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Noche III

Prácticamente iba forzado por Iida a salir a relajarse, si Izuku paseaba por Kyoto no era por simple turismo o banalidad de pasar el rato, iba en busca de algún rastro de Katsuki.

Al bajar del auto de su compañero caminaron unos metros hacia el local, leyó curioso el nombre imaginando la comida muy fuertemente condimentada que tendría, cualquier sitio con el título de spicy encima se asumiría al gusto caliente en más de un sentido de la palabra.

—Ahora que lo veo, no he venido a este entorno, puede ser buena idea —dijo Izuku intentando sacar un cuaderno de su mochila, sin embargo, Iida le detuvo empujándolo a entrar al local.

—Vas a descansar de tus absurdas investigaciones, solo vas a comer y pasar el rato, luego te irás al trabajo —determinó haciendo un movimiento muy gracioso con sus brazos de forma robótica.

Al entrar Izuku miró sorprendido la cantidad de personas que había, por suerte lograron alcanzar a una de las mesas retiradas, por alguna razón la mayoría estaban peleando por alguna cerca de la barra principal donde estaba la recepción y la ventanilla de la cocina.

—¿Siempre está así? —Preguntó Izuku curioso tomando asiento mientras miraba la carta que yacía en un pequeño letrero.

—No lo sé, es la primera vez que vengo también —complementó Iida frente a él mirando la cantidad de parejas y muchas jóvenes. —Debe de ser por san Valentín... ¿entones nos vemos como pareja?

Izuku río divertido de la seriedad preocupada de Tenya ajustando sus gafas de manera rígida.

—No lo creo, no nos vemos tan enamorados como otros —determinó mirando de reojo hacia las mesas duplas conjuntas con otras parejas acarameladas.

—Como sea, asumo que tendrás una noche pesada por la fecha en tu trabajo, ¿no? Así que toma las energías necesarias —declaró sujetando el menú para enfocarlo cerca de su rostro.

El pecoso parpadeó con sorpresa al darse cuenta de las intenciones discretas de su compañero, al tratarse del día de san Valentín había varias personas desdichadas que seguramente irían a desahogar penas en un burdel o un bar. Interpretaba lo demandante que era un trabajo nocturno como ese al ver a Izuku llegar muchas veces cansado a casa cuando él se iría a sus clases matutinas.

Suspiró dándole la razón a Iida, al menos, por ese día se tomaría un respiro de estar buscando indicios de Katsuki. Una bonita chica de cabello albino y mechas rojas acercó a tomar la orden, Izuku desde luego pidió el katsudon que su compañero le alardeó del lugar con champiñón extra, mientras que Tenya un ramen de pollo tempura.

Izuku siguió con la mirada a la mesera notando el montón de cartas acumuladas al lado de la caja registradora, por los decorados y corazones asumió que eran notas de confesiones románticas.

—San Valentín es una fecha muy atareada también para expresarte con la persona que quieres, ¿no? —siseó con nostalgia.

Un par de ocasiones en la escuela había recibido un par de cartas de chicas, pero en el burdel Green Rabbit fue más que eso al tratarse de un lugar adulterado. Estaba razonando que no tuvo oportunidad de celebrar una fecha así cuando convivió con Katsuki, por lo que sonrió con dulce melancolía.

—Escuché de mi compañera la buena sazón que hay, pero creo que también dijo el chef era muy apuesto o algo así, supongo que todo eso de la barra son para que él las reciba al final del turno.

El pecoso enarcó una ceja recargando el rostro a su mano y ladeó la vista a la ventana conjunta con desinterés, ahora tenía sentido por qué el local estaba repleto de jovencitas.

Esperó que la orden tardara por lo aglomeración del local, pero la orden llegó inesperadamente rápido. Ambos agradecieron a la mesera y miraron sus platillos, Izuku agrandó su vista con sorpresa.

"Esto tiene mucho aspecto al katsudon que él me hacía"

Tomó los palillos y empezó a comer, Iida emocionó al ver como la mirada de Izuku brillo asombrado.

—Esto sabe increíblemente bien, se nota la dedicación que tuvo a pesar de las muchas órdenes que tienen —sorprendió girando de reojo al montón de notas colgando en la ventanilla.

—Pues ya tiene un punto extra a favor los cocineros —aludió Tenya sorbiendo fideos con cuidado del calor. —Podríamos volver más seguido.

Izuku asintió la cabeza emocionado tomando grandes porciones hacia la boca, la textura, el sazón, todo en ello le emocionada y daba un cálido vuelco en nostalgia cuando vivía con Katsuki.

Al terminar su plato quedaron unos minutos hablando en el lugar mientras relajaban, pero el teléfono de pecoso sonó con un mensaje, reaccionando confundido.

—¿Por qué me dice hasta ahora? —Reclamó en voz alta inconforme, a lo que Iida preguntó que sucedía. —Es mi jefe, quiere que llegue desde las 8, exactamente por la fecha que es hoy —mencionó arrugando el entrecejo. —El año pasado no fue quisquilloso con esto...

—Pero ahora eres más conocido, es evidente que te lleguen a buscar más pronto —bufó Tenya. —Hazle caso y ve tranquilo, yo pagaré la cuenta.

—Te lo agradezco —mencionó apresurado tomando frenéticamente su mochila para salir rápido del local y dirigirse al burdel que realmente no estaba muy cerca de ahí.

Con un taxi y el tráfico llegó después de 40 minutos apenas a tiempo. Rody no lo estaba esperando con el mejor rostro, estaba de brazos cruzados golpeando la suela de su zapato al suelo con exasperación.

—¿Qué traes en la cabeza? Es san Valentín, debes estar aquí a las ocho hay mucho trabajo —regañó acompañándolo a los camerinos a paso rápido empujándolo desde la espalda.

—Pero el año pasado tuve un horario normal, nunca me dijiste que tenía que estar más tiempo.

—¡Es sentido común, idiota! ¡Ni siquiera hemos abierto y ya hay mensajes de personas reservando a Yami!

Izuku sonrió débilmente resignado acelerando el paso también, sería una noche muy ocupada. Al llegar al camerino acudió a su armario a guardar las pertenencias, al tratarse de una fecha bastante apasionada la temática radicaba con vestimentas rojas, la mayoría de vestuarios eran atrevidos conjuntos de látex brillante y antifaces exóticos.

El burdel Darkness and Spicy se trataba de un local con el tema de lujuria en toda la expresión, a diferencia del Green Rabbit que radicaba con temática de animales en donde la mayoría de sus bailarines eran traviesos conejos, aquí eran demonios, o mejor referidos como súcubos e íncubos. Todos sus disfraces tenían las mismas similitudes en tener un antifaz con dos pequeñas protuberancias a forma de cuernos, una delgada y larga cola con la punta triangular. Era demasiado atractiva la idea de ser dominado por un ente diseñado para ese deseo carnal.

El itinerario llegaba a ser el mismo, a temprana hora se daba una presentación de los y las empleadas en danzas cautivantes en pole dance, uno que otro coqueteo con las personas en las mesas y el plato fuerte estaba cuando se decidía ir a VIP. Un sitio misterioso muy diferente a lo que acostumbraban, aquí no eras directamente atendido con tus deseos, era todo lo contrario, invadías los territorios de uno de los demonios lujuriosos del local y serías su aperitivo en la oscuridad.

Izuku, o mejor dicho, Yami fue muy específico con sus términos, no iba aceptar a ninguna persona ajena que no fuera rubia, no importa si es hombre o mujer, la edad o el estado civil, no le interesaba, solo quería que tuviera el cabello rubio. La vez que por error o tal vez por una jugosa cantidad que pasó debajo del agua, se filtró a su habitación un sujeto de cabello color negro, Izuku molestó bastante exponiendo que renunciaría esa misma noche, Rody imploró con decenas de disculpas jalando del brazo al pecoso y prometiendo que no volvería a pasar algo así, pero que no se fuera.

Esa noche desde muy temprano ya había gente esperando, dando un evento de bienvenida bailando en conjunto con los demás, Izuku no salía a congeniar y escoger a sus clientes, ya era muy conocido como era el trato con éste. Incluso hubo personas que tuvieron la necesidad de teñirse el cabello para lograr acceder con él.

Como Yami solo quedaba en esa habitación de pobre iluminación neon de líneas rojas recorriendo la paredes, una vez que las luces bajaban era cuando tomaba la acción. Él acechaba en silencio a su supuesta presa, la cual al adentrar en esa oscura habitación era recibido entre suaves caricias y mimos que lo alentaban a sentarse o acostarse dependiendo del criterio en íncubo.

—Ahora estás en mis territorios —mencionaba con espeso susurro travieso a la oreja de su víctima una vez que los esposaba con las manos sobre la cabeza en el asiento. —Mi zona, mis reglas.

Determinaba silenciando quejas con fogosos besos en la boca que pronto demandaban por más al separar y quedar completamente hipnotizados con él.

A Yami en realidad no le interesaba de quien se tratara o que gustos tenía, cualquiera que fuera ellos salían fascinados en ese papel sumiso donde solo podían apreciar retenidos desde su lugar como él les bailaba tentativamente, desvestía y hacía diversos actos embriagándolos en placer y alcohol.

No se parecía en nada al servicio de compañía que antes brindaba como Deku, siendo un tranquilo, afable y atento conejo atento a lo que solicitaban, un trago, un cigarrillo, algún baile, simplemente charlar o ponerse más candentes. Aquí todo dependía de lo que Yami quisiera en sus caprichos.

Cuando llegaba a tener situaciones de sexo y se obligaba a entrar éxtasis, antes de venirse era cuando liberaba por fin a su cliente retenido de las esposas y rápidamente encaminaba sus manos a rodearle el cuerpo para ser abrazado con fuerza, mientras siempre gritaba lo mismo: Kacchan.

Era el único modo que tenía para lograr fantasear con aquella persona, simplemente utilizaba a clientes rubios por esa causa.

La velada fue pesada como era de esperarse, pero la mañana no fue para descansar como hubiera imaginado. Iida salía de su habitación frotando su ojo y poniendose las gafas, escuchaba mucho alboroto.

—¿Perdiste algo? —Preguntó confudido de ver a Izuku de arriba abajo, trasteando los cajones y sacando cosas de su mochila con estrés.

—No está, no está, ¡no está! —Dijo angustiado. —MI BRAZALETE, ¿DÓNDE ESTÁ?

—¿De cuál hablas?

—Uno de plata con un grabado de infinito, estoy seguro que estaba atado a la mochila pero desapareció. Si no está en la casa se debió caer ayer... ¿pero dónde? Es muy valioso—Se llevó las manos a la cabeza exasperado.

—Es difícil recuperar algo así, si es de plata entiendo que tiene mucho valor pero-...

—No, no es eso, el brazalete es muy valioso por el significado que tiene para mí, es mi amuleto para encontrar a Kacchan, él me lo dio jurándome su gran amor ilimitado...

—¿Estás seguro que saliste con él anoche?

—¡Sí! Lo vi cuando salimos de la casa.

—Cuando saliste del restaurante ya no estaba en tu mochila, ya que no la vi cuando la levantaste para irte con prisa.

Con eso Izuku tuvo la respuesta esperanzadora de donde pudo haberse quedado, iniciaría su recorrido de búsqueda en ese restaurante, no quería imaginar el perder ese detalle de forma tan descuidada.

Todo el itinerario que tenía para buscar a Katsuki suspendió por buscar esa pertenencia plateada. Espero en la tarde para ir en el horario predilecto del local. A diferencia de ayer hoy estaba más relajado.

Cuando acudió al mostrador a preguntarle a la mesera casi se desploma en llanto, agradeciendo una y otra vez de manera exagerada a la bondadosa mujer que tuvo la delicadeza de preservarla en caso de que el dueño volviera. Izuku sostuvo entre sus manos el brazalete llevandolo a sus labios con alivio e inmediato se la puso en la muñeca, debía tener más precaución con eso.

Aprovechando que estaba ahí decidió ordenar otra vez katsudon con extra de hongos, un simple antojo y además celebrar por encontrar su amuleto de amor jurado, también le envió una selfie a Iida presumiendo su muñeca con éxito de traer el accesorio consigo.

Al recibir el platillo con el mismo sazón ya estaba curioso de saber quien tenía un sazón tan parecido a Katsuki, indagando le dijo a la mesera que le diera las gracias también al chef por su desempeño. Miraba de reojo curioso a la ventanilla encontrándose ocasionalmente con un sujeto de cabello blanco nada más, intuyo que era el chef del katsudon.

Se quedó un tiempo más de lo normal en su lugar con un vaso de agua al haber pagado la cuenta, con la cabeza más fría y relajado estaba ideando el componer sus horarios para continuar buscando tras ese percance. Al estar tan estresado por el brazalete no tomó un paraguas al salir de casa, así que dejó pasar gran parte del tiempo esperando que bajara un poco la tempestad.

Comenzaba a ponerse nervioso de ser el único cliente que todavía estaba ahí, los demás ya se habían ido con sus impermeabilizantes y paraguas. Estaba viendo la hora e intercalaba viendo el horario del lugar.

"Debí comprar un paraguas antes de que lloviera, si salgo en estas condiciones llegaré en mal estado al trabajo..."

Pensativo en las mojadas calles de Kyoto para tomar un taxi o correr tan rápido como podía a una tienda de conveniencia por protección contra la lluvia estaba divagando. La mesera aproximó con él llamando la atención de que tendría que retirarse ya, Izuku avergonzó de haberse quedado más de lo que debería.

—Lo siento, yo estaba esperando que bajara un poco la lluvia ya que no puedo mojarme por mí-...

La voz poco a poco se le bajó el volumen, sus ojos agrandaron enfocando la silueta que trazaba de la persona que salía del local, tenía un rostro como si hubiera visto un fantasma. Por inercia se puso de pie y caminó despacio hacia la salida también, poco a poco aceleró el paso.

"Kacchan... ¿era Kacchan?"

Salió del local mirando de un lado a otro buscando la silueta familiar, un escalofrío le recorrió al reconocer esos ojos carmesíes brillantes indiferentes del entorno avanzando, podía ver pequeños mechones rubios salir de ese gorro de tela que le abrigaba de esa lluviosa fría noche.

Una sonrisa se extendió con nerviosismo, no podía creer haberlo encontrado tan casual luego de tantos meses que dio una mortificante búsqueda sin logros y simplemente el otro pasó frente a sus narices sin esperarlo.

Ya no le importaba estropear su apariencia, quería ir hacia él, abrazarlo, besarlo y gritarle lo mucho que lo había extrañado, saber como se encontraba. El chapoteo de sus pasos poco a poco cesó a mitad del camino al ver como Katsuki llegaba con otro sujeto.

Izuku levantó sus cejas con sorpresa y abrió sus labios con desilusión notando como Katsuki le entregaba contra el pecho una caja roja a ese bicolor como obsequio. Lucía con una mirada incómoda pero estaba tan familiarizado, por no decir apegado a éste, Izuku apretó sus puños sin apartar la mirada dispersa de ellos dos.

"¿Quién es él? ¿Por qué te está agarrando el brazo?"

Su ceño frunció al igual que sus labios apretaron con un tenue temblor sin tener el valor de llamarlo, la imagen de como se alejaban en la acera bajo el mismo paraguas mientras Katsuki cuidaba los pasos del otro para que no resbalara fue tan hiriente y desconcertante en Izuku.

Levantó su brazo extendiendo la manga para ver la pulsera con el grabado con una mirada sin fulgor y bastante decepcionada de sus expectativas.

"Mi amor por ti es infinito"

Recordó las palabras de Katsuki cuando se la había regalado el día de su cumpleaños. Al ver como un auto detuvo por estar en medio de la calle mientras le tocaba el claxon para que se moviera provocó a Izuku moverse a la orilla con la lluvia empapándole fríamente como la realidad que había visto.

"Tu también forja el camino adecuado para una vida próspera sin mí."

Las palabras que le había puesto en la carta con esa promesa mutua de salir adelante fue una fuerte apuñada de arrepentimiento por eso. Se retiró la pulsera de la muñeca y la apretó en su mano con tanta fuerza clavando sus uñas en su carne, aunque después relajó con un enorme suspiro lleno de sentimientos.

—Enhorabuena por ti, Kacchan —susurró con muchísima dificultad en una sonrisa resignada y las lágrimas descendieron por su rostro combinando con la lluvia.

"Ese sujeto que le acompaña luce como alguien de su nivel, más alto, más atractivo, supongo que con mejor historia que la mía... No puedo competir con algo como eso."

Una parte de él estaba tan destrozada por la imagen que grabó su mente de ellos dos caminando juntos bajo un paraguas como cualquier pareja de enamorados, el deseo de tomar el lugar de ese bicolor era tan fuerte que le aterraba esa sensación de celos. Por otra parte quería reconocer que encontró a Katsuki, lucía sano sin repercusiones por las heridas de hace dos años, tenía un empleo decente a diferencia de él, si con eso podía tener una vida más relajada a diferencia de ser un detective de la policía lo daba por bien servido.

Esa noche Izuku regresó a su casa, no quiso reportarse al trabajo con la excusa de haberse enfermado con la lluvia, lo cual no era tan falso.

Una vez en casa se retiró la ropa y fue a ducharse con agua muy caliente, no dio detalles a Iida esa noche, pero fue tan anormal verle llegar con ese desanimo luego de alardear por mensaje haber encontrado su amuleto.

Se encerró en su habitación envuelto en la toalla mientras buscaba la placa de policía que tenía resguardada en un cajón. Nuevamente rompió en llanto queriendo dar una falsa escena de tratarse lágrimas de felicidad por verle avanzar.

"Él se empeñó en salir adelante y yo, estos dos años estuve obsesionado en querer encontrarlo. Soy un maldito insano..."

Los siguientes días Izuku evidentemente enfermó, tras la lluvia y los cambios radicales de temperatura bajo ese gran estrés depresivo que tuvo lo conllevó a un resfriado. Volvió a faltar tres días seguidos al burdel.

Se estaba dando cuenta del circulo vicioso que estaba teniendo, si seguía ahí iba a terminar como aquella vez que estuvo conectado con nutrientes intravenosos y terapia, hoy no tendría el apoyo de Katsuki por lo que debía reponerse.

Lloró bastante y estaba colérico de la sensación de celos que tenía, quería saber más de ese bicolor, pero debía aceptar que si Katsuki era feliz, debía alentar su bienestar.

Parte del motivo de su día a día cambió al saber el paradero de Katsuki, ahora sabía que trabaja de cocinero en ese restaurante, pero no volvió a pisarlo, no quería volver a entrometerse en su vida cuando por fin se había librado de esas cadenas con él.

Al cuarto día de ese suceso ya había vuelto al burdel, aunque volvió más caprichoso y siniestro, quería desahogar sus penas en el único lugar que adaptó.

La siguiente semana fue un completo soberbio que conocía como era deseado entre sus clientes, así que tampoco le interesaba saber sus gustos, más de una ocasión ellos le rogaron por una oportunidad para conocerse más allá de ser un servidor y su cliente. Yami era muy cruel diciendo rotundamente no, desprestigiando las plegarias, él trabajaba para su propio placer y no quería tener un tropiezo arruinando la vida a alguien más. No quería volver a enamorarse y solo quería enterrar en fantasías el extrañar la presencia de Katsuki.

Una noche cualquiera dando inicio del show de inicio aclamando a sus bailarines que acudían a las plataformas desembocando sus danzas exóticas con un ritmo suave y seductor girando en el tubo. Yami era tanto arrogante como misterioso, con esas miradas coquetas que mandaba a sus espectadores bajo ese antifaz y ese traje endiablado, una pieza negra brillante de látex con un apretado escote y una voluminosa vista del trasero, en su espalda revoloteaban dos pequeñas alas siniestras como de murciélago. Era un completo manjar visual el como se movía, sus muslos envueltos en mallas de rombos negras y un zapato con punta de tacón que estaba tan acostumbrado a usar.

Una vez finalizada la música de bienvenida resoplaba con un beso al aire haciendo una señal de que esperaría a sus presas en su "guarida".

No cortejaba con la gente en el área general, solo se fue a encerrar a su habitación indagando como manejaría su frustración con su próximo cliente. Ajustó su máscara con cuernos y aquella molesta larga cola endiablada.

La música estaba en un volumen adecuado, debió un poco del vaso de whisky con hielos en la mesa, se suponía que era para el cliente, pero eso ya le daba igual hoy en día. Las luces neon opacaron dejandolo en una densa oscuridad, sabía que ya era hora de recibirlos.

La puerta fue abierta entrando algo del humo y parte de la iluminación del pasillo con misterio, Yami permaneció en silencio en su lugar acechando como un felino en la pradera a una gacela. Una vez que la puerta fue cerrada acercó con sigilo en la oscuridad extendiendo sus brazos por la espalda de su victima para abrazarlo.

—¿Te asuste? No te va pasar nada malo aquí —susurró en suavidad apegando su cuerpo a la espalda del otro mientras sus manos recorrían el pecho ajeno. —Vamos a divertirnos un poco.

Besó la nuca una y otra vez recorriendo sus besos por la curvatura del cuello. Era extraño, conforme hacía eso solía reconocer quien era el cliente, ya los tenía bien familiarizados, pero sus manos avanzaban con extrañeza palpando sus pectorales y costados.

"¿Quién es? No recuerdo a nadie con esta complexión de mis clientes. Debe ser nuevo"

Empujó con sutileza al otro que era más alto guiándolo al sofá con una risita coqueta, una vez que lo sentó él mismo se posicionó encima de sus piernas guiando sus manos a tocarle los muslos y recorrer la cintura.

"Esta persona me recuerda tanto... a él, voy aprovecharlo a como dé lugar"

La complexión del cuerpo, el aroma, la sedosidad de esos cabellos puntiagudos, todo en él era tan parecido a Katsuki, era la persona perfecta para cumplir con sus fantasías. Yami conocía muy bien donde estaba cada cosa en la habitación, por lo que solo estiró una mano al lado a recoger el vaso frío con licor.

—Mi territorio, mis reglas —mencionó contorneando los labios del cliente con su índice resoplando cerca de ellos. —Por ahora, solo tengo deseo de ti.

Mintió con esas seductoras palabras que simplemente las decía a ese amor perdido una y otra vez, imaginando que estaría ahí. Sostuvo el mentón ajeno con su mano y dio un fuerte trago del licor sin beberlo, encaminó a besar la boca del otro para cruzar lenguas entre el ardiente licor que danzó hasta ser bebido mutuamente.

Sentía las grandes manos pasear por su cuerpo que hasta reconsideró el no retenerlo en las esposas que colgaban arriba de la cabeza en el asiento.

"Se parece tanto, debo poseerlo."

Bajo ese manto oscuro dejó el vaso y dedicó a pasear sus manos en él, su silueta era tan nostálgica, por lo que retiró aquel antifaz para palpar rostro deslizando sus pulgares por sus cejas y besar su frente con dulzura, algo que no había hecho con ningún otro cliente.

—¿Puedes decirlo? ¿Puedes decirme que me amas? —Rogó con una voz necesitada y suave.

Podía notar el brillo en esos acechantes ojos y aquella áspera voz que le dio respuesta por fin, Yami inclinó gustoso embriagado en rememorar esos preciosos momentos que tuvo con Katsuki, sostuvo su cabeza apegándolo a su pecho con un suspiro.

—También te amo, bebé —besó su cabello una y otra vez.

Soltó sonidos agudos al sentir las caricias recorrer su trasero hasta dar unos repentinos apretones que lo puso nervioso, ese lado arrogante y dominante en él poco a poco atenuaba por esa persona. Incluso le permitió retirar su propio antifaz mientras besaba su mano y pronto abalanzaba esa boca con necesidad, él lo recibió con torpeza y retomaba a luchar contra esa lengua en besos húmedos y cachondos.

Yami separó con sus manos temblando en deseo por la camisa que poco a poco desabotonó paseando su mano por esa exquisitez de pectorales que deseaba lamer y morder.

—Vas a ser mío de ahora en adelante, ¿verdad? Solo me amas a mí, solo me deseas a mí y a nadie más —exigió de manera posesiva. —Únicamente yo te puedo poner así.

Jadeó relamiendo sus labios ante los besos en su cuello y esa áspera lengua recorriéndolo. Su mano introdujo bajo la camisa paseando sin pudor por su pecho dando un estrujó a uno de sus pectorales, ascendió bajando un poco la tela, sin embargo, hubo una sensación que lo dejó estático.

Su palma yacía en el hombro y sentía una irregularidad descaradamente familiar, su mano tembló retirando de ahí.

"Esa cicatriz... No, no puede ser..."

El chico levantó del asiento sobre él y se puso de pie retrocediendo unos pasos.

"Es demasiada maldita coincidencia, ¡no es él!"

Se negó a sí mismo, encaminó su mano al interruptor de luz que tenía ahí encendiendo las luces neón por su cuenta. Su mirada encogió con sorpresa negando la cabeza.

—¡¿Kacchan?! ¿Qué estás...? —Pausó con una reacción descompuesta, llevó una mano al rostro afligido negando una y otra vez. —¡¿Qué haces aquí?! ¡No deberías estar en un sitio como este!

Al ver como el otro levantaba con una reacción igual de descolocada por su reacción retrocedió poniendo sus manos como barrera.

—No te me acerques, ¡No lo hagas! —Quejó alterado avanzando hacia la salida, sin embargo, también Katsuki avanzó interponiéndose con una reacción difícil de interpretar.

—No me hagas esto... no le hagas eso a él —susurró afligido. —Si estás en una relación deberías respetar a la persona que amas, ¿cómo te atreves a pisar un burdel?

Izuku frunció el ceño indignado escuchando la absurda respuesta de no saber de que hablaba intentando acercarse, pero el peliverde solo retrocedía. Sabía que pese a sus ideales en no querer interponerse, si llegaba a besar o tocarlo iba a sucumbir a ese deseo.

—¡No vengas! —Carraspeó agitado arrojándole una almohada. —¡Vete por favor, vete aquí!

Los gritos en la habitación fueron inusuales, por lo que un fórnido empleado tocó la puerta un par de veces.

—Yami, ¿está todo bien?

Ese llamado le recordó la opción caprichosa que había fomentado por lo que subió a la cama queriendo evadir a Katsuki.

—¡No, no lo estoy! ¡Saquen a esta persona, no lo quiero aquí!

Algunos sonidos manipulando la perilla efectuaron hasta que el guardia vestido con cachucha y en general todo de negro miró confuso.

—¿Qué pasó? ¿Te lastimó?

—N-no, pero... —respondió atolondrado ajustando el escote de su traje abrazandose a sí mismo.

—¿Entonces? ¿Él pagó y cumple con los requisitos, por qué?

—¡Solo sácalo de aquí! —Ordenó severamente.

El escandalo fue tanto que Rody asomó al lugar queriendo saber cual era el berrinche de ese problemático empleado.

—¿Ahora qué tienes Yami? —Preguntó con indiferencia de ya estar acostumbrado a sus rabietas, sin embargo el castaño frenó con sorpresa su monótona voz al percibir el rostro asustado sin apartar la mirada del cliente en Izuku.

"Está temblando"

Rody giró hacia Katsuki con el entrecejo molesto.

—No me interesa si es rubio o pagó más de lo normal para ser el primero con él, sácalo de aquí ya, ¿no ves como tiene a Yami? —Secundó al enorme guardia.

El guardia no fue suficiente para arrastrar al Katsuki que aclamaba que no se movería de ahí, Izuku desvió la mirada en culpa y apretó los dientes cabizbajo queriendo ignorar lo que decía mientras Rody acudía a ver su estado.

Un segundo guardia acudió a auxiliar a su compañero para por fin sacar al rubio que se resistía a salir.

"Vete de una vez, no vuelvas a hacer algo como esto."

Cuando dejó de escuchar los alaridos de Katsuki desde el pasillo se reclinó en la cama hecho bolita boca abajo.

—¡¿Por qué tenía que venir?!

—¿Lo conoces? —Preguntó Rody extrañado.

Izuku giró de reojo molesto hacia su benefactor.

—¡No quiero más rubios! ¡No me pases más personas así el resto de la noche! —Exclamó con urgencia tediosa. Rody enarcó una ceja.

—¡¿Qué tan caprichoso quieres ser?! —Regañó alterado por lo contradictorio que era ese chico, lo tenía bastante consentido.

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Después de aquel día en el que miró el brazalete en el restaurante, su mente no dejó de rememorar a Izuku. Arormentandolo día y noche con su imagen e incluso su voz.

Katsuki sentía que se estaba volviendo loco.

Con la mirada fija sobre los cajones del guardarropa, buscaba una camisa sin mangas y un pantalón de dormir además de la ropa interior, había terminado de bañarse luego de que llegó junto con shoto.

Sus compañeros tenían bien instruido a no tocar sus pertenencias, mientras buscaba la pieza de ropa le pareció escuchar un sollozo que le hizo levantar la mirada, cuando giro su cabeza para ver a aquella persona solo pudo ver la silueta de alguien salir corriendo, no había alcanzado a verlo bien pero el sonido de aquel sollozo le pareció tan familiar que sintió escalofríos.

"Estas alucinando... Es tu imaginación"

Pensó en voz baja, pues había jurado lograr reconocer ese tono de voz. Pero era simplemente imposible que el pecoso estuviera ahí.

"Debes dejar de pensar en él, ya hasta lo estás escuchando joder"

Se dijo a sí mismo y suspiró, aunque sentía una tremenda sensación en el pecho que le hacía sentir ansioso.

Terminó de vestirse y salió a asomarse al pasillo acercándose al baño notando que estaba cerrado, se acercó despacio y pego su oreja a la puerta logrando oír muy apenas unos cuantos y muy leves sollozos que juraría eran idénticos a los que le había conocido a Izuku, o al menos eso pensó hasta que la voz de Shoto le hizo saltar del susto.

— No deberías estar espiando Bakugo, si Mirio se da cuenta se molestará —

Le dijo con un rostro neutro y Katsuki frunció el ceño, aclarandose la garganta.

—No estaba espiando, solo quería saber si estaba ocupado —

Le respondió a regañadientes y abrió la puerta dándose cuenta que no había nadie, se desvío a la cocina, suspiro y se acercó tomando el cuchillo y algunas verduras para empezar a cocinar. Se sentía un tanto nervioso.

Cuando termino de cocinar y comer lavo los platos cuando Mirio apareció en el marco de la puerta.

—¡Bakugo! ¿Puedo pedirte que saques la basura por favor? —

Le pidió y el rubio gruñó pero no dijo nada, solo tomó la bolsa plástica de color negro que estaba en la cocina y atravezo la sala para salir de la casa y caminar hasta los contenedores que estaban cerca a la acera, los metió y puso la tapa para luego suspirar y ver hacia la calle.

Todo parecía tranquilo, era una de esas tardes melancólicas y nubladas que le gustaban mucho, la lluvia ya se había detenido. Decidió quedarse ahí respirando el aire fresco y húmedo por la lluvia y el suelo mojado.

Saco un cigarrillo y se sentó en la banqueta comenzando a fumarlo.

—Cada día esto se vuelve peor... Lo estoy viendo y escuchando en todos lados, estoy perdiendo la cabeza —

Murmuró al aire soltando el humo por la nariz y la boca. La única manera que tenía para sentirse un poco en paz era fumando y bebiendo hasta perder el conocimiento.

No podía olvidar a ese chico de ninguna manera. Había intentado incluso salir con alguien más pero el hecho de imaginarlo le daba náusea. Estaba atrapado en ese profundo mar de dudas y tormentos resignado a qué solo el tiempo le ayudará a sanar.

Habían pasado dos años desde sus separación y hasta ese momento seguía amándolo y recordándolo con una inútil esperanza de que algún día podrían volver a verse. Vivía aferrado a un sueño imposible y una realidad imaginada que no se cumpliría. Izuku había sido claro con aquella última llamada y la manera en que corto la comunicación abruptamente.

Pasaron tres días desde aquel atiborrado día de San Valentín en el restaurante. Las decenas de cartas que recibio ni siquiera fueron leídas. Todas terminaron en la basura al día siguiente. Katsuki no quería volver a darle la oportunidad a nadie. Era cerrado y firme a qué su corazón solo perteneceria a Izuku el resto de su vida.

Sin embargo el otro cocinero de cabello blanco llamado Natsuo y Hermano mayor de Shoto no dejaba de observar la sombría cara que Katsuki tenía en los últimos días.

Aprovecho que ese día no había mucha clientela para tratar de hablar con él.

Suspiro terminando de limpiar la mesa con una franela y la dejo a su lado para después recargarse allí y cruzarce de brazos.

Miró a Katsuki que estaba más que concentrado con un cigarro en la ventana abierta de la cocina que daba al patio trasero del restaurante.

—Bakugo... ¿Puedo preguntarte algo? —

Le dijo Natsuo con una ceja en alto. Eran raras las veces en que cruzaban palabras y no se consideraban amigos pese a convivir todos los días casi todo el día.

Katsuki le miro de reojo y asintió sin dejar de fumar. Natsuo se acercó posicionado a su lado y aclaro su garganta.

— Hemos trabajado juntos desde hace dos años y siempre he visto que rechazas a todos los que intentan salir contigo... Pero Shoto me ha dicho que tampoco tienes una pareja —

Inicio llendo al grano de inmediato haciendo que Katsuki frenará un momento de fumar para voltear a verlo con una ceja en alto y un rostro frío.

—Me preocupa un poco. ¿Que es lo que te pasa Bakugo? ¿Te rompieron el corazón? Puedo detectar cuando un hombre es despechado. —

Hablo haciendo que el rubio rodara los ojos frunciendo las cejas.

— ¡¿Quién mierda está despechado?! Preocúpate por tus propios asuntos y no te metas en la vida de otros —

Bramó el rubio molesto pero Natsuo solo sonrió con cierta empatía.

—Si no quieres una relación formal. ¿Por qué no vas a un burdel?. Puedes divertirte sin compromiso. Somos hombres y se que hay ciertas necesidades biológicas que no se sacian con la mano, has estado muy frustrado últimamente ve a uno y estarás mejor —

Indico Natsuo guiñando su ojo y dándole al rubio una tarjeta de uno de tantos burdeles que habia en Kyoto y no precisamente de aquellos que eran al estilo tradicional donde aún podías encontrar geishas y retroceder en el tiempo al pasear por sus pintorescas calles. Era una tarjeta de un burdel moderno ubicado en el corazon de la ciudad.

Katsuki tomo la tarjeta leyéndola con una ceja en alto y la lanzo al suelo.

—¿Por qué mierda iría a un lugar así?. Es asqueroso. — gruño retomando su cigarro.

Natsuo se inclino a recoger la tarjeta y la dejo en la mesa deslizandola cerca del rubio una vez más.

—Es muy bueno, he ido un par de veces, te lo recomiendo de verdad. La estrella del lugar solo acepta hombres rubios en su sala privada. Tu podrías entrar sin ningún problema. Date una oportunidad Bakugo. Sea lo que sea que te atormenta, tienes que seguir adelante, no puedes vivir en el pasado toda tu vida. Ya supera a esa persona que te lastimó tanto —

Dijo por último para darse media vuelta y seguir con su labor lavando algunos vegetales. Katsuki no dijo nada tan solo suspiro imaginando que ese idiota tenía demasiada experiencia como para haberle reconocido estar mal por alguien. No le sorprendió después de todo era un poco mayor que él quizá un tanto más experimentado que él en ese ámbito.

Suspiro terminando su cigarro apagandolo en el marco de la venta para botar la colilla a la basura y miro la tarjeta a su lado.

"Dejar de vivir en el pasado acudiendo a un burdel como aquella vez"

Pensó recordándo con nostalgia como sus compañeros también lo habian llevado al Green Rabbit con la intención de que se despejará del problema que tenía encima con Camie. Esta ocasión no era muy distinta. Conoció y se enamoró de Izuku en un burdel, ¿Cómo podría olvidarlo regresando a un burdel de nuevo?. Sería todo lo contrario, pisar un lugar de esos tan solo le haría recordar.

Sin decir mucho tomo la tarjeta y la guardo en sus bolsillos.

Más tarde cuando ya estába en casa y había terminado de bañarse recogió su ropa sucia retomando el pantalón y al revisar los bolsillos noto la tarjeta allí.

La saco poniéndola en el lavabo,mirándola un momento.

"Darkness and spicy... ¿Que clase de nombre ridículo es ese? Suena casi igual de idiota que el nombre del restaurante"

Penso divertido, la tarjeta era discreta no había imágenes o anuncios que dieran a entender que era un burdel tan solo era un plano color negro con letras violetas neón con el nombre y la dirección escritos con letras cursivas.

Se miró al espejo, ciertamente había cambiado un poco en esos dos años, se notaba más alto y con rasgos más marcados. Después de todo tenía 29 años ahora. Las tenues manchas oscuras bajo sus párpados le daban un aire misterioso.

Suspiro pensando en que en realidad Natsuo tenía razón, no era el único que le había dicho algo similar. Muchas veces Mirio y Shoto intentaron darle ánimos al verlo tan serio y solitario.

Todos a su alrededor se preocupaban, pero Katsuki no se sentía feliz con eso.

Lo único que el quería era volver a ver a Izuku, saber que estaba bien, al menos verlo por un par de segundos. Todos esos meses se la había pasado con la mente atormentada tratando de imaginar si estaría bien. Deseando que fuera así y que no le hubiese pasado nada. Sabía lo fragil que era y lo inestable que solía ponerse cuando estaba solo y daba vueltas a las cosas en su mente. Aún estando separados no había día que no se preocupara por Izuku solo deseándo que estuviera bien y feliz.

"Jamás voy a superarlo ni a sacarlo de mi vida. ¿A quien trato de engañar? Soy un fracasado y un perdedor... Estancado con su primer amor como un idiota"

Penso mirándose al espejo con una leve sonrisa. Suspiro profundo recargando sus manos en el lavado y se inclino para mojarse la cara. Escuchado las voces ensu cabeza que le gritaban cada vez más fuerte que diera fin a todo. A la monótona y aburrida vida que llevaba, a la esperanza de regresar a Izuku a su vida y sobre todo a la sensación de vacío que heria su alma.

Miro su reflejo de nuevo sin expresión alguna, el veneno le había carcomido tanto que esos pensamientos siniestros rondaban su mente convenciendolo de tirar la toalla.

— Quizá a nadie le importe realmente si Bakugo Katsuki desaparece. Después de todo ya lo hice una vez —

Murmuró con seriedad tomando la tarjeta.

—Si esta es la última noche que estare aquí... Será mejor que me divierta ¿No? —

Sobrio caído con ese semblante siniestro y apagado. Comenzó a vestirse y arreglarse por última vez.

Se colocó una camisa de botones negra, un pantalón ajustado de tela satinada y una chaqueta de piel. Ajusto las agujetas de sus botines y se colocó los guantes de cuero que usaba para salir en la motocicleta.

Por último agrego un poco de colonia y acomodo su cabello para después salir a su habitación tomando su cartera y su teléfono.

—¡Wow! Luces estupendo, ¿vas a una cita?, ¿Al fin decidiste darle la oportunidad a alguien? —

Dijo Mirio emocionado desde la sala con una risueña sonrisa a su lado estaba Shoto leyendo una revista. Katsuki se detuvo un momento y les hizo una leve venia.

— No me esperen está noche... gracias por todo hasta ahora —

Indico como despedida dejando confusos a los otros dos que se miraron entre si con una ceja en alto.

Katsuki camino hasta su motocicleta antes de ser cuestionado por alguno de los otros dos chicos, subió a ella y encendió el poderoso motor para ponerse en marcha.

Después de los dos años viviendo allí ya conocía mejor las calles de la ciudad. Ubicaba bien la zona donde estaba ese burdel.

Al llegar estaciono la motocicleta y bajo con calma observando que el viento corría y movía las copas de los árboles plantados en la banqueta.

El lugar era discreto, no era llamativo y grande como el Green rabbit. Suspiro quedándose quieto en su lugar. Una sensación incómoda lo atacó al imaginar que clase de cosas podrían pasar esa noche alli adentro. Natsuo no le habia dado muchos detalles más que era un lugar bueno.

Apretó los puños y se acercó a la entrada donde estába un vigilante que le abrió la puerta tras revisar que no portará algun arma y pagara la entrada.

Al adentrarse lo primero que noto fue la musica electrónica en volumen alto y el show de luces de colores moviendo al ritmo de la misma. El aroma a alcohol, humo de cigarro y sexo se combinaba de manera nauseabunda.

Paseo sus ojos por el lugar de forma muy rápida buscando una mesa para tomar asiento. Las paredes tenían cuadros eróticos y tiras de luces neón así como también habia humo en el suelo dando un ambiente meramente macabro.

Al tomar asiento sobre el rechinante sofa de vinil negro miro hacia el frente notando a alguien que bailaba en el escenario del pole dance pero no presto mucha atención ya que se dedicó a ordenar a una de las meseras una copa de vino.

Encendió otro cigarro, mientras escuchaba sin querer la conversación ajena de un par de sujetos que estaban a la mesa de al lado.

— Diablos mira como se mueve, es una pena que solo acepte a rubios. —

—¿No es eso algo discriminante? Ese tal Yami es un idiota —

—No importa no deja de ser ardiente... Quisiera tocarlo, voy a teñirme el cabello —

Katsuki alzo una ceja observando hacia la dirección del escenario y entonces enfoco un poco mejor su mirada.

La nocturna iluminación le impedía poder ver a detalle pero era suficiente para poder identificar al bailarín en el tubo.

Al ver la cabellera verde y las mejillas pecosas no evitó congelarse en su lugar con los ojos bien abiertos.

El chico llevaba un antifaz pero pudo reconocer la mirada berilo que se escondia tras el.

—Esos ojos... Ese cabello y ese cuerpo...—

Murmuró anonadado sintiendo que su corazón se detendría. Parpadeo un par de veces con fuerza creyendo que se trataba de otra de sus alucinaciones de su mente que le estaba jugando otra mala pasada.

El chico seguía alli, moviéndose, sonriendo y agitando su descomunal cuerpo ante la mirada de todos. Katsuki sintió un vuelco en el alma que le hizo apretar las manos y tirar el cigarro al suelo de azulejos negros con blanco.

"Es idéntico a él... ¿Que mierda es esto?, Basta ya. Es imposible que sea él, por mucho que se le parezca"

Pensó negando con la cabeza y miro de nuevo al chico que estaba terminando con su show. Tenía exactamente el mismo tipo de cuerpo, los grandes muslos y el redondo trasero, el cabello verde y ondulado y esos ojos verdes que hipnotizaban a cualquiera que tuviera la oportunidad de cruzarse con ellos.

El corazón del rubio aceleró frenético sintiendo una palpable desesperación de estar cerca de ese chico para cerciorarse.

"Imposible... Solo debe ser una jodida coincidencia"

Pensó sin apartar la mirada de aquel chico que finalizó el show saliendo del escenario tras un beso coqueto.

Rápidamente el público estalló en aplausos y chillidos. Katsuki miro por todos lados a alguna encargada sintiendo una gota de sudor bajar por su nuca.

— ¡Tú, ven acá ! —

Llamo a una de las chicas que trabajaba saltando de mesa en mesa para llevarse clientes a su área privada. La chica sonrio y se acercó coqueta sentando en la mesa del rubio.

— ¿Deseas que te atienda en privado corazón? —

Pregunto la chica y el rubio negó de inmediato.

—No, quiero entrar con el que acaba de terminar en el escenario. —

La chica suspiro decepcionada y encogió de hombros.

—Yami tiene muchos clientes en espera, tienes el cabello rubio así que podrás entrar pero deberás esperar —

Indicó la chica mientras jugueteaba con su cabello. Katsuki gruño golpeando la mesa llamando la atención del dueño que apareció el segundos.

— ¿Cuál es el problema? — cuestionó el castaño y la chica se acercó a él acariciando sus hombros.

—Este cliente quiere entrar con Yami pero ya le dije que tiene la agenda llena y que debe esperar — indico la mujer para después irse a seguir buscando presas para ella misma.

El dueño miro al rubio quien le clavo la mirada también de forma amenazante.

—Ya la oíste. Yami es la estrella del lugar y tiene la agenda llena... Aunque podríamos hacerte un espacio para mañana — indico el castaño encogiendo de hombros.

Katsuki se levantó de su ligar con autoridad.

—Pagare lo que usted quiera... El doble, triple... Dígame una suma y lo haré pero necesito entrar con el ahora mismo —

Aseveró con seriedad despidiéndo un aura oscura y violenta. El dueño alzo las cejas impresionado por la obstinación del rubio y dibujo una sonrisa traviesa.

— ¿Pagarías el triple de verdad?. Serían casi 200 dólares más una cuota extra por obligar a retrasar a los demás que ya estaban en el itinerario de hoy —

Murmuró el chico alzando una ceja. Katsuki entendió que ese hombre era de esos típicos dueños que mientras mosrraras dinero podría convencerlos de lo que sea.

—Digame en donde pago y dejé de hacer preguntas, pierdo mi tiempo —

Indicó sacando su tarjeta de crédito.

Momentos más tarde fue encaminado a los cuartos privados. Conforme daba pasos su ansiedad crecía. Estaba sintiendo un deja vu de cuando fue guiado al cuarto de "Deku" la primera vez en el Green Rabbit.

La persona que lo guiaba indicaba al mismo tiempo las reglas. Katsuki escucho con atención, no eran muy distintas a las del Green Rabbit, ser respetuoso, no golpear ni pasarse de listos con los "Demonios" y usar protección obligatoria en caso de tener sexo pero hubo una que llamo la atención de entre todas.

"Una vez que entres es el demonio quien pone las reglas de la sesión. No tu"

Katsuki alzo una ceja curioso por eso, entonces era una sesión meramente sm en el de el sería sometido a merced del otro. Era extraño pero lo único que le interesaba más que el servicio en si, era corroborar si ese chico era Izuku.

—Es aquí, que se divierta y recuerde las reglas —

Indico la persona para después retirarse, Katsuki miro la puerta frente a el de color negro con una "Y" en medio de tonos rojos neon. Tomo la perilla y entro notando que estaba muy oscuro, no podía ver nada.

"¿Que mierda, por qué está tan oscuro?"

Chasqueo la lengua avanzando a ciegas un par de pasos antes de respingar al sentir un abrazo por la espalda.

Fue en ese momento que se quedó paralizado al escuchar la voz que pudo reconocer claramente, aquella suave voz juvenil casi infantil que le hizo suspirar miles de veces tiempo atrás.

"Es su voz... es Izuku, ¿Realmente es él?. Esto debe ser una jodida broma"

Pensó sorprendido y aturdido a la vez, su mente no daba lugar a lo que ocurría. ¿Como había sido posible que Izuku estuviera ahí? Justo en ese lugar abrazado a su espalda.

Definitivamente era la misma voz, sintió los besos húmedos en su nuca y las caricias ansiosas en su pecho. Haciéndole cerrar los ojos y suspirar.

"Se siente igual a él"

Pensó arrugando el entrecejo estático en medio de esa densa oscuridad siendo guiado a tomar asiento en lo que pudo reconocer era un sofá.

Sintió el peso del otro trepar encima de sus piernas y sus manos fueron guiadas a palpar el cuerpo ajeno. Katsuki dudo un momento, pudo detectar con las yemas el material plástico y frío del traje de vinil del otro.

La voz se hizo presente haciéndole helar, su territorio sus reglas, deseoso de el. Katsuki sonrió en medio de la oscuridad con un semblante incrédulo y derrotado. Era la voz de Izuku, no tenía dudas.

Quizo hablar pero el otro le sorprendió con un beso sobre los labios entregándole licor entre el baile de sus lenguas haciéndole gruñir. Sus manos se movieron en automático recorriendo la figura de su captor, reconociendo cada curva al instante. La altura de las caderas. La forma del trasero y el grosor de las piernas. Era él... Era su Izuku. No podía ser una maldita coincidencia.

Tenía tanto que decir pero se había quedado mudo ante las caricias que su cuerpo recibió junto al suave beso en la frente que le hizo cerrar sus ojos con un rostro dolido.

"¿Puedes decirlo? ¿Puedes decirme que me amas?".

Katsuki suspiro, si realmente se tragaba de Izuku y no era otra ilusión de su mente,lo diría con gusto.

—Te amo —

Murmuró directo con una voz rasposa y sería, al no poder ver nada tan solo utilizo su imaginación y recuerdos para comparar al cuerpo que acaricio con el de Izuku.

Apretó los glúteos a placer, subió despacio por los costados deslizándo los dedos por lo que pido detectar era un antifaz que retiro sin recibir una negativa de parte del otro.

Acerco a lamer el cuello ajeno, era el mismo aroma también. Cada vez estaba más seguro que se trataba de Izuku. Cómo si fuera un sueño o como si al final sus plegarias fueran respondidas. Lo había encontrado después de tanto tiempo sin saber absolutamente nada.

Cuando pensó que había tenido demasiada suerte el peso ajeno desapareció, el chico se había alejado de pronto sin decir nada. Katsuki se quedó quieto recargando sus codos en las piernas con la cabeza cabizbaja.

"¿Ya se dio cuenta también?"

Pensó con una sonrisa ladina y decaída. Las luces neón encendieron iluminando por fin el lugar. Katsuki levanto la cabeza despacio fijando la mirada en el otro.

Entonces no hubo más dudas para ninguno. Frente a el estaba Izuku, lo miro fijamente recorriendo con la mirada de forma suave. Se veía un poco más alto de lo que recordaba y su rostro ya no era tan infantil como antes pero seguía manteniendo los grandes ojos adorables y las mejillas rosadas de siempre.

Dibujo una leve sonrisa, que borró de inmediato al notar la reacción que Izuku tuvo. Para nada fue lo que esperaba. Parecía como si en vez de alegrarse estuviese asustado o molesto.

"¿Que haces aqui? No deberías estar en un lugar como este".

Katsuki formo una mueca incrédula, después de dos largos años ¿Eso iba a ser lo primero que le diría?. Ni un hola o un ¿Cómo has estado? Primero.

Sintió un enorme impulso de correr hacia el y exigir una explicación pero otra parte de él le pedía no hacerlo. Su corazón latió desenfrenado y un nudo en la garganta se le formó al recordar las palabras del menor tiempo atrás.

"No volverás a saber de mi".

No sabía que estaba pasando y por un segundo pensó que era una ilusión, o que estaba soñando. Pero negó con la cabeza y se puso de pie con la intención de acercarse.

Sin embargo freno al notar como Izuku le gritaba que no se le acercara entendiendo las manos como una cruel barrera.

Al oír lo que el menor le dijo, no evitó fruncir el entrecejo y tragar saliva haciendo una expresión de tristeza.

—¿Tanto me odias Izuku? —

Murmuró muy bajito sintiendo una sensación caliente de ira crecer por su nuca pero era más el ardor que sentía en su pecho y no lo resistió más. Se acercó rápido deteniendo la puerta que Izuku intento abrir para escapar.

Había pasado tanto tiempo que no dejaría que volviera a irse sin decirle nada o recibir una maldita explicación.

—Ha pasado mucho tiempo... No te vas a ir ahora, tenemos que hablar —

Le dijo mirándole fijamente tan frío como una roca, no quería romperse frente a nadie. Sería tan impenetrable como armadura. Pero la respuesta de Izuku le hizo arrugar el entrecejo con una mueca confusa.

— ¿Hacerle esto a el? ¿Pareja? ¡¿No se de que diablos estás hablando?! —

Respondió agitado al notar el doloroso semblante que Izuku mantenía al verlo, le rompía el corazón la manera despiadada que se alejaba de el rechazadolo en todos los sentidos.

—¡Escuchame, de verdad no se de que estás hablando! Solo quiero que hablemos —

Le dijo en un tono tembloroso acercándose conforme el otro retrocedia. Una almohada fue directo a el logrando atraparla escuchando como le gritaba que se fuera.

Katsuki sintió como su alma terminaba de romperse con esa cruel petición.

— ¡¿Por qué ?!, Después de tanto tiempo, ¡¿Que fue lo que te hice para que me odies tanto?! —

Sentenció sintiendo como su pecho se rompía en mil pedazos mirando como Izuku hacia lo posible por alejarse, la puerta fue llamada con la pregunta de si estaba todo bien. Katsuki miro a Izuku suplicando pero abrió sus ojos amplios al notar como este Indicaba que no estaba bien, que lo sacarán y que no lo quería allí.

El rostro de Katsuki deformo en una nueva decepciónada, apuñalada y no evito arrugar el entrecejo con dolor.

— No me hagas esto Izuku —

Murmuró antes de escuchar como alguien entraba. No presto atención a quien era, mantuvo su mirada fija en el pecoso con ese semblante entristecido y traicionado.

Alguien más entro y reconoció la voz de hacia unos momentos era el dueño.

Al escuchar que ordenaba que lo sacarán Katsuki se planto firme.

—No me voy a mover de aquí —

Sentenció firme, pero el guardia comenzo a forcejear contra el haciéndole gruñir y pujar haciendo fuerza para no irse.

—¡Diles que me suelten! ¡Tenemos que hablar, no puedes hacerme esto de nuevo! Mierda, ¡sueltenme imbéciles! —

Grito entre forcejeos hasta que un segundo guardia llegó dándole un golpe en el esófago que le hizo jadear. Fue la única forma en que pidieron doblegar su fuerza y arrastrarlo entre gritos y maldiciones.

—¡¡Izuku!! ¡¡Porfavor Izuku !! —

Grito mientras era arrastrado por el pasillo aún entre violentos forcejeos. Logro conectar unos cuantos golpes antes de que lo sacaran hasta afuera arrojandolo a la calle y cerrando la puerta.

Se levantó de inmediato y corrió a la puerta empujandola, golpeandola exigiendo que le abrieran y dándole fuertes patadas causando fuertes estruendos y un gran escándalo hasta que se quedó quiero agitado con un rostro furioso.

Ver a Izuku de nuevo había sido hermoso pero muy doloroso, sobre todo por la manera en que el otro le trato.

—¿Ahora te doy miedo?... Vaya idiotez. ¿Cuanto más vas a querer pisotearme, eh? ¡¡¿No has tenido suficiente?!! —

Grito con tristeza mientras caminaba a su motocicleta, con enojo tiro todo lo que estaba sobre la calle, los contenedores de basura y pisoteaba los barandales mientras apretaba los dientes y los ojos se le humedecian pero sin llegar a tirar lágrimas

Su respiración se agitó y terminó por sentarse en la banqueta con las manos sobre la frente tratando de calmarse.

"¿Por qué dijo que tenía pareja?... ¿Kirishima le habrá mentido antes?. ¿Que lo hace creer esa mierda?... Estoy más confundido ahora"

Suspiraba pesado sintiendo una sensación asfixiante en el pecho. Todo era una completa locura, haber visto sus ojos. Aquellos ojos verdes y grandes en los que todo se reflejaba y notar su expresión asustada y temerosa le hizo sentír como si mil dagas se clavaran en su pecho sin piedad.

No entendía como era que ese niño ahora le temia, incluso después de que lo cuido, lo protegio y hasta casi murió por él. Todo le dolía en demasía y no sabía que hacer. Se sentía como un león enjaulado.

—No me iré hasta hablar con el.. de alguna u otra forma tendrá que salir de ese lugar —

Pensó girando su vista hacia atrás mirando al establecimiento.

Varias horas pasaron, el se había movido un par de locales más adelante para vigilar cuando saliera el menor. Estaba recargado en su motocicleta fumando un cigarro cuando se pronto noto al pecoso salir por fin y comenzar a caminar.

Rápido apagó el cigarro pisando la colilla en el suelo de concreto y subió a la motocicleta. Avanzo rápido siguiendo a Izuku por varias cuadras hasta que pasó cerca de un parque, entonces aceleró interceptandolo de frente.

Bajo de la motocicleta sin apagarla y sin decir nada tomo a Izuku de la muñeca obligándolo a caminar hacia la motocicleta.

El inevitable forcejeo que ya se esperaba inicio, las mismas palabras hirientes de que lo dejara, que se fuera y que llamaria a la policía si no lo soltaba hicieron apretar los labios.

Katsuki se giro hacia el menor sin soltarlo y le encaro con firmeza.

—¡Entonces grita todo lo que quieras!, Pide ayuda, miente y diles a todos que soy una horrible persona pero no voy a dejarte ir —

Le gritó en la cara con el mismo semblante doloroso de antes.

—¡¡Maldita sea no tienes idea del puto infierno que he vivido como para que me rechaces sin darme explicaciones!! Me dejaste como un vil perro hace dos años no dejaré que vuelvas a repetirlo —

Advirtió jalandolo violentamente sin importarle lastimarle la muñeca. Solo podía sentir como el menor intentaba liberarse del agarre con la otra mano.

—Anda llora... pide ayuda haz lo que quieras pero no voy a soltarte. Hay cosas que debemos aclarar —

Sentenció llegando a la motocicleta a la cual subió y empujó a Izuku para obligarlo a subir frente a el. Lo aprisiono contra los manubrios y su cuerpo y arranco acelerando a toda velocidad.

Ignorando los lloriqueos,amenazas y gritos de Izuku exigiéndole que se detuviera. Que lo dejara en paz entre otras cosas que hizo oído sordo hasta llegar a un parque abandonado en donde freno y entre forcejeos el menor bajo de la motocicleta cayendo de rodillas pero de inmediato se puso de pie e intento correr adentrándose entre los juegos infantiles viejos y oxidados. Katsuki apagó la motocicleta y suspiro bajando para entonces correr tras el alcanzandolo unos metros más adelante.

Lo tomo de los hombros y lo empujó con fuerza contra la pared de un muro encarcelandolo con los brazos e inclinándose invadiendo su espacio personal.

—¡Deja de huir de mi!, Maldita sea, ¿Que fue lo que te hice para que trates de está forma?! —

Le gritó desesperado. Temblando con las manos apretadas en puños contra la pared.

— Escucha se que las cosas no salieron del todo bien pero terminaste libre y nadie nos delató al final. Entonces por qué.... ¿Por qué decidiste alejarte de mi? —

Cuestionó afligido. Todo estaba roto

— Todo lo que hice fue por nosotros. Te di todo lo que tenía en mis manos. Te juro que quiero entenderte pero estoy harto de tener que aprender a olvidarte —

Indicó tenso, apretando las uñas contra sus palmas. Mirando con tristeza a los ojos del otro que le miraba con un rostro difícil de interpretar.

—No soy el mejor, no lo soy, no estoy ciego. Se que esperas de mi algo que no puedo hacer. Estoy harto de tratar de olvidarte y dejar atrás todo lo que vivimos. ¡¡Lo intento y lo intento como no tienes una puta idea pero no puedo hacerlo!! —

Confeso mirando al pecoso a los ojos aunque esté tuviera la mirada clavada en el suelo.

— ¡¡Responde!! ¿Me odias ahora? Puedo ver el maldito miedo en tu rostro. ¿Por qué me miras de esa manera que me está matando?!, ¿De verdad quieres que me vaya? ¿Ya no sientes nada por mi? —

Cuestionó en alto. Esperando por una respuesta que no llego.

—Dimelo a la cara y mírame a los ojos, tal como en el burdel. Dime qué me vaya y que ya no no sientes nada por mi... Dímelo y me iré.Te juro que no volverás a saber de mí jamás —

No sabía que hacer o que decir. Todo estaba confuso en su mente y dolía en su pecho.

Más cuando el chico indico que durante dos años estuvo buscándolo. Katsuki resoplo soltando una risa burlona.

—¿Por qué me hiciste todo eso y ahora me buscas como si nada hubiese pasado?. ¿Tienes idea de lo mucho que sufrí al no saber nada de ti? Ni siquiera en donde estabas. No sabía si seguías vivo. Vivir con eso fue una maldita tortura. ¿A que estás jugando Izuku? Deja este retorcido juego de una maldita vez —

Murmuró en alto, mordiéndose el labio inferior. No entendía a ese chico, volvió a golpear la pared maldiciendo al aire. Debía calmarse. Procesar lo que ocurría. El encuentro era por mucho el peor escenario que imagino.

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