Capitulo 21
Evangeline había estado los últimos meses en Hogwarts, no veía la hora de graduarse y por fin marcharse de aquel lugar, Draco estaba distanciado de todos incluso de ella cosa que en verdad le preocupaba.
En sus manos estaba una de las cartas que George le escribía casi a diario diciéndole cuánto la echaba de menos, era un poco reconfortante el leerlas ya que en el colegio todos temían acercarse a ella. Finalmente divisó a Draco quien se marchó siendo seguido por Harry, Eva se lo pensó unos minutos ya que había escuchado la acusación de Harry para Malfoy sobre lo ocurrido con Katie.
—Eva.—Astoria se acercó a la Slytherin pero está la ignoro por completo.
Las manos le temblaban, se sentía nerviosa al perderlos un momento pero por su suerte logró volver a divisar a Harry entrando a una sala que en el momento no diferenció. Al entrar vio a Harry y Draco pelear uno contra otro lanzándose hechizos.
—¡Crucia...!
—¡Sectumsempra!—Harry lanzó y Draco cayó al suelo mientras comenzaba a salir sangre a chorros del torso y de la cara del rubio.
—¡Draco!—Eva se dirigió hasta el con la cara pálida del miedo, con sus manos limpio la sangre del rostro de su amigo pero al instante comenzó a salir más.
—¡No te quedes ahí parado, busca ayuda!—Eva regañó al menor quien tenía el rostro tan pálido como ella.
El profesor Snape había llegado, se arrodilló junto a ella y comenzó a recitar algo curando a Draco, la hemorragia se redujo al momento y las heridas empezaron a cerrarse.
—Iré a decirle a Madame Pomfrey que te prepare una cama. Quizá te queden cicatrices pero si tomas díctamo inmediatamente tal vez te libres hasta de eso.—Habló Snape.
—Me quedaré con el.—Eva aseguró.
—Eva...—Harry hablo nervioso.
—Vete Harry, por favor.—Lo miró inexpresiva.
Este acató su orden, la Slytherin comenzó acariciar la cabeza de su amigo mientras le tarareaba una canción para así calmarlo del dolor que probablemente sentía. Pronto llegó la enfermera y se llevaron a Draco a enfermería dejando a Eva con su ropa manchada de sangre, salió de ese lugar mirando sus manos cubiertas del espeso líquido.
Rápidamente al verla comenzaron los murmullos, "Ha lastimado a alguien" "Es un peligro" aquellas palabras inundaron su sentido auditivo, entonces a lo lejos divisó a su madre con una sonrisa;—La maldita poción.—Gruñó entre dientes recordando que no la había tomado algunos días.
Sentía una gran impotencia, habían lastimado a la persona que consideraba su hermano, el primer chico que no intentó lastimarla. Sabia que el podía llegar a ser molesto e incluso insoportable, pero no merecía todo lo que estaba pasando en ese momento.
—Lo ves, Mione.—Escucho a su no tan querido cuñado cuando logró alejarse de la pequeña multitud.—Ha intentado matar a alguien, no entiendo como siguen confiando en ella...
Eva no aguanto más el desprecio que recibía por parte del Weasley, eso había sido la gota que derramó el vaso, al estar cerca de él le dio un fuerte empujón chocándolo contra una pared haciendo que Granger se asustara.
—Estoy harta de ti, estoy harta de que me juzgues solo por pertenecer a una casa diferente.—Eva gruñó apretando la camisa de Ron en un puño.—He matado a una persona que se lo merecía, mate a una persona que me lastimó tanto que no puedo vivir tranquilo sin beberme una asquerosa poción todas las mañanas.
—Y-Yo...—El pelirrojo intentó hablar pero Eva lo tomó con las fuerza.
—Cállate, no he terminado de hablar.
El rostro de Ron empalideció y al instante busco ayuda en Hermione quien solo lo miraba con una cara de "Te lo mereces"
—Estoy harta de ver tu estúpida cara todos los días, créeme Ron, serías la última persona a la que asesinaría.—Lo soltó lentamente dando un paso hacia atrás.—Nunca mancharía mis manos con tu insignificante sangre.
Entonces se marchó escuchando como el pelirrojo intentaba recuperar el aire, seguro se había hecho en los pantalones luego de ver a Eva de tal forma.
Luego de ducharse y ponerse un uniforme limpio bajó para sentarse frente a la chimenea donde estaba Astoria con la mirada triste.
—¿Tampoco puedes dormir?—Cuestionó Greyback con la voz débil.
—Solo vine a pensar en un par de cosas, nada importante.—Murmuró abrazando sus piernas.
—Draco estará bien.—Sabia que la única preocupación que ella tenia era por el bienestar de Malfoy.—Es más fuerte de lo que aparenta.
Astoria soltó una ligera risa antes de levantarse;—Parece que la ha estado pasando mal, no quiere que nadie se le acerque.—Dio unos pasos hasta las habitaciones.—Cuídalo Eva, eres lo más cercano que a tenido a una hermana.
Con pesadez suspiró dispuesta a escabullirse en el castillo en busca de Malfoy, pero al no verlo en la enfermería se preocupó, no sabía dónde podría estar hasta que sintió una mano tirarla del brazo.
—¡Suelta...!—Al ver a quien estaba frente a ella se petrificó.
Una explosión resonó desde el Gran Comedor pero aún así su rostro se mostraba horrorizado;—P-Padre...
Las lágrimas en el rostro de Evangeline no tardaron en aparecer, su voz no parecía existir, sentía como si la hubieran asesinado en vida. El mayor rió dándole un tirón del brazo arrastrándola con el, en ese momento se sentía tan pequeña e inútil.
—¡Camina!—Le gritó haciéndola temblar.
Ella acató sus órdenes llegando a la torre de astronomía donde ya estaban varios mortifagos peleando contra la orden del fénix.
—Como lo prometí, haz con ella lo que quieras.—La empujó contra un hombre bastante grande quien no tardó en tomarle del mentón para mirarla al rostro.
Su tímido y lastimado rostro, sus ojos estaban vacíos y sin brillo, no se sentía capaz de pelear en ese momento. Su único destino era volver a vivir siendo lastimada por varios hombres o ir a Azkaban, ambas tenían el mismo resultado.
—¡No la toques!
El hombre que antes la había sostenido se encontraba ya a un par de metros de ella desmayado, frente a ella estaba George y Bill quien no tardó en empezar a pelear contra el mayor de los Greyback.
—George.—Corrió a darle un abrazado mientras las lágrimas se le deslizaban en el rostro.
—Estoy aquí, cariño.—Murmuró besándole la frente para calmarla.—Vamos, Bill puede retenerlo.
La pareja corrió, Eva tenía la mano de su novio sostenida sin deseo alguno de soltarla, finalmente estaba con el.
—¡Papá!—Eva corrió a darle un abrazo a Remus quien la abrazó con todas sus fuerzas.
—Eva, me alegro que estes bien.—La miró con una sonrisa.—George, llévala a la madriguera, aquí ya no está segura.
El pelirrojo asintió antes de sostener a su novia de la cintura para así transportarse a la casa.
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