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Noche I

⚠ ADVERTENCIAS ⚠

*AU Mafía/Policia

*+18 Se tocan temas muy sensibles, a violencia, humillaciones, escenas eróticas explícitas. No se recomienda lectura a menores.

*Es una historia hecha desde dos puntos de vista, principalmente Izuku y Katsuki por lo que la perspectiva estará cambiando constantemente.

Créditos de la imagen del libro es de la talentosa Yuka-Chan llamada @YukarietD en twitter.

La historia es un roleplay que estoy siguiendo actualmente con mi partnet Any  moyashisa16 también escritora KtDk, vayan a checar sus historias! 



Enjoy.

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Tokio Japón, estación de policía 9:45 P.M

Katsuki Bakugo tenía la fama de ser un gruñón, estricto y un verdadero misterio. Era el jefe del departamento de investigación así que todos los días era un maldito dolor de cabeza, tanto que siempre solía cargar un par de aspirinas en los bolsillos.

Su jornada laboral había sido bastante pesada ese día, le dolía un poco la cabeza y lo único que quería era irse a descansar a su cómodo departamento cerca del puerto, pero esa noche había prometido acompañar a sus dos idiotas amigos a una noche de "diversión" que habían planeado y de la cual no quisieron darle mayor detalle. Apenas estaba saliendo de su oficina y aflojando su corbata cuando el par de chicos aparecieron frente a él con una sonrisa de idiota bien dibujada en sus detestables caras.

—Luces del asco... Pero no está mal para el lugar al que vamos.

Le dijo Kirishima, un pelirrojo con una sonrisa amplia y cabello alborotado, trato de dar un par de palmadas en el hombro de Katsuki pero este le aparto la mano de un manotazo.

—Váyanse a la mierda. Estoy muy cansado como para ir a su estúpida aventura.

Respondió Katsuki con el ceño fruncido, mostrando los dientes en desacuerdo, pero el pelirrojo negó haciendo un puchero y jalándolo del brazo.

— Prometiste que nos acompañarías, además que motivo tendría ir a tu despedida de soltero si no va el soltero.

Dijo Kirishima encogiéndose de hombros y Katsuki suspiro tratando de no perder aún más la paciencia, lo menos que quería era recordar ese estúpido matrimonio arreglado que sus padres habían acordado con la hija de uno de los empresarios más ricos de la ciudad y además amigos de la familia.

Como jefe de departamento tenía ya bastante estrés en su vida como para aguantar los caprichos de sus colegas, tenía al mando varias unidades de investigadores, algunos casos bajo su cuidado, además del compromiso con esa chica y ahora el par de sus brutos amigos queriendo obligarlo a ir a ese famoso lugar, pero ese par de idiotas le habían ayudado tiempo atrás así que se sentía en deuda.

—Bien... Iré, pero solo un rato ¿oyeron?, no necesito una estúpida despedida de soltero.

Suspiró resignado y luego se pusieron en marcha en el automóvil del pelirrojo hasta conducir a una de las zonas más alejadas de la ciudad. Había de todo un poco, tiendas, restaurantes, departamentos de lujo, pero también estaba el lado "bajo" de esa zona, la zona roja, una calle repleta de diferentes tipos de burdeles, antros y bares con servicio de table dance, scorts, prostitutas y hasta hoteles para "divertirse". Era el paraíso de los depredadores y pervertidos.

Se estacionaron afuera de uno de los tantos negocios qué había, el par de chicos entraron entusiasmados luego de decir al guardia de la puerta que tenían una reservación esa noche, parecía ser que ese lugar no era tan "vulgar" como otros, Katsuki se imaginaba una especie de cantina mal oliente con sujetos hasta el culo de ebrios, pero en realidad era todo lo contrario.

Al entrar solo pudo notar humo de cigarrillos y el aroma a alcohol, había varias mesas distribuidas por todo el lugar y algunos elegantes sofás de terciopelo, el techo estaba adornado con bonitas lámparas de araña qué dejaban caer sus decenas de cristales. Claramente era un lugar que no parecía ser barato y solo le tomo un par de segundos ver a su alrededor para notar qué era un típico burdel de la mafia.

Los tres tomaron asiento en uno de los sofás qué estaban justo al frente del escenario qué aun mantenía la cortina cerrada.

Katsuki miró a su alrededor solo podía notar a varios clientes siendo atendidos por lindas chicas en lencería y también algunos chicos.

Negó con la cabeza y suspiró profundo, sacó un cigarrillo para fumarlo, se estaba arrepintiendo de haber aceptado semejante "despedida de soltero". Solo esperaba irse pronto pues si no le interesaba la chica con la que lo obligarían a casarse, mucho menos una desconocida en ese tipo de lugares.

— Parece que llegamos justo a tiempo para el show, nos dijeron que es la estrella de todo el lugar.

Dijo Kirishima picándole el costado al rubio con el codo.

— Debe ser una hermosa chica con un cuerpo perfecto... Grandes senos y trasero firme.

Secundo Denki con un leve sonrojo en sus mejillas. Entre ambos comenzaron a reírse entusiasmados por ver a la susodicha estrella.

Katsuki no dijo nada tan solo bufó molesto y rodo los ojos. Luego de ello una chica de cabellera larga y azul, se acercó a su mesa y les entregó sus respectivas máscaras, una de las reglas de ese lugar era que todos sin excepción debían usarlas para proteger sus identidades. Tanto empleados como clientes.

El rubio tomó la suya, era una máscara en forma de lobo de color negro con rojo, era bastante bonita y no tuvo opción más que ponérsela, parecía más bien un antifaz, ya que solo le cubría los ojos y la nariz dejaba al descubierto su boca y barbilla.

El ambiente que había en ese lugar se sentía pesado al grado de que comenzó a sentirse un poco nervioso, era la primera vez que asistía a un lugar así no porque no le gustará si no porque simplemente era algo que nunca le había llamado la atención, pues esos lugares normalmente se usaban para satisfacer los deseos carnales de los varones e incluso algunas mujeres y en su caso él nunca había tenido la necesidad o "urgencia" de ese estilo.

Kaminari tenía una máscara de un perro akita que le tapaba de la nariz hacia abajo y Kirishima una de tigre.

Cuando las luces se apagaron y se anunció que la estrella de la noche "Deku" estaba por aparecer, Kirishima silbo entusiasmado y Kaminari aplaudió a la espera de ver a la hermosa chica que aparecería tras el telón.

La música comenzó a sonar, era una canción lenta, pero con un buen ritmo.

Frente al trio de jóvenes se hizo presente la figura delgada y pequeña de alguien entre las sombras, las luces se enfocaron y pudieron ver a una persona de espaldas tras el tubo con un traje de conejo de vinilo negro bastante ajustado, unas piernas largas y pálidas y una cadera marcada y cintura pequeña.

Al ver girarse a aquella persona los tres pudieron notar los hermosos ojos de color verde tras la máscara de conejo que llevaba puesta, brillaban con la luz de los faros que danzaban junto a su cuerpo.

—Ella tiene muy poco pecho.

Dijo Kaminari con una ceja en alto, pero Kirishima y Katsuki rieron al unísono.

—Es un chico... Aunque no está nada mal.

Dijo Kirishima sonriendo y Katsuki rodó los ojos, aunque no pudo evitar fijar su mirada en los suaves y tentativos movimientos que aquel chico hacía.

Por su cuerpo y lo poco que podía ver de su rostro, sabía que era muy joven y que quizá no pasaba ni de los veinte a diferencia de él que ya tenía 26 años.

Poco a poco su mirada comenzó a ser guiada por los movimientos del chico en el escenario, Katsuki no solía interesarse en nadie se solía decir que era un tipo "difícil de conquistar" y ni siquiera la chica más hermosa de toda la oficina había logrado llamar su atención, sin embargo, algo en el baile de ese joven le hizo sentir un poco extraño, no sabía si era su enigmática mirada o quizá su cuerpo tan torneado pese a ser un chico.

Había algo que captó su atención, aunque no sabía exactamente qué.

A consecuencia comenzó a beber un poco.

Al notar los últimos movimientos más lentos y claramente lascivos del show de aquel joven no pudo evitar quedarse ingenuo hasta ver como las luces se encendían de nuevo y los clientes aplaudían mientras la cortina se cerraba.

꧁_____________꧂

El entorno en la vida se trataba de una montaña rusa, te pueden pasar cosas buenas como malas en una balanza que pesaría a tu nivel de felicidad. Desafortunadamente para Izuku todo se había desbalanceado hace bastante tiempo.

Deudas y facturas, esa carga era lo que había dejado su padre a la familia Midoriya tras desaparecer. Una deuda con grandes intereses que no disminuía pese a los intentos de su madre que se rompió la espalda trabajando desde que Izuku tenía memoria. El estilo de vida con estrés y poco descanso también pasó factura en la condición de su madre, donde sus limitaciones la llevaron a caer enferma y morir hace seis meses.

Por supuesto que eso no exentaría de la deuda que caía en la familia Midoriya, a pesar de ser menor de edad ahora le correspondía a Izuku colaborar a bajar las cifras. ¿Qué podía hacer un chico sin experiencia más allá de ser el cajero de una tienda de conveniencia en el turno nocturno? Desde los 15 años había tenido ese tipo de empleos en bodegas, cajero o mesero. Una de esas solitarias noches donde la tienda llegaba a frecuentar uno que otro cliente una mujer de cabello albino y largo observaba minuciosamente al chico que pasaba por el láser los productos que llevaría.

"Tienes una linda cara y tu cuerpo...vaya que linda silueta, no estás nada mal."

Recuerda claramente como en esa ocasión la morena mujer le inspeccionaba abiertamente de todos los ángulos, esa clase de acoso laboral fue bastante estrepitoso.

Rumi Usagiyama es el nombre de esa mujer, más conocida por el seudónimo de Mirko. Con gran carácter y buen ojo para la elección de sus trabajadoras y trabajadores. Una actitud jovial y despreocupada maquillaban la codicia en la que administra uno de los burdeles más reconocidos de la zona roja: el Green Rabbit. Un juego de palabras con uno de esos chistes vulgares con el que fácilmente se daba localización del lugar.

Había un modo de ganar mucho, muchísimo dinero que siendo un cajero de una tienda de conveniencia, eso sin incluir las generosas propinas.

"Tienes una delicia de cuerpo chico, sería la atracción principal, estoy segurísima. ¿Qué dices?"

Izuku sobre pensó mucho la propuesta esa noche, Mirko le dejó su tarjeta con insistencia por si cambiaba de opinión. Tal vez debía darle una oportunidad a otra clase de empleo con mayor ganancia, pero no era algo con lo que familiarizaba. Su indecisión terminó el día después cuando acudieron en busca de recoger el abono con mayor demanda y bruscas amenazas para así "amoldar" a quien estaba ahora sometido a la deuda de su familia con personas peligrosas.

Mirko le había instruido bien, las indicaciones de lo que el público buscaba, algunas rigurosas restricciones que tenían en el lugar, por lo cual no debería preocuparse de si hay un inoportuno que quisiese pasarse de listo con sus conejitos, que era como la mujer llamaba a sus trabajadores.

Luego de tanto tiempo Izuku por fin pudo ver una brecha de luz en esa pesadumbre, la deuda disminuía con gran diferencia que cuando su madre y el trabajaron juntos por dos años. ¡Incluso ahora tenía oportunidad de ahorrar un poco! La promesa de continuar con sus estudios y lograr entrar a la universidad se hacía más visible a la realidad.

Todavía le faltaba ajustar los horarios entre sus clases en la mañana, tarde de estudio y en la noche su trabajo... debía prepararse adecuadamente para el examen de admisión.

El bullicio de personas, la música que hacía eco en esos pasillos de luces rojas con la alfombra aterciopeladas daba indicio de que había mucha clientela.

Pronto comenzaría su jornada laboral, entrar al escenario y cautivar con su figura. Un protocolo que memorizó y ahora podía hacer sin problema a diferencia de cómo fue al inicio con su timidez.

Su cabello rizado de tonos verde con el sombreado oscuro caía en su frente y bajaban por la nuca. Las adorables pecas que salpicaban su piel desde sus mejillas, hasta denotando en cada porción que vislumbraba fuera de ese traje, como en sus hombros, los brazos y sus muslos. Estaba usando el traje negro de conejito que más le era demandado en el show especial, que, si bien era plano al tratarse de un joven hombre, seguía teniendo una apariencia femenina, o tal vez sería por la delgada cintura y las grandes caderas que acentuaba con su ropa. Con largos guantes hasta encima de los codos al igual que esas mallas oscuras que generosamente delimitaban para observar los carnosos atributos que eran sus muslos.

Sus largas pestañas verdes y rizadas como era el cabello que cubría su cabeza y sus labios, tan rosados y carnosos, acentuando con un poco de labial mate. Permaneció rígido con la cabeza gacha frente al espejo del tocador que le rodeaba decenas de luces, recitando para sí mismo cada cosa que debía hacer de ahora en adelante, enfocado en tener una exitosa y segura noche de ganancias.

—¡Deku! Cariño es tu turno —llamó Mirko desde el margen de la puerta de los vestidores. —¡It's showtime! —declaró aplaudiendo para que apresurara.

Izuku asintió con la cabeza, exhaló pesadamente queriendo eliminar todo rastro de nervios y se puso el antifaz que le correspondía, uno de barniz oscuro y brillante contraluz como el resto de su traje con unas protuberancias que eran mención de ser unas orejas de conejo que combinó con ese esponjoso y adorable rabo en su trasero.

Como si ahora con el antifaz todo rastro de Izuku Midoriya hubiera desvanecido y ahora mismo se trataba de un alter ego que por inercia su mente adquirió con el llamado de Deku en ese lugar.

Avanzó sin problema con ese tacón alto que ya había perfeccionado en el andar. Esperó con dicha al otro lado del telón su llamado con las presentaciones del resto de compañeras que daban un previo show. Una vez que terminaban ellas entraba en escena recibiendo adulaciones y gritos enriquecidos en palabras obscenas.

Su trabajo era el de cautivar, hechizar con esos suaves movimientos en el pole dance mientras inspeccionaba el entorno a su público, atraer devoradores a una supuesta presa que era un conejito tan seductor como él.

La rutina era algo estándar en su baile llegando a improvisar cuando requería para no aburrir a los visitantes promedios, meneando sugestivamente su cintura, otorgando ángulos de generosa vista, todo ello mientras estaba concentrado inspeccionando con su mirada silenciosa y encantadora al público.

"Ya lo conozco".

"Este sujeto la semana pasada..."

"Ya tuvo participe".

Docena de personas ya habían sido hechizados con Izuku, tenía un público que aclamaba como favorito y con gran demanda para los servicios VIP. Entre el indecoro seductor de movimientos pudo percatar de que dio con personas nuevas.

"Ellos. Ellos nunca han estado aquí."

La mirada berilo encantadora ocultaba esa mentalidad de escáner con las personas, acechante y silencioso. Deslizó por el tubo metálico hasta ponerse de pie y avanzar unos pasos restregando unos suaves movimientos a quien recorría con cizaña hasta llegar con esos tres.

Notó que su presentación había sido exitosa, engancharon en el entorno, solo debía tirar despacio de ello como si de una pesca con caña se tratase. El hombre pelirrojo permanecía con una mirada embobada, el otro rubio con un mechón oscuro no estaba diferente, no obstante, el tercero con cabello rubio cenizo no era algo que pudiera presumir completamente de haber atrapado o eso consideraba, tal vez debía ser insistente con una persuasión al modo del Green Rabbit.

—Buenas noches... —ronroneó bajando del escenario y aproximó directamente sin disminuir ni un mínimo ese cántico seductor. —¿Alguno de ustedes quisiera probar la sala VIP?

Siseó palmeando el hombro de Eijiro, recorriendo su mano por la cabellera de Denki hasta llegar con el tercero, dubitativo por un mínimo segundo, pero aseguró inmediato que ese sería el pez gordo de esa noche, por lo que acarició su mejilla tentativo de recorrer su mano a delinear esos labios, pero al final desistió buscando un poco de pertinencia.

—¿Qué dicen?

—¡Hay mucha demanda, pero al tratarse de alguien que nuestro conejito Deku propone se hace excepción por única vez! —Exclamó Mirko con ese traje formal de pantalón oscuro y su camisa manga larga de color blanca, portando una Tablet de turnos como un pretexto precipitado de "tómalo o déjalo". La morena conocía muy bien el modo de operar que Deku empleaba para atraer nuevos clientes y enviciarlos.

꧁_____________꧂

La música había cambiado a una melodía más suave y de volumen bajo, las luces nuevamente se atenuaron creando una cálida atmósfera, dejando de lado la oscuridad y luces láser qué acompañaron a la estrella en el escenario.

—Límpiate la baba hermano.

Bromeo Kirishima al ver como Denki se había quedado casi inmóvil ante el show, parecía una extraña broma verse "alterados" por un varón vestido de conejo. Pero ahí estaban, casi con la boca abierta y sin parpadear, fascinados por un joven bailarín.

Por su parte, Katsuki no negaría qué no había disfrutado del show, ese chico sabía moverse bien eso no lo discutía, tanto que había sido capaz de confundir a un grupo de heteros. Pero era claro que era el efecto del alcohol y el cigarro, si, eso quiso pensar pues nunca en su sano juicio sería capaz de admitirlo.

No tuvo opción más que tratar de concentrarse en otra cosa que no fuera el conejo, trato de perder su mirada en el vaso con whisky qué tenía en la mesa, pero nada pudo hacer qué sus ojos rojos como un rubí, regresarán a aquel joven qué ahora bajaba del escenario.

Se abofeteo mentalmente, ¿Como era posible que no pudiera ignorarlo?

—Si ya terminó toda esta mierda entonces vámonos —exclamó con seriedad apunto de ponerse de pie y quitarse la mascara de lobo pero Denki lo detuvo y señaló vacía al frente.

—Hey, Espera.. Mira, ¡Viene hacia acá! —

Denki sarandeo al rubio con emoción, lo que casi causó qué este recibiera un puñetazo en respuesta, pero antes de poder hacer o decir algo, el joven bailarín ya estaba frente a ellos con sus ojos fijos en él, eran ojos brillantes qué se asomaban por los huecos de la máscara de conejo y gracias a la cercanía se dieron cuenta que eran verdes al igual que su cabello.

También pudieron notar las pecas en todo el cuerpo del bailarín, mismas que adornaban como estelas las zonas qué aquel diminuto traje dejaba ver.

"Deku" les había hecho una pregunta tentadora qué los dejó ingenuos a los tres, en especial a Denki quien solo le basto aquella suave caricia sobre su cabello para derretirse como mantequilla. Kirishima estaba más que embobado mirando el cuerpo del bailarín de pies a cabeza, pero Katsuki era el menos expresivo de los tres.

"¿Servicio VIP?. De qué mierda habla este mocoso, no soy ese tipo de hombre"

Pensó con una ceja en alto y al ver aquella pálida mano acercarse a su mejilla estuvo a punto de alejarla de un golpe, pero fue la voz de una mujer lo que lo distrajo y por consecuencia una leve caricia llegó a su rostro, tomo la muñeca del chico y la alejo sin ser grosero, advirtiéndole con la mirada qué no lo hiciera de nuevo.

Regresó su vista a la mujer, era alta de cabellera blanca y piel morena se les había acercado, diciéndoles prácticamente qué debían tomar la oportunidad de entrar a una sala VIP sin estar en lista de espera.

No hacía falta ser un genio para saber que ella era la dueña del lugar, su costoso traje de gala la delataba, al igual que las costosas joyas qué llevaba puestas.

Katsuki intercambio miradas con el par de brutos qué no tardaron en verse entre si con una cómplice sonrisa .

—¿Un privado?, No, ni loco voy a —

No pudo terminar de hablar pues de inmediato Kirishima le tapó la boca y Denki lo detuvo de los brazos.

—¡¡Si, claro que la quiere!! Yo pagaré.

Exclamó Denki, sacando su tarjeta de crédito para luego deslizarla en el datafono qué la mujer cargaba consigo.

Katsuki forcejeo hasta liberarse, pero era muy tarde. El pago se había hecho y vaya que no había sido nada barato por la expresión de Denki al ver el recibo.

—Por favor asegurate de que valga la pena, él es algo gruñón pero es buena persona —

Le dijo Kirishima al pecoso, pues sabia de sobra qué tratar con Katsuki Bakugo no era cosa fácil.

—¡Jodanse par de idiotas! No voy a ir. —

Recriminó con una vena saliendo de su frente oculta detrás de la máscara, pero los rostros llenos de ruego de sus amigos le hicieron sentir culpable. Odiaba sentir esa sensación.

—Sólo diviértete Bakugo, hicimos esto porque te queremos. —Se defendió Kirishima entonando una voz más seria y suplicante. Katsuki chasqueo la lengua, aquel par de idiotas en verdad que eran tercos y si bien podía simplemente mandarlos a la mierda a todos e irse por su cuenta, sabía que al día siguiente se lo reprocharían en la oficina, quizá toda la semana o en el peor de los casos todo el mes, ya los conocía bien. Así que pensó que quizá aceptar su estúpido capricho sería mejor que aguantar sus lloriqueos durante días enteros.

— Supongo que no tengo elección — Accedió tras un suspiro.

Al oír aquello, Kirishima y Denki sonrieron victoriosos, chocaron las palmas y miraron con diversión a Katsuki qué se estaba poniendo de pie para seguir al bailarín a donde sea que fuera.

"¿Qué mierda estoy haciendo?"

Pensó justo en el momento en que aquel joven tomó su mano para comenzar a guiarlo, la diferencia de tamaño era muy notable, pudo sentir la suavidad de la piel ajena, ¿Acaso todo en ese chico era perfecto? Luego miro su cabello, no sabía si era peluca o estaba teñido, pero le parecía gracioso como los rulos verdes saltaban con gracia a cada paso que daban.

Katsuki giró su cabeza para echar una última mirada a sus amigos, estos se reían a carcajadas y le enviaban besos en forma de burla.

—¡Te estaremos esperando! No vayas a matarlo. — Gritó Kirishima con una amplia sonrisa y Denki segundo con un corazón hecho con sus manos, ambos reían tanto que las lágrimas ya se asomaban de sus ojos y por su parte Katsuki solo tenía ganas de ahorcarlos a ambos, no solo por el escándalo qué estaban armando llamando la atención de los demás si no porque también sabía que haber pedido el servicio VIP había sido más una broma de su parte qué un regalo y en respuesta, Katsuki les levantó el dedo medio para luego sonreír de forma ladina pasando su dedo índice por el cuello a forma de amenaza.

"Ya me las van a pagar par de idiotas"

Pensó y desvío su rostro al frente mirando solo la mano del menor que estaba bien aferrada a la suya, lo soltó dejándole claro que no deseaba el contacto, tan solo lo siguió con cierta distancia entre ambos.

Entraron a una sección de pasillos y varias habitaciones, el lugar era mucho más grande y elegante de lo que pensó.

La dueña seguro se bañaba en dinero, aunque no estaba seguro si podía decir lo mismo de sus empleados, pues muchos tenían un rostro cansado.

Al avanzar, Katuski pudo ver por la abertura de una puerta a un viejo sentado sobre un sofá con una hermosa chica encima. Desvío la mirada de inmediato y siguió caminando, sintió qué el estómago se le revolvía, ese lugar no era más que un nido de aborígenes enfermos. Pudo oír algunos cuantos gemidos qué provenían de algunas de las habitaciones ocupadas.

¿Qué se suponía qué debía hacer ahora? No tenía ni idea de que decir o hacer una vez que estuviese a solas con ese chico.

El recorrido terminó cuando el conejo se detuvo y abrió una puerta, finalmente habían llegado a la susodicha sala VIP.

Katsuki se veía tranquilo en el exterior, pero por dentro se estaba muriendo de nervios.

Agradecía al cielo poder ser bueno para ocultar sus emociones en situaciones como esa. Así que, sin más, decidió entrar después del chico.

Al encenderse la luz, notó que se trataba de una habitación amplia, con una cama, un sofá y una elegante mesita de centro en donde había una botella de vino tinto y un par de copas de cristal, pero lo que más llamó su atención fue un tubo de poledance puesto justo en medio.

La iluminación era suave, de tonos naranjas y amarillos, la decoración era interesante. Había pinturas enmarcadas en cada pared y una alfombra con patrones geométricos qué abarcaba casi toda la habitación.

Al costado del sofá estaba un mueble con un sistema de sonido listo para reproducir música.

Caminó despacio y decidió tomar asiento en el sofá, dejándose caer con fuerza y se cruzó de brazos, cerro los ojos y aclaró su garganta.

—Quítate los tacones y descansa en lo que dura el servicio, no es necesario que hagas algo y esas cosas se ven... Jodidamente incómodas—

Ordenó con calma, serio como solía ser, con aquella voz grave y rasposa muy contraria a la de su acompañante, que parecía más un suave y cariñoso canturreo al oído.

꧁_____________꧂

El espectáculo entre ruegos e insistencias de aquellos para que el otro accediera fue divertido de percibir, ya que pareciera que estaba ahí a rastras, ¿tal vez era su cumpleaños? ¿O celebraban algún ascenso? No importaba, por lo que Deku también aceptó la jugarreta tomando su mano y tirando gentilmente a que lo siguiera.

Llevándolo en camino hacia la sección correspondiente percibió como su agarre fue apartado con tozudez a su intuitiva guía por ese laberinto de pasillos. Podría tratarse de un sujeto estoico, tímido... o simplemente un gruñón como espetó el pelirrojo en voz alta como advertencia.

Deku debía trazar en esos lapsos el saber congeniar con cada cliente, después de todo eran variantes reacciones las que ha experimentado, personas bastante necesitadas, otros queriendo ahogar su agobio entre los vicios que podía brindar un entorno como ese e incluso un hombre de compañía brindando la atención de escuchar penurias con ese gesto amable que era reconocido el encantador chico vestido de conejito.

Tranquila, silenciosa y frágil menguó la habitación. El farfullo y alboroto estaba nulo entre esas paredes adornadas con un vaivén agradable de luces paseando alrededor.

—Tienes muy buenos amigos... —mencionó enternecido recordando la simpatía de ellos en haberlo (arrastrado) sugerido ir con él. Caminó hacia la mesa donde estaban la botella con copas. —¿Te gusta el vino tinto? O podría prepararte algo más —a pesar de la mención el chico descorchó la botella sirviendo en las copas de cristal con iniciativa.

Además de todos esos extravagantes cuadros, en una esquina estaba el pequeño bar propio de la habitación con un menú de coctelería, una cubeta con hielos y muchas botellas de licor. Hubo un énfasis en esa área con un letrero que tenía escrito unas advertencias en mayúsculas como si de una amenaza a muerte se tratara:

El servicio VIP incluye compañía, bebida ilimitada, bailes y sesiones privadas dependiendo del tiempo que adquirió. ESTRICTAMENTE PROHIBIDO GOLPEAR Y ABUSAR DE LOS CONEJITOS. El burdel no se hace responsable agresiones como respuesta o extravíos materiales.

Sentenció ese último renglón con letras pequeñas apenas perceptibles.

Izuku ya conocía ese protocolo, para su suerte nunca había tenido problemas como esos a pesar de la alta demanda que tenía, tal vez a causa de que conocía el trato con el que debía estar ante cada cliente. Por ahora ese hombre rubio era su nuevo reto, tenía que encontrar un modo de acercarse con él y mantenerlo cómodo.

A la declaración que dio el otro mientras tomaba asiento llevó a Deku parpadear ligeramente sorprendido, ¿realmente se veía cansado andar con esa clase de calzado? Más tarde investigaría que andaba mal en su marcha que según él, ya había perfeccionado.

—Eres bastante atento, agradezco tu preocupación —dijo acercándose con indulgencia, tomó asiento a una prudente distancia para no llegar a incomodarlo, luego de que su mano fue apartada en más de una ocasión no quería un tercer rechazo —, ya estoy acostumbrado a andar con ellos y realmente no me molestan, pero si me lo pides entonces lo haré.

Dejó las copas en una pequeña mesita cerca del área, posteriormente descendió una de sus manos desabrochando los zapatos y deslizándolos fuera de sus pies quedando con las apretadas mallas oscuras y brillantes únicamente en ellos.

Su mirada berilo tratada de descifrar que podría agradarle a ese cliente observando sus reacciones, pero únicamente veía algo de rigidez, ¿o quizás era indiferencia? No importaba qué, su trabajo era darle una estancia cómoda y apacible.

No tenía idea, era difícil interpretar, ¿cómo debería mencionarlo sin que llegase molestar? Un mote enmielado como cariño, bebé, cielo, tal vez sería demasiado y hasta lo ofendería. Escuchó a los amigos de su compañía decirle Bakugo, ¿era su nombre? Como sea, el anonimato era clave en un sitio como ese a menos que el cliente rompa el estigma.

—¿Hay algo que quieras hacer, señor lobo? —Cuestionó con suavidad, tratando de interpretar su mirada color granate bajo ese antifaz lobezno. —Te ves tenso, podría darte un masaje, ¿quieres charlar? ¿Tal vez tu trabajo es tan estresante que te provoca mal humor? Lo que deseo es generarte comodidad, después de todo soy un conejito a su servicio.

Su voz siseó con preguntas insistentes dándole opciones mientras ponía sus manos en el cojín del sofá para inclinarse cerca del otro, paciente de una respuesta.

꧁_____________꧂

"Bien ya estoy aquí, solo aguanta un poco, no durará mucho"

La mente de Katsuki se debatía entre querer levántese e irse o aguantar la estadía en la zona VIP por mero respeto a sus camaradas. Ya no era un chico de preparatoria para huir a todo pero la situación en la que estaba metido superaba su paciencia. Estaba obligado a convivir a solas con un completo extraño, aunque este último no tuviera la culpa si no su par de descerebrados amigos.

—Vino está bien — Pidió sin titubeos

— No suelo acudir a lugares como este. No son de mi Interés. Ellos son unos idiotas — Aclaró con firmeza aunque nunca admitiría qué ese par de idiotas si eran buenos amigos después de todo, a su manera claro estaba, pero lo eran.

Alzó una ceja al oírle decir que era "atento" y su mirada se clavó en él de forma fría mientras este se retiraba los ostentosos tacones, leyó desde su lugar el cartel puesto en el minibar, no era más que un par de reglas y advertencias del lugar, la frase "Está prohibido golpear y abusar de los conejitos" lo dejó meditabundo y no evitó pensar en que muy probablemente ese chico con suave sonrisa y canturrona voz, habría pasado por alguna situación desagradable en el pasado con algún cliente pasado de listo.

"Te equivocas, no soy atento ni mucho menos me preocupo por ti. Tan solo no hay nada que hacer"

Suspiro con eso en la mente y torció la boca a un lado cuando el menor tomo asiento a su lado, agradeció en silencio qué no se atreviera a invadir su espacio personal por tercera vez.

Tomó la copa qué le era entregada y desvío el rostro a las diferentes pinturas, a la mesa, al minibar, cualquier cosa que no fuese su acompañante aunque parecía ser qué él era insistente, ya estaba dándole varias opciones a elegir de las cuales ninguna le apetecía así que dejo la copa ya vacía en la mesita de centro y finamente lo miro directo a los ojos.

—Deku ¿cierto?, sé que solo estas tratando de hacer tu trabajo, no lo tomes a mal, eres bastante atractivo estoy seguro de que otros morirían por estar en mi lugar, pero no busco nada. Venir aquí fue idea de ese par de inútiles. — Gruñó en lo último. ¿Qué podría decirle sin qué se lo tomará a mal o sonara grosero? Lo menos que quería era arruinarle el día a alguien que no tenía la culpa de nada. Pudo notar cierta confusión en la mirada contraria, era claro que se estaba esforzando por darle un rato de comodidad. Así que en un intento gentil de no ser un idiota más, accedería a hacer algo.

—Bueno quizá podríamos charlar. ¿Te gusta este trabajo? Para serte sincero el lugar no esta tan mal. Se nota que ya tienes experiencia, ¿Cuánto tiempo llevas aquí? —

Preguntó con algo de curiosidad, en su mente se planteó qué tipo de vida tendría que haber llevado ese chico para haber terminado en un lugar así a tan joven edad.

Ante la sola idea le dio náusea.

—¿Qué edad tienes? — Tal vez eso era lo que más le interesaba saber, era notorio qué el chico era muy joven, quizá aun no era mayor de edad.

El tener menores de edad en lugares así era un crimen, mucho peor si se usaban como "damas de compañía". Prácticamente la dueña de ese lugar podría ser arrestada fácilmente y se pudriría en la cárcel. Se preguntó si habría niñas o niños aún más jóvenes qué Deku trabajando en ese lugar. De ser así seguramente no los tendrían a la vista.

Aquello lo llevó a agradecerse por dejar su placa y su arma en la guantera del auto. De otra forma sabrían qué era un policía y habría problemas, ahora entendía por qué Kirishima le había pedido dejarlo todo en el auto de forma segura.

Aunque la seguridad del lugar no era mala, tenía sus dudas.

꧁_____________꧂

La reacción en Deku inevitablemente se tornó confusa por las palabras, relamió sus labios dispuesto a objetar precipitado en hacer cambiar de opinión al rubio, ¿tal vez inició muy indulgente? ¿Debía ser más atrevido como fue inicialmente? No obstante, su rostro relajó un poco al escuchar que por lo menos quería hablar.

¡Bien! Ese era un primer gran paso, así aprovecharía para conocer más de los gustos de ese cliente. Su boca abrió, pero prontamente cerró al percibir la iniciativa, algo que lo tomó en curva, ya que usualmente ese tipo de cosas podían llegar a preguntarle mucho más adelante.

"Parece más desconfianza que interés, pero no lo culpo... dice que no frecuenta estos lugares".

—Vaya, realmente no soy alguien con una calidad de historia interesante de la vida —refirió señalando con su índice al pecho. —Solo hago un trabajo que me sienta bien. Llevo unos cuantos meses, entré siendo un desastre así que me pone feliz que digas que hago un buen trabajo, ¿qué opinas de mi show de presentación?

No era mentira que al inicio se trató de un mar de nervios al desconocer esos entornos que hoy en día eran tan naturales para sí, sin embargo, algo en esa serie de preguntas tensó sus hombros un poco y queriendo contrarrestar ese mal rápidamente extendió a sujetar la copa encima de la mano de Katsuki para que la cediera a servir un poco más de licor.

—Tengo 19 años —mintió. Sus superiores habían sido claros con la discreción que mantendría en el burdel para esos temas como la autenticidad en la edad, ya que podría meter en problemas tanto el local como él mismo, era una mentira blanca y minúscula ya que no faltaban tantos meses para ser mayor de edad, a pesar de que a muchos clientes ni siquiera les llegaba a interesar. —¿Por qué? ¿Me veo más joven?

Bromeó levantando del lugar para aproximar a la botella que había dejado abierta y tenerla en un alcance accesible vertiendo con insistencia más licor en la copa de cristal.

—¿Qué hay de ti? Luces como alguien que cuida su físico, ¿haces mucho ejercicio? —preguntó al percibir lo robusto que podía visualizar su cuerpo desde ese cuello a los anchos hombros que dejaba a la imaginación por la ropa. —Pero... tu aroma me dice algo más... —susurró con un deje pensativo y con un reflejo involuntario aproximó a la curvatura del cuello, cerró sus ojos mientras una de sus manos removía unos mechones verdes tras su oreja, e inhaló un par de veces para verificar. —¿Quieres tabaco?

Invitó retrocediendo un poco, concedió la copa llena a las manos ajenas con suavidad mientras inclinaba a uno de los compartimientos en los laterales del sofá cruzando por encima de Katsuki donde recordó que estaban cigarrillos con respectivos mecheros. Quería ofrecerle ese servicio tan natural que era ponerlo en esos labios ajenos y encenderlos con la delicadeza silenciosa que una tenue flama de un encendedor podía dar.

—Dices que no vienes a hacer nada, pero tus amigos fueron muy insistentes. Deben estar celebrando algo, ¿no? ¿Puedo saberlo?

Le llamaba mucho la atención esa clase de cliente misterioso. Con una actitud tan desinteresada que en parte le entristecía por evaluarlo como una incompetencia de su parte a no lograr la atención que deseaba, pero también le parecía atractivo el hurgar ese reto. Tal vez debía tomar mayor iniciativa de ahora en adelante con alguien tan reacio como ese lobo de cliente.

꧁_____________꧂

En medio del silencio entre ambos se pudo oír el lejano golpeteo de la música que provenía del escenario, quizá de alguna otra bailarina en su espectáculo, Katsuki nunca había sido muy fan de la música que utilizaban en ese tipo de lugares, pero debía admitir qué no estaba nada mal al combinarla con los movimientos sugerentes de los bailarines en el tubo.

Pensó que hasta cierto punto ese lugar podría llegar a ser interesante si se le agarraba el gusto. Se imaginó que clase de cara de retrasados tendrían Kirishima y Denki en ese momento con la persona que estaba dando su show y ante la idea una leve sonrisa se formó en sus labios.

Al oír la voz de Deku le miró mientras daba vuelta a la copa vacía con sus manos inquietas. Era bueno para intuir, no por algo era el jefe, siempre debía moverse con cuidado, así que presto atención a todas y cada una de las palabras y gestos qué salían del chico.

—Entiendo. No tienes por qué contarme tu vida si no quieres. Tu show fue algo...— Aclaró su garganta y afilo la mirada, buscando las palabras correctas.

— Interesante — agregó con una ceja en alto dejando que tomará su copa para volverla a llenar.

Pudo notar cierta tensión en el pecoso. ¿Había preguntado algo fuera de lugar? Le pareció gracioso qué fuese tan atrevido, pero se pusiera nervioso al hacerle unas cuantas preguntas.

"Sí, como no... "

Pensó cuando escuchó qué supuestamente tenía 19 años, había gente que aparentaba ser más joven de su edad real, un caso parecido era el de una de sus compañeras en la división de investigación, la tan cariñosa e imprudente Manami Aiba, la llamaban "La brava". Era tan pequeña y con rasgos muy infantiles, tanto qué fácilmente podría pasar por una estudiante de secundaria pesé a contar con 22 años.

Quizá "Deku" era un caso similar, le daría el beneficio de la duda por el momento.

— Ciertamente, luces como de 17 — sonrió divertido esperando a su reacción mientras le veía servir la copa de vino.

Para su sorpresa, las preguntas fueron enviadas de regreso hacia él y chaqueo la lengua con una leve sonrisa traviesa.

—Veo qué te fijaste mucho en mi cuerpo — Desvío la mirada sin borrar la sonrisa ladina de su rostro pero de pronto la cercanía ajena le hizo ponerse a la defensiva.

"¿Qué mierda está haciendo? "

Pensó apretando las manos por encima del pantalón. ¿Lo estaba olfateando? Sí, eso hacía. Aquello lo dejó confuso por un breve instante y cuando se alejó sintió el alivio volver a su cuerpo.

—Claro —accedió, un cigarrillo nunca caía mal, tomó la copa de nuevo qué ya estaba llena y se reclino en el respaldo del sofá para darle espacio al pecoso de alcanzar a saber qué cosa cerca del sofá.

Era una cajetilla de cigarros y un mechero el cual tomo con cuidado y encendió con la ayuda ajena.

Dio un buen sorbo de vino y luego inhalo el cigarrillo profundamente para dejar escapar el humo por la boca en un suave suspiro.

Ante la pregunta del pecoso le miro de reojo y trono la lengua con desagrado.

—Es una estúpida despedida de soltero. —

Hablar de su matrimonio forzado le ponía de mal humor. Cada vez que recordaba el rostro de aquella mujer y sobre todo su horrenda voz, todo su cuerpo se llenaba de una sensación desagradable.

—Pero no tiene importancia — Susurro más para sí mismo, se cruzó de piernas tomando una posición más cómoda y bebió de su copa con calma. Degustando el amargo y añejo sabor del buen vino.

— Soy mucho mayor que tú, supongo que crees que soy joven porque no me has visto detrás de esta estúpida máscara. —

Dijo riendo leve, aunque suponiendo que ese chico ya tenía 19 años querría decir que le ganaba por 7 años, no era mucho a comparación de los viejos que seguramente lo visitaban.

—Suelo ejercitarme cuatro veces a la semana, trabajo en... Una oficina de seguros. —Mintió con seguridad, obviamente no le diría que era agente de policía. Lo mejor era no revelar demasiado sobre su empleo.

Miró a Deku prestando atención en los detalles de su máscara de conejo.

El verde de los ojos que le observaban era muy llamativo, notó lo pálido de su piel y las pecas que apenas lograban verse detrás de la máscara y por las zonas qué el traje le permitía mostrar, tuvo curiosidad de verlo sin ella, pero sabía que no estaba permitido, soltó un corto suspiró para luego aclarar su garganta.

— Entiendo por qué eres la estrella de este lugar, ¿Tu cabello es de ese color por naturaleza o es tinte? Parece un pequeño brócoli que sin ofender deku... Lo comería. — bromeó con voz juguetona, atreviéndose a acariciar un poco los rulos verdes con su dedo índice, cerró los ojos y dejó caer su peso en el respaldo del sofá.

Su teléfono vibró en ese momento, una mueca se formó en su rostro y saco el móvil de su pantalón, era un mensaje de texto y al darse cuenta del remitente puso los ojos en blanco.

"¿Qué tal está todo Bakugo? ¿Te diviertes con ese chico lindo?"

Apago su móvil y lo dejo boca abajo sobre la mesa frente a ellos.

—Idiotas... ¿Por qué piensan que el sexo es lo único que puede divertirme? — Gruño más para si mismo y luego se puso de pie, metió las manos en los bolsillos del pantalón y se acercó al tubo de poledance, lo observó un momento y lo tocó notando que este giraba.

En ese momento el rubio alzó ambas cejas en sorpresa.

— Con que este es el truco eh... No debe ser tan difícil. — ladeo su cabeza y tomó el tubo con ambas manos para intentar treparse, pero sus manos resbalaron a pesar de sus fuerza, terminando en el suelo. Maldijo al aire mientras se levantaba y fulmino al pecoso con mirada.

— ¡Cállate no digas nada idiota! —

Amenazó un poco avergonzado.

—Esa cosa no sirve —

Dijo para regresar al sofá y dejarse caer con su ceño fruncido. bebió el resto de su copa de un solo trago y luego sonrió. Se debió haber visto como un completo idiota. En ese momento admiro qué un chico como Deku hiciera ver tan fácil moverse en ese tubo.

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Estaba bien, no había dicho nada inadecuado, ¿verdad? Fue amable con su respuesta a pesar de que no pretendía tomar relevancia más allá de ese escenario donde labora. Permaneció centrado, atento escuchando mientras servía un poco más de vino, resopló con una pequeña risita entre dientes al mencionar que lucía más joven, era evidente... tampoco es como que muchos le tomen relevancia a ese detalle en un lugar así.

—Claro que me fijé en ti, después de todo ahora eres un cliente VIP —sonrió con franqueza, posteriormente encendió el mechero hacia el cigarrillo en los labios del otro. Retrocedió un poco para así darle el espacio de esparcir el humo blanco en la sala.

Lo notó un tanto pensativo ante la pregunta de su motivo de pisar un sitio que no frecuentaba casi a rastras por la insistencia de sus amistades. No pudo evitar encoger un poco sus hombros por la franqueza, irónicamente para estar entrometido en un lugar así todavía no se había estropeado esa persistente etiqueta moralista.

—Enhorabuena por ti y tu pareja —encomendó con una sonrisa más forzada que pronto disuadió, ahora interpretaba que ese era el motivo de porque no estaba del todo complaciente con ese hombre.

No era la primera vez que había participación en eventos como esos, sin embargo, no eran sus favoritos, la infidelidad era algo que lo ponía triste llegando a ponerse en empatía con el comprometido.

Las enseñanzas que dieron sus superiores tenían lecciones de cómo debía actuar en esos momentos, vamos, no es como que esté haciendo algo malo después de todo.

El rubio lució con mayor mal humor luego de esa respuesta e Izuku mordió su labio inferior por haber metido la pata ahí, debía corregir eso.

—De hecho luces joven a diferencia de otros clientes —siseó inclinando descansando su rostro entre sus manos para admirar un poco más parte del rostro oculto en ese antifaz de animal. —Tienes unos intensos ojos rojos penetrantes que intimidarían a cualquiera en el contraste de la oscuridad, pero me parecen encantadores.

Sus labios dibujaron una pequeña "o" escuchando parte de la rutina diaria del rubio, así que era un oficinista cualquiera, comprometido y cuidando parte de su condición con rigurosas rutinas de ejercicio. No pudo evitar reflejar un brillo encantador en sus ojos por saber el pulcro estilo de vida que tenía, simplemente le parecía asombroso, deseaba en algún momento el llegar a ajustar sus horarios para incluso poder tener un tiempo para sí.

Permaneció centrado en esa conversación hasta que sintió un roce en su cabeza que llamó su atención. Se puso rígido en seguida recordando su lugar.

—¡Sí! Yo... últimamente he ganado mucha popularidad por aquí —balbuceó retomando su lugar. —Todo gracias a los consejos que me han dado mis superioras y el trato con mis clientes —sus iris encogieron sorprendido por la pregunta y ese tipo de comentario. —Es mi cabello natural, a pesar de que me han dicho muchas veces que debería cambiar estilos de vez en cuando, no creo tener el tiempo de darle un tratamiento... —su voz disminuyó el volumen por lo último, estando con un consternado alivio de notar al rubio más relajado que antes. —Entonces, ¿te apetecería comerme...?

Tal vez debería intentar tomar la rienda inicial en ser más atrevido o condescendiente, aún no podía amoldarse a saber cómo tratar su servicio especial. Notó como tomó el teléfono de su bolsillo reflejando una mirada desagradable.

"Ah... me salvaron de decir una imprudencia..."

Pensó con alivio dándose cuenta que su cliente se había puesto de pie recorriendo el lugar.

—Entonces, ¿qué otra cosa puede divertirte, señor lobo? —inquirió curioso de una respuesta, aunque tan pronto formuló la pregunta se puso de pie preocupado de ver que había resbalado. —No te lastimaste, ¿verdad?

Procuró ayudarle, pero la amenaza solo le hizo permanecer al margen hasta esperar que volviera al sofá.

"No creo que sea desequilibrado, el tubo del pole dance está en buenas condiciones... ¿acaso el alcohol le cayó mal?"

—¿Estás bien? —insistió frente a él, arrodilló para inspeccionarlo preocupado. —¿Quieres un poco de hielo? Erh... —observó como nuevamente se puso a beber.

"Solo fue un pequeño incidente, debe estar bien, aun así..."

Izuku ignoró las previas advertencias, tomando ambas manos de su cliente para revisar detenidamente que no hubiese algún rasguño o moretón. Levantó un poco las mangas de los antebrazos para cerciorar.

—¿No estás mareado? ¿O tienes sueño? Un golpe así puede ser peligroso... —llamó precavido levantando del lugar y avanzar a sostener la cabeza con cabellera rubia para que inclinara, de esta manera revisó su nuca cualquier signo de herida, tanteando a pesar de llevar esos guantes.

Podría ser bastante exagerado en eso luego de que una vez uno de sus clientes más adultos había caído en coma etílico una noche donde no supo precisamente que hacer, desde entonces se ha puesto a estudiar primeros auxilios ante cualquier circunstancia problemática que llegase a presentar.

Al no encontrar nada inusual en la nuca retrocedió un poco sosteniendo el rostro todavía, observó detenidamente esos ojos rojos analizando que estuvieran dilatadas o temblorosas con sus tres esferas de orientación con tiempo, espacio y persona.

Suspiró con alivio de ver que estaba bien restregando una sonrisa.

—Es que tiene un truco con la gravedad en uno mismo —respondió abogando que el tubo estaba en perfectas condiciones. —¿Te hago una demostración?

Antes de tener una respuesta separó sus manos del rostro retrocediendo al área donde estaba el tubo, tomó el control remoto que estaba en la mesita para subir un poco el volumen de la música y así ayudarle a guiarse con el ritmo.

—Dijiste que mi presentación fue interesante, pero los verdaderos pasos los reservo para mi habitación en el área VIP —mencionó recordando las palabras avariciosas que sus superiores mencionaban de no entregar todo directamente en el escenario principal.

Sin descuido y con mucha flexibilidad comenzó su danza con el elemento principal de la barra vertical. Con unos giros lentos, ascendiendo en por el tubo entre los pliegues tras sus rodillas y un suave descenso extendiendo sus piernas cuan aterciopelado bailarín, restregando una parsimoniosa mirada completamente centrado en el rubio.

Rememoraba los comentarios que daban sus compañeros y compañeras en el trabajo, sabiendo como debía actuar para cada evento. No estaba cumpliendo del todo la expectativa en algo de ahí, pero debía ser cuidadoso con ese sujeto con un aparente rígido carácter.

—He estado pensando en lo que dijiste... —relamió sus labios continuando con su danza —tal vez deberíamos hacer más interesante una despedida de soltero, ¿no crees?

Deku descendió con cuidado terminando en la pequeña plataforma circular a gatas frente al sofá donde estaba el otro.

—Mencionaste lo de mi cabello y lo agradezco, pero... ¿no te gustaría probar un poco más de mí?

꧁_____________꧂

Además de hacer semejante vergüenza en aquel tubo de baile, no evitó sentirse algo apenado pues rara vez hacia el ridículo frente a alguien, así que se mantuvo en silencio unos momentos mientras bebía de la copa. Miró con extrañeza al chico que parecía haberse preocupado por él pues ya estaba casi encima suyo revisándolo con insistencia. Al sentir las manos sobre su rostro por poco tuvo el impulso de arrojarlo y quitárselo de encima, pero al observar aquellos ojos esmeraldas algo le hizo quedarse quieto.

—¿Qué haces? — cuestionó con una mueca al sentir como sus manos y parte de sus antebrazos eran examinados como si de una sala de urgencias se tratase, aunque tal acercamiento le permitió observar mejor el rostro ajeno. Pudo contar seis pecas en total, tres en cada mejilla y unas cuantas más esparcidas en todo el rostro, aunque estas otras eran más claras y casi no se veían a menos que estuviese muy cerca como lo era en ese instante.

—Estoy bien, no hace falta que hagas esto — Aclaró mientras sentía el tacto en su nuca. ¿Acaso era un paramédico o algo así? Su caída no había sido tan fuerte, pero agradecía la atención que ese joven le estaba dando.

En un breve momento en que le hizo verlo a los ojos pudo notar qué los orbes de color jade eran más grandes de lo que pensó y que la sonrisa que le estaba siendo regalada era bastante agradable.

Ese chico tenía un aura tierna, pese a su erótico traje y su estilo de vida bastante particular. Afilo su mirada pasándola por todo el rostro de su acompañante, logrando detectar su colonia dulce y cítrica. Qué buena combinación y ahora que sabía que su cabello era natural le llamaba la atención tocarlo, era extraño ver a un japones con cabello rizado. Al menos de forma natural. Por genética la mayor parte de la población lo tenía liso, aunque lo más extraño era el color, era un tono tan extravagante qué no le creyó qué realmente fuera también su tono real.

—¿Truco?, Lo haces ver tan fácil. — Expresó con el ceño ligeramente fruncido, alzó las cejas en sorpresa al oírle decir que haría una demostración la cual no rechazaría ver pues ahora estaba interesando en saber cómo funcionaba ese dichoso tubo.

Ya más relajado se reclino en el sofá y se acomodó de manera más cómoda para disfrutar de la vista. Encendió otro cigarrillo y lo disfruto sin perderle la vista al conejo qué ya danzaba con suaves y coordinados movimientos qué le hicieron perder la concentración en el tubo acumulándola ahora sobre el cuerpo qué se movía sobre él.

—Presumido — se le dibujo una sonrisa apenas visible, pues la sonrisa pícara del pecoso era contagiosa, aunque odiara admitirlo. Su pupila viajó por cada parte del cuerpo en movimiento, fijando su atención por un segundo en aquellos gruesos muslos y redondo trasero adornado con ese torpe pompón blanco a forma de rabo de conejo. Las largas y torneadas piernas le hicieron alzar una ceja y la entrepierna apretada qué formaba claramente un pequeño bulto le hizo apretar los labios y tragar saliva.

Nunca se había sentido inquieto por un hombre. Se consideraba heterosexual, sin embargo, hasta esa noche pudo descubrir que un hombre era capaz de llamar su atención al igual que una mujer si se desenvolvía con tal erotismo y sensualidad como lo hacía Deku además de sentir un leve cosquilleo al saber que en su mundo salir entre hombres era algo "malo" y una pequeña adrenalina le invadía de tan solo pensar que estaba haciendo algo "prohibido" al menos a los ojos de sus padres y sociedad, aunque poco le importaba. Había algo en ese tal Deku que le hacía dudar y eso lo molestaba y lo confundía. ¿Era su suave voz?, ¿Su misteriosa actitud amable pero atrevida? No entendía, pero cuando le notó acercarse gateando por el escenario hasta estar frente a él, sintió qué su pecho se detuvo por un instante y al oír su pregunta se tensó, lo miro ingenuo por un segundo.

"¿Qué quieres decir con "probar"?"

Era claro que Deku tenía mucha experiencia en convencer a sus clientes para hacer lo que mejor le pareciera y no era difícil adivinar qué era lo que trataba de proponerle. No lo culpaba, sabía que ese era su trabajo y a decir verdad le gustaba la seguridad que tenía además de lo coqueto y travieso que parecía ser. Sabía que en ese tipo de trabajo no se podían dar el gusto de ser tímidos o callados con los clientes, no era una opción.

Así que tras un breve silencio bajo la mirada con una sonrisa. Rió en voz baja negando con la cabeza y luego se acercó a él.

"Me pregunto si..."

Se inclino de forma qué sus rostros estuvieron muy cerca el uno del otro, su ritmo cardíaco aumentó de golpe conforme la distancia se acortó hasta que pudo sentir su aliento chocar con el suyo. Cerró los ojos despacio y exhalo todo el humo retenido en sus pulmones directo al rostro de Deku.

— Se que soy tu cliente, pero no deseo que te sientas forzado a hacer esto para cumplir con tu "trabajo". — Extendió una mano a la mejilla pecosa la cual acaricio con cuidado cual pétalo de flor para después sonreír y desviar al mentón sin dejar de clavar su mirada ligeramente afilada en la contraria.

—Aunque... Si tanto insistes, supongo que esto bastará. — Accedió ladeando su rostro a la contraria del otro y se acercó despacio hasta que no hubo distancia alguna entre sus bocas, creando un ameno contacto qué sintió como una suave corriente eléctrica, la suavidad de los labios ajenos presionando los suyos le había gustado. Si bien ese no era su primer beso, era el único que había tenido con un hombre y apenas logró mover un poco su boca comenzó a sentir una ligera sensación de cosquilleo, mentiría si dijera que no había deseado profundizar aquel contacto en ese instante, conocer el sabor y textura del otro, pero se frenó antes de perder el control y sus lenguas pudieran tocarse. Había sido tan solo una leve "degustación" para dejar tranquilo al bailarín.

Le miró fijamente y con una suave sonrisa llevó su mano a uno de los rulos verdes del flequillo el cual estiró y soltó y por último regalarle una caricia por detrás del cuello.

—Es un matrimonio arreglado, no me importa esa mujer, ni tampoco esta despedida de soltero, pero si me interesa saber de ti— Aclaró con firmeza relajando los hombros y cerrando la mirada — Creo que has sido lo mejor que ha pasado en varios días. Haces qué mi mente se quede en blanco cuando te mueves y eso no es justo— Susurro cerca de su oído para luego separarse y volver a sentarse en el sofá mirando la cara ingenua y roja del chico cosa que le hizo sonreír victorioso.

—¿Qué ocurre? — Preguntó con una ceja en alto mientras terminaba su cigarrillo y se servía una copa más de vino.

—Quizá pueda agarrarle el gusto a venir aquí, creo que no está tan mal después de todo. — Le dijo siendo coqueto. Ese pecoso por alguna razón era lo mejor de ese lugar de eso estaba seguro. Era atento, amable y discreto y eso le gustaba.

—Ven, toma una copa conmigo— Pidió mientras le servía un poco de vino en la copa vacía, desvío la mirada al reloj de pared dándose cuenta que quedaba tan solo 10 minutos del tiempo que el par de idiotas habían pagado por el servicio VIP. Desvío de nuevo la mirada hacia el chico y parecía estar meditabundo, sabía que él no le contaría sobre su vida privada, así que sólo suspiro pues ahora no sabía de qué hablar.

"¿Necesitará ayuda o se sentirá mal?"

Su siempre fiel sentido del deber le hizo pensar en que las personas con el trabajo de Deku siempre debían tener problemas, sus vidas seguramente no eran fáciles, y aunque no le gustaba demostrar que, si podía llegar a preocuparse por otros, haría una pequeña excepción.

Se llevó sus manos a los bolsillos y de su cartera sacó una tarjeta en blanco, tomo un bolígrafo que había en la mesita ladera y escribió su número telefónico.

—Toma, llámame si necesitas algo —ofreció metiéndole la tarjeta en el escote del traje de conejito, justo en medio de los pectorales.

— Lo que sea. —Asintió con seriedad, no era una broma lo que decía. Por algún motivo ese chico le había caído bien y por ello se había ofrecido a darle su número de contacto.

Suspiró notando que ya casi era tiempo de irse quedaban tan solo unos cuantos minutos. se puso de pie e hizo una leve venía hacia el pecoso.

—Fue bueno conocerte, me has abierto los ojos en algunas cosas, cuídate Deku, quizá nos veamos después. — Se sinceró sin mucha expresión. Así era él, pero esperaba que el otro entendiera qué pese a no aceptar gran parte de lo que cualquier otro pervertido hubiese hecho, realmente lo había logrado poner nervioso con sus movimientos y que en más de un momento sintió el impulso de lanzarse sobre él y arrancarle toda la ropa.

꧁_____________꧂

Tentativo observó como el otro reía entre dientes tras su propuesta, el cómo se levantó del lugar acercándose hacia donde estaba e inclinó para estar deliberadamente muy cerca de su rostro. No pudo evitar una tintineante emoción, sus manos cerraron en puños contra la base e inamovible esperando la respuesta, sin embargo, previo a ello recibió parte del humo de tabaco que exhaló la boca de su cliente a su rostro, cosa que hizo que cerrara sus ojos como reflejo para evitar irritación en ellos.

Estar cegado se lo impidió, pero tras sentir la áspera sujetar su mejilla notó como era inspeccionado ladeando su rostro, ¿será que lo estaba evaluando para ver si era digno? ¿Si valía la pena? No lo entendía e inevitablemente tensó frunciendo un poco el entrecejo debajo de ese antifaz nervioso del análisis a su condición.

La ansiedad transformó en sorpresa al percibir como su mentón era levantado unos cuantos ángulos y prontamente sintió el calor de unos labios ajenos contra los suyos. Permaneció quieto sin respingo alguno exhalando un poco del aire retenido en los pulmones bajo un suave suspiro.

"Sí, eso creí..."

Tener una respuesta como esa siempre se trataba de un plus a ir más a allá en ese lugar, cosa que ameritaba a ser el área VIP. El tacto inicialmente fue estoico y repentino, el rubio manejaba con dicha, así que Deku tenía que tomar riendas también por lo que pretendió profundizar ese beso, abrió un poco su boca dando un permisivo acceso a su cavidad mientras levantaba un poco la lengua y...

"¿Huh?"

Para su decepción aquellos suaves labios despegaron de los suyos, lo que conllevó a que abriera los ojos encontrándose con una sonrisa suave que también interpretó burlesca mientras sentía como su cabello era acariciado hasta que esos dedos descendieron a tantear las puntas de sus mechones en la nuca provocando un escalofrío.

Tal vez no había hecho algo bien, ¿en qué había fallado? ¿Sus labios estaban resecos? ¿Tenía mal olor su aliento? ¿O simplemente lo hizo para burlarse de ese nulo efecto provocativo que le dio? Podría ser así, ese sujeto es mayor y más experimentado, por no mencionar que estaba a punto de casarse. ¡Oh! ¡Podría ser eso! No quería mantener en su conciencia el infringir una irresponsabilidad previa a un matrimonio, después de todo podía percibir en su cliente alguna rigidez y posible orgullo tenaz para algunos aspectos de la vida.

Descendió sus hombros sin saber realmente si fue por alivio o consternación de la respuesta. Le dijo que es un matrimonio arreglado, no le importa esa mujer...

" Probablemente eso es lo que lo tenía tan tenso y de mal humor al entrar al burdel"

Tampoco le interesaba la despedida de soltero...

"Realmente no logré hacer mucho entonces..." Pensó con desilusión culposa ladeando su mirada fuera del margen de quien estaba frente a él.

Pero sí le interesa saber de él.

Algo dentro de Izuku removió por esa confesión a su oído, ni siquiera estaba seguro de que reacción tenía en este momento, pero aseguraba que era completamente entorpecida, el rubio le recriminó que no era justo que lo dejara en blanco con sus movimientos.

"Injusto es no saber qué es lo que realmente busca este hombre." Mordió su labio un poco indiscreto por la ansiedad nerviosa que surgió, estaba retomando esa actitud cohibida y nerviosa que había sellado cuando estaba ahí con ese antifaz usando su nombre artístico.

La voz no le salía por el balbuceo presente ante los nervios que lo invadieron, sentía su rostro caliente y su pecho golpeteado por el aumento de su frecuencia cardíaca.

El rubio le volvió a llamar una vez que se alejó a tomar asiento en la comodidad del sofá. Estaba seguro que él tendría un mejor cuadro de su reacción atrofiada desde ahí, por lo que para tomar la compostura negó su cabeza frenéticamente para despertar.

"Eres Deku, vuelve a Deku. ¡La sesión sigue presente!" Se decía una y otra vez buscando apaciguar el nerviosismo. Segundos después se puso de pie aproximándose con el hombre de antifaz de lobo.

Tomó un poco su compostura inicial, se encontraba más relajado y dentro de su papel por lo que tomó asiento a su lado sin tomar oportunidad de servir la bebida del cliente, no obstante, una vez más fue noqueado con un comentario respecto al lugar que no estaba mal, que tal vez volvería ahí.

—Desde luego, el Green Rabbit es de los mejores de la zona. Al menos mi jefa alardea mucho que la calidad es inigualable —espetó con una ligera sonrisa que se le escapaba un poco el nerviosismo.

" Se está burlando de mí, ¿verdad? Quiero decir, luego de ese rechazo burlón... ¿Acaso no pretendía besarme más? Debería darme vergüenza por pensar de una forma tan caprichosa."

No podía retomar del todo su papel en el lugar como anfitrión, ni siquiera estaba atento como el rubio le servía una copa invitándolo a tomar con él, por lo que extendió su brazo tomando muy formal la copa de cristal servida aún absorto en sus pensamientos.

Sus ojos giraron al reloj de pared dándose cuenta del tiempo que les restaba estar ambos ahí, la había liado, ¿en qué momento se pasó todo tan rápido? Relativamente sintió que no hice nada provechoso.

—Voy a esforzarme más, daré todo de mí así que-... —exclamó con decisión retomando hacia el otro, pero pausó su entusiasmo al ver como estaba concentrado escribiendo algo en una tarjeta blanca. Ni siquiera se dio cuenta de donde la sacó, ¿acaso estaba evaluándolo? ¿Era una clase de cliente incógnito que los superiores permitían acceso para ver la calidad de atención? Después de todo, nadie más que ellos dos estaban en el lugar, no existían cámaras de seguridad o micrófonos en los cuartos VIP como en las áreas generales.

"¿Por eso preguntó tanto de mí y mi edad? Se golpeó en el suelo y no lo pude evitar, se sirvió solo la bebida e incluso a mí también. ¡Esto es horrible! ¡¡Era una prueba sorpresa!!"

Tragó hondo saliva notablemente preocupado, sin embargo, el momento de estrés cesó al notar que era una serie de dígitos de un número de teléfono y era guardado en su pecho bajo el traje.

—¿Eh...? ¿Llamarte? —Balbuceó bajando sus iris a ver el margen del papel que apenas visualizaba.

No era la primera vez que alguien le dejaba su contacto con intenciones más allá de un simple servicio VIP, pero sí era la primera vez que alguien se lo ofrecía con una confianza y seriedad abrumadora, como si aseguraba que tarde o temprano lo haría.

—Yo... ¡Yo lo tendré en mente! —Respondió entorpecido llevando una de sus manos palmeando su torso mientras aún cuidaba la copa en la otra. —Espero no molestarte si es así. ¡Ah! Espera, aún hay tiempo.

No solo era una charla casual e informal, Izuku estaba comprometido en al menos enmendar un poco sus errores, por lo que bebió apresurado la copa relamiendo sus labios para que no fugara la bebida en su mentón y se puso de pie sujetándolo del antebrazo para que no se retirara.

"¿Qué estoy haciendo? Claramente él ya no quiere nada más..."

Su agarre tenaz tembló ligeramente sin saber que más decir, se quedó en blanco por esa imprudencia, ahora luciría como un fracaso en el lugar. Se supone que los conejitos no buscaban, sino que los otros debían venir a buscar más, ¿en qué momento se invirtió esto?

Sus labios gesticularon una mueca dubitativa de lo que haría. Tal parece y no era un inspector incógnito y fue un hombre que lo puso contra la pared en no saber que hacer directamente. No entendía si había hecho un poco de placer su estadía ahí, el hecho de que quería saber más de él y no cedió ni siquiera en su edad, quizás debía darle un pequeño premio de consolación.

—Respecto a tu matrimonio forzado... soy muy joven para saber de esos temas, pero evidentemente esas cosas no suelen terminar bien, tal vez deberías hablarlo con tu prometida y llegar a una solución más sana —recitó con indulgencia. —Bebe agua antes de ir a la cama, así te ahorrarás una gran resaca al día siguiente —sugirió con experiencia.

Su agarre aflojó un poco, aunque rápidamente aferró otra vez. Los labios temblaron en formular su comentario, así que tomó aquella iniciativa que le cosquilleó a pesar de las reglas del servicio.

—Deku está bien, pero... mi nombre es Izuku —musitó con suavidad al tiempo que soltaba su muñeca para dejarle ir.

.

.

.

Aquí tenemos una parte, joh.

Esto no se pretendía ser un fanfic, solo estamos roleando, pero se consideró resguardar en un lado y aprovechando si alguien está interesada en leerlo, pues bienvenida.

Hasta otra :P

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