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El dolor de cabeza a consecuencia del estrés puede ser uno de los más insoportables, al menos eso creo yo, tener un dolor así casi diario no puede ser sano para cualquiera. O al menos eso dijo el médico la vez que fui a consulta por esto mismo.

<Debería renunciar a su trabajo o buscar una manera de que este no lo estrese tanto>

Ninguna de estas dos opciones era factible. Soy alguien bien estudiado que se graduó de una de las mejores universidades de Seúl; por lo que su trabajo le resultaba fácil, ha tenido sus días complicados, pero a lo que me dedico no es la causa de mi malestar sino mis compañeros de trabajo.

Trabajaba en una empresa de contabilidad, estaba rodeado de libros contables con muchas cifras a las que debían tener en orden y sin ninguna falla.

Tal vez se pueda pensar como mis compañeros me causan más estrés que estar rodeado de números, eso es porque no puedo lidiar con tanta hipocresía encerrado en un solo lugar. Bueno, al menos eso pienso ya que bien he aguantado casi cuatro años ahí. Al principio no era tan malo, pero las personas no tardan en mostrar sus verdaderas caras o mejor dicho a ocultarlas a su favor para después mostrarla en leves situaciones.

Cada día pensar en ir a ese lugar a sentarme por diez horas rodeado de una jodida aura que siento que me ahoga muchas veces es el causante y nada puede mejorarlo; pero como mencioné antes renunciar no es una opción tampoco.

Conseguir un nuevo trabajo en Seúl puede ser la cosa más tediosa, en una ciudad tan grande como esta es una lucha constante con miles de personas que también están bien preparadas en tu mismo rango. Lo mejor es tener un gran ahorro por si la búsqueda de empleo se prolonga mucho.

Apenas he empezado este ahorro por lo que aún no me puedo dar el lujo de renunciar. Tendría el dinero suficiente sino fuera porque he tenido que hacerle remodelaciones a mi apartamento que baratas no fueron para nada, al menos tengo un buen departamento propio que es prácticamente lo único bueno que he sacado de mi trabajo.

Solo unos meses más SeokJin, tu puedes —Me dije a mi mismo cuando la secretaria del gerente comenzó a ver a todos eligiendo con quien repartir su veneno del día. Sé que esta vez no me elegirá a mi ya que mi escritorio está lleno de libros contables que debo llenar; no tendría ni un segundo de mi atención si me hablara además de que si el gerente la ve distrayendo no le convendría en lo absoluto.

Mi trabajo pagaba lo suficientemente bien como para solo tener que estar aquí tres meses y tener ahorrado el suficiente dinero por casi un año. Aunque viendo a la secretaría, SoYeon es su nombre, acercarse a Lina, quién es contadora igual que yo, e inmediatamente ponerse a hablar a susurros mientras apuntan a otros compañeros del área no ayuda a mantener mi cabeza doliendo menos.

Como siempre solo suspire dejando que el dolor en mi cabeza aumenta de poco a poco, no quería tomar pastillas para aliviarlo porque podría tener un dependencia a estas. El doctor me aseguró que estas no eran adictivas pero igual intentaba resistir lo más posible antes de tomarlas.

En el momento que dieron las cinco de la tarde y pude salir de esa oficina podía sentir menos peso del que cargaba, no diría que me siento completamente aliviado ya que al estar en la calle llena de personas yendo y viniendo, muchos corriendo o simplemente discutiendo por teléfono aireando sus problemas como si a toda la población de Corea del Sur les importara no es algo que me pueda dar paz. He vivido toda mi vida en Seúl y parece ser el único en notar este tipo de cosas, o tal vez no lo soy pero estoy tan hundido en eso que solo a ese tipo de personas puedo notar.

Sin ninguna otra alternativa comencé mi camino de regreso a mi departamento, siempre tomé el metro, desde que comencé a trabajar, para llegar justo a la parada frente a mi localidad pero en este momento lo menos que quiero es estar apretado con más de esa gente.

Hace mucho que no tomaba el autobús, inclusive no recordaba si aún tenía saldo en la tarjeta de este para pagarlo o si esta seguía vigente. El camión frenó frente a mi y por suerte al pasar la tarjeta se realizó el pago.

Tal vez era la primera vez en casi un año en no usar este transporte. Apenas arrancó me sentí aliviado al no tener que estar apretujado contra alguien y que pudiera ver el exterior me tranquilizó mucho más, tal vez debía tomar el autobús más seguido.

Al llegar a la parada más cerca a mi departamento baje del transporte, a diferencia de cuando tomaba el metro esta vez tenía más opciones de caminos que tomar. Sinceramente no recordaba cuál era la más corta por lo que como todo adulto decidí entre los cuatro caminos con una canción infantil.

El tercer camino salió por lo que no tarde en adentrarme por este. Era una calle muy colorida, de esas que se ven en dramas por su fantástica estética la cual muchos usan de fondo para fotos en sus redes. Había lugares de adopción, cafeterías, tiendas de manualidades y demás. 

Me quedé viendo cada uno de los ventanales apreciando la tranquilidad que daba ese lugar, hasta me pregunté si aún seguía en Seúl ya que me sentía transportado a otro país, mi dolor de cabeza era un claro indicio de que aún seguía en Corea.

Sabía que existían este tipo de calles en Seúl ya que sale mucho en promociones de turismo, pero jamás pensé en visitarlas y tampoco es como si tuviera las ganas de hacerlo considerando que salía cansado del trabajo la mayoría de veces.

Aunque el lugar me había ayudado a bajar el estrés un poco me seguía sintiendo abrumado por esto, el dolor de cabeza seguía ahí hasta llegar al cuello  como si quisiera esparcirse por todo mi cuerpo hasta ahogarme en este. Viendo a los dueños de esas tiendas y a sus clientes tan tranquilos como si no sintieran un ahogo en su vida diaria me hacía envidiarles por esto.

¿No estoy manchando esta tranquilidad? Mi reflejo se veía apagado comparado con el colorido ambiente, como si fuera una mancha que ensucia una bella pintura. Mejor decidí continuar mi camino, pensar así solo aumentaría el dolor y después tendría que casi drogarme para dejar de sentirlo, algo que en verdad prefería no hacer.

Justo al final de la calle un cálido lugar lleno de plantas llamó mi atención, vaya que era un lugar que le daba el último toque que necesitaba. No parecía una tienda grande, las grandes ventanas dejaban el interior descubierto para que todos lo vieran. Estaba lleno de diferentes plantas, algunas colgadas y otras en sus respectivas macetas en el suelo. Frente a las ventanas sobre pequeñas mesas se encontraban algunos bonsáis.

El cártel con el nombre de la tienda "Little Home" colgaba en un lado junto a la imagen de un bonsái.

"Deberías tener un pasatiempo tranquilo para ayudar a relajarte" las palabras del doctor llegaron a mi mente ¿Es difícil mantener una planta viva? Bueno, me he mantenido vivo todos estos años así que no creo que lo sea tanto.

Con un pequeño vistazo hacía el cartel que indicaba que aún seguía abierto abrir la puerta haciendo sonar el tintineo de la campana avisando de mi entrada.

El 2do Jinnam a llegado🥺

Este primer capítulo fue narrado desde la perspectiva de SeokJin, ya los siguientes capítulos lo serán de la manera en que usualmente lo hago.

Esta historía se me ocurrió al ver la portada que Abi bonita hizo🥺🤧

Y pues la hice mía jeje

Espero les guste la historía, será una tranquila y dulce en sí. :3

Nos leemos luego~

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