero sirvió para darle ese ambiente nostálgico que Jungkook necesitaba. Sacó un trapeador y un par de escobas de un armario, se ató el cabello en una coleta y se dispuso a limpiar el apartamento. Todo el día las estaciones de radio estarían llenas de canciones de ese estilo, y esa estación en específico no pasaba casi nada de publicidad, así que Jungkook ni siquiera notó cuando una hora de ardua limpieza pasó. Se limpió el sudor de la frente, volviendo a la realidad para prestarle más atención a la canción que estaban pasando.

Oh, the weather outside is frightful. But the fire is so delightful.

Una vista panorámica del apartamento le permitió observar que parecía recién sacado de un catálogo de bienes raíces. Sonrió, guardando las escobas. Jungkook definitivamente sería un buen amo de casa. La persona que se casara con él tendría suerte.

And since we've no place to go.

Let it Snow, Let it Snow, Let it Snow

Pensó en Taehyung, y un sonrojo salvaje apareció. Se cambió de zapatos, buscó un abrigo y un gorro de lana y se dispuso a salir. Tenía dinero suficiente para comprar un par de adornos antes de que todos llegaran. Después de todo, Wooyoung se encargaría de la comida, su padre y Wonyoung del postre y Taehyung los honraría con su encantadora presencia (porque era Taehyung. Taehyung no tenía que hacer nada. Solo bastaba con existir, y ya alumbraría todo el lugar). Lo mínimo que podía hacer Jungkook (porque poner su apartamento no era suficiente) era decorar un poco.

Apagó la radio, tomó las llaves y abrió la puerta.

Se quedó sin aire al ver a Taehyung (Kim Taehyung, de verdad) parado frente a él, con la mano alzada en un puño, listo para tocar la puerta. Hicieron contacto visual, y el sonrojo previo de Jungkook se multiplicó por mil, tan intenso que contagió a Taehyung también. Apartaron la mirada casi al mismo tiempo y empezaron a reírse como idiotas. Jungkook se rascó el cuello, regresando la vista y quedándose sin palabras por segunda vez.

Taehyung tenía el cabello azul.

Por Dios, era azul. Como lo tuvo antes, hace meses.

¿Meses?

Taehyung había tenido el cabello de ese color por última vez en diciembre del año pasado. Jungkook nunca lo había visto así en persona, solo en fotos. Y Taehyung tenía el cabello largo en ese entonces. ¿Se lo había vuelto a teñir para conmemorar que ya pasó un año? El cabello de Kim Taehyung definitivamente era la víctima de esta historia, y se quedaría calvo antes de los treinta, pero vaya que le quedaba bien.

Le quedaba muy bien.

—Taehyung, hola —dijo Jungkook, aclarándose la garganta y levantando la mano, sonriendo tanto que sus ojos se volvieron dos medias lunas.

Taehyung también levantó su mano y sonrío, copiando sus movimientos. Apartó la mirada, rió por lo bajo al ver el suéter navideño de Jungkook, y luego levantó el rostro para mirarlo a los ojos. Se pasó las manos por el cabello (por la maraña de rizos azules, como olas salvajes de un océano), y Jungkook observó todo como si estuviera viendo una pintura en un museo.

—Hola, Jungkook —Taehyung agarró con fuerza la correas de su mochila, mirando sobre el hombro de Jungkook—. ¿Wooyoung está? Quería llegar pronto para... —se relamió los labios, y a Jungkook le palpitó un poco más rápido el corazón— ayudarlos un poco con lo de esta noche.

—A-Ah, Wooyoung... se fue con los chicos de su universidad —Jungkook también miró el interior de su apartamento, sintiéndose un poco avergonzado con lo poco navideño que lucía. Al menos estaba limpio—. Así que... somos solo nosotros dos.

Hubo un silencio que duró unos dos segundos exactamente. No era incómodo, más bien era... cálido. Era lindo estar en el mismo lugar que Taehyung, en Navidad, con la radio y la estática y la lluvia en el fondo. Taehyung se aclaró la garganta.

—Entonces... ¿Estabas por salir?

Jungkook regresó a la realidad. Rió un poco más, pestañeando demasiado rápido.

—Sí. Sí... Iba a... comprar cosas, para decorar el apartamento y eso. Se suponía que Wooyoung y yo saldríamos a comprar hace unas semanas, pero, ya sabes, él es un chico de Hankuk —apretó los labios, intentando sonreír. Taehyung asintió con su cabeza, con los labios apretados también. A Jungkook le parecía tierno que Taehyung emulara todo lo que hacía—. Entonces, lo olvidé completamente —se rió por la nariz y rascó su nuca. Taehyung también rió.

—Está bien, chico navideño —Taehyung tenía una sonrisa que soltaba destellos. Juntó sus manos en un pequeño aplauso y luego puso una mano en el hombro de Jungkook. El contacto les envió una corriente eléctrica por todo el cuerpo, a ambos—. Vamos, te ayudaré con la decoración. No quiero presumir —ladeó la cabeza, tornando su sonrisa en una arrogante—, pero soy conocido por mi espíritu navideño, ¿sabes?

Jungkook bufó. ¿De verdad estaba a punto de salir a hacer compras de Navidad con el chico de sus sueños? ¿Acaso se trataba de un milagro?

Taehyung dejó su mochila en el apartamento y Jungkook cerró la puerta. Bajaron las escaleras, uno junto al otro, su manos tocándose tímidamente cada cierto tiempo. Cuando salieron del complejo, con la nieve golpeando sus mejillas, Jungkook recordó algo. Palpó sus bolsillos, notando que olvidó su celular en el apartamento. Maldijo por lo bajo.

—Taehyung, ¿puedes prestarme tu celular un momento?

Oh, claro —lo sacó de su bolsillo sin dudarlo, desbloqueándolo en dos segundos, y se lo entregó—, ¿para qué?

—Quiero llamar a Wooyoung y preguntarle qué necesitamos para la cena —dijo Jungkook, ya buscando el número del tarado universitario.

Ah —soltó Taehyung, asintiendo con la cabeza y mirando hacia otro lado. Por alguna razón, aunque se trataba de una simple conversación sobre pavo y patatas, Taehyung se sintió ligeramente desplazado—. Iré a comprar algo de comer —dijo, señalando la tienda del frente. Jungkook asintió, ya con el celular en la oreja, y Taehyung desapareció cruzando la calle.

Jungkook esperó un momento, hasta que Wooyoung finalmente se dignó en contestarle. Se escuchaban voces de fondo y le pareció reconocer cierta pieza de música clásica a lo lejos. Estaba interrumpiendo la Sesión de Estudio (Edición navideña) de la facultad de derecho de Hankuk. Qué horror.

—¿Sí, Taehyung? ¿Necesitas algo? —preguntó Wooyoung. Las voces en el fondo se volvieron distorsionadas y se callaron de golpe. Seguramente Wooyoung había salido de dónde-sea-que-estaba para tener más tranquilidad.

—Soy Jungkook—Jungkook miró a Taehyung en la tienda de conveniencia del frente a través de las puertas de cristal. Estaba parado frente a la cajera con una lata de Coca Cola, sonriendo y hablando y sacando su billetera. Tragó saliva—. Dime los ingredientes que necesitas. Saldré a comprar con Taehyung.

—Con Taehyung, ¿eh? ¿Haciendo movimientos desde las primeras horas de la mañana? Ese es mi chico —decidió reírse solo ante el silencio de Jungkook, y carraspeó— Está bien, toma nota.

—Estoy en la calle.

—Entonces toma nota después. En el celular de Taehyung, y aprovecha para ver cómo tiene tu número agendado. Si hay un corazón junto al nombre es una buena señal.

—No voy a revisar el teléfono de Taehyung, tarado. Solo dime lo que necesitas.

—Bien, bien. Veamos... Dos limones, dos cebollas, vinagre, dos manzanas, ajo—empezó a enumerar, acomodándose los lentes sobre el puente de la nariz— ¡Ah, y no olvides la salsa inglesa Worcestershire! Nunca es Navidad sin esa salsa.

—Está bien. Limones, cebollas, manzanas... Ajos, y esa salsa horrible que solo te gusta a ti. ¿Solo eso? No son tantas cosas.

—Anótalo, Jungkook. Anótalo —dijo Wooyoung, con voz amenazante—. Si olvidas una sola cosa, te colgaré del árbol de Navidad.

—¿Qué árbol? ¿Hablas del bonsái de la mesa? —Jungkook bufó.

—Exactamente, así que anótalo —Wooyoung suspiró, sacándose los lentes y limpiando una pequeña mancha de las lunas—. Te veo más tarde, Jungkook. Estudiantes intelectuales están esperando por mi tutoría.

—Más bien cerebritos que estudian en Navidad te están esperando. Nos vemos luego, no llegues tarde.

Wooyoung hizo un sonido parecido a un Ajá, ajá antes de colgar. Jungkook rió, y decidió buscar la aplicación de Notas para anotar todo. No precisamente por hacerle caso a Wooyoung, sino porque realmente no confiaba en su memoria a pesar de que la lista fuera corta. Y sabía cómo era Wooyoung: Un maniático en la cocina, seguramente con TOC. Si interrumpían el método de Wooyoung o le faltaban cosas mientras cocinaba, le daba un ataque de pánico. Pero, cuando Wooyoung se concentraba, era un genio con la comida. Seguramente le iría igual de bien si hubiera elegido gastronomía en lugar de derecho.

El problema: No había app de Notas. No la encontraba, aunque rebuscara en el teléfono de Taehyung una y otra vez. Todo estaba tan organizado, cada aplicación estaba en su respectiva carpeta y las carpetas estaban ordenadas alfabéticamente, pero no había app de Notas.

Jungkook decidió abrir el app de Notas de Voz antes de que se olvidara del nombre complicado de la salsa de Wooyoung. Se aclaró la garganta, apretando el botón rojo y acercando el celular a su boca.

—Dos limones, dos cebollas, vinagre, dos manzanas, ajo y... Salsa inglesa de... ¿Wor... ? Worcer-algo —volvió a apretar el botón rojo, justo cuando Taehyung miraba a ambos lados antes de cruzar la calle y detenerse junto a él, sonriendo.

—Gracias, Taehyung —le devolvió el celular, sonriendo también, y Taehyung se lo guardó en el bolsillo.

—Seguro, no hay problema... ¿Quieres un poco? —le acercó una barra de chocolate a medio comer a la boca. Taehyung tenía las comisuras de sus labios manchadas de chocolate y una lata de Coca Cola en la otra mano. Jungkook tragó saliva, imaginándose limpiando con el pulgar las manchas y aprovechando ese momento para acercarse al rostro de Taehyung. Carraspeó, asintiendo con la cabeza y dándole una pequeña mordida al chocolate. Era dulce, demasiado dulce, y pensar que Taehyung lo había mordido antes que él hizo que le temblaran las piernas. Taehyung sonrió, relamiéndose el chocolate de los labios (Jungkook no soportaría más)— ¿Vamos?

La navidad de los Jeon era difícil de superar.

—Vamos —respondió Jungkook, empezando a caminar calle abajo junto a Taehyung.

Pero, con la ayuda de Kim Taehyung, Jungkook estaba a punto de vivir la mejor Navidad de su vida.

¡Nos leemos luego! :)

[ Noduru, 2023 ]

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