4 - Interrupción
Elianna se dejó caer exhausta en el sofá, tener que actuar ante todos era agotador. La habían criado así, como una muñeca que solo debía obedecer y ser perfecta, si no lo era... Pudo sentir sus manos temblar levemente por un instante, mientras el miedo bullía en su interior. La habían preparado toda la vida para un provechoso matrimonio con el hombre que más riquezas tuviera, ese era su papel, después de todo no era útil para nada más. Todo el tiempo se lo habían dicho, su hermano mayor era un hombre, así que podía tener un mejor estatus y hacer crecer la fortuna familiar con negocios, pero las mujeres solo servían para una cosa, casarse y tener herederos. Simples herramientas que debían estar listas para ser usadas.
—Estuviste perfecta como siempre hermanita —sonrió su hermano Gustav mientras le hacía un gesto a una sirvienta para que llenara su copa— aunque tal vez no deberías actuar tan encantadora. Algunos hombres te miraban con ojos hambrientos, y tú solo eres el plato principal para el rey —añadió con sarcasmo
—Tiene que sonreír y comportarse así —intervino su padre, el conde de Berith— Es la única manera de que se note más, de que sobresalga por encima del resto. Mientras otros codician lo que le pertenece a alguien, más esa persona lo desea. ¿Por qué crees que he gastado tanto en estas estúpidas fiestas?
—Pero todo salió justo como nuestro padre lo esperaba —rio Gustav, divertido— el rey cayó completamente a sus pies. Realmente nunca pensé que vería una escena como esa en mi vida, la realeza reverenciando a nuestra familia.
—Fue tan satisfactorio ver el asombro y la envidia en la cara de todos los de esta hipócrita sociedad aristocrática —soltó el conde de Berith con una sonrisa de satisfacción
—No puedo esperar a ver a mi hermanita convertida en la reina —dijo Gustav mientras alzaba su copa haciendo un brindis
—Eso nos abrirá muchas puertas y nos llevará a lo alto, por encima de esos idiotas. Ellos tendrán que bajar la cabeza al vernos pasar...
Un sirviente interrumpió la conversación. Parecía ser algo importante, pues no anuncio de que se trataba, simplemente se acercó al conde y le susurro algo al oído. La cara del hombre se torció en un gesto de intenso disgusto y con un gesto de su mano le indico al sirviente que se retirara.
—¿Pasa algo? —preguntó Gustav al ver la incomodidad reflejada en la cara de su padre.
—Solo un pequeño inconveniente inesperado —miro a Elianna— retírate a tu cuarto, debes estar descansada, el rey quiere que vayamos a palacio mañana.
Sin hablar, Elianna se levantó de manera obediente y camino hacia su habitación. Estaba exhausta, le dolían demasiado los pies por haber bailado toda la noche y eso la ponía de mal humor, no le gustaba sentir dolor en absoluto. Se tumbó en la cama mientras esperaba a que le preparan un baño. El vestido le molestaba demasiado, quería quitárselo lo antes posible. Cerro los ojos, quería descansar solo un poco, solo unos minutos sería suficiente.
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