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Tormenta

Tenía las manos tensas sobre el volante, observando al tablero del auto sin atreverse a mirar a otra dirección, tenía tantas cosas que decir pero las palabras simplemente no salían de su boca, las cosas que Izuku le había gritado hacia un rato al interceptarlo le habían calado en lo más profundo, le dolía qué pensara así de él, que solo había sido un juego cuando no era así.

Jamás imaginó que hubiese un rechazo de tal magnitud y se culpaba a si mismo también por ello. No culpaba a Izuku de haber reaccionado así, después de todo el miedo de perderlo fue lo que hizo que le mintiera por tanto tiempo hasta que las cosas escalaran a ese grado.

—Yo... — murmuro apenas siendo interrumpido por el pecoso. Katsuki trago saliva, apretó los labios con dolor en su corazón por las palabras que salían de la boca ajena inculpándolo de haber jugado con él y haberle usado solo con fines de su investigación.

Katsuki apretó más las manos en el volante haciéndolo rechinar.

Saber que Izuku le tenía tan poca fe también le heria, después de todo lo que hizo para demostrarle qué lo quería. ¿Acaso todo lo que había hecho por él no había valido la pena?.

—No es como te lo estas imaginando. —

Respondió frio en su lugar sin lograr hacer qué el menor guardará silencio un instante para dejarle hablar. El comentario de haber sabido todo el tiempo que era el asesino y su conexión con la mafia por la deuda, alegando qué se burlaba de él le hizo hervir la sangre y cerró los ojos suspirando intranquilo.

—Yo nunca me burle de ti — menciono mirándole de reojo notando como el menor estaba pegado a la puerta con la intención de estar lo más lejos de él.

"Deja de decir esas cosas, es doloroso"

Pensó con un rostro roto en angustia, pero el menor continuaba sin dejarle hablar, escupiendo cosas hirientes qué lo estaban dañando cada vez más.

"Basta ya"

Pensó apretando los dientes, pero el pecoso continuo esta vez llamándole ser un oficial modelo de forma irónica al haber esperado para tomarlo hasta la mayoría de edad. Katsuki supo que Izuku estaba perdiendo la calma con eso último que le hizo sentir como algo dentro de su pecho se rompía ya sin vuelta atrás.

No quería lastimarlo no quería hacerlo llorar por ello se estaba conteniendo, su paciencia estaba llegando al límite para no explotar como lo estaba haciendo Izuku.

Se acercó despacio hacia el extendiendo la mano a su cabeza, pero recibió un rotundo rechazo siendo apartada de un golpe. Al oír sus ácidas palabras el rubio abrió los ojos de forma amplia y negó con la cabeza.

—¡Deja de decir estupideces y déjame explicar! —

Le dijo con algo de desesperación pues no quería que el menor pensara que lo había engañado incluso hasta las alturas en las que su relación había llegado.

— ¡Oye!, ¡estoy hablándote! —

Grito al ver como Izuku salió del auto lo que le obligó a salir tras él para alcanzarlo sin importarle qué la lluvia lo empapara, cuando estuvo a punto de alcanzarlo el menor se giró hacia él gritándole qué dejara de burlarse, el rubio se quedó estático en su lugar escuchando cada una de sus palabras crueles.

Al ver la mirada de odio en el rostro del pecoso, sintió una ola de frío que le caló en todos los huesos haciéndolo bajar la mirada. Podía sentir la decepción en la voz qué le reclamaba dándole un ultimátum.

Sabía que el confesarle la verdad haría que el pecoso le odiara y al oírle decir que no se atreviera a tocarlo de nuevo apretó los puños sintiendo como su mundo se derrumbaba.

"¿Está rompiendo conmigo?"

No quería que eso pasara. No quería que él menor le temiera o le odiara. Pero ya era demasiado tarde, había dejado qué las cosas escalaran a ese grado desmedido en el qué sin poder evitarse, Izuku había perdido la confianza en él.

La pulsera qué le había regalado fue devuelta con brusquedad chocando contra su pecho haciendo que formulara una mueca.

Katsuki la miró hundirse en el lodo y se agacho para recogerla con tristeza, alzó la vista notando al menor alejándose y quiso caminar, pero sus piernas temblaron sin responderle.

"El me detesta... No quiere verme ni saber de mi"

Su mente estaba tan afectada qué por primera vez dudo en si debía ir tras él o no. Si bien Izuku siempre fue su mayor prioridad, su mundo y su todo. Ahora no quedaba más que una amplia zanja entre ambos, la copa de cristal se había roto pensando en que sería imposible repararla esta vez.

Miró la pulsera en su mano con restos de lodo qué poco a poco se limpiaba por las gotas de lluvia qué alcanzaban a caer en su palma. El símbolo del infinito qué ahora parecía tan frágil.

"Mi amor por ti es infinito"

Recordó la frase que le dijo esa noche en que le coloco la pulsera.

"Voy a protegerte aun a costa de mi propia vida"

La promesa que le hizo al poco tiempo de conocerlo también resonó en su memoria, palideció recordando las promesas qué Izuku también le había hecho. El no dejarlo solo y que no se iría de su lado ahora se veía como simples palabras vacías.

Katsuki estaba enfrentando su mayor miedo en ese instante, que Izuku se fuera de su vida, no podía permitirlo, debía haber una forma de hacerlo entender, de que lo dejara hablar, tenía que seguir luchando por él pese a todo lo que le había escupido en cara basado en la ira qué lo domino.

Con ese pensamiento sintió el impulso de ir tras él, su ropa ya estaba más que mojada, escurriendo agua y su cabello en puntas ya estaba caído hacia abajo cubriéndole parte del rostro.

—¡Izuku! — le llamó en alto con la voz desesperada pues el ruido de la lluvia acompañado de los relámpagos en el cielo era fuerte. Corrió haciendo saltar el agua de los charcos.

Lo alcanzó deteniéndolo del brazo con mucha fuerza.

—Escúchame, solo cierra la maldita boca y escucha —

Cerró los ojos unos momentos sintiendo el temblor en sus manos, no quería soltarlo no quería dejarlo ir, negó con la cabeza, sentía el temblor en el cuerpo ajeno y quiso con toda el alma poder hacerlo dejar de temblar.

—Si, te mentí ocultando mi verdadera profesión y admito qué la primera noche qué acudí al burdel fue para investigar... —

Su voz salió temblorosa y apretada, debía decirle toda la verdad, se quedó quieto observando y suspiro con fuerza y dolor. Aguantando las ganas de no romperse.

— Pero... ¡Me enamore de ti y desde entonces todo lo demás ha sido sincero! —

Confesó amargo mirando a Izuku a los ojos con aflicción. Lo tomo de ambos hombros y se acerco un poco a el inclinándose. No sabía qué medidas tomar, que tono usar, todo lo que hacía era guiado por sus emociones.

Lo único que Katsuki sentía era un profundo horror qué crecía invadiendo su pecho, sofocándolo.

—¡Créeme! Al principio no sabía que eras el homicida, lo descubrí cuando ocurrió lo de Tomura, sabía que eras un sospechoso pero no lo corroboré hasta ese día —

Forcejeo un poco más, parecía que Izuku no le estaba escuchando o eso imagino, así que lo aprisiono contra la pared empujándolo con fuerza para someterlo.

—¡Escúchame, mierda Izuku mírame! —

Le grito con una mueca desconsolada. Se debatió en su mente qué decir hasta que su corazón le ganó a la razón. Le miró, alterado, ansioso y no pudo soportarlo más.

Se acerco con una medida desesperada sin pensar en nada más que aferrarse a esa cuerda qué estaba a punto de romperse en su alma.

Tomo el rostro de Izuku con fuerza obligándolo a besarlo bruscamente en un intento desesperado de borrar lo que estaba ocurriendo mientras un fuerte relámpago los iluminó en el cielo.

El ardor de una fuerte bofetada sobre su rostro le hizo separarse ladeando por la fuerza con la que fue otorgada y despacio se llevó las manos a la mejilla enrojecida quedándose en silencio.

"Esto es todo... Ya no puedo más"

Sus labios apretaron temblorosos y su entrecejo frunció apuñando los ojos. Sus cuencas asomaron ese molesto liquido salado qué amenazó con salir pero que retuvo con todas sus fuerzas.

Volteó ver a Izuku de nuevo desistiendo ya de detenerlo.

—¡SOLO INTENTABA PROTEGERTE! —

su voz se rompió alterada mientras gritaba sus manos en la mejilla.

—¡Me aterraba la idea de que te descubrieran y perderte por años por eso es que te mentí! —

Confesó temblando ocultando el rostro entre su cabello mojado y negando con la cabeza repentinamente.

— Lo di todo por ti, arriesgué mi empleo, mi tiempo y abrí mi corazón, incluso enfrente a Camie y a mis padres por ti. ¿Nada de eso significó algo? —

Carraspeo con la pulsera en su mano apretándola con fuerza.

— ¡Nada de lo que he hecho fue una maldita jodida mentira! —

Su respiración de alteró, estaba dolido por dentro. Vulnerable a pesar de haberse prometido siempre ser fuerte.

—Te iba a contar la verdad en cuanto el caso se cerrará solo faltaba unos días, mierda ... ¿POR QUE CARAJO TUVISTE QUÉ SALIR?! —

Recriminó llevándose una mano al rostro ocultando su mirada del pecoso. No quería ver la manera en que le observaba pues se sentía juzgado y atacado con ello, le dolía qué le viera como un mentiroso, sin pensar en todo lo bueno que había pasado entre ambos durante todo ese tiempo desde que se conocieron.

Sentía que su corazón se detendría, le costó respirar sintiendo una fuerte opresión en el pecho.

—¡Perdón por mentirte, pero no sabía que más hacer! Todo paso tan rápido qué no tuve tiempo de planear como decirte la verdad —

Le confesó sintiendo como escalofríos lo recorrían haciéndolo temblar volvió a mirar a Izuku con el pecho subir y bajar angustiado.

— ¡Créeme y deja de mirarme así maldita sea! —

Gritó encarando impulsivo, cegado por el dolor de estar viendo como todo lo más importante en su vida se iba al carajo, con las emociones a flor de piel haciéndole perder el juicio de su paciencia. La sensación de perder a Izuku lo dominaba impidiéndole ser amable, si no que actuaba de manera agresiva y desesperada.

Le lastimaba ver que aquel rostro qué solía sonreírle todo el tiempo ahora le veía con miedo y desconfianza. Era una sensación inenarrable qué le arrancaba el alma a pedazos sin compasión alguna.

Suspiro profundamente resignado, no había manera de hacer qué Izuku le creyera, estaba rendido no sabía qué hacer.

Solo atino a mirarme con las lágrimas asomando de sus ojos sin derramar aun y una sonrisa caída completamente fingida.

— ¿Ahora vas a dejarme? Me odias... ¿no es así? ¿Realmente me amaste? Tienes muy poca fé en mi —

Murmuro llevando sus manos a los bolsillos y sintió el borde de su arma en su pantalón, se la quito y se la arrojó a Izuku.

—Dispárame... —

Escupió fríamente con la mirada apagada en los ojos ajenos.

—Si ya no estarás en mi vida entonces ya no tengo razón de seguir aquí. Así que Dispárame de una puta vez. —

Ordenó desesperado. Al ver que Izuku no hacía nada chasqueo la lengua frustrado y se inclinó a tomar el arma para ponérsela en las manos. Sabía el peso qué eso tenía en Izuku, había notado como muchos de sus traumas regresaron a la vida de nuevo desde el momento en que estaba en el interrogatorio.

Al final de cuentas la terapia con Toshinori no había sido del todo efectiva para borrar aquello.

—Ya mataste a tres personas con una de esas, solo seré uno más en tu lista, anda... Mátame —

Escupió sabiendo que sus palabras calarían en el pecoso, pero no sabía que más hacer, Izuku parecía no creerle, le dolía y sabía que quizá esa sería la última vez que lo vería si las cosas no se solucionaban de alguna manera.

—Vamos... ¿No dijiste que ya no querías verme? ¿Qué no querías que volviera a tocarte o hablarte? Será lo mismo, dispara de una maldita vez — dijo acercándose al menor con firmeza con la mirada cristalina. Le arrebato el arma y se apuntó a si mismo al lado de su cabeza.

— Así terminará todo... Y te dejaré en paz como tanto quieres —

Advirtió apretando ligeramente el gatillo a punto de accionarlo sin dejar de mirar a Izuku a los ojos con el semblante roto.

꧁_____꧂

Jaló angustiado la puerta doble sin tener un mínimo de que abriera, solo el tintineo de unas cadenas al otro lado que obstruían abrir su salida más oportuna. Escuchó su mención en la lluvia sin dar respuesta, soltó el agarre de la manija queriendo retirarse apresurado por el lado del callejón en el que entró el auto, pero su brazo fue sostenido con fuerza.

—¡Me estás lastimando! —Quejó por la presión bruta a su brazo intentando forcejear, pero rápidamente fue silenciado con el levantamiento de voz que le hizo encoger intimidado y empezando a temblar.

Su pechó apretó adolorido de escuchar la confesión, había una mínima flama con esperanza en su alma esperando que todo eso hubiera sido mentida, pero al admitir que inicialmente fue para investigar hizo que sus cejas bajaran en completa desilusión.

Abrió un poco su boca escapando un jadeo con terror, en pánico inició querer separarse de una buena vez de ese agarre en su brazo, pero bruscamente fue retenido de los hombros sintiendo la presión de las grandes manos sobre ellos.

—¡No, no puedo creerte que te hayas enamorado de la noche a la mañana, es absurdo! Ibas con otra intención, solo pretendías investigar el sitio, tanteando el entorno para dar con alguien, por eso volviste un día después de lo que pasó —reprochó con la voz derrotada, el solo memorar aquella pesadilla de noche y Katsuki haciendo preguntas de Chisaki como cliente, sus ojos nuevamente humedecieron, se sentía patético por haber caído en la boca del lobo acudiendo por refugio con la propia persona que debía evitar tras su crimen. —¿Por eso me llevaste a tu casa esa noche? ¿Para eso me sacaste del burdel no? ¡Solo querías sacarme más información!

Intentó en vano empujarlo desde los costados para apartarlo, se estaba fragmentando recordando esa noche que no estaba bien, esa velada en que comenzó a hacerse dependiente emocionalmente de él, a la primera persona con quien se presentó fuera del antifaz y como Izuku. Ahora mismo quería retirarlo de su vista, no quería escucharlo más que cada palabra en él era dolorosa.

Entre el brusco forcejeo fue empujado a la pared del almacén sin darle salida, más eso no fue todo, sus ojos abrieron grandes por el golpe labios que sufrió, un beso entorpecido y desesperado era lo que Katsuki efectuaba. Intentó ladear su rostro queriendo separar, pero no le fue permitido por el límite que lo tenía arrinconado contra el muro y su barbilla siendo sostenida.

Las manos le temblaron sin poder articularlas adecuadamente, cerró sus ojos con fuerza y alzó su mano dando una fuerte bofetada para detenerlo. Su pecho inflaba tomando aire angustiado, la palma de la mano le dolía y estaba irritada por la propia fuerza que utilizó.

—¿Qué rayos pasa contigo? —Gimoteó aterrado. —¿Quién... eres en realidad?

Conforme pasaban los minutos tras ese doloroso reencuentro sentía que desconocía más al Katsuki Bakugo que familiarizaba, no se trataba del atento, burlesco, orgulloso pero amoroso rubio con el que convivió los últimos meses, esa persona de ahí era alguien autoritario, violento y desesperado sujeto. Izuku le acechó en silencio intentando evaluar su respuesta por el golpe, tal vez se lo regresaría o haría algo peor por lo que cerró sus ojos atormentado todavía recargado al muro, sin embargo, el agarre que lo retenía fue aflojando.

Recibió un fuerte alarido que sobrepasó al ruido de la lluvia mencionado que solo intentaba protegerlo, Izuku estaba intimidado sin saber que responder, su cabello estaba pesado y mohíno por el agua arrastrando por los pliegues de su frente observando la reacción impredecible del otro.

Se sentía tan vulnerable para la mínima respuesta, los gritos maldiciendo de Katsuki echándole la culpa de porque tuvo que desobedecer en salir de casa le hizo apretar sus labios, de por sí se sentía miserable por su ingenuidad de todo lo ocurrido siendo un tonto crédulo con él a todo lo que le decía, ahora también tenía que ser el culpable del malestar en ambos.

—No podía estar dependiendo completamente de ti, debía volver a mi realidad... —excusó tanteando su mano adolorida moviéndose despacio para salir de ese ángulo donde estaba retenido.

No retiraba la mirada angustiada hacia Katsuki, le daba miedo verlo de esa manera, sentía que en cualquier momento saltaría a amenazarle y lastimarlo en que le diera la razón. Ni siquiera cruzó por su mente llamar por ayuda, ¿a quién precisamente lo haría? Irónicamente era un policía quien estaba otorgando esa peligrosa situación.

Sobresaltó asustadizo de ese grito iracundo que dejara de mirarle así, no pudo evitar temblar encogido de hombros retrocediendo poco a poco.

"No es la misma persona, él no es quien..."

Dirigió sus iris verdes ensombrecidas mirando de un lado a otro ansioso en buscar algo con que apoyarse en caso de que fuera atacarlo, a pesar de que sabía perfectamente la diferencia de fuerza que poseían buscaba con que defenderse, malamente estaban en un área tan retirada de otros donde el ruido de la tormenta solo daba un entorno más solitario y peligroso a su discusión.

"Perdió la cabeza, Katsuki no está..."

La ira decepcionada con la que lo enfrentó inicialmente se transformó en terror por no saber lo que haría una persona con esa actitud tan desquiciada.

Izuku tragó saliva a la pregunta de si lo dejaría, si lo odiaba, si alguna vez en serio lo amó.

"Por supuesto que lo hice, por eso mismo me duele tanto saber que me mentiste."

Descendió su mano recorriendo su mochila en busca de algún objeto que pudiera ayudarle, pero al ver como Katsuki extendía su saco para mostrar el arma en su cinturón en funda los ojos de Izuku encogieron quedando paralizado, no iba a poder corresponder a un disparo.

"¡¿Acaso va matarme?!"

Pensó con miedo inminente, ya había tenido experiencias desagradables donde era amenazado con armas de fuego sabiendo a donde sería acorralado.

Cayó sentado al suelo paralizado en el miedo empezando a temblar, su rostro deformó con terror de ver que la persona en quien una vez confió en plenitud lo sometería como los demás, no obstante, el arma cayó sobre su abdomen quedando anonadado, inmediato la empujó a un lado en el lodo con pánico.

El mayor detonante fue la orden que recibió de Katsuki, eso descompuso completamente su rostro.

—¿Qué...? —Apenas y pudo formular eso al no creer lo que oía. —¿Qué estás...?

Preguntó de forma atropellada, levantó un gesto en desilusión escuchado la mención del supuesto asesino despiadado que era etiquetado por los oficiales. Uno de los mayores miedos con los que recorrió viviendo al lado de Katsuki era que lo viera de esa manera, le daba miedo confesar sus pecados y ser manifestado con eso, y así fue, logró avivar las menciones despectivas de la última persona que deseaba oírlas.

Estaba congelado en su lugar con la lluvia cayendo encima de sí, de no ser por el calor que sentía en la comarca de sus ojos no distinguiría entre la tormenta las lágrimas que descendieron por fin en sus mejillas.

—Entonces realmente sí es así, incluso tú lo crees... —susurró con voz entrecortada apenas audible, era definitivo, remató esa creencia de ser una persona despreciable que no merecía nada en absoluto.

Su cuerpo temblaba con derrota en el suelo, su mirada estaba vacía sin un punto fijo considerando el horrible ser desprestigiado que era, a pesar de que así lo sentenciaba le dolía mucho escuchar que solo se trataría de otro homicidio más a su lista.

"Aun así, no podría hacerlo."

Cerró sus ojos con fuerza y apretó sus manos contra el fango, escuchó los pasos de Katsuki acercar poniéndose de cuclillas tomando el arma, por lo que volvió abrirlos espabilando con horror a lo que veía, el propio rubio se estaba poniendo la pistola en la cabeza.

Un sofoco en pavor escapó de su boca al escuchar como el tanteo del dedo contra el gatillo, la adrenalina y el estrés lo transformaron saltando al ladear el arma de la cabeza del otro y empujándolo contra el suelo. Respiró agitado sosteniendo ambas manos contra el brazo del rubio encima de su cabeza.

—¡¿Crees que lo hice por gusto?! ¡Por más que le imploré a Overhaul que me diera más tiempo para pagar la deuda no tuvo paciencia, pretendía despedazarme! ¡Quise huir, pero me arrastró a su coche y quiso dormirme para no volver a despertar con algo de fuerte hedor! —Reclamó angustiado gritando cerca del rostro de Katsuki, reteniendo el arma de su mano con ambos brazos encima, a pesar de que fácilmente hubiera sido retirado intentaba detenerlo. —¡Me ahorcó, me quería silenciar y luego...! —Silenció abruptamente temblando sus palabras contando por primera vez a alguien lo que pasó, era muy duro recordar eso. —¡Luego luchamos por el arma, no quería dispararla, entre el forcejeo pasó! ¡Fue un accidente!

Respiró agitado buscando aire para continuar, mordió su labio inferior reteniendo un gimoteo por su llanto dejando escapar unas lágrimas en gravedad encima del rostro de Katsuki con la lluvia encima de ellos.

—¡La señorita Mirko se retiró del negocio dando el lugar a un nuevo dueño, Shigaraki tenía sus momentos de arrebato con enfado, no le importaba maltratar a los demás! ¡Hizo del Green Rabbit un infierno para todos! —Su cuerpo empezó a temblar ansioso de tener que recordar con precisión todo para confesar. —¡Por alguna razón se obsesionó conmigo, me retuvo varios días con él en su oficina, golpeándome y abusando de mí incontables veces! ¡Perdí la noción del tiempo y realidad, me tuvo sedado siempre! ¡Él fue quien te mandó esas horribles imágenes!

El agarre a su brazo menguó gimoteando, frotó rápido su propio rostro pese al lodo de encima que descendió en la lluvia.

—Gracias a una amiga pude volver despertar de la droga, recordé el arma que me diste... iban a golpearla por mi culpa, yo quería salir de ahí... y...y... ¡Disparé a Tomura y su guardaespaldas que vigilaba el lugar para que no saliera!

Abatido se desplomó en su llanto, se sentía liberado de por fin haberlo confesado, pero también estaba adolorido, por todo en general.

—¡Yo los maté! Fue mi última alternativa, no podía recurrir a nadie más, soy un asesino... pero no me atrevería a dispararte, ¡No serías uno más a la lista, no lo serías! —Lloró recordando las palabras horribles de Katsuki incriminándolo. —¡Por favor, vuelve en ti... Kacchan!

Lamentó como un niño pequeño desesperado, llevó sus manos al rostro sentado aun en el vientre del otro. Esa persona con la que trató era alguien diferente a quien acostumbraba, rogaba a cualquiera que retomara a esa anterior versión.

Izuku estaba despedazado, todo lo anterior lo había rematado, estaba tan culpable de sus fechorías, así como haber hecho lo que tanto había evitado, el haber fragmentado a Katsuki hasta llevarlo a la ruina.

Se maldecía su propia existencia, le daba la razón a todo lo que le habían dicho previamente, en un intento desesperado le hizo mención por ese mote que en su momento de ira y decepción se negó volver a llamarlo así.

꧁_____꧂

Con una macabra calma Katsuki cerró sus ojos dispuesto a disparar, sintiendo el frio metal del cañón contra su piel.

En su mente no había nada más que un fuerte vacío al saber que la persona que más amaba y por quien había arriesgado todo le estaba dando la espalda, le estaba dejando y saber que Izuku le temía y desconfiaba de él había sido el principal motivante para llevarlo a perder el juicio de sus acciones.

Lentamente había vivido lo que todos alguna vez debían sufrir, el rechazo y la sensación agobiante y amarga de un corazón herido qué le quemaba desde adentro consumiéndole todo lo que alguna vez conoció como alegría y calma.

Cuando estuvo a punto de apretar el gatillo a tan solo milésimas de segundo sintió el repentino empujón sobre su cuerpo qué le hizo caer contra el piso abruptamente.

El arma deslizó de su mano algunos centímetros lejos de él, abrió sus ojos arrugando el entrecejo solo para encontrarse con la imagen de Izuku sobre su cuerpo frenando su acción con ambos brazos sobre el suyo deteniéndole.

—¡¿Por qué me detienes?! ¡Ya no te importa lo que haga con mi vida! ¡¿Acaso no querías que desapareciera, eh?! —

Grito frenético, sabía que quitarse a Izuku de encima era fácil pero su cuerpo no respondió, se sentía lánguido. Se había prometido cuidar, proteger y amar a esa persona, pero que podía hacer si era esa misma persona la qué le gritaba qué se alejara, que no lo quería volver a ver. Lo había dejado atrás junto a todo lo que había pasado entre ambos y eso era algo que Katsuki en sus plenos 27 años nunca había sentido y que no podía aguantar. Tembló ligeramente en su lugar repleto de fango.

Apretó los dientes haciéndolos rechinar a punto de empujar a Izuku de encima, pero este comenzó a hablar con angustia.

Abrió sus ojos deformando a una mueca desconcertada a lo que escucho de su boca. Estaba confesando los crímenes abiertamente. Escuchó cada palabra, ver el rostro de Izuku contraer en dolor al rememorar sus traumas le hizo comprender qué realmente todo lo que el menor hizo fue en defensa propia tal como había pensado.

Toda su teoría respecto a lo ocurrido con Chisaki Kai había sido cierta. Tuvo razón en absolutamente toda la reconstrucción de los hechos incluyendo el forcejeo del auto. Su corazón se contrajo de imaginar la escena junto a la siguiente confesión respecto a Tomura Shigaraki a la par que las gruesas lagrimas bajaron por las mejillas de Izuku hasta descender sobre él.

Le observó romperse sobre él, temblando, llorando inconsolable sintiéndose culpable de haberle hecho revivir esos recuerdos obligándolo a confesarlos.

"Qué idiota soy... ¿Por qué pensé que tocar ese tema ayudaría?"

Por primera vez desde que se enamoró, no sintió el impulso de abrazarlo. Había perdido la seguridad de acercarse a él, temía qué si lo hacía fuese golpeado o alejado por el menor. Tembló en su lugar desviando la mirada sin saber que acción tomar y cerrando los ojos, mientras el llanto de Izuku le taladraba los oídos torturándolo de manera cruel.

"Vuelve en ti... Kacchan".

El mote cariñoso qué Izuku había creado para él fue nombrado retumbando en su cabeza como un terremoto qué le hizo gruñir. ¿Por qué después de haberle tratado así ahora le decía "Kacchan"?. Se suponía que escuchar ese apodo sería reconfortante pero fue todo lo contrario.

Fue una sensación amarga y lastimosa la qué sintió al oírlo junto a una punzada en el pecho.

Apretó los labios abriendo ligeramente los ojos desviando la mirada del menor, el agarre de Izuku cesó dándole vía libre a moverse de nuevo.

Giró despacio su cabeza observándolo al fin, noto como se ocultaba con las manos, encogido. Llorando con angustia.

Katsuki chasqueo la lengua. No entendía que ocurría, no podía comprender a Izuku. Era tan volátil como un sube y baja y él no era el más paciente del mundo como para intentar darse el tiempo de analizar. Solo se sentía herido por dentro.

Rechazado y abandonado pese a haber dado todo por alguien.

La delicada situación le hizo sentir que su respiración aumentó ansiosa.

—¡Deja de llorar! — Bramo tapando sus oídos. No podía pensar con claridad, estaba perdiendo los estribos aún más con ese llanto qué le ponía los pelos de punta haciéndolo sentir peor.

Se removió quitándose al menor de encima y se arrastró un par de metros lejos de él sentándose sobre sus rodillas.

— Ya sabía todo eso —

Confesó con la mirada apagada y perdida en un punto invisible del suelo qué salpicaba por las pesadas gotas de lluvia.

—Yo mismo analicé ambas escenas y reconstruí los hechos minuciosamente. Siempre supe todo lo que te paso y sabía que solo habías hecho lo que cualquiera haría en esa situación... Sobrevivir —

Hizo una pausa entrecerrando los ojos y mordiéndose el labio, podía sentir como su pecho latió frenético cegándose lentamente.

— No me importaba qué fueras un asesino jamás dejé de amarte y me propuse a protegerte incluso de mis propios compañeros. Si de verdad te hubiese tomado a juego, te hubiera entregado yo mismo a la fiscalía desde hace mucho, ¿no crees? —

Explico con la voz trémula, recordando como había acudido a hacer el reporte de ambos crímenes y aunque no quería recordar los mensajes y la llamada de Shigaraki Tomura lo hizo, la imagen de Izuku completamente drogado siendo violado, el montón de heridas en su cuerpo y aquel ojo morado. Era algo que aún no podía superar y que se culpaba por ello, tenía una herida qué no había dejado ver a nadie.

— Si yo... Hubiera ido a buscarte la misma noche en que dejaste de responder mis mensajes... Nada de eso hubiese pasado. Tomura no te hubiera hecho tanto daño. Todo fue culpa mía... No pude actuar a tiempo —

Se recriminó a si mismo con furia enterrando las manos en el lodo apretando en puños.

—Le creí a Tomura, caí en su maldito juego, realmente pensé que me habías dejado por él, ¡fui tan idiota qué le creí! Y no hice nada al respecto hasta que fue demasiado tarde y casi te perdí por ese descuido —

Confesó uno de los sentimientos de culpa más arraigados qué tenia, oculto el rostro. Su voz se rompió temblorosa en angustia, culpa y miedo, así como también sus manos qué abrió despacio sobre el lodo sintiéndolas hormiguear.

— ¡Mientras yo estaba sentado cómodamente en la puta sala tu estabas sufriendo en sus jodidas manos! Cuando me enteré del homicidio y fui a investigar supe el infierno al qué te sometió ese maldito hijo de puta. ¡¿Crees que no me afecto verte lleno de golpes y heridas?! ¡Joder eso me mato por dentro! —

Sus manos temblaron de rabia, había retenido todos esos sentimientos de odio a di mismo que luchaba por no demostrar. Odiaba verse débil ante los demás. Su faceta dura se había roto y solo dejo que sus emociones sugieran como una fuerte explosión qué lo consumió y arrastró hacia el lado más oscuro de si mismo.

—¡NO PUDE PROTEGERTE! ¡JODER, NO PUDE! —

Grito con tristeza contrayendo en su lugar abrazando su estómago con un brazo.

—¡TODAS LAS MALDITAS NOCHES ME CULPO DE HABER DEJADO QUÉ TODO ESO TE PASARÁ! —

Golpeó el suelo con los puños con fuerza mientras gruñía desesperado apretando los ojos rogando por no romper en el llanto qué amenazaba desde hacía rato.

— ¡Me jure qué no volverían a lastimarte, que solo serias feliz, me esforcé tanto para lograrlo, pase noches enteras cuidando de ti cuando caíste en esa jodida depresión, te advertí qué no debías salir por que me daba pánico pensar que Kirishima o Kaminari te encontraran! —

Su voz tembló aún más, golpeó el suelo con más fuerza jadeando tenso y enterrando las uñas en el fango, antes de levantar el rostro hacia Izuku con una expresión repleta de angustia.

—¡Lamento haberte mentido, fue un jodido error, pero jamás mentí respecto a mis sentimientos, realmente te amaba y lo único que quería era protegerte! —

Exclamó entrecerrando los ojos sin poder evitar derramar las gruesas lagrimas por más que las retuvo, sintió cada gota arder como el fuego sobre una mueca contraída en desolación y miseria.

— No sé qué mierda voy a hacer si te vas. Ódiame si quieres, pero no me pidas que me aleje de ti. ¡Dame otra oportunidad! —

Rogó con un nudo en la garganta dejando sus cicatrices al desnudo. Tan humano, tan profundo y tan intenso.

Nada iba a cambiar por mucho que lo leyera de revés, Katsuki no podía y no quería perdonarse por haber fallado en su promesa de hacer feliz a Izuku.

— De verdad quería decirte que era policía, lo intente varias veces, pero me dio miedo que me dejarás... No pude decírtelo por mi cobardía, pero nunca jugué contigo —

Menciono en un hilo de voz y ocultó el rostro temblando por todas las emociones qué sentía, había pensado que dejarse vencer era dejar que el miedo le ganara, pero no podía seguir con los ojos vendados, había perdido humillantemente y había herido a la persona qué amaba.

Seguro hacia Izuku y arrodillado se inclinó a modo de disculpa pegando su frente al suelo en la máxima expresión de arrepentimiento qué existía.

— ¡¡Lo siento, lo siento por no ser lo que esperabas, te decepcioné, espero que algún día puedas perdonarme!! —

Katsuki se había mantenido inquebrantable incluso tras caer en cama enfermo debido al agotamiento, había luchado tanto para mantenerse valiente y ser el apoyo que Izuku necesitaba, pero esta vez ya no podía continuar con esa faceta, estaba cansado, dolía más el amor que el odio y sentía que ya no existía una solución para esa situación qué luz había envuelto.

—Tú no eres un asesino... Jamás pensé eso de ti... ¡Jamás! Solo te defendías, tuviste que hacerlo ya qué yo no fui capaz de mantener mi promesa —

Se encogió en su lugar tallando sus ojos con el antebrazo, en su mano yacía la pulsera de Izuku aferrada con fuerza como si fuera lo único que le quedaba de él.

El sollozo se hizo presente ahogando por no dejarlo salir, Katsuki se sentía ardiendo por dentro sufriendo un dolor invisible qué pedía gritando en silencio qué todo terminara ya. Su mente y su cuerpo estaban desconectados, le faltaba el aire.

"¿si me canso de luchar significa que soy un cobarde?"

Pensó menospreciándose. Decían que las palabras eran un arma y más cuando provenían de la persona que más se quería, Katsuki termino hecho pedazos en su lugar sin ganas de avanzar con las palabras que Izuku le gritó rodando en su cabeza.

"No te atrevas a tocarme de nuevo"

"No quiero volver a verte"

"No quiero hablar contigo"

"No puedo creerte"

"¿Quién eres en realidad?"

Negó con la cabeza derrotado por esas palabras que quedaron muy arraigadas en su mente. Pensó que tal vez era mejor no aferrarse y dejarlo ir por mucho que eso le doliera.

Se inclino retomando el arma, la observó unos momentos y se puso de pie tambaleando, con fuerza la arrojó lejos perdiéndola entre los viejos contenedores. No quería ver más esa maldita cosa en días.

Se giro hacia Izuku para verlo aun con las lágrimas bajar por su rostro siendo disimuladas tenuemente por la lluvia, palideció externando una última sonrisa caída sin mostrar los dientes.

— Cumpliré tu último deseo, no pienso obligarte a estar a mi lado así que me retirare de tu vida para no dañarte más. —

Advirtió con seguridad en sus palabras, aunque por dentro estaba inseguro.

— Pero huye hoy mismo de la ciudad... Tus huellas son las que encontramos en los cuerpos, van a llevarte preso eso es seguro, aun estas a tiempo de escapar. Es lo último que voy a pedirte —

Sacó su cartera dejándole en el suelo una de sus tarjetas, aun pese a todo quiso protegerlo hasta el final.

Se dio media vuelta para empezar a caminar hacia el auto sintiendo como estaba a punto de volver a romper en llanto con cada paso qué daba alejándose. Irse así sin más, sin un último abrazo ni un beso era quizá algo duro, pero no sabía si Izuku le correspondería y un rechazo más seria difícil de digerir. No quería arriesgarse.

"Es por su bien... Esto es lo mejor ¿no? Después de todo, he sido yo quien le hizo más daño, no mires atrás... No lo hagas"

Trató de convencerse, se frenó sintiendo de inmediato una necesidad por regresar. Por volver a rogar una última oportunidad.

Recuerdos llegaron a su mente, desde la primera noche en el burdel, la primera vez que durmió junto a él, como disfruto de su primer desayuno preparado con cariño, los besos las caricias, su primera vez y el cómo le abrazaba al tener pesadillas nocturnas. Ese último viaje qué hicieron juntos. Pero sobre todo las palabras y promesas qué se habían hecho, ahora se escuchaban tan frágiles.

Tembló en su lugar, flaqueando con su decisión. Alejarse así sin más le era complicado quería arrepentirse. Se aferraba a no perder a Izuku pero por otra parte no se podía perdonar por haberle hecho romper la confianza que le tenía.

"De verdad te amo, pero tú... "

Se giro despacio para verlo de reojo sintiendo el impulso de correr de regreso y abrazarlo. Su corazón se empeñaba en no dejar morir todo por lo que habían luchado.

" ¿Aun me amas, aunque sea un poco? "

꧁_____꧂

Le aterró el hecho de ver que estuvo al borde de quitarse la vida, quizás ese mismo sentimiento fue el que atravesó a Katsuki semanas atrás cuando lo vio con la pistola en su mentón, una sensación angustiante y frágil de ver que no podía hacerlo razonar.

Estaba desesperado por ser incapaz de controlar la situación que lloraba frustrado, el grito ordenando que silenciara su llanto le hizo salir de ese trance lamentable, se removió a un lado obstruyendo su boca y nariz con la palma de la mano para callar ese hipo acompañado lágrimas que notaba con evidencia que fastidiaba a Katsuki.

Su mirada ablandó levantando sus cejas asombrado ante la confesión de que ya sabía todo, Katsuki reconstruyó la situación al estar investigando exhaustivamente cada detalle.

"Desde un inicio sabía que fui arrinconado... y aun así se atrevió a etiquetarme como un despiadado homicida."

Bajo su mano esbozó una sonrisa diluida elogiando lo impecable que fue para saber todo por su cuenta, pero eso no quitó el hecho de lo cruel que fue gritar esas palabras cediéndole el arma ahí mismo. Miró el suelo con lodo frente a sí afligido, escuchaba al rubio con sus comentarios toscos.

Algo en su interior removió ante la confesión de que lo estuvo resguardando de sus propios compañeros, las lágrimas cortaron limpiando su rostro en la lluvia.

"¿Por eso la misma noche fue a buscarme y me insistió en salir de casa...?"

Recordó preocupado como es que había llegado tan rápido esa velada, con el pretexto de que vio las noticias de la televisión de un asesinato del burdel, otra mentira minuciosa que fácilmente le creyó en su estado lamentable.

"Si él no me hubiera sacado de mi departamento estuviera apresado desde esa misma noche."

El comunicado de Ochaco de que no volviera a su hogar por estar siendo vigilado por la ley, que no saliera tan fácilmente al exterior, todo eso que apenas podía recapacitar, Katsuki estuvo un paso al frente antelando cualquier error. En esa instancia Izuku estuvo tan destrozado físicamente y agobiado en lo mental que no lo percibió así.

Bajó su mano del rostro al quedar pasmado de la culpa que el rubio estaba escupiendo una y otra vez, sintiéndose responsable de todo, Izuku estaba congelado en su lugar sin poder mencionar nada, viendo la conmoción en Katsuki gritando maldiciones de su incompetencia.

"¿Todo este tiempo estuvo culpándose de eso?"

—Te equivocas, fue algo que yo mismo me busqué... —balbuceó en voz baja silenciado por la voz exasperada y grave del otro.

Apreció con tristeza la rabieta de Katsuki, desahogando esa culpa con movimientos bruscos, fue en ese momento que notó la herida que tenía en una mano con sangre seca volviendo reabrirse.

"¿Cuándo se lo hizo?"

Resopló aire por su boca discretamente, ardiendo su garganta por todo el lamento previo que tuvo. Ya no estaba seguro que pensar de él, por ahora solo se dedicó a recibir esa declaración de los propios tormentos que Katsuki sufría.

"Incluso alguien como él puede llegar a hundirse así..."

Lo recordaba tan impecable, tan seguro de todo, Katsuki era esa clase de persona que no se doblegaba ante ninguna adversidad, y aun así era la segunda vez que lo veía con lágrimas lamentando su ineptitud. Los labios de Izuku consolidaron en una mueca angustiado de escuchar como lo estuvo resguardando, protegiéndolo de no ser encontrado por sus fechorías con sus propios compañeros, intentando ayudarlo de todas las formas posibles el sanar su alma.

La disculpa de Katsuki apretando su mano contra el pecho se escuchó fuerte a pesar del estruendo del cielo, Izuku abrió sus ojos en grande apenas saliendo un jadeo de los labios por mirar la reacción angustiada en el otro, siendo tan palpable con su arrepentimiento. Rogando que lo odiara, pero que no se apartara.

El justificar el miedo a perderlo arrinconando a no confesar la verdad provocó en Izuku ladear su vista fuera de la imagen en frente. Si Katsuki inicialmente fue con la intención de investigar y por lares del destino llegó a enamorarse de él, comprendió que no tuvo más remedio que reprimir esa verdad al enterarse de que estuvo evadiendo a los oficiales desde el inicio, siendo un menor de edad trabajando clandestinamente.

Retomó su visión hacia el otro escuchándolo disculpar por todo, desde su supuesta ineptitud a protegerlo, así como lo cobarde que fue para no decir la verdad, Izuku estaba inerte sin expresión más allá de lo neutral hasta que escuchó su último lamento.

"Tú no eres un asesino... ¡Jamás pensé eso de ti, jamás!"

Arrugó el entrecejo entristecido de escuchar eso, luego de todo lo horrible que explotó antes era complicado digerir esa disculpa.

"Entonces... ¿esto es lo que realmente piensas de mí?"

Percibió al otro removerse hasta ponerse de pie, todo indicaba que ya había soltado lo que reprimía, sin embargo, entró en pánico al ver que se dirigía al arma considerando que intentaría algo terrible como antes. Procuró ponerse de pie, pero era complicado en el fango con el temblor de horror en su cuerpo.

Buscaba frenarlo de nuevo, pero la suposición fue errada al ver como arrojó el arma fuera de la vista de ambos entre los contenedores.

—Katsuki... —Llamó entre murmullos suspensivos en la lluvia.

Parpadeó perplejo de escuchar la sentencia, tras haberse desahogado así Katsuki indicaba que no tenía para expresar otra cosa y decidió tomar su solicitud por fin, aun así, Izuku no se sentía dichoso de que se manifestara su deseo de que lo dejara en paz.

No estaba seguro de que reacción tendría por el comentario, era complejo ese huracán de emociones que lo invadía, ¿rabia? Ya no lo era, ¿decepción? No estaba seguro, ¿arrepentimiento? Era complicado, solo podía asegurar la pesadumbre por todo.

Negó la cabeza al escuchar la sospecha que tuvo, iba a ser indudablemente culpable del caso al ser tomadas sus huellas horas atrás, exhaló con desdicha y resignación por ello.

—Supongo que llegó la hora de dejar de huir de mis cargos... —susurró entrecerrando los ojos con derrota.

Un objeto pequeño cayó frente a sí tomando su atención y dándose cuenta que era una tarjeta bancaria, levantó una ceja abstraído de la idea que se formuló hasta que Katsuki lo corroboró. El rostro se le deformó con sorpresa.

"¿Qué huya? ¿Tu última petición?"

—Vas a meterte en problemas, esto no está bien... —apretó su mandíbula. —¡¿Por qué llegas tan lejos?! ¡Katsuki...! —Llamó todavía en el suelo viendo como daba media vuelta alejándose hacia la salida del callejón hacia el auto.

"¡¿Por qué metes las manos al fuego así?! El mundo gira, no se puede parar... lo mejor sería aceptar mi condena de una vez."

—¡Katsuki, espera...! ¡¿Por qué?! —Insistió frustrado.

Parecía que lo hacía pausar su andar un poco pero no era suficiente, ese último adiós silencioso se clavó en su pecho con la idea de abandonar todo lo que estuvo desarrollando, los sueños que tenía a su lado, la triste historia no parecía tener fin entre ellos.

—¡¿Qué puedo hacer?! ¡¿De qué servirá estar evadiéndolo?! ¡No sé lo que haré, ni tú lo que harás!

Mordió su labio inferior hinchado por la fuerza que impregnó, estaba invadido en amargura por cómo concluyó todo. La pregunta que le había hecho repetidas veces: "¿por qué?" lo encogieron en su lugar respirando agitado en buscar la respuesta por sí mismo.

Las memorias de cuando le hizo aquella pregunta la ocasión que lo recogió golpeado en su departamento sacándolo de ahí, también la vez en que lo salvó de terminar con su vida en ese hundimiento de depresión, siempre tenía la misma respuesta:

"Porque te amo."

Un jadeo escapó de su boca con angustia, la última oportunidad que le había dado en el parque Fujitaro ahora se había invertido, el propio Katsuki le rogó en sus disculpas por la verdadera última oportunidad.

El pecho de Izuku infló con terror poniéndose de pie en incompetencia, rápidamente avanzó hacia él sujetándole su saco desde la espalda para así frenarlo de entrar al auto.

—No puedo... ya no puedo... —balbuceó con la voz tambaleante. —No puedo seguir el ritmo de la vida sin ti.

Su agarre tembló, más no soltaba la prenda.

—Todo lo que te estuve gritando, en realidad me lo decía a mí mismo, haciéndome creer que no deseaba volver a verte.

Confesó cabizbajo apenas manteniendo un volumen perceptible para ser escuchado.

—No quería llorar contigo presente porque me di ese hábito de refugiarme contigo... Me dolió saber la verdad al verte entrar a esa sala gris, pero me dolió muchísimo más el que silenciaras mis lágrimas con una queja y no me abrazaras.

Ya estaba cansado de llorar y de procurar contener su llanto, pero un gimoteó salió de su boca empezando a escapar las lágrimas una última vez.

—Si llego a ser arrestado al menos quiero convivir contigo las últimas horas... ¡Quiero creerte! ¡Quiero otorgar una oportunidad como tú lo hiciste!

Las heridas emocionales era algo que apenas alguien podía resentir las suyas propias, incluso más dolorosas que las físicas ya que no se aseguraba que con el tiempo sanarían, solo era cuestión de avanzar con incertidumbre, lo cual era mortificante.

El agarre tembloroso a la prenda culminó extendiendo sus brazos de manera invasiva alrededor de la cintura para abrazarlo y con fuerza inclinó el rostro en lágrimas a la amplia espalda, sus manos fueron a sujetar las otras, sosteniéndolas en estrés contra el vientre de Katsuki, sintiendo con sus dedos la herida en los nudillos de una de ellas.

—Dije cosas tan horribles sin moderación, también el que me hayas dado miedo, que te aparté más de una vez y te abofeteé, pero por lo que más quieras, Kacchan, te lo suplico... ¡Abrázame de nuevo! —Rogó en lágrimas. —¡Déjame refugiarme de nuevo en la persona que amo!

꧁_____꧂

La poca firmeza que le quedaba se estaba esfumado a pasos agigantados con cada segundo de silencio qué los acompañaba en medio de esa pesada lluvia.

La sensación de derrota era algo a lo que no se podía acostumbrar, pero esta vez ya no tenía idea de que hacer, también había dicho cosas hirientes, haciendo mención a Izuku de ser un asesino por mero impulso.

Odiaba cuando perdía la razón de esa forma, solía abrir la boca sin pensar en sus consecuencias y si pensaba que Izuku era duro con sus palabras, él lo era el doble.

Suspiró regresando la mirada al frente, se sentía tan decepcionado de si mismo, aunque ya había pedido perdón al menor por todo, sabía que quizá no era suficiente para hacerlo entender que todo lo que hizo fue por amor.

Sin embargo, había algo que Katsuki siempre cumplió al pie de la letra y era el no obligar a Izuku a hacer algo que no quería, durante esos últimos minutos el menor le había repetido un par de veces que lo dejara solo y que no quería volver a verlo. Los rechazos físicos fueron lo que le corroboraban qué el pecoso ya no lo amaba, pero, ¿era posible dejar de amar a alguien de un minuto a otro?

El rubio no lo sabía, era tan inexperto en el amor que lo hacía sentir como un idiota o un inútil qué no encontraba la manera correcta de sobrellevar una pelea.

La discusión qué se efectuó días atrás cuando detuvo al menor de quitarse la vida había sido algo parecido, pero lo que acontecía en ese momento iba mucho más allá qué esa discusión.

No le gustaba sentirse con el vacío creciendo en su pecho, ¿pero que más podía hacer si Izuku no deseaba su presencia? Caminó casi a rastras hasta que escuchó la voz de Izuku gritarle desde la distancia.

"Vas a meterte en problemas esto no está bien"

Katsuki frenó un momento su andar más no volteó a verlo, dibujo una leve sonrisa en sus labios ante ese comentario.

—Estuve en problemas desde el momento en que me enamore de ti, pero jamás me importo lo que pasará conmigo siempre y cuando tu estuvieras bien —

Murmuro retomando sus pasos mientras escuchaba repetidamente la misma pregunta. "¿Por qué?". Katsuki negó con la cabeza llegando al auto.

Izuku le gritaba qué no tenía caso evadir los cargos, que no sabían que hacer, el rubio apretó los labios en desacuerdo.

Con mucha antelación casi desde que supo que Izuku era el perpetuador de los crímenes, comenzó a idear un plan para ayudarlo, uno muy complejo y arriesgado en el que tendría que convencer de participar a un par de personas extras pero que si tenía éxito Izuku podría vivir libre.

La pregunta del por qué hacía todo eso por él llego finalmente haciéndole agachar la cabeza un momento.

—A estas alturas es obvio, ¿no crees?... Es porque te amo —

Respondió cabizbajo suspirando con pesadez. Se había anticipado a todo, incluyendo el escenario de ser descubierto por sus camaradas tal como había ocurrido ese día.

Tenía miedo de contarle el plan al menor y que este rechazará hacerlo. Era la última alternativa qué tenía para ayudarlo.

Suspiro cansado de nuevo y avanzó un poco más hasta tocar la puerta del auto para abrirla sentenciado qué ya no habría vuelta atrás una vez se subiera.

Dejar a Izuku era algo que le estaba carcomiendo vivo como un cáncer.

Las dudas de si estaría bien, que haría y si se volverían a ver lo invadieron.

Trataría de entorpecer la investigación, haría hasta lo último que estuviese en sus manos para evitar el arresto del pecoso.

Izuku era inocente, había matado a esos tipos por defensa propia, pero la ley no lo iba a ver de esa manera, sabía que le darían una condena no solo por eso si no por haber evadido la ley y por prostituirse siendo menor de edad.

La condena sería minina de 20 años pero no era eso lo que más le preocupaba si no el imaginar qué clase de cosas le harían al menor en la misma prisión.

Estaba llena de enfermos qué lo golpearían hasta romperle los huesos, peor aún, abusarían de él sin ningún pudor. La cárcel era un infierno para los chicos como Izuku, que no sabían cómo defenderse o pelear contra multitudes de al menos cuatros hombres.

Todo aquello sin mencionar el maltrato mental al qué sería sometido por los mismos guardias.

No podía ni imaginar que ese niño terminará allí. Por eso estaba haciendo lo impensable para evitarlo, aunque eso le costará su propio empleo.

Con esa determinación cerro los ojos para disponerse a subir al auto, pero justo en ese instante escucho el golpeteo de los pasos ajenos sobre el lodo hasta frenarlo de la ropa.

Sus ojos se abrieron amplios quedándose estático en su lugar a la expectativa de lo que haría o diría Izuku.

Cuando escuchó su voz exclamándole qué ya no podía seguir sin él su corazón latió con fuerza haciéndole abrir sus ojos aún más.

La confesión por parte del menor inicio, aclarando qué todo lo que le había dicho había sido más así mismo, en un intento mecánico de autodefensa qué le hizo creer que ya no lo quería ver.

Pudo notar el temblor de su voz, Katsuki apretó los puños ocultando la mirada entre su cabello totalmente mojado.

Sintiéndose culpable al reclamo de no haberme abrazado y en cambio haberle gritado.

La mirada de Katsuki viajo hacia el cielo, dejando que la lluvia callera directo en todo su rostro. Cerro los ojos pensando en que él había actuado igual o peor que Izuku, pero estaba confundido, asustado y nervioso. Se había dejado llevar por los impulsos desesperados qué sintió al oírle llorar momentos atrás. Jamás volvería a gritarle así era un nuevo pacto qué no rompería esta vez.

El ruego desesperado de que lo dejara pasar el tiempo con él y darle una nueva oportunidad para creerle fue algo que no estaba listo para escuchar.

"¿De verdad va a ser buena idea qué sigas a mi lado?... No soy bueno para ti, ni siquiera pude prevenir qué te atraparan"

Las voces negativas en su cabeza le avivaron la sensación de culpa. Por un lado, lo amaba y quería estar a su lado el resto de su vida costaste lo que costase. Pero por otro lado no quería volver a hacerle daño de ninguna manera, no quería volver a ver esos ojos verdes sin brillo mirándole con temor. Esa mirada y esa expresión se habían quedado sumamente arraigados en su mente y estaba seguro que lo atormentaría por un tiempo.

El agarré sobre su ropa se convirtió en un abrazo invasivo sobre su torso haciéndole contraer la cara en una compasiva sensación de tristeza.

El desesperado ruego de que lo volviera a abrazar acompañado de la mención de todo lo que le hizo salió a gritos llenos de llanto, por las que Katsuki intento hacerse el duro simplemente no podía resistir a oírle llorar, era su debilidad, tanto le hacía sacar de quicio como también, le doblaba el alma y le hacía sentir una cálida necesidad de protegerlo y reconfortarlo.

Sintió sus manos siendo tomadas por las ajenas sin romper la cercanía a sus espaldas. Por último, el ruego de dejarlo refugiarse en la persona que amaba fue todo lo que el rubio necesito para sentir como la pequeña flama qué luchaba por no apagarse volvía a tomar forma con firmeza.

"Entonces... Ya no me odias, ¿cierto?... ¿Puedo volver a tocarte?"

Pensó contrayendo su rostro en una mueca qué a simple vista parecería qué algo le dolía mucho, pero no se trataba de eso si no de la apacible tranquilidad qué regresaba a su alma con misericordia volviéndole a la vida y a sus cinco sentidos.

Despacio removió las manos de Izuku de su cuerpo para alejarse unos segundos dando un par de pasos al liberarse del agarre. Sin decir nada abrió la puerta del auto para alcanzar las llaves y encenderlo.

Fue entonces que finalmente se giró hacia Izuku mirándolo fijamente con una expresión relajada.

— Lo que paso hoy me hizo darme cuenta de varias cosas.... —

Empezó a hablar desde su lugar tomando su distancia con el menor que seguía llorando como un niño pequeño.

—En primera, conocí un lado de ti que puede llegar a ser realmente cruel, me sorprendió que me arrojaras el brazalete, me miraras con los ojos llenos de miedo y qué desconfiaras de mi —

Bajó la mirada hacia el suelo sacando la pulsera de su bolsillo. La había guardado cuando se había decidido regresar al auto.

—Me di cuenta que tiendo a dejarme llevar por las emociones... Eres la primera persona que de verdad amo sin límites así que ten paciencia. Estoy aprendiendo a manejar mis sentimientos... No fue nunca mi intención gritarte o ser tosco. Lamento si te hice sentir mal por eso —

Confesó resoplando, las manos le temblaron sintiendo hormigueos.

—Y es por ese mismo amor qué te tengo que debo irme y actuar rápido... —

Su voz tembló unos segundos y extendió su mano hacia Izuku.

— ... Pero no me iré de aquí sin ti —

Dibujo una sonrisa suave con mano esperando por el agarre ajeno, apenas sintió la suave sensación de la palma ajena contra la suya lo atrapó y lo jalo hacia él envolviéndolo en un abrazo agresivo lleno de necesidad y cariño.

Enterró sus dedos entre la ropa del menor arrugándola y oculto el rostro en la curvatura del cuello ajeno. Cerro sus ojos sintiendo como se humedecían de nuevo.

La resiliencia invadió su alma haciéndole romper en cortos y ahogados gimoteos junto a Izuku.

Todo lo que necesitaban era eso, un abrazo qué demostrará lo mucho que se querían, el lazo qué tenían era difícil de romper, ambos estaban tan aferrados el uno al otro qué era simplemente imposible vivir sin el otro.

—Lo siento, Izuku... Perdóname —

Confesó haciendo referencia simplemente a todo, desde el haberle ocultado la verdad de su empleo, el no haberlo podido salvar se Tomura, por el cómo le había gritado hacia un momento, por todo.

Llevo su mano a la nuca del pecoso para pegarlo a su hombro y que soltara todo lo que tenía acumulado. No lo juzgaría, lo escucharía en silencio.

Tratando de acompasar el temblor qué tenían debido a la fría lluvia qué para ese momento ya ni siquiera lo tenían presente.

—Te amo, para siempre —

Murmuro a su oído aun con la voz algo rota antes de separarse un poco y tomarlo por las mejillas contemplándolo con calma. Ahí estaba de nuevo, el brillo en los ojos esmeraldas qué siempre recordó, el niño frágil e ingenuo qué siempre acudía a sus brazos, no le negaría jamás el refugio qué tanto necesitaba. No le volvería a fallar jamás.

—No dejaré que vayas a la cárcel... Haré todo para protegerte como debe ser esta vez, lo prometo. —

Juro con seriedad antes de inclinarse invadiendo el espacio del otro, acercó sus labios a los ajenos sintiendo un suave roce y sus alientos chocar antes de unirlos en un prolongado y despiadado beso.

Lo apego contra su cuerpo rodeándolo por la cintura con fuerza, no quería dejarlo apartarse.

Había oído una vez, que las fases de una relación eran tres, la primera en donde la pareja se enamoraba y se sentía atraída físicamente donde todo era miel sobre hojuelas y no existía nada en su mente más que la otra persona, esa era la fase qué Katsuki vivió durante las primeras semanas después de conocer a Izuku por primera vez , la segunda fase era donde se conocían y comenzaban a convivir, Katsuki había tenido poco de eso debido a los tiempos qué ambos mantenían, pero había logrado llegar a la tercera fase, donde era lo más difícil, conocer el lado malo del otro, si se lograba superar la primer decepción y se superaba la crisis.

Katsuki idéntico haber pasado esa fase, pues ya había conocido el, pero lado de Izuku, ese lado oscuro donde su mente lo atormentaba y aun así siguió amándolo, a su vez, ahora Izuku había conocido parte de su lado malo y al parecer también lo seguía amando.

Tras la crisis de ese día, el rubio supo que esa tercera fase se había superado con éxito para dar paso a la verdadera fase importante de una relación.

El amor puro y apoyo incondicional tras conocer la peor versión del otro y aun así seguir amándose como el primer día.

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