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Juicio

Varios meses pasaron, Izuku comenzó sus estudios y por su parte Katsuki habia logrado entrar a la empresa Endevor motors gracias a la recomendación de Shoto y a su buen historial laboral.

La rutina fue un poco pesada al principio, Ambos se levantaban muy temprano pues Izuku entraba a clases a las 7:30 am mientras que Katsuki a la 8:00 en su trabajo. Por lo tanto salían juntos en la motocicleta y el rubio dejaba a Izuku en la puerta de la universidad para luego irse al trabajo que no quedaba lejos de allí.

Lo más complicado fueron las horas de salida. Pues Izuku salía al medio día de clases mientras él regresaba hasta las seis de la tarde. Sin embargo ambos pudieron acoplarse poco a poco logrando hacer una rutina más cómoda en donde crearon un horario para dividirse las tareas del hogar y darse un espacio para ambos en las noches y los fines de semana. Además de ello solían tomarse el tiempo para enviar mensajes de texto o audios de voz en donde se iban contando su día. Era parecido a cuando trabajaba en la fiscalía dejando a Izuku en casa y recibiendo sus mensajes en gran parte del dia.

Katsuki se sentía orgulloso de ver cómo el menor se esforzaba en sacar buenas notas e incluso pasaba noches en vela estudiando cuando los primeros exámenes llegaron. Katsuki solo le miraba embelesado y le consentía con besos y masajes cuidadosos en el cuello.

Con el paso de los días noto que el menor comenzaba a hacer algunos cuantos amigos que lo invitaban a salir de vez en cuando y aunque al principio al rubio le pareció extraño no le negaba que lo hiciera si quería. Se sentía feliz de que el menor pudiera socializar en un ambiente sano pues ya no era como el burdel.

Por su parte solo salía en raras ocaciones con Kirishima, Denki y a veces Mina que iba invitada por Kirishima.

Solían salir a beber y claro que Katsuki también llevaba a Izuku cuando no estaba demasiado ocupado con tareas o proyectos escolares. Le gustaba que se relacionara con sus amigos.

Con el paso del tiempo, Katsuki había notado algo inusual cuando iba a dejar a Izuku a la universidad.

Había un chico que los observaba entre la multitud, siempre sentado en una de las bancas del corredor de la entrada.

El rubio lo analizaba detrás del plástico oscuro del casco de la motocicleta y notaba como seguía a Izuku con la mirada siempre antes de ingresar también.

Por su físico el rubio sabía que ese chico era de una clase más avanzada. Quizá iría en último año pero no le generaba confianza como solía espiarlos al llegar y luego como seguía a Izuku de cerca.

Un día decidió encararlo, cuando dejó al pecoso espero a que esté entrara y entonces apagó el motor y bajo de la moto para acercarse a ese joven.

—Oye tú —

Le dijo pero en cuanto el chico le miro huyo rápidamente al interior de las instalaciones.

Katsuki bufo gruñendo. Definitivamente no le daba buena espina pero no podía hacer nada más que advertir a Izuku de él. Quizá exageraba pero cuando su sexto sentido le advertía de algo era por qué realmente algo no andaba bien. Su intuición era exacta por algo fue un insuperable detective en su momento.

—Izuku, hay un tipo que se la pasa mirándote y nos espía cuando te dejo en las mañanas, no me da buena espina, ten cuidado. Es este tipo, alejate de él si lo ves cerca —

Indicó en un audio de voz y enviando una foto que logro tomar de el antes de que huyera. El joven era un tipo rubio de ojos azules y semblante serio y delicado. De esos que solían tener todo a sus manos y sentirse intocables.

Su nombre era Aoyama e iba en el tercer año de la universidad. En efecto tenía un par de meses observando a Izuku de cerca, el motivo era mucho peor de lo que ambos esperaban. Aoyama había visto la noticia en la TV del "Asesino Suicida" dos años atrás. Recordaba bien el rostro de la imagen que se difundió de Izuku, reconociendo el cabello verde y las pecas.

Pero debido a que el delincuente estaba "muerto" le costaba trabajo procesar el increíble parecido. Aoyama se había pasado observando a Izuku con atención con el fin de corroborar su realmente era él.

Se había obsesionado con el caso que salió en la televisión años atras pues sus padres eran socios de Chisaki Kai y su red de tráfico. No por algo ganaban mucho dinero y Aoyama estaba siempre vestido con ropas elegantes. Al morir Chisaki su familia se vio envuelta en una difícil situación donde perdieron mucho dinero.

El culpable era ese chico de las noticias acusado del homicidio de Chisaki y otros dos hombres más.

Un día mientras salían de clases, Aoyama se encontró con Izuku en las escaleras del primer edificio, por poco chocaron. Ambos se miraron de frente y el rubio inclino en saludo.

— Disculpa, Izuku, ¿verdad? —

Cuestionó el rubio con una ceja en alto. Sonriendo al escuchar como es que sabia su nombre pero no respondió y siguió su camino dejando al pecoso estático en su lugar.

Fiscalía de Tokio, 2 días después, 7:15 a.m

El personal apenas estaba llegando, pero Denki corría apresurado por los pasillos del departamento de investigación llegando a la oficina de Kirishima, abrió la puerta de manera estrepitosa haciendo saltar al pelirrojo de su silla de un susto.

—¡Hay graves problemas! Alguien...—

El ojimiel respiraba agotado tratando de recuperar el aliento para hablar.

— Alguien denunció a Izuku de forma anónima... Fueron a detenerlo —

Kirishima descolocó el rostro con horror ante la noticia.

— ¿Qué? No puede ser, ¿por qué?! —

Cuestionó tomando sus cosas que apenas había dejado en el escritorio al llegar.

—La persona que lo denunció, lo reconoció de las noticias de hace dos años. Acudieron a la universidad para detenerlo —

—Pero el caso está cerrado, se dio por muerto — exclamó Kirishima pensando que era ridículo que pudieran hacer caso a esa denuncia anónima.

—Para Aizawa no, enviaron una foto de Izuku en la universidad y el la comparo con el archivo del expediente, fue el mismo quien acudió a cerciorarse de que realmente se tratara de Izuku y no fuera una broma —

Explico Denki y Kirishima negó con la cabeza soltando maldiciones al aire.

—Si el jefe se entera de la verdad está acabado... Katsuki, Mina, todos estamos jodidos —

Dijo tensándose y golpeando a la mesa y llamo al teléfono del rubio de inmediato para advertirle.

—Mierda por qué no contesta —

Gruño caminando de un lado a otro.

Por otra parte, Katsuki conducía la motocicleta con Izuku a su espalda.

Apenas estaban llegando a la universidad y estacionó donde era costumbre. Justo al frente de la entrada. No se había percatado de la llamada perdida de Kirishima debido al ruido y el movimiento de la motocicleta.

— Que tengas un buen día Izuku —

Indico Katsuki dando un beso en la mejilla al menor como era su costumbre para despedirse y separar en su día a día, sin embargo, un par de oficiales aparecieron detrás de ellos junto a Aizawa.

Los rodearon sin permitirles escapar.

— Vaya... Bakugo, cuánto tiempo. —

Saludo el pelinegro cruzándose de brazos.

Katsuki abrió sus ojos con amplitud sin entender que estaba ocurriendo. Giro su mirada a los lados notando a los policías. Por su ropa sabía que eran detectives armados.

"¿Que mierda está pasando? ¿Que hace el aquí? "

Pensó Katsuki apretando las manos en puños y tomando a Izuku de la muñeca para ponerlo tras él de forma instintiva para protegerlo.

— El rumor era cierto... Parece ser que el "Asesino suicida" no fue tan "Suicida" después de todo. Hicieron un gran trabajo engañando a todos Bakugo, debí imaginar que eras su cómplice desde un inicio —

Acuso Aizawa haciendo que el rubio sintiera el pulso acelerar y el sudor frío bajo por su nuca.

— Tienen mucho que explicar, pero lo harán frente a la corte. Arréstenlos —

Ordenó Aizawa con frialdad. Katsuki reaccionó en ese instante, quiso escapar, pero estaban rodeados y sabía que les dispararían si lo hacía. Conocía los protocolos.

Miro a Izuku a los ojos mientras los dos oficiales se acercaban a ellos con esposas en mano. Era el fin.

— Izuku, sube a la motocicleta...—

Le susurro muy cerca del oído. Justo cuando los hombres se acercaron el rubio los empujó dándole una patada en el estómago a uno y a otro un dolor en la garganta. De un rápido movimiento desarmo a uno de ellos apuntando a Aizawa quien también estaba por sacar su arma.

— Lo siento señor. Jamás lo entendería, pero no puedo dejar que nos arreste —

Dijo retrocediendo mientras los dos oficiales se reincorporaban y rápido subió a la motocicleta para arrancar con el menor detrás de él bien aferrado a su espalda.

— ¡Rápido no dejen que escapen! —

Grito Aizawa corriendo a su patrulla al igual que los otros dos hombres que subieron a otra más y rápido arrancaron tras la motocicleta.

La persecución se llevó a cabo de manera desesperada, Katsuki aceleró a tope esquivando autos y personas como podía, haciendo rugir el motor de su motocicleta como nunca antes.

Si lograban escapar podría pensar en alguna manera de salvarse de ir a prisión, solo no entendía como fue que los habían descubierto. Entonces a su mente llegó el chico rubio.

—Ese maldito... Seguro que fue él —

Gruño jurando que si volvía a ver a ese imbécil le molería la cara a golpes. Su pensamiento esfumó cuando noto a la patrulla de Aizawa interceptar por una calle ladera.

—¡Mierda! — grito Katsuki frenando de golpe, pero no fue suficiente para hacer que la moto esquivara la trompa del auto. Esta golpeó en cofre de la patrulla perdiendo la estabilidad y volcando de manera estrepitosa.

Katsuki logro atrapar a Izuku y lo abrazo amortiguando la caída, sus cuerpos dieron varias vueltas arrastrando por el concreto varios metros, la chaqueta del rubio termino desgarrada de toda la espalda y la piel herida.

Aturdido el rubio separó un poco para cerciorarse de que el menor estuviera bien, entre respiraciones agitadas le miro preocupado.

—¿Estás bien? —

Cuestionó antes de intentar levantarse, pero fue derribado por uno de los dos policías que habían llegado sometiéndolo con la rodilla en el cuello mientras era esposado. El otro le apunto a Izuku directo con un arma ordenándole que se levantará y se diera la vuelta para esposarlo también.

Ambos fueron inmovilizados y llevados a la patrulla en silencio en vista de escenas de civiles que miraban asustados la escena desde la banqueta.

—Ya basta de juegos Bakugo. Conoces las reglas, más vale que confiesen, irán directo a juicio —

Dijo Aizawa con un semblante entristecido pues aún tenía cierto aprecio por el rubio.

—Tal vez tengan una oportunidad de salvarse si confiesan todo con claridad. Algunas leyes se han modificado en esos dos años, no compliquen más las cosas y cooperen —

Sugirió el pelinegro antes de cerrar la puerta de la patrulla dándoles una ligera esperanza a ambos.

Katsuki sabía que si él decía eso es por qué realmente podría haber una esperanza, conocía bien a su exjefe. Quizá no todo estaba perdido.


꧁_____꧂


Pasaron algunos meses, Izuku logró ajustarse en clases tratando de mantenerse adecuado. Estaba algo oxidado en sus métodos de estudios pero no fue complicado el retomar con facilidad descartando el tiempo que invertía en trabajos nocturnos u otras necesidades que Katsuki le ayudó a complementar.


Que Katsuki decidiera cambiar de empleo a lo que originalmente laboró en Tokio fue un deje de culpa en Izuku, sabía que decidió no retomarlo por su causa pero eso no implicaba quitarle lo feliz con su alivio de que no volverá a verlo lastimado por actuar en algun percance contra delincuentes.

Nunca esperó volver a tener una vida tan estable, sin una deuda carcomiéndole con el peso en hombros desde que tenía memoria o la ansiosa necesidad de estar buscando a Katsuki en una gran ciudad. Una vida tranquila, acompañado de la persona que ama era todo lo que añoró y por fin se estaba efectuando.

Todo parecía miel sobre hojuelas, los estudios eran agobiantes pero era placentero lograr una buena nota en base a sus horas trasnochando en estudios. Hubo ocasiones donde no congeniaba con Katsuki por estar encerrado en tareas y estudios por examenes finales, llegaba a ser tan obsesivo que tenía que recordarle horarios de comida y descanso ocasional.

Logró entablar amistades con sus compañeros al igual que acercarse a los amigos de Katsuki, conforme las salidas en convivio la incomodidad con Kirishima y Kaminari fue desapareciendo, incluso conoció a Ashido, aquella mujer que le había ayudado en fingir su muerte y la primera vez no logró reconocerla al estar en un amargo trance.

Una mañana que fue dejado como siempre en la entrada del campus minutos después recibió una mensaje en audio con advertencia de Katsuki, sobre una persona que lo había estado vigilando. Generalmente con el buen trato que tenía no logró percibir algo como eso hasta que le hizo la mención, miró de un lado a otro de reojo extrañado por el pasillo, el bullicio de estudiantes caminando no le permitió percartarse de a quien podía referirse.

No fue hasta un par de clases posteriores, cuando salió del aula en camino a otra, se distrajo unos minutos revisando el horario que llevaba en el teléfono con cautela, se detuvo a mitad de los escalones al darse cuenta que iba al aula equivocada. Dio media vuelta para subir de nuevo, aunque fue interceptado golpeando el hombro de una persona con una curiosa sonrisa y mirada acechante en fulgor.

―Disculpa, me equivoqué de camino ―mencionó en cortesía desviando para continuar su camino, sin embargo la mención de su nombre con un tono misterioso le hizo retomar a ver el rubio. ―¿Nos... conocemos...?

Susurró extrañado enarcando una ceja, quedó dubitativo analizando el rostro que peseía una sonrisa aterciopelada y solo retiró. Izuku se quedó en las escaleras confundido, llegando a considerar que la persona que Katsuki le advirtió era aquella.

"¿Qué es lo que busca? No ha pasado nada relevante desde que entré aquí, tampoco luce como alguien que hubiera estado en esos sitios clandestinos del Green Rabbit o con Oboro Shirakumo."

No lograba saber el motivo de porque le miraba tan atento, acechando cada paso que daba o si en dado caso hizo algo que le molestó necesitaba saberlo para que dejara esa incómoda situación. Esa tarde en casa le contó a Katsuki lo que sucedió, pero no podían hacer nada más que interpretar con sospecha que buscaría ese chico con él.

Los siguientes días fueron un lapso complejo para Izuku sin lograr concentrarse en esos trayectos cambiando de aula o a la hora en que se iba a casa, sentía esa mirada acechante a su espalda hasta que una mañana decidió afrotarlo directamente, iría con ese extravagante rubio a preguntarle que era lo que quería.

Llegó al campus con Katsuki de manera puntual como usualmente lo hacía, despidió ajustando la correa de la mochila al hombro con aun tenua sonrisa.

―Te veré en la tarde, mucha suerte en tu trabajo ―indicó recibiendo un beso y ladeó su mano como despedida.

Una voz llamando a Katsuki provocó a ambos girar a la persona que se acercó desde las espaldas, Izuku percibió al rubio ponerse tenso, por otro lado no conocía a ese hombre de cabello largo y oscuro recogido en una media cola.

Fue jalado hacia atrás de Katsuki percibiendo como eran rodeados por personas uniformadas que recordaba vagamente en el rubio.

"¿Son policias?"

La mención de ese absurdo psudónimo que le dieron del "asesino suicida" le provocó encoger de hombros entendiendo la situación, estaba ahí para arrestarlo. Por como ese oficial se refería a Katsuki debía imaginar que anteriormente era un superior o algo así con una mirada despectiva en decepción dio la orden de arresto.

Sostuvo con fuerza mano de Katsuki con la suya, rememoraba la amarga experiencia que tuvo la última vez que intentó evadir la responsabilidad, tragó hondo sin intentar oponer resistencia, pero al sentir el agarre del otro menguar y girar a verlo quedó turbado de lo que leyó de sus labios.

―¿Qué-...? ―Susurró angustiado de imaginar lo que haría, era una locura.

Ni siquiera estaba armado, no había nada para lograr evadirlos. Levantó un poco las manos con suplicio de ver a los oficiales a punto de tomar sus manos para esposarlo, no obstante, Katsuki los recibió con un golpe logrando arrebatar un arma.

No quedaba más que confiar ciegamente en lo que pasaría, ya había llegado tan lejos como para oponerse, atacarlos y confinar un arma. Izuku subió a la motocicleta como le ordenó esperando con un gesto angustiado ese lapso de segundos donde Katsuki también subió saliendo de ahí con un grueso arranque ruidoso.

―¡¿Qué estabas pensando?! ¡Pudieron haberte disparado de nuevo! ―Reclamó aferrando en su agarre y apretando sus manos en la chaqueta de Katsuki. ―¿Cómo es que ellos lo supieron?

Giró un poco de reojo con dificultad de la velocidad percibiendo la alta velocidad en la que iban evadiendo autos en busca de las patrullas, en su mente pronto de dibujó la imagen de ese estudiante mayor que lo estuvo acechando las últimas semanas y Katsuki maldiciendolo lo corroboraba.

Todo lo bien establecido se estaba derrumbando una vez más, tal parece esa vida tranquila no podía ser consistente cuando se trataba de él.

Se recargó a la espalda de Katsuki mientras maniobraba, intentaba pensar en una idea para lograr salir de esto pero todas las opciones lo inclinaban a terminar encontrados y arrestados. Volver a casa era una locura, seguramente los policias ya estaban rondando ahí, huir por carretera hasta donde sea que el combustible los llevara era tan riesgoso como imprudente, no se le ocurría un lugar donde mantenerse a salvo. Era una situación tan impotente cuando él solo quería hacer lo correcto sin volver a dañar a nadie.

El sonido de las sirenas acercaron interceptando de frente, la motocicleta fue golpeada y ellos salieron fuera rodando en la acera. Izuku abrió los ojos aturdido de la pregunta de como se encontraba.

―Tú estás... ―la vista se encogió de sorpresa ver los rasguños por el arrastre y la ropa rasgada de Katsuki tras haber amortiguado su caída.

Se arrastró sentado intentado reincorporarse, rapidamente percibió como sometían a Katsuki al suelo esposandolo.

―¡No lo lastimen! ―Exclamó Izuku pretendiendo acudir con él pero uno de los oficiales le apuntó con el arma ordenando que se pusiera las manos a la cabeza boca abajo.

Ya no solo se trataba de él, ahora tomarían a Bakugo Katsuki como su cómplice evadiendo la ley. Al estar esposado fue jalado del brazo a ponerse de pie, su mochila fue decomisada y adentró a la parte posterior de la patrulla. Cerró los ojos con fuerza maldiciendo internamente volver a vivir una experiencia como esa.

Suavemente abrió su mirada girando hacia el rubio a su lado escuchando lo que decía el capitan de ese cuerpo de arresto a Katsuki.

En el camino a la estación principal volvió a mirar a Katsuki, el semblante serio en el pecoso desapareció al dibujar una tibia sonrisa.

―Gracias. Fue espléndida la experiencia de vivir sin una carga ansiosa de por medio ―se reclinó al asiento de la patrulla relajando los hombros. ―Me gustó saborear lo que pudimos ser.

En ese momento ya no veía más alternativa de que podría pasar, no era como que pudiera hablar con Aizawa y tratar de convencerlo como fue con Kirishima, muchos civiles fueron testigos de la persecución y había otros policias involucrados, toda luz esperanzadora cegaba en oscura realidad.

A diferencia de la última vez, Izuku no cargaba con culpa o remordimiento, no estaba arrependido de todo lo que pasó, porque de no ser así, no pudo haber congeniado esos plácidos meses que ahora revolotearían como recuerdos para mantenerlo cuerdo tras las rejas.

Al llegar a la estación fueron recibidos por reporteros y periodistas dando revuelto por el regreso de ese joven homicida que fingió su muerte. Una vez dentro bifurcaron a caminos diferentes, eran dos personas arrestadas con cargos enlazados pero debían ser tratados por distintos ámbitos así como sus interrogatorios.

Izuku adentró en una pequeña celda vacía mirando un lado a otro en busca de indicios de Katsuki, pero fue llevado a otro lugar.

―Aguarda ahí, serás interrogado más adelante.

Mencionó un policia cerrando el cancel, Izuku dio media vuelta recargando el rostro a los barrotes para lograr visualizar más allá del pasillo.

"¿Dónde está Kacchan?"

Miró con angustia y retrocedió resoplando áspero, era muy amargo volver a pisar la estación de policia así, la primera y última vez pasó una pesadilla atemorizado de lo que sucedería y por la verdad de Katsuki que no fue bien recibido por ese huracán de sentimientos descontrolados. Ahora era diferente, no estaba con pánico y no se sentía solo.

Dio un par de vueltas en esa pequeña celda pensativo, ¿qué sería lo mejor que podría declarar para no salir tan afectado Katsuki? Después de todo, él no tuvo nada que ver con los crímenes de homicidio que efectuó hace tiempo. No sabía de leyes o como reaccionar apropiadamente, era un joven ingenuo en esos aspectos por lo que apretó la mirada frustrado.

Pasaron 30 minutos hasta que un oficial nuevamente acercó para abrir la reja llamando a Izuku para su interrogatorio, el pecoso estaba sentado en la banca del fondo y se puso de pie.

―Antes de eso, quiero llamar un abogado ―mencionó con un semblante firme, no hablaría nada hasta ser orientado por alguien para no perjudicarlos.

El policia lo miró extrañado tomandolo del brazo para guiarlo fuera.

―Pero tu abogada ya está aquí.

Izuku parpadeó un par de veces confundido de eso, alzó una ceja mirando de un lado de a otro hasta adentrar a un cubículo donde se encontraba una hermosa mujer de cabello corto azulado y rosa con dos mechones más ampliso en cada lado del rostro, portaba un saco y una falda formal de color azul oscuro.

La mujer le recibió con una encantadora sonrisa esperando a que el oficial le retirara las esposas a su cliente y los dejara solos.

―Midoriya Izuku, ¿correcto? Soy Kaina Tsutsumi, he sido contratada para tu caso. ¿Por qué no tomas asiento?

El chico hizo caso con cierta desconfianza y miró furtivamente la oficina, esa no era la sala de interrogatorios.

―¿Quién la llamó? Creí que apenas me darían oportunidad de contactar un abogado.

―Un amigo tuyo, Kirishima. En la fiscalía saben lo mucho que me gusta tantear esos casos, pero el tuyo fue que más me atrapó ―siseó entretenida e Izuku arrugó el entrecejo. ―Verás... ―pausó mirando furtivamente a la puerta cerrada y acercó a Izuku para susurrar. ―Conocía a Chisaki, ese bastardo lamentable... gracias por matarlo.

Encaró con una sonrisa que amplió al ver la reacción consternada de Izuku.

―No eres el único que llegó a sumergirse en ese mundo, tengo muchos clientes allá abajo pero ese sujeto no lo toleraba, así que tienes todo mi apoyo y haré hasta lo imposible para que no te sentencien. ¿De acuerdo? ―Guiñó un ojo con una sonrisa confiada. ―Así que no tengas miedo, dime a detalles todo lo que pasó.

Kaina era una licenciada que le gustaba tratar con clientes problemáticos en lo jurídico, siendo abogada defensora de victimas hasta tantear los bordes del bajo mundo con amenazas por los casos que ella beneficiaba a sentenciar con su consolidada defensa. A veces era referida como Nagant entre ellos.

Izuku ladeó la vista jugando con sus manos encima de la mesa, relamió los labios y pretendió continuar, pero antes de depositar toda su confianza en esa mujer quiso corroborar algo.

—¿Sabes si atendieron las heridas de Kacchan?

Kaina alzó una de sus gruesas cejas al no entender, aunque poco después recordó al rubio.

—¿Bakugo? No estoy segura, llegué directamente contigo.

Izuku se levantó turbado de la respuesta.

—¿Vas a defenderlo también?

—Mi prioridad es contigo, asi que te recomiendo que también preocuparte por ti mismo. Él tendrá su propio abogado, después de todo tienen cargos de diferente índole, pero no subestimes, su defensa será tan formidable como la tuya —bufó con un suspiro queriendo bajar la tensión del joven.

Al cruzar por la fiscalia logro encontrarse con otro abogado y asumió que él lo defendería, ella lo conocía por roces en otros juicios y lo formidable que era, Takami Keigo.

Izuku no tuvo más que la tentativa de contarle abiertamente lo que pasó a esa mujer, la cual escuchaba comodamente en la silla. Al finalizar Kaina suspiró pesadamente y rascó su cabellera, eso le dio a Izuku pobres expectativas.

—Será una larga sentencia, ¿verdad? —Menciono cabizbajo apretando las manos a sus rodillas.

La abogada rodó los ojos y estiró los brazos hacia el techo al estar tanto tiempo en la misma postura.

—Izuku, me la dejaste muy fácil.

—¿Eh? —Parpadeo confundido retomando con ella.

—Fuiste una victima todo el tiempo, la cesión de deuda pasó de tu madre y luego a ti sin ningún contrato de por medio, eras un menor de edad, a pesar de que trabajaste clandestinamente podemos proyectar eso a trabajos forzados —mencionó contando con sus dedos todas las puertas abiertas del chico. —Ademas percibo lo cortés y lindo que eres, te puedes ganar fácilmente al jurado.

Kaina palmeó sus manos y se puso de pie jalando a Izuku a levantarse también.

—Vamos a tu interrogatorio, yo hablaré hasta que te pregunte cualquer cosa y sigues mi flujo, ¿de acuerdo?

Izuku asintió aturdido cruzando los pasillos al lado de la mujer y un policia que los guiaba.

—¿Entonces Kacchan también tendría una situación similar?

Susurró con una sonrisa angustiada y un deje de alivio, sin embargo, Nagant no respondió y siguió el caminó. Ella conocía las trabas en el lado de Katsuki a pesar de no tratar con él, pero el relato de Izuku supo que hubo muchas evasiones a la ley, los intentos de huida y luchar contra oficiales a mano armada, pero no le diría ese criterio por ahora a Izuku, quería tenerlo activo y con ese fulgor en su mirada para presentarse al interrogatorio.

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Mientras la patrulla se movilizaba, Katsuki no podía dejar de pensar en lo que les esperaría a partir de ese momento.

Se sentía tan impotente, tanto tiempo de luchar en contra de todo, tanto esfuerzo en tratar de seguir adelante y vivir en paz con Izuku para que todo se derrumbara en menos de un pestañeo.

Suspiro profundo, con la mente llena de preguntas, la mayoría relacionadas a Izuku.

Se cuestionaba si lograría estar bien, si podría sobrevivir en un lugar tan hostil como lo era una prisión. Lo que más le preocupaba era el tipo de trato que Izuku recibiría. Le molestaba y frustraba no poder hacer nada.

La situación estaba fuera de sus manos y está vez no había un plan, estaba como un barco a la deriva, sin saber qué ocurriría en el futuro y le causaba sentir náuseas. Lo único que quería era amar a Izuku y cuidarlo sin nada más que lo preocupara.

Si tenían suerte irían a la misma prisión y tal vez podría protegerlo de los demás presos. Pues ya no veía otro futuro posible para ellos en ese instante. Los crímenes que ambos habían cometido serían suficiente para ser acreedores a una sentencia muy larga en especial Izuku con tres muertes sobre sus hombros.

Se sentía derrotado, con el corazón en un vuelco repleto de tristeza hasta que la voz de Izuku a su lado le hizo mirarle sintiendo una punzada aún más fuerte en su pecho.

La sonrisa del menor era suave y tranquila.

Sus palabras sonaron como una despedida disfrazada de un agradecimiento. Katsuki negó levemente con la cabeza. No tenía palabras para expresar las distintas cosas que sentía en ese momento, entre ellas quería decir que todo estaría bien pero por primera vez no pudo formular esas palabras en su boca.

— Pase lo que pase Izuku. Recuerda que te amo y siempre lo haré —

Fue lo único que pudo decir con una leve sonrisa grabando en su memoria la suave sonrisa que el pecoso le regaló también.

Quería tomarlo de la mano, besarlo, abrazarlo, solo podía aguantar acercando lo más que pudo para rozar su hombro con el ajeno y cerró los ojos tratando de disfrutar esos últimos minutos cerca de él.

Cuando llegaron a su destino los bajaron de la patrulla y sus rostros fueron cubiertos con los sacos de los policías.

Los custodiaron abriéndoles el camino entre decenas de elementos de la prensa que los recibieron con sus cámaras y micrófonos al saberse enterada la noticia del increíble caso del homicidia suicida que fingió su muerte.

Una vez adentro noto como se llevaban a Izuku en otra dirección a la suya y se frenó de pronto queriendo ir con el pero fue empujado por el oficial que lo custodiaba.

Sin más remedio fue llevado directo a una celda del ala este y fue despojado de sus pertenencias dejándole únicamente la ropa que portaba en ese momento. Más tarde sería llevado a la sala de interrogación para dar su declaración y conocer a su defensa o en otro caso solicitar uno.

Ya conocía perfectamente cada paso del lento y aburrido proceso de aprehensión. Era su pan de cada día años atrás y recordaba bien los protocolos así que no tuvo más opción que cooperar.

Después de un par de horas uno de los agentes lo llevó a la sala de interrogación, en el camino varios si no es que casi todos los que trabajan aún lo recordaban, mirándole con sorpresa al verlo ahora del otro lado de la moneda. Recordaba perfectamente ese lugar e incluso le pareció nostálgico recorrer los pasillos de lo que fue una vez su lugar de trabajo.

Tomó asiento en la silla y fue esposado a la mesa, dejándolo a solas y luego de unos momentos un hombre entro a la sala con él, le parecía familiar, quizá de algún otro caso de los muchos que le tocó ver en su tiempo como detective. Era un hombre alto de cabello rubio opaco con un poco de barba en el mentón. Llevaba un alegante traje formal de color crema con una llamativa corbata roja.

—Buenos días Bakugo Katsuki, me presento, soy Keigo Takami, seré tu defensa —

Se presentó tomando asiento frente a Katsuki quien tan solo saludo con una reverencia como pudo.

— He verificado toda la información disponible que me fue otorgada, se te acusa por complicidad con Izuku Midoriya, falsedad documental y suplantación de identidad, sin mencionar la corrupción de menores ya que hay pruebas que te enlazan a él desde que era menor de edad, será un caso difícil —

Katsuki bufó soltando un profundo suspiro. Ya veía venir esas palabras las aceptaba como lo que eran, después de todo eso era verdad. Eran sus delitos que en su momento cometió siendo consciente de ello y sus consecuencias.

— Cuéntame cómo es que ocurrió todo, desde un principio y dame todos los detalles es de vital importancia que seas honesto y no mientas —

Pidió Keigo sacando un montón de papeles que usaría en el caso y otros para tomar apuntes.

Katsuki suspiro de nuevo y trato de ponerse cómodo, sería una larga historia así que empezó a narrar desde cuándo el caso de Izuku le fue asignado hasta ese momento en qué ahora ambos vivían juntos.

Keigo dibujo una mueca sería mientras frotaba su barbilla.

—Izuku ha sido una víctima, en tu caso no sabías que él era el homicida hasta mucho después de que ya se habían relacionado, tampoco sabías su edad real, después decidiste esperar a que fuera mayor para tener relaciones sexuales consensuadas, eso fue bueno —

Indico Keigo apuntando en las hojas de papel ágilmente con el bolígrafo.

— Sin embargo, aún queda la falsificación de documentos, la evasión de la ley y la traición a tu juramento como elemento de la policía. Tendré que contactar a los demás testigos, Mina Ashido y Kirishima Eijiro tendrán que dar su declaración en el tribunal también —

Indicó Keigo formando un rompecabezas con toda la información que le fue brindada.

— Sera difícil, pero estoy seguro que podremos exonerarte de la mayoría de los cargos ya que eres un hombre sin antecedentes con un buen historial como policía —

Indicó despues para seguir indagando en todo lo que pudiera dejando a Katsuki salir hasta después de un buen rato de preguntas, firmas y apuntes finales.

Katsuki se mantenía en silencio solo respondiendo a lo que le era preguntado, sabía bien que, aunque Keigo le dijera que podrían exonerarlo no era del todo cierto.

Había muchas trabas, seguramente le darían una sentencia, pero la duda era de cuánto tiempo.

Suspiro pesado siendo guiado junto a Keigo y un oficial de nuevo a la celda en donde un enfermero atendió sus heridas en la espalda.

Debido a la gravedad de los delitos no le fue posible la libertad bajo fianza y sería llevado directo a una audiencia preliminar en donde el juez le indicaría una acusación formal.

Keigo le había ofrecido que aceptara un convenio de declaración de culpabilidad para no llevar su caso a juicio e ir directamente a la sentencia, pero Katsuki negó indicando que quería llevar el caso a juicio recordando lo que Aizawa le menciono. Si había alguna ligera oportunidad de poder encontrar libertad la aprovecharía.

Esa tarde se llevó a cabo su audiencia preliminar por separado de Izuku.

"Nolo contendere"

Fue su respuesta cuando el juez pregunto si se declaraba culpable o inocente de los cargos a su nombre los cuales fueron 6 en total dictados por el juez; Suplantación de identidad, falsificación, corrupción de menores, complicidad principal, amenaza y obstrucción a la justicia.

Al levantarse la sesión se indicó que se llevaría a cabo el juicio final al día siguiente.

Esa noche la paso en la prisión más cercana, fue trasladado inmediatamente después de la audiencia, Por protocolo ya no llevaba puesta su ropa si no un feo uniforme de color gris que usaban todos los presos.

La celda en donde le encerraron era provisional y estaba aún lejos de las demás celdas de prisioneros ya sentenciados.

Toda la noche se la paso en vela, acariciando el collar con el anillo que Izuku le había dado meses atrás.

—Me pregunto si tampoco puedes dormir... Mañana te veré en el juicio final Izuku, al menos te veré una última vez —

Pensó cerrando los ojos y mirando por los barrotes a la oscura luz del pasillo vigilado por un par de policías que platicaban entre ellos.

Sabía que al menos podría estar seguro de que Izuku también estaba en una celda provisional esa noche en algún lugar. No lo había vuelto a ver desde que llegaron a la estación. Se sentía ansioso y preocupado por saber de él al menos un poco.

La sonrisa que le regaló en la patrulla le daba un poco de calma, pero no la suficiente.

Se la paso rodando en el pequeño colchón incómodo de la cama individual de la celda. No pudo concebir el sueño hasta que el sol ya había salido de nuevo y tan solo fueron unos minutos antes de que Keigo apareciera junto a un policía de nuevo.

—Despierta Bakugo es hora del juicio —

Le indicó sonriendo y el rubio se levantó entre quejidos para ser esposado y llevado fuera de la celda.

El traslado fue rápido, al llegar le sorprendió notar como afuera del tribunal estaban decenas de personas de la prensa de nuevo, pero sobre todo personas que apoyaban su caso con pancartas que decían "Libérenlos" y otras donde indicaban que el "Amor no era delito". Katsuki alzó una ceja al no saber cómo reaccionar. No pensó que hubiese gente que pudiera apoyarlos, algunos eran de la comunidad LGBT de Japón mientras que otros eran simples civiles que empatizaron.

Suspiro siendo empujado y guiado directo al tribunal en donde al llegar pudo notar ya la presencia de Izuku junto a una mujer que imagino era la abogada que el estado le dio.

Tomaron asiento en una mesa por separado de ellos. Ambas frente al juez.

Detrás de ellos solo había algunas personas miembros de la fiscalía y también los testigos que declararían. Entre ellos pudo reconocer varias caras. Kirishima, Denki, Mina, Shoto e incluso Camie estaban allí, sus padres estaban como simples espectadores sentados en las bancas laterales.

Por otro lado, pudo ver a otras personas del lado de Izuku, Reconoció a la ex dueña del burdel, aquella mujer morena de alta complexión, a Ochako, la recordaba bien por ser la más cercana a Izuku y enviarse mensajes con ella seguido, también estaban otras chicas del burdel que recordó de las veces que acudió a buscar a Izuku y a investigar los casos. Tendrían una buena defensa.

El juez apareció y todos se pusieron de pie y a su orden tomaron asiento. Katsuki miro a Izuku desde su lugar, cruzaron la mirada por un breve instante y Katsuki sonrió con suavidad. Parecía que estaba bien, no tenía señales de haber sido maltratado por algún guardia abusivo, era lo que más le había preocupado. Entonces el juicio comenzó obligándolo a prestar la atención hacia el juez que comenzó a deslindar el motivo del juicio y a dar las acusaciones formales en contra de ambos.

La presentación de pruebas inicio, mostrando el video de Izuku huyendo tras matar a Chisaki, las huellas suyas halladas en los cadáveres y las fotografías de las escenas del crimen, así como también un vídeo de vigilancia del estacionamiento donde se observa el momento justo en qué escapaban cuando fueron interceptados por Kirishima.

La abogada de Izuku inicio con firmeza, presentando sus pruebas como defensa indicando que todo se cometió en un acto de defensa propia, Izuku fue presentado como una víctima y no como un homicida.

La mujer llamo de uno a uno al estrado a los testigos de lzuku, las chicas del burdel fueron las primeras quienes indicaron que Izuku era una buena persona. Ochako se encargó de declarar que también había sufrido violencia por parte de Tomura y que lo que había hecho Izuku solo había sido salvarlos a todos. Luego siguió Mirko y los amigos de Izuku.

Cuando fue el turno de Katsuki de ser llamado al estrado fue guiado a tomar asiento y tras el juramento de decir la verdad escucho las preguntas que la fiscal le decía.

—Soy, su pareja sentimental —

Respondió a la pregunta de cuál era la relación que tenía con Izuku.

—Mire con mis propios ojos como tenía marcas de maltrato físico y psicológico causados por Tomura Shigaraki y en el caso de Chisaki Kai fue también por defensa propia, el iba a ser secuestrado y el pañuelo con escopolamina encontrado en el auto lo prueba —

Respondió cuando la chica le cuestionó si Izuku había sido maltratado en el burdel y que tipo de secuelas noto en el cómo su pareja.

—Tuvo secuelas durante varios meses, el terapeuta Toshinori Yagi puede corroborarlo, el burdel no era más que un lugar de tormento para Izuku después de que pasó a manos de Tomura —

Indico con seguridad y firme, sin embargo, al llegar a la pregunta del por qué habían escapado de la ley el rubio se quedó en silencio unos momentos. Miro a Izuku directo a los ojos y elevó una de sus comisuras en una manera de sonreír.

—Me declaro culpable de eso —

Todos en el lugar se sorprendieron por la repentina declaración.

—Fui yo quien convenció a Izuku para no entregarse, fui yo quien ideó un plan para escapar y engañar a la ley. Suena ridículo, pero lo hice por qué lo amo tanto que no quería que nada malo le pasará en prisión. —

Miro a Izuku fijamente con esa suave sonrisa.

— Fui yo quien le dio el arma a Izuku con la cual disparo contra Tomura, y además le instruí como usarla. Quería salvarlo, use mi poder como jefe de investigación para lograrlo, rompiendo mi juramento —

Los ojos de Katsuki viajaron luego al pelirrojo que escuchaba atónito junto a Mina. Ambos tenían las manos entrelazadas.

—Yo amenace a Eijiro Kirishima para que guardara silencio, y también soborne a Mina ashido para que falsificara los documentos. Así que ellos son inocentes —

Finalizó escuchando a la mujer decir que es era todo y la orden del juez de que retirará a su lugar. Con esas respuestas estaba seguro de que no podrían deslindar los cargos en su totalidad, pero al menos estaba salvando también a otros y en parte ayudando a Izuku. Keigo no estaba muy feliz pues con esa confesión sería casi imposible ayudarlo a no ser encontrado culpable de sus cargos.

Katsuki estaba dispuesto a ir a la cárcel, se echaría la culpa de todo lo que fuera posible y creíble con tal de que a Izuku solo le fuera hallado culpable de las muertes de sus abusadores. Se había puesto el mismo contra la espalda y la pared pero estaba feliz si con eso ayudaba al menor.

Después de la defensa de Izuku tocó la suya a la cual no le fue del todo bien después de haber hecho esas declaraciones.

El juez comenzó las acusaciones en su contra, Keigo intento responder y defender lo mejor que podía.

—Mi cliente no estaba consciente de que Izuku era el homicida en el momento en que empezó a salir con el —

Defendió Keigo.

—Pero empezó una relación con un menor de edad — dijo el juez con una ceja en alto.

— Mi cliente no sabía la edad real de su pareja ya que este le había mentido indicándole que tenía 19 años, además de eso señoría mi cliente al enterarse de la edad real no mantuvo relaciones con Izuku hasta haberse cumplido la mayoría de edad —

Katsuki solo escuchaba en silencio como era intentado ser defendido. Sabía bien que no habría mucha escapatoria a su destino cuando el juez hizo una fría mueca.

Camie fue llamada al estado para declarar.

Ella indicó que Katsuki era un buen hombre y que era responsable pero un poco violento. Katsuki alzó una ceja mirándola fijamente, recordó aquella vez en que casi la golpeó cuando pelearon frente a Izuku.

Suspiro sobándose la sien y luego sus amigos fueron llamados al estrado por separado.

Kirishima respondió con nerviosismo a las preguntas del juez.

"¿Fuiste amenazado por Bakugo con un arma mientras cumplías tu trabajo como oficial?".

—Si... pero no me lastimó, el jamás lo haría incluso en esa situación, en cambio yo le dispare varias veces. —

"¿Fuiste amenazado para guardar silencio del crimen de falsificación y suplantación?"

Kirishima titubeó mirando a Katsuki que le afilo la mirada haciendo un gesto para que dijera que si aunque no había sido cierto. Kirishima negó, pero el rubio le volvió a insistir con una expresión desesperada.

Kirishima miro a Izuku y luego regreso a Katsuki. Entendía que quería que lo hiciera para ayudarlo, pero no quería volver a traicionar a su amigo, aunque esté lo pidiera.

—N-no, Yo fui quien decidió ayudarlos, Katsuki solo quería salvar a Izuku —

Confeso pidiendo perdón mentalmente al rubio quien apuño las manos bajo la mesa.

Mina fue llamada pero en su caso ella indico que Katsuki era alguien de fiar, que jamás haría algo malo y que siempre seguía lo correcto.

"¿Te ofreció dinero con tal de ayudarlo con los documentos?"

Pregunto el juez y la chica bajo la mirada asintiendo.

—Si pero... Lo hizo por una buena causa, Izuku merecía ser libre y el también —

La chica regreso a así lugar y el último en ser llamado fue Izuku. Katsuki lo miro sin perderlo ni un segundo. Pudo notar lo tenso y nervioso que estaba así que solo pudo sonreírle para tratar de ayudarle.

"¿Mientras aún eras menor de edad, Katsuki Bakugo te toco, abuso o incito se manera sexual?"

La pregunta era incómoda, pero era parte del protocolo. Katsuki desvío la mirada recordando las veces en que lo masturbo incluso aquella vez en que el menor estuvo bajo la influenza del alcohol. La respuesta era un sí pero Izuku mintió diciendo que no. Después de todo no había pruebas que pudieran demostrar lo contrario.

"¿Fue Bakugo Katsuki la mente maestra en el plan de escape? ¿Es verdad que fue el quien te convenció de no entregarte y de huir de la ley?".

El juez era intuitivo y ágil podía notar cuando Izuku mentía. Katsuki pidió con la mirada al menor que dijera que sí.

La abogada del menor entro en el momento para evadir la respuesta a esa pregunta indicando que después de la muestra de las pruebas no había lugar a cuestionar eso.

El resto de preguntas dieron relacionadas a su relación con Katsuki. Después de algunos minutos el menor fue llevado de regreso a su lugar y con ello el juez solicito un breve momento de receso para tomar su decisión.

Fueron solo diez minutos en que todo se hacía un caos con la prensa, la protesta afuera de las personas que los apoyaban podía escucharse como un grito de justicia y entre lapsos el rubio miraba al pecoso desde su lugar deseando poder correr hacia él y abrazarlo. Al menos poder decirle cuánto lo amaba.

Cuando el juez regreso y ordenó silencio todos prestaron atención y se pusieron de pie para la última fase del juicio. El veredicto.

El ambiente tenso casi se podía palpar y en la sala la voz del juez hizo eco con fuerza. El primero en ser nombrado fue Izuku, se hizo un resumen de sus cargos y luego el juez hizo una breve pausa.

— Se tomó la decisión de que el acusado Izuku Midoriya es declarado culpable de los homicidios en contra de las víctimas Tomura Shigaraki, Rikido Sato y Chisaki Kai. Sin embargo, conforme al artículo número 624 de la ley, se declara que ha sido bajo defensa propia por lo tanto queda absuelto de los cargos y queda en libertad —

Katsuki suspiro de alivio al oír esas palabras. Tenía el corazón en la boca y miro a Izuku sonriendo feliz de saber que sería libre, noto como la abogada lo abrazo y deseo poder haberlo hecho también. Solo pudo sonreir, Izuku ya no tendría nada que deberle a la sociedad. Parecía un sueño hecho realidad, su amado pecoso finalmente sería libre en todos sentidos. Sin embargo, el juez pidió orden pies muchos celebraron aquello, pero el juez aún no terminaba de hablar. Una vez que el silencio regreso el juez se dirigió ahora hacia el rubio.

— Se ha tomado la decisión de que el acusado Bakugo Katsuki, es declarado inocente de los cargos de corrupción de menores, suplantación de identidad y amenaza, pero es encontrado culpable de falsificación, complicidad principal y obstrucción a la justicia. —

Katsuki apretó los labios y los puños aún con las esposas en las muñecas. Sabía que las cosas no iban a pintar bien para él.

—Por lo tanto, al haberse tratado de un caso especial con una víctima que ha sido declarada inocente, la sentencia se reduce a dos años de prisión con posibilidad de libertad condicional según los artículos 339 párrafos 4, 244 párrafo 8 y 9 de la ley. Con esto se cierra el caso. —

El juez golpeó su martillo para entonces retirarse deja de a todos con un semblante sorprendido. Mitsuki y Masaru se abrazaron al fondo con tristeza.

Katsuki se quedó estático en su lugar procesando la sentencia que se le acababa de otorgar. Keigo tocó su hombro.

—Fue una victoria Bakugo. En cualquier otra situación lo mínimo hubiera sido 10 años, el juez tuvo mucha compasión —

Le indico Keigo suspirando y comenzando a recoger sus cosas. Katsuki miro a Izuku de nuevo, le pareció ver qué de sus grandes ojos verdes brotaban lágrimas que deseo poder acercar a limpiar.

" Está bien... Mientras Izuku sea libre, yo podré soportarlo "

Pensó mientras sus labios curvaron en una suave sonrisa sin mostrar los dientes y una mirada relajada.

Sintió el agarre sobre su espalda y manos que aún mantenían las esposas, iba a ser procesado a la prisión más cercana, fue empujado por un par de policías hacia la salida, en el camino miro a Izuku hasta que ya no pudo.

— No te preocupes por mi —

Trato de decirle cuando paso cerca de él, pero le obligaron a bajar la cabeza y caminar y aunque se resistió un poco solo pudo obedecer mientras escuchaba el llanto de su madre y las groserías que sus amigos lanzaban al aire sin poder creer que lo encontrarán culpable.

Katsuki suspiro sin remedio siendo llevado hasta la patrulla que lo regresaría de nuevo a la prisión donde concluiría el papeleo y el proceso para integrarlo a las celdas generales con los demás prisioneros.

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Era la primera vez que observó como se llevaban a cabo esa clase de protócolos jurídicos. No sabía desenvolverse y solo actuó con pertinencia siendo guiado por Kaina en su audiencia preliminar.

―¿Cómo se declara el acusado? ―Mencionó el juez al recitar la lista de cargos en Izuku.

―Inocente, su señoría ―respondió inmediato la mujer que se dedicó a defender a Izuku. ―Se tratan de homicidios culposos.

Esa tarde Kaina dedicó a corregir referirse a esos homicidios como culposos y no dolosos, tenía muchas cosas a favor para que en el peor de los casos tuviera una sentencia corta.

―Podrá ser un poco incómodo, pero mañana necesitaremos exponer tu expediente clínico, necesitan saber del gran choque emocional que transcurrió de un homicidio a otro. ¿De acuerdo?

Izuku asintió decaído recibiendo una palmada a su hombro por Kaina de forma simpática.

―Mañana vendré a primera hora por ti para la audiencia, tienes que pasar la custodia en una celda, pero no te asustes, solo será esta noche.

―¿Y Kacchan? ―Mencionó alzando el rostro esperanzado de una buena respuesta, sin embargo, Kaina arrugó el entrecejo negando la cabeza.

―Probablemente esté en otra celda esta noche aislado, no puedes verlo hasta el juicio. Por ahora concentrado en los consejos que ti para mañana.

Fue lo último que comunicó su defensora antes de ser guiado hacia unas celdas aisladas. Lo despojaron del resto de sus pertenencias cediendo un uniforme, fue muy condescendiente con las indicaciones de los guardias que incluso se ganó la lástima de algunos.

Las esposas en manos fueron retiradas al adentrar a su celda, miró de un lado a otro viendo las otras vacías.

―¿No va venir nadie más? ¿O alguien ya llegó? ―Preguntó al guardia que se retiraba por el pasillo, éste solo respondió que no estaba en posición de dar ese tipo de información a presos.

Izuku exhaló cansado, deslizó las manos desde el rostro a su cabello con ahogo. Le carcomía el saber que estaba pasando con Katsuki.

El lugar era siniestro y aislado, como un calabozo abandonado. Un silencio sepulcral por el vacío de la zona, si acaso lograba escuchar los pasos acercar y rondar por ahí cada cierto tiempo, no se sentía para nada agusto.

Desconfiaría de cualquiera, esa noche se quedó sentado en la cama recargando la espalda a la pared del fondo con la vista al frente de manera defensiva. De esa forma solo logró dormir cabeceando hasta caer al desgastado colchón de lado.

Esperaba que todo eso se tratara de un amargo sueño y al despertar estuviera en la habitación de la casa con Katsuki a su lado, pero la realidad era otra. En la mañana Kaina cumplió su palabra, acudió temprano a recogerlo con un guardia, ambos percibieron a Izuku despertar aturdido y somnoliento, apenas hace un par de horas cayó rendido al sueño.

―Luces muy despreocupado para el día que es ―dijo Kaina riendo entre dientes al verlo tallarse un ojo arriba de la cama.

Izuku entró en tiempo y forma al reconocer la voz, saltó de la cama acudiendo rápido a la salida de los barrotes.

―Intenté descansar, apenas logré un poco pero es suficiente, ¡vamos!

Kaina no iba a presentar a su cliente en un aspecto tan descuidado como ese, por lo que solicitó al guardia darle oportunidad de al menos lavarse la cara e intentar arreglar esas pequeñas bolsas en los ojos por trasnocharse en estrés.

En el camino al tribunal Izuku dedicó a escuchar nuevamente la asesoria de su abogada, como que permaneciera con firmeza y seguridad al responder, nada de titubeos y que por nada del mundo permitiera torcer sus respuestas que seguramente el fiscal a cargo buscaría malinterpretar.

Al llegar a su destino notaron muchas personas fuera del tribunal con pancartas y reclamos. Izuku no entendía lo que pasaba, Kaina solo respondió que la noticia de su captura se extendió muy rápido, se trataba de un crimen muy hablado hace unos años al tener relevancia con un burdel relevante de la zona roja, el asesinato de un importante miembro de la red de mafia de Tokio, al igual que la muerte de un relevante inversionista de empresas y negocios.

Izuku adentró siento custodiado por su abogada y un guardia a su lado queriendo evadir a la prensa que acudía en busca de algunas palabras respecto a por qué lo hizo, que estuvo haciendo en ese tiempo desaparecido, cuantos cómplices o desde cuando estuvo planeando ese golpe contra la mafia. Kaina solo dedicó apartar cualquier micrófono o grabadora de mano con un manotazo, no tenía paciencia para esas cosas.

Entró cabizbajo mirando de reojo la sala, notó muchas presencias que reconoció inmediato. En un lado estaban Ochaco, Momo, Tsuyu, Nemuri e incluso Mirko. Abrió los ojos con sorpresa alzando la vista y retomó con su abogada que caminaba a su nivel.

―Las necesitamos ―susurró llevando a Izuku a tomar asiento en su escritorio correspondiente. ―Todo está bien, hablé con ellas y accedieron testificar sin problema.

El peliverde extendió su cabeza hacia atrás queriendo deshacerse de todos los nervios, suspiró silencioso y continuó acechando el entorno.

Como si gran parte de sus malestares disolvieran, vio a Katsuki por fin, él también lo observaba sin apartar la vista y le restregó una sonrisa discreta en lo que el juez anunciaba que iniciaría la corte, Izuku no tuvo más que devolverle también una sonrisa intentando maquillar la angustia por la que pasaban.

En base a los hechos cronológicos se comenzó con el primer asesinato, aquella tormentosa noche que ocasionalmente volvía a su cabeza con pesadumbre. El fiscal describió los hechos consolidados desde la evidencia del callejón donde ocurrió hasta el vídeo de poca calidad de una cámara pública del culpable huyendo. Kaina no tuvo ninguna tolerancia en objetar cualquier calumnia prejuciciosa que esbozara el fiscal describiendo a Izuku como un joven que se desarrolló en un ambiente con la mafia empujandolo a pertenecer a esa índole y solo altercó en asuntos entre ellos esa noche.

Kaina defendió con puño de hierro corrigiendo la situación que fue sometido con una inexpulgable deuda que lo arrinconaron a trabajar en un sitio como ese, las llamadas pérdidas con acoso y los mensajes de odio con amenaza de muerte que recibió años atrás en el teléfono, fueron impresos a mostrar al juez y el jurado.

―Midoriya todavía era un niño que obligaron entrar en esos suburbios para sobrevivir, se mantuvo trabajando y estudiando queriendo convertirse en alguien adecuado a la sociedad. A pesar de la situación, se mantuvo estable en sus estudios de secundario superior en ese tiempo hasta ese fatídico día.

Eso no fue lo único que dijo a defensa, ella también exhibió los homicidios dolosos por parte de Chisaki Kai, el modo en que operaba era igual a como iba a tomar a Izuku esa noche: sedando con escopolamina y desmembrarlo.

Al menos por esa situación el jurado tenía una impresión buena, pero venía lo siguiente, el asesinato del joven inversionista y su guardia. Eso fue más complicado, Shigaraki Tomura fue una persona sigilosa y controladora que no exponía sus fechorías, cualquier error lo emendaba con un jugoso soborno.

Las testigos acudieron a describir como fue la situación desde que el Green Rabbit cayó en manos del nuevo jefe, las ideologias y el acoso que sufrió Izuku. Recordaron bastante bien que fueron más de tres días en que el chico nunca asomó de ese cuarto administrativo y por miedo al guardia nunca asomaron; no fue hasta que Ochaco acudió y dio énfasis del estado intóxicado en que lo encontró. Describió abiertamente el estado deplorable en él esa vez: sucio, golpeado y desnudo con una brida en las muñecas.

A Izuku le daba nauseas y escalofríos rememorar eso, pero no había remedio, tenían que describir todo. La mirada le tembló observando vagamente el escritorio frente a sí y pronto dirigió a Katsuki, no deseaba más que levantarse y abrazarlo por tener todos esos horribles recuerdos expuestos.

Kaina estaba de pie caminando en círculos al frente mientras acompañaba en la testificación de Ochaco, percibió la inquietud de Izuku y nomás tuvo la opción de indicarle con un gesto que soportara, que todo estaba bien.

El siguiente en acudir al estrado fue Katsuki, Izuku imploraba en sus adentros que todo saliera bien. Empezaron a mencionar y cuestionar los hechos hasta llegar a cuando intentaron huir, fue un momento tenso que quedó en silencio esperando una respuesta por Katsuki, quien solo dedicó a mirar al pecoso y sonreir.

El rostro de Izuku deformó con sorpresa de oír como se Katsuki se declaró culpable, apretó sus puños y pasó saliva por su garganta queriendo detenerlo, se estaba echando la soga al cuello con lo declarado. Desde el arma que le dio hasta el plan de huida.

"¿Qué estás diciendo Kacchan? ¡Te van a sentenciar!"

Izuku suplicaba con la mirada que dejara de mencionar todo eso, hasta reinventó las supuestas amenazas con Kirishima agrediendolo o el soborno que interceptó con Ashido.

Todo avanzaba mal en la defensa de Katsuki luego de su declaración, acudieron los testigos al estrado, Eijiro, Mina y Camie dando referencias del rubio, nada podía corregir ese sabotaje que él mismo se puso.

Finalmente Izuku subió a declarar respecto a Katsuki, cosas desde cuando y como se conocieron eran cuestiones que llegaron.

―Él... fue un cliente mío ―musitó incómodo al micrófono, recreando como era que escogía a las personas inicialmente para acudir al VIP― pero no quiso nada de mí, entró más bien por obligación de sus amigos e insistencia mía ―recordó con nostalgia de la manera inesperada en que conoció al amor de su vida.

―¿Por qué mentiste de tu edad? ―Preguntó el fiscal.

―Conocía perfectamente que no podía estar en un sitio como ese, no quería problemas para mí, ni para nadie ―reprochó encubriendo como fue contratado inicialmente por Mirko.

―¿Sufriste abusos de tus clientes?

―Nada se compara a lo que me hizo Shigaraki Tomura ―refirió contundente.

―¿Incluso Katsuki Bakugo? ―Refirió con acidez el fiscal. Izuku alzó la vista con él. ―¿Acaso él no llegó a tocarte, incitarte o abusar de ti siendo menor de edad? Recordemos que él era jefe del departamento de investigación, un detective de ese nivel pudo haber manipulado a alguien que... bueno, llegó a navegarse emocionalmente inestable.

Izuku arrugó el entrecejo sintiendo sus ojos arder en coraje, sabía que el fiscal solo hacía su trabajo queriendo inculparlos tal cual, pero le parecía nefasto como se refería a Katsuki. Dirigió furtivamente sus orbes esmeraldas hacia el sitio donde percibió a Katsuki cohibido con cierto remordimiento encima.

"Realmente no pasó nada malo, lograste esperarme."

Animó desde sus adentros, inclinó su cuerpo hacia el frente para responder.

―No, cuando se enteró de mi edad real solo me dijo: "Yo no me acuesto con menores de edad" ―citó con esa voz de regaño que le dijo aquella vez.

La siguiente pregunta fue más tosca, quería corroborar si Katsuki fue la mente maestra en todo ese plan de evadir la ley. Izuku se tensó en su lugar, apretando la quijada, la respuesta a eso era un "sí", pero no quería entregarle toda la carga a Katsuki, pudo notar su plegaria con la mirada de que respondiera asertivamente.

"Yo no sabía que hacer en ese momento, Kacchan fue mi apoyo en todo, incluso ahora..."

Sus labios temblaron afligidos en no saber que responder, el fiscal continuó incitando que apreciaran la inseguridad del pecoso, que no estaba en cabales de nadie asumir que ese plan tan minucioso pudiera haber sido estipulado por alguien como Izuku, inmediatamente Kaina objetó con desacato provocando al fiscal retirar su pregunta.

Preguntas incómodas de como se le ocurrió acercarse a un oficial para vigilar su investigación fue otra torcedura, Izuku tuvo que corregir con mencionar que inicialmente no tenía idea que era un policia, que le ocultó su oficio.

Las hostigantes preguntas lo dejaron exhausto, ya no sabía si asumir que lo hizo bien o solo complicó todo, su abogada lo recibió con una palmada en la espalda en su lugar elogiando el valor para responder.

Hubo un receso donde el jurado tuvo tiempo para dar el veredicto, el tiempo pasó en agonía para Izuku sintiendo como su pecho palpitaba ansioso de que podría ser la última vez que vería a varios rostros conocidos en mucho tiempo, enfocando en Katsuki que no portaba un gesto diferente al suyo, el destino los tenía bajo las cuerdas.

"Por favor, por favor, por favor..."

Imploraba Izuku en su cabeza apretando los ojos y poniendose de pie ante el anuncio del juez de dar el veredicto una vez que recibió el sobre del jurado.

Escuchó su nombre y encogió de hombros abriendo suavemente la mirada hacia el juez, quien anunció el resultado quedando absuelto por actuar en defensa propia. El alma casi se le sabía del cuerpo, por un momento sintió perder el equilibrio y sonrió con alivio soltando lágrimas que rápidamente limpió con el antebrazo.

―¿Lo ves? Dije que haría hasta lo imposible, no tenías que subestimarme ―mencionó Kaina con una sonrisa de victoria abrazando a Izuku reconfortando su alivio.

―Gracias, muchas gracias ―balbuceó invadido en felicidad.

Nunca se esperó llegar a vivir sin el pendiente de deberle algo ya sea a la mafia o a la sociedad por sus crímenes, en esos momentos podía sentirse de lo más libre, sin embargo, su tensión todavía no culminaba con su veredicto, todavía faltaba el de Katsuki.

Ante los martillazos del juez exigiendo orden el sitio se volvió silencioso. Izuku permaneció indulgente, miró directamente a Katsuki, con ese fulgor en sus ojos en paciencia de seguir escuchando buenas noticias.

Sin embargo, su semblante poco a poco cambió. Quedó estático escuchando la sentencia. ¿Cómo es que él, quien fue el que asesinó a tres personas estaría libre y Katsuki no?

Cayó sentado en su silla llevando una mano a la cabeza, negó una y otra vez con derrota, toda esa alegría de antes era insignificante ahora.

El juicio culminó con eso, la mayoría salía de lugar. Izuku observaba sin parpadear al escritorio donde estaba Katsuki y su abogado, que parecía darle un ensalzamiento por los resultados.

"Dos años..."

Recordó amargo la agonía del tiempo que pasó buscandolo en Kioto con anhelo y esperanza.

"...Es demasiado tiempo. ¿Qué va ser de él ahí?"

Sus ojos tintinearon con las lágrimas descendiendo de las mejillas paralizado en su lugar, hasta que notó como oficiales acudían a levantar a Katsuki para procesarlo.

―¡Kacchan!

Saltó de su lugar pretendiendo acudir con él pero Kaina le sostuvo desde el brazo.

―Manten la cabeza fría, si opones resistencia o provocas que Bakugo lo haga esa suave sentencia puede agravarse ―susurró queriendo relajar a su cliente.

Izuku apretó los dientes frustrado de ver como el rubio se alejaba sin apartarle la mirada con esa cántida sonrisa.

―¡Solo quiero hablar con él! ―suplicó jalando para liberarse.

―Ten paciencia, podrás visitarlo después. Por ahora pretende estar dichoso del resultado.

El menor dibujó una mueca con un puchero que intentaba contener el llanto, pero las lágrimas silenciosas no dejaban de filtrarse de sus ojos. Estrelló la palma de su mano en la cara sintiendo mucha impotencia.

Sus pertenencias que fueron decomisadas se las devolvieron y Kaina lo llevó a casa haciendo hincapie en que tuviera paciencia, volvería a ver a Katsuki y que no cometiera alguna barbaridad. Izuku fue cortés agradecido profundamente por todo con ella.

Entró al departamento, se sentía tan enorme y vacío con ese sofocante silencio que en algún momento acostumbró en su confinamiento, pero ahora era diferente. Arrastró los pies hasta llegar al sofá donde se acostó liberando a llanto abierto todo el lamento que contuvo desde que se enteró de la sentencia con el rubio.

No tenía porque celebrar estar en libertad si ni quiera podía estar con su amado, cada vez que cerraba los ojos solo recordaba la última imagen de Katsuki con una tranquila sonrisa en el tribunal, como si estuviera satisfecho de la conclusión.

Estuvo horas ahí, hasta que su cara terminó adolorida del llanto y su garganta raspaba por sus lamentos. El timbre del departamento sonó, por un momento consideró ignorar, pero tal vez se trataba de algo de Katsuki por lo que Izuku levantó con ese aspecto demacrado y abrió sin nisiquiera asomarse por la mirilla, estaba cansado de cualquier cosa.

Se trataba de Mina, Denki y Eijirou, acudieron para asegurarse del estado de Izuku. A Mina se le partió el corazón de ver esos ojos opacos e irritados en llanto que inclinó para abrazarlo. No era fácil afrontar el resultado luego de todo lo que ha pasado, pero debían ser positivos. Ellos sabían que Izuku era lo más preciado para Katsuki, por lo que estarían al tanto de él, sobretodo por el antecedente que conocieron en el juicio de lo frágil que era por esos shocks postraumáticos.

Volver a la escuela fue una odísea, la noticia de su arresto y juicio estuvo en boca de muchos, incluso hubo imprudentes que directamente acudieron con él a preguntar detalles con morbo, ya sea como los mató o porque decidió dejar los burdeles si le iba tan bien. Izuku nunca tuvo ánimos ni de mencionar que dejaran de preguntar esas cosas, hasta que tocaron un tema lábil en él, mencionando la corrupción de la policia para que tuviera de cómplice un cargo tan gordo como el anterior jefe del departamento de investigación.

Que hablaran mal de Katsuki era algo que le alteraba, tuvo llamados de atención un par de veces por las discusiones y una pelea que tuvo con otro estudiante. Nezu fue muy condescendiente en entender las causas pero eso no exonera que diera sus advertencias a Izuku.

Aoyama Yuga, el estudiante de grado superior, no tuvo el agrado de recibir a Izuku. Los primeros días permanecía al margen viendo como el resto de estudiantes acosaban a Izuku por información. Poco a poco fue perdiendo el interés, aunque eso no quitó de su cabeza que el veredicto del peliverde era erróneo y seguramente ese juicio fue manipulado a su favor.

Izuku tenía que afrontar de nuevo las cosas viviendo solo, tener que ponerse a cargo de los gastos en casa, alimentos y la vasta cantidad para inversión de la escuela tenía que encontrar un trabajo de medio tiempo rápido. Encontrar empleo luego del juicio era sumamente complicado, las personas no querían contratar a alguien con esa figura de asesino, como era reciente el caso aun era vigente esa paranoia contra él. Un restaurante-bar en la noche fue algo que logró encontrar como mesero, la paga era poca pero las propinas muy generosas.

Eijiro y Mina se ofreció inicialmente a apoyarlo con los gastos en la ausencia de Katsuki para que se centrara en la escuela, sin embargo, Izuku no quería depender de ellos completamente, ellos tenían su vida y no tenían por qué cargar con él. No logró convencerlos del todo, cuando menos esperaba tenía un mensaje del pelirrojo mencionando que le depositó dinero o pagó algún gasto de la casa.

Los primeros días acudió a la prisión donde estaba Katsuki preso, pero por protocolos le mencionaban que no estaba recibiendo visitas o cualquier otra negación. Sabía que estaba ahí y no dejaban que lo viera, era sumamente frustrante, ni siquiera le daban menciones de como se encontraba.

Su emocionante rutina de ir a la universidad, volver a casa, cenar con Katsuki o salir con él se transformaron en una aburrida monotonía en soledad volver al medio día a comer, hacer tareas y acudir al trabajo hasta media noche cuando cerraba el local. Al volver tomaba una ducha rápida y se tiraba a dormir en esa amplia cama con frío de recordar el cobijo que le daban los brazos de Katsuki.

No podía imaginar como la estaba pasando él, si comía adecuadamente, si estaba sano, ¿tendría un sitio cálido donde dormir? Todo era un enigma. A Izuku solo le quedaba el premio de consolación de acostarse con alguna prenda de Katsuki puesta, reconfortándose en la fragancia que le recordaba y le relajaba para dormir todas las noches.

Hubo un par de ocasiones en las primeras noches que despertaba con pánico e hiperventilando con terror, lo peor del caso es que no había nadie para contarle o acobijarse en brazos como acostumbraba, solo le quedaba relajarse por sí mismo en intentar conciliar el sueño entre lágrimas frustradas.

―Quiero verte, quiero hablar contigo... Kacchan... ―gimoteó abrazando la almohada que usaba el rubio.

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