Evangeline había acompañado a su amigo el cual estaba trepado en un árbol esperando a Potter.

—No puedo creer que me hayas traído aquí para verte en ese árbol media hora esperando a-

—Shh, ahí viene.—Se acomodó cuando Harry pasó en frente de ellos.

Evangeline rodó sus ojos ante los insultos que Draco decía.

—¿Sabes que dijo el? Que no sobrevivirías ni 5 minutos.

—¡No me importa lo que tu padre diga Malfoy!—Harry habló molesto.—El es vil y cruel. Tú eres patético.

—Draco, basta.—Evangeline lo tomó del brazo pero el aún molesto sacó su varita.

—¡No lo harás!—Moody transformó a Draco en un hurón haciendo reír a todos.

Eva por su parte se alarmó al ver cómo alzaba y dejaba caer al ahora hurón con brusquedad;—¡Deténgase! ¡Está loco!

Sostuvo a Draco protegiéndolo del profesor, el ver a alguien sufrir le recordaba a ella misma por lo que siempre intentaba evitar la violencia.

—¿Que está haciendo?—Se acercó la profesora McGonagall.

—¡Enseñando!—Exclamó mirando de mala manera a la Slytherin.

—¿Es eso un estudiante?

—De hecho es un hurón.

La profesora devolvió la forma humana a Draco quien tenía un rostro asustado;—¡Mi padre se enterará de esto!

—¡¿Es eso una amenaza?!—Moody se acercó haciendo que Draco se escondiera tras el cuerpo de la castaña como si lo pudiera defender.

McGonagall rápidamente comenzó una discusión con el profesor mientras Draco retomaba su firme postura y aclaraba la garganta.

—Siempre creí que tu espíritu animal era una serpiente, pero resultó ser un hurón.—Sonrió apretándole la mejilla.—Si eres así de lindo como hurón pronto te hechizaré para hacerte mi mascota.

—¡Jamás!—Se cruzó de brazos.

—Ya verás que si.—Lo abrazó por los hombros haciéndolo reír.

*  *   *

La primer prueba del torneo había sido todo un éxito, exceptuando el hecho de que cierta periodista llamada Rita había comenzado falsos rumores acerca de Hermione.

—¿Que le sucede?—Preguntó Eva a George el cual estaba concentrado en las quejas de su amiga.

—Chismes de romance.—Se burló recibiendo una mala mirada.

—Harry, cierra la...—Eva iba a hablar hasta que el mismo chico derramó leche.—Boca.

Los gemelos se burlaron de él haciéndolo sonrojar, Eva por su parte le extendió una servilleta la cual Harry tomó temeroso, los rumores de su estadía en Azkaban se habían expandido por todo Hogwarts.

En ese momento un niño se acercó a entregar una caja;—¿Qué es Ron?—Preguntó Eva con curiosidad.

—No es de tu incumbencia.—La miró mal antes de revisar la caja.

—Ronald, no seas grosero.—Sentenció Hermione.

—¡¿Como pueden permitir que una Slytherin coma con nosotros?!—Se quejó.—Es amiga de Malfoy y asesino a alguien, ¿Qué mas quieren? ¿Qué los mate a ustedes?

Eva se quedó callada ante tal acusación, George miró mal a su hermano menor.

—No la conoces, no sabes nada sobre ella.—George apretó los puños.—No puedes juzgarla sin conocer todo lo que pudo haberla a hacerlo.

—¿Y tú si la conoces George?—Ron lo miró igual.—El que te haga babear no quita lo que es, una asesina que sacaron de Azkaban por pena.

George se levantó del asiento tomando a su hermano por el cuello del abrigo pero al instante Eva lo calmó.

—Calma George, tu hermano tiene razón.—Suspiró.—¿Porqué confiar en una Slytherin? No los molestaré más.

Se despidió con la mirada de Hermione y Harry;—Será mejor dejar de hablar, no quisiera provocar más problemas entre hermanos.

Lo último que escucho fue a un calmado Ron hablar sobre lo que había recibido, seguramente Hermione ya lo estaba regañando pero no le importaba.

El profesor Snape había reunido a los estudiantes de la casa Slytherin;—Escúchenme mocosos, el baile de navidad es una tradicion de torneo de los tres magos, así que quiero que todos lo hagan bien.

—¿Alguna vez has bailado?—Draco preguntó.

—Creo que a penas y podía respirar.—Murmuró decaída.

—No sirve de nada enseñarles a bailar ya que la mayoría de aquí han sido educados hasta en eso por sus padres.—Snape habló con amargura haciendo sonar la música.—Todos escojan una pareja y a bailar, no quiero que nadie se quede sentado.

Draco le extendió su mano a Evangeline ofreciéndole bailar;—Vamos, sostenla que mi brazo se está cansando.

El baile inicio para ambos, aunque Eva en ocasiones lo pisaba Draco intento no hacerlo notar ya que ella había comenzado a reír luego de estar horas y horas decaída.