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04. Primera visita a Greengrass Manor.



El matrimonio Greengrass hizo su mayor esfuerzo para entender la situación por la que estaba pasando su hija perdida. Comprendían que quisiera organizar el funeral de sus padres adoptivos, al fin de cuentas la habían criado y era normal que quisiera hacerlo, aunque no estuviese en deuda con ellos. Estuvieron de acuerdo y, además, decidieron que se encargarían de todo, pues, a pesar de todo, Hermione seguía siendo una joven de dieciocho años que acababa de pasar por una guerra; una guerra en la que ellos habían participado, no activamente pero sí eran conocedores y conscientes de lo que estaba sucediendo a su alrededor.

—Nos gustaría que visitaras nuestro hogar, Hermione —comentó Shevon, regalándose su mejor sonrisa—. Sabemos que no tenemos derecho en pedirte nada, tampoco en exigirte que aceptes nuestra familia y, por supuesto, mucho menos ahora de inmediato... pero sí que nos gustaría que nos conocieras, cómo somos en realidad. Que conozcas a nuestras dos hijas, más allá de lo que pudiste verlas en Hogwarts.

Hermione pareció pensarlo. Si bien ellos no tenían la culpa de nada, puesto que había sido una niña robada y la buscaron durante años, también sabía que no sería nada fácil dejar todo atrás. Los Slytherin se habían encargado de hacerle la vida imposible durante sus primeros años de enseñanza obligatoria en Hogwarts y, aunque intentasen hacerlo en los siguientes años, ella también había aprendido a ignorar su existencia. Había aprendido que no hay mayor desprecio que el no hacer aprecio. Pero todo eso también conllevó un cambio en ella, decidió que no podía dejar que le afectasen las cosas que decían personas ajenas a ella, cosas que no le decían sus más allegados en ese lugar. Había aprendido, a base de golpes, que no podía confiar en cualquiera a la primera de cambio. Que era mejor ser precavida e, incluso, desconfiada. Y más, después de la guerra que habían vivido.

Su vida se había visto complicada, había sido nombrada como fugitiva por seguir a su mejor amigo, Harry Potter, en esa travesía en busca de los horrocruxes, para poder acabar con el Señor Tenebroso. Siempre había sido la sangre sucia, la que no merecía tener la magia corriendo por sus venas. La habían tachado de inferior por un status de sangre que, en realidad, no era más que una tontería, puesto que la supremacía de sangre no era más que una muestra de la superioridad que algunas familias tenían respecto a otras familias por el tipo de sangre mágica que corría por las venas de un mago o bruja. Sin lugar a dudas, para una joven Hermione de trece años, cuando escuchó aquel "insulto" por primera vez, había sido algo que marcaría su vida.

Y ahora, años más tarde, resultó ser que su vida había sido una mentira. Que en realidad provenía de un linaje de sangre pura tan antiguo como la familia Malfoy o la familia Black. Había descubierto que sus padres biológicos eran los señores Greengrass, progenitores de Daphne Greengrass, una chica de su mismo curso que fue seleccionada para la casa Slytherin.

La joven de cabellos castaños miró fijamente a los dos adultos, para después soltar un suspiro y decir:

—Está bien, visitaré su mansión para comer.

No sabía si estaba cometiendo un error o se estaba metiendo en la boca del lobo pero algo dentro de ella le decía que era lo mejor, que debía conocerles y después tomar una decisión.


( . . . )


La mansión Greengrass no tenía nada que envidiar a la mansión Malfoy, donde unos meses atrás fue retenida y torturada. Era un poco más pequeña en cuanto a terreno, pero se veía más luminosa y hermosa. Los Greengrass siempre usaban la red flu para entrar, conectando las chimeneas con sus respectivos despachos de sus trabajos o de otras propiedades familiares; sin embargo, como en esta ocasión eran acompañados por Hermione, decidieron entrar desde el principio del camino. Un carro tirado por thestrals, que ahora la castaña podía ver tras haber presenciado tantas muertes durante la guerra, guio a la familia hasta la entrada principal de la mansión. Habían pasado por un camino de tierra que separaba el jardín en dos partes y le dijeron que, en la parte trasera, había un terreno bastante grande donde la pequeña Astoria disfrutaba leyendo tirada en el verde césped. Eso hizo sonreír a Hermione, pues otra de sus preocupaciones era la reacción de las dos hermanas Greengrass. . . era algo a lo que realmente le temía; así como saber cómo actuarían, dirían o pensarían todo el séquito de serpientes que siempre la despreciaron.


Por primera vez en mucho tiempo, le aterraba la idea de volver a sentirse indefensa y débil ante alguien que no debería ser superior a ella.

— ¿Qué te preocupa, Hermione? —preguntó la fémina, haciendo que la mencionada alzase la mirada, para verla.

— ¿Daphne y Astoria son conocedoras de la situación? —preguntó, con cierto temor, pues su labio inferior tembló al hablar. Al recibir una respuesta afirmativa, suspiró, para después proseguir—. Deben saber algo. Durante los primeros años en Hogwarts, siempre fui tratada como inferior por ser una sangre sucia. Me costó mucho trabajo interno, trabajar mucho en mi autoestima, para que ninguna de esas palabras me afectase. Fue complicado para mí, pues siempre he sido una chica con muchas inseguridades, aunque a simple vista no lo parezca. Temía... todavía le temo a la reacción de las chicas. Sé que soy una intrusa en la familia y no sé si llegaré a encajar en su entorno —se sinceró.


Al sincerarse, soltando algunas de sus preocupaciones al hablar con sus progenitores biológicos, sintió como si se hubiese sacado un peso de encima. Se sentía un poquitito mejor, tampoco mucho, pero ya no tenía ese nudo en la garganta y en el estómago que le provocaba malestar interno. Los adultos entendieron a su hija, pues ellos también tuvieron mucho trabajo con sus otras dos hijas, hasta que comprendieron la situación. No obstante, pensaban que todo sería más fácil cuando se conocieran.



Llegaron a la entrada y, tras recibir un apretón en su hombro por parte de Shevon, la puerta de entrada fue abierta por Tabatha Greengrass. Una elfina doméstica apareció, como de costumbre, para coger la chaqueta de su ama, así como también la americana de su amo. Hermione, que se negaba a tener a una elfina como su sirvienta, simplemente negó con la cabeza, sonriendo ladinamente. Siguió a los adultos, desde poca distancia, pero admirando las paredes que estaban llenas de cuadros. No solo familiares, sino también grandes obras de la historia del arte. Podrían ser réplicas, pero estaban muy bien conseguidas. Lo admiraba, con todo su corazón.

—Daphne, Astoria —gritó los nombres de las jóvenes sus padres, una vez llegaron al salón principal—. Ya volvimos del ministerio.

— ¡Papá!

La melodiosa voz de la menor de los Greengrass no tardó en hacerse sentir en aquel salón, sorprendiendo a la Granger. No se esperaba que aquella chica, que parecía tan callada, fuese tan efusiva y familiar con su familia. O, al menos, eso era lo que había podido ver en ella en esos escasos minutos, mientras esperaba a unos metros.

— ¿Hermione? ¡Por Salazar! —Exclamó Daphne, con una sonrisa—. ¡No me puedo creer que estés aquí! No pensé que aceptarías venir tan pronto, si me permites decirlo.

—Yo... yo tampoco lo esperaba, en realidad —comentó, encogiéndose de hombros—. Pero supongo que era mejor no dejar pasar los días, ¿no? —intentó bromear, aunque eso no la caracterizase demasiado.

—Vamos a sentarnos, los elfos servirán la comida en pocos minutos —anunció Tabatha Greengrass, tomando asiento en una de las cabeceras de la mesa—. Hermione, puedes sentarte entre ellas dos —indicó, señalando una silla vacía al lado de las dos hermanas.


La mencionada asintió todavía un poco abrumada, sin saber muy bien cómo reaccionar. Quizás ahí empezaba el cambio que estaba buscando en su vida, pero lo que no sabía es que aquello no sería tan sencillo... y que todo estaba por llegar.



* * 

n/a. y con este capítulo, empieza el reto de publicaciones del mes de enero. la idea es avanzar con las novelas publicadas y terminar alguna (YUANFEN, la podéis encontrar en mi perfil), así como ir publicando otros fics que tengo en borradores, en caso de ir terminando los que están en proceso. Y, entre ellos, por supuesto que está este fanfic.

POR CIERTO. FELIZ AÑO 2025 A TODXS!!!! Deseo que todos vuestros sueños se cumplan, que sean todos muy felices y que todo aquello que les preocupa, pueda ser solucionado... recuerden que en mi perfil siempre encontrarán alguna novela que leer, por si eso les ayuda a sentirse mejor (como me pasa a mí escribiendo y leyendo). Les deseo una buena entrada de año y que sea, sin duda, mejor que el anterior. 


ahora sí, centrándonos en la novela. ¿qué os parece el capítulo? ¿tenéis alguna idea que pueda incorporar en el fic? como siempre digo, dejadme vuestras ideas en los comentarios.

respecto al anterior capítulo, la pareja más mencionada fue harry x pansy, así que como tenía en mente, lo más posible es que hansy sea real en este fanfic jsjsjsjs


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