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Incidente

Quedaban unos cuantos minutos, Katsuki pensó en que sería mejor retirarse de una vez, había pasado un buen rato con ese chico y estaba seguro de que la imagen de su baile revolotearía durante mucho tiempo en su mente sobre todo al irse a la cama.

—Descansa lo que resta del tiempo —Le sugirió con cierta amabilidad qué era rara en él, le dio un último mimo en sus rulos verdes para luego darle la espalda y caminar a la salida, pero antes de que pudiera tocar el picaporte de la puerta fue detenido por el agarre en su antebrazo.

Sorprendido y algo confuso se giró para ver al bailarín. Pudo detectar mucha tensión en aquel agarre.

—¿Deku? — Le llamó pues este parecía no saber que decir, aquella reacción le hizo preocuparse un poco, ¿era acaso alguna especie de llamada de auxilio? ¿Estaba siendo sobre explotado en ese lugar y quería salir de allí? Muchas cosas pasaron por la mente del policía, hasta que por fin lo escuchó hablar. A sus palabras se quedó ingenuo, ¿lo estaba aconsejando respecto a su vida? Qué sorpresa.

"Si fuera tan sencillo ya lo hubiese hecho"

Pensó con una leve sonrisa sin mostrar los dientes luego suspiro pesadamente y asintió tocando el hombro del otro con su mano libre.

— No es tan fácil, ella es una loca y hay un bebé de por medio qué hará más difíciles las cosas. — Confesó apretando los ojos en una forma de demostrar lo harto qué estaba de ese tema, los gritos de las discusiones con ella por defender qué no era suyo, los gritos de su madre diciéndole que debía hacerse responsable. Todo era un caos y recordarlo le daba migraña. — Ni siquiera sé si es mío, tengo mis dudas, es complicado. — Expresó por último relajando el rostro de nuevo.

—Gracias por preocuparte. Beberé el agua y tú también trata de descansar cuando tengas tiempo, si algún idiota intenta pasarse de listo, patéalo en la ingle — Agradeció con franqueza, no solía hablar de esos problemas con nadie ni con sus amigos o algunos compañeros de la fiscalía, aunque ellos ya estaban al tanto de la situación. Nadie le había intentado dar un consejo de la nada como lo estaba haciendo Deku. Le parecía un gesto muy amable, pero no sabía si lo estaba haciendo porque era parte de su servicio o si realmente estaba interesado en darle esos consejos. Trató de restarle importancia e intentar irse, pero nuevamente sintió el agarre volverse más fuerte por un segundo.

"¿Pero qué le pasa? ¿Acaso no quiere que me vaya? "

Pensó mirando como el menor parecía querer decirle algo, estuvo a punto de pedirle que le dijera que ocurría, pero la voz contraria le ganó, confesándole un dato qué no vio venir en lo absoluto.

—Izuku — Repitió el nombre qué le acaba de ser revelado, grabándoselo de inmediato, se suponía qué estaba prohibido revelar su información real, lo había leído en alguna parte de la carta de presentación del lugar. ¿No tendría problemas por confesar su nombre? Busco con la mirada algún micrófono o cámara de seguridad en la habitación, con la duda de si alguien podría estarlos oyendo. Lo menos que quería era darle problemas a ese chico, pero luego supuso qué él no sería tan tonto como para revelarle esa información si hubiese algún peligro de por medio o sin arriesgar su trabajo así que aclaró su garganta y tras sentir su brazo ser liberado se giró por completo y se acercó un poco.

—Acabas de romper las reglas, Izuku —

Le dijo en un susurro y se llevó el dedo índice frente a sus labios.

— Pero tranquilo, no se lo diré a nadie — le dijo guiñando uno de sus ojos granate y luego se acerco más para tomarle la mano y elevarla hasta sus labios, dejándole un beso sobre el dorso.

—Katsuki —

Le confesó su nombre de igual forma con una pícara sonrisa para luego soltarlo despacio. El sonido de la alarma anunciando qué el tiempo había acabado se hizo presente y Katsuki le miro por último un par de segundos antes de dar media vuelta e irse sin más. Dejando a Izuku sólo en aquella habitación.

Tenía su número de contacto, ya sabían sus nombres y Katsuki sabía dónde encontrarlo, no sabía si se volverían a ver o no pero las cartas estaban echadas sobre la mesa.

Se dirigió por donde recordó era la salida qué llevaba al bar, ahí noto al par de idiotas babeando por una chica hermosa de grandes senos y cabello negro sujeto en una coleta que bailaba sobre el escenario, ni siquiera se habían percatado que ya estaba de vuelta.

—¡Quizá deba conseguirles un balde para su baba, par de inútiles! — Gritó fingiendo molestia y ambos chicos se sorprendieron comenzándolo a cuestionarlo.

—Has vuelto, ¿Qué tal estuvo? ¿Te divertiste? — preguntó Kirishima con un claro hipo en su voz y la cara más roja que su cabello.

—Ese tal Deku es un verdadero boom, da detalles... ¿Se lo hiciste? — Denki era el más ebrio y directo de ambos y estaba tan mal que su corbata estaba amarrada en su frente.

Katsuki rodó los ojos y desvío la mirada discretamente al rumbo donde el menor le había llevado y logró verlo asomarse detrás de las cortinas

—No estuvo mal... De hecho... Creo que me gustó. —

Aseguró mirando fijo al pecoso para luego desviar la vista de nuevo y golpear la mesa captando la atención de ambos.

—¡Vámonos, mañana hay trabajo, muévanse!— ordenó tomando al par de hombres y llevándoselos a rastras hasta la salida ignorando los lloriqueos de Denki qué pedía estar un rato más. Entregó las máscaras y salieron rumbo hacia el auto.

A regañadientes logró hacer que su par de idiotas amigos subieran al auto, pero para su mala suerte ambos ya estaban tan ebrios qué temió que terminarán vomitando adentro y peor aún tendría que llevarlos a sus casas así que suspiro resignado y negó con la cabeza, encendió el auto, ya sabía dónde guardaba las llaves Kirishima y se dirigió primero a casa de Kaminari en donde fue recibido por un chico con quien compartía su departamento, un chico muy bajito de estatura con cara de niño y cabello esponjoso de color púrpura.

— ¿otra vez? — bufó el chico.

—Ajá.... Asegúrate de que no falte a trabajar mañana.— ordenó Katsuki haciendo qué Denki avanzará adentro entre tambaleos.

— Si. Gracias por traerlo— El pequeño chico tomó del hombro a Denki quien ya estaba más dormido que despierto y entraron cerrando la puerta tras de sí.

Katsuki regresó al auto, sin embargo, como este era de Kirishima, no le quedó de otra más que llevárselo a su departamento. A la próxima vez optaría por que cada quien llevara su propio auto para evitar esas situaciones.

Tras unos minutos llegaron al edificio donde Katsuki vivía y bajaron del auto, Kirishima se apoyó en su espalda para así subir las escaleras hasta el tercer piso en donde estaba el departamento de Katsuki.

La voz de Kirishima qué cantaba alegre una canción sonaba por todos los pasillos haciendo eco, Katsuki quería que la tierra de los comiera.

—¡Cállate idiota! Vas a despertar a los vecinos. — Golpeó la nuca del pelirrojo qué hizo un puchero ante el regaño, así que Katsuki aceleró un poco el paso hasta llegar. Al entrar lo dejo caer sin cuidado sobre el sofá y chasqueo la lengua al verlo ya casi dormido y babeando.

—No tienes vergüenza — Murmuro negando y luego se fue al baño para tomar una ducha rápida para luego subir las escaleras e ir a su habitación. Ahí se tumbó sobre la cama dejando salir un quejido de cansancio. Estaba exhausto, pero sobre todo en shock por todo lo que había pasado esa noche, no le molestaría pasar otra noche más con un par de copas, música y ese conejo.

—Izuku — Murmuro el nombre de ese chico como si de un mantra se tratase, ciertamente el nombre le quedaba como anillo al dedo, era como un juego de palabras que coincidían con el color verde de sus ojos y cabello.

Se giró de lado y se acomodó cómodamente, no se podía sacar la imagen de ese chico de la cabeza. Lo que le hizo recordar y extendió su brazo para alcanzar el móvil, lo miró y no había nada, ni llamadas, ni mensajes, sonrió dejando salir un suspiro.

— Pero que idiota. Como si de verdad me fuera a contactar. Él debe recibir cientos de números al día. Te has vuelto blando Katsuki.—

Se recriminó así mismo, nunca había sido del tipo romántico o cariñoso, al contrario. Pero ese chico le había revuelto las emociones y lo confundía.

Dejó el móvil en la mesa de noche, era extraño, cada vez que cerraba los ojos su imagen le atacaba y la sensación de sus labios hormigueaba en los suyos como si estuviera besándolo de nuevo.

Dio vueltas en la cama durante un rato, no podía dormir, ¿de verdad estaba esperando algo de ese chico? Era absurdo, pensó que había cosas que era mejor dejarlas como un simple recuerdo, en su caso "Deku" se quedaría como una interesante experiencia qué guardaría con recelo.

Cerró sus ojos, pero antes de que pudiera dormir su teléfono vibró recibiendo una notificación de llamada. Creyendo que se trataría de él, se movió rápido y miró la pantalla, su entusiasmo se marchó cuándo notó de quien de trataba.

"Mierda... ¿Qué quiere a esta hora?"

Pensó dudando en tomar la llamada, pero al no saber si se trataba de alguna emergencia termino por contestar de mala gana.

— Bakugo. ¿Por qué no has contestado mis mensajes? La boda es el próximo mes. Hay cosas que debemos planear

La voz de la mujer que últimamente le ponía los nervios de punta sonó tan fuerte qué la bocina de su teléfono chilló.

—No me interesa y lo sabes. Mis padres y los tuyos son los que arreglaran todo. No hay nada de que hablar— Sentenció con seriedad.

— Hazlo por nuestro bebé—

De nuevo la molesta excusa de ese bebé en camino. La poca tranquilidad qué Katsuki había logrado adquirir esa noche se esfumó al escuchar la insistencia de esa mujer.

—Camie, quiero una prueba de paternidad en cuanto nazca. Lo único por lo que estoy aceptando este jodido matrimonio es por mi supuesto hijo. — Aclaró por milésima vez, pues no era la primera ocasión en que tocaban el tema de la paternidad del bebé, si fuera por él, se casaría hasta después del nacimiento y confirmar que era suyo, pero los padres de ambos y la reputación en su trabajo eran importantes. No se podía dar el lujo de tener un hijo fuera del matrimonio si no quería bajar de puesto en su trabajo.

—Es tarde, por favor ya no molestes por hoy — Colgó la llamada sin ningún ápice de amabilidad y puso el movil en modo no molestar. Suspiro mirando al techo, de verdad que no recordaba haberse acostado con ella en aquella fiesta, todo era un recuerdo borroso de esa noche, recordaba haberla visto, como ella se le acercaba para coquetearle y sumado al recetó del alcohol y el tabaco recordaba cómo se besaban pero de ahí en más, nada.

Era lo que más le frustraba, Camie era joven y hermosa pero no le gustaba ni tampoco la quería, todo había sido una cosa de una noche pero parecía ser que esa chica se había obsesionado con él después de aquella fiesta. Lo buscaba en el trabajo, había conseguido su número y solía llamarle o mensajearlo todo el tiempo, al notar que de su parte no obtuvo interés fue cuando informó la noticia del supuesto embarazo. Tenía firme sus convicciones y sabía que jamás le daría la espalda a su propio hijo, si es que realmente era suyo, así que sólo podía esperar a que naviera y mientras, casarse, después de todo no era nada que un acuerdo de divorcio no arreglará.

Sonrió levemente al recordar la linda sonrisa de Izuku, quizá iría a verlo unos días antes de la boda.

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La vista de Deku entrecerró por la respuesta que dio más especificaciones respecto a su vida personal, en sí a eso ya no tenía mucho que decir, un bebé de por medio le parecía un tema tan delicado con temas legales que desconoce tienen mucho peso.

Igualmente, la referencia de si alguien quería pasarse de listo con él había que defenderse con una rígida patada en un área tan sensible solo le provocó reír nervioso, inicialmente Mirko ya le mencionó que hacer en esos tensos momentos en donde ella tampoco tendría piedad si quisieran pasarse con sus pequeños conejos trabajadores. No era muy diferente la sugerencia de ambos.

El escuchar ser mencionado por primera vez le llevó a dar un pequeño sobresalto en su mismo lugar de manera asertiva como si esperara alguna indicación, sin embargo, solo observó cómo se acercaba consigo para hacer una señal de secretismo de manera juguetona mientras lo reprendía.

Relamió sus labios en tensión, llegando a considerar que se había dejado llevar. Cerró las manos en puños en sus laterales con bastante rigidez llevando a pensar que se había metido en problemas, para su sorpresa fue correspondido con una lúdica presentación. Parpadeó dos veces anonadado, su boca deletreó el nombre en silencio y asintió su cabeza dando indicio de que sería un secreto mutuo.

El pitido de finalizar la sesión ejerció más presión en ambos, por lo que observó a Katsuki retirarse sin decir ninguna otra palabra.

Deku inmediato regresó por su calzado para ponérselo mientras avanzaba ajustándolos en cada pisada tratando de ver una última vez al rubio, percibiendo como había ido directamente con sus amigos para tirarlos de las ropas y regañarlos para sacarlos de ahí. Todo indicaba que no estaría más por la zona con otra trabajadora.

No pudo evitar dibujar una sonrisa divertido del escenario a rabietas en el que sacaba a ese par tomando a pecho el no dejarlos a su suerte y tenía gran parte de razón, una vez que pierdes la noción del tiempo con el alcohol y la diversión puedes amanecer endeudado con tu tarjeta, sin efectivo ni joyería.

Visualizó hasta donde pudo el cómo salían esos tres por la puerta principal por lo que retrocedió hacia los pasillos de los camerinos dubitativo, ni siquiera se tomó la molestia de cerrar la puerta de su cubículo, retiró el antifaz en el tocador, cerró sus ojos y puso ambas manos en la mesa. Inhaló profundo aire, después lo escupió en un gran suspiro.

—¡¿Qué rayos estaba pensando?! —Voceó para sí tomando su cabeza entre manos y mirándose al espejo. —Eso fue un completo desastre, ¿realmente le gustó? Luego yo al final... y él... —recordó con estrés. Nunca le había pasado algo como eso.

Generalmente los clientes buscan la compañía de los servidores tomando juntos, hablando de penas y buscando mimos compasivos siendo reconfortados con eróticos bailes, arrumacos, besos y poder tocar la suave piel que los indecorosos trajes reflejaban en él.

Todo el tiempo pudo tomar rienda en sus servicios, inmiscuyendo poco a poco hasta descifrar lo que gustaban por hacer, no obstante, con ese último no logró adquirir un método que lo hiciera sentir seguro de saber que seguiría, fue muy impredecible.

—Cariño, ¿qué fue eso? Ese suspiro fue horrible, ¿te fue mal? —Asomó preocupada una mujer de cabello oscuro y revoloteando con un antifaz a juego con ese disfraz sádico. Nemuri Kayama, conocida ahí como Midnight era una de las superioras que había dado muy buenos tips a Izuku en ese lugar.

Izuku miró de reojo con nerviosismo.

—No estoy seguro, realmente no hubo algo... complejo —inquirió extrañado. —Hasta me sentí algo rechazado...

—Oh, seguramente es de los que le gusta a la mala, ¿tal vez? ¿Un tira y afloja?

—Intenté muchas cosas, para una despedida de soltero todo fue extraño.

Nemuri cruzó sus brazos y rodó sus ojos.

—¿Era su primera vez aquí? —Izuku asintió la cabeza. —¿Y te despreció abiertamente?

—No, de hecho dijo que fui lo más interesante pero-...

—¿Te dijo si volvería?

—Tal vez...

—Para mí eso ya es un ganar —chasqueó satisfecha alzando un pulgar. —Para haber sido su despedida de soltero yo diría que serás su ruina —burló haciendo un gesto de dinero con sus dedos.

—Es más complicado que eso...

Una tercera persona asomó en la puerta acompañando a Nemuri.

—Aquí estás Midnight, ya es tu turno. Deku corazón, tienes un próximo cliente agendado en quince minutos en lo que limpian tu habitación y luego saldrás a bailar, ¿de acuerdo? —Informó Mirko con la tableta en manos dando órdenes precisas, el par asintió sin dudar.

Ambas mujeres salieron dejando a Izuku solo ahí, retomó a mirar el espejo tanteando su mejilla, sus líneas de expresión y esas últimas áreas que Katsuki palpó antes de irse. Relamió sus labios recordando ese beso estoico, posteriormente hurgó en el escote de su traje sacando el papel, lo cerró lento en su puño aún pensativo.

No estaría de más preguntar a la mañana siguiente como está...

》》》

Habían pasado días desde ese incidente. Su vida cotidiana iba relativamente normal, desde ir temprano a clases un poco desvelado, salvo por lo permisiva que era Mirko para dejarle trabajar menor tiempo sabiendo su situación y tuviera más en descansar, después de todo deseaba tener a esa pequeña mina de oro en excelentes condiciones para laborar.

Sus tardes estaba muchas horas estudiando los cursos para el examen de admisión a la universidad. Estudiando, trabajando, durmiendo, no tenía mucho tiempo para otra cosa ajena a ello. No tenía a nadie más para mantener una conversación en ese pequeño cuarto de renta que había mudado desde que falleció su madre. Conforme avanzaba el final de mes recaía el pendiente de pagar los impuestos del lugar y los demandantes pagos que iban los cobradores a su puerta de una deuda que tenía mucho tiempo en hombros a causa de su padre.

Nunca se hizo aquella pregunta como tal, pero ¿qué culpa tenía para sostener esa tediosa deuda? Tampoco su madre debió cargar con ello, todo era a causa de su padre que ni tenía memoria de que apariencia tuvo ya que se apartó de ellos cuando Izuku era muy joven para recordar. En ningún momento ayudó a su madre con su crianza, pero fue muy bueno para dar como acreedor a Inko Midoriya si sufriera algún percance.

En estos momentos yacía sentado frente a un escritorio en ese cuarto de única pieza con varios cuadernos de apuntes expandidos, algunos recibos buscando dar cuantas necesarias. El límite para pagar la preinscripción al examen de admisión también era una carga en ese mes, los números no le cuadraban...

Echó su cabeza sobre los cuadernos y suspiró.

—Voy a tener que hacer horas extras si quiero cumplir con todo este mes... —se dijo con cansancio resignado cerrando sus ojos.

En ese momento sobre su muslo yacía abriendo y cerrando una mancuerna de mano, era lo único que podía hacer como una actividad física y restar un poco el estrés.

Los exámenes de prueba, tareas de la escuela y aquellos recibos de pagarés tenían un completo desorden. Sus ojos giraron entre el papeleo observando su teléfono apenas visible debajo de eso, por lo que extendió su mano libre revisando la hora, eran las 18:56, debía terminar pendientes antes de prepararse para ir a trabajar.

Con un pequeño golpeteo ansioso de su pulgar en la pantalla dirigió a los mensajes revisando sus últimas conversaciones, entre ellas estaba su jefa, compañeros de escuela, algunas amenazas de los cobradores si era impuntual con su próximo pago a pesar de la disciplina que había tenido los últimos meses y también una conversación con uno de sus clientes. Sonrió un poco nervioso y enderezó en su asiento concentrado...

"Hola, ¿qué tal ha ido tu tarde? Espero y bien, yo he estado un poco atareado con algunos pendientes, pero creo ya pronto terminar"

Escribió con un simpático emoji al final que exclamaba con sudor que estaba trabajando arduamente.

"Supongo que ya saliste de la oficina de seguros, quiero decir, no creo que estén laborando aún ¿verdad? ¡Buen trabajo!"

Envió un segundo mensaje con esa imagen de perfil de color verde oscuro con solo un caricaturesco rostro de un conejo con dos tres puntos negros que asemejan los ojos y su nariz, una ilustración de perfil que Mirko recomendó más que nada para reconocer mensajes de sus empleados con distintivos colores.

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Tras una larga noche abrió sus ojos con pesadez cuando su alarma sonó a las 6:30 a.m, estiró el brazo para alcanzar el teléfono y apagarla, con los ojos entrecerrados por el brillo de la pantalla, enfoco la vista para notar que había un mensaje de un número desconocido, alzó una ceja y lo leyó, lo que decía le hizo abrir ambos ojos en sorpresa, era claro que lo había enviado Izuku.

se quedó estático en su lugar por unos momentos tratando de digerir la sorpresa de saber dos cosas, la primera; que el chico se había animado a contactarlo y segundo que no fue por una emergencia o ayuda si no sólo por conversar. Eso le hizo dudar en si aquel chico estaba interesado en él ¿por qué otro motivo le estaría contactando?

El mensaje era simple, corto y conciso.

Un simple "Hola ¿estas bien?" de aquel mensaje con una foto de perfil de un conejo blanco sobre un fondo verde.

Sonrió amplio, sin ser consciente de que se veía entusiasmado. Conocer personas no era su fuerte, no era nada social, sabía que prácticamente eran un par de desconocidos y no sabía nada de él salvo que era un bailarín de pole dance la mayor parte del tiempo. Aunque no vio de mala forma tratar de entablar una amistad. ¿Eso era lo que todos harían no? Trato de convencerse a sí mismo de eso.

Se relajó y tomó aire para luego escribir una respuesta. Pensó en sus palabras y tras un momento tecleo en la pantalla con rapidez.

"Miren a quien tenemos aquí. Estoy bien, ¿Qué hay de ti?"

Envío el mensaje, se sintió como un adolescente confundido en plena pubertad, pero le daba risa que ese chico logrará ponerlo de esa forma, eran pocas las personas que lograban conectar de buena manera con él, nadie solía aguantar su pésimo carácter.

Dejó el móvil de lado para luego suspirar profundo, pero escuchó otra notificación esta vez de su comandante. Al parecer había ocurrido un accidente, un joven arrollado con tentativa de homicidio doloso por parte del conductor qué se había dado a la fuga, por lo que le pedía acudir al lugar de los hechos para investigar y tomar los datos de los testigos mientras otros se encargaban de la persecución del asesino.

Torció los labios, eso solo significaba que tendría más trabajo de lo que de por sí ya tenía, a diario recibía casos como ese. Ya estaba acostumbrado y presumía de no dejar sin resolver ninguno de los casos bajo su cargo. Era entregado a su trabajo y siempre buscaba hasta que el culpable estuviera tras las rejas.

Se vistió con un traje negro como era costumbre y requisito en la fiscalía.

Peinó un poco su cabello no mucho pues le gustaba tenerlo un poco alborotado y por último coloco un poco de perfume en su cuello y muñecas, se colgó los gafetes que lo identificaban como el jefe de departamento y engancho su placa policial en el cinturón, así como también puso su arma en la sobaquera escondida bajo el saco.

Bajó a la cocina y se sirvió una taza de café la cual bebió rápido acompañado de un pan tostado integral y seguido tomó las llaves de su auto para irse a la oficina, al pasar por la sala miró a Kirishima aún dormido y le escribió una nota dejándola en la mesita de centro frente a él.

"El jefe me llamó para ir temprano, así que cierra bien cuando te vayas bastardo o te pateare el culo tan duro qué no podrás caminar en una semana, hay café por si quieres seguro lo necesitarás para tu estúpida resaca, las llaves de tu auto están en la mesa del recibidor."

Al salir subió a su auto y condujo directo hasta la oficina en donde ya lo esperaba su jefe y comandante, el señor Shota Aizawa, un hombre de apariencia desaliñada, pero con un cerebro brillante. Le dio la dirección del accidente y así comenzó su día mientras esperaba por la respuesta a su mensaje enviado al bailarín la cual recibió un par de horas después.

Así inicio una conversación qué termino por volverse una rutina en la cual ya era común enviarse mensajes de texto con Izuku varias veces al día, poco a poco comenzaron hablando de cosas triviales y después sobre su día a día sin revelar aún mucho aun sobre sus vidas privadas. Así pasaron algunos días en que incluso terminaban por saludarse al amanecer y darse las buenas noches antes de irse a dormir. Ambos seguían siendo un misterio el uno para el otro, pero recibir sus mensajes ya se había vuelto parte de su rutina diaria, tanto que cuando Izuku tardaba en responder, Katsuki se tendía a preocupar o en el peor de los casos se estresaba.

Ese día ya estaba cayendo la noche, cuando Katsuki estaba aún en la estación de policía archivando la carpeta del caso más reciente qué había terminado.

Cerró el cajón para ponerle seguro cuando escuchó el tono qué había configurado para saber que se trataba de Izuku.

Sacó el teléfono y leyó su mensaje sin evitar esbozar una sonrisa ladina en su rostro, miró a su alrededor para percatarse qué no hubiese nadie cerca qué pudiera verlo.

"Ya sabes, papeleos de clientes y esa mierda aburrida, procura descansar para no arruinar tu cutis, aún estoy en la oficina, pero ya pronto saldré"

Escribió en respuesta, cuándo estaba en la privacidad de su hogar solía responder con mensajes de voz pues le parecía más práctico.

—¿Qué tal la noche en el Green? ¿Has tenido mucho trabajo? — Grabó en voz baja y envió con un tono de voz divertido, odiaba admitir qué había creado un cierto cariño por hablar y bromear con él. Nunca regreso al burdel, pues no había tenido tiempo para ello y apenas habían pasado un par de semanas desde su estúpida y vergonzosa despedida de soltero.

Cuando hablaba con él se sentía libre, sin la necesidad de fingir o aparentar lo que no era, solo con él era capaz de no ser un gruñón como solían decirle todos en la fiscalía.

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Las luces neón parpadeaban al ritmo de la música de rap qué se oía en la sala, el humo de cigarrillo y el olor a alcohol dominaban por sobre todo.

Al fondo estaba Chisaki Kai, sentado en un lujoso sofá circular de vinilo rojo, con dos complacientes mujeres sentadas a sus piernas.

Mejor conocido como Overhaul, era un hombre que trabajaba para la mafia japonesa, tenía bajó su administración una serie de burdeles y moteles exclusivos para la mafia, siempre con presas frescas y jóvenes, exclusivas solo para sus clientes más exigentes.

Al frente suyo se estaba llevando a cabo una subasta muy interesante y él era el anfitrión del lugar así que estaba presente solo para cerciorarse de que todo saliera bien y que los clientes ofrecieran grandes sumas de dinero por las chicas que estaban semidesnudas y drogadas en medio del escenario.

Todo marchaba bien hasta que una de sus chicas apareció con un par de hojas frente a él.

— L-lamento la interrupción S-Señor... Hay un retraso en el pago de Izuku Midoriya, hemos tratado de contactar con él, incluso lo han amenazado y no responde. ¿Qué desea qué hagamos? —

Preguntó la chica con voz trémula y la mirada baja. Una de las reglas era qué no podían verlo a los ojos.

Chisaki chasqueo la lengua y enfrió el rostro. Estaba acostumbrado a oír ese nombre cada vez que la fecha de pago se cumplía, Izuku Midoriya uno de sus principales deudores, ya lo tenía hartó apenas habían pasado unos cuantos meses que el pago se había hecho a tiempo y ahora de nuevo estaba retrasado.

Ordenó a las chicas quitarse de encima y se acercó a la chiquilla temblorosa para arrebatarle las hojas de un solo golpe.

Las revisó para después arrugarlas con furia y tirárselas a la cara a la chica.

—Ya no hagan nada, me encargaré yo mismo de esto, ustedes no son más que una bola de basura inútil —

Escupió a la chica a la cual empujó al suelo, tumbándola con agresividad.

Caminó a zancadas hasta su auto mientras llamaba a sus asistentes avisando que se dirigía al Green Rabbit para cobrar una deuda. Eran las siete de la noche, sabía exactamente dónde encontrar a Izuku, pues tenían toda la información de sus deudores, dirección, teléfono, horarios.

Prácticamente Izuku no podría moverse sin qué se dieran cuenta de ello.

La deuda no era meramente suya si no de su padre, un asqueroso y patético hombre que solo pedía dinero para drogarse y gastarlo en apuestas qué jamás ganaba dejándolo todo bajo la responsabilidad de su esposa, era un parásito qué se alegró al saber que había muerto por una sobredosis.

En cambio, su esposa era una mujer buena, pero Chisaki sabía que eso no importaba. Si su esposo se había metido con deudas con la mafia, ella y su familia debían responder a su nombre o las cosas se arreglarían de la forma más simple matándolos, pero cuando esa mujer murió, la deuda termino en manos del único hijo del matrimonio. Chisaki conocía a ese chico desde que era pequeño, su padre seguido le mostraba fotos de él y su esposa qué les tomaba a escondidas cuando salían de casa, alegando qué no lo mataran por que tenía "esposa e hijo". Pero ahora eso ya no importaba.

Condujo lo más rápido que pudo hasta llegar al Green Rabbit, era uno de los lugares que más frecuentaba, no por Izuku si no por el excelente servicio qué tenían ahí, aunque eran su competencia las chicas sabían atenderlo como rey cosa que le gustaba pues en los burdeles de la mafia las chicas estaban casi siempre bajo el efecto de drogas y la experiencia era claramente muy diferente.

Su máscara era la de un pico de cuervo café con detalles dorados, dejando libre sus ojos color ámbar qué viajaron buscando a aquella mujer de piel morena qué era la encargada de cobrar los servicios VIP.

En vez de encontrarla a ella, encontró a una mujer que ya había visto ahí algunas veces, una curvilínea mujer de cabello negro y largo. Se hacía llamar Midnight. Lindo nombre para ese tipo de lugar.

—Quiero el servicio VIP con Deku por favor— pidió a la mujer que gustosa le agendo y otorgó su turno. El maldito tenía una fila de espera, eso quería decir que estaba ganando bien ¿entonces por qué diablos no pagaba su deuda?. Pensó aquello apretando los labios con furia.

Sin más espero hasta que su turno llegó.

Fue entonces que se dirigió a la sala VIP de Deku y entró abriendo las puertas de par en par para encontrarse con Izuku qué parecía haberse quedado helado por su presencia.

— Hola "Deku". ¿Sorprendido? — saludo en voz baja burlona y dominante mientras se acercaba al otro con lentitud.

—¿Sabes a que he venido no es así? — Advirtió amenazante tomando de la mandíbula al pecoso apretándola con fuerza.

— No es precisamente a tu ridículo servicio VIP aunque ya pague por el— Soltó el rostro ajeno con brusquedad para darle la espalda y tomar asiento en el sofá.

— Sírveme vino — ordenó altivo y observó a Izuku de pies a cabeza mientras le servía, esa noche llevaba un traje más revelador e indecoroso de lo usual, con un cuello y mangas desmontables y un babydoll de listones qué tapaban los pezones, a juego con unas bragas ajustadas qué apenas cubrían lo necesario para no enseñar de más y dejar tan solo un poco a la imaginación.

Chisaki se relamió los labios y le miró de forma lasciva. Cuando Izuku tomo asiento a su lado y la copa le fue ofrecida, Chisaki golpeó su mano con la suya y la copa termino en el suelo haciéndose añicos, el vino mancho toda la alfombra y salpico parte del sofá.

Aprovechando la confusión, Chisaki tomó del cuello a Izuku y lo llevó contra el respaldo del sofá, sacó una navaja de su chaqueta, la cual paseo por todo el abdomen de su víctima, despacio y sin cuidado amenazado con poder clavársela en cualquier instante.

—Escúchame bien, si no me pagas esta noche voy a matarte y no será rápido. Te hare sufrir, sacándote las entrañas lentamente hasta que te ahogues en tu propia sangre — Amenazó burlón e intimidante sonriendo detrás de aquella máscara de cuervo y clavando su mirada ámbar qué brillaba con un toque psicótico.

—O tal vez, viéndote bien no estas nada mal, quizá te obligue a trabajar en mis burdeles hasta saldar cuentas. ¿Qué prefieres? — Cuestionó alzando una ceja, y llego la navaja a la altura del pecho en donde paso el filo debajo de la cinta qué cubría el pezón del pecoso, de un solo movimiento la cortó dejando ahora solo dos pedazos de tela colgando a sus costados.

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Estaba concentrado escribiendo unos ensayos con unos libros expandidos en la mesa, empeñando en adelantar algunos proyectos escolares antes de que se acumularan con algún otro percance, al tiempo que estaba cenando apresurado una comida recalentada que había dejado el día de ayer: un amargo curry acompañado de arroz blanco.

El teléfono hizo un gesto fuerte sobre la mesa con sus vibraciones llamando su atención, por lo que dejó el bolígrafo y aun masticando en silencio con la boca cerrada atendió el mensaje. Deglutió con cierta sorpresa que casi lo ahogaba de no ser por la botella de agua que estaba por ahí, secó con torpeza el residuo en sus labios para sonreír.

Tal parece y no fue el único que tuvo una tarde ajustada en pendientes, incluso tuvo la insistente idea de descansar adecuadamente para no arruinar su perfil, era de esperarse al tratarse de algo muy relevante para su trabajo. Había ocasiones en las que al estar tan centrado en sus tareas, estudios y pendientes se llegaba a descuidar ya sea para almorzar o dormir, no tenía alguien como tal que le estuviera observando constantemente y cerciorara que estuviera correcto. Sorpresivamente Katsuki había tomado ese lugar en medio de esas charlas banales, hablando de trivialidades o una que otra queja de alguna situación.

Un audio de voz estaba incluido como último envío por lo que reprodujo con total seguridad en volumen alto al estar solo, gesticuló una mueca inflando una mejilla percibiendo el tono de burla con picardía en el otro. No lo había vuelto a ver desde la vez que se conocieron, aun así, era bueno volverlo a escuchar.

No era tan incómodo como esa primera vez, había adquirido mayor confianza con él tratándolo más como el propio Izuku que Deku, el cual, por no mencionar que tuvo una fragmentación que dejó ver un poco de su verdadera esencia con él, después de todo en el burdel bajo antifaces y personas extrañas era tan fácil manifestarse coqueto, atrevido y bastante condescendiente. En cambio, Izuku era alguien tímido, con una etiqueta correcta y educado.

Ahora mismo no estaba en frente de sí, por lo que podía lograr ser un poco más seguro en responder.

"Lo habitual, siempre hay mucha demanda, ¿por qué no lo confirmas yendo de nuevo?" 

Escribió con una indirecta invitación para volver a encontrarlo.

" Hay muchos eventos que no conociste en una sola sesión, muchos trajes dependiendo del día y actividades entretenidas" 

Bufó un poco resignado imaginando que lograría convencerlo.

Ya iba a ser hora de ir al trabajo, por lo que comió apresurado para asearse, ponerse unas ropas casuales con una chamarra oscura abrigando.

Una vez que llegaba por el acceso restringido del Green Rabbit era atendido por asistentes que ya familiarizaban con el joven, los saludos y bienvenidas eran cálidos entre los trabajadores, conocían un poco la situación en que Izuku se las arreglaba por sí mismo por lo que siempre procuraban preguntar cómo había sido el día, si tuvo oportunidad de comer o como está su estado de salud, después de todo era una joven estrella resaltante en el burdel y debía estar en buenas condiciones.

Puso su chamarra y otros objetos personales en su casillero aproximando al camerino en el guarda ropa alguno de los trajes de conejo que el staff instalaba una vez que estaban preparados. Movía los ganchos buscando alguno que últimamente no hay usado, sin embargo, Mirko quien paseaba por ahí le detuvo.

—No, no, cielo, tu traje será ese de allá —señaló a la silla frente al tocador donde había dejado un babydoll colgando con otros accesorios. —¿No leíste el itinerario que envié esta tarde?

—Lo siento, estuve un poco atareado y no pude... —susurró extrañado, no estaba mintiendo, pero tampoco iba añadir que ignoró el resto de mensajes cuando hablaba con Katsuki.

—Aquí también vas a estar un poco ocupado, por lo que no saldrás al escenario e irás directamente con los VIP, ¿de acuerdo? Ve a consentirlos —aludió con un pulgar afirmativo.

—Hablando de eso, Mirko-san, ¿puedo hacer unas horas extras? Necesito un poco más de dinero... —formuló nervioso rascando su nuca.

—¿Estás seguro? ¿Qué no tienes clases temprano? —Ladeó su cabeza desconfiada entrecerrando sus ojos.

—Se me juntaron algunos gastos de fin de mes que debo cubrir —recitó inclinando su cuerpo como signo de petición.

—Está bien —suspiró—, tan solo no me hagas quedar mal con tus clientes, si llegas a sentirte cansado mejor ni empieces la sesión y la cancelaremos por otro pretexto, arruinarías tu reputación.

Izuku asintió con entusiasmo de lo permisiva que podría ser su jefa, pero no debía dejarse llevar por su amabilidad, ya que lo primordial con ella era la calidad en sus trabajadores para mayor consumo.

Se retiró las ropas para ponerse ese traje erótico con un poco de torpeza considerando que a pesar de ser más complicados ponerse los trajes de conejito por lo ajustados ya estaba más acostumbrado, por último, se puso su característico antifaz con la temática del animal del burdel en disposición de empezar con esa noche laboral.

Recorrió los pasillos en camino hacia la habitación que le correspondía, según lo dicho por Nemuri había una larga fila desde bastante temprano exigiendo lugar con él. Era real que si había tenido mucha demanda con los exitosos shows de presentación que daba, Deku ya era bastante conocido entre hombres y mujeres.

Ya habían transcurrido varios clientes, tomaría uno más a la cuenta, tan pronto le dieron aviso de que la habitación fue limpiada y ya estaba el siguiente avanzó con un poco de desgano por lo rutinario de esto. Esperó en el medio de la habitación el nuevo cliente enlazando sus manos tras su espalda con paciencia mientras meneaba sus hombros como un niño inquieto.

Las puertas fueron estrepitosamente abiertas casi como si fuese por una patada por lo que respingó en su lugar llevando sus brazos al frente como reflejo de protección, sus iris encogieron aturdido de ver quien se trataba.

"¿Por qué él está aquí? De todos sus hombres que pudo enviar... esto no es bueno".

Por llevar tanto tiempo cargando con una deuda a saldar tuvo la desdicha de conocer a muchos trabajadores de la mafia para ese hombre, Overhaul, el cual solo un par de veces había visto pero en unas situaciones muy riesgosas en donde amenazaron de muerte a su madre por el retraso de pagos. Un hombre muy recto y con nula paciencia para los retrasos en pagos.

Quedó paralizado al observar cómo acercó consigo sosteniendo su mandíbula con fuerza hinchando sus pómulos por el agarre, posteriormente fue soltado casi siendo arrastrado al suelo por la brusquedad, pero pudo sostenerse en pie.

Le miró tomar asiento completamente en el sofá extendiéndose mientras ordenaba una copa, por lo que ni corto ni perezoso Deku asintió descorchando con un desliz incómodo la botella mientras servía en el cristal el líquido tinto.

Aproximó con la copa tímidamente, sentándose en una prudente distancia mientras extendía su mano a ofrecerla.

—Mis pagos han sido puntuales últimamente, lamento este último percance donde debía pagar algo más y-... —respondió en voz tibia con plena formalidad y su vista gacha reconociendo la posición que Chisaki tenía entre los suyos y como era el trato con él.

Su respuesta fue interrumpida por el arrebato de ira donde la copa fue apartada de sus manos haciéndola caer y destrozándola, vertiendo el líquido complicado de limpiar de la alfombra y sofá. Izuku encogió en hombros cerrando sus ojos con temor, repentinamente sintió como su cuello fue tomado recostándolo en el respaldo sintiendo la presencia del otro bastante cerca de sí.

Contuvo el aire en sus pulmones reteniendo cualquier movimiento de respirar ante la sensación fría de algún objeto punzocortante que se supone no debían entrar en el lugar, pero siendo un hombre como Chisaki eso fácilmente se podía ignorar. Su cuerpo estaba inamovible tiritando un poco por el reflejo del temor.

—¿E-esta noche? —balbuceó conmocionado del poco tiempo, abrió sus ojos observando que se trataba de una navaja lo que paseaba por su torso.

"Es imposible que logre juntar toda esa cantidad aunque trabaje hasta el amanecer".

La otra opción tampoco le era muy favorecedora, conocía por bocas de otros como eran esas clases de burdeles que administraba la parte más oscura del área roja.

—Por favor, deme una oportunidad —imploró sobresaltando un poco al sentir sus prendas ser cortadas imaginando que en un mínimo descuido podía ser cortado. —Le daré lo que he recolectado de dinero esta noche, puedo ser de utilidad, cualquier cosa, ¡aún puedo ofrecer más señor Overhaul!

Su corazón estaba palpitando con fuerza en nerviosismo, desde luego que muchas cosas le llegaron a la mente, entre ellas los consejos de Mirko donde no permitiría que se pasen de listos, no quería involucrarlos en un problema tan ajeno como ese que llevaba cargando desde hace tanto tiempo. Igualmente, lo dicho por Katsuki, patear en la ingle a ese tipo de clientes abusivos y peligrosos, más no era tan fácil cuando se trataba de alguien armado y con tal poder en el bajo mundo.

Metería en problemas al burdel si hacía una imprudencia, lo menos que podía tratar era calmar un poco ese embrollo con suplicas.

—También el sitio, recuerde que si algo anormal sucede usted está etiquetado como el último cliente que accedió conmigo. Lo que menos deseo es causarle problemas —susurró con indulgencia levantando sus manos haciendo una barrera invisible entre el espacio de ambos. —Por favor mi señor, tenga más fría la cabeza, si termina conmigo no hay ningún otro en mi familia que respaldara esa deuda, aún no tengo la cantidad, debe haber otra alternativa que-... —pausó pensativo. —Y-ya que está aquí porque no toma su lugar en el servicio, tal vez podría darle una demostración —ladeó su cuerpo nervioso observando los cristales en el suelo sobre la gran mancha tinta.

"Por favor, por favor... que se calme un poco".

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Hacer suplicar a sus víctimas era algo que Chisaki adoraba hacer, ver el pánico en sus ojos y el temblor en su cuerpo le llenaba se una sensación de placer qué le provocaba desear oír aún más súplicas, obligaba a sus víctimas a humillarse ante él y por el más mínimo error les arrebataba la vida sin importar si era un anciano o un joven. En su mundo no había misericordia para nadie y todo se regía por reglas y jerarquías. La lealtad era lo más importante, si alguien era desleal a sus palabras, pagaría caro.

El filo de su navaja recorrió el cuerpo de Izuku hasta llegar a su cuello en dónde presiono justo debajo de la mandíbula. Alzando una ceja al escuchar sus palabras.

Se relamió saboreando el miedo del joven y la forma en que balbuceaba sin parar hasta tocar el tema de no crear problemas.

Afilo la mirada, lo que decía era cierto, si lo mataba ahí mismo sabrían qué habría sido él aunque ya todos ahí lo conocían incluso la dueña qué sabía que no debían meterse con él, no por algo exigía su mejor atención al servicio VIP qué él tomaba.

—¿Crees que no puedo matarte por eso? — Se burló, no había nada que un buen fajo de billetes no callara en una situación de esa índole y conociendo a la dueña, aceptaría una gran cantidad sin titubear, se veía que era de esas que en el fondo solo les interesaba cuánto dinero generaban sus empleados. Nadie se preocuparía por Izuku, no tenía familia ni amigos. Nadie reclamaría su cuerpo.

—¿Tienes idea de cuánto vale un corazón humano? — llevó el filo de su navaja hacia el pecho de Izuku de quien casi podría jurar sentía y escuchaba sus latidos frenéticos.

—Matarte y vender tu carne y órganos cubriría la deuda e incluso ganaría mucho más. Así que no me vengas con que no ganaría nada con matarte como un vil cerdo — se burló alejándose un poco, dejándolo respirar, guardó la navaja de nuevo y retomó su lugar en el sofá.

—Tienes hasta la media noche. No te daré más tiempo, estuviste retrasado por años, pagas a tiempo unos meses ¿y vuelves a retrasarte? — Se cruzó de brazos negando con su dedo índice y chasqueando la lengua repetidas veces

— Esto no es un juego, Izuku — le dio un ultimátum en un intento de piedad hacia ese pobre ingrato qué tenía que bailar semidesnudo para ganarse la vida.

—¿He sido lo suficientemente claro? — Reafirmó su amenaza tomando del cabello a Izuku para jalarlo hacia atrás sin nada de cuidado obligándolo a alzar la mirada hacia él.

—Ahora muévete y quítate la ropa, al menos has qué valga la pena haber pagado por tu ridículo servicio — Ordenó furioso soltando el cabello de su cautivo, se alzó un poco la máscara de cuervo para descubrir su boca y bebió el vino directamente de la botella.

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Su jornada laboral había acabado, con un rostro cansado se dirijo a su departamento con la intención de irse a la cama lo más rápido posible. Hacía tiempo que no tenían tanto trabajo en un solo día ¿Acaso los delincuentes se habían puesto de acuerdo por ese día?

Subió al auto tras despedirse de Kirishima y Denki quienes aún tenían un poco de energía para ir a tomar un trago a un bar cercano. Él había rechazado la oferta, sentía que su cabeza explotaría si no descansaba rápido.

Miro su teléfono antes de arrancar y había un mensaje no leído de Izuku, no había tenido tiempo de leerlo hasta ese momento así que lo abrió y como si de un relajante se tratase suspiro y sonrió suavemente de lado sin mostrar sus dientes.

— Oh claro, parece que quieres verme de nuevo eh, si tanto insistes iré pronto, te lo prometo. —

Envío el mensaje de voz y después escribió.

"Guarda el mejor traje para mí, ¿quieres?, avisa cuando llegues a casa"

Envío con un emoticón de pulgar arriba.

Entonces encendió el auto y se puso en marcha a su hogar, comenzaba a tener una idea bastante tonta sobre invitar a cenar a Izuku algún día o quizá llevarlo a su casa, lo que mejor le pareciera, pero había un obstáculo. Katsuki era demasiado torpe como para pedir aquello sin sonar con doble intención. Debía pensarlo bien y pedir consejos a sus idiotas amigos no era una opción.

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Una sensación nauseabunda emergió al escuchar la opción de descuartizarlo, esos temas de tráfico de órganos era algo que le generaba mucho repelús no podía digerir el cómo la gente podía desaparecer por el mero hecho de que terceros los destazan para la venta. No podía culparse, después de todo era aún era muy joven para afrontar la crudeza de la realidad a pesar de estarlo viviendo por cuenta propia.

La vida no lo había tratado del todo bien, hubo muchos momentos en que tuvo por echar todo por la borda y terminar con ese estilo de vida agónico, no obstante, siempre estaba la mínima chance. No maldeciría su situación, no odiaría la época que le tocó vivir, mientras siguiera viviendo podía tener oportunidad de vivir cosas interesantes.

Su vida era lo más preciado en esos momentos e implorar por ella nunca estuvo de más. Sabía cómo era esa clase de persona como Chisaki Kai, aquellos que les gustaba enaltecerse sometiendo a los demás, sentirse con seguridad en su trono en base a humillaciones a otros manifestando su poderío.

" Media noche... "

Inevitablemente giró en un parpadeo hacia el reloj de la pared mostrando que eran las 22:40 horas, era tan poco tiempo que por más rápido que procurara trabajar no iba a poder hacerlo. Muchas cosas moralmente incorrectas pasaron por su mente, ¿qué debería hacer? ¿pedir prestado? ¿Robar? Incluso cesar la deuda deshaciendose de-... Negó su cabeza para sí evitando esos pensamientos retorcidos que se inculcaban con su miedo y estrés.

«Llámame si necesitas algo. Lo que sea».

Recordó las palabras que Katsuki le dijo cuando le entregó su número de teléfono en esa tarjeta la única vez que se vieron.

" Definitivamente no puedo hacer eso, no puedo arrastrarlo conmigo"

Inmediato descartó la idea de una plegaria a su salvación con él. Overhaul era un peligroso sujeto del bajo mundo con muchos hombres y armas, Katsuki un simple trabajador de oficina que ni por la mínima idea estaría cruzado en temas así, por no mencionar que su teléfono quedó entre las pertenencias de su casillero.

Sintió un fuerte tirón de su cabello para que levantara su rostro que había permanecido cabizbajo, sus ojos por fin cruzaron con los del Chisaki.

—Sí señor —afirmó con un tenue susurro y su mirada berilo desdeñosa.

Tendría que dar todo sí, lo cual no era nada nuevo, de alguna u otra forma había estado sosteniéndose en esa vida por sí mismo, tal vez el destino podía darle más chance si lograba convencer a Overhaul de más tiempo.

Volvió asentir con su cabeza ante la última orden mientras era separado con rudeza, por lo que se puso de pie posicionándose unos metros al frente de su problemático cliente. Aún recordaba el frío filo de la navaja que había recorrido su cuerpo y un turbio escalofrío se reflejó, pronto se exigió internamente tomar su lugar, recordar que debía trabajar de forma impecable.

El estar en un tenso momento no había pausado en ningún momento el ambiente erótico del área, las luces tenues y la música de volumen decente. Deku le visualizó tomando sin saciedad directamente de la botella, incluso consideró ofrecerle otra copa de cristal, pero no lo hizo, Chisaki ya había dado una orden y debía concederla. Avanzó hacia la plataforma donde estaba el tubo de pole dance empezando con su show, sus movimientos en fluidez y parsimoniosos ocultaban ese turbio nerviosismo andante que tenía en la cabeza, poco a poco en cada pausa aprovechaba para desnudarse como solicitaron, desmontando cada manga con suavidad de sus brazos, arrastrando los listones que recientemente habían sido cortados, por último, inclinó deslizando entre sus gruesos y brillantes muslos las bragas exponiendo completamente su cuerpo.

No era la primera vez que hacía algo como esto, más sí podía considerarla como una de las más humillantes, pero que remedio, estaba apostando literalmente su vida en eso.

Relamió sus labios de manera sugestiva, levantando su mano a tantearlos y cubriendo un poco su pecho con un toque tímido hacia Overhaul.

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Verlo bailar en el tubo de poledance le dio ciertas ideas, el maldito sabia moverse bien había sido bien instruido y conocía la forma exacta de hacer destacar sus atributos con el baile y los sugerentes movimientos. Era claro que ya lo tenía bien ensayado.

Chisaki observó en silencio, analizando qué tanta calidad tenía Izuku, pues aunque era un cliente frecuente del Green Rabbit, nunca se había interesado por adquirir el servicio de Deku, como lo hacían llamar ahí. Se dio cuenta que aquel cuerpo pese a no ser muy alto estaba bien formado, piernas largas y muslos anchos, trasero bien levantado y una adorable cintura levemente marcada qué le hacía ver un tanto femenino sin mencionar qué su piel era pálida y tersa, las pecas le daban puntos extras, no estaba nada mal.

Lo estaba evaluando, ¿por qué?, simple, si le quedaba mal con el pago esa noche ya tenía decidido qué haría con él, una simple forma de obtener de vuelta el dinero adeudado y además ganar un poco más a su favor. La trata de personas, ya conocía a sus clientes y estaba seguro de que pagarían muy bien por él, pues era una "mercancía" exquisita y rara por el color extraño de su cabellera.

Extendió su brazo haciendo una señal de que parará y con su dedo índice indico qué se acercará sin perder de vista cada ángulo que tenia de aquel cuerpo desnudo hasta tenerlo al frente donde lo alcanzó tomándolo de la cintura y obligándolo a sentarse sobre sus piernas.

— Suave — murmuro recorriendo el cuerpo ajeno con las manos, atreviéndose a acariciar aquella parte íntima y el resto de zonas erógenas de su cuerpo.

—¿Te gusta?... Tu voz suena igual que la de una zorra — Enfrió la mirada y lo tomó del cuello, apretándolo con fuerza casi como para asfixiarle. Aunque las reglas del lugar decían que no debía lastimar a los "Conejitos", no le importó. Chisaki tenía la fama de ser sádico, no importaba el motivo si tenía una oportunidad de divertirse, lo haría.

—Media noche... No hará falta que me busques, yo vendré a ti— Advirtió. — Y más te vale que tengas el dinero— sentenció por último para soltarlo y dejarlo respirar

— Limpia este desastre — ordenó antes de salir.

Caminó deprisa, no negaba qué se había excitado con aquella pequeña demostración y que por poco accedía a su burdo intento de convencerlo de darle más tiempo. Estaba casi seguro de que no iba a poder pagarle así que ya se guardaría el gusto para más tarde.

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La señal con su mano de que se detuviera y posteriormente aproximara con él le daba un mal presentimiento, su danza fue interrumpida demasiado rápido. Sintió como fue tomado rápidamente de la cintura siendo jalado a tomar asiento encima de sus muslos, evidentemente tensó recordando el arma punzocortante que ocultaba entre sus ropas, rogaba internamente que no se atreviera a volver a sacarla, no obstante, únicamente sintió las frías manos cruzando por su cuerpo despacio deleitando las yemas.

Sobresaltó sin poder evitar espetar un gemido que procuró ahogar al percibir como ese tacto circuló entre sus pezones, la entrepierna y otras regiones más que le daban escalofríos. No iba a rechistar, nada de eso era nuevo, por lo que solo asintió para afirmar que debidamente era de su gusto pese a la brusquedad con la que era tratado desde el inicio.

El aliento con el hedor a alcohol rozó por la curvatura del cuello con esa última advertencia, aún persistía el acuerdo de medianoche. Una vez más asintió con una mirada sobrecargada en estrés y dispersa, levantó a causa de que Chisaki manifestó ponerse de pie.

Una vez que el otro se fue del lugar con la contundente orden, Izuku miró los cristales fragmentados en la alfombra manchada y las salpicaduras al sofá por el licor, se desplomó de rodillas cerca del área quitándose el antifaz rudamente y arrojándolo lejos con una molesta resignación, estrelló su palma encima del rostro procurando apaciguar ese llanto que estaba conteniendo. Al final no logró convencerlo de más tiempo.

—Maldición... maldición... ¡MALDICIÓN...! —quejaba entre dientes irritado por múltiples causas en tan poco tiempo.   


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