1. Baekhyun.
Su primer asesinato fue a los 16 y no fue intencional.
Baekhyun estaba de regreso a casa, era tarde y el frío le calaba, ni la bufanda ni su abrigo eran suficientes, además, ese día olvidó llevar guantes. Lo habían castigado en la escuela por agredir a un compañero, por eso andaba solo a esas horas.
Las calles estaban solitarias, no se veía pasar a nadie en esa zona. Él no sentía miedo, hasta que comenzó a escuchar pasos detrás suyo. No les tomó importancia hasta que fueron difíciles de ignorar, cada vez más cercanos.
Se agachó junto a una piedra que planeó usar como arma de ser necesario, fingió estar atando las cintas de su zapatos.
Los pasos pertenecían a una mujer apurada que iba cargando muchas bolsas de compras. Baekhyun dejó escapar un suspiro al verla, se incorporó del suelo y trató de continuar con su camino. Hasta que vio a alguien bajar de una motocicleta y arrastrarla a un callejón.
Volvió unos metros atrás para recoger la piedra, luego corrió hasta el callejón. Encontró las bolsas de la mujer tiradas, conforme se acercaba escuchaba los gritos de auxilio.
El hombre había arrastrado a la mujer al final de un callejón sin salida, estaba tratando de abusar de ella. Cuando Baekhyun descubrió sus intenciones levantó en alto la piedra y corrió hasta llegar con él y golpearlo en la cabeza. No se detuvo después del primer golpe, estaba absorto en su objetivo.
—¡Detente! —el grito femenino lleno de angustia y miedo lo hizo recuperar sus sentidos.
Soltó la piedra bañada en rojo que cayó junto al cuerpo inerte del criminal. Miró estupefacto sus manos, se habían teñido de rojo al igual que la cara de la mujer.
Salió corriendo antes de que volviera a hablar. No se detuvo hasta sentirse seguro varias cuadras después donde comenzaban a verse personas andar.
Baekhyun intentó limpiarse las manos en su pantalón, había comenzado a temblar. Intentó lo mismo con su cara, vio su reflejo en el cristal de una tienda. Era un desastre rojo.
Utilizó su abrigo como escondite para sus manos. Su familia no notó las manchas en su ropa, porque como siempre no le prestaron atención. Fue directo al baño y se desnudo a toda prisa después de cerrar la puerta con seguro. En el lavamanos intentó lavarse la sangre de las manos, se rascaba con desesperación.
Cuando su hermano menor tocó la puerta lo asustó.
—¡¿Qué?! —el grito parecía más reclamo que pregunta, Baekhyun no quería que nadie lo interrumpiera. Su cabeza era un gran caos que no era capaz de arreglar.
—¿Vas a cenar?
—No. Voy a lavar mi uniforme —tartamudeo un poco al hablar. Ligeramente arrepentido de haberle alzado la voz a su hermano menor, ya que siempre que algo así ocurría la mujer de su padre entraba en acción para reclamarle su existencia.
A la mujer no le agradaba que el hijo de otra persona estorbara en su casa, ni porque la casa le perteneciera legalmente a ese hijo.
Dejó sus manos en paz y levantó su ropa del suelo, dividió las prendas en dos montones: las que no tenían ni una sola mancha de sangre y las que si; las primeras las echó directamente a la lavadora (que estaba en el baño también) y las otras comenzó a tallarlas a mano. Tardó bastante en lograr que perdiera fuerza, uso más cloro del que debería sin importar las consecuencias en las prendas.
Después de poner a trabajar el electrodoméstico, se metió a la regadera. Bajo el agua recordó sus manos sujetando la piedra, golpeando sin límites la cabeza del hombre. Le había visto los sesos y no se arrepentía de haberlo hecho, el tipo iba a aprovecharse de una mujer aparentemente indefensa (aunque fuera quien fuera él habría intervenido), él solo la ayudó.
Restrego cada parte de su cuerpo con el estropajo como si eso lo hiciera olvidar que asesinó a una persona. Cerró las llaves de la regadera cuando sus dedos estaban arrugados, agarró una toalla del montón para secarse el cabello y posteriormente enrollarla en su cintura.
Justo cuando abrió la puerta, su padre estaba a punto de entrar, Baekhyun lo vio con la llave en la mano. El chico intentó ignorarlo al pasar de largo, llevaba su ropa húmeda para colgarla en la azotea, pero su padre lo detuvo sujetando su brazo.
—¿Volviste a meterte en una pelea?
Levantó frente a su cara su par de zapatos, afortunadamente no estaban bañados de sangre porque le pasó la manga antes de que se secara.
—Si y me castigaron en la escuela.
—Lo sé, me llamaron otra vez.
Los zapatos volaron, la mano que quedó libre se estrelló contra la mejilla de Baekhyun. Luego lo agarró del cabello para arrastrarlo a su habitación. Lo golpeó como acostumbraba hacer, sin piedad. Desquito todo su enojo con él, lo hacía desde que era pequeño, posiblemente eso provocaba que Baekhyun reaccionara agresivamente a cualquier provocación, fuera o no intencional y siempre era castigado en la escuela.
Antes de irse a dormir esa noche fue a buscar la ropa que dejó tirada frente a la puerta del baño, subió a la azotea a colgarla y se quedó un rato ahí, sin preocuparse por lo fría que era la noche.
Ese fue el último día que pasó en su cama, soñó con lo ocurrido en el callejón, pero en lugar de asesinar a un desconocido, era su propio padre quien recibía los golpes.
. . .
Baekhyun salió de la escuela al mismo tiempo que sus compañeros, no tuvo que quedarse a cumplir ningún castigo o resolver algún otro asunto.
Fue interceptado unas cuadras después, un carro se detuvo frente a él cuando planeaba cruzar la calle. Pudo haberlos ignorado de no haber sido porque en el vehículo estaba la mujer del callejón.
Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando la recordó cubierta de sangre. Ella le dijo que subiera, Baekhyun lo hizo sin rechistar.
Frente al volante estaba un hombre que usaba gafas, desprendía un aura tenebrosa. El chico no dejó de temblar tan fácilmente. Llegó a creer que lo estaban llevando a la estación de policía para entregarlo. Quiso preguntar, pero las palabras no salieron de su boca.
En algún momento la mujer bajó y Baekhyun ocupó su lugar. Luego el carro volvió a estar en movimiento hasta que llegaron al callejón donde ocurrió el incidente.
—Vi lo que hiciste ayer —no solo el aspecto del hombre lo asustaba, su voz también—. Aquí mismo.
—Yo... Yo solo quería ayudarla.
—Mataste a un hombre.
—Si...
—Ese era mi trabajo.
—¿Qué?
—Mataste a un violador que dañó a la familia equivocada, ese infeliz merecía morir por los crímenes que cometió y a mi me pagaron por hacerlo, lo que presenciaste de la mujer siendo arrastrada en el callejón fue planeado, ella fue el cebo que lo condujo al lugar de su muerte, pero cierto estudiante se metió donde no lo requerían y terminó haciendo el trabajo sucio.
—Lo siento. Discúlpeme. Yo no sabía, creí que ella realmente estaba en peligro. No me mate, le juro que jamás hablaré de esto con nadie o si lo necesita yo puedo entregarme a la policía.
—Tranquilo, no vengo por eso —el hombre sacó de la guantera un sobre—. Te lo ganaste.
En el interior del sobre había dinero, se lo entregó, el hombre no quería que se traumara con lo ocurrido y lo tomara a la ligera. Baekhyun jamás había tenido tanto dinero en las manos. Llegó a creer que era una broma, lo dijo varias veces hasta que se convenció de que no lo era.
—Ya puedes irte —señaló la puerta del carro.
—Quiero trabajar con usted.
Baekhyun sabía que no tenía un futuro hecho por ir a la escuela. No iba a ir a la universidad. Su padre no lo iba a apoyar para nada. Suponía que cuando cumpliera la mayoría de edad lo echaría a la calle para vivir felizmente con su segunda mujer y su hijo que realmente no era su hijo. Él tenía que comenzar a ver que haría con su vida.
—Esto no es un juego.
—Por favor. Vio lo que hice, no me inmute para destrozarle la cabeza a ese tipo. Puedo ayudarle. No necesariamente a matar, sino a limpiar o cargar sus cosas, no sé. Cualquier cosa.
El hombre pareció meditarlo por unos segundos, si bien, él alguna vez consideró buscar un "aprendiz" para entrenarlo, solo lo hizo por el simple hecho de que nunca fue capaz de formar una familia, pero no estaba seguro de que el estudiante a su lado fuera ideal para el puesto ni que fuera necesario reclutar a alguien para asistirlo.
Sin embargo aceptó. Le dijo que esa noche tenía que ir a Seúl, si quería seguirlo, tenía que estar listo para irse.
Baekhyun solo necesitó una hora para ir a su casa, empacar algo de ropa (la mayoría que obtuvo regalada de sus caritativos vecinos); y escribir una carta a su padre. Fue breve al decirle que ya no viviría más con él, que no se molestara en buscarlo e imaginara que estaba muerto. Finalizó la carta reclamándole haber traicionado a su madre y haber dejado que muriera (fue una enfermedad incurable que jamás intentaron tratar para alargar su esperanza de vida), además de reemplazarla a los pocos días y meter en SU CASA a una mala mujer que llevaba años viéndole la cara, porque ella a veces metía a otros hombres en su cama. La última línea fue: "que te vaya bien papá, no mueras pronto, debes pagar por todo lo que has hecho".
Se fue al punto de encuentro con el hombre del carro creyendo que todo había sido mentira y él no lo recogería como acordaron, pero si llegó. Juntos salieron de esa pequeña ciudad. Baekhyun dispuesto a nunca volver.
El entrenamiento comenzó dos meses después, pasaron varias semanas en constante movimiento por algunos asuntos del hombre, al cual Baekhyun se refería como Señor Ki, (sin estar completamente seguro de que ese fuera su nombre real). Se instaló en su casa, una pequeña granja en el campo.
Nunca llegó a sentirse "en casa", ni siquiera tenía la definición exacta de ese término o sentimiento, por supuesto si se sintió mejor que con su "familia". Aunque prácticamente mantenían una relación laboral, vivió cómodamente sin tener que preocuparse por ser golpeado sin razón o insultado hasta el cansancio.
Sin embargo, Baekhyun no resultó ser lo que llegó a creer el señor Ki.
Él pensó que el chico sería alguien dócil con una gran capacidad de razonamiento, pero no fue así, se mostró como alguien muy diferente con una mente muy retorcida. Tenía mucha prisa por aprender a disparar y por aprender a pelear. El adulto no quería relacionarse mucho con Baekhyun porque sabía que su estadía sería pasajera, pero en algún momento tuvo que meterse en un papel de tío sabio para evitar que sus impulsos acabarán con él. Le contó sobre cómo comenzó con ese trabajo y todas las cosas que había vivido como un intento de hacerlo recapacitar y alejarse de los asesinatos, de ese mundo tan turbio.
No sirvió de nada, todas esas palabras le entraron por un oído y salieron por el otro. Baekhyun hizo siempre lo que quiso. Le costó demasiado tiempo y esfuerzo perfeccionar sus técnicas, llegó a pasar días sin dormir de manera adecuada para practicar, añoraba ser el mejor o por lo menos superar al señor Ki.
Al cumplir 21, se independizó, bueno, se vio obligado a hacerlo. El señor Ki le pidió que se mudara a Seúl. El chico ya le había ayudado en algunos trabajos y sumando sus conocimientos, ya era capaz de manejar solo sus propios asuntos. Así que con algunos contactos en el celular y dinero (que él mismo ganó) se mudó no sin antes agradecerle al señor Ki por hacer tanto por él.
"—No te exijas demasiado o terminarás mal. Ten más cuidado chico" —fue el último consejo que le dio.
Los siguientes años mantuvo dos tipos de trabajo, uno común y otro secreto, pequeñas misiones fueron convirtiéndose en unas más complejas. Cada vez tenía que hacer planes más minuciosos.
Y también, poco a poco fue perdiendo la cabeza, más de lo que ya lo había hecho.
Cada persona mala con la que se topaba lo hacía perder la fe a la humanidad (a pesar de no esperar nada de ellos). Siempre tenía presente a su padre. A cualquier lugar que llegaba encontraba basura en todas partes, se fijó la meta de eliminar a todas las personas que afectaran la tranquilidad de las personas. Hacer todo lo que el señor Ki no quiso hacer aunque no lo recompensaran por todos los asesinatos.
No se sintió jamás como un héroe, estaba lejos de serlo. Él sólo quería matar a todos para que al final solo quedara matarse él. Si es que no lo atrapaba antes la policía, lo cual estaba dispuesto a aceptar si ocurría.
—¿Más café? —miró a la mujer que sostenía una jarra llena de la bebida, con un gesto le indicó que rellenara su taza.
Estaba investigando a su próxima víctima, había incorporado a su rutina ir a una cafetería en específico cada mañana. Las meseras se habían acostumbrado a verlo todos los días, no tenían idea de su gran secreto. Con su apariencia lograba dar una buena impresión, tenía cara de niño bueno que no rompía ni un plato, aunque todo el tiempo estuviera serio y no fuera amable con nadie. Nadie podría sospechar jamás que era un asesino despiadado.
—Gracias —ella se fue al instante.
Su próxima víctima terminó su desayuno y pagó, Baekhyun observó con disimulo todos sus movimientos. Conocía con precisión su rutina después de varios días, así que pidió su típico sandwich para luego ir al siguiente lugar de vigilancia para su víctima.
Dos semanas después lo interceptó en un callejón y lo mató, cubrió la escena haciendo parecer que había sido un asalto. Esa era su táctica más común, para decidir qué hacer estudiaba al objetivo. Un par de horas después recibió la cantidad restante de su paga.
Siguió visitando el restaurante un mes más y después lo borró de sus lugares predilectos para comer, la comida era horrible.
Algunas veces no se detenía a pensar como cubrir el incidente para que pareciera un accidente, simplemente se subía a su motocicleta y se detenía frente al objetivo para dispararle en la frente.
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