Capitulo 25
POV Christian
Después de tanto tiempo, he regresado a Savannah, la ciudad donde la conocí a ella: Anastasia Steele. Pasaron casi cuatro años, y hasta ahora, y sólo por Ana, es que volvimos aquí.
Nada más bajamos del jet, los recuerdos de como era mi vida, aparecen de inmediato en mi mente.
Aquí era un mujeriego, apostador, un motociclista atrancado, un gamberro que vivía la vida loca. Hoy vuelvo como un exitoso empresario, casado con mi chica, y con una maravillosa hija.
Espero pronto poder encontrar a Erika, ella fué quien movió cielo y tierra para avisarme sobre que Raymond Steele había muerto.
Por fin llegamos hasta la funeraria, mi mujer se aferra con fuerza a mi mano, noto que está temblando.
- ¿Estas bien?-
- Si... sólo estoy nerviosa.- me contesta insegura.
Nos dirigimos hacia el salón velatorio. Cuando entramos, visualizo un ataúd, y una mujer dejando un arreglo floral. No hay nadie más, Ana ahoga un gemido con su mano. Suelta mi mano y camina lentamente hacia el ataúd; yo la sigo, pero le doy su espacio. Mi mujer debe estar sintiéndose pésimo estos momentos.
Llegamos hasta el ataúd, y Anastasia no resiste, empieza a llorar y de inmediato la abrazo. Acaricio su cabello con mi mano, ella esconde su cara en mi pecho y llora. Sé que se siente culpable, pero de no haber huido... No quiero ni pensar cual hubiera sido el destino de ella, y de mi pequeña.
- Disculpen... ¿Anastasia eres tu?- La señora se nos acerca.
Ana se aleja un poco de mi, se da la vuelta y mira fijamente a la mujer.
- ¿Usted me conoce?- Le pregunta, tratando no llorar.
- ¿Ya no me recuerdas? Soy Erika, tu ama de llaves.- responde la mujer.
- ¡Erika!- Mi mujer de inmediato saluda a Erika con un gran abrazo.
- Que estas hermosa, niña.- dice Erika emocionada.
- El es Christian Grey, mi marido.- Ana me presenta.
- Lo sé.- contesta mientras enjuga sus lágrimas con un pañuelo.
- ¿Como?
-Por que usted me contactó.-
- Es una historia larga, sentémonos.
Nos sentamos en los sillones, no sin antes ver a Raymond. No se parece a lo que era, yo lo poco que recuerdo, es que era un hombre joven, de ojos marrones, fuerte, enérgico, activo. Ya que se dio el lujo de correr tras mi moto, cuando huía con su hija. Ahora se ve un anciano arrugado, más viejo de lo que es realmente, se ve cansado, derrotado por los golpes que le dió la vida. Tuve que sostener a mi esposa para que no se desmaye de la impresión al ver el rostro de su padre.
- Lo siento, Ana.- murmura Erika, cuando nos sentamos a los sillones.
- ¿Qué paso con él?- Pregunta Ana, aún llorando.
- Despues que te fuiste... el señor Steele y Carla se divorciaron. Carla se quedo con todo, la casa, los autos, la empresa... y echó al señor Steele como un perro a la calle.- Ana, empieza temblar, pero de rabia.
- Ella después se volvió a casar, con el ex abogado del señor Steele. El señor Steele por su parte cayó en depresión, así que como el fue bueno conmigo, lo llevé a mi casa y me quedé a su lado para cuidarle.
- Wow- es lo único que puedo decir, Ana limpia sus lagrimas. La conozco, puedo sentir su furia.
- Hace unos meses atrás, el me pidió que te buscara Anastasia.- dice Erika, mirando a mi esposa.
- No sabia por donde empezar, y un día... viendo las noticias, vi que informaban sobre un exitoso empresario que firmaba un acuerdo con una compañía de China, y vi imágenes de usted señor Grey, y como en el noticiero, también mencionaron su nombre, empece su búsqueda.
- Ahora entiendo.- le digo.
Ella se hizo pasar como una empresaria que quería hacer negocios conmigo, y ayer cuando escuché su voz, me confeso que era la ex ama de llaves de Anastasia, y me dijo que Raymond acababa de fallecer
- Ayer, por la mañana le dije al señor Steele que cada vez estaba más cerca que volvamos a ver a Anastasia, a él se le iluminó el rostro. Me fui hacer el desayuno, y cuando fui a buscarlo en su habitación, lo encontré tirado en la cama, con una hoja y un lápiz que sostenía aun en las manos.- Erika, se limpia una lagrima.
- Me asusté mucho, y en mi desesperación llamé a su compañía señor Grey, y ahí le informe lo que ocurría.
POV ANASTASIA.
Decir que siento rabia en estos momentos hacia mi madre, sería mentir, la odio. No puedo creer lo que le hizo a mi padre. Ella no era así, pero fue por la maldita herencia, o tal vez, siempre estuvo ahí esa maldad, solo teníamos que esperar a que saliera a flote.
-¿Que paso con la dichosa herencia?- Pregunta Christian.
- No sé... No me dijo el señor Steele. Supongo que el estado tomó posesión de esa fortuna, porque no creo que se la cedieran a Carla.
- Ya veo...- comenta Christian pensativo.
- Erika, ¿qué fue lo que escribió mi padre en ese papel?- Pregunto
- Una carta... para ti mi niña.- Me responde y me toma con ternura de la mano.
Murió pensando en mi. Cuando era una niña, él era mi héroe. Me contaba cuentos siempre que yo estaba triste, él encontraba la forma para que yo siempre tuviera una sonrisa en la cara. Fué un excelente padre, hasta que la codicia y la ambición lo convirtieron en un hombre duro y frío. Pero aun así yo lo amaba, y me duele mucho su muerte. No alcance despedirme de el.
- La causa oficial de la muerte de tu padre, es un infarto cardiorrespiratorio.- Erika me saca de mis pensamientos.
Seguramente fue el infarto que acabó con él; pero también sé que fue por todo lo que le paso en los últimos años: la traición de su esposa, el no haber sabido que fué de su única hija... Todo eso juntos lo llevaron a la muerte.
- Entonces, Carla actualmente vive en la que fué mi casa también- Supongo.
- Así es, ella ahora es Carla Adams, y por lo que tu padre me decía, también engaña a su segundo esposo.- no me impresiona, esa mujer es una maldita.
Pero ya habrá tiempo para encararla, por ahora debo enterrar a mi padre
- ¿A que hora es el funeral?
- En la tarde- asiento.
- Ana, iremos a almorzar, después volveremos, para ir junto a tu padre al cementerio- me dice Christian tomando mi mano.
- Lo que menos tengo es hambre- tengo un nudo en la garganta que me impide tragar.
- Por favor nena, debes comer- me suplica
- Por favor...no quiero nada- solo quiero llorar la muerte de mi padre.
Christian solo me da una mirada reprobatoria, pero ya no dice nada mas.
- Quiero ver la carta, que me dejo mi padre.- Le digo a Erika
- Esta en mi casa, si desea vamos a buscarla.-
- Esta bien-
Me pregunto, cuales fueron las ultimas palabras de mi padre.
Lectoras, les invito a leer la nueva historia de Carmen Sandoval. Ya esta publicada en su cuenta
La_dama_Roja
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro