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Promesa

Exhausto y apenas tomando compostura se permitió manipular con aquel par de brazos que extendieron encima de la cabeza para liberar sus manos. Cerró sus puños una y otra vez ansioso en el tramo que esperaba que las esposas desactivaran, tras escuchar el sonido mate abriendo dirigió rápido a rodear a Katsuki en un exigente abrazo y acarició su cabeza con un suspiro de alivio.

Se quedaron por un momento así, sintiendo el frenético bombeo de la sangre que estaba bajando un poco ante el descanso que se dieron, con el agradable sonido de alguna canción en el reproductor de música.

Se sentía en una nube con la tranquilidad que tenía, estaba dichoso en ese respiro luego de esa persistente salvaje noche. Trazaba círculos con la yema de sus dedos en la gran espalda de Katsuki liberando un ronroneo apacible, todo su mundo era correlacionado a estar con su amado la mayor parte del tiempo disfrutando momentos así, era su mayor ambición, el compartir una felicidad mutua.

Giró la cabeza en la almohada dejando libre acceso de su mejilla que fue besada una y otra vez encaminando hacia su boca, soltó una risita entre dientes por el cosquilleo que sentía con su cabello húmedo removido de la frente.

La sonrisa pronto se tornó nerviosa ante el comentario de una tercera ronda, no terminaba aun de reponerse y Katsuki ya quería más.

—¿Otra...? ¿Ya? —susurró sorprendido. —Es que... mis piernas ya no las siento.

Eso no se vio un problema para el rubio, el cual solo restregó que él haría todo el trabajo y solo se dedicara a gozarlo. Perplejo, Izuku fue girado sobre su eje dejándolo boca abajo sintiendo las caricias recorriendo su trasero.

—Tal vez deberías reponerte un poco más, ¿no? —Insistió mirando encima de su hombro con nerviosismo.

Sus caderas fueron levantadas un poco, escuchando a Katsuki resoplar en placer por la vista que tenía.

—¡¿En serio todavía puedes-...?!

Advirtió preocupado, sin embargo, pausó su comentario al enterrar el rostro en la almohada por la radical embestida que tuvo accediendo con facilidad por la humedad y dilatación de su entrada. Entre cada estocada sentía un líquido caliente y viscoso resbalar entre sus nalgas por los muslos.

Mordió la almohada agónico en el placer que no tenía descanso y apretó sus manos temblorosas en las fundas. El sonido de la habitación nuevamente fue invadido entre los jadeos y el sonido de las pieles húmedas chocando rítmicamente.

Un agresivo tirón desde el cabello en la nuca le hizo levantar la cabeza tomando bocanadas de aire con el rostro empapado en sudor, caliente y muy rojizo.

—¡Kacchan! —Gritó deleitado en las fervientes estocadas, ni siquiera parecía haber tenido un par de rondas anteriores.

Esa tampoco fue la última, pareciera que Katsuki no tuviera un límite cuando se trataba de poseerlo. Estando consciente de que esa podía ser la última noche en algunos meses no perdería esa oportunidad. Tomando tantas posiciones en la habitación, marcando cada trazo en su piel sin un ápice de piedad tuvieron una placentera noche.

Tras algunas horas fue cuando pudieron desistir, Izuku estaba completamente en blanco, desvanecido descansando en el pecho de Katsuki. Respiraba con cansancio y sus labios torpemente abiertos dejando caer un rastro de saliva sobre el torso donde recargaba una de sus mejillas.

La parte baja de su cuerpo tiritaba en espasmos, sentía sus rodillas adoloridas por algunas posiciones que forzaron, sus muslos ardían con rastros de apretones y mordidas al igual que las nalgas. Sus genitales ablandados ardían ante el estímulo continuo y su entrada goteando y resbalando por las curvas.

Restregó el rostro contra el tórax intentando tomar compostura, escuchó las palabras de Katsuki y sonrió con torpeza alzando la mirada.

—También te amo tanto... —suspiró con la pesadez de sus ojos al borde de caer dormido.

Parpadeó un par de veces ante el llamado, por el tono de voz serio de Katsuki alzó su cabeza tomando mejor atención.

La indicación de la orden de arresto ya era inevitable y se efectuaría mañana en la tarde fue suficiente para apartarle lo somnoliento. Abrió en grande los ojos y levantó su cuerpo empujándose contra Katsuki a pesar del abrazo que lo sostenía.

—¿Entonces esta fue nuestra última noche aquí...? —susurró con desilusión, ahora entendía porque su amado fue tan persistente con esa noche de sexo y no había dicho nada cuando llegó.

Inevitablemente apretó sus gestos con una mueca escuchando nuevamente las indicaciones que tenía que hacer para que todo saliera bien. Abrió lentamente los ojos asintiendo con una abrumadora resignación.

"No quiero hacerlo, pero es la única forma en que podría quedarme con Kacchan."

Izuku maldecía todos los antecedentes de arrastraba en la vida, tal vez en otras circunstancias pudo tener una vida más fácil con Katsuki, sin embargo, todas esas circunstancias fueron lo que lo inclinaron a conocerse y enamorarse. Levantó el rostro en dirección al techo apretando los dientes y en seguida resopló más calmado.

—Sí, haré todo lo que digas, esto va funcionar —dijo con una sonrisa afligido, confiaba en él pero existía un remanente de miedo a lo que podría suceder.

Notó a Katsuki levantar para alcanzarle el rostro con una aterciopelada caricia con la mano y pronto lo guió del brazo para acostarlo a su lado. Izuku tenía la mirada dispersa en pensamientos mientras escuchaba como el otro se escuchaba en confianza de que todo saldría bien y que intentara descansar el resto de la madrugada.

"No creo poder conciliar el sueño luego de esto"

Su cuerpo estaba cansado de toda la acción de anoche, pero su mente seguía trabajando ansioso de lo que se avecinaba. Fue rodeado por los gruesos brazos dejándose acomodar en ellos y su nuca sentía el cosquilleo de la respiración chocar.

Asintió en silencio con lo proclamado, que siempre lo iba a proteger de cualquier adversidad, lo reconfortaba al igual que preocupaba el tratarse de una carga que tal vez Katsuki no podría soportar en algún momento.

Cerró sus ojos intentando forzarse a encontrar un poco de sueño luego de todo lo sucedido, era complicado, pero con beneficio de los brazos del rubio envolviéndolo era un atenuante de todas sus angustias. Logró dormirse acumulando toda la fatiga que tuvo.

Horas después un llamado alejado que poco a poco subía el volumen y conciencia le provocó abrir los ojos lentamente, percibiendo frente a él la cálida sonrisa de Katsuki con la luz de la mañana tras de sí desde el balcón.

—Hola... —musitó con una sonrisa atolondrada mientras sus mechones eran removidos a recibir un beso.

Poco a poco recordó el día que tendría, por lo que desvaneció su sonrisa asintiendo a tener que empacar algo de sus pertenencias. Mordió su labio afirmando, gateó hacia la orilla de la cama apartando la sábana de la mitad de su cuerpo apreciando abiertamente las marcas que tenía en general.

La cadera estaba teniendo las consecuencias de la salvaje noche, estuvo tambaleando un momento al tomar asiento, giró su cabeza observando el desastre de habitación por lo que frotó su cuello incómodo de no tener oportunidad de poner algo de orden.

Inclinó con dificultad a tomar la camisa de Katsuki que portaba ayer y se la puso abrochando un par de botones para no pasearse descubierto en frío. La indicación de que le compró algunas prendas, pero no pudo enseñárselas le hizo avergonzar, fue encontrado tan indecoroso y necesitado encima de esa cama que el rubio desistió de algún comentario cuando llegó ayer.

Una vez que Katsuki fue hacia el baño a preparar la tina, Izuku avanzó a su recamara olvidada, abrió el armario sacando una maleta de mano con desgano, tendría que ser más limitado con lo que llevaría, por lo que miró las prendas colgadas tomando solo un par, luego hacia los cajones por otras prendas y sin dudarlo después avanzó hacia el escritorio tomando el único retrato que conservaba de Inko.

Bajó con cuidado los escalones por el entumecimiento que tenía en sus piernas yendo hacia la sala donde fue mencionado que había unas cosas para él, levantó sus cejas con sorpresa de ver las bolsas de compras. Hurgó en ellas con curiosidad tanteando lo que había en ellas, muchas prendas de buena calidad la mayoría de tonos sombríos y nocturnos.

El llamado desde las escaleras le hizo girar de reojo notando a Katsuki con una sonrisa entretenida admirando el panorama.

—Conociéndote... esperaba algo de lencería aquí —bromeó divertido recordando la primera vez que Katsuki le había regalado algo.

Metió la mayoría de las cosas en la maleta dejando solo afuera el conjunto que pretendía usar. Fue guiado al baño donde nuevamente volvió a desnudar de la única prenda mal abotonada que apenas cubría su trasero.

Fue un baño tranquilo sentado en la tina recargando en el torso de Katsuki, lavando su cabeza con shampoo, a lo cual intercambiaron turnos con Izuku girando un poco para frotarle el cabello y con una esponja el torso, podía quitar los rastros de sudor otras secreciones, pero aún persistían las marcas tenues contrastando con la palidez de la piel.

—Éstas se van a quitar en unos días, al menos ya no te van a insistir de detalles por lo que haces —siseó recorriendo con el índice ese cuello, deslizándose espuma jabonosa y reluciendo unas marcas.

Su jugueteo afable pausó al dirigir la mirada a la cicatriz del hombro y pronto recordó la que traía en el otro brazo mirando las puntadas vigentes cerrando la herida para cicatrizarla. Por inercia pasó saliva con una ávida angustia.

Extendieron su tiempo un poco más del que deberían en la bañera entre tibias caricias interpretando que sería la última en varias semanas.

Salieron de la bañera, Izuku recogió la toalla que le pasaron frotándola suave por su cuerpo algo adolorido por anoche, luego siguió a Katsuki sosteniendo su mano hacia la habitación donde dejó la ropa.

Se puso una camisa manga larga tonalidad gris, lo mejor era ir bien cubierto ocultando las marcas de Katsuki, encima de ello otra polera de color verde oscuro, unos jeans de mezclilla y unos zapatos deportivos rojos. Cuando estaba haciendo el nudo de la última agujeta escuchó el elogio de lucir perfecto que le hizo sonreír nervioso pero apacible.

—Entonces tienes buenos gustos —agradeció refiriendo a la ropa que se puso.

Quería aparentar estar todo bien, seguir la corriente con firmeza, sin embargo, no era para nada bueno en hacerlo, su angustia era evidente con los susurros repentinos que se daba a sí mismo afirmando una y otra vez que todo saldría bien. A pesar de no tener hambre la insistencia de desayunar algo ligero le hizo ir a la cocina, admirarla una última vez y sentarse en la barra con un plato de cereal con fruta.

Una vez comió más de la mitad del tazón desistía, le comenzó a dar nauseas con toda la ansiedad encima, fue a lavarse la boca y al salir del baño dio un último recorrido con nostalgia de ese lugar que fue su hogar por meses. Deslizó su mano por el barandal con melancolía volviendo a bajar.

Asintió con desgano a la pregunta de si ya estaba listo recibiendo un beso en la frente, posteriormente se puso la última prenda encima que era una sudadera gris.

—Llevo todo lo que necesito, las píldoras están... —susurró con desánimo tanteando el bolsillo de su pantalón sintiendo el pequeño frasco.

"Tengo miedo."

Su vista estaba dispersa mirando el vacío solo respondiendo de forma robótica todo. Se dio cuenta de la insistencia de Katsuki por hacerlo sentir seguro pero era complicado para lo que iban a afrontar, Izuku se puso la cachucha y no dejaba de pensar que si todo salía mal no solo él estaría en problemas, también arrinconaría a Katsuki a perderlo todo.

Aun así, era un riesgo que habían decidido tomar, por lo que no tenía porque dudar. La capucha fue levantada encima de su cabeza y sostuvo un rato la mano recargada a su mejilla frotando su pulgar encima con ansiedad.

Katsuki se había convertido en su todo, por lo que estar meciendo en una cuerda floja en perderlo le daba un pánico, frustrado en la idea de que sería de uno y de otro en caso de que fallara esto.

—Kacchan, te amo —recitó con una voz temblorosa con evidente terror.

Retiró la mano de su rostro para subir el cubrebocas que estaba colgando en su cuello, inclinó a tomar las correas de la maleta sobre un hombro mirando de reojo una última vez el interior de ese lugar para poner un lugar afuera de una vez.

Descendieron por el ascensor en camino hacía el auto de Katsuki, subió al copiloto poniendo la maleta en sus muslos y abrochaba el cinturón con torpeza. Dirigió su vista silencioso siguiendo la dirección del rubio al otro lado del coche, una vez llegando a su lugar y encendiendo el motor llevó una mano encima de la de Katsuki sobre la palanca de cambios sujetándola con fuerza.

Quería sentir el calor de Katsuki en todo momento, por mínimo que fuera, ya sea un sencillo enlace de sus manos podía recordarle su compañía. Apretó su mirada y encogió en hombros susurrando para sí.

—Todo saldrá bien, Kacchan y yo volveremos a vernos, todo será como antes y viviremos juntos —balbuceó tras el cubrebocas implorando a cualquier divinidad que así fuera.

El auto desvió de la ruta que usualmente presentaba para ir a su trabajo, iba hacia los suburbios donde Izuku vivía antes.

Abrió sus ojos recordando algo relevante.

—¿Estará bien ir? Hace bastante que dejé de pagar el alquiler, no sé si la casera del viejo edificio...

Escuchó la respuesta haciendo referencia de que por ordenes de cateo dejaron intacto ese cuarto esperando indicios suyos o hasta cerrar el caso. Izuku reclinó al asiento ladeando su cabeza hacia la ventana incómodo por ello.

Katsuki detuvo el auto un par de cuadras del domicilio, ahora es cuando debían ser tan discretos como fuera posible. El rubio bajó primero avanzando hacia el otro lado para abrirle, Izuku desabrochó el cinturón pensativo levantando la mirada hacia el rubio extendiendo un brazo.

Hurgó el bolsillo del vientre de la sudadera apagando el teléfono y dejándolo en la base atrás de la palanca de cambios.

—No debería llevarlo, cuando me encuentren no estaré alerta y lo podían tomar para revisar cosas, no quiero que vayan a revisar mi agenda o conversaciones... —refirió señalando con la mirada firme hacia Katsuki como la principal causa. —Me lo entregas después con lo demás.

Dejó la maleta en la base de los pies y se levantó saliendo del auto. Percibió a Katsuki con un gesto pensativo, como si intentara decirle algo más pero no encontraba las palabras adecuadas.

—Está bien, recuerdo todos los pasos, no tienes que repetirlos —sonrió débil frunciendo un poco el entrecejo mientras sujetaba el saco ajeno.

Acechó confundido de la mención de que ocupaba escucharle otra cosa, antes de despedirse, en ese momento le estaba solicitando algo más que provocó en Izuku helar la sangre.

Jadeó con horror y se tornó su gesto turbado. Retrocedió un par de pasos hasta chocar su espalda con la puerta del coche y negó su cabeza una y otra vez.

—No, eso no... —reprochó frustrado. —¿Cómo puedes pedirme que prometa algo como eso?

Katsuki se trataba de la principal persona que podía hacerlo llegar al cielo con dicha y felicidad, pero también lo hacía caer cruelmente hacia el infierno con esa realidad que dibujó en su mente, de si algo no salía bien tendría que seguir solo, avanzar por su cuenta e incluso buscar el amor con alguien más con una nueva vida.

—¡Kacchan! —Susurró silenciando su insistencia. —Aunque seas tú el que me lo pidas no voy a prometer algo así, ¿crees que podría seguir el ritmo de la vida sin ti? No quiero... ¡No quiero!

Comenzaba a tornar una rabieta casi al nivel de un niño pequeño en un berrinche, Izuku levantó sus brazos sosteniendo con frustración el saco del otro y con la cabeza cabizbaja hacia el suelo entre ellos.

—¡No insistas, no voy a decirlo! —Quejó apretando la mirada con fuerza indignado.

Al escuchar como el otro desistió con evidente inconformidad, resopló entristecido serpenteando sus manos hasta dirigirlas a la espalda y abrazarlo. Recargó la mitad de su rostro ladeado a su torso.

—No seas cruel pidiendo algo como eso... —sollozó casi al borde del llanto por la idea que se remarcó en su mente.

Suspiró afligido sintiendo las manos del otro frotando su nuca cubierta y rodeando su tórax con fuerza.

—No me importa que pueda ser una posibilidad, ¡Nunca lo voy a decir! ¡No lo voy aceptar! —restregó con un sollozo frustrado.

Izuku consideraba eso de muy mal augurio, le daba tanto pavor que esa probabilidad estuviera encima de su vida fructífera de amor leal con Katsuki.

—Te veré en la tarde, cuando despierte y pueda abrazarte... besarte de nuevo, ¿de acuerdo? —Determinó levantando el rostro de su escondite, dirigiendo una mano a descender por un momento el cubrebocas para besar los labios.

Un beso prolongado que no querían cortar pero poco a poco ambos se empujando despacio.

—Ten mucho cuidado también...

Subió el cubrebocas cubriendo hasta sus pecas y dando un último beso con ello puesto. Una vez hecho eso avanzó por la banqueta frotando la manga de la sudadera a su rostro para secar las lágrimas que asomaron de sus ojos mirando por unos cuantos metros a Katsuki hasta dar media vuelta y tomar su sendero entristecido.

"No puedo creer que pretenda que haya una posibilidad donde debería abandonarlo..."

Cerró sus ojos por breve momento negando la cabeza, tenía que erradicar ese mal augurio. Observó con mayor detenimiento los autos estacionados o cualquier persona que no reconocía por ahí, logró pasar desapercibido hasta llegar a su piso por las escaleras.

Miró con amargura la fachada del edificio, a simple vista todo lucía sin novedades. Inclinó hacia la macetera cerciorando que la llave seguía ahí, todo lucía normal a simple vista, no obstante, Izuku desde el momento en que vio las plantas de adorno percibió como estuvieron hurgando lo más mínimo. Era obvio que todo fue registrado, hasta esa llave que intentaron dejar en la misma posición que acostumbraba.

Encajó la llave en el cerrojo y la giró, empujó la puerta encontrandose con un cuarto olvidado y lleno de polvo en los muebles.

Caló el interruptor de luz viendo que la energía estaba disponible, cerró la puerta avanzando por el entorno bajando el cubrebocas y la capucha.

El sitio no tenía indicios de allanamiento por la policia, aun así recordaba muchas cosas acomodadas fuera de lugar, todo fue registrado sin pudor.

Estrelló ambas palmas de las manos a su rostro voceando un grito ahogado para sí mismo.

—¡¡Aghhhh!! ¡No quiero hacerlo! —Chilló con miedo.

Deslizó sus manos fuera del rostro y mordió su labio inferior, el miedo lo estaba carcomiendo y esa despedida amarga con Katsuki no le ayudó en nada a sentirse mejor.

No tenía otra alternativa al haber aceptado, por lo que arrojó la cachucha de su cabeza a la cama con molestia.

—¿Por qué todo tiene que ser tan complicado cuando se trata de mí? —Apretó sus dientes con impotencia. No había ningún recuerdo fácil en su vida en algún mérito.

Los antecedentes penales y esa agobiante deuda estaban encima de sus hombros cansados, lo único que lo mantenía en cordura de seguir ahí era Katsuki y nada más, ¿cómo se suponía que iba a avanzar sin él? Eso era absurdo.

Esa mañana se dedicó a limpiar el lugar, sacar el polvo y rastros de olvido. Ese escritorio lleno de libros ordenados e inconclusos, desechó todo lo que en el frigorífico se había conservado encerrado tanto tiempo, abrió un poco las persianas dejando entrar algo de iluminación natural.

Al estar frotando el suelo con un cepillo para limpiar recordó el rastro de sangre que trajo a casa cuando ocurrió lo de Chisaki y frunció el ceño molesto acelerando el movimiento del cepillo contra el vitropiso. Todas las calamidades que tuvo fue por la desdeñosa deuda que ni siquiera tuvo más indicios de hostigamientos con llamadas, esa era otra cosa que lo estaba preocupando, nunca habían demorado tanto en querer rastrearlo luego de ignorar sus amenazas.

Al terminar de limpiar no salió de casa, no quise comer nada, tenía el estomago con solo ese cereal que ni apetito tuvo para complementar. El resto del día se dedicó a dar vueltas en circulos en ese pequeño departamento sobrepensando como concluiría todo eso, ni siquiera pudo comunicarse con Katsuki para cerciorar como iba todo desde su lugar.

El sol comenzaba a bajar en el crepúsculo, Izuku miró la hora en el reloj de pared que tanto le gustó a su madre cuando lo compró, aun estaba con baterías activas dando el tiempo de las 5:25 pm. Caminó hacia la cocina tomando un vaso de cristal y llenandolo con agua purificada del grifo, tomó asiento en el pequeño sofá y sacó el pequeño frasco de su bolsillo observando ambas manos ocupadas con un gesto indiferente y unos ojos sin brillo.

"Son seguras, ¿no? Tienen que serlo, una persona profesional se las dio a Kacchan, no es como esa droga que Tomura no se contuvo en darme una y otra vez..."

Su entrecejo poco a poco arrugó deformando una mueca en sus labios.

"No es lo mismo, no es lo mismo"

Se decía a sí mismo con las manos temblando.

Dejó el recipiente con agua en la mesa y abrió el frasco sacando dos pastillas de coloración rosácea.

—Son dos, todo estará bien si sigo las indicaciones...

Miró nuevamente el reloj de la pared asegurando la hora y se llevó con todo el valor posible las pastillas a la boca y bebió medio vaso de agua.

Se quedó varios minutos en su misma posiciones acechando cualquier cosa que sintiera. Levantó una mano extrañado abriendo y cerrando su palma.

—Realmente no siento nada extraño, estoy seguro que me dijo que eran dos... —levantó el frasco agitando las otras que estaban dentro con un ruidito de sonaja.

Esa sensación normal culminó ante un repentino golpeteo en su pecho internamente, era su propio corazón. Izuku torció en su asiento apretando su pecho con su mano y soltando el frasco que cayó al suelo regando el resto de las pastillas.

"¿Qué es esto? ¡Duele mucho!"

El aire poco a poco sentía que no llegaba a sus pulmones, su garganta estaba cerrando, ansioso intentó levantar a tomar el resto del agua pero el sentido del equilibrio no le carburó adecuadamente ya, por lo que tumbó el vaso fragmentandolo en el suelo con el agua esparcida.

La vista se le estaba poniendo en blanco, intentó volver a reclinar la espalda al sofá pero su cuerpo se hizo tan pesado que lo hizo caer contra la mesa y después al suelo boca abajo. Se había golpeado una sien en la esquina que le abrió una herida brotando algo de sangre impregnandose en el cabello y su piel.

Sus ojos cerraron lentamente oscureciendo su vista y con un último suspiro agitado, ni siquiera sentía el dolor por el impacto anterior, ladeó el rostro con una mejilla pegada al suelo.

"Si todo sale bien... lo primero que veré es a Kacchan..."

Su cuerpo quedó inerte en el suelo impregnando algunos cristales pequeños contra la gruesa sudadera, su piel rápidamente por la ausencia de circulación empezó a palidecer como un cadáver y una espuma fermentó en su boca saliendo en sus labios entreabiertos hacia el suelo.

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Cientos de veces había dejado su casa, pero esa mañana en especial habla un sabor amargo, no solo por el hecho de enfrentarse cara a cara con lo que el destino fuese a hacer con ellos si no también por ver a Izuku tan nervioso, podía notar claramente el miedo en la tremula voz que le recitaba un "Te amo" con incertidumbre.

Katsuki respondió sonriendo con tranquilidad al menos la que podía y acaricio suavemente la mejilla de su novio para entonces finalmente tomar camino hacia el auto en donde le abrió la puerta y posterior tomo su lugar.

Al encender al auto sintió la tibieza del tacto del menor sobre su mano, escucho apenas los balbuceos que Izuku se daba a si mismo. Katsuki suspiro correspondiendo el tacto con sus dedos acariciando la palma del otro.

Katsuki se fijo todo el tiempo a su alrededor para percatarse y asegurarse de que nadie los mirará o los siguiera. Así que cuando subieron al auto y se puso en marcha rumbo al viejo edificio donde vivía el menor miró por los espejos retrovisores y todo parecía en orden.

Ambos estaban más que nerviosos, pero el rubio no lo dejaba salir tanto, ya no había vuelta atrás y estaba decidido a afrontar lo que sucediera. Estaba dispuesto a luchar por Izuku y su libertad costará lo que costara.

Tratando de mantener esa aura fuerte y relajada en el exterior. Manejó rápido hasta llegar a la antigua zona de residencia del pecoso. Parecía que el tiempo se había detenido en ese lugar pues apesar de los meses seguia exactamente igual.

Escucho a Izuku indicar si sería buena idea ir debido a que ya no había puesto un pie en ese lugar desde hacía meses y la rentera Podría no dejarlo entrar.

Katsuki encogió de hombros y suspiro.

— Tu viejo departamento tiene orden de cateo y vigilancia, nadie lo ha ocupado y los policías vienen seguido a verificar el lugar. Podrás entrar sin problema —

Indico con una leve mueca incomoda pues a ambos no les gustaba esa idea. A Katsuki siempre le pareció de mal gusto las órdenes de cateo pero era parte del protocolo en casos muy difíciles tal como era el de Izuku y su "Desaparición".

Estacionó un par de cuadras lejos del edificio, ser cauteloso era primordial para que ningun vecino los viera llegar juntos.

Katsuki gruñía mentalmente pues deseaba poder acompañarlo hasta el apartamento pero sería imposible.

Bajó del auto y camino hacia la puerta del menor para abrirle despacio. Notando que el chico dejaba su teléfono en el auto.

—Si, en realidad te lo iba a pedir. La maleta te la daré cuando te lleve al aeropuerto. No debes llevar nada que pueda ser sospechoso —

Indico sonriendo suave ante la inteligencia del pecoso. Caminaron unos metros mientras su mente se llenó de la necesidad de repasarle los pasos del plan. Sabía que Izuku ya los había aprendido de memoria. Pero aún así necesitaba rectificar. Además se ello la inevitable separación momentánea habia llegado y con ello la despedida hasta verse de nuevo en la tarde.

Katsuki sabía que la próxima vez que viera a Izuku estaria inconciente y sin casi nada de pulso. el simple hecho de imaginarlo le revolvía el estómago y le causaba una inquieta sensación de tristeza.

Había también esa necesidad de oír que Izuku le prometiera que estaría bien pasará lo que pasará. Katsuki conocía la manera de trabajar de los detectives y si por algún motivo eran descubiertos, no habría piedad para ninguno de ellos. Suspiro deteniéndose un momento y apretó las manos tomando aire para formular las palabras que tanto le costaria decir.

—Aguarda un momento Izuku hay algo que debo pedirte — Indico firme pero la angustia no pudo evitar ser reflejada tras la mirada granate.

—Se que todo esto es muy difícil para los dos, se que tienes miedo... Pero necesito que me prometas algo — Indico acercando al menor para verlo de frente y tomar sus manos.

—Porfavor si algo malo ocurre el día de hoy y debes huir sin mi no lo pienses y hazlo. No dejes que te atrapen. — Su voz se notó algo temblorosa, quería imaginar que todo estaría bien pero el ver todas las posibilidades incluyendo las malas lo atormentaban.

—Prometeme que avanzaras sin mi, haras una nueva vida e incluso... Enamorate de nuevo no quisiera que estes solo, promete que harás eso y serás feliz aunque no sea conmigo —

Se quedó quieto observando la descolocada reacción del chico, al notar que se había molestado por sus palabras no dijo nada tan solo bajó la mirada cerrando los ojos a su respuesta infantil y adolorida. Cómo esperaba Izuku no sería capaz de entenderlo en ese momento. Lo importante que era para él saber que es estaría bien pasará lo que pasará.

—Yo solo quiero saber que estarás bien, que serás capaz de seguir ade—

No terminó de hablar pues Izuku interrumpió gritándole que no podría prometerle nada de eso. Que sin el no sería capaz de seguir el ritmo de la vida.

Katsuki nego con el rostro afligido notando lo alterado que Izuku se había puesto.

Paseo la mirada por los alrededores cerciorando que nadie los escuchará.

Sintió el fuerte agarre sobre su saco y miro con tristeza al pecoso que parecía haberle afectado demasiado sus palabras.

—Izuku solo quiero lo mejor para ti —

Murmuró sintiendo el abrazo y la insistencia en no decir nada de parte del otro. Parecía ser que sus palabras lo habían herido y ante ello el rubio le miró fijamente con una expresión lastimosa. Abrió la boca para hablar pero la cerró de inmediato al oír al menor hablar primero diciéndole que jamás le prometeria nada de lo que pedía pero no fue eso lo que le hizo sentir una pequeña punzada en su pecho si no el que le llamara cruel.

No supo que más decirle o si tenía caso tratar de decir algo, pues realmente quería saber que el chico sería capaz de seguir por si solo en el peor de los casos y verle actuar de esa forma y oírle decir todo aquello le había hecho bajar su esperanza más no por ello iba a dejar de amarlo.

Se quedó quieto en silencio solo escuchando el resto de sus palabras notando cómo este comenzaba a sollozar luchando por no romper en llanto. Parecía ser que todo el buen ambiente y toda la confianza que él chico había desarrollado hacia el se había esfumado en tan solo segundos. Katsuki lo miro unos instantes antes de abrazarlo con fuerza para calmarlo un poco. No había tiempo para discutir.

Acarició su cabeza con mimo después de todo Izuku era como un niño pequeño. Frágil e inocente. Katsuki sabía que debía ser cuidadoso con sus palabras pues conocía la manera en que el menor tendia a sobre pensar las cosas.

—Izuku... No era mi intención lastimarte, únicamente pienso en todos los escenarios posibles y en el peor de los casos si por algun motivo llegase a fallar algo y no podemos estar juntos quería saber que serias capaz de seguir delante sin mi.—

Le dijo con voz tranquila mientras con una mano frotó con cariño la espalda del otro.

—No hay nada en el mundo que desee más que estar junto a ti pero ambos sabemos que todo puede ocurrir, Si crees que fui cruel hazlo... Pero eso es lo mas importante para mi ahora. Tu bienestar a futuro —

Le dijo desde lo más profundo de su corazón con voz más baja y algo ahogada. Apretó al menor con un poco mas de fuerza.

— si por algun motivo o capricho del destino algo no sale como lo planeamos y debes irte sin mi. Lo más importante para mi es que seas libre y estés bien. Debo estar seguro de que no te vas a rendir. —

Por algún motivo sentía que debía oír esas palabras de su parte para sentirse tranquilo pues si él menor se daba por vencido tan fácilmente no tenía caso hacer todo lo que estaban haciendo. Sin embargo solo recibió una respuesta fría indicando que se verían en cuanto todo haya pasado.

Con una sensación que le sofocaba el pecho no dejaba de mirar al pecoso mientras le veía acercar para besarlo. Por mucho que intentará hacer entender al menor no lo lograría así que se trago todo lo que tenía que decir por primera vez en su vida y correspondió el beso en silencio tratando de disfrutarlo lo más que le fue posible. Era un sabor distinto al usual. Era doloroso.

"Esta bien. No busques a nadie mas, si no quieres no te obligare pero en ese caso espera por mi."

Pensó con un poco más de calma pero una sensación hueca en el pecho y amarga le atacó al separar sus labios.

—Lo tendré, te amo Izuku —

Le dijo finalizando con una leve sonrisa caída para acercarse y cerrar los ojos ante el sutil beso sobre los labios con el cubrebocas pero antes de que Izuku marchase le tomo de la mano y saco la pulsera que le habla regalado con el símbolo del infinito.

—Guarda la pulsera como una promesa de que pase lo que pase, estaré contigo y si nos tenemos que separar es mi promesa de que te buscaré y volveré a estar junto a ti. —

Le dijo acomodando la pulsera al menor.

Luego suspiro y le soltó despacio para que se fuera. Lo observó hasta perderse al otro lado de la acera.

Ahora el tiempo corría y era oro. Por lo que rápido se dirigió hasta la estación de policía y al llegar antes de que alguien le mirará se dirigió a la morgue para buscar a Mina quien ya estaba también preparando todo para la escena del crimen "falsa". Creando los documentos de la falsa defunción y la plancha en donde tomaría las fotografías para el expediente.

— ¿Todo está en orden?— Le preguntó a la chica quien asintió sonriendo con confianza.

— Tu tranquilo y yo nerviosa, todo está bien, le recordaste que solo deben ser dos píldoras media hora antes ¿cierto ?—

Preguntó la pelirosa mientras seguia atenta al ordenador, Katsuki sonrió asintiendo y suspiro para dirigirse a su oficina en donde luego de unos minutos Kirishima y Denki llegaron para darle los últimos informes sobre el caso.

— No hay ningún dato más. Sigue desaparecido —

Dijo Denki mientras dejaba una carpeta en el escritorio y Katsuki suspiró con una sonrisa interna.

— Es bastante listo... Pero no se den por vencidos. Con la orden de arresto dada ayer Iremos a dar una última revisión a su apartamento, a las 6 quiero que estén listos. Si no lo encontramos entonces enviaremos una fotografía a nivel nacional y saldrá en los noticieros de todo el país —

Dijo el rubio con seguridad y los chicos asintieron para luego irse.

Las horas pasaron y Katsuki miraba el reloj a todo momento sintiéndose ansioso. Esperar no era uno de sus fuertes y menos sin poder comunicarse con Izuku para saber si estaba bien.

Estaba entre la espada y la pared y no podía hacer nada, espero tratando de distraerse aunque le era casi imposible.

Suspiro de alivio cuando finalmente llegó la hora. Tomo sus cosas y salió de la oficina llamando al par de chicos y al equipo que los acompañaría para salir del lugar y subirse a las camionetas blindadas. Cuando había una orden de arresto la seguridad de todos los elementos era importante.

Katsuki río entre dientes imaginando que clase de cara pondría el menor si fuera capaz de ver el semejante grupo armado hasta los pies que iba en contra de un simple chico de 18 años pequeño y adorable.

Conforme el camino acortaba, el rubio comenzo a sentir el palpitar de su corazón acelerar con nerviosismo apretando el volante con más fuerza aunque su rostro parecía mantener una expresión neutral. Eso no paso desapercibido para Kirishima que iba al siento del copiloto.

El pelirrojo no entendía por qué después de que habían acudido al departamento tantas veces sin encontrarlo, Katsuki pensaba que está ves lo encontrarían. Cómo si el lo supiera.

El pelirrojo suspiro sin decir nada y miro por la ventana sin dejar de pensar que Katsuki ocultaba algo.

— No creo que esté aquí ya que hemos venido decenas de veces, ¿no es mejor que ya informen a nivel nacional para que vigilen las fronteras? Quizá huyó del país — Dijo Denki pero Katsuki se encogió de hombros.

—Nunca está de más seguir intentando —

Dijo saliendo del auto, kirishima se mantuvo en silencio todo el tiempo y eso a Katsuki no le cuadraba pues el siempre decía tonterías o hablaba de mas. Le parecía extraño que se mantuviera tan serio.

Estacionaron afuera del edificio, el sonido y luces de las patrullas alertaron a todos los vecinos que curiosos asomaban por las ventanas o las puertas para ver qué ocurría.

Katsuki y los demás bajaron del auto, subieron las escaleras hasta llegar afuera del departamento.

—Parece como si supieras que estará alli. No te había visto tan confiado otras veces que hemos venido Bakugo, ¿Como sabes que está adentro?—

Murmuró Kirishima con una ceja en alto. Katsuki detecto el sentido de la pregunta de Krishima no lo engañaba, debía tener cuidado con su respuesta. Quiza entre más simple era mejor. Era mera psicología.

—Tengo una corazonada eso es todo, pero si sospechas de mi es mejor que lo digas en mi cara —

Respondio con una sonrisa ladina haciendo que el pelirrojo se mordiera la mejilla con algo de pena.

La casera les alcanzó preocupada.

—Disculpen, mire que el inquilino que buscan llegó esta mañana, los vecinos y yo hemos estado vigilando que no se fuera —

Indicó la anciana y Katsuki agradeció con una venía para luego mirar a Kirishima .

—¿Vez? Tenía una fuerte corazonada... Ahora vamos por él —

Caminaron rapido hasta estar afuera del departamento, el rubio llamo a la puerta con varios golpes fuertes haciendo temblar la madera.

—¡Somos la policía, Izuku Midoriya si estás allí sal a entregarte!—

Grito sin recibir respuesta mientras los demás veían y esperaban atentos a cualquier detonacion pues el historial criminal de Izuku les había hecho creer que era un experto de las armas de fuego.

— ¡Al fin vamos a arrestarlo!—

Dijo Denki con emoción y Katsuki le hizo señal para que guardará silencio y entonces abrio la puerta de una sola patada que rompió el picaporte, Kirishima y Denki entraron corriendo en pose defensiva con armas en mano al igual que Katsuki.

El lugar estaba oscuro, el aroma a humedad y polvo llegó a sus narices de inmediato obligándolos a arrugar el entrecejo.

El rubio miraba buscando al menor con el corazón a mil por hora hasta que la voz de Denki en la sala principal indico haberlo encontrado.

Katsuki y kirishima se desplazaron veloces hasta llegar a la ahora nueva escena del crimen.

—¡No puede ser!, Carajo —

Maldijo Kirishima al ver el supuesto cadáver del pecoso.

Katsuki abrió sus ojos conmocionado por la mera imagen que su cerebro tuvo que procesar. Sabía que sería impactante pero no imagino cuánto dolería ver a su amado "muerto" aunque fuera ficción.

Sobre el suelo estaba Izuku aparentemente sin vida, boca abajo con el vaso de cristal fragmentado a su alrededor. No evitó sentir una punzada en el pecho al verlo de esa forma. Aún así dejo que primero lo revisara Denki quien se acercó y tocó el cuello del menor abriendo sus ojos con sorpresa y luego miró al otro par de policías negando con la cabeza.

— Si, esta muerto... Esto estaba junto a él.. Parece ser algún tipo de píldoras, a simple vista diría que se suicidó —

Dijo Denki. Katsuki y Kirishima se miraron mutuamente. Kirishima tenía una expresión confusa y Katsuki fingía estar igual de sorprendido.

—Oh esperen, creo que está pudo haber sido la casa de muerte — Denki acerco a mirar el lado de la cabeza que estaba en el suelo notando el golpe y la sangre seca que había dejado una mancha en el suelo y en su piel. Katsuki le volteo a ver arrugando el entrecejo.

— ¿De que mierda hablas? ¿Fueron o no las píldoras? — gruño Kirishima.

—Hay sangre aquí creo que— Explico Denki pero antes de poder seguir dando su teoría Katsuki corrió y le empujó tomando lugar para revisar.

Esta ves le fue difícil seguir manteniendo su faceta neutral. Descomponiendo su rostro en una mueca anonadada repleta de horror.

Parpadeo un par de veces tratando de calmarse y llevo sus dedos a la yugular para tomar el pulso. No pudo detectar nada.

"¡¡No me jodas!!"

Pensó sin despegar sus dedos tratando de sentir algún indicio de vida mientras los otros observaban confusos.

"¡¿Que carajo Izuku?, ¿Por qué mierda tienes esa puta herida?! No... Maldición esto no era parte del jodido plan"

Su mente se estaba volviendo un caos. Desenfocado su vista, pensando en miles de cosas que pudieron ocurrir. Desde lo más lógico que era un golpe en la cabeza al caer inconciente o hasta la idea dolorosa de que Izuku hubiese decidido dar marcha atrás y rendirse como aquella ves en la habitación cuando estuvo a nada de morir.

Fue entonces que sintió muy leve el pulso de Izuku era lento y muy débil, no era buena señal. Miro hacia la mesa de centro notando una ligera abolladura en la esquina. Entonces entendió lo que ocurrió con más claridad. Aclaro su garganta retomando un poco el control que perdió por un momento después de saber que había un suave pulso en su amado.

—El estaba sentado alli tomando esas drogas... Cuando su corazón se deruvo... Soltó el vaso lo que explica el vidrio roto en todo el suelo y cayó en esta dirección golpeando su cabeza contra la esquina de la mesa lo que causó la herida y la perdida de sangre, creo que ha sido el golpe la principal causa de muerte —

Indico explicando su versión de los hechos logrando convencer a los demás.

— Denki toma las fotografías de la escena, llamaré a los forenses para que vengan por el cadáver. —

Dijo Katsuki alejándose a la cocina para llamar a Mina. Se llevó el teléfono a la oreja sosteniéndolo con su hombro y encendió un cigarro, necesitaba relajar sus nervios.

—Mina, estamos en la ubicación que te envie, encontramos el cadáver del criminal necesitamos que vengan por él —

Indicó en la llamada, la chica obviamente sabía que era la señal para moverse y tras un "Voy para alla" la llamada finalizó.

Entonces regreso a la sala exhalando el humo del cigarro notando como kirishima se acercó y le arrebato el cigarro de las manos.

— Oye... ¿Que mierda te pasa Idiota? —

Bramo molesto pero el pelirrojo no lo miro si no que se dirigió al cadáver del pecoso y se inclino descubriendole la piel del antebrazo y sin ninguna misericordia apagó el cigarrillo en la blanca piel del pecoso.

—Hey, ¡¿que diablos haces?! dejalo—

Grito Katsuki mirándole con ojos bien abiertos y acercándose para quitarle el cigarro que ya había dejado una fuerte quemadura, Denki ya estaba afuera del apartamento y Kirishima le regresó la mirada con una leve sonrisa.

— Solo me aseguraba de que estuviera realmente muerto — respondio el pelirrojo sin ningún arrepentimiento.

—¡¿Que mierda te pasa? No puedes hacer eso. Su cuerpo es evidencia! —

Le recriminó al pelirrojo quien se encogió de hombros y tras un "lo siento" salió de la sala con una sonrisa extraña. Katsuki no dejaba de sospechar que la actitud del pelirrojo era por lo mucho inusual a la de siempre. Volvió la mirada hacia el pecoso en el piso y suspiro profundo.

"Tranquilo conejito... Ya casi termina"

Pensó en silencio aguantando las ganas de acariciar el rostro del pecoso, le preocupaba el golpe en la cabeza y la sangre perdida, esperaba que no fuera a dejar alguna repercusion. Aunque no había estado en el plan había sido un buen plus sin querer para convencer más al departamento de policía.

Tras un suspiro tomo asiento en el sofá esperando a Mina para iniciar con la fase 2 del plan. No volvería a alejarse de ese cuerpo inerte en el suelo por nada hasta que no llegara ella.

Fue cuestión de algunos cuantos minutos para que Mina finalmente llegara junto a otro par de chicos, uno de cabello negro y otro mas de cabellos ondulados de tonos violeta.

Al llegar la chica se puso un par de guantes blancos al igual que los otros chicos y tomaron algunas fotografías del cadáver y la escena así como de la casa. Ellos llevaban su propio expediente aparte del de los detectives.

Katsuki miraba atento cada acción de la pelirosa así como de sus ayudantes quiénes tras tomar las fotografías metieron una camilla metálica con ruedas posicionandola al lado de pecoso.

— Sero ayúdame a levantarlo —

Pidió la chica al pelinegro quien asintió y entre el y la chica movieron el cuerpo inmóvil del pecoso para subirlo a la camilla metiendo su cuerpo en la bolsa mortuoria negra sin cerrarla aun. Mina suspiro leve sintiéndose algo más tranquila por lo bien que parecía estar muerto el chico pero al notar la sangre en la cabeza y la quemadura en el antebrazo miró a Katsuki con una ceja en alto.

— ¿Y esto?—

Siseo la chica y el rubio se cruzó de brazos señalando al pelirrojo con la mirada.

— Fue Kirishima, lo quemó con un cigarro, esta actuando extraño. La herida en la cabeza creo que fue un accidente.—

Respondió y la chica bajo la mirada preocupada. Sin embargo debía seguir y llamó al resto de detectives en turno para que se reunieran frente al cadáver antes de que se lo llevarán.

— Hemos terminado, llevaré el cuerpo a la morgue y comenzaré con la necropsia, es más que evidente que fue una sobredosis, ya se habrán dado cuenta de las pastillas y el alcohol que estaba junto a él. Katsuki te enviaré el reporte en cuanto termine, nos vamos —

Dijo Mina para entonces cerrar la bolsa mortuoria y trasladar el cuerpo del menor hasta afuera.

La gente ya estaba reunida cerca por el morbo y la curiosidad observando como bajaban la camilla con el cadáver dentro de la bolsa y principalmente por que las luces de la sirena de las ambulancias no dejaban de sonar.

Una vez que subieron al menor a la camioneta se pusieron en marcha de vuelta a la fiscalia Mina quien viajaba en la parte trasera junto a Izuku abrió la bolsa de un costado haciendo un agujero para que pudiera respirar.

Katsuki, Denki y Kirishima se quedaron en el estacionamiento de aquel edificio viejo unos momentos. Al llegar habría mucho papeleo por hacer.

— No puedo creer que este muerto.—

Dijo Denki con un semblante entristecido.

— Bueno, suele pasar en varios asesinos. Es un patrón clásico suicidarse después de haber matado a alguien —

Respondió Kirishima mientras encendía un cigarrillo.

— Si...¿Quien diría que ese chico se terminaría matando eh?, ¿Tu que opinas Katsuki? —

Le dijo Denki mirando al rubio quien solo suspiro y se encogio de hombros también.

—Supongo que ese chico... No tenía nada en este mundo por el que quedarse. Después de todo si lo vemos desde su perspectiva no tenía familia ni amigos... Estaba solo —

Respondió el rubio mirando fijamente a un punto invisible y ambos chicos se quedaron serios meditando esas palabras.

—En fin ya no hay más caso que resolver. Informaré de todo a Aizawa y ustedes tómense el resto del día hicieron un gran trabajo en este caso. Los veré mañana. —

Dijo Katsuki y Denki sonrió amplio festejando que tendría el resto del día libre. Kirishima solo asintió y ambos se retiraron.

Katsuki espero a que se fueran para entonces dirigirse a su auto y rápidamente condujo hasta la fiscalia.

Pudo notar la camioneta de Mina ya estácionada y cerrada lo que quería decir que el menor ya estaba dentro de las instalaciones. Movió el auto hasta la parte trasera del edificio justo cerca de las compuertas donde solían entrar los autos de las funerarias para trasladar los cadáveres del anfiteatro. Tal como Mina le había indicado.

Bajo del auto observando cuidadoso que nadie lo viera y se dirigió directamente a su oficina, a su correo ya estaban las fotografías que Mina había tomado en el apartamento pero faltaban las fotografías falsas de la autopsia.

"¿Por qué se está retrasando? Se supone que ya debía estar todo listo para enviar el expediente a Aizawa e irnos... Joder"

En ese momento recibió un mensaje de texto de la chica al abrirlo su rostro palidecio por lo que decía.

"Tenemos un problema, ven rápido"

El corazón de Katsuki latió frenético desfigurando su rostro con dolorosas muecas. Pensó lo peor sintiéndose tan pequeño como un insecto que era aplastado por algo cruel y sin piedad.

Negó con la cabeza y negándose a aceptar que el plan empezaría a fallar a partir de ese momento. Con cuidado pero a prisa se dirigió hasta la morgue mirando siempre a su alrededor para saber si alguien le miraba o le seguía pero parecía ser que todo el mundo estaba ocupado en sus propios asuntos.

Al llegar abrió la puerta notando como Mina ya tenía al menor completamente desnudo sobre la plancha fría de metal tomaba las fotografías nerviosa al punto de que temblaba su mano.

Katsuki se acercó sin perder la vista de su amado en aquel lugar aún dormido. Tragó saliva de oír lo que sea que Mina tuviese que decir.

— Perdón me está temblando mucho la mano y apenas termine de tomar las fotografías además—

—¡¿Esa era la emergencia?! ¡Maldita sea casi me matas de un puto susto!—

Interrumpío Katsuki y Mina le indico que guardará silencio pues alguien podría oírlos.

— Bakugo... Necesito que te relajes y escuches hay otro problema, No despierta, para esta hora ya debería haber despertado... —

Explico la chica haciendo que el rubio se quedará estatico en su lugar.

—¿Que estás tratando de decirme?. ¿El está bien o no? — cuestiono furioso sintiendo que todo su mundo se le derrumbaba en un segundo.

La chica encogió de hombros nerviosa.

—¡No lo se! Ya intenté despertarlo y hasta use algunos medicamentos y no funciona... No se que está pasando si no despierta su pulso se detendría y moriria—

Explico la chica sintiendo el fuerte agarre de sus manos sobre los hombros que comenzaron a zarandearla.

—¡Tu me diste esas píldoras. Se supone que debes conocer sus efectos! Si el no despierta juro que voy a matarte —

Bramó fuera de si ante el pánico y la angustia de imaginar que podría perder a Izuku. Su pecho palpitaba fuerte y rápido lleno de pánico. La chica se encogió en su lugar asustada y el rubio la soltó al dárse cuenta de que estaba perdiendo el control.

—Lo siento es solo que... Yo no puedo perderlo... No puedo —

Murmuró ahora con la voz rota acercándose a la plancha mirando a su querido pecoso. Tomo su mano con ambas suyas y la llevo a su frente angustiado.

—Despierta Izuku... Por favor despierta no me dejes — imploró inclinando y ocultando el rostro en el pecho ajeno logrando sentir luego de unos segundos como sus cuencas ardieron amenazando con derramar lágrimas sin importarle que Mina lo viera aunque estaba preocupada acomodando sus ropas tras el forcejeo y se acercó despacio hacia ellos entristecida.

—Vamos Izuku abre los ojos.— hablo la chica con suavidad acariciando el cabello del pecoso quien sorpresivamente comenzo a reaccionar soltando un par de débiles quejidos.

—¡Esta despertando!— Exclamó Mina aliviada y Katsuki al igual que ella suspiro aliviado aferrándose más a la mano del menor.

— Tardará unos minutos en retomar bien la conciencia... No tenemos tiempo deben irse —

Indicó Mina pasándole una sabana blanca de muchas que tenían ahí mismo para cubrir los cuerpos y la bolsa con la ropa y la pulsera del menor.

— Cubrelo, su cuerpo no debe enfriarse, su cabeza seguía sangrando un poco así que le he puesto algunos puntos, deben tener cuidado para que no se abran. Supongo que eso es todo. —

Dijo la chica con una sonrisa y el rubio suspiro asintiendo un poco más relajado.

—Gracias por toda tu ayuda Mina. Sin ti esto no hubiese sido posible —

Sinceró Katsuki a la chica que se sonrojo un poco y negó con la mano.

— Solo hago lo que creo correcto pero ten cuidado ¿esta bien?. Sean muy cautelosos. Enviare las fotos y el acta de defunción a tu correo y al del jefe para que cierren el caso mañana mismo —

Dijo la chica mientras veia como Katsuki tomaba al chico con cuidado envolviendolo en la sabana y lo cargaba en sus brazos listo para irse.

Mina salió primero para ver si no había moros en la costa, y tras su señal Katsuki salió rápidamente por la puerta destinada para huir, con cautela y siempre alerta se dirigió al auto para abrir la puerta y acomodar al menor sobre el asiento trasero dejándolo acostado, acomodandolo con la sábana y dejando la bolsa de ropa a un lado.

Noto como poco a poco los ojos de Izuku retomaron suavemente mirándole fijo con un suave brillo.

—Ahi estás... Estaba tan preocupado joder... — murmuró inclinando para besar la frente del menor y luego su mejilla.

—Funciono... Ya nos vamos — sonrió dulce haciendo referencia a qué el plan había sido un éxito aunque un no debía cantar victoria pues todavía faltaba lo más importante. Hacer que Izuku escapara de la ciudad.

Cerro la puerta y se dirigió al asiento del piloto cuando la voz de Kirishima le hizo quedarse completamente estático. Se giro para verlo salir de su escondite detrás de uno de tantos autos estacionados en ese lugar, lo había seguido de regresó y espero allí hasta verlo salir. Katsuki se giró despacio sintiendo una gota de sudor frío bajando por su nuca.

"¡¿Que hace este idiota aquí estuvo siguiéndome?! Imposible, no había nadie cuando llegue"

Pensó apuñando las manos para ver al pelirrojo directo a los ojos con firmeza.

— Bakugo. ¿Qué llevabas ahí? Pensé que estarías en la oficina reportando todo —

Escupió el pelirrojo de forma ácida mientras se acercaba al rubio mirando de reojo al auto pudiendo notar por la ventana al chico aún un poco adormilado, frunció el ceño inmediatamente.

— ¿Qué haces con el cuerpo de Izuku? No dijiste que era evidencia? Te meteras en serios problemas si robas ese cadáver. A menos que...— Hizo una pausa sarcástica sonriendo victoriosamente.

— No esté muerto y todo haya sido un engaño ¿En qué andas Bakugo? —

Kirishima saco su arma de su costado dando varios pasos atrás y apunto al rubio quien estaba más que tenso por la situación que ahora enfrentaba. Por un momento pensó que Kirishima estaría de su lado pero confirmo que no sería así al ver el arma apuntándole.

— Dejalo Bakugo o tendré que arrestarte aunque seas mi superior rompiste la ley —

Advirtió Kirishima sin dejar de apuntar a Katsuki quien suspiro y negó con la cabeza sonriendo leve, ya no tenía escapatoria. Había sido descubierto y no tenía nada que ocultar o mentir.

—Supongo que tendré que ser un prófugo entonces — respondió afilando la mirada.

—Siempre supe que algo no cuadraba desde la noche del primer asesinato de Midoriya... Tu estuviste protegiendolo siempre. Eres un sinvergüenza Bakugo —

Reclamó Kirishima pero el rubio tan solo suspiro sonriéndole con calma

—Si que eres listo después de todo bastardo, no espero que entiendas lo que hice y el por qué lo hice. Nadie podría entender lo que él y yo tenemos —

Explico el rubio prácticamente confesando a las afirmaciones de Kirishima mirandolo de forma suplicante y señalando a dónde estaba Izuku.

— Te daré dinero, te subiré de rango, haré lo que tu quieras pero no me delates, no nos obligues a separarnos. por favor te lo pido como amigo y hermano Kirishima —

Rogó Katsuki con voz temblorosa, Kirishima trago saliva, la oferta era tentadora pero era fiel a su juramento como policía y con un semblante entristecido negó con la cabeza empezando a temblar haciendo sobar un leve traqueteo en el arma que sostenía.

— Lo siento mucho Bakugo quedas arrestado, no te resistas o tendré que dispararte, guarde el secreto cuando me dijiste que estabas enamorado de él pero hacer esto ya es demasiado —

Katsuki bajó la mirada y suspiro profundo, no podía dejarse arrestar y que todo acabara así. Aún tenía una meta por cumplir y esa era dejar a Izuku a salvo aún a costa de su propia vida como le juro meses atrás.

— Dispara entonces, prefiero eso a dejarme arrestar y no haber luchado por darle una vida mejor a este chico —

Aseguro Katsuki para entonces darse la vuelta y aunque su pecho latía a mil por hora abrió la puerta del auto confiando en que Kirishima no tendría las agallas para dispararle. Pero antes de poder subir, el sonido sordo del arma activando se hizo presente.

Katsuki sintió el impacto en su hombro derecho salpicando el cristal de la ventana del auto con la sangre y un ardor creció de forma instantánea.

Arrugó el rostro en una mueca dolorosa pero no le hizo detenerse, no lo vencerían tan fácilmente, se inclino un poco mas metiendo la pierna al auto y en ese momento un segundo disparo se hizo presente en su costado izquierdo haciéndolo jadear.

"Ese maldito hijo de perra"

Pensó apretándo los labios y respirando agitado. Mientras Kirishima le pedía que se entregará.

Kirishima temblaba, y las lágrimas recorrían su rostro, sabía donde disparar, no eran zonas letales como para matarlo pero sí para hacerle el suficiente daño como para inmovilizarlo, apuntó ahora a su pierna izquierda que aún estaba afuera del auto pero no disparo tan solo apunto a forma de amenaza en cambio el rubio le miró con una mueca de dolor y furia, un par de gotas se sudor ya bajaban por su frente a la par que la sangre ya mojaba su ropa, entre jadeos sacó su propia arma y apuntó al pelirrojo también quien comenzo a llorar aún más negando al no querer disparar por tercera vez a su amigo.

— Basta, basta ya Katsuki Bakugo, no me obligues a tener que... —

Dijo el pelirrojo mientras apuntaba ahora al pecho del rubio, su protocolo era que si un oficial era amenazado tenía el derecho de matarlo en defensa propia y Kirishima lo sabía, tenía el derecho de acabar con Katsuki quien ya era un traidor para la policia. Aunque sus manos temblaban y le dolía en el alma estar hiriendo a su amigo de esa forma.

Con la emoción a flor de piel, Katsuki se debatía si debía disparar al pelirrojo, por aluna razón podía notar como este temblaba parecía flaquear a pesar de estarle amenazando con dar un tercer disparo.

Ambos se miraron fijamente, Kirishima mordió sus labios, tenía miedo por Katsuki era mejor que confesara todo, se entregará y tratar de encontrar una solución a que fuera un traidor y prófugo junto a ese chico.

—¡ ¿De verdad vas a sacrificarlo todo por ese chico? ¿Es tan importante para ti que no te importa arriesgar tu propia vida?! No seas idiota. ¡Esto es una locura!—

Gritó el pelirrojo esperando que el otro pudiera retractarse. Sin embargo Katsuki lejos de darle la razón, asintió firme mientras llevaba su mano a su costado para tratar de detener la hemorragia.

—Lo es... Él es muy importante para mi y hago todo esto porque lo amo como no tienes una puta idea —

Confesó con voz temblorosa entre jadeos por el dolor de los dos impactos. Kirishima hizo una expresión de lástima, nunca entendería como es que Katsuki había llegado amar tanto a alguien para llegar a ese grado. Sin embargo la voz del pecoso llamó la atención de ambos.

Katsuki se giro notando que el menor se movia pero antes de que pudiera reaccionar sintió como el pecoso le arrebato el arma y en menos de un parpadeo una bala impacto contra la oreja de Kirishima quien grito y dejó caer su arma para llevarse ambas manos a la herida.

Katsuki se quedó helado en su lugar, todo había pasado tan rápido que se había aturdido, los jalones y la voz del menor le hicieron reaccionar, entonces sintió su pecho latir con adrenalina y temor, rápido cerró el auto y se echo a andar haciendo quemar la llanta en el arranque frenético del auto.

Kirishima rápidamente trató de incorporarse y tomó el arma para disparar al auto en movimiento logrando solo dar a la parte trasera hasta que los perdió de vista, entre suspiros de adrenalina el pelirrojo bajo el arma y se quedó mirando fijamente hacia donde los había visto irse, negó con la cabeza y las palabras del rubio resonaron en su cabeza de nuevo.

"Hago esto por qué lo amo"

— Desearía que jamás hubieras conocido a ese chico Bakugo. —

Murmuró preocupado sabiendo que ahora debía iniciar una agobiante persecución corrió a su patrulla y la encendió para seguir por el camino donde se habían ido.

Por otro lado Katsuki se mantenía firme con las manos sobre el volante, su rostro estaba contraído en una mueca de dolor y sudor frío pues la bala en su costado se había quedado adentro, creandole un terrible dolor que le hacía jadear.

Su mente estaba en blanco, no pensaba en nada más que no soltar el acelerador, habían bajado a la autopista más cercana y la voz del menor parecía sonar como si fuera un eco y su mirada parecía perderse al frente únicamente.

—Tranquilo. Estoy, bien, debemos ir al aeropuerto —

Respondió en un leve momento en que decidió respirar y mirar al menor por unos segundos antes de volver la vista al frente y seguir conduciendo pues iban a una velocidad peligrosa.

—No te disculpes, aún no hemos perdido, me iré contigo a Hokkaido está noche. Volaremos juntos. El plan cambio —

Hablo con más calma entre quejidos. Tenía que tratar de mantener su cordura, pues tenía demasiados sentimientos encontrados. Debía pensar rápido en un plan B aunque el dolor en sus heridas no le dejaban pensar del todo claro. Solo sabía que no quería separarse de Izuku.

Ya estaba comenzando a oscurecer por lo que se le hacía más difícil ver con claridad, su vista se nublaba entre pequeños instantes sintiendo que cerraría los ojos pero luchaba por no rendirse. Fue entonces que el sonido de una explosión les puso en alerta seguido el tambaleó del auto entre maldiciones al aire logró frenar antes de perder el control del auto por el desvalance obligándolo a salir del camino.

Algo había hecho reventarse uno de los neumáticos traseros. Quiza un vidrio o algun clavo tirados en la carretera.

Apago el auto y se recargo un segundo sobre el volante tomando aire para luego sostenerse con fuerza el costado llenándose la mano de sangre.

—¿Estas bien?... Parece que perdimos el neumático — Miró al pecoso con el rostro ligeramente perlado en sudor y sus cejas un poco fruncidas pero con una suave sonrisa en sus labios.

—Lo siento, varias cosas han salido mal. Pero no podemos rendirnos. —

Le dijo con algo de esfuerzo por no cerrar sus ojos. Estaban varados en medio de la nada y el hospital más cercano estaba a kilómetros de distancia.

A su lado se podía ver tan solo una bonita playa y del otro lado nada más que campos de trigo amarillento, al frente solo se percibía la infinita carretera.

El rubio sentía un nudo en la garganta y un vacío en el pecho por haber terminado así, no tanto por él si no por haberle fallado a Izuku. Sin el auto sus opciones se habían agotado.

Quería ser libre a su lado, quería vivir junto a él. Pero ahora todo era borroso.

—Debemos caminar no podemos quedarnos aquí —

Le dijo con calma mientras salía del auto entre quejidos se quitó el saco para ponérselo al menor encima pues este estaba aun semidesnudo, se había logrado poner los pantalones y la ropa interior junto a los zapatos pero nada en el torso.

—Vamos, no debemos detenernos. —

Le dijo tomándolo de la mano para comenzar a caminar un poco lento por sus heridas. Ya no tenía un plan. Solo tomo las cosas necesarias y la maleta de Izuku.

Se acercó a el para tomarle del rostro y limpiarle las lágrimas que tenía sobre estas. Inclinó para besarlo con calma sintiendo que la cabeza le estaba dando vueltas. Separó despacio mirandolo a la luz del crepúsculo. sonrió débilmente con los labios temblorosos y oculto el rostro en el cuello del menor.

—Lo lamento conejito... Mi plan falló, no logré hacer que fueras libre —

Dijo entre sollozos ahogados abrazándolo con fuerza y temblando por primera vez de miedo. Derramo lagrimas sobre el hombro de su amado con amargura e impotencia. No sabía cuánto tiempo les quedaba hasta que los alcanzarán.

Pensó en que quiza podrían pedir un aventon a algún auto que pasará por la carretera pero se veía totalmente vacía.

Se separó unos segundos limpiando sus lágrimas con el antebrazo. Lo único que sabía era que no debían quedarse quietos. Quizá solo era su instinto de supervivencia pero debía hacer algo.

—Hay que caminar, vamos...—

Pidió acariciando la mejilla del pecoso, seguido apoyo su brazo en la espalda ajena y caminaron despacio a la orilla del camino por lo menos medio kilómetro hasta que el rubio sintió un agudo dolor que le hizo doblegarse y caer de rodillas al suelo y escupiendo sangre por la boca.

—Tranquilo... Estoy bien —

Murmuró entre jadeos para luego notar un brillo de colores rojo y azul a sus espaldas que se acercaba poco a poco. Puso reconocerlo de inmediato, eran las luces se la sirena de una patrulla.

Afilo la mirada y volteo hacia atrás notando que se acercaba hacia ellos. No tenía la sirena puesta pero si las luces.

Entonces no supo que hacer, no tenían donde esconderse ni a dónde ir. Se sentía realmente derrotado y acorralado esta vez. Lo único que pudo hacer fue levantarse del suelo con esfuerzo, tambaleándose para ponerse frente a Izuku de manera protectora extendiendo su brazo como barrera .

—No dejaré que te lleven. Mantendré mi promesa —

Le dijo firme notando que cuando la patrulla se detuvo a unos metros de ellos era la voz de Kirishima la que se oía por el alto parlante y que les indicaba no oponerse al arresto. Se giro un poco hacia atrás para ver al menor y le sonrió suave.

—Te amo Izuku, eres lo mejor que me ha pasado en la vida y siempre te voy a amar... No olvides eso nun... —

No pudo terminar de hablar, el sonido de un disparo más fue dirigido directo a su pecho haciéndolo caer al piso de forma estrepitosa, no había dado en el corazón pero si cerca de zonas vitales.

— Lo Siento Bakugo... No hagas las cosas más difíciles y entreguense —

Dijo el pelirrojo de pie apuntandoles notando que el pecoso quiso acercarse a auxiliarlo.

—Alto Izuku... tus manos arriba. No te muevas o le voy a disparar de nuevo —

Advirtió el pelirrojo, Katsuki por su parte se retorcía por el dolor jadeando y gruñendo quejándose mientras intentaba incorporarse de nuevo, un mareo lo atacó pero no se daría por vencido.

Se levantó con un esfuerzo descomunal acompañado de un grito furioso y estiró uno de sus brazos protegiendo al pecoso una vez más. Dejando perplejo a Kirishima.

—Vete, yo me encargaré. Tienes que irte ya — le dijo mirándole fijamente aunque parecía que estaba a punto de caer inconciente.

—¡ Anda.. hazlo, corre! —

Le grito casi en un ruego al menor mientras trataba de no desmayarse por la pérdida de sangre y el dolor que le atacaba.

Kirishima miraba y oía todo desde su lugar, sin dejar de apuntar, sin duda era algo que jamás pensó llegar a ver en el rubio.

Proteger a alguien a costa de su propia vida, comenzó a pensar en que todo ese asunto estaba llegando muy lejos.

Ya no quería herir más a su amigo, ver las lágrimas en el pecoso le oprimió el pecho y la tremenda fuerza de voluntad que tenía el rubio con tal de no desmayarse por mucho que se notaba la agonía que su cuerpo estaba sufriendo.

— Esto tiene que terminar, ya no puedo seguir con esto —

Pensó el pelirrojo mientras bajaba el arma. Katsuki por su parte ya no pudo resistir, por más que lucho, su vista se nubló y cayó inconciente por el sobreesfuerzo de soportar tres balas en su cuerpo. Lo había llevado al límite.

Kirishima se guardo el arma y suspiro profundo llamo a una ambulancia la cual llegaría en unos minutos. Dejó la patrulla para acercarse a ellos sin embargo al oír la voz del menor se freno en seco pues este le gritaba que no se acercara pero el resto de sus palabras habían sido cortantes y afiladas como cuchillos, se quedó quieto solo observando como el menor hablaba y le pedía perdón al rubio, llorando y besándolo, se notaba un genuino amor entre ambos y eso le hizo sentir culpable.

—Escucha Izuku, Katsuki y tu trabajaron juntos con ayuda de terceros y rompieron la ley, ¿Tienes idea de que le harían a Katsuki?. No solo iría a la cárcel, serían varios cargos, ser cómplice de un suicidio falso, encubrir a un asesino, eso lo haría cómplice de tus crimenes aunque no fuera así. Él ya no saldría de la cárcel nunca —

Le decía mientras sin más espera tomó las manos del menor y las llevó hacia la espalda para esposarlo.

— Sabias que katsuki correría todos esos peligros sólo por estar contigo y aun así no te alejaste. Decidiste meterte más en su vida, involucrarlo con tus problemas y ahora ambos están jodidos. —

Le echo en cara obligándolo a ponerse de pie.

—Mina envió el correo de información falsa al jefe, así que cuando te vean vivo no solo van a destituir y encarcelar a Katsuki, también a Mina. Por tu culpa dos personas mas irán a la cárcel. Jamas debí llevar a Katsuki a ese burdel así el no te hubiera conocido y nada de esto hubiera pasado —

Le dijo de forma ácida levantandolo y jalando lo a tirones hacía la patrulla para meterlo en la parte trasera y cerrar la puerta con seguros.

— Quedas arrestado Izuku Midoriya, por los cargos de homicidio en contra de Chisaki Kai, Tomura Shigaraki, así como huir de la ley y prostitución —

No pudo terminar de hablar, pues se pudo oír la voz del rubio llamando su nombre, se giro para ver hacia Katsuki y quien parecía haber despertado de nuevo aunque muy débil.

—No... No lo hagas Kirishima... Te lo ruego — Murmuró mientras trataba inútilmente de incorporarse por lo que sólo comenzó a arrastrarse en el piso.

—El no merece ir a la cárcel... Por favor dejalo ir —

Le rogó estirando su brazo para alcanzar el tobillo del pelirrojo y este al notar como el rubio a pesar de todo seguía firme a ayudar a ese chico no evitó apretar los labios y sentir que sus ojos se humedecian.

— ¡Deja de decir estupideces! Es demasiado tarde para fingir que nada paso, lo que ustedes planearon e hicieron tiene cargos enormes —

Dijo el pelirrojo con dolor en su corazón y el rubio solo sonrió para levantar la cabeza un poco y poder verlo a los ojos.

—Ya te lo dije... Lo amo. —

Respondió sin dudarlo y Kirishima solo apretó los ojos negando. Una aparte de él sentía que debía ayudarlo, pero otra sentía que estaba mal. Estába confundido.

Katsuki miró al pecoso desde su lugar a través del cristal de la puerta de la patrulla y noto que algo le estaba gritando, no podía oírle bien pero ya se imaginaba que cosas le decía por lo que solo negó con la cabeza mirándole a los ojos fijamente, a esos ojos verdes como esmeraldas que le habían gustado detrás de su máscara de conejo y sonrió de lado.

Kirishima les miró con lástima y entonces no pudo seguir, sabía que era lo correcto legalmente pero moralmente sabía que estaba separando a dos personas que lo único que habían hecho era amarse.

Chasqueo la lengua inconforme por lo que estaba pensando hacer. Se debatía en la mente entre ayudarlos o entregarlos.

Al final decidió que sólo por esa vez y por esa situacion tan delicada optaría por dejar libre a Izuku y no diría nada, pero no le diría eso a Katsuki ni al mismo Izuku, trataría de darles por lo menos una pequeña lección por lo que siguió con su faceta firme hasta que la ambulancia llegó.

— Primero te van a curar esas heridas y luego iras a prisión. Lo siento Katsuki, este fue el camino que elegiste —

Le dijo al rubio mientras los paramédicos bajaron rápido para revisarlo entonces lo subieron a una camilla, ese fue el ultimo momento en que el rubio estuvo conciente pues nuevamente perdió el conocimiento esta vez para ya no despertar en un muy buen rato. La última imagen que su cerebros proceso fue a Izuku golpeando la ventana de la patrulla, llorando sin dejar se verlo a los ojos y sin poder oír lo que le gritaba.

Los labios de Katsuki se movieron antes de quedar inconciente formulando un "te amo" que espero que entendiera.

Kirishima había aprovechado cuando lo subían a la camilla para sacarle las llaves de sus bolsillos aunque el rubio no se había dado cuenta. Y mientras veía como se lo llevaban las guardo en sus bolsillos.

Tras ver cómo la ambulancia se alejaba el pelirrojo suspiro y entonces volvió a la patrulla, esta tenía una división de metal y una rejilla que dividía la parte trasera de los asientos delanteros, al entrar solo dejó las llaves a su lado y encendió el auto.

— Ahora tú... Prepárate por qué, no será lindo. Estarás encerrado en una celda provisional en la estación de policía mientras se prepara tu juicio y después iras al centro de detención por el resto de tu vida —

Le advirtió mientras conducía rumbo a la estación de policía, sin embargo tras un largo camino de casi 25 minutos, al llegar a la estación la paso de largo y desvío el camino tomando el rumbo esta vez hacia la zona residencial donde vivía el rubio hasta que llegaron al complejo de grandes edificios estacionandose en el cajón de estacionamiento del rubio. Bajo del coche y quitó el seguro a las puertas para sacar al pecoso.

— Date la vuelta. Rápido —

Le ordenó para entonces quitarle las esposas y alejarse un poco de él metiendo las manos en sus bolsillos. Le arrojó las llaves de la casa del rubio y suspiró.

—Se lo que estas pensando, ustedes dos me hicieron arrepentirme al último momento. Pero no quiere decir que todo será miel sobre hojuelas.—

Advirtió mirándole a los ojos.

— Te dejare libre y no delatare a Katsuki, pero hay una condición. Debes irte, no puedes estar más en Tokio, por tu propio bien y el de Katsuki, quédate está noche en casa y vete mañana o cualquier otro día —

Suspiro desviando la mirada al piso. Mientras sacaba su cartera y hurgo tomando un par de billetes grandes .

— Toma es dinero suficiente para un boleto de avión. Tu decides a donde iras, ese ya no es mi problema. Sobre Katsuki, él estará en el hospital unos dias, más vale que ya no estés aquí para cuando el regrese —

Le dijo al final para solo suspirar y darle la espalda para volver a subir a la patrulla.

— Suerte. Me temo que debo agradecerte por hacer que ese idiota se volviera mas humano. —

Le dijo finalmente sonriendo un poco para entonces irse antes de que alguien le viera ahí.

꧁_____꧂

Un ambiente vacío, frío y en la nada con una niebla perpetua era lo que desglosaba a Izuku en general, no estaba en vida ni en muerte. El cuerpo apenas mantenía las funciones primordiales con un débil bombeo del corazón que abastecía lo mínimo.

La piel fría y pálida, incluso con una coloración azulina en la punta de los rígidos dedos y los labios resecos, sus párpados cerrados estaban sombríos con la imagen siniestra de alguien que no volvería a despertar por la muerte que le acobijó.

Poco a poco los sentidos volvieron, el zumbido de voces distorsionadas con gritos en un sitio cerrado que después suavizaron aun sin reconocer que se trataba. El olfato invadió con fuerte olor etílico y otras cosas nauseabundas como formol, similar a lo que una vez casi fue obligado a aspirar de un pañuelo. El tacto estaba rescatando información de la temperatura enviándola a su sistema central, con la fría plancha metálica donde estaba acostado y un peso caliente cayendo en el torso con un calor contrastando al resto del cuerpo.

—Nngh... —fue lo único que pudo formular con la sequedad de la garganta.

Completamente adormilado intentó abrir los ojos, sin embargo, la intensa luz blanca en el techo le lastimó las pupilas que apenas asomaban e inmediato volvió a cerrar la mirada en suavidad.

"¿Qué... estaba haciendo? ¿Dónde estoy?"

Se formuló entre esa densa neblina mental que buscaba dispersar y volver a tomar conciencia. No tenía el control motriz aún para considerar mover un dedo. Empezó a sentir el frío, su cuerpo apenas lograba restablecer su circulación adecuada dándole la coloración sana a la piel.

Con los ojos cerrados y las voces distorsionadas solo le quedaba asumir lo que sucedía en el entorno con el tacto descompuesto, algo alargado lo cubrió desde los pies hasta los hombros y su cuerpo fue levantado terminando de envolverlo.

"El frío está desapareciendo, ¿por qué...?"

El cuerpo era algo inerte y fácil de movilizar, Izuku apenas soltaba algunos ruidos inentendibles de su boca intentando tomar conciencia. Minutos después de algunos ruidos extraños, su cuerpo dejó de sentir el movimiento siendo puesto en un sitio tranquilo y acolchado.

Percibió que la iluminación de afuera no era tan fuerte como antes, por lo que abrió despacio y precavido sus ojos apenas asomando, poco a poco los extendió más al visualizar una silueta familiar que intentó enfocar, llenando de fulgor sus orbes verdes. Los labios restregaron una torcida sonrisa adormilada al notar quien se trataba.

—... Ka-... —Susurró débil sin lograr completar su mención.

"Es cierto. Hoy iba ser la tarde en que renunciaría a mi identidad"

Relamió sus labios intentando carburar palabras de manera adecuada, sintiendo el calor de los besos en el rostro.

"¿Estuviste llorando?"

Notó las comarcas de los párpados rojizos en Katsuki preocupándole la causa y pensando que fue un fracaso el plan.

—¿Cómo... salió todo?

Miró con sus ojos entreabiertos a la persona cerca que le acariciaba el cabello, no lograba entender del todo la respuesta por la distorsión insistente en los oídos, pero al ver la parsimoniosa sonrisa y lograr leer un poco sus labios entendió que todo fue bien.

Sintió un último beso en la mejilla antes de que el rubio apartara y cerrara la puerta quedando él recostado en el sitio cubierto en la sábana.

"¿Qué seguía? Nos vamos a separar por unas semanas y luego..."

Intentó recordar lo que continuaba en el plan principal. Ya tenía una mejor coloración de la piel siendo un rosáceo pálido en lugar del amarillo. El frío había atenuado por la mejoría de la circulación y con ello también pudo captar otras sensaciones, entre ellas el dolor. Un ardor en la boca del estomago como consecuencia de las pastillas que consumió y no haber comido nada más gran parte del día, el dolor insistente de la sien derecha encima de la ceja, recordaba vagamente haberte golpeado antes de terminar en el suelo de su departamento, pero había otro ardor que aquejaba uno de los antebrazos, era pequeño e insistente como quemadura.

Parpadeó un par de veces adormilado observando el techo de auto, nuevamente escuchó un par de voces en una conversación ajena logrando entender muy pocas cosas.

"¿Qué está pasando? ¿Quién está hablando con él?"

Intentó articular sus falanges queriendo tomar motilidad debajo de la sábana para tomar compostura pero su cuerpo aún no acataba sus órdenes como deseaba.

"¿Quién está contigo, Kacchan?"

Logró girar un poco el cuello con el peso de la cabeza hacia la parte de los asientos delanteros con cansancio, pero con ello se dio un impulso en querer girar los hombros también.

Un fuerte sonido cercano lo hizo paralizar de sus temblorosos intentos, reconocía muy bien el detonante de pólvora por un balazo al haberlo experimentando tan cerca un par de veces. Sus ojos fue lo único que giró hacia arriba ensanchandolos con horror de ver sangre salpicada en el cristal.

"¿Qué pasó...? ¡¿Qué pasó?! ¡¡KACCHAN!!"

Su cuerpo entró en un sistema de alarma los remanentes de sus traumas a esas situaciones, el impulso de adrenalina le sometió a querer forzar su cuerpo a trabajar a pesar de no estar en las condiciones adecuadas.

Percibió como Katsuki intentó adentrar al auto, pero de nuevo se escuchó el estruendo de un disparo cerciorando que su amado lo recibió al ver como su cuerpo respingó con un quejido entre dientes.

Izuku tembló en su lugar con la mirada despavorida sosteniendo parte de su peso con las manos al asiento.

"¡¿Quién lo está lastimando?!"

El fuerte retumbar de las últimas dos balas irónicamente fue el indicativo que necesitaba su cuerpo en despertar, estaba logrando percibir el entorno y escuchando las advertencias de una voz que reconoció.

"¡Tengo que levantarme! ¡Debo ayudarlo!"

El entrecejo arrugó con desilusión por haber confirmado que se trataba del oficial Kirishima Eijiro, aquel contundente hombre que lo llevó a declarar y registrar las huellas dactilares, pero sobre todo, sabía que era un allegado muy especial de Katsuki.

Apretó los labios oyendo a Kirishima refutar la locura que estaba haciendo Katsuki sin creer que todo era a causa de ese chico. Miró desconcertado desde la ventana salpicada como no paraba de apuntarle al rubio.

"Yo le pregunté lo mismo varias veces y él siempre..."

Izuku conocía la respuesta, pero eso no exoneraba que le doliera ser la circunstancia que tenía a Katsuki contra la espada y la pared. Escuchó como el rubio sentado en el área del piloto con una pierna aún afuera sacó el arma de su funda levantandola contra Eijiro.

"No, Kacchan, si lo haces él..."

En los labios de Izuku escapó un jadeo con terror de ver como el arma de Eijiro cambiaba señalando desde la pierna al medio del torso de Katsuki.

"¡...Te va matar!"

En un frenesí de pánico y horror de imaginar ver a Kirishima detonar el arma directo al corazón de Katsuki, Izuku impulsó a levantarse y en medio de los asientos atravesó la mitad de su cuerpo enredado en la sábana intentando cubrirlo consigo mismo.

—¡Ya no lastimes a Kacchan! ¡No lo hagas!

Exclamó ensordecido en sus ideas buscando algo para contraatacar, por lo que en el momento de disturbio de ambos sujetó el arma en mano de Katsuki intentando arrebatarla, pero solo consiguió movilizarla de su primer angulo y empujando su índice encima del ajeno sobre el gatillo disparando.

Giró de reojo hacia el exterior notando haber impactado al pelirrojo que encorvó llevando sus manos a la oreja que gorgoteaba sangre. Retomó con miedo hacia Katsuki que estaba en blanco sin reacción por ver a Eijiro lastimado.

—Kacchan, ¡KACCHAN POR FAVOR! —Llamó Izuku agitando un brazo debajo de la herida que sangraba en el hombro ajeno. —¡Despierta!

Al ver como su voz por fin hizo efecto retrocedió de él para darle oportunidad de adentrar completamente al auto y arrancar, Izuku se sostuvo de la cabecera del asiento con torpeza por el impulso mirando el rastro carmesí caliente de una de sus manos. Un par de disparos en la parte trasera le hizo hundir su cabeza con pánico queriendo cubrirse.

Recordó inmediato la situación grave del otro.

—Tus heridas... ¡¿Dónde?! —Balbuceó con miedo registrando el cuerpo del otro con la mirada percibiendo el rastro quemante en el hombro de la gabardina teñida en sangre y otra en el costado.

Mordió su labio inferior severamente preocupado, en esos momentos ya estaba más que despierto por todo lo que pasó.

—No, ¡no estás para nada bien! ¡¿Cómo pretendes que vaya a tomar el vuelo dejándote así?! —Sollozó en estrés. —Lo siento, todo esto es mi culpa, ahora incluso lesioné un oficial que hacía su trabajo de forma adecuada, ¡me dio pánico ver como te apuntaba con el arma...!

Abrió en grande los ojos al escuchar que no se iría solo, con todo lo transcurrido Katsuki había decidido irse con él de una vez siendo sentenciado como un cómplice y prófugo de la ley.

Apretó sus puños y la mirada con total impotencia de ese vuelco de emociones de culpa.

"Está pasando lo que más temía... lo estoy llevando a la ruina"

No había forma de compensar o excusar todo lo que pasó, no veía una alternativa que lograra a Katsuki estar fuera de cualquier cargo luego de lo ocurrido con Eijiro, solo estaba la opción de avanzar y ver hasta donde el destino les permitiera llegar con un juego de azar.

Sentó apresurado en la parte de atrás percibiendo la bolsa de ropa que traía en el día, por lo que se empezó a vestir como pudo con los movimientos rápidos de auto en la carretera y la pobre iluminación que conservaba el atardecer.

Un brinco del auto con el fuerte sonido de algo reventando le hizo vestirse a medias, golpeando con el asiento delantero y soltando la polera que estaba a punto de ponerse. Con el agudo chirrido del auto frenando detuvieron en medio de la nada, quedó en sorpresa en su lugar notando a Katsuki retorcerse llevando las manos al costado y girando para asegurarse que estuviera bien.

—Tú eres el que no estás bien —enfocó a la palma cubierta en rojo del otro. —Estás perdiendo mucha sangre, debemos buscarte ayuda.

La tibia sonrisa que Katsuki le restregaba en ese rostro frustrado, aquejado en dolor y sudor solo le daba una punzada aguda de culpa que se hacía mayor. Salió de coche al ver a Katsuki intentar bajar por lo que acudió con él para ayudarle a ponerse de pie, sus ojos poco a poco nublaron centrados en las heridas del otro.

—Alguien... alguien debería ayudarnos a llevarte al-... —miró de un lado a otro sin ver ni un rastro de luces de autos transitar por el área.

En angustia llevó una palma a poner presión también en el costado de Katsuki para ayudar a parar la hemorragia, su mano temblaba nervioso por la sensación caliente de la sangre manchandolo. Pronto recibió el saco ajeno para abrigar su pecho descubierto y con ello acentuó la gran mancha carmesí en la camisa blanca del otro. Le arrebató la maleta que intentó tomar y la cargó él mismo, mientras daba apoyo con el otro extremo ayudandole a caminar.

Los ojos de Izuku propagaron en lágrimas que descendieron las mejillas sin remedio, solo decía que debía buscar ayuda, pero en un camino en medio de la nada sin signos de alguien más, solo seguían hacia delante sin un rumbo. Por un momento Katsuki detuvo, llegando a considerar que colapsaría, pero solo recibió suaves caricias con los pulgares tiñendo sangre en su rostro pero también apartando las lágrimas, le restregó un beso en sus labios que por primera vez sintió con temblor.

Izuku quedó perplejo al sentir como el otro recargaba en la curvatura del cuello con voz temblorosa e impotente que le aterró, inmediato le restregó un fuerte abrazo queriendo fundirse con él, olvidando por unos segundos las heridas. Escuchó la disculpa del rubio de no haber logrado su cometido principal, hacerlo libre de las cadenas que lo retenían en esa realidad.

—Eso no importa, lo que deseo es encontrar ayuda para llevarte a tratar esas heridas —farfulló insistente apoyando al otro a caminar, podía sentir el tambaleo entre los pasos del mayor, era evidente el mareo que tendría por la hemorragia que acentuaba con el movimiento.

Continuaron el andar, miró de reojo hacia un lado apreciando la vasta playa a unos kilómetros del atardecer, recordó de forma vacía el sueño de vivir en un pueblo costero con él lejos de la agonía de la gran ciudad de Tokyo.

Apenas lograron avanzar unos 500 metros, el auto varado en el acotamiento lograba verse aún, Izuku miraba vagamente hacia el frente esperanzado en ver algún transporte cruzar por ahí, repentinamente el peso de Katsuki se hizo más por lo que ladeó con sorpresa cayendo de rodillas con él y seguido de escuchar la tos escupiendo rastros de sangre fresca en la carretera.

Miró con horror como el otro cubría su boca y negó la cabeza con gruesas lágrimas cayendo por sus ojos cristalizados.

—Resiste, solo eso te pido —imploró con sollozos en su lugar intentando ponerse de pie para ayudarlo a levantarse también.

Percibió a Katsuki ladear su cabeza para mirar atrás por lo que lo siguió ladeando parte de su cuerpo, abrió sus ojos con una liviana esperanza de poder ayudarlo al ver que luces acercaban sin importar quien fuese, no obstante, Katsuki levantó tambaleante dando media vuelta interponiendo entre la patrulla que disminuía la velocidad e Izuku aun arrodillado.

—No, Kacchan, ¡es suficiente, ya hiciste mucho por mí! ¡Prefiero entregarme que verte agonizar así! —Reprochó apretando sus puños temblorosos encima de sus muslos.

Con mucha pesadumbre encima percibió a Katsuki mirar por encima de su hombro hacia él con una sonrisa tranquila en el mirar adolorido, el cual relajó al mencionarle lo mucho que lo amaba.

Izuku abrió sus ojos en grande al escuchar el disparo que silenció a Katsuki por el impacto recibido en parte del pecho haciéndole caer por el empuje de espaldas al suelo.

El menor intentó avanzar hacía él, pero la amenaza de Eijiro de volverle a disparar si se movía le paralizó.

—¡Entonces ayúdalo! Él ya no-... —Rogó levantando sus manos poco a poco dando a notar que no se resistiría más.

Sin embargo, tanto Kirishima como él quedaron anonadados de ver como el rubio tambaleaba en ponerse de pie ordenando entre sus jadeos adoloridos que huyera de ahí.

—No quiero hacerlo, ¡Kacchan no voy a dejarte aquí! —Negó tedioso de la orden que no pretendía acatar.

Kirishima no bajó el arma disponiendo de volver a disparar de ser necesario, pero la idea culminó al ver como el cuerpo de Katsuki no pudo más, desplomando boca abajo a la carretera.

Hubo un vago silencio en el ambiente tras el sonido del desplome seco al suelo. Los labios del peliverde temblaron intentando formular palabras, posteriormente gateó con pánico hacia él ignorando las previas advertencias de Kirishima.

Sintió el cuerpo inmóvil comenzó a zarandearlo desde la espalda con insistencia que poco a poco se volvió brusca al no tener reacción.

—Hey, vamos... Kacchan... ¿Kacchan? ¡¡Kacchan!! —Llamó una y otra vez con una voz entrecortada en el llanto. —¡Dime algo!

Inclinó su cabeza ahogando sus alaridos a la espalda del otro mientras temblaba completamente quebrado por la situación.

—¡Por favor no mueras! ¡También te amo, eres la persona que me mantiene todavía aquí! —Lamentó agitando insistente el cuerpo boca abajo.

La garganta se le estaba desgarrando entre sus lamentos, removió el rostro de Katsuki hacia un lado sin respuesta alguna inclinando a besarle la frente, la mejilla, los labios, intentando cualquier circunstancia para que reaccionara.

—¡Dios, por favor no te lo lleves! ¡Si tengo que renunciar a él para que viva, lo haré... lo haré! ¡Pero no dejes que Kacchan muera!

Sollozó levantando su cabeza al cielo teñido con el inicio del anochecer en algunas estrellas visualizando en el despejado horizonte. Solo le quedaba rogarle al cielo angustiado de no poder hacer otra cosa.

Estaba tan centrado en Katsuki que por un momento olvidó a Eijiro amenazandolos con un arma, no fue hasta que escuchó al otro cerrar la puerta de la patrulla y caminar hacia ellos que Izuku se adelantó con una mano encima la cabellera rubia.

—¡¿Cuál es tu problema?! ¡Kacchan no te lastimó! ¡Fui yo él que hizo todo estos malditos crímenes y te disparó! ¡¿Por qué te enfocaste en él?! —Reclamó respirando agitado y con torpeza mordiendose la lengua. —¡Ya no podía hacer nada y aun así le volviste a disparar! ¡No te acerques!

Advirtió colérico con una rabia a esa persona que había guardado el arma, más no confiaba en sus intenciones.

—¡Si te hiciste llamar su colega y amigo alguna vez... debiste tener la decencia de ponerte en su lugar!

El arranque de ira atenuó con el nulo forcejeo cuando fue tomado de las manos dirigiéndolas a su espalda y apartándolo del rubio mientras era esposado. Dirigió una última mirada adolorida a la imagen lamentable de Katsuki tiñendo el suelo con su sangre, cerró sus ojos con fuerza con el cuerpo temblando en impotencia.

—Ayúdalo con sus heridas, al menos eso... —susurró apenas audible.

Con los ojos todavía cerrados escuchaba con dolor todos los cargos que tenía encima, además de las consecuencias que tendrían todo esto con el rubio. Kirishima le hizo hincapié diciendo como logró infiltrarse poco a poco en la vida personal de Katsuki sin importarte las consecuencias.

"Ya lo sabía, intenté apartarme más de una vez pero luego llegaba la noble oportunidad de tener una vida adecuada con él."

Las lágrimas seguían descendiendo en el rostro sin la dicha de abrir los ojos acatando la culpa de todo, arrastró sus pies un poco hasta ser jalado a levantarse para apartarlo completamente del otro. Oía afligido todo sin tener el valor de responder, ya que era verdad con una severa justicia encima.

Su mirada abrió de golpe al escuchar a Eijiro arrepentirse de haber llevado la primera vez a Katsuki al Green Rabbit, miró de forma vacía el suelo frente a ellos con las farolas de la patrulla iluminando los metros entre ellos.

"Es cierto, Kacchan llegó a mí por este hombre y el otro sujeto de ojos dorados..."

Recordó la primera vez que vio a Katsuki en el burdel acompañado por esa dupla por el motivo de una estúpida despedida de soltero. Mordió su labio con fuerza hasta hacerle sangrar un poco molesto de que sus ideales le dieran la razón.

—...Es verdad... no debiste llevarlo ahí —musitó destrozado por el peso de la culpa. —Sabía muy bien el error de apegarme a alguien que conocí como un cliente, era una de las principales reglas del burdel, no acercarte a los clientes más allá del servicio en esas paredes... sin darme cuenta poco a poco me aferré a él, a pesar de que intenté de todo para huir, no pude...

Lamentó recordando las veces que procuró separar de Katsuki, desde la vez que se fue sin decir nada de su departamento, el intento de suicido en el colapso depresivo o hasta cuando supo la verdad de su oficio como detective en jefe de la policía.

La suela de sus zapatos fueron arrastradas avanzando a la patrulla donde fue empujado a la parte posterior sin ápice de indulgencia, la puerta fue cerrada estrepitosamente mencionando los cargos por los que era arrestado, sin embargo, las menciones detuvieron por un llamado a Kirishima.

Izuku giró de reojo a la ventanilla a donde estaba tirado Katsuki con un rastro de sangre llegando con Eijiro, permaneció con el llanto silencioso dentro de la patrulla.

"Kacchan... ¿cómo pude hacer que termines así?"

Recargó su cabeza al cristal intentando oír lo que decía el otro, pero al contar con esa barrera de cristal gruesa y el bajo volumen del otro no entendía de todo, pero pudo intuirlo por los comentarios frenéticos del pelirrojo.

—¡Es suficiente! ¡Hiciste lo que estaba al alcance! ¡Deja de rogar por mí y reserva esa energía para sobrevivir! —Lamentó con las insistentes lágrimas que lo estaban dejando seco.

Pegó su frente a la ventana con una amarga resignación al ver la débil sonrisa de Katsuki, el sonido y las luces rojas acercándose de una ambulancia le hizo levantar las cejas sorprendido.

—¡Aguanta un poco más, van a ayudarte, luego... luego de eso...! —Apretó sus labios en una mueca frustrada. —¡Vive, Kacchan!

Miró con su carencia el como los paramédicos lo atendían y subían a una camilla para levantarlo, en ningún momento le apartó la mirada así como el rubio a él. Ese hilo de conciencia que tenía Katsuki estaba completamente enfocado en la mirada afligida de Izuku, el cual desmoronó leyéndole los labios antes de que perdiera completamente la conciencia.

Asintió una y otra vez frotando su frente contra el cristal.

—También te amo...

Al sentir como la puerta delantera del piloto abrió adentrando el pelirrojo, Izuku cerró sus ojos meditabundo intentando relajar y no llevar toda esa ira consigo mismo a desahogarla con ese oficial que solo hacía su trabajo adecuado.

—Si tienes una pizca de compasión por tu amigo no hagas que lo encarcelen también, diles que fui yo, que lo manipulé... que lo amenacé para que me ayudara, ¡lo que sea! Solo cúlpame a mí —dirigió pegando hacia las rejillas del frente para alcanzar su voz lo más que podía con el indiferente oficial.

El resto del camino no tuvo mucha respuesta de Eijiro más que la indicación de llevarlo a la celda provisional de la fiscalía.

—¡Kacchan tiene un juramento tan apegado como el tuyo! ¡Siempre procuró hacer lo que él consideraba justo! Como jefe, como amigo o como hermano... ¡Dale otra oportunidad!

Se encogió de hombros apretando sus manos en puño con las esposas a su espalda.

—Confesaré a detalle todo, desde luego que maté esas personas, solo fui yo, te diré todo lo que sé de la cadena de mafia en Tokyo —balbuceó queriendo entrar en la cabeza de Eijiro para ceder —¡HARÉ LO QUE QUIERAS PERO AYUDA A KATSUKI!

No tenía respuestas, por lo que recargó al respaldo mirando el techo con una maldición escapando de su boca en voz baja.

Vio que acercaban a la estación de policía, sin embargo, la patrulla desvió haciendo que abriera los ojos confundido, levantó una ceja dubitativo sin preguntar a Eijiro que tramaba, si logró hacerlo cambiar y tocarse un poco el corazón por Katsuki no iba a cuestionar nada.

Permaneció el resto del camino en silencio y cabizbajo hasta que el auto detuvo, al indagar por las ventanas parpadeó consternado de ver que se trataba de los característicos edificios donde estaba el hogar de Katsuki.

"¿Qué piensa hacer? ¿Viene por más evidencia?"

Tensó nervioso al percibir bajar del auto para abrir una puerta trasera con la contundente orden de que bajara y se pusiera de espaldas contra el vehículo. Salió despacio acatando las indicaciones, sintió el movimiento estoico en sus manos hasta que las esposas abrieron.

Separó de la patrulla extendiendo sus manos al frente, abriendo y cerrando sus manos desconcertado, pronto giró hacia Eijiro pretendiendo preguntar que tenía en mente, como respuesta solo escuchó el tintineo de algo caer en la acera a sus pies.

El entrecejo arrugó inclinando a recoger esas llaves que reconocía, pronto retomó su mirada hacia arriba con el otro.

"¿Cambió de opinión?"

Escuchó las indicaciones de Eijiro y las condiciones en que lo dejaría libre, Izuku apretó la llave contra su pecho y asintió. Si con eso ayudaría a Katsuki no terminar tras las rejas lo tomaría.

—Entonces, ¿él va sobrevivir? ¡¿No tocaste ningún órgano vital, no?! —Preguntó nervioso, a lo que pelirrojo solo afirmó de la prudencia que tuvo con sus disparos.

Izuku suspiró con un gran peso menos encima, pero eso no quitaba la incertidumbre de que hubiera perdido tanta sangre.

Tenía la cabeza más fría de todo lo que pasó, por lo que inclinó hasta arrodillar y bajó la cabeza al suelo.

—Lamento haberte lastimado, es solo que... perdí los estribos al ver como estabas apuntando a él —disculpó desde el fondo de su corazón afligido por la herida roja y brillante en la oreja del otro. —También dije muchas cosas horribles siendo que tú eres el que más conmocionado pudo estar por descubrir esto.

Levantó la mitad de su cuerpo al escuchar como el otro extendía su mano dando dinero para que se fuera lo más pronto posible a donde sea. Generalmente Izuku negaba a ese tipo de ayudas monetarias por pena y mal sabor de boca a los préstamos, pero al tratarse de una de las condiciones que el pelirrojo le dio lo aceptó sin dudar.

Se puso de pie siendo entregada aquella maleta que Kirishima previamente hurgó cuando la metió a la parte delantera con él, al ver que se trataba de prendas y simples pertenencias se la devolvió. Ladeó su cuerpo para apartar de la patrulla al ver como volvía a subir.

—Lo amo como no tienes idea, pero en algo te doy la razón... —intervino antes de que cerrara la puerta. —Una persona como él, y una persona como yo... nunca debieron cruzar caminos más que de un oficial y un delincuente.

Resopló disperso y ensombrecido, no obstante, alzó la mirada con sorpresa ante el tono incómodo en agradecimiento de haber hecho más humano a Katsuki.

La patrulla se fue con las luces apagadas en discreción e Izuku avanzó hacia el departamento con la pesadez de sus pies conforme avanzaba. Estaba cansado, hambriento, adolorido en muchos sentidos de la palabra, pero también muy decidido en lo que tenía que hacer.

Si con eso podía rescatar algo del orgullo del detective en jefe del departamento de policías y darle el lugar normal que tenía en la sociedad lo haría sacrificando su existencia con él.

Abrió la puerta de forma monótona, al entrar la empujó con su espalda arrastrando su mano en busca del interruptor de la pared para encender la planta baja. Dejó caer la maleta al suelo y suspiró profundamente mirando con nostalgia el entorno, nunca esperó pisar ahí otra vez y de esa manera.

Arrastró la espalda en la puerta cayendo al suelo sentado, en ese movimiento percibió algo frío chocar con uno de sus pezones por lo que ladeó el sacó ajeno que traía encima desenvolviendo el torso. Abrió en grande sus ojos al ver que era la placa policiaca de Katsuki.

Rio entre dientes liberando poco a poco una risa más amena, escandalosa y resignada. Recordó las palabras del rubio exigiéndole una promesa que, él de manera infantil y con rabietas desistió de hacerlo esa mañana.

—Kacchan, lamento ser tan inmaduro... apenas entendí el significado de esa promesa —exclamó en voz alta asomando unas lágrimas de los ojos a pesar del cansancio que tenía de tanto llorar.

Levantó su antebrazo apreciando la quemadura circular que oscilaba y la pulsera que le regaló Katsuki, se la había puesto en medio de la persecución cuando se vestía.

Se dirigió al teléfono de la casa marcando un número de teléfono que memorizaba.

—Uraraka, ¿aún tienes el número de ese promotor que una vez fue al burdel queriendo llevarse empleadas por debajo del agua a sus sucursales?

Esa noche atendió adecuadamente la herida con un par de puntos encima de su ceja, aquella quemadura en la piel y comer un poco para quitar la acidez de tanto ayuno prolongado.

Cuando asomó a la habitación de Katsuki sonrió dócil de ver que el desastre de la velada pasada seguía ahí, levantaron tan apresurados esa mañana que no tuvieron oportunidad de poner orden. Izuku se dedicó a limpiar, poner las sábanas en la lavadora y dejar el sitio impecable.

No iba a poder llevarse todas sus cosas, lo que no pudo rescatar en el par de maletas que se llevaría lo desechó, cualquier evidencia de que vivió unos meses en ese lugar fue erradicado, el sitio retomó al minimalista departamento de soltero como lo conoció.

—Solo serán unos días en lo que busco un nuevo departamento —mencionó a otra llamada que hizo esa noche con un contacto que recordaba. —Te prometo no ser una carga, solo ocupo un sitio para hospedarme hasta que encuentre un nuevo cuarto de renta.

Colgó a ese viejo amigo de la escuela, Iida Tenya, recordaba la charla casual que tuvieron cuando estaban preparándose para los exámenes finales, que se mudaría al departamento que su hermano usó cuando vivió en Kyoto su vida universitaria como foráneo, así que se inclinó por esa oportunidad. Luego le inventaría una excusa de porque no pudo graduarse con ellos y hacer el examen de admisión que todavía pretendía postergar hasta poner orden a su situación.

Se llevó las manos a la cabeza y encorvó su cuerpo con un estrés encima aún.

—La maldita deuda... sin mi teléfono... era lo único que me ataba a contacto con ellos, pero si llegan a investigar que viví con Katsuki pueden venir a hostigarlo...

Apretó sus cabellos con las manos y resopló.

—Me llevaré esa responsabilidad conmigo, él ya tuvo suficiente de mí.

Esa última noche en el departamento durmió con su soledad en la habitación de Katsuki, queriendo impregnarse vez más del aroma y esencia que recordaba en él.

La mañana siguiente tuvo la dicha de despertarse algo tarde sin ninguna alarma molesta o algún indicio de alguien más por ahí, fue extrañamente siniestro para el hábito que tenía de dormir en pareja, pudo descansar sin la ansiedad de que depararía, por alguna razón estaba bastante relajado a pesar de no tener un futuro bien establecido como le hubiera gustado antes.

Aun así, se sentía en paz consigo mismo, una amargura comprometedora lo hostigaba levemente pero le reconfortaba saber que ya no se trataría de un peso en los hombros de Katsuki.

Sentado en medio de las escaleras, con una hoja recargada a un libro sobre sus muslos estaba escribiendo su última nota hacia él.

"Nunca pasó por mi cabeza que una persona podría salvar a otra de tantas maneras. Llegaste a purificar mi alma de todos los miedos que reprimí desde niño, me brindaste un amor tan benevolente y desinteresado que no esperé volver a sentir desde que mamá tuvo que dejarme, ayudaste a hacerme más seguro de mí mismo y lograr convertirme un poco más en la persona que deseo ser."

Rio entre dientes con una sonrisa diluía moviendo el bolígrafo en el papel sin parar.

"No creí desear tan egoístamente a una persona como fue contigo, pero ese fue mi mayor error. Me deformé tanto, cegado en mi propio beneficio que no consideré toda la carga que llegué a ponerte encima. Inicialmente me daba miedo una relación con todos estos demonios que arrastro conmigo, estaba preocupado de que esto colgara en ti también y todo empeoró cuando te pedí que me salvaras, no imagino el nivel de responsabilidad que sentiste en esa simple plegaria."

Pausó un poco la escritura, echó su cabeza hacia atrás mirando el techo y resoplando el flequillo de su frente. Retomó su atención a la carta.

"Tengo muchas cosas por las que disculparme, a pesar de que sé lo mucho que te disgusta cuando lo hago. Anoche entendí porque querías que cediera a esa promesa antes de que se efectuara el intento de nuestro plan, siento haber tardado en entenderlo, soy un completo inmaduro."

Cerró sus ojos avergonzado de lo poco sensato que fue con eso.

"No pude decirlo adecuadamente en esa ocasión, así que lo escribo aquí, voy a cumplirlo, te prometo que avanzaré por mi cuenta, forjaré mi propia vida... es imposible en el momento que escribo esto, pero intentaré enamorarme de alguien más."

La sonrisa esfumó y la caligrafía por un momento tembló, una gota salada resbaló desde la punta de su nariz cayendo al papel.

"Así que, por favor, tú también forja el camino adecuado para una vida próspera sin mí."

Frotó rudamente el rostro para evitar seguir derramando lágrimas y gimoteó.

"Hice muchas cosas horribles de las que debería estar principalmente arrepentido, pero ahora el único arrepentimiento que tengo encima es no haberte dicho más veces lo mucho que te amo. Cada vez que despertaba a tu lado, cada vez que despedía de ti cuando te ibas a trabajar, cuando volvías a la cena, cuando nos bañábamos, cuando te acostabas conmigo a dormir, cuando me hacías el amor, cuando me mimabas... perdí muchos oportunidades"

"Gracias por tanto amor.

-Tu conejito, Midoriya Izuku"

Hizo un doblez en la carta y se dirigió hacia la habitación de Katsuki, no tenía idea de cuando podría volver y si alguien entraba a su casa, ya sea Kirishima u otro oficial, sus padres o la propia Camie, no tenía idea, por lo que debía asegurar un lugar único para que el rubio encontrara la nota.

Levantó el saco de la cama que anoche llegó con él, lo había lavado quitándole la sangre pero aun quedaban los agujeros de las ráfagas de la balas que le atravesaron. Acercó la prenda al rostro para olerla y besarla con nostalgia, poniendo la nota en uno de sus bolsillos internos y dejándola encima del respaldo del sofá en ese cuarto como una ropa que descuidadamente descansó ahí.

Bajó a la planta principal con la maleta deportiva colgando en un hombro y llevando otra de ruedas en el suelo. Abrió la puerta dejando las llaves en la mesita conjunta del recibidor, dio un último vistazo adentro y resopló con gracia.

—Ya es hora de que diga adiós a este curso maldito en el que intenté arrastrarte y no mereces, Kacchan.

Salió con sus cosas cerrando la puerta tras de sí con el sonido electrónico del seguro automático, bajó por el elevador en camino hacia el taxi que lo llevaría a la estación de trenes para salir de esa ciudad por un nuevo comienzo, forzándose a volver a empezar de nueva cuenta. Otra vez solo, pero con mayor voluntad y experiencia.

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