Narrador

–¡Maldición!–Exclamo Potter con furia una vez salio de los vestidores.

El resto del equipo salió con los humos por los suelos mientras que mas cabelleras rojas de acercaban a ellos.

–¿Como es posible que perdieran?–Pregunto con fastidio Rose Weasley de segundo año, hija mayor de Ron y Hermione.

–¡¿Crees que queríamos perder?!–Grito Potter

–Cálmate, James...no es el fin del mundo–Intervino Lily con nerviosismo al ver tan enojado a su hermano.

–Jugaron limpiamente. Subestimamos a Grindelwald, es una buscadora prodigiosa.–Dijo Teddy con los brazos cruzados

–Gracias por el alago–Dijo Elizabeth apareciendo junto a todo el equipo de Slytherin y junto a sus inseparables amigos, Theo y Alessandro. Los Gryffindor la miraron con furia–Vengo a cobrar nuestra apuesta, Potter.

–¿Que apuesta?–Pregunto Lily preocupada.

–James aposto con Grindelwald. Si ella ganaba, todo el equipo debía convertirse en esclavo de los Slytherin por dos meses.–Respondió Louis.

–Oh, por favor. No me hagan quedar mal frente a Lily, por favor también díganle que fue Potter quien se acerco arrogante a mi y ofreció la apuesta.–Se burlo Elizabeth y la sonrisa de los Slytherin aumento

–Bien, Grindelwald. Tu ganas, ¿Que quieres que hagamos?–James se cruzo de brazos mirándola con ira.

Ella rió, no era una risa sarcástica o burlona, era sincera, en verdad se divertía con la situación y eso irrito mas a los Gryffindor.

–Nada, no te pediré nada.

–¡¿QUÉ?!–Gritaron tanto Gryffindor como Slytherin 

–Fuiste arrogante, soberbio e insensato.–La miraron sorprendidos y el Potter con furia–No solo atacaste a alguien menor que tu, sino que habiendo clara desventaja me hiciste una apuesta frente a varias personas para que me viera incapaz de negarse. Me empujaste en mi primer día y basado en mi familia obligaste a mi única y mejor amiga a que me dejara de hablar, cuando mi padre fue quien salvo al tuyo. No conforme con todo eso, fuiste tan arrogante e imprudente de meter a todo tu equipo en tu apuesta, sin pensar en lo que ellos piensan o siente, sin pensar que quizá podrías traer la peor deshonra Gryffindor de la historia de Hogwarts. Solo pensaste en ti, algo que tu padre jamas hubiera hecho. 

Para este punto, James Sirius Potter se encontraba realmente avergonzado de sus actos y apretaba los puños molestos. Aquella niña le estaba dando clases de moral y lo peor es que las necesitaba.

–Yo no soy como tu, no pretendo humillarte ni nada por el estilo y mucho menos a tu equipo, quienes aunque también me han molestado, se lo atribuyo a estupidez adolescente.  Así que, como parte de nuestra apuesta, lo unico que espero es que cumplas tu palabra de no interponerte entre mi amistad con Lily, al menos espero que si tengas el valor para aceptar tu palabra, ya que honor no tienes.–Y con esas palabras, Elizabeth Grindelwald se dio media vuelta y se fue junto a sus compañeros.

–¡¿Por que hiciste eso?! ¡Era la oportunidad perfecta para burlarnos de los Gryffindor!–Exclamo Flint furioso

Elizabeth se detuvo abruptamente y los miro a todos con frialdad.

–¡Dejen de ser estupidos!–Exclamo molesta–No somos como ellos, somos mejores y eso debemos demostrarlo. Se han encargado de dejar una pésima fama de nuestra casa, en lugar de parecer los hijos de sangre puras criados en cunas de oro parecen mas unos bandalos insensatos. Es hora de dejar eso atrás, traeré nuevamente el orgullo a Slytherin y para eso debemos comportarnos como lo que somos, magos estudiados y cultos.–Dijo y todos la miraron sorprendidos.

–En serio te amo

–Callate, Zabini.

(...)

Al día siguiente, en el Gran Comedor, el trió de plata junto a el equipo de Quidditch, comían en completa tranquilidad, comentando acerca de la victoria del día anterior.

–Voy a la Biblioteca, nos vemos luego–Dijo Elizabeth tomando sus cosas.

Paseándose entre los estantes de la gigantesca biblioteca de Hogwarts, Elizabeth Grindelwald no pudo evitar sentirse plena y en paz. Desde muy pequeña aprendió a leer y desde siempre los libros habían sido su compañía, su consuelo. Ellos jamas la abandonaban y la inspiraban a mejorar, ser mas fuerte, ser valiente. Pese a que le gustaba leer cuanto libro sobre hechizos o pociones se le posara en frente, secretamente tenia una hermosa afición literaria que le recordaba quien había sido:

Novelas muggles.

"Cumbres borrascosas", "Emma"," En el país de la Nube Blanca", "100 años de soledad", "Mujercitas" y su favorito de todos los tiempos...

–¿Orgullo y prejuicio? No pareces ser del tipo romántica

Elizabeth volteó y miro al chico que le sonreía amable y sostenía entre sus manos . Parecía mayor que ella aunque no tanto, quizá un año mas. Melena rubia platinada y ojos grises, piel blanca y mirada amable.

–No me conoces, no puedes saber que me gusta o no–Replico quitandole el libro.

–Es un buen punto. Mucho gusto...–La miro insistente y ella suspiro.

–Elizabeth Grindelwald–Extendió su mano y el la estrecho.

–Scorpious Malfoy–Sonrió amable.

Sin poder evitarlo, se tenso notablemente y el la miro con confusión. Soltó su mano y suspiro con pesadez, no esperaba encontrarse con ninguno de sus...no, ellos no eran nada de ella, pero aun así no quería verlos.

–¿Ocurre algo?–Cuestiono preocupado

–No, en absoluto. Ya tengo que irme. Con permiso, Malfoy.–Dio un asentimiento y rápidamente se salió de la biblioteca con el libro en brazos, dejando detrás a un confundido chico.

Una vez dejo de casi correr, se sentó en una de las tantas columnas del colegio y contemplo el patio con alivió. Miro el libro de tapa dura sobre su regazo y volvió a soltar un suspiro, si continuaba suspirando, la gente creería que estaba deprimida o enamorada y no estaba segura de cual era peor.

Orgullo y Prejuicio, su novela favorita y la razón de su nombre. En el orfanato, no te colocaban un nombre hasta que eras capaz de hablar y pensar claramente para que uno mismo escogiera su propio nombre, mientras tanto vivían con un numero que te identificaba y así te llamaban. Ella era el 009. 

Un día, encontró una versión vieja y rasgada de Orgullo y Prejuicio, al terminar de leerlo, no pudo evitar leerlo una y otra vez, hasta casi aprendérselo de memoria. Elizabeth Bennet, una mujer que a pesar de su época, le importaba mas mostrar su inteligencia y audacia que su belleza, encontrando al final un hombre que la amo por eso mismo. 

Por eso decidió llamarse así, Elizabeth. Con el deseo de algún día conocer a alguien que la amara por quien era.

–Cuanta imaginación tenía de pequeña...–Murmuro