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Tragedia

Chisaki fue paciente, pasaron varias horas hasta que se dio la media noche, estaba oculto en su auto qué estaba estacionado cerca del Green Rabbit desde donde vigilo en todo momento a todos quienes entraban y salían. Izuku se había tardado más de lo que pensó, iban a dar casi las tres de la mañana cuando por fin lo miró salir cubierto con una chaqueta con capucha y una gorra.

—Qué idiota, ¿pensó que no lo reconocería? — murmuro encendiendo el auto para seguirlo, ya conocía el trayecto qué tomaba a casa, pero conociéndolo seguramente tomaría otro camino esa noche. No importaba, lo siguió con una prudente distancia hasta que creyó fue el momento ideal de interceptarlo, bloqueándole el paso por la calle y acorralándolo en un callejón.

Bajó del auto dejando los faros encendidos, llevaba puesto guantes negros de látex y tenía su arma a la mano para amenazarlo si se resistía y un pañuelo con escopolamina suficiente para noquearlo al instante.

—Hola de nuevo "Conejito" llegas tarde — Saludo cordial con una voz tenebrosa mientras se acercaba al chico.

—¿Dónde está mi dinero? — cuestionó alzando una ceja. La calle estaba vacía, no se veía ni un alma cerca a excepción de unos cuantos canes ladrando a la lejanía.

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Izuku ni siquiera pudo concentrarse con los próximos clientes, su mente estaba tan ocupada mirando cada momento la hora con una faceta que al menos el antifaz pudo ocultar, tan vacía, nula e inexpresiva con una carga peligrosa en su garganta.

Ya era media noche e Izuku se mantuvo alerta a cualquiera que entrara consigo, después de todo el mismo Overhaul dijo que iría a buscarlo, más no fue así, ¿pudo haber cambiado de opinión a último momento? No, ese sujeto no era alguien que tratara de esa manera.

El tiempo de la jornada sobre extendió como había acordado con Mirko, ya era de madrugada, pasado las tres de la mañana, cuando generalmente el chico se iba de su turno mucho más temprano. Estaba en su camerino contando los fajos de billetes que había recolectado esa noche, cerró sus manos con ellas molesto al ver que no era la cantidad que le demandó, por supuesto que no iba a lograrlo en tan poco tiempo, pero una pizca de esperanza le invadió en que tal vez correría con suerte.

No entendía ese lamento, ese enojo, ese sufrimiento actual. No tenía idea del por qué de la tristeza actual, que le fomentó la esperanza en que lo lograría, Izuku no podía perdonar su propia ignorancia.

El mundo era demasiado crudo y él apenas estaba tanteando la punta del iceberg.

Terminó de cambiarse y tomó el resto de sus cosas del casillero, checó rápidamente el teléfono leyendo los últimos mensajes que había recibido, escuchó un audio y leyó el último mensaje de Katsuki, pese a la estresante situación no pudo evitar sonreír de manera diluida.

"Ojalá sea así..."

Por esta ocasión ni siquiera quiso despedir de sus superiores o su jefa, lo prudente era salir discretamente completamente desapercibido. Si volvía a casa y reunía los ahorros que tenía guardados en una cajonera tampoco podía otorgar la suma necesaria, ¿cómo iba a pagar todo ese dinero? Estaba muy paranoide caminando por rutas distintas a las que acostumbraba con una apariencia más incógnita con la capucha de su chaqueta en su cabeza, una gorra y el cuello alto, era un método que aprendió para evitar el acoso al salir del burdel con algunos clientes insistentes.

En esas calles solitarias a causa de la hora pocos autos que pasaban, uno de ellos le interceptó de frente obligándolo a sumergir en un callejón. Sintió como la sangre le heló de ver que efectivamente se trataba de Chisaki con un gesto desagradable y colérico, interpretando que no le había gustado nada su impuntualidad e indiferencia.

El saludo tierno con conejito irónicamente marcando sentencia encogiendo la mirada de Izuku con pavor, sujetó las correas de su mochila a sus hombros con fuerza, por más que procuraba volver a implorar tiempo sabía que no lo obtendría.

—Y-yo... no conseguí toda la cantidad —confesó con voz tiritante, la luz de los faros del auto lo habían cegado un poco, pero podía percibir la silueta de Chisaki aproximarse. —Por favor, no... ¡No!

Visualizó que en aquellas manos cubiertas con guantes oscuros portaba un arma y en la otra un pañuelo, pudo darse una idea de para qué.

"Va matarme, ¡lo va hacer definitivamente!"

De nada serviría la negociación o humillarse nuevamente, por lo que procuró huir. Giró sobre sus pies dando media vuelta dispuesto a correr al fondo del callejón, viendo una cerca más adelante entre algunos cestos de basura que quiso subir para trepar.

En un momento de su escape sintió como su brazo fue sujetado por lo que se deshizo de la mochila arrojándola en la cara para deshacerse de él, tan solo unos segundos puesto que Chisaki lo alcanzó sujetando las prendas de su espalda y arrojándolo completamente al suelo sometiéndolo.

—¡Detenga! ¡No huiré más, no haga esto! —suplicó ladeando su rostro con pánico queriendo evitar el pañuelo que aproximaba a su nariz y boca. Contuvo su respiración largos segundos mientras forcejeaba hasta poco a poco ceder fingiendo el bajar la guardia cayendo por el narcótico.

Al percibir como el peso de Chisaki menguó un poco de su espalda giró dando un codazo en su rostro retirando el pañuelo y aprovechando que lo había turbado le arrebató la arma nervioso. Se arrastró en el suelo hasta ponerse de pie tomando bocanadas de aire con torpeza y un par de lágrimas ansiosas acumulaban en la comarca de sus ojos.

Su entrecejo estaba fruncido y su mirar verde estresado, era la primera vez que portaba un arma en manos, relativamente solo sabía que debía accionar el gatillo. Tosió un par de veces levantando el arma apuntando con su mano temblorosa en pánico y adrenalina.

—Por favor... —insistió —, esto... esto podemos arreglarlo de otra manera, yo le pagaré, hagamos como que esto no pasó y-... —balbuceó con torpeza, realmente no quería pelear y solo estaba defendiendo. Izuku aún no podía entender la marca de peligro por la que enfrentaba, donde si no era Chisaki, sería él.

꧁_____________꧂

Chisaki supo que no tenía el dinero en el momento en que lo notó ponerse tan rígido como una tabla y perlarse su frente de sudor. Eso solo significaba una cosa, más diversión para él qué ahora tendría la total libertad de llevárselo como su nueva y más fresca mercancía.

Se acercó al trémulo muchacho que apenas y pudo articular un par de palabras antes de echarse a correr cuando vio que sacaba su arma y el pañuelo qué terminaría de hacer su trabajo.

"¿En serio, Izuku?"

Alzó una ceja y fue tras él logrando atraparlo justo antes de que logrará saltar al otro lado de la barda al final del callejón.

Sin nada de cuidado, lo sometió contra el suelo encañonando con el arma en la nuca y con la otra mano acercó el pañuelo al su rostro.

—No hagas las cosas más difíciles y coopera — invitó sonriendo ladino mientras aplicaba más fuerza en la rodilla qué estaba sobre la espalda del otro.

Los forcejeos duraron poco, Chisaki sabía que esa sustancia era muy efectiva para dormir casi al instante. Era de sus favoritas.

Cuando el forcejeo cedió, lo observó un breve momento para cerciorarse de que realmente había quedado inconsciente, pero algo no le cuadraba, parecía estar dormido pero la respiración era agitada aun, eso no debía ocurrir.

"Está fingiendo"

Antes de que pudiera quitarse por completo de encima, sintió un fuerte golpe en el rostro qué lo aturdio un par de segundos, los cuales bastaron para que su arma fuera arrebatada.

"Carajo me distraje, maldito mocoso"

Maldijo en su mente mientras se limpiaba con el dorso de la mano un hilo de sangre qué brotó de su labio inferior, la sangre le hervía de furia. Ni siquiera presto atención a los balbuceos qué decía Izuku, clavó sus ojos en él y lo señaló con el dedo índice.

—¿Qué haces?... Baja esa maldita cosa — Ordenó, no bromeaba, ya lo había hecho enojar y no tendría paciencia. Al ver que Izuku se quedaba quieto, temblando como un vil cachorro frunció aún más el entrecejo y avanzó un par de pasos con cautela.

—¿Vas a dispararme? Anda... Hazlo si es que tienes los huevos —

Sabía de ese tipo de ataques de pánico, no era la primera vez que le ocurría con una víctima, cualquier movimiento en falso y el idiota podría dispararle, así que quizá trataría de llegarle por su lado. Sabía que no era capaz de disparar. Sus emociones eran casi las de un niño, demasiado fresco, demasiado ingenuo como para cargar con la muerte de alguien en su conciencia. Al verlo comenzar a llorar supo que no iba a tardar en quebrarse.

—Bien, bien. No te haré nada, te daré un par de días más, pero baja el arma — Se aproximó un poco más, tratando de endulzar su voz para sonar convincente y cuando estuvo a unos cuantos centímetros de él rápido se movió empujando al pecoso contra el auto qué aún seguía encendido.

El golpe metálico hizo estruendo mientras un nuevo forcejeo inició esta vez para quitarle el arma de la mano, giraron un par de veces antes de terminar en el asiento trasero del auto.

—Maldito idiota, suéltala— Le estaba costando trabajo, estaba encima de él una vez más, sentía sus pataleos y gritos de ayuda, pero sabía que nadie acudiría a su rescate. Llevó una mano nuevamente al cuello ajeno para tratar de ahogarlo mientras que con la otra mano jalaba el arma del agarre de Izuku.

—Te voy a hacer mierda, bastar-... —

Su amenaza no pudo ser terminada, en cambio el estruendo del accionar del arma lo dejo helado al igual que a Izuku.

Todo había ocurrido muy rápido, lo único que Chisaki pudo entender fue la sensación caliente y un ardor y hormigueo qué se extendió por todo su abdomen en cuestión de segundos.

Sus ojos bien abiertos viajaron a su torso, en donde se percató de lo peor. Un orificio de bala a la altura de su bajo vientre qué drenaba sangre como una llave abierta, llegando a manchar a Izuku que seguía debajo de él.

—Hijo de puta — Maldijo haciendo una mueca adolorida, llevando su mano a la zona herida en un inútil intento de frenar la sangre, como pudo se removió de encima, buscando con la mirada algo que le pudiera servir para frenar el sangrando, pero en cambio termino cayendo de rodillas al piso.

—Vas a... Pagar por esto — Apenas pudo formular entre jadeos, habían sido dos detonaciones, una muy cerca de la otra, la sangre ya manchaba el suelo y había un rastro desde el auto hasta donde terminó cayendo.

Saco su móvil intentando llamar a sus camaradas para que pudiesen auxiliarlo, lleno la pantalla de sangre al tratar de teclear y antes de que pudiese llamar a alguien termino rendido en el piso. Su conciencia se esfumó, pero sus ojos habían quedado abiertos, fijos en Izuku.

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Cuando Katsuki Bakugo llegó a su departamento lo primero que hizo fue tomar una ducha, era su rutina, le gustaba el silencio qué había en su casa, no se quejaba de vivir solo si no todo lo contrario, trataba de disfrutarlo antes de que la boda llegará, le dolía la cabeza de tan solo imaginar el infierno qué tendría que vivir con Camie.

Tras su rutina se fue a la cama y observó el móvil. Ya no había respuesta de Izuku desde el último mensaje que le mando esa tarde. En el poco tiempo que llevaban mensajeándose se había hecho costumbre qué se avisaran mutuamente cuando estaban en casa,

"¿Le habrá pasado algo?"

La duda lo tenía preocupado, aunque al hacerse consciente de que se estaba preocupando de verdad por ese chico, sintió vergüenza de sí. Se palmeo ambas mejillas y suspiro pesado.

La hora dictaba la 1:00 am, para entonces ya debía de haber recibido su mensaje.

—Tal vez se quedó haciendo tiempo extra... Siempre se está esforzando de más— murmuro para sí mismo convenciéndose de que tal vez no era nada malo.

"Estoy en casa, ¿y tú?, ¿te quedaste a hacer tiempo extra? No te sobre esfuerces "

Escribió y envío notando qué el mensaje si había sido entregado más no leído. Torció sus labios en respuesta y se dispuso a dormir, lo mejor sería esperar hasta el día siguiente sin embargo cuando apenas estaba entrando en el sueño profundo su teléfono sonó con el ya reconocido tono de su jefe el señor Aizawa.

Con los ojos entrecerrados como rejillas tomo el móvil y contestó entre bostezos.

—Te envié la ubicación, te necesito allí pronto. Los demás agentes están ocupados, es un caso de los que te gustan, algo misterioso — Explicó la voz rasposa y cansada de Aizawa qué Katsuki odiaba tener que oír en la madrugada.

Tras colgar se incorporó despacio en la cama y miro sus mensajes para obtener la ubicación que le había sido enviada pero también notó que aún no había respuesta de parte del bailarín.

Definitivamente algo no andaba bien, así que decidió escribirle un nuevo mensaje.

"No has respondido, ¿Estas bien?"

Envió, pero al notar qué el mensaje ya no era entregado se preocupó aún más y casi en automático presiono el icono de llamada qué estaba al lado de la foto de perfil con el conejo blanco. El buzón de voz fue lo que le atendió inmediatamente.

Meditabundo observó la pantalla sin saber que más poder hacer, todo apuntaba a que el teléfono estaba apagado o sin señal. Solo esperaba que estuviera bien. Si no le respondía al día siguiente, entonces iría al Green Rabbit para saber que ocurría.

"Bah...Quizá ya se fastidio de hablar conmigo" Pensó buscando la respuesta más lógica.

Se preparó lo más rápido que pudo para acudir al llamado. Le gustaba su trabajo pese a tener que salir en plena madrugada.

El lugar había sido resguardado por personal de la policía hasta su llegada, había un par de patrullas y una camioneta correspondiente al servicio médico forense, se presentó mostrando su placa y gafete qué lo identificaban como el jefe de la policía investigadora de delitos y servicios periciales dando a conocer qué se haría cargo de las indagatorias.

Se acercó a la escena del crimen, traspasando la cinta de advertencia, el cadáver ya estaba cubierto por una manta para evitar el morbo de algunos vecinos qué estaban de espectadores.

Lo descubrió y comenzó a analizar con detalle, tomando fotografías, evidencias y realizando todo el procedimiento necesario para iniciar la investigación.

Aizawa había llevado poco después.

—La víctima no identificada falleció a las tres con diez minutos, fue un transeúnte quien solicitó el apoyo a los cuerpos de emergencia—

Comenzó a explicar a Aizawa todo lo que había logrado averiguar hasta el momento.

—La causa del deceso, dos impactos por arma de fuego calibre 40, en zona abdominal, el arma no está así que dadas las circunstancias se trata de un homicidio — Explicó mostrándole a Aizawa el cadáver y luego señaló a las evidencias, El automóvil qué ya había sido apagado, y por dentro del auto el rastro de sangre en el asiento trasero qué se extendía hasta donde estaba el cadáver y los dos cartuchos vacíos de las dos balas qué estaban sobre el piso del auto.

—La víctima fue herida cuando estaba dentro del auto, posteriormente salió y avanzó un par de metros antes de desplomarse, no hay ninguna pista del homicida por ahora. —

— ¿Interrogaron a vecinos? —

— Los vecinos no vieron o escucharon nada, no hay ni un solo testigo, lo único que tenemos es el video de la cámara de seguridad de la esquina, solo muestra a una persona muy bien cubierta corriendo por la calle no se logra ver claramente su rostro. —

—Déjame verlo. — Pidió Aizawa y en la pantalla del computador de la patrulla se reprodujo el video mostrando al atacante, el peli negro enfocó su mirada pero era inútil la imagen era de tan mala calidad que el rostro estaba casi pixelado, solo se podía notar que era joven, de tez blanca y cuerpo delgado.

—Investigamos las placas del auto, están bajo nombre de una anciana que hizo el reporte de robo hace poco menos de una semana — A Katsuki no se le escapaba nada.

—Bien, que se lleven el cuerpo para la toma de huellas, seguiremos investigando una vez tengamos la identidad de la víctima — dijo Aizawa palmeando el hombro de Katsuki, reconociendo su gran esfuerzo.

—Ve a casa y te espero temprano en la oficina —

—Si —

El resto de la noche paso rápido, ese tipo de casos eran los que más le gustaban, lo hacían pensar y mantenerse distraído Incluso de mensajearse con Izuku.

Horas más tarde en la fiscalía le fue entregado el expediente del caso ya con la información que habían obtenido tras la identificación de huellas, la víctima se trataba de Chisaki Kai, de 32 años de edad y que tenía su domicilio en una zona residencial cerca de la costa.

—Un traficante de la mafia eh...Tal vez solo fue una rendición de cuentas. Esos bastardos están dementes—

Alzó una ceja mientras seguía leyendo, al notar que en una parte decía que solía frecuentar el burdel "Green Rabbit" abrió sus ojos con sorpresa.

—Era cliente frecuente, quizá pueda reunir más pistas si investigó en el burdel. —

— Puedes ir, averigua si tenía amistades en ese lugar, cualquier información es importante, parece ser que solo tenía una hija adoptiva, ya la estamos buscando quizá nos podría ayudar. — Permitió Aizawa con un ademán de manos. Katsuki asintió y miró el reloj, apenas iban a ser las ocho, supuso que era muy temprano para ir al burdel por lo que se quedó otro rato más archivando el expediente y analizando todas las pistas recaudadas hasta el momento.

Cuando dieron las diez de la noche, Katsuki salió de la oficina y subió al auto para dirigirse al Green Rabbit, pero antes tomo su teléfono, aun no había respuesta de Izuku. Aun así, pensó en que mataría dos pájaros de un tiro. Investigar sobre la víctima y saber que ocurría con Izuku.

Llegó al burdel justo a las 10:30, dejó su arma y placa ocultas en el auto de nuevo para no levantar sospechas. Se dirigió a la entrada en donde el guardia le dejó pasar tras revisarlo y darle una máscara, esta vez fue la de un lobo negro con detalles rojos.

Se introdujo con calma y tomó asiento en un sofá en una de las esquinas, lejos del escenario, los lugares cercanos a este ya estaban ocupados.

Tomo su teléfono y abrió el contacto de Izuku.

"Hey conejito... Estoy aquí... ¿Dónde estas?"

Lo envío al notar que no veía al menor por ningún lugar, solo veía a varias chicas en lencería, atendiendo las mesas y el escenario aún está a vacío. Pensó que, al tener ya un poco más de confianza con ese niño, podría interrogarlo más fácilmente claro teniendo siempre cuidado de no levantar sospechas.

Sin mucho que hacer por el momento, se dedicó a llamar a una de las señoritas, fue atendido por una chica no muy alta de cabellera negra y corta, tenía un bonito corsete rojo y una tanga negra traslúcida que dejaba realmente muy poco a la imaginación, sí que notó sus atributos pero no estaba ahí para eso.

—¿Podrías traerme un whisky?— Pidió amable a la chica quien le sonrió y asintió.

Se quito el saco dejándolo a su lado y se arremango la camisa. En ese momento las luces normales se apagaron y el neón se encendieron desde diferentes puntos. Una chica rubia salió al escenario, parecía tener muchos fans pues varios de los caballeros comenzaron a hacer alboroto al verla, arrojándole dinero como locos.

Katsuki suspiro negando con la cabeza, a pesar de lo erótico del show sus ojos viajaron por todo el burdel buscando algo que pudiera darle alguna pista sobre aquel sujeto, pudo notar un sofá vacío a pesar de que el resto del lugar estaba lleno, supuso que quizá era el lugar que aquel tipo reservaba.

Sus ojos se movieron ahora buscando a la dueña del burdel, por lo regular solían salir a ver el show de sus empleados, pudo notar a una mujer sentada cerca a su lugar, tenía su tableta en mano y pudo recordarla de aquella vez en que les ofrecieron el servicio VIP. Seguramente era ella.

Miró de nuevo al escenario y ahora estaba una chica bastante joven, supuso que era una menor de edad, tenía el cabello largo y verde, pero a diferencia de "Deku" se notaba qué el de ella era teñido pues tenía las raíces ligeramente más oscuras, su show fue menos explosivo que el de la rubia del inicio, pero no por eso menos atractivo.

Su whisky fue entregado por la misma chica que parecía estar de buen humor.

—Hey cariño, ¿puedo cambiarme a ese lugar de allá o está reservado? — Aprovecho el buen humor de la chica para sacar información.

—Disculpa amor, ese lugar es de un cliente, aunque... ya no volverá así que estará libre a partir de mañana —

Con eso Katsuki obtuvo su primera pista, pasaron varios minutos qué se hicieron horas y Deku aún no salía, estaba comenzando a impacientarse y empezó a creer que sería mejor irse y volver otro día o tal vez preguntar por él en el servicio VIP, la duda lo invadía y al no poder contactarlo no sabía qué hacer.

Terminó su bebida y tomó el saco dispuesto a marcharse, pero justo cuando estaba por levantarse escuchó al DJ anunciado al tan esperado "Deku" alejando qué habían dejado lo mejor para el final.

Fue entonces que sintió una punzada en el pecho y miró al pecoso salir de entre las cortinas del escenario al igual que la primera vez que lo vio, estaba de espaldas a todos recargado en el tubo vestido con un muy indecoroso traje esta vez en color blanco y su bonita máscara de conejo adornada con brillos y piedras de fantasía.

Al ritmo de la música el cuerpo de Izuku se movió de forma tan erótica que sus pupilas se dilataron de forma notoria, sonrió cuando lo vio subir al tubo notando como lo acariciaba y restregaba en él, no evitó sentir su pecho latir con más fuerza aún.

Seguía sin entender cómo era posible que ese bailarín masculino lograba ponerlo nervioso y capturar su atención como un gato con un láser.

Le miró sin perder ni un detalle de cada movimiento y en un segundo sus miradas se conectaron, los labios de Katsuki no evitaron formar una amplia sonrisa mostrando su blanca dentadura y colmillos afilados, le saludo sutilmente con un movimiento de su cabeza y cuando finalmente su show acabó, todos estallaron en aplausos y gritos y la larga cola para solicitar su servicio VIP no se hizo esperar.

Aguardó en su lugar esperando a que el chico eligiera a alguien para su servicio VIP preferencial. Se mordió el labio, esperando poder ser el afortunado.

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A pesar de sus plegarias para detener todo eso sabía que no iba a lograr convencerlo, Chisaki Kai era esa clase de persona que si abordaba algo lo iba arremeter sin rechistar, la pulcritud en su trabajo era tan característico.

La reacción en Izuku relajó un mínimo al escucharle decir que le daría un par de días más, no podía ser posible, ¿o sí? ¿Logró convencerlo? Inclinó un poco el arma dubitativo todavía tiritando en miedo, Chisaki aproximó lento y silencioso hasta sujetarlo del brazo desviando el arma mientras lo arrastraba hacia el auto. El forcejeo fue atroz hasta ser arrojado a la parte trasera del auto aun peleando por el control del arma, el cuerpo de Chisaki se apoyó en cima privándolo de libertad.

—¡Alguien...! ¡Ayuda! —Chilló entre sus pataleos por querer levantarse sin soltar el arma de la empuñadura mientras que Chisaki la sostenía del cañón redirigiendo fuera de su rango.

Izuku se ahogaba en su lamento desesperado, si no salía en ese momento estaba seguro que saldría más adelante muerto.

Una de las manos de Chisaki avanzó a sostenerlo del cuello comenzando a ahogarlo, estar en una situación tan desesperante de por sí no le dejaba ventilar adecuadamente y ahora obstruyendo sus vías aéreas era peor.

Balbuceó una y otra vez sin rendirse, pero las fuerzas se frenaban ante tal sometimiento, todo ello hasta que el arma accionó dando dos estruendos consecutivos propiciando a ambos dentro del auto sobresaltar y quedar paralizados.

Izuku no parpadeó ni apartó la vista de la reacción de Chisaki, sintió como un líquido algo espeso y caliente cayó en su ropa al nivel de vientre al igual que en su mano sosteniendo el arma.

Los insultos de Chisaki no eran captados del todo al tener sus oídos zumbando todavía por los disparos dentro del auto, solo vio los labios moverse y el peso del cuerpo apartarse poco a poco de él divagando en el área en busca de algún auxilio. Izuku estuvo inmóvil apenas levantando un poco su cabeza para asomar todavía acostado sin retener en la cabeza lo que sucedía.

Sus ojos siguieron silenciosos con las lágrimas descendiendo en shock, Chisaki cayó al suelo fuera del auto con el teléfono en mano sin lograr su cometido de auxilio, únicamente despidiendo con una amenaza sin despegar esa mirada acechante y ambarina directa hacia él.

Dejó de moverse el cuerpo en el suelo, Izuku respingó entrando en sí e inmediatamente bajó del auto inquieto sin apartar la mirada del cuerpo con esos ojos que parecían seguirle el rastro. Sus piernas temblaron, pero con un impulso guardó el arma en el bolsillo de su chamarra rodeó a Chisaki, tenía una mirada de mil yardas en su rostro, aproximó a su mochila para levantarla y posteriormente huyó con velocidad.

Ni siquiera quiso asegurar si Overhaul seguía con vida, quería salir de ahí tan pronto como fuera posible. Ignoró si había sido visto, pero juzgando por el silencioso barrio indiferente de sus alaridos por ayuda tal vez nadie estaba alerta de lo que sucedió en ese callejón.

Llegó a su cuarto de renta, aun con una mirada inerte, perpleja y desenfocada, empujó la puerta con su espalda y se desplomó en el suelo sintiendo al menos un poco de alivio de estar resguardado ahí, ya que todavía vivía la escena de persecución en su mente.

Respiró agitado y entorpecido desde su boca, las gotas de sudor descendían por su sien humedeciendo algunos mechones de su frente. Levantó su diestra notando la sangre seca en su palma, inmediatamente recapacitó del peso que traía en su chamarra por lo que dirigió su mano, solo para corroborar el arma caliente y salpicada. La mano le tembló y en su rostro se dibujó horror por lo que la arrojó temeroso fuera de su vista deslizándose debajo de un mueble.

Las lágrimas comenzaron a brotar una vez más y sin lograr restringirse lloró despavorido de lo que acababa de ocurrir, se encogió en su lugar sujetando la cabeza y tirando el cabello con ambas manos estresado mientras lamentaba en voz alta. La última vez que había llorado de esa manera fue el día que perdió a su madre.

El resto de la madrugada no pudo dormir ni un poco, si cerraba los ojos solo veía esa escena donde fue sometido en el auto cuando el arma se disparó. No fue a la escuela. Apagó el teléfono. Apenas y había comido un poco.

No dejaba de lavarse las manos una y otra vez en el lavabo, a pesar de que estaban más que limpias luego de haberse duchado en más de una ocasión ese día, podía sentir el calor de la sangre sobre su piel, las frotaba una y otra vez entre sí de manera obsesiva.

La ropa que usó esa madrugada la había dejado remojando varias horas y luego frotó con un cepillo con abundante detergente deshaciéndose de las manchas de sangre. El arma... esa maldita arma, ya no quería verla, pero debía removerla de ese mueble, por lo que la levantó guardándola en una caja en lo profundo de su armario sin tener idea aún de cómo deshacerse de ella aún.

La mente lo carcomía, sus pensamientos revoloteaban en el mismo tema: el haber asesinado a alguien.

Se la pasó todo el día en su pieza sin dar señales, no tenía el ánimo para nada, incluso consideró faltar a su empleo también, el burdel sólo activaría más su sitio de trauma, después de todo fue donde Chisaki lo buscó ayer entrando como un cliente.

Si le mandaba un mensaje a Mirko de que no se sentía bien iba a ser peor, ella le dio énfasis en que eso de las horas extras iba a ser malo, no quería que cayera enfermo por ser uno de sus bailarines principales. Hecho bolita oculto en su cama arrastró su mano a salir del edredón al teléfono que tenía en la mesa de noche, lo encendió luego de tanto tiempo notando como varias notificaciones eran recibidas, algunas de la escuela preguntando cómo se encontraba por haber faltado sin previo aviso, otras del trabajo mandando el itinerario y vestimenta de hoy; y una más que le hizo abrir ligeramente sus ojos cansados e hinchados.

En ningún momento le respondió haber llegado a su casa como acostumbró a Katsuki las últimas semanas, todo indicaba que lo alarmó por ese despiste. Dibujó una mueca culposa al no tener unas palabras para disculparse.

"Debe estar molesto, ya no querrá hablarme por creer que lo ignoré."

Tenía miedo de expresar o ser evidente la carga que tenía, la fatiga era deliberada, pero quedándose aún en cama lamentando todo no lo iba a llevar a nada, de hecho, podrían despedirlo o sospechar de lo que cometió. Se trataba de un joven de 17 años que no sabía qué hacer o a quién acudir, el miedo lo invadía si confesaba esto con sus compañeros y lo apartaban, incluso la policía, ¿tendría que ir a entregarse? ¡Sólo se estaba defendiendo!

Chisaki era un hombre del bajo mundo, no debía ser tan malo el que haya desaparecido repentinamente, pero también era un ser vivo, aunque fue un accidente... había muerto por su causa.

Se puso de pie frotando su rostro, por lo menos debía cumplir con su trabajo, si no quería más problemas hasta tener una solución con la cabeza fría debía ser discreto, así que comenzó a prepararse para ir al burdel.

Al estar sobre pensando el ir lo hizo llegar tarde muy paranoico, mirando de un lado a otro al imaginar que otro carro lo estuviera acechando como en la madrugada. Accedió al área restringida de los vestidores encontrándose con otras trabajadoras, la animosidad con la que saludaba a sus compañeras a diario había desaparecido, solo caminó en silencio a dejar sus cosas en su casillero y tomar su vestimenta.

Al momento en que sostuvo uno de los ganchos con el vestuario una mano lo tomó de la barbilla para dirigirlo hacia un lado y analizarlo, Izuku respingó, pero pronto relajó de ver que se trataba de la jefa. Mirko acechó silenciosa ladeando su rostro de un lado a otro y suspiró con desagrado.

—Llegas tarde y no respondiste las llamadas. ¿Lo ves, cariño? Solo fue una noche de horas extras y te dejó nefasto —regañó observando las ojeras y párpados con leve hinchazón. —¿Aunque sea lograste dormir?

—Lo siento, apenas me adapto a cambiar mi horario de sueño y pasa esto... —musitó turbado retrocediendo un par de pasos y apartó la mano que le sostenía que solo le recordaba las últimas amenazas de Chisaki. —Pero estoy bien, por eso vine.

—Claro. Vas a ocupar algo de maquillaje para ocultar esto —mencionó frotando su pulgar debajo los párpados de Izuku en sus pecas. —Eres mi piedra angular aquí, te quiero radiante, corazón.

Izuku asintió con la cabeza aceptando la sugerencia de que con un poco más de maquillaje ocultara ese nefasto rostro afligido. El traje del día de hoy volvía a su esencia temática, una pulcra y bonita pieza blanca con una pomposidad de blanco algodón suave en la región del cuello que le parecía conveniente para las marcas que habían quedado por Chisaki al estrangularlo, con unas medias romboidales de color oscuro cubriendo sus piernas completamente y unas muñequeras esponjosas que hacían juego con el rabo encima de su trasero, los tacones altos de punta daban contraste con su palidez.

Miró una última vez el teléfono verificando la hora, sus labios abrieron sin lograr salir ni su aliento por la sorpresa. Katsuki le había mandado un mensaje recientemente. De forma involuntaria levantó la cabeza mirando a la salida del camerino, tragó saliva nervioso imaginando que estuviera en el área general del burdel.

"Él... regresó como dijo."

Se dibujó una tenue sonrisa con alivio con solo pensar que lo volvería a ver, no era un buen momento, pero podía tomar la oportunidad. Eso le levantó un poco el ánimo, por lo que procuraría dar un gran show de presentación, se miró una última vez al espejo y se puso el antifaz en el rostro ajustando algunos rulos en su cabello.

La disminución del volumen de la música y las luces opacar eran la señal, por lo que Izuku salió con la misma gloria con la que fue recibido, sosteniéndose del tubo para dar inicio a su danza dando significativos guiños al público recargando de forma sugerente, unos giros imbuidos en delicia apoyado en el pole dance visualizando a las personas con máscaras.

Una vista acechante buscando con la mirada seductora entre ellos a clientes que reconocía, su show era grato y deleitable, no obstante, hubo un fragmento de segundo en el que paralizó pero pronto tomó compostura casi pasando desapercibido que resbaló una mano del tubo al ver una persona con una máscara de cuervo como la que usó Chisaki anoche.

La vista le tembló, parpadeó pesado tomando compostura, pero ahora solo podía recordar la mirada amenazante que le restregó Overhaul al morir. Ahora mismo todas las personas ahí, pese a tener una diversidad de máscaras y antifaces de muchos animales las veía igual, con unos brillantes ojos ambarinos hostiles. Sintió cómo su pecho infló en querer hiperventilar, por suerte la música había finalizado para que dejara de bailar quedando inerte en el escenario mientras era aplaudido con llamados a su nombre artístico para que fuera hacia ellos.

Deku giró su cabeza de un lado a otro delirando con los mismos ojos amarillos de anoche que trazaba encima de todos, estuvo a nada de salir por la parte de atrás, de no ser porque percibió entre todas esas miradas un color carmesí distinguible en una de las mesas del fondo.

Sí, no había duda que se trataba de él, realmente estaba ahí como anunció.

Bajó del escenario por los escalones laterales avanzando mientras ignoraba los llamados de los demás rogando por su atención a ser el elegido, Mirko le observó con cautela un tanto extrañada del comportamiento, ya que debía al menos restregarles caricias, sonrisas o un ángulo satisfactorio de su cuerpo.

A Deku le parecía interminable ese camino entre las miradas ilusorias de la máscara de cuervo con iris amarillas acechantes, hasta que llegó con aquel rubio que pudo distinguir de los demás, sin anunciar nada rápidamente levantó una mano ajena para posicionarla en su cintura mientras éste sentaba en los muslos y lo sujetaba de la cabeza inclinándolo para pegarlo contra su pecho abrazando su cabellera rubia.

—Sí viniste... —susurró con alivio, sus manos tiritaban con una emoción y una ansiedad que atenuaba Katsuki ahí despabilando la reciente pesadilla de miradas ambarinas. —¿Quieres venir conmigo? —Invitó acariciando su nuca.

Mirko se aproximó levantando una ceja y pronto rodó sus ojos de manera burlona.

—Aparentemente este conejito tiene una preferencia por lo lobos, si sigue así serán los antifaces que se acaben primero cada noche —quejó en sarcasmo extendiendo el listado para poder reagendar primero a ese hombre.

Deku no afirmó nada de ello, quedó indulgente a que Katsuki accediera al trámite dando un poco de espacio para que manipulara su mano libre y levantara un poco la vista aun siendo sujetado desde la misma posición. El bailarín observó de reojo con impaciencia como pagaba con una tarjeta ansioso de la aprobación.

Saltó de su lugar tomando de la mano al rubio guiándolo hacia la zona VIP de su habitación, al estar a punto de empujar la puerta dudó tras recordar cómo Chisaki había entrado la última vez con un fuerte estruendo, por lo que él la impulsó con delicadeza haciendo que ambos entraran empujando el resto con sus hombros.

El ambiente era el mismo, el cuarto tenía unos pequeños retoques, entre ellos botellas nuevas, otro dote de copas más delgadas. Las manchas de vino eran muy complicadas de limpiar, por lo que aún había un tenue rastro en el tapete del piso y una porción salpicada del sofá donde se veía lastre de un vano intento de erradicarla.

—Lamento no haber podido hablar desde anoche, estuve muy ocupado... caí rendido y pasaron muchas cosas... —masculló recordando el haber dejado sin respuesta en más de una ocasión a Katsuki. —Luego me dio miedo responderte, ¿estás enojado? —mencionó alzando la mirada preocupado. —Puede que sí y yo forzándote a traerte aquí otra vez, lo siento.

Deku aún no había soltado la mano de Katsuki, más bien la elevó sosteniéndola con ambas manos mientras las frotaba ansioso.

—No estoy seguro de que corra por tu mente ahora, pero al menos yo... no tienes idea de lo feliz que me hace verte de nuevo —manifestó con alivio levantando la mano mientras él inclinaba a poner su frente con antifaz encima del dorso como signo de disculpa.

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