Noche II
Bakugo lo observó bajar del escenario con su gracia típica de él, movimientos breves y coquetos, le gustaba sin duda su seguridad, lo miró caminar e ignorar a los demás clientes que clamaban por su atención, algo que le pareció extraño pues recordaba que la última vez le había visto coquetear con los clientes antes de elegirlo a él pero no le tomó mucha importancia y se tenso al notar que se dirigía directo a su mesa. Rápidamente enderezó su espalda y apoyo las manos sobre sus muslos un tanto ansioso, se notaba por el ligero movimiento de su pie qué se movía de arriba a abajo de forma rápida.
Observó fijo los ojos verdes qué estaban clavados en los suyos también y cuando llegó hasta su mesa abrió la boca para saludarlo, pero calló de inmediato al recibir a Deku sobre piernas inmediatamente pero lo que más le sorprendió fue qué le envolvió en un abrazo tan necesitado qué casi pudo identificarlo como un llamado de auxilio.
Le sintió acariciar su cabello, pudo detectar qué sus manos temblaban, la mano qué había sido puesta en la cintura del otro viajo al otro extremo abrazándolo en consecuencia. Pudo sentir el pulso acelerado en el pecho de Izuku cuando este le apego la cabeza contra el.
Todo era extraño, no sabía si era su imaginación, pero parecía que era más un abrazo de angustia qué una invitación.
"¿Qué es lo que te pasa Deku?" pensó extrañado asintiendo a su pregunta, claro que iría con él, para eso estaba ahí.
La presencia de la dueña le hizo desviar la mirada hacia ella, frunciendo el entrecejo a su comentario sarcástico.
—Pagaré con tarjeta — Accedió moviéndose un poco para sacarla de su billetera y deslizarla en la terminal. Al aprobarse el pago sintió a Deku quitarse de encima y se dejó tomar de la mano, esta vez no la rechazó. Se dejó guiar sintiendo las miradas de envidia del resto qué deseaba a Deku y no evitó sonreír victorioso por eso, mirándolos por lo bajo.
Como era de esperarse el chico le guio hasta la misma habitación qué la vez pasada, lo que le hizo saber que esa era la habitación exclusiva de él y que nadie más la usaba, al entrar todo estaba tal como recordaba, la iluminación suave, el sofá blanco en frente del escenario, el minibar, las botellas de vino y... ¿Qué era eso?.
Había una mancha extraña en la alfombra qué no recordaba, se extendía a forma de salpicaduras hacia la parte baja del sofa. Algo se había derramado ahí, seguramente vino y eso le hizo pensar en si algo malo pudiese haber ocurrido, quizá algún cliente pasado de copas o algún descuido de Izuku. Esperaban qué no fuese algo malo.
La voz ajena le hizo parpadear un par de veces antes de girarse para verlo, escuchar qué no había respondido por estar ocupado se sintió como un gran alivio. Aceptó su disculpa en silencio con un suave asentimiento de cabeza. Se quedo quieto mientras escuchaba con atención su última confesión. ¿Estaba feliz de verlo?.
A Katsuki se le facilitaba un poco más ser expresivo en los mensajes, pero en persona le era difícil, no iba a decirle que él también se sentía feliz de verlo, aliviado de saber que estaba bien y mucho menos confesar qué estar cerca suyo le hacía sentir extraño, deseoso de él, pues aunque su cuerpo era lo que vendía, Katsuki se estaba interesando más en Izuku qué en "Deku".
Llenó sus pulmones de aire para luego soltarlo despacio y acercarse a él. Con su dedo pulgar e índice levanto el mentón ajeno para que le mirara a los ojos.
—No estoy enojado — Confesó para después soltar su rostro, tomarle de la mano e ir al sofa donde se sentó cómodamente llevándose a Deku a sus piernas de nuevo, parecía haber agarrado un gusto por tenerlo en esa posición.
Lo analizó con la mirada, pese al maquillaje se le podía ver cansado, sus ojos estaban hinchados y con ojeras, aunque el delineador verde y los brillos intentasen ocultarlo. Todo indicaba a que había estado en vela toda la noche anterior pese a sus advertencias sobre no sobreesforzarce.
"¿Realmente necesitas trabajar tanto? ¿Necesitas ganar mucho dinero?"
Pensó torciendo los labios e inflando su mejilla luego llevo su dedo pulgar a las mejillas ajenas, deslizando bajo la orilla de la máscara de conejo. Tocando con la yema sus tres curiosas pecas
— ¿Estuviste llorando verdad? — Su curiosidad era grande, ya tenía en los genes ser intuitivo y desear investigar hasta resolver la incógnita. —¿Qué ocurrió? ¿Y esa mancha... Realmente estas bien? — Preguntó con una voz más relajada y ronca, observando sus hombros y parte del pecho que aquel body blanco le dejaba conocer, su piel se veía tan suave que un impulso por desear tocarlo se instaló en él, pero tomó aire para borrar eso de su mente.
Se estaba ganando la confianza de Izuku poco a poco y no quería arruinarlo, quería que entendiera qué se interesaba en él y que no era uno más de sus típicos clientes que lo buscaban solo por su físico y no veían más allá de eso. Así que pensó en una manera de ayudarlo al menos por esa noche.
—Si necesitas dinero, tengo lo suficiente para pedirte toda la noche si quiero y que no tengas que hacer nada más —
Le dijo sonriendo de lado y sacó su billetera dejando un fajo de dinero en la mesa.
—¿Cuánto cuesta que el conejito baile solo para mi esta noche? Son 600 dólares, ¿quieres más?... Te dije que tenía dinero como para pedirte toda la noche si yo quería. —
Dijo sonriendo al ver la cara ingenua del menor, ya sabía el precio que costaba y lo que había puesto en la mesa era casi el triple de lo que costaba un privado en Green Rabbit.
—Dale a tu jefa la cuota del privado y lo demás guárdalo para ti.— Dio una suave caricia en el mentón del menor y luego suspiro
— Que nadie lo vea... Gástalo en lo que quieras, pero ya no te sobre esfuerces de más —
Pidió con calma y seriedad, pensando también en cómo comenzar a abordar el tema del homicidio.
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Deku relajó un poco los hombros ante la respuesta de que no estaba enojado, bien, al menos eso era un pendiente menos a sobre pensar. Fue guiado a tomar asiento en las piernas de Katsuki, el cual estuvo bastante silencioso mientras paseaba su mano por el rostro, su mirada color granate estaba bastante enfocada haciendo que Deku esperara que no lo percibiera su mal aspecto...
—Ah... te diste cuenta —suspiró con la mirada de forma evitativa y tomando la mano que estaba encima de su pómulo. —Tuve una noche pesada, pedí unas horas extras por un percance y estaba tan cansado que derramé una copa con vino —mencionó mirando de reojo la mancha en la alfombra. —Tan ocupado con los clientes que no pude limpiarla adecuadamente, Mirko ya me regañó, pero todo está bien —sonrió procurando sonar divertido de la anécdota.
Rememorar la escena donde la copa de cristal rompió y era amenazado con un cuchillo no le favorecía, tuvo un pequeño escalofrío que lo tensó sobre Katsuki, pero pronto despabiló.
—Algunos clientes les gusta jugar rudo y pues debo tomar un poco ese papel... —explicó su motivo de los rasgos faciales cansados e hinchados. Realmente no había mentido, en sí tuvo que trasnochar en horas extras y relativamente sí presentó clientes rudos.
Su agradable sonrisa esfumó perplejo de escucharle hablar tan natural de solicitarlo toda la noche.
—¿Eh? Pero-... —desencajó la mandíbula completamente incrédulo de la cantidad que sacó de la cartera. —Es broma, ¿verdad? ¡¿Verdad?!
La sonrisa confiada de Katsuki le hacía saber que definitivamente iba en serio. En sí el lugar era para exprimir a los clientes en más de un solo sentido de la palabra, pero eso le parecía excesivo...
«Vas a llevarlo a la ruina.»
Recordó las palabras que Midnight bromeando le dijo tras la primera sesión que tuvo con Katsuki en su despedida de soltero. Sujetó el dinero con ambas manos empujándolo al torso del otro como signo de rechazo.
—No puedo aceptarlo, ni siquiera estoy dando un pertinente servicio. Incluso te diste cuenta de mi mal aspecto —balbuceó cohibido.
Sí, necesitaba el dinero, no tenía idea si más adelante podrían buscarlo los compañeros de Overhaul por la cantidad pendiente e incluso interrogar lo que le pasó, ya que aseguraba que ese hombre no pudo haber levantado tras ese impacto de bala.
—Podría aceptar el hecho de que estés toda la noche, pero el resto del dinero no, no puedo... tienes una boda y un hijo esperando, ¿cierto? No lo malgastes así conmigo —susurró eso último decaído.
"¿Por qué trae tanta cantidad de manera tan despreocupada? ¿Eso gana un oficinista?"
De cualquier forma, Katsuki ya estaba ahí, debía dar su empeño para demostrar que había valido la pena volver al Green Rabbit.
—Creo haber visto un vaso de whisky que te acompañaba en la mesa en mi espectáculo, ¿es tu bebida favorita? Debiste decirme la última vez —masculló agradable poniéndose de pie hacia el mini bar a servir la bebida. Miró de reojo la botella sellada de un vino tinto, por lo menos esa noche no quería oler ese aroma reactivando un miedo vigente. Puso un gran hielo en el vaso de vidrio y sirvió el licor retomando con Katsuki a sentar en sus piernas como si el lugar ya fuese reservado desde un inicio.
Restregó una tibia sonrisa aproximando el vaso a los labios del rubio a que tanteara y recibiera el aroma del alcohol sin ceder a beber aún, esperando alguna aprobación.
—Sé que hemos hablado de manera cotidiana, pero, ¿cómo te ha ido en el trabajo? Por cierto, ¿cómo están esos dos? ¿Tus amigos no te acompañaron hoy? —Recordó al dúo que la última vez lo forzaron a acceder al área VIP. —Tal vez deberías presentarlos en otra ocasión conmigo aquí —espetó con un tono burlón esperando una reacción tosca por como recordaba el trato que había visto.
Se imaginaba que tenían una bonita amistad entre ellos, hasta le daba algo de envidia, por lo que suspiró. Su cuerpo inclinó un poco hasta recostar en el torso de Katsuki, la mirada por breves instantes se volvió dispersa, tal vez eso le molestaría, estaba tomando muchas confianzas con él.
—Tan solo... concédeme un momento así, por favor... —musitó cansado. No estaba seguro del motivo tal cual hoy, pero por primera vez sentía que podía bajar un poco la guardia, dejar de estar tan tenso por todo lo que transcurrió desde la madrugada pasada, permanecer en el regazo de Katsuki se había establecido como su zona de seguridad por ahora.
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La historia qué había dado como excusa para justificar su claro cansancio sonaba creíble, una noche de tiempo extra, cansancio acumulado y clientes rudos. Debió haber sido difícil para él poder mantenerse incluso despierto en ese momento, el rechazó hacia el dinero le hizo mirar al otro con extrañeza. No entendió por qué lo hacía, después de todo era para ayudarlo, disfrazado claro con la compra de un servicio.
—La boda ya está pagada por la familia de ella, el bebé no estará bajo mi responsabilidad hasta que pueda comprobar qué realmente es mío — Respondió cerrando los ojos y echando la cabeza hacia el respaldo del sofá.
—Acéptalo. Es un regalo de mi parte, no tienes que hacer algo a cambio solo... Quiero ayudarte— Dijo observando qué el chico se levantaba para ir a prepararle un whisky y aprovechó para guardar el dinero en el cajón del mueble ladero. Asintió respecto a su era su bebida favorita, tenía varias a decir verdad, pero esa era una de ellas.
Dejó qué Izuku se sentara nuevamente en sus muslos y rápido le rodeo por la cintura con un brazo mientas qué el otro se extendió a tomar el vaso qué le era acercado al rostro, dando un pequeño trago al tiempo que le oía hablar y cuestionar sobre su vida y sus amigos.
—Hmm... Esa es una buena idea, ¿por qué no sales conmigo a comer? Tal vez te los presente — Invitó llevando otro trago más a su boca para sentir el fuerte sabor amargo y añejo deslizar por su garganta. No era broma qué quería conocer más a Izuku y quizá invitarlo a salir para lograr su cometido no estaba tan mal.
De pronto pareció que Izuku perdía sus fuerzas, dejando caer su peso sobre su pecho lo que le alertó de inmediato, pero al escuchar su petición entendió que no era más que cansancio. Se quedo en silencio y dejo el vaso en la mesa para recargar su mano sobre las piernas vestidas con medias de red.
—Deberías irte a casa. No puedes seguir así o vas a desmayarte o algo peor — Estaba preocupado, No sabía de qué manera más poder ayudarle, supuso qué al menos por ese rato en medio de la comodidad de la habitación lo dejaría hacer lo que él quisiera. Llevó su mano a la nuca ajena para acariciar su cabello y tratar de relajarlo mientras pensaba que ya era conveniente hablar del tema al cual fue también motivo de estar allí.
—Te veías tan bien en el escenario, quería cambiarme de lugar para verte más de cerca pero el único lugar vacío estaba reservado, aunque no había nadie. ¿Tu conoces a todos aquí, ¿verdad?... ¿De quién es? Quizá pueda hablar con él y hacer trato para que me la cambie la próxima vez que venga— Río bajo sin parar el masaje de sus dedos sobre aquella cabellera verde, poco a poco abordaba el tema de la víctima. Su interés era solo saber si habría alguien allí qué pudiese conocerlo bien, necesitaba saber si tenía uno o más enemigos, siendo de la mafia seguramente así era pero necesitaba averiguar quiénes eran y por qué lo habían asesinado.
Para su sorpresa, el pecoso parecía no saber mucho, tan solo confirmo a palabras de su acompañante que era un sujeto violento y solitario que frecuentaba mucho ese lugar y que nunca tenia se le veía acompañado de alguien más, con esa información adicional ya podría seguir descartando sospechosos y buscar más pistas en otros lados. Dejó el tema hasta ahí por el momento y decidió dedicar toda su atención al conejito exhausto sobre su regazo.
— Falta música. — Le dijo muy cerca de su rostro y se apartó sacando su teléfono, busco una pista una de sus favoritas y que casualmente hablaba sobre un romance en un poledance, dejó el móvil en la mesa con la canción reproduciéndose a través de la pequeña bocina.
No dijo nada, tan solo observaba atento a cada reacción de Izuku y miraba de reojo el cuerpo bien entallado por el traje blanco, su corazón palpito y trajo saliva, pensamientos indecorosos llegaron a su mente casi de forma natural. La mano en la cintura ajena se tensó apretándolo un poco más y con la otra se aventuró a dar una suave caricia sobre el rostros de Izuku qué despacio descendió al cuello, tanteando sutil el algodón del cuello y luego bajo un poco más llegando al escote del body. No eran más que simples caricias qué trato de hacer de forma suave, como si estuviese tocando una copa de cristal qué se rompería si no era cuidadoso.
— ¿Está bien si hago esto? — Preguntó inseguro, nunca había tocado a un chico, ni sabia como hacer sentir mejor a alguien, quizá debía llegarle por su lado, siendo Deku y no Izuku esta vez. Después de todo solo estaban ellos dos en la intimidad de una habitación cerrada qué no sería interrumpida en un buen rato.
—Intercambiemos papeles... Esta vez yo seré el lobo feroz qué complacera al conejo indefenso. Dime pequeño conejo... ¿Qué es lo que deseas de mí? —
Preguntó sonriendo con picardía y llevó su mano a pasear por el torso del otro, conociéndolo y palpándolo a placer, cerraba los ojos a cada suave roce, aquellas caricias las sentía bien y esperaba que Izuku también, pensaba eran relajantes e incluso que transmitían un sutil deseo. Lo confirmo cuando logro oír un suave jadeo por parte de su cautivo, mismo qué le encendió los sentidos como un interruptor a un deseo que no había conocido claramente.
—Si haces... Este tipo de sonidos, es difícil mantenerse tranquilo — murmuró acercándose para respirar sobre su oído, sus manos ardieron rogando acariciar de forma más lasciva aquel el cuerpo.
"Detente, ¿qué haces idiota?... No comiences algo que no vas a terminar"
No pudo evitar cerrar sus ojos y gruñir un poco, teniendo pensamientos nada correctos. Negó con la cabeza y sin poder aguantar la irresistible tentación que aquel angelical cuerpo le provocaba llevó una de sus manos a tocar la boca ajena, pasando su dedo pulgar a lo largo de sus labios, tuvo que hacer un enorme esfuerzo para detenerse y regresar su mano al sofá pues no sabía hasta cierto punto que tanto tenía permitido tocarlo, o siquiera si estaba permitido. Si no podía tocarlo al menos se confirmaría con poder besarlo y así apaciguar un poco su pensamiento.
Le tomó de las caderas para girarlo recostándolo sobre el sofá y se inclinó un poco encima de él mirándolo a los ojos.
Sonrió de forma suave mostrando sus colmillos.
—¿Puedo besarte? —
Le preguntó en un susurro mientras sus fuertes brazos le aprisionaban contra el sofá, pero antes de recibir una respuesta se acercó cerrando los ojos despacio, busco los labios ajenos haciendo chocar sus alientos con calma y roso su boca con la de Izuku de forma lenta y pulcra de un lado a otro hasta que decidió unirse a él fundiéndose en un beso relajado y a la vez profundo pues a diferencia de la vez anterior, esta vez decidió profundizar abriendo su boca, acariciando cada parte de aquella cavidad hasta hallar la lengua ajena y comenzar una ola de suaves caricias entre ambas.
El sonido húmedo de sus besos inundó la habitación incluso la canción había terminado y Katsuki estaba tan perdido en su acción que no le importó, otras pistas comenzaron a reproducirse en automático dando un ambiente meramente romántico al momento que estaba teniendo con Izuku.
El aire que Katsuki exhalaba de su nariz era tibio y relajado, se daba gusto con calma de gozar el sabor de la boca ajena, bien podría pasar toda la noche besándolo y no se cansaría jamás de Ello. Era la primera vez que besaba así a un hombre y vaya que le había gustado.
Escuchó la suave voz del chico gruñir. Comenzó a pensar en lo adorable que le pareció tal reacción sumada a algunos temblores que le sintió hacer por debajo de su cuerpo.
"Se supone que haces esto muy seguido con los clientes ¿no?... Entonces... ¿Por qué te pones tan nervioso?"
Se preguntó con una leve sonrisa para luego obligarse a romper el beso y desviarse con cuidado debajo de su mandíbula donde se dedicó a dejar un par de suaves besos.
—¿Hasta dónde puedo llegar?... ¿Cuál es mi límite contigo? —
La pregunta fue dejada en un susurro grave al oído para darle una nueva y suave mordida en la oreja, sus manos se habían limitado a sólo apoyarse sobre el sofá de piel pues ahora no quería tocarlo sin su permiso. No se sobrepasaría con él. Se había dejado llevar con la intención de hacerlo sentir bien, lo único que quería era ayudarlo a aligerar sus cargas, fuesen las qué fuesen.
Guiado por la seducción del cuerpo ajeno, lo había atraído como un imán y ahora era demasiado tarde para arrepentirse o tratar de imaginar que nunca pasó. Estaba ahí con Izuku debajo de su pesado cuerpo.
Su teléfono sonó de pronto lo que le obligó a separarse un breve momento tras un gruñido de clara molestia, no sabía si se podría tratar de Aizawa o algo importante, miró la pantalla, era un mensaje de Camie. Chasqueo la lengua y apago el móvil.
—No es nada, solo publicidad molesta, ahora... En que estábamos... —
Sonrió travieso, sus manos tocaron las caderas de Izuku para luego subir a palma abierta a su cintura y desviarse al pecho para terminar sobre su cuello, en donde acarició con gentileza. Movió un poco aquella tela de algodón qué lo cubría, notando varios moretones violetas en toda la zona, lo observó más a detalle, no parecían ser causados por sugilación de algún otro cliente, se veían distintos, como su hubiesen sido marcas de extrangulacion, ya las había visto antes en los cadáveres.
"¿Quién... Te hizo esto?"
Pensó enfriando la mirada. Si algún maldito cliente se había propasado con él, lo buscaría y le daría una paliza.
—Tiemblas... Te ves pálido ¿Deseas que me detenga?.— Cuestionó preocupado , se separó dándole su espacio. No entendía el porqué de su reacción, lo único que pudo pensar fue qué estaba atravesando algún trauma con algún malnacido, lo que menos quería era hacerlo sentir aún peor así que tan solo atino a acariciar con mimo lo poco que la máscara dejaba tocar de su rostro. Haría lo que fuera por quitarse las molestas mascaras, pero no tenía de otra más que aguantar con ella puesta.
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Deku permaneció en su mismo lugar, dejando imbuirse en una sensación de alivio por la calidez de los brazos en Katsuki rodeando, al igual que la distinguible fuerte fragancia de alguna colonia en el área de las clavículas. Sus ojos entrecerraron estando al borde de un pestañeo hasta que preguntó algo distintivo que le alertó.
Sabía de qué mesa hablaba, una de las que tiene exclusividad con clientes de antaño bañados con cantidad de dinero como para adueñarse de las mejores áreas con vistas preferenciales. Apretó un poco sus manos ansiosas en la ropa de Katsuki para responder.
—Lo conozco solo de vista, la persona que acude a esa mesa tiene preferencia por mujeres así que no he tenido el por qué atraparlo —respondió con franqueza, ya que eso era relativamente cierto. —Mis compañeras han mencionado que es algo solitario y posesivo, por eso tampoco es como que quiera intentar abordarlo —titubeó desasosegado.
Permaneció circunspecto dejando los mechones de su nuca ser acariciados por la mano de Katsuki, sintiendo como jugueteaba con su cabello estirando, soltando sus rulos, envolviendo los falanges. Escuchó la música poniendo atención a la canción, irónicamente la canción la conocía y solo resopló divertido de la letra, una de las reglas que se implementan los servidores en burdeles era no tomar cariño ni apego a sus clientes, después de todo ellos ahí los solicitaban por sus cuerpos, no había porque malinterpretar las enmieladas palabras con suaves caricias.
Su atención se centró de nuevo en Katsuki al sentir como su mano dejó su cabello para avanzar en su rostro, pareciera que contara sus pecas una y otra vez, Deku ladeó un poco el rostro dándole certeza de que estaban ahí todo el tiempo. Aquella mano descendió por su mentón, palpando el cuello algodonoso de su traje solo como un rápido recorrido para llegar a su torso.
—¿Quieres corroborar si solo mi rostro tiene pecas? —Cuestionó con un toque divertido de ver como Katsuki no apartaba la vista de la piel donde estaban sus dedos recorriendo. —Pues tengo varias, aunque más pálidas, nunca las he contado... —se dijo eso último para sí pensativo.
La otra mano que recorría en sus piernas no era tampoco discreta, sintiendo un ansioso tacto que también era dulce hasta que respingó por un repentino apretón de la mano ajena contra su carne.
—Adelante. De hecho, tus manos se sienten muy bien —respondió con una sutil sonrisa accediendo a que continuara con las caricias mientras éste tanteando la cabellera de Katsuki como signo de aprobación.
No estaría mal darle detalles y comenzar a invadir un poco más su espacio, podría empezar a susurrarle, darle un estimulante masaje en sus hombros o...
—¿E-ehh...? ¿Intercambiar? —No era la primera vez que le hacían una petición así, pero por alguna razón ese intrépido ofrecimiento le sobresaltó. —Pues... arh... —balbuceó buscando alguna respuesta, pero las aterciopeladas caricias en tu torso le dejaron con un hilo de respuesta. La mano paseó por el body blanco cruzando encima de uno de sus pezones que ya estaban más sensibles por las estimulantes caricias logrando que un jadeo escapase de su boca que intentó silenciar en vano.
El aliento caliente en licor rozando su oreja le hizo cerrar con fuerza sus ojos como reflejo, mordiendo su lengua para evitar que escapara otro gemido.
—¿Cómo esperas que no haga sonidos indecorosos si haces eso...? —jadeó con una respiración acelerada y entorpecida. —Se siente bien... y no puedo ocultarlo.
Reprochó sujetando sus manos de los amplios hombros de Katsuki, detonando espasmos que hacían apretar su agarre con cada sorpresivo tacto en sus pezones que estaban más marcados e indurados bajo la tela.
Abrió sus ojos sorpresivamente al sentir como era ligeramente empujado a recostar en el sofá mientras Katsuki se ponía encima de él soltando una pregunta que reventó la mente de Deku. Evidentemente no era la primera vez que besaba ya sea un hombre o una mujer, pero sí la primera en que le solicitaban con una pregunta de antelación. Pareciera que había olvidado el sitio donde estaba y se reposicionaba en una situación cotidiana de alguna confesión, su rostro acaloró con un rubor evidente y sus labios temblaron buscando formular respuesta.
"¿Por qué preguntas ahora? Incluso no es como que quiera negar, pero... pero..."
—Ah... yo... —susurró de manera atropellada sin poder afirmar tras quedar hechizado con esa sonrisa casquivana que mostraba los colmillos a juego con ese antifaz; realmente parecía lo que declaró en ese juego: un lobo feroz sometiendo un conejito indefenso.
Para su suerte, el rubio continuó con la iniciativa al quedarse paralizado. Sus labios temblorosos sintieron el fuerte aliento chocar hasta que poco a poco se conjugó en un beso, ya no estaba tan confiado como inicialmente lo fue en su sesión pasada con él, por lo que correspondió con torpeza completamente estoico hasta sentir como la boca abría dando participe en ella, poco a poco adquirió más conciencia de ello, así que levantó sus manos a sujetar la nuca del otro y levantar un poco su cabeza para acceder con demanda a su altura.
El beso fue prolongado, con suma glotonería dejando que su lengua acompañara al otro en un vaivén deseoso de más. Un momento que le pareció tan corto, pero habían durado tanto en ello que empezó a sentir un cansancio en su cuello que le hizo retroceder hasta recostar completamente en el sofá sin soltar su agarre a la cabeza de Katsuki.
Había sido exquisito por supuesto, pero eso no quitaba el hecho de que Deku continuaba con una reacción tímida, los iris verdes dilatadas, su rostro sonrojado con una ventilación torpe de su boca donde dejaba escapar un hilo de saliva por la comarca de sus labios hinchados como residuo tras haber separado.
Su mirada estaba algo descompuesta por el frenesí anterior, por lo que le siguió inamovible a ver como descendía a besar su mentón, descendió sus manos apoyando sus palmas en el torso de Katsuki como algo de soporte hacia él aprovechando el palpar sus pectorales con indulgencia. Encogió de hombros con un espasmo de un lado por la suave mordida que recibió en el lóbulo de su oreja con la cuestión de si podía avanzar.
—Me ofende un poco la pregunta, me tienes de esta manera ¿y piensas que hay un límite? No lo tienes —siseó con mayor seguridad a todo lo anterior. —Y no quiero que lo haya.
Estaba por demandarle un beso tan libidinoso y húmedo como el anterior, le había provocado tantas sensaciones, desde estar en una suavidad cómoda hasta cierta rigidez en su cuerpo, incluso aseguraba que su entrepierna estaba alterada desde las caricias previas. Su voluntad fue interrumpida al ver como Katsuki se levantaba un poco a checar la notificación del teléfono que había dejado en la mesa, Izuku solo ladeó su cabeza curioso de saber que se trataba, percibiendo un chasquido entre dientes con una queja. Sonrió entretenido de verle retomar su lugar.
Acariciando desde sus piernas, recorriendo esas manos sus muslos, su cadera, la cintura, como si buscara rememorar su figura. Izuku ronroneó placenteramente de la sensación, esas manos eran grandes, ásperas, pero con un tacto tan liviano y suave que era deleitable.
Invadieron el escote de su pecho y poco a poco avanzaron hasta remover un poco el cuello esponjoso, estaba tan sumido en la agradable sensación que por un momento había olvidado un pequeño detalle que ocultaba, abrió sus ojos notando una mirada más fría y centrada en Katsuki que le hizo entrar en razón.
Todo ese tiempo entre las caricias y arrumacos le nublaron la mente de la cautela que debía tener con esas marcas, la mirada desconcertada en Katsuki le cayó como un balde de agua fría y peor aún, rememorar la causa: Estar recostado en el auto la madrugada pasada forcejeando con Chisaki en una posición similar a la que estaban le provocó una arcada.
—¡N-no! Déjame... ¡¡Déjame!! —como acto defensivo dio un fuerte manotazo a la mano ajena para que apartara mientras él mismo tanteaba su cuello y reajustaba el adorno de algodón.
Desde la pequeña interrupción con la llamada había suspendido un poco la excitación, pero todo eso la anuló completamente, Izuku tomó una posición defensiva con sus manos frente a su pecho como una barrera temblando totalmente.
Pronto entró en sí dándose cuenta de lo que había hecho.
—¡Lo siento, no es lo que crees! No era para ti, solo... solo... —exclamó con voz entorpecida desviando su mirada una y otra vez. —Como te dije anoche hubo alguien un poco rudo, todo está bien, solo que mi cuello... prefiero que no lo toquen por ahora —declaró con una atenuante sonrisa resignada. —Dame un segundo...
Solicitó en busca de enfriar su cabeza reincorporándose mientras levantaba parte de su peso en sus codos contra el sofá.
"Diablos, maté el ambiente completamente, luego de todo eso dudo que él ya..."
—No quería que detuvieras, fue un golpe involuntario —disculpó nuevamente arrepentido. Se acomodó para tomar asiento afligido y miró de reojo a su compañero.
Exhaló cansado y silencioso desde su nariz, poco después sintió una sutil caricia en su rostro que le alarmó y retomó a observar a Katsuki. Pareciera que insistía tanto en sus pecas, o su cara en general. Fue entonces que Deku enderezó su espalda, ladeó un poco su rostro guiando la mano del otro a sostener su antifaz de conejo.
—Volví arruinar esto... —recordó la primera vez que estuvieron ahí, catalogado por sí mismo como un desastre. —Soy considerado una estrella aquí, uno de los conejitos más solicitados de Mirko, hasta me da vergüenza decir sus referencias a Deku a mí, pero... —con apoyo de la mano en su antifaz tiró del listón que cruzaba su cabeza para apartarlo y de esta manera demostrar su rostro. —...Más que nada soy una persona que es torpe cuando está nervioso.
Retiró el antifaz revelando sus facciones completamente, sonreía apacible y en resignación, sus grandes ojos verdes dirigieron a Katsuki con el entrecejo un poco arrugado y pronto evadió tímidamente.
—Nunca me había pasado dos veces seguidas con alguien, espero no haya un tercer strike —bromeó retomando con Katsuki, guiando su mano a que tocara en plenitud su rostro sin ese estorboso antifaz. —Puedes verlas completamente ahora, ¿verdad? —Hizo referencia a sus pecas que claramente percibió que era algo que había llamado la atención en el otro.
Ladeó su cabeza para guiar la palma ajena a darle un terso beso y posteriormente una pequeña mordida indolora como advertencia.
—Los lobos no son los únicos que muerden —mencionó relajado recordando la mordida que había recibido en el lóbulo de su oreja y a pesar de no haber lastimado dio una lamida restregando un beso más. —Gracias por tenerme tanta paciencia, no han sido buenas noches para mí, al menos esta lo fue por ti.
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Le miraba mientras ambos alientos chocaban de forma cansada a causa de las hormonas. La temperatura estaba comenzando a subir entre ambos y quizá hubieran llegado aún más lejos de no ser por la reacción qué Izuku demostró.
Un golpe sobre sus manos lo obligó a separarse junto a la orden de dejarlo en paz la cual acato sin pensarlo. Había sido la primera vez que lo rechazaba y habido muy extraño. Su mirada parecía estar asustada. Con los ojos bien abiertos lo observó confundido.
"¡¿Qué fue lo que hice mal?!"
Pensó desconcertado pero casi tan pronto como le encaro ya estaba recibiendo disculpas, confundiéndolo aún más.
"¿No era para mí?... No entiendo"
Medito esas palabras arrugado el entrecejo, entonces todo tuvo sentido al oírle mencionar al " cliente rudo" de la noche anterior. El corazón de Katsuki se contrajo con tristeza, no podía ni imaginar qué clase de cosas debió haber soportado como para dejarle secuelas tan marcadas. Él no merecía ese tipo de cosas, parecía ser un chico bueno y noble, demasiado para su gusto, ese era su encanto.
Se mordió la mejilla interna escuchando su insistente disculpa en un intento de solucionar lo que paso y notando como trataba de volver a recuperar la compostura.
El síndrome postraumático era muy común en situaciones de alto estrés y peligro, si el cuello del pecoso tenía marcas, lo más seguro es que lo habían intentado asfixiar a saber de qué otras cosas más le habrían hecho. Tan solo pensarlo le hacía enojar y sentir náuseas. Por un segundo pensó en la posibilidad de que su agresor fuera Chisaki Kai, pero lo descartó al recordar que solicitaba solo chicas.
Suspiró, pensando en una manera de relajar el ambiente qué estaba más que tenso, su única arma de momento era acariciar el rostro del otro con mimo.
Así lo hizo, llevo su palma dándole una suave caricia, la mejor que pudo, fingiendo no estar molesto con él, estaba enojado si, pero con el idiota qué le había hecho todo eso, no con él.
—Está bien... No pasa nada—
Sus dedos delinearon sutilmente el rostro a su merced y al verse guiado hacia la máscara de conejo se tensó, quedando a la expectativa.
—Tú no has arruinado nada — Aseguró ladeando su rostro, pero alzó una ceja al darse cuenta de que la intención de Izuku era quitarse el antifaz.
Se quedo congelado en su lugar, como si le hubiesen mostrado el mayor tesoro en el mundo, sus pupilas se dilataron y sintió el ritmo cardíaco aumentar al ver la máscara caer y el rostro ajeno siendo finalmente revelado.
Era irreal, mucho mejor de lo que había imaginado. Grandes ojos qué ahora pudo apreciar mejor, nariz pequeña y respingada, largas y delgadas cejas qué entornaban su rostro con dulzura. Sus pecas y sus labios, todo era simplemente perfecto.
—Joder... — Sonrió ladino con los ojos bien abiertos disfrutando del gran privilegio qué le era otorgado, quiso pensar que ningún otro cliente había tenido esa oportunidad y se sintió el tipo más afortunado del planeta.
Pero sobre todo, confirmo con esa acción que Izuku había desarrollado confianza con él, lo que le hacía sentir feliz. Era extraño, no recordaba la última vez que había sentido a su pecho latir tan fuerte y su estómago revoloteando como un tornado.
Asintió a su pregunta, suavizando la sonrisa, era obvio que ahora podía observar las pecas con más detalle, las contempló un momento antes de gruñir al recibir la juguetona mordida.
—¿Bromeas? Ha sido la mejor maldita noche de mi puta vida...— Se encogió de hombros negando, luego lo tomo con suavidad de la cintura en un permiso sordo de volver a acercarse. Al notar qué no había objeción lo apego a su torso envolviéndolo en un abrazo.
—Gracias por mostrarme tu rostro Izuku — suspiró tranquilo recargando su barbilla en la curvatura del cuello manchado con pequeñas pecas dispersas al rededor.
Izuku era el primer hombre con quien hacía ese tipo de cosas y que quizá por ello le estaba agrandando a sobremanera. Era como tocar el fruto prohibido, lo incorrecto y correcto dependía de la moral de cada quien, lo había aprendido en su empleo cuando en los juicios los asesinos solían justificar sus actos. Cada mente era un mundo de eso no tenía duda.
—A cualquiera que te haga daño... —Soltó con una voz profunda, enfatizando en que era muy enserio lo que decía.
— Le romperé la cara... Bueno, si tú quieres —
Sus manos se aferraron a las caderas del pecoso, acariciando su cintura sin ser demaciado atrevido y regreso su rostro hacia el nervioso peli verde.
—Quizá... Pueda mejorar tu noche solo un poco más —
Murmuró antes de tomarlo por el cabello con suavidad y aprisionarlo contra su rostro para besarlo, correspondiendo a las emociones que Izuku le estaba demostrando, se veía ansioso y parecía que le gustaba la forma en que le trataba y besaba.
Bien pues ahora que ya no tenía la máscara podía besarlo de mejor forma, así que le recostó de nuevo con cuidado sobre el sofá, lamiendo sus labios, mordiéndolos con suavidad y lento jugueteo. No tenía prisa.
Sus manos se tomaron el tiempo de acariciar las caderas y bajar con suavidad para deleitarse con la suave piel de sus muslos cubiertos solo por aquella fina tela de red. Pudo oír suavemente los suspiros de Izuku y eso sin duda comenzó a excitarlo nuevamente.
Cada vez estaba más lejos de frenarse por más que había una vocecita en su cabeza que le decía que no, pero a cada mínimo rose su deseo de oírlo jadear más alto aumentaba como una tetera a punto de estallar aunque por mucho que estuviera alterado sabía que no era capaz de desnudarlo aún.
Se atrevió a pasar su mano gentilmente por la entrepierna ajena haciéndole temblar y por consecuencia su cuerpo se estremeció casi de igual forma.
—Que jodidamente lindo eres. —
Confesó en voz ronca para volver a pasar su mano por aquella zona dando un ligero apretón. Sintió las manos ajenas comenzar a desabrochar los botones de su camisa a lo que le detuvo son ser grosero. No era que no quisiera continuar, pero pensó que no era el momento correcto. No quería hacerlo sentir como un simple objeto carnal como seguro lo hacía sentir los otros clientes. Quería demostrarle qué él era distinto.
—Mi fantasía, justo ahora... Es poder seguir tocándote Izuku...—
Murmuró dejando un beso sobre la piel expuesta de los hombros y bajó por el cuello esta vez con cuidado de no volver a generar otra sensación desagradable para él pecoso.
—Pero lamento decepcionarte — Adelantó arrastrando las palabras, él mismo se estaba esforzando para frenar todo.— No soy como el resto, no eres solo un objeto sexual para mi, ya te lo dije, me interesas tú Izuku, no Deku
Explicó lo más sereno posible para volver a tomar el rostro del otro con ambas manos.
—Me la he pasado muy bien. Pero quizá después, cuándo sea el momento ideal, llegaremos más lejos.—
Prometió divertido, en cambio tenía otra idea qué podría servir para culminar con una noche increíble.
— Ven conmigo esta noche. —
Le propuso, descubriendo un nuevo lado protector qué no sabía que tenía. No quería dejarlo en el burdel toda la noche, quería que Izuku saliera de ese lugar. Quería llevárselo, sacarlo de ese maldito mundo lleno de dolor.
Se llevó las manos a su máscara de lobo, la desató despacio y la retiro arrojándola sin cuidado a la mesa, entonces alzó el rostro clavando su penetrante mirada en los orbes verdes de su acompañante y revelándole su rostro de igual forma.
—Por favor —
Rogó una última vez con seriedad.
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En el momento que escuchó que había sido la mejor noche en su vida le hizo levantar sus cejas sorprendido, probablemente estuviera exagerando, pero eso no quitó el hecho de que lo hizo feliz. Se dejó envolver en aquellos fornidos brazos y el peso de la cabeza en Katsuki descansó sobre la curvatura de su cuello, sintiendo el aliento escapar hacia la piel en su hombro.
Relajó su mirada asintiendo por ese agradecimiento, tal parece y tuvo un gran bonus el haber revelado su identidad. No se engañaría, él también tenía mucha curiosidad, pero se restringía en abusar de un trato equivalente, por lo que sus manos solo pasearon por la amplia espalda evitando subir a la nuca como indirecta para aquel antifaz que aún traía Katsuki.
El frágil momento en que se imbuyeron torció a las palabras que espetó Katsuki con tozudez, amenazando a cualquiera que volviera a dañarlo.
"No tienes por qué llegar tan lejos por alguien como yo." No respondió abiertamente, únicamente le dedicó un suspiro cerrando sus manos entre la tela de la camisa que sostenía en su abrazo a la espalda. "Ya maté a alguien, no tengo derecho a algo así."
Respingó al sentir cómo las manos descendían a su cintura acariciando, retrocedió un poco para poder interpretar lo que percibía en las reacciones bajo esa máscara negra.
—¿Mejorar la noche? Solo se me ocurre una cosa y no creo que tú-... —respondió sosegado, después de todo minutos atrás había matado todo el ambiente. No terminó su comentario a causa de que su cabello fue sujeto por las manos de Katsuki jalándolo hacía él y callándolo con los propios labios.
No iba a rechistar a eso, ya que era algo que inicialmente quería continuar al momento en que se habían separado. Sin apartar su boca del tacto retrocedió poco a poco con el suave empuje del cuerpo del rubio volviendo a estar recostado en el sofá. Sus manos recorrieron deseoso la amplia espalda esperando poder acariciar un poco más debajo de esas ropas, tenía bastante curiosidad en ver más de él, si portaba algún distintivo, una marca, un tatuaje, alguna cicatriz, ahora quería saber todo de Katsuki.
Sus labios estaban húmedos e hinchados entre tantas succiones y pequeñas mordidas insaciables, el rubor en su rostro era más evidente, con las pupilas fogosas y dilatadas. Jadeó incluso más avergonzado que antes, en este momento se sentía completamente expuesto a pesar de estar vestido, pero sin el antifaz sencillamente todo el empoderamiento atrevido que tenía como Deku había desaparecido, se sentía a completa merced de Katsuki. Y por alguna razón no estaba en pánico e inseguro, permitía que tomara riendas.
—Realmente... estás mejorando nuestra noche... ¡Kaaaa-cchan! —Gimió interceptando su propio comentario al sentir las manos que paseaban por su cuerpo llegaron al abultamiento de su entrepierna que le hizo encoger en su lugar con un escalofrío. Llevó sus manos apretando la boca a silenciar apenado por ese agudo gemido que inclusive le hizo balbucear mal el nombre.
Una vez más volvió a sobresaltar, pero con la antelación fue en menor intensidad su reacción, llevando a que cerrara fuertemente sus ojos por la ligera presión que concedió en la sensible área excitada de su entrepierna mascullando un jadeo.
A pesar de sentirse desnudo sin su máscara quería estarlo aún más, completamente, sentir el calor directo de ese cuerpo contra el suyo entre el sudor aperlado de ambos en sonidos indecorosos, así que se armó con iniciativa también levantando sus manos a colgarse del cuello y besarlo una vez más como signo de que estaba disfrutando cada segundo con él. Descendió sus manos recorriendo su cuello, tanteando sus clavículas y ladeando su camisa hacia los laterales queriendo indagar más en ese torso que últimamente se había hecho su respaldo favorito. Al ver como algunos botones estaban bloqueando el continuar abriendo la prenda dirigió con desesperación sus manos, sin embargo, fue frenado siendo sostenidas por una de las de Katsuki.
Su vista verde levantó extrañado en indagar el por qué le frenó, su cuerpo era besado escuchando la fantasía de querer tocarlo todavía, por lo que asintió con su cabeza ya que era algo que también él buscaba corresponder. Quedó pasmado de la sentencia, ladeó su vista con cierta desilusión llevando una mueca infantil inflando la mejilla derecha.
—Que injusto eres —reclamó con un susurro, pronto resopló resignado. —No, más bien cacique, aún no estoy seguro de que cruza por tu cabeza cuando estamos haciendo esto.
No le iba a reclamar más que eso, después de todo estaban ahí en esa habitación de un burdel, se supone que debía tomar cualquier exigencia de los clientes, pero no había tenido la dicha de que alguien lo restringiera abruptamente luego de tantear tan seguro en el inicio.
Levantó con apoyo de sus codos pensativo de lo dicho, el que quizá en otro momento ideal podrían llegar más lejos, sonrió para sí al imaginar volver a verlo más seguido por ahí.
Todo su fantaseo expiró al escuchar la invitación de ir con él. Parpadeó un par de veces y levantó las cejas sin estar seguro de que reacción tendría en ese preciso momento.
—¿Ir contigo? —Susurró despacio y dubitativo. —No podría, yo... estoy en servicio actualmente y... —recordó cómo es que Katsuki había dado dinero más que suficiente para cubrir el servicio con Deku toda la noche.
Las invitaciones por clientes fuera del Green Rabbit eran frecuentes, todas eran negadas de forma cordial y amable, Mirko le fue muy específico que tuviera cautela en ese aspecto ya que ella no podría respaldar a sus empleados tras salir del burdel.
Estaba inseguro de negar o acceder, por el protocolo en el lugar tendría que decir no estrictamente pese a que tenía todo el resto del turno para Katsuki, pero también estaba el otro aspecto donde una incertidumbre y miedo de volver a su hogar tras lo de la madrugada pasada. Le daba escalofríos siniestros volver a recorrer solo las calles y ser interceptado así, también le acompañaba la idea de que podrían estar esperándolo fuera de su casa para saciar dudas de que pasó con Overhaul por el resto de la mafia que controlaba.
Dibujó una mueca en sus labios llevando un puño a su pecho pensativo de que responder, pero toda aquella preocupación dispersó al prestar atención de Katsuki ya que retrocedió un poco y soltó su cabeza para dar espacio a lo que haría: él también se quitó el antifaz.
Izuku quedó en blanco con el simple sonido del antifaz golpear la mesa, sus labios despegaron un poco desglosando la sorpresa. Sabía que tenía una mirada afilada y penetrante con esos brillantes iris escarlatas, unos rasgos maduros, pero tan bien preservados que conservaban juventud en ello, una belleza única que podría asegurar que haciendo juego con ese cuerpo que ocultaba las ropas sería incluso un modelo de revista o actor de cine, de esos que son tan aclamados por lo atractivo.
Pasó saliva encogido en hombros, ¿ahora cómo se supone que iba a querer negarse? Con ese contundente mirar acechándolo que también desbordaba una suave paciencia por su respuesta, incluso le dijo por favor.
"Tal vez el momento adecuado que dice... ¿sería más bien otro lugar? No, no, no, él dijo que después, ¿después cuándo? Ah, también está la grosería que cometí de haber dejado tanto sin responderle a pesar de que aceptó mis disculpas. Ya llegamos a esto, un poco más... también está el detalle de que él pagó la noche completa, si se quiere ir, ¿debería irme también? ¡No! Eso incluso es aparte del servicio VIP."
Su mente estaba en caos mientras éste permanecía inmóvil apreciando la bonita expresión en paciencia del rubio.
—Espera un momento... —dijo tomando asiento en el sofá apartando la vista. —Dame cinco minutos —solicitó acariciando la cara de Katsuki con libertad sosteniendo un poco de sus mechones rubios mientras su pulgar delineaba una de las cejas. —Veré que puedo hacer.
Sonrió afable, se puso de pie y aprovechando ese movimiento tomó oportunidad de besar en la zona inferior de un ojo y el pómulo con total acceso sin la máscara de lobo.
Recogió su antifaz de conejo y el dinero por la extensión de la sesión con Deku de la mesa lateral al sofá, salió de la habitación solo poniendo por encima el antifaz como protocolo en los pasillos y pasar desapercibido, tras llegar a salvo a los camerinos con tocadores lo descendió en confianza buscando a la administradora que debería estar estipulando turnos en las bailarinas por ahí.
—Mirko —llamó un par de veces insistente a la morena que estaba centrada en el teléfono atendiendo algún mensaje, la mujer levantó una ceja al reconocer al chico.
—Amor, ¿qué haces aquí? La primera sesión aún no termina, ¿se enfadó ese hombre y se largó? ¿O no me digas que quiso pasarse de listo y-...? —Su voz agravó molesta queriendo levantar un bate que alguna razón disponía cerca de las áreas que ella frecuentaba.
—No, nada de eso... de hecho, ese sujeto pagó todo el horario conmigo esta noche —respondió nervioso mientras levantaba su mano con el paquete de billetes.
Los ojos de Mirko encogieron con sorpresa, ni corta ni perezosa avanzó arrebatar el dinero, lamió un par de falanges para empezar a contarlo y corroborar.
—¡Oh-ho! ¡Un generoso benefactor! —Exclamó relamiendo sus labios. —¿Y qué demonios haces aquí? Vuelve con él, ¡consiéntelo, conejito! —Exigió señalando la salida hacia los pasillos de los VIP.
—El detalle es que quiere que me vaya con él, fuera de aquí en su horario de sesión...
La concentración de la albina en contar los fajos de dinero pausó dirigiendo su mirada carmesí a Deku poco convencida de eso.
—Dulzura, ¿olvidaste lo que te dije? —Izuku negó la cabeza. —¿Eres consciente de que no me haré responsable de ti si sales del burdel? No te podremos respaldar si ocurre algo, aunque estés en tu horario laboral.
—Lo sé, cuidarme solo es algo que he acostumbrado desde que inicié con esto —sonrió incómodo.
Mirko rascó su cabeza y suspiró.
—Bien, si así lo quieres, puedes retirarte —decretó resignada dando media vuelta no sin antes palmear la cabellera de Izuku como aprobación. —Esto va a cancelar las sesiones que tenías para más adelante, ese tipo sí que es acaparador. Habrá quejas, pero la cuota contigo va a subir —burló entre dientes. Deku levantó sus hombros con una sonrisa incómoda.
Ante el permiso entre comillas el chico corrió hacia su casillero a recoger sus pertenencias, se cambió rápido a su ropa casual, unos jeans de mezclilla, una sudadera gruesa de color verde oscuro y unas zapatillas deportivas rojas, frente al tocador desmaquilló los retoques en sus ojos, sus labios aún persistían un poco hinchados por la ronda anterior de besos.
Tomó la mochila en un hombro y salió con estilo sigiloso por los pasillos agazapado, una vez frente a su puerta VIP asomó un poco su cuerpo haciendo señal con su mano a que Katsuki viniera hacia él con insistencia, al tenerlo cerca lo tomó de la mano en complicidad dirigiéndose a la parte general del burdel, en la zona simplemente encogió de hombros y llevó la capucha de su sudadera encima para pasar desapercibido, cedieron el antifaz de lobo y otro extra que Deku tomó prestado de los camerinos en forma de ciervo al sujeto de la salida sin mucho esfuerzo.
Una vez afuera Izuku dio un par de saltos excitado de lo que acababa de hacer posicionándose frente al camino de Katsuki.
—Usualmente mi entrada y salida es por otro lugar, estuve nervioso, pero fue emocionante salir por el acceso general contigo sin que nadie nos reconociera —exclamó con una sonrisa enaltecida balanceando sus brazos de adelante hacia atrás con la capucha cayendo a su nuca por los bruscos movimientos. —Por tu culpa ahora Mirko va subir la tarifa conmigo —burló ladeando su cabeza
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En estos momentos es cuando asumimos que el perfecto tema para la ocasión es la canción: I kissed a boy.
Tal cual la letra de la rola es lo que transcurre a Kats 🧐☝️
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