
''La Conquista de la Oscuridad''
Con un estruendo atronador, Green se separó de sus amigos con un movimiento majestuoso y poderoso. La oscuridad lo envolvía como un manto, irradiando una presencia imponente y temible que llenaba la sala con su aura ominosa. Sus ojos, ahora vacíos y negros como la noche, centelleaban con un resplandor siniestro mientras se dirigía hacia ellos con pasos firmes y decididos.
—¡Yo soy Moss Green, señor de las sombras y dueño del abismo!—proclamó con voz profunda y resonante, su tono lleno de autoridad y dominio.—En mi reino, la oscuridad es ley, y la luz se desvanece ante mi presencia. No hay fuerza en este mundo que pueda desafiar mi voluntad.
Los amigos de Green retrocedieron ante la majestuosidad y la intensidad de su presencia, sus corazones llenos de asombro y temor ante la transformación de su amigo en un ser tan formidable y despiadado. Sabían que estaban enfrentando a un enemigo poderoso, uno cuyo poder eclipsaba todo lo que habían conocido antes.
Yellow se adelantó valientemente, sus ojos brillando con determinación y coraje
—No importa cuán oscura sea tu senda, Green. Nosotros estaremos allí para enfrentarte, con la luz de nuestra amistad como nuestra guía.
Cyan asintió con firmeza, su voz resonando con confianza y determinación.
—Somos tus compañeros, Green. Y juntos, lucharemos contra la oscuridad que amenaza con consumirte.
Lime miró a su hermano con tristeza en los ojos, pero también con una determinación inquebrantable.
—Aunque te hayas perdido en las sombras, Green, siempre serás mi hermano. Y lucharé por ti hasta el final de los tiempos.
Los amigos de Green se prepararon para la batalla que se avecinaba, sus espíritus llenos de valor y esperanza mientras se enfrentaban al enemigo que una vez fue su amigo más cercano. Sabían que la lucha sería ardua y despiadada, pero estaban dispuestos a enfrentarse a cualquier desafío con valentía y determinación, aferrándose a la esperanza de que algún día, la luz volvería a brillar en el corazón de Moss Green.
Justo cuando Moss Green se preparaba para lanzarse hacia sus amigos con una ferocidad despiadada, un sonido agudo cortó el aire, seguido de un impacto sordo en su espalda. Un instante después, una sensación de entumecimiento y somnolencia lo invadió, disipando momentáneamente la furia que lo consumía.
Moss Green se tambaleó, sus ojos vacíos parpadeando con confusión mientras luchaba por mantenerse en pie. Miró hacia abajo, solo para ver el brillo metálico de un dardo tranquilizante incrustado en su piel, emanando un líquido claro que se extendía rápidamente por su cuerpo.
En ese momento, un hombre vestido de blanco emergió de las sombras, su rostro serio y determinado mientras se acercaba a Moss Green con precaución. Era el Dr. White, un científico dedicado a la investigación de la oscuridad que había tomado la difícil decisión de enfrentarse a Moss Green antes de que fuera demasiado tarde.
Con movimientos precisos y eficientes, el Dr. White administró otro golpe de tranquilizante en el cuello de Moss Green, y luego lo sujetó con firmeza mientras el sedante comenzaba a surtir efecto. Moss Green luchó contra la somnolencia que lo envolvía, sus ojos cerrándose lentamente mientras caía en un sueño profundo y tranquilo.
Los amigos de Moss Green observaron con asombro y alivio mientras el Dr. White se llevaba a Moss Green a un lugar seguro, sabiendo que, aunque la batalla aún no había terminado, habían logrado detener temporalmente la oscuridad que amenazaba con consumir a su amigo.
Después de un rato, el Dr. White regresó a la sala con una actitud arrogante y engreída, pero también con una chispa de preocupación oculta en sus ojos mientras se acercaba a Yellow. Aunque su presencia era intimidante, había un atisbo de reconocimiento mutuo en sus miradas, una comprensión de que estaban en el mismo bando, al menos por ahora.
"Nos volvemos a encontrar, Yelly", dijo el Dr. White con una sonrisa burlona, su tono de voz cargado de desdén y superioridad, pero también de una extraña complicidad. "Supongo que has regresado por tu hijo, ¿verdad? No te preocupes, estoy aquí para ayudar, aunque a regañadientes."
La observación del Dr. White resonó en el aire, recordándole a Yellow la difícil situación en la que se encontraban. A pesar de sus diferencias, sabían que debían unir fuerzas si querían tener alguna esperanza de salvar al hijo de Yellow y detener la amenaza que representaba Moss Green.
Yellow asintió con determinación, reconociendo la necesidad de trabajar junto al Dr. White a pesar de sus reservas. "Sí, he regresado por él", respondió con firmeza, su tono indicando una disposición a dejar de lado sus diferencias por el bien común. "Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para detener a Moss Green y salvar a mi hijo, incluso si eso significa trabajar contigo."
Con un gesto de asentimiento, el Dr. White aceptó la oferta de Yellow, sabiendo que no tenían tiempo que perder en disputas innecesarias. Juntos, se prepararon para enfrentar la oscura amenaza que se cernía sobre ellos, sabiendo que solo trabajando juntos tendrían alguna esperanza de salir victoriosos.
Con una determinación compartida, Yellow y el Dr. White se dirigieron hacia donde yacía Moss Green, preparados para enfrentar la oscuridad que los amenazaba. A medida que avanzaban por los pasillos sombríos y silenciosos, podían sentir la presencia ominosa de Moss Green acechando en cada sombra, esperando el momento adecuado para atacar.
De repente, una figura oscura emergió de la oscuridad, su presencia envuelta en un aura de malevolencia y poder. Era Moss Green, transformado por completo en un ser irreconocible y aterrador, sus ojos vacíos brillando con un brillo siniestro mientras los observaba con desdén.
"¿Así que finalmente decidieron enfrentarse a mí?", murmuró Moss Green con una sonrisa retorcida, su voz resonando con una mezcla de burla y amenaza. "Qué valientes, pero ingenuos. No tienen idea de lo que están enfrentando."
Yellow apretó los puños con determinación, su mirada fija en Moss Green con una mezcla de temor y determinación. Sabía que la batalla que se avecinaba sería difícil y peligrosa, pero también sabía que no podía permitirse retroceder, no cuando la vida de su hijo estaba en juego.
En medio del caos de la batalla, el sonido ensordecedor de un disparo resonó en la sala, seguido de un silencio tenso y perturbador. Moss Green, el centro de la tormenta, se tambaleó hacia atrás, una expresión de sorpresa y dolor cruzando su rostro mientras miraba hacia abajo, donde una mancha de sangre comenzaba a expandirse en su pecho.
Los ojos de Moss Green se encontraron con los de su hermano, Lime, quien sostenía un arma fumegante en su mano temblorosa. Un momento de incredulidad pasó entre ellos, cargado de un peso insoportable de traición y desesperación.
Con un rugido de furia y dolor, Moss Green se lanzó hacia adelante, sus ojos brillando con una intensidad salvaje y despiadada. A pesar de la agonía que lo consumía, se aferró a un único pensamiento, una única motivación: venganza.
Con movimientos torpes y desesperados, Moss Green se abalanzó sobre Lime, sus manos envueltas en un aura oscura y letal. El mundo se volvió borroso a su alrededor, sus sentidos nublados por el dolor y la ira mientras se sumergía en una espiral de oscuridad y desesperación.
Con un grito ahogado, Moss Green empujó a Lime contra la pared más cercana, sus manos aferradas al cuello de su hermano con una fuerza despiadada. Los ojos de Lime se abrieron de par en par, llenos de terror y sorpresa mientras luchaba por liberarse del agarre implacable de su hermano.
En un instante de claridad brutal, Moss Green se encontró cara a cara con la realidad de lo que estaba a punto de hacer. La voz de la razón luchó por hacerse oír en su mente turbada, pero fue sofocada por la sed de venganza que lo consumía por completo.
Con un último suspiro de agonía y desesperación, Moss Green cerró los ojos y apretó los puños con una determinación feroz. Y entonces, con un movimiento rápido y letal, llevó sus manos al cuello de Lime y apretó con toda la fuerza que le quedaba, dejando que la oscuridad lo consumiera por completo.
Los ojos de Moss Green buscaron a través de la oscuridad, encontrando los rostros horrorizados de Yellow y el Dr. White, quienes observaban la escena con una mezcla de asombro y horror. Sabía que había cruzado una línea que nunca podría regresar, que había sucumbido por completo a la oscuridad que lo consumía.
Con un gemido ahogado, Moss Green se dejó caer de rodillas, su corazón lleno de angustia y arrepentimiento mientras enfrentaba las consecuencias de sus acciones. Sabía que ya no había vuelta atrás, que había perdido todo lo que alguna vez había sido importante para él en un instante de locura y desesperación.
Mientras tanto, el Dr. White observaba la escena con indiferencia, su expresión imperturbable mientras evaluaba la situación. No mostraba ni un ápice de remordimiento ante los protagonistas, su única preocupación era cómo manejar la situación para lograr sus propios objetivos, sin importar las consecuencias para los demás.
El Dr. White, con una expresión desinteresada y fría, sacó su arma y disparó múltiples veces a Moss Green, quien yacía en el suelo debilitado por la bala previa. Cada disparo resonaba en la sala, acompañado por gritos de terror de Yellow, Black y Cyan, quienes observaban impotentes la brutalidad del acto.
Los ojos de Moss Green se abrieron con sorpresa y dolor con cada impacto, su cuerpo convulsionando con el dolor mientras las balas lo atravesaban una y otra vez. Cada disparo era un recordatorio brutal de la traición de alguien en quien habían depositado su confianza.
Mientras el Dr. White continuaba disparando sin piedad, una sombra de horror y desesperación se apoderó de Yellow, Black y Cyan. Se dieron cuenta de que estaban presenciando la verdadera naturaleza de su enemigo, un ser despiadado y cruel que no tenía reparos en destruir a cualquiera que se interpusiera en su camino.
Después de la ráfaga de disparos, el Dr. White se detuvo por un momento, observando con una sonrisa burlona el caos y la desesperación que reinaba en la sala. "Qué aguafiestas que son", murmuró con desdén, su tono lleno de cinismo y desprecio. "Esto ya se estaba poniendo divertido."
La indiferencia del Dr. White ante el sufrimiento y la angustia que había causado enviaba escalofríos por la espina dorsal de Yellow, Black y Cyan. Se dieron cuenta de que estaban enfrentando a un enemigo mucho más peligroso de lo que habían imaginado, uno que no vacilaría en destruirlos sin remordimientos.
Después de la desaparición repentina de Moss Green, un silencio pesado envolvió la sala, interrumpido solo por los sollozos ahogados de Yellow mientras abrazaba el cuerpo inerte de Lime. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras el peso del dolor y la pérdida se hacía sentir con fuerza en su corazón destrozado.
Con una mano temblorosa, Yellow acarició suavemente el rostro pálido de Lime, sus palabras atrapadas en su garganta mientras luchaba por encontrar la fuerza para despedirse de su ser querido. Sabía que nunca más volvería a escuchar su risa contagiosa o sentir su cálido abrazo, y el pensamiento lo llenaba de una tristeza abrumadora.
"Lime...", murmuró Yellow con voz entrecortada, sus palabras apenas audibles sobre el susurro del viento. "Nunca olvidaré todo lo que significaste para mí, ni el amor y la luz que trajiste a mi vida."
Una sensación de paz y calma descendió sobre la sala mientras Lime parecía susurrar palabras de consuelo y despedida a Yellow desde el más allá. Aunque su presencia física había desaparecido, su espíritu permanecía vivo en los recuerdos y corazones de aquellos que lo amaban.
Con un último beso en la frente de Lime, Yellow se despidió con un susurro lleno de amor y gratitud. Sabía que aunque Lime ya no estuviera físicamente presente, su espíritu viviría en su corazón para siempre, guiándolo y protegiéndolo en los momentos de oscuridad y desesperación.
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