Sentía que ya no podía más, estaba deshidratado y Muy adolorido por las palizas que recibía todos los días; aquel pan mohoso no lo Había tocado, Ni aquella agua de estanque que parecía que habían seres vivos ahí. Apenas podía mantener los ojos abiertos, ya que muchas veces le habían inyectado una sustancia que lo hacía dormir.
Trataba inútilmente de hidratar sus labios con su lengua, hecho su  cabeza hacia atrás quedando de vista al techo; sentía que su fuerza se iban pero no se iba a echar a morir.

Cada noche destructor le enviaba a sus secuaces  garra de tigre, razhar y cabeza de piel para desquitarse de todos los golpes que ellos habían recibido de destructor; cada noche eran peores las palizas que recibía la tortuga, pero ella los soportaba valientemente.

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Las tortugas cada vez se acercaban a la nueva guarida de destructor, habían pasado fríos intensos y muchos peligros para encontrar a su hermano; por suerte, en el camino se les unieron más mutantes que también querían que este infierno acabará, fueron acogidos en una antigua ciudad cerca de Nueva York por humanos, quienes habían sobrevivido.

Al principio a los humanos les costó confiar en mutantes, pero al ver que ambos querían que esto terminarán los acogieron; compartieron historias, y la ambición de terminar con esta “apocalipisis”

Continuará