Armas para matar
Armas para matar.
¡Hola! Esta semana anduve haciendo un par de cosillas que me retrasaron. Sinceramente, creo que voy a tener que cambiar los días de publicación, porque esto de los domingos se me complica. La buena noticia es, que hice uno que otro desarreglo esta semana para poder venir a contar Jajaja.
Todos tenemos armas para matar. ¿Qué? Sí, dije armas. Quizás, algunos tendrán armas blancas o de fuego. ¿Estás loca? No, hablo en serio. La mirada es un arma blanca y la lengua, sin duda alguna, es un arma de fuego y letal. Yo, me cansé de usarlas por estos días.
¿Recuerdan cuándo empezamos toda ésta historia? Ubíquense mentalmente en el cuarto artículo. Los tips para conquistar y no morir en el intento. Suceden situaciones curiosas en las que, la realidad nada se asemeja a lo que uno da como consejo y mucho menos como suceden en las películas.
El viernes y ayer fue un ejemplo de ello. No es suficiente, solo saber los tips. Es necesario tener la mente activa en el momento, porque de lo contrario, te vuelves puro “charco y baba”. Los hombres, tienden a usar casi siempre, las mismas preguntas o las mismas estrategias. Se te quedan viendo cuando juran y perjuran que tú no te das cuenta ¡ilusos! Por si fuera poco, te sacan conversación con preguntas traídas por los cabellos, ¡es qué acaso creen ustedes que nosotras somos cortas de cerebro!
Les contaré que me sucedió:
Me encontraba en camino a la casa de un amigo que estaba atravesando un momento difícil. Acababa de comprarle unos hilos para tejer a mi mamá. Ese día no me había esmerado mucho en arreglarme –tampoco parecía un estropajo- estaba, dentro de niveles de vestimenta socialmente aceptados. Un jean, una franela roja de lunares negros y sandalias bajas ¡Nada para voltear al mundo patas arriba!
Luego de soportar cuanto piropo perverso, de hombres con media neurona y esquivar un par de tropiezos intencionados. Me encontraba saliendo de los torniquetes de la estación, cuando me topo con la mirada de un individuo uniformado, policía para ser más exacta.
¡Qué no cunda el pánico! No tengo prontuario policial, ni cargo sustancias ilícitas encima, pero, ¡la pinga! ¡¿Y si alguien me viene siguiendo?! Por si acaso, doy un leve vistazo de refilón, uno nunca sabe. ¡Uff! No hay nadie, pero entonces, ¿Qué me está viendo éste tipo? Opto por no prestar atención y continúo mi camino una vez fuera de los torniquetes. Cuando estoy por subir las escaleras, oigo que dicen:
—Oye, chica! —era una voz normal. Ni sexy, ni nada literalmente despampanante. Al menos, tampoco se notaba alguna connotación urgente o autoritaria (al menos no me estaban buscando por delito).
Me detuve, respiré hondo y me di vuelta.
—¿Es conmigo? —pregunto, señalándome con el dedo. Él levanta levemente la ceja.
—Sí, es contigo. ¿Puedes venir un segundo? Es que, quiero preguntarte algo —¿Es mi impresión, o su compañero se está riendo levemente? Bueno, no me queda más que acercarme.
Una vez estoy a una distancia prudencial, “lejos de la franja amarilla” como bien diría la normativa del metro, digo:
—Tú dirás. ¿Cuál es la pregunta? —nunca me enseñaron a respetar a los oficiales de policía. Por tanto, el usted me lo reservo para aquellos que presentan canas o algún indicio de larga trayectoria policial. De resto, los trato con la primera persona del singular.
—Eso que llevas en la bolsa, ¿Es nailon? —ok, lo acabo de ver como si le hubieran salido por lo menos cuatro cabezas. Han pasado por esos momentos en lo que, estás escuchando una canción y el cd está rayado o el ordenador se cuelga. Si lo han vivido, entonces sabrán exactamente mi cara.
Lo veo detenidamente a la cara, bajo la mirada a la bolsa. Alzo mi brazo y coloco la bolsa de los hilos en alto y pregunto:
—¿Esto? —mi cara solo pregunta, si éste tipo realmente está hablando en serio o se trata de un muy mal chiste.
—Aja, eso —lo dice con tal grado de seriedad, que hasta yo me lo creo.
—No, esto es hilo de tejer —sonrío restándole importancia y me doy vuelta para continuar mi camino.
—¡Oye! Te tengo otra pregunta, ven un momento —¿A qué está jugando éste uniformado?
—Estás haciendo muchas preguntas ¿No crees? —sí, definitivamente no sé respetar a los oficiales de policía —¿Cuál es la nueva pregunta?
—¿Cuál es tu nombre? —¡Hombres! Ni uniformados, cambian la estrategia. Pero como es justo y necesario responder.
—Ahora entiendo por qué me hacía tanto ruido un policía preguntando por un hilo — levanto mi ceja y él sonríe— tú eres el policía ¿cierto? averígualo y luego me dices —. Luego es, más nunca. Esa es la indirecta y él lo sabe.
Dejándolo con la palabra en la boca, me doy media vuelta sonriendo y continúo mi camino. Aunque, el destino a veces la juega en mi contra, miren que salir por la calle equivocada y tener que entrar nuevamente a la estación, es algo, simplemente inadmisible.
Está de más decir, que me tocó encontrarme nuevamente con el niño policía. Obviamente él tenía que tener la última palabra.
—Ven acá. Hagamos algo —¡vaya que éste hombres es insistente!
—No me digas ¿Ya averiguaste mi nombre? —le dije deteniéndome un segundo. Si lo detallaba bien, no era un tipo feo y desagradable. A decir verdad, era bastante simpático y con linda sonrisa, pero, definitivamente no era mi tipo.
—No, aún no. Pero tengo la solución. Dame tu número de teléfono y así lo averiguo —¡Ja! Me río en su cara.
—Eso sería demasiado sencillo y a mí lo simple no se me da. Además, yo no le doy mi número telefónico a extraños ¡ni de vaina! Hay mucho loco en la calle y tu uniforme no me asegura nada —. Ahí lo dejé nuevamente, me fui por la otra entrada. Lo escuché dar uno que otro grito en medio de la estación ¿pueden creerlo?
…..
Con los hombres hay que ser creativas, sino se creen dueños y reyes. Se baten un Shampoo y juran que se la están comiendo ¡sean creativos señores! Por eso les digo que hay que tratar de tener la mente siempre activa, porque en algún momento te puedes topar con situaciones como esta.
Algunas dirán ¿Por qué no le diste tu número? Saben con cuantas mujeres hará lo mismo. Si tuviera que categorizar la forma de ser de los hombres, según sus profesiones u oficios, policías y militares estarían en el mismo saco. Ellos son los papás de las mujeres regadas jajaja. Un hombre tiene que ser más original que eso. Además, me cansé de hacerme la bruta frente a los hombres y no cualquiera me va a aguantar una conversación inteligente, lo más probable es que se aburran.
Ayer, pues. Ayer usé mi arma blanca… Un chico, no quitó la bendita mirada de encima desde que me subí al metro en la primera estación, hasta que llegué a la última. No me enamoré jajajaja, fue un momento intimidantemente bonito XD. A él, quizás no le habría salido con ninguna respuesta venenosa, pero sabría que solo iba a ser una conversación visual.
En todo caso, tenemos armas para matar. Ya ven que no refiero a lo que comúnmente conocemos como armas (creo que jamás he hablado literalmente de algo), debemos aprender a usarlas y reírnos de lo que sucede cuando la ponemos en práctica. Protéjanse de los hombres con falta de originalidad, ante todo vacúnense contra los locos (eso abunda), y como tips aún más importante, Dejen ir el pasado y disfruten su presente.
AteneaWp
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¡Buena! Como he dicho al principio del artículo cambiaré los dias de publicación, no puedo someterme a los domingo, porque muchas veces no estoy aquí. Asi que, he decidido no poner ningún día, sino publicar cuando tenga listo algún artículo. De ésta forma no sentiré que los defraudo a ustedes y no me sentiré tan presionada.
Espero les guste el de hoy y les hablo en serio cuando les digo que me den ideas y comenten... muchas gracias por sus votos y a los nuevos lectores, me agrada mucho tenerlos. Normalmente pueden conseguirme para cualquier cosa por mi cuenta en facebook y por e grupo del cual soy administradora, también en facebook.
Nos estamos viendo, ahorita ando ocupada con un desafío en el que soy juez =)
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