Dilema
El camino de regresó a casa estaba parcialmente sólo al ser otra tarde lluviosa, así que no tardo mucho tiempo en llegar a casa, tomó una ducha rápida, se puso ropa cómoda y se preparó una taza de té sin azúcar como solía hacer todas las noches antes de irse a dormir.
Apenas estaba sirviéndose un poco de galletas de avena cuando escucho un particular llamado a su puerta y supo de inmediato quienes eran.
"Esto será incómodo"
Pensó acercándose a la puerta y escuchando la peculiar tonada con la que tocaban. sin más abrió la puerta encontrándose con la afilada mirada carmín de su madre y detrás de ella estaba su tímido y sumiso padrastro.
—Bienvenidos.—
Saludo Katsuki haciéndose a un lado para dejarlos pasar, abriendo más la puerta para luego cerrarla una vez que ambos entraron.
— Supongo que la señorita Camie te aviso de nuestra visita. —
Habló la estoica mujer y Katsuki asintió mientras tomaban asiento en los sofás.
—Si, ¿A que han venido? Digo, no es que no me alegre de verlos, pero... ¿Qué hacen aquí? —
Pregunto Katsuki aunque ya se imaginaba el motivo. La mujer carraspeo la garganta cruzando sus piernas con elegancia.
— Bueno Katsuki hay muchas cosas que Camie nos dijo, entre ellas que el matrimonio se canceló — Confesó la mujer rubia haciendo una mueca de desilusión.
— Lamento que tu relación con ella no funcionará hijo — Agregó su padrastro, un hombre castaño qué daba la imagen de no matar ni a una mosca.
— El bebé ya nació y es muy lindo... Es rubio igual que ustedes, aunque sus ojos parecen ser azules —
Katsuki no dijo nada tan solo escuchó, ya sabía cómo eran primero tocaban sutilmente un tema para luego explotar, en especial su madre quien ya se había comenzado a molestar de ver que Katsuki parecía indiferente a todo lo que decía.
— Katsuki... Ya eres un adulto, vives solo y tienes empleo, ya eres padre y solo quiero que apoyes a Camie como el padre de ese bebé que eres... Si su matrimonio se canceló por...— La mujer hizo una pausa, parecía tener atorada la siguiente palabra en su lengua y no quería decirla — Por... Bueno... Por.. —
— Anda dilo... — Ánimo Katsuki encogiéndose de hombros
— Se que Camie les contó todo lo que vio, ella lo que busca es que todos me odien solo porque la rechacé.— Confesó apretando la taza de té en sus manos.
—Y ni siquiera sé si ese bebé realmente es mio, ya se lo he dicho a ella. ¡Nunca tuve una relación con ella, les consta! —
Katsuki se defendió dejando la taza con fuerza en la mesita de al lado y como si eso hubiera encendido la mecha de una bomba la mujer lo ecaro apretando los dientes con molestia.
— ¿Entonces es verdad el rumor? Es cierto que ella te vio con un... Un... — La voz de la rubia temblaba.
—¿Un qué? — Katsuki afilo la mirada, listo para recibir el golpe.
—Un homosexual, un prostituto. —
Katsuki sonrió bajando la mirada y negó con la cabeza. La mujer se acercó y tocó el hombro de su hijo con preocupación.
—Katsuki tú no eres uno de esos. Tú eres normal, Yo no crié a un homosexual —
Katsuki tomo aire y cerró los ojos, las palabras de su madre dolieron muy en el fondo, esperaba esa reacción, pero no estaba del todo listo para oír sus comentarios despectivos. Ya no había vuelta atrás ya no tenía por qué esconder más lo que sentía, mucho menos mentir pues era su vida y sus decisiones.
—Acabas de decirme que soy un adulto ¿no? ¿Entonces por qué te molesta que decida sobre mis gustos?.— La voz firme de Katsuki así como sus palabras les hizo temblar se sorpresa.
—Camie y yo no tenemos ni una amistad, ella solo quería casarse conmigo por mi dinero. Mi empleo es bien pagado y cuando la rechacé me dijo lo del bebé. — Trató de razonar con la estrecha mente de sus tutores.
— Quise ser responsable y acepte el maldito matrimonio solo por ese niño y se bien que fue arreglado no soy idiota. —
Exclamó quitándose la mano de su madre del hombro.
— ¿Creen que no me daría cuenta del trato qué arreglaron con sus padres? —
Los ojos de su madre y padrastro estaban más que abiertos en sorpresa, ofensa y molestia.
—A ustedes no les interesó yo, solo el dinero que ese matrimonio podía darles — escupió con resentimiento y antes de que pudiese hablar una fuerte bofetada conecto en su mejilla haciéndolo girar su rostro y cerrar los ojos con fuerza.
De inmediato el castaño la tomo por detrás para evitar que volviese a golpear a Katsuki qué se habia quedado quieto en su lugar.
— ¡Sabes que el empleo de tu padre dependía de ese matrimonio. Ella es la hija de su jefe y ahora lo han despedido por tu culpa!—
Katsuki se llevó la mano a la mejilla herida qué databa roja por el golpe. Mirando a su madre con furia y escuchando sus ácidas palabras.
—¡Si no hubieras tratado mal a Camie! ¡Nada de esto hubiera pasado y todo porque decidiste ser un marica al último momento y arruinar todo! —
Los gritos de su madre ardían como fuego en la sangre, Katsuki apretó los labios y gruño. Escuchar sobre el despido de su padrastro fue la gota que derramó el vaso.
—Si...tienes toda la maldita razón —
Interrumpió encarando a la pareja.
— Todo fue culpa mía porque me gusta un hombre. Porque estoy enamorado de quien yo quiera —
Se acercó a ambos con los ojos enrojecidos.
— ¡Es mi jodida vida y me importa una mierda si les doy asco! — Les gritó en la cara con impotencia enarcando una ceja hacia su madre.
—Te recuerdo que tú también fuiste una "prostituta" y vienes de ese mundo. No hables así de alguien a quien no conoces. No mes permitiré hablar mal de él —
Advirtió en una voz fría y grave. La mujer se quedó congelada en su lugar y apretó los puños mientras miraba a su hijo darles la espalda y retirarse a las escaleras del segundo piso. Que su hijo le recordará esa época de su vida le había dolido, pero más le había calado en el orgullo.
— No te reconozco Katsuki. No puedo creer que hayas arriesgado todo, tu reputación, tu boda y hasta tu futura familia solo por... Por un hombre. — La voz de su madre temblaba amenazando con romper a llorar
—¿Qué es lo que te pasa?, ¿Qué hará tu padre ahora que lo despidieron y todos se burlan de nosotros? Has pensado en eso o eres tan egoísta que solo piensas en ti y en esta idiotez—
Ante esas últimas palabras Katsuki suspiro y se giró solo para verlos una última vez pues ya tenía que irse a dormir. No sabía que decir estaba agotado mentalmente y su orgullo y corazón estaban lastimados por el rechazó que le estaban demostrando.
— ¿Soy egoísta por querer decidir sobre mi propia vida?, ¿Qué hay de ustedes eh? Quieren obligarme a casarme con alguien que no quiero solo para salvar un estúpido empleo, ¿no es eso egoísta también? —
La pareja de quedo en silencio desviando la mirada de su hijo.
—Les enviaré dinero hasta que consiga un nuevo empleo. Ya no tengo nada más que decir así que si desean quedarse o irse... Me da igual... Ya saben dónde está la habitación de huéspedes —
Sentenció dando fin a la conversación por ese momento para luego irse a su habitación. Cerró la puerta con seguro y tomó el teléfono abriendo el contacto del pecoso y sonrió leve pese al nudo en su pecho y envió una nota de voz.
"Izuku necesito verte... ¿Puedo ir por ti esta noche? Llevare algo de cenar y si no es molestia, ¿puedo quedarme a dormir?"
Se había quedado quieto unos momentos terminando de vestirse hasta que escuchó de nuevo el teléfono, al desbloquearlo sonrió leve y reprodujo el audio del menor. Escuchando su linda voz algo nerviosa y eso le hizo reír suavemente negando con la cabeza, casi por un momento pudo olvidar el mal trago que sus padres le habían hecho pasar, eso era todo lo que necesitaba oír para olvidar los problemas y seguir su noche aunque por un lado sentia algo de culpa por no haberle confesado que era un policía y no un vendedor de seguros pero ya tendría el valor de decirle en un futuro cuando las cosas se calmaran un poco.
Guardó el teléfono y espero a que diese la media noche entonces se puso en marcha, salió de la habitación y bajo las escaleras, atravesó el pasillo hasta llegar a la sala donde tan solo intercambio un par de miradas con su madre quien de inmediato desvío la vista.
Restó importancia, decía ir a recoger a Izuku, cuando se fue se sintió más tranquilo pues sabía que sus padres se irían al día siguiente, solo pasarían la noche allí, aunque no había sido una visita muy grata.
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Había escuchado hablar qué su nueva adquisición era de las mejores en su género. Para confirmarlo daría una pequeña visita esa noche.
Shigaraki Tomura, un multimillonario conocido por ser avaricioso y tener bajo su nombre varias líneas de hoteles y restaurantes ahora tenía un nuevo capricho por cumplir. Comprar un burdel y hacer lo que quisiera con él.
Meses atrás había investigado cual era el mejor, llevándose la corona del top de los 5 mejores el burdel llamado Green Rabbit. Era popular por el excelente servicio qué daban sus empleados, los shows eróticos de ambos géneros y la gran cantidad de bebidas y tabaco de calidad qué manejaban. Claro sin mencionar sus instalaciones qué eran casi de lujo. Pero lo que más llamaba la atención de Tomura, era haber oído qué solían contratar a chicos menores de edad y claro tenían tratos con algunos mafiosos para que la policía no los descubriera además de capacitar al personal para mentir respecto a las edades.
Tomura inspeccionó desde el más mínimo detalle desde la calidad de la mascada de oso grizzly qué le dieron mostrando sus colmillos hasta la forma en que las meseras lo atendieron y la forma en que las chicas en el show de esa noche se movían.
Una mueca de asco se dibujó en su rostro.
—Ya era hora maldita, ¡tardaron mucho por un simple vaso de sake! —
Arrebato de la mano el vaso empujando a la chica. —Largo — ordenó clavando su fría mirada escarlata sobre ella. Dio un trago a la bebida y enseguida la escupió y lanzó el vaso al piso rompiéndolo en pedazos.
—¡¿Qué clase de mierda barata era esa?! Levanta el culo y limpia eso... ¡Rápido! —
Ordenó colérico poniéndose de pie y caminando para seguir viendo las instalaciones. De pronto se encontró con Mirko a quien ya había pagado y firmado los contratos para el cambio de propietario. Esa era la última noche de ella allí.
—¿Qué tal señorita Mirko?— esbozo una sonrisa amplia con esa piel llena de grietas por una rara enfermedad que padecía haciéndole rascarse muy seguido.
—Estoy haciendo una evaluación, solo me falta conocer el área VIP... Así que envíeme con su mejor "Conejito" —
Pidió alzando una ceja mientras veía a la mujer teclear algo en una tableta.
—¡Rápido! El tiempo es dinero — asevero chasqueando los dedos poniendo nerviosa a la mujer que rápido le guio hasta la última habitación y la más grande correspondía al más cotizado de todos. Un tal "Deku".
—Más vale que sea bueno — Murmuró Tomura rascándose el cuello para luego entrar y cerrar la puerta con fuerza.
Observó la decoración y los muebles. Hizo una mueca desagradable al desaprobarlos.
Luego sus ojos rojos se clavaron en el chico que estaba sentado en el sofa de color blanco. Vestido con un body largo traslúcido de tonos negros con violeta y llevando una máscara de conejo negra sobre él.
A su saludo no respondió y en camino alzó una ceja mirándolo de arriba a abajo para acercarse y tomar asiento a su lado.
—¿El vino me lo sirvo yo solo o que mierda? Muévete y tráeme vino —
Ordenó molesto pateando la mesa de enfrente y al notar qué el chico rápido obedecía le hizo sonreír con malicia. Al llegar con la copa de vino, Tomura la tomó y la llevó a sus labios, pero en vez de beber arrojó con fuerza todo el contenido sobre Izuku.
— Baila — Ordenó clavando su mirada, pero al escucharle decir que estaba indispuesto para eso, Tomura sonrió abrió más sus ojos. Era una mirada penetrante y demente.
—¿llamarás a tu jefa?... Imbécil, yo soy tu nuevo jefe ahora... —
De una fuerte patada en las piernas derribó a Izuku y tomo la parte superior de la prenda de este para jalarla y desgarrarla.
—¡¡DIJE QUE BAILES!! — Grito con furia marcando una vena en su cuello y tomo a Izuku del cabello arrastrándolo hasta el tubo de baile y de un manotazo le arrancó la máscara de conejo y rompió el resto del body. El rostro de Tomura quedó perplejo al ver las facciones ajenas en conjunto de su cuerpo desnudo. Lo observó más de cerca relamiéndose los labios y tomando la botella de vino.
—Vaya.... No estas nada mal, ya veo por qué eres el más solicitado —
Giró la botella derramándola sobre Izuku para después inclinarse y tomarle se la mandíbula con mucha fuerza para abrirle la boca y verter vino dentro de ella luego pegó sus labios en los ajenos para beber el líquido desde la boca del pecoso moviendo ay húmeda lengua dentro de la cavidad ajena y llevar su mano áspera al cuerpo del chico para tocar sus glúteos con deseo y perversión. Trato de introducir uno de sus dedos en el chico quien de inmediato se opuso haciendo molestar a Tomura quien se separó un poco para darle un fuerte golpe en el pómulo.
—¡Debes obedecerme basura! O te ira mal... Muy mal... —
Escupió poniéndose de pie y empujándolo para entonces retirarse no sin antes detenerse en la puerta y mirarlo de reojo con una sonrisa macabra.
—Mañana me encargaré de ti —
Sentenció con una risa burlona y fría para después salir del lugar.
Bien, había terminado de evaluar, a su parecer todo era una mierda y no sabía por que ese lugar tenia tan buena reputación. Nada era lo suficientemente bueno para complacerlo. Pero ya había hecho trato.
Estaba impaciente por manejar ese lugar en especial a ese tal "Deku".
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Katsuki esperaba afuera de la puerta del personal, veía salir a algunas señoritas y chicos que le veían extrañados y sonreían susurrándose entre sí.
"Qué Guapo es, ¿quién será?"
" Qué envidia, ¿por quién viene? Parece un modelo"
Algunos murmullos llegaron a sus oídos haciéndolo reír y elevar la cabeza en orgullo.
Era divertido y seguro que le gustaría acudir más seguido a recoger al pecoso.
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Mirko estaba dando sus últimos ajustes dando indicaciones, aunque un llamado le hizo girar quitando su atención de su cronología en el aparato en manos.
—No esperaba verte tan rápido por aquí, entonces esta será mi última noche —mencionó resignada, respuesta de Tomura dando referencia a estar evaluando el lugar era algo que ya se esperaba.
Una maldición salió discretamente de sus dientes al escucharle pedir el único lugar que le faltaba que era la zona VIP. Mirko checó rápida la tableta notando las habitaciones que ya estaban ocupadas en este momento, aquellas bailarinas en óptimas condiciones para cualquier servicio como Creaty o Mandalay ya estaban dando servicios que no podía interrumpir.
La insistencia de Shigaraki le hizo respingar y gruñir con fastidio por lo bajo, no tendría más opción que apostar todo con Deku, que a pesar de no estar en su mejor condición debía saber manipular la situación.
—Muy bien, entonces te mostraré mi pequeña estrellita —chasqueó la lengua. —Mi adorable conejito está lastimado, así que no seas rudo, aunque bueno, a partir de mañana te pertenece.
Por otro lado, Izuku se estaba preparando como el resto en los camerinos, retocando un poco las facciones y ocultando con maquillaje el residuo de marcas en el cuello que ya era menos el tono. La noticia del retiro de Mirko estaba entre los murmullos del lugar considerando como sería el nuevo dueño, ya que la morena no dio detalles en su apariencia o actitud, simplemente que no la dejaran en vergüenza.
Izuku inclinó en su asiento cerciorando que su tobillo estuviera discretamente vendado para no dar datos de alarma, todavía no podía moverse como deseaba, pero apoyar su pie completo era una ganancia.
—¿Eh? ¿Vas a bailar? —Preguntó una de las bailarinas en el tocador de al lado.
—No, voy a quedarme encerrado de nuevo con los clientes VIP —sinceró examinando que el cuello no tuviera vista de alguna marca.
—Eso es bueno, ¿no? Así tienes mayor incentivo con los mejores —reflejó con una sonrisa cómplice haciendo un gesto monetario con sus dedos. —Ánimo, ánimo.
El chico sonrió entretenido de lo positiva que era la castaña cuando se trataba del dinero. Escuchó su teléfono con una notificación en el tocador por lo que lo recogió, al ver que se trataba de un audio de Katsuki se lo llevó a la oreja, su entrecejo arrugó extrañado al escucharlo, el tono de voz era diferente a lo que recibía entre bromas, era algo distante y mohíno a lo que acostumbraba.
"¿Qué le habrá pasado? Quiere quedarse conmigo, eso me hace feliz pero..."
Solo podía sospechar que tuvo alguna intervención con las noticias de esa mañana, ya sea de su boda cancelada, ese niño o incluso sus padres. No tuvo detalles en ese mensaje de audio por lo que aseguró que era algo que preferiría Katsuki decirle de frente.
Sus dedos empezarían a teclear, pero inmediato cesó la idea, por lo que se llevó el teléfono cerca de los labios para confirmar.
"Por supuesto, también quiero verte, salgo a media noche... Lo primero que haré será abrazarte con fuerza" Masculló eso último en una emoción tímida.
Al retirar el teléfono de la cercanía de la cara percibió la mirada fija de la chica a su lado con una pícara sonrisa.
—¡Eh! ¿Q-qué? —Balbuceó apenado.
—Nada, solo que actuaste demasiado lindo —mencionó divertida de verlo sonrojado. —Estoy sorprendida que alguien por aquí tenga una relación así.
Izuku ladeó su rostro sin palabras prudentes como respuesta, enseguida una persona asomó por la puerta tocando la madera con su nudillo llamando la atención.
—Deku, el horario acaba de marcar que tienes un cliente en 5 minutos, ¿estás listo? —Interrumpió Nemuri acechando que no retrasara.
—Sí, gracias por el aviso —respondió inmediato dejando el teléfono en un cajón y tomando el antifaz hacia el rostro.
Caminó con mayor rigidez entre los pasillos con unas largas mallas oscuras a los muslos, debido a su condición era idóneo no usar algún zapato de plataforma o de tacón si quería mejorar rápido. Entró debidamente a su habitación verificando que todo estuviese en orden, ajustó el antifaz y verificó que su atuendo estuviera en orden.
Al no estar en la zona general bailando al inicio con los eventos en esta ocasión no estaba seguro de quien podría tratarse, pero era muy probable que se fuese un cliente frecuente ya que los nuevos él mismo los arrastraba al VIP a conocerlo.
Suspiró pesadamente enfocándose en tomar su papel por ahí, como el gentil y travieso acompañante que podía tratarse Deku.
La puerta fue abruptamente golpeada siendo abierta, apreció a Mirko en el pasillo haciendo un gesto con su mano de despedida y una sonrisa confiada. La entrada cerró fuertemente con un hombre adentrando en impaciencia.
"Este sujeto... nunca lo había visto, no lo reconozco"
—Hola, bienvenido —esbozó con una tibia sonrisa percibiendo como acechaba en silencio todo el entorno y posteriormente tomando asiento de manera grotesca a su lado.
Deku abrió ligeramente sus ojos con nula sorpresa en su expresión al ver el modo autoritario y la ausencia de corresponder su saludo o presentación.
"...Ya veo, hoy es del modo rudo."
Se dijo a sí mismo con cierta indiferencia. Todo ese tiempo en el burdel pudo catalogar a sus clientes de dos modos, existían los suaves que buscaban un trato amable, charla ocasional, caricias melosas que podían malinterpretar en algo más allá de la sesión por lo atento que era Deku; el otro modo eran los rudos, aquellos que tenían un gesto dominante y tirano que dependiendo de su humor podían ser abusivos al contacto con mordidas, juegos agresivos e incluso humillaciones.
—Por supuesto, en seguida lo haré —respondió en cortesía poniéndose de pie sobresaltando un poco ante la patada de la mesa.
Acudió al minibar a tomando la botella de vino y un destapa-corchos, estaba pensando que estrategia tomar en ese momento, tal vez podía relajar un poco a ese problemático cliente.
—¿Hay alguna bebida en específico que te agrade más? La tendré en cuenta. ¿Cómo te fue en el día? ¿Todo en orden? Por cierto, ¿cómo te llamas? —Preguntó con esa voz dulce y agradable tratando de encontrar un modo en él, sin embargo no tuvo respuesta de nada.
"Es demasiado callado, ¿qué es lo que más le gusta? Así no podré descifrarlo"
Volvió a tomar su lugar en el sofá dejando la botella en cercanía y entregaba con una suave sonrisa la copa de cristal, no obstante su faceta esfumó en un reflejo de cerrar sus ojos al recibir el licor en el rostro de manera despectiva. Parte de su cabello y rostro escurría con el líquido por su cuerpo.
"Le gusta humillar, huh... son los más problemáticos."
Deku levantó sus manos a frotar con sus yemas el rostro y lograr apartar un poco del vino en sí.
—Señor, por favor no desperdicie la bebida de esa manera, si quiere otra puede-... —su voz interrumpió ante la repentina orden de que bailara, por lo que giró de reojo a su pie percibiendo el vendaje abajo de sus medias. —Lo siento, yo en estos momentos estoy indispuesto para complacer eso y...
Sintió un leve tirón de su cabeza acercando con él, lastimando su cuero cabelludo.
"Esto es excesivo, ¿cuál es su problema? ¡Acaba de llegar y ya se comporta así!"
—¡Basta, está prohibido dañar al personal! Por favor no me hagas llamar a seguridad o a mi jefa —advirtió apretando sus dientes en querer contenerse de empujarlo. Estaba siendo bastante accesible para no terminar en un confrontamiento.
"Que sujeto tan insoportable, ¿por qué Mirko lo metió conmigo sabiendo como estoy?"
Su pequeño forcejeo para que le soltara quedó en blanco al escucharle anunciar que sería el nuevo dueño del burdel Green Rabbit, entre ellos sus trabajadores, incluyéndolo.
—¿Qué...? ¿Eres el nuevo administrador? —Balbuceó sin lograr procesarlo del todo, pero ya con ello entendía como es que ese hombre llegó con él y el gesto de Mirko.
"¿Qué se supone que debo hacer? No puedo rechistarle a mi nuevo jefe."
Los pensamientos en Izuku revolotearon nervioso de la idea queriendo tomar la opción más viable, sin embargo un fuerte golpe le hizo caer impactando al suelo, aún se estaba reincorporando por todo lo sucedido cuando su atuendo fue tirado llevándolo con fuerza hacia el tubo de pole dance.
—¡Lo siento no puedo hacerlo! Anoche me lastimé el tobillo y aún estoy en rehabilitación para estar en óptimas condiciones pronto —imploró siendo tratado con brusquedad, al momento en que fue tomado del cabello otra vez el antifaz golpeó cayendo de su rostro.
"Este tipo... está demente."
Miró su máscara en el suelo y levantó un poco parte del atuendo destrozado que traía, alzó sus iris verdes consternado hacia el sujeto de pie que caminaba hacia la mesa donde dejó la botella.
"¿Qué rayos pretende hacer ahora?"
Las peores ideas comenzaron a cruzar por su cabeza, desde el que lo golpeara con ella o lastimarlo de otras maneras, alarmado y algo defensivo en el suelo acechó circunspecto, recibiendo el licor en la cabeza como tal humillación. El líquido vertía desde su cabello descendiendo por su espalda y torso como riachuelos persistentes que estremecieron por lo frío en su piel.
Estaba con la cabeza hacia abajo paciente de que el líquido terminara de una buena vez con ese escenario tan humillante y patético, percibió como el hombre inclinó para forzarle a levantar el rostro desde la barbilla, Izuku en un vano intento procuró resistir, pero sus mejillas fueron apretadas dejando que lo último de la botella adentrada en su boca.
"Creo que ya sé a dónde va todo esto..."
Su mirada afilada culminó resignado de ser una vez más la copa de alcohol de alguien, percibió como aproximó a besarlo en un desespero arrebatando todo el líquido de su boca, saboreando cada extremo en ella.
"Este tipo de personas solo hay que actuar sumisos, el resistirse les gusta pero no quiero que me lastime otra vez."
Izuku accedió al beso correspondiendo a permanecer quieto mientras el otro hacía lo suyo, cerró sus ojos deseando que terminara de una buena vez. Las manos ásperas y ajenas comenzaron a recorrer su espalda descendiendo a palpar la pegajosa piel por el licor, sintió como eran separado su trasero con unos curiosos dedos que paseaban por ahí, con un reflejo asustado empujó con sus manos desde el torso al otro para separar el beso y retroceder asustado.
"No solo quiere humillarme, ¿también quiere llegar tan lejos?"
Respiró agitado mirando con arrepentimiento lo que acababa de hacer por la reacción desagradable de rechazo que le hizo, antes de poder disculpar o querer proseguir fue empujado hasta caer completamente al suelo. No quería ser golpeado, debía defenderse, aunque se tratase de su nuevo jefe, por lo que apretó sus dientes y cerró sus manos ansioso de esperar lo peor, sin embargo el otro desistió, dio una última amenaza de que esto continuaría mañana y se retiró.
Deku quedó en shock, parpadeó espabilando de todo, miró el desastre alrededor y después a sí mismo.
—Maldición... ¿es en serio? —susurró decaído, levantó su mano a tantear el brazo izquierdo donde fue pateado ante el palpitante dolor insistente, chasqueó la lengua dándose cuenta que eso dejaría un moretón.
La sesión con ese sujeto aún estaba vigente, el que se haya retirado fue un respiro, así que se puso de pie tomando una de las toallas que estaban en una pequeña cajonera dentro de la barra del minibar secando el resto del licor encima, posteriormente se envolvió en ella saliendo del lugar para cambiarse.
En el camino por los pasillos notó a Shindou del staff discutiendo algo sin relevancia con otro empleado, ambos quedaron ligeramente sorprendidos de ver a Deku cruzar en ese deplorable aspecto.
—¿Les molestaría ayudarme a limpiar mi habitación? Lo siento, deje un desastre —mencionó con una tibia sonrisa decaída.
Al entrar en los camarotes llamó la atención del resto de bailarinas que estaban esperando su turno, alarmadas acercaron a socorrerlo.
—¡¿Qué fue lo que pasó?! —Reprochó la chica de cabello largo en coleta tomando una toallita húmeda para limpiar el rostro de Izuku con el licor tinto seco en ella. —¿Quién te hizo esto?
—Hay que avisarle al dueño inmediato, esto es inconcebible, los empleados deben ser protegidos —secundó alguien más inspeccionando al peliverde.
Izuku ladeó su mirada afligido de lo mencionado.
—Ese es el detalle... fue el nuevo jefe quien me hizo esto —susurró cerciorando que no anduviera rondando por ahí. —Tengan cuidado con él.
La mención no fue para nada tentativa en el resto que logró oír la noticia, Izuku fue ayudado a limpiarse y ponerse otra ropa para continuar la noche, lo cual no fue nada agradable luego de ese primer cliente sorpresa.
El resto de las sesiones fueron más tranquilas, ahora solo le estaba carcomiendo el cómo funcionaría ese burdel con ese sujeto de mirada punzante y hostil.
Llegó la media noche, por lo que había terminado su jornada. Se cambió a su ropa casual y holgada para irse, no sin antes despedirse del resto de las empleadas y desearles suerte, ya que sabía que ese sujeto todavía rondaba por ahí acechando a cada trabajadora evaluando condiciones e infraestructura.
Al menos agradecería el no poner un pie más ahí, deseaba tanto poder irse de una buena vez.
Quería ver a Katsuki, tenía la incertidumbre con él también a lo que pudiera estar pasándole, por no acentuar que necesitaba su lugar privilegiado encima de sus piernas abrazándolo, esa postura le hacía sentirse tan aliviado y a salvo, esa noche realmente necesitaba algo así.
Estuvo a punto de mandarle un mensaje para corroborar que ya había salido y lo iba a checar en el estacionamiento, sin embargo al abrir la puerta trasera del burdel se encontró con el rubio afuera bajo el faro de luz expectante en silencio.
La mente de Izuku quedó en blanco, pero pronto torció una sonrisa y arrugó el entrecejo, tenía tantas cosas por expresarle y preguntar cómo estaba, pero eso sería para después. Aceleró su paso con prudencia del vendaje aún vigente en su tobillo y saltó a colgarse del cuello con entusiasmo.
—¡Katsuki estás aquí! Estoy tan feliz de verte —manifestó exhalando con alivio besándole el cuello.
Era realmente acogedor ser envuelto entre sus brazos levantándolo un poco del suelo, Izuku tembló en emoción.
—Vas a quedarte conmigo esta noche, ¿verdad? —Preguntó precavido retrocediendo un poco para apreciar su reacción y esperar que no hubiera cambiado de opinión. —Vamos a casa entonces.
Al ser bajado al suelo le observó circunspecto queriendo interpretar un poco todo.
—¿Pasó algo malo? Quiero decir, no te escuchabas del todo bien en ese audio...
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Los minutos pasaron rápido, algunos salían y entraban sin dejar de verlo con curiosidad. Katsuki miraba su teléfono entre ratos para percatarse qué Izuku no le hubiese avisado algo nuevo, pero todo parecía estar en orden.
Suspiro y se reclino en la pequeña escalera metálica de la entrada cuando finalmente miro salir a Izuku. De inmediato se incorporó y sonrió de lado abriendo sus brazos para recibir al chico que prácticamente salto sobre él. La diferencia de alturas le permitía poder elevarlo un poco del suelo al sostenerlo en brazos.
—¿Me extrañaste? — cuestionó cerrando un ojo al recibir los suaves besos sobre su cuello qué inevitablemente le hicieron gruñir de forma positiva y a su cuestión asintió con seguridad.
—Bien, entonces vámonos — Tomó al pecoso por el hombro para hacerlo caminar escuchando su pregunta y desvió la mirada al frente aclarando su garganta.
—No es nada de qué preocuparse, solo fue una estúpida discusión con mis padres qué no aceptan qué tenga vida propia —
Musito con algo de molestia qué de inmediato dejo pasar en un suspiro pues ahora estaba con Izuku y él se había convertido en su única manera de sentirse en paz. Su lugar seguro.
—¿Qué hay de ti? ¿Por qué los citaron más temprano hoy? — le pregunto curioso recordando qué el chico había mencionado en su conversación en el chat qué había tenido que ir ese día a una especie de reunión emergente.
Caminaron hasta el auto mientras le oía decir que todo era debido al cambio de propietario del lugar y al prestar mejor atención al lenguaje corporal del menor se dio cuenta que lucía preocupado y hasta un poco decaído pese a tratar de esconderlo tras aquella sonrisa brillante.
—¿Fue un día difícil? ¿Algún idiota se propaso de nuevo? Puedo golpearlo si quieres le romperé la cara —
Preguntó inclinándose un poco para verlo y después darle una suave caricia sobre los rulos verdes estirándole uno para soltarlo.
— Bueno, olvidemos ya todo y disfrutemos de la noche. Compré la cena y te traje algo también —
Le dijo con una sonrisa traviesa mientras llegaban al auto y abría las puertas.
—No voy a darte alcohol, podrías terminar ebrio de nuevo, así qué te compre una soda de manzana, cuando cumplas 18 entonces iremos a un bar a beber todo lo que quieras— Bromeaban en el camino hablando sobre ir a beber algún día, imaginando como seria su vida una vez que Izuku fuera un adulto legalmente hablando.
Como era su costumbre Katsuki llevo la mano libre a la de Izuku para entrelazarla y solo la soltaba cuando debía hacer algún cambio de velocidad en la palanca.
—Izuku... ¿Soy el primero? —
Preguntó haciendo una mueca de duda y curiosidad.
—Es decir... ¿Soy tu primer amor? —
Con un rostro más relajado y menos expresivo le escuchó responder y tan solo resoplo sintiendo ternura de nuevo. Se sentía orgulloso y feliz de ser el primer amor de Izuku Midoriya, pues en cuestión física sabía que lo era, pero al menos quería saber que era el primero de quien ese chico se enamoraba perdidamente.
Al llegar al departamento del pecoso Katsuki bajo del auto y del maletero saco un par de bolsas plásticas en las cuales en una llevaba la cena y en la otra el regalo sorpresa para el chico.
Subieron por el viejo ascensor y entraron al departamento.
—Ve a ducharte, mientras tanto yo prepararé la cena, anda corre— le sugirió gruñendo y atrapándolo para hacerle cosquillas en los costados antes de que el chico decidiera ofrecerse a ayudarle y al verlo entrar al baño rápido se concentró en lo suyo.
Para la cena de esa noche preparo un par de okomomoyakis, era rápido y fácil de hacer. Para cuando Izuku salió del baño todo el lugar olía delicioso y en la mesita de la cocina estaban recién puestos los platos humeantes. Katsuki estaba de espaldas al chico, decoraba cuidadosamente con un poco de crema, especias y la cebolleta finamente picada.
Sacudió sus manos al terminar y las puso sobre su cintura suspirando.
— Quedo perfecto — Se auto elogio sonriendo victorioso para luego girarse percatándose del chico detrás suyo.
—Siéntate — indico tomando asiento el también y vertió soda en par de vasos entregando también los palillos al chiquillo qué le agradecía por la comida juntando sus palmas y empezaron a degustar con calma.
Los minutos pasaron, platicando sobre temas sin importancia y fantaseando sobre varias cosas que querían hacer hasta que el reloj marco casi las 2 am. Katsuki debía ir a trabajar al día siguiente así que no debía desvelarse demasiado. Bufo haciendo una mueca pues las ganas de faltar lo invadieron, no podía darse ese lujo y menos con los problemas que tenía encima.
—Podría pasar toda la noche hablando contigo, pero debo irme temprano mañana. Vayamos a dormir —
Le dijo con fastidio, pero feliz de haber podido disfrutar de todo ese rato juntos. Era lo que necesitaba para sentirse pleno y relajado y la arruga de su entrecejo había podido tomarse un pequeño descanso.
Caminaron a la cama y ayudo al chico a sacudirla y prepararla. Suspiro suave y se fue para apagar todas las luces y asegurar las puertas dejando solo encendida una lámpara de noche qué estaba en la mesita ladera a la cama y que los iluminaba con una suave luz amarilla.
—Debes ahorrar energía. —
Le dijo mirándole fijo sin perder esa extraña expresión serena y a la vez melancólica.
Suspirando suave se acercó a la silla que estaba en el escritorio y se retiró el saco y la corbata sin prisa, dejándolo colgado en el respaldo de la silla y por último se quitó el cinturón para desfajar su camisa blanca de botones.
—Ven... Te daré el privilegio de quitarme la camisa — sonrió ladino tomando al pecoso y guiando sus manos hasta sus botones para que el chico los desabotonara y le retirara esa prenda para descubrir su fuerte torso y brazos.
—La última vez que hiciste esto, estabas ebrio y no lo recuerdas así que... Disfrútalo ahora que estas completamente sobrio —
Bromeó riendo.
No se retiró el pantalón, solo se quitó los zapatos y los calcetines y dejó su teléfono sobre la cajonera asegurándose de haber puesto bien su alarma para luego finalmente girarse hacia el pecoso qué estaba en pijama desde que salió de la ducha.
—Vamos a acomodarnos, acuéstate tu primero —
Le dijo suave y luego de que Izuku tomará su lugar, se acercó y subió a la cama despacio sonriendo en un breve momento en que tuvo qué estar sobre el cuerpo ajeno para llegar hasta el otro lado.
—Grrr...— Jugando mordió la mejilla ajena antes de llegar a su lugar y quitarse se encima. Como imagino sus pies quedaron al aire de nuevo, pero no le importo.
Le abrazo por la espalda apegándolo a su cuerpo. Era una de las sensaciones más bonitas qué el rubio había conocido. Dormir abrazado a esa persona que quería. No podía pedir nada más.
—¿Estas cómodo? —
Le pregunto dudoso inclinando solo un poco su cabeza para poder llegar a olfatear el cabello del chico el cual aún olía al shampoo dulce qué usaba.
Ciertamente no tenía sueño, pero suspiro tratando de calamar su pulso y no perder el control de sus estribos para no decir o hacer alguna estupidez otra vez.
Era gracioso pues también podía sentir un leve temblor en el cuerpo del pecoso suponiendo que era por estar nervioso.
—¿Tienes frío?... Estas temblando. —
Le dijo con calma mientras el brazo con el que le abrazaba se movió para frotar suave sus hombros aún debajo de las cobijas.
—Tal vez tome el gusto por dormir contigo en camas individuales. —
Le dijo suave al oído cerrando sus ojos para disfrutar de ese inesperado y bonito momento que se había creado entre ambos.
El olor natural de Izuku le gustaba lo que quería decir que eran genéricamente compatibles y eso le hizo sonreír leve mientras cerraba los ojos y soltaba un suave suspiro. Movió su rostro restregando su nariz entre el cuello y oreja del chico y se animó a dejarle un suave besito sobre la zona justo debajo de la nuca a la vez que se apegaba más y lo abrazaba un poco más fuerte.
—Descansa Izuku — Le dijo antes de besar su nuca. Tenerlo así entre sus brazos era algo tentador sin duda, tanto que una de sus manos quiso acariciar por debajo de la ropa pero con esfuerzo pudo resistirse dejando salir un leve gruñido y optó por tratar de contar ovejas y despejar su mente.
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En camino hacia el auto de Katsuki tuvo la oportunidad de escuchar la razón de porque no quería pasar la noche en su hogar, había discutido con sus padres. Izuku levantó una ceja dubitativo, aunque ya se daba una idea del motivo, después de todo el cancelar una boda abruptamente no debería ser cualquier cosa.
Ahora la pregunta de su día fue devuelta llevando un poco a tensar cuando tomó la puerta del auto. Restregó una diluida sonrisa.
—¿Recuerdas a Mirko? La administradora, pues nos mencionó que el local cambiará de dueño. Eso nos tensó un poco a todos —rió nervioso—, no estamos seguros como será el sitio de ahora en adelante, después de todo ya estábamos adaptados al modo de la anterior dueña.
No quiso dar detalles de su noche o que incluso ya había conocido al nuevo supervisor y administrador del burdel, de por sí Katsuki ya tenía muchos problemas encima por lo que ocurría en su vida personal como para invadirlo en más estrés ajeno.
—Ah, no, no, no pasó nada malo... —mencionó negando sus manos frente a sí mismo esperando no alarmarlo. Suspiró con alivio ante la última caricia en su cabello para recargarse en el respaldo del asiento. —Por supuesto, a pesar de la hora me muero de hambre —exclamó ante el indicio de cenar la comida que preparaba Katsuki que era un deleite de sabor.
El chico rio entre dientes ante la sentencia de no darle alcohol, no es como si desconociera el sabor y el solo hecho de recordar la resaca matutina por embriagare tampoco era dichoso. Su vista ladeó incómodo del vino tinto de esa noche, sí, realmente no tenía en absoluto ganas de ver alcohol el resto de la noche.
Permaneció pensativo recapitulando lo que ese sujeto de máscara de oso y cabello celeste había estado comportándose, de forma tiránica y pedante con cualquiera. Todo ello hasta que interrumpió su silencio con la pregunta de Katsuki que le hizo parpadear saliendo del trance.
—¿Eh? —Balbuceó girando su cabeza al no comprender del todo, hasta que formuló una vez más la pregunta el rubio. En respuesta Izuku levantó la mano que estuvo sosteniendo la suya para posarla en su mejilla. —Sí, lo eres, mi primer amor... no vayas a decirme que es infantil, nunca tuve oportunidad de pensar en alguien así —manifestó con un rubor nervioso en sus mejillas.
Luego de algunos minutos llegaron a su destino, Izuku bajó del auto procurando ayudar con las bolsas que sacaba de la parte trasera a Katsuki, yendo al viejo ascensor. Abrió la puerta de su hogar con las llaves que acostumbraba a dejar en la maceta de adorno por la entrada, mientras encendía la iluminación escuchó la orden del rubio que fuera ducharse mientras éste acercaba desde su espalda tocando sus costados haciéndole cosquillas llevándolo a retorcerse con una risa espesa.
—Está bien, está bien —insistió apartando las manos para que Katsuki avanzara a la sección donde estaba la pequeña cocina. —Y yo que esperaba ayudarte ahora sí...
Caminó hacia el baño y se encerró pegando la espalda a la puerta de forma tensa. Ese sitio con Katsuki presente le avivó unos recuerdos que le hizo sonrojar, se iba a quedar esa noche nuevamente y en esta ocasión estaría sobrio, no debería ocasionar problemas esta vez.
Preparó la bañera ajustando la temperatura del agua y posteriormente se desvistió. Una vez que preparó el agua con jabón se vertió en la pequeña bañera procurando relajarse, tomó agua entre sus manos para azotarla en su rostro frotando bruscamente.
No fue la idea más inteligente al recordar como el nuevo dueño le había bañado en vino tinto esa noche con una sensación similar, le recorrió un escalofrío tensándolo una vez más.
"Dijo que mañana se encargaría de mí, eso no suena bueno... no tengo ganas de pisar el burdel otra vez."
Suspiró decaído frotando sus brazos con el estropajo y jabón, ante un inminente dolor que le hizo mostrar una queja entre dientes giró de reojo notando la piel amoratada y violácea en la parte superior de su brazo izquierdo, ya esperaba que esa patada le hubiese manifestado una mala marca.
—Maldición, las del cuello ya están por desaparecer y ahora esto... —masculló entre dientes mordiendo su pulgar pensativo.
Segundos después retomó el frotar sus manos con insistencia, aún persistía ese tic de querer limpiar sus manos recordando la sangre de Chisaki en ellas. No se había deshecho todavía del arma que tenía oculta en el armario, ahora que lo pensaba fue muy imprudente traer a Katsuki sin considerar ese detalle, ¿Qué pensaría de un chico que vive con un arma? Aunque él mismo le dio otra más pequeña y vieja que resguardaba en su mochila.
Ese miedo con incertidumbre le estaba carcomiendo vivo, quizás pudo aclarar algunas verdades con él pero estaba una noticia peor que ocultaba de su amarga experiencia que tuvo con Chisaki que él mismo se autodenominaba asesino pese a ser un forcejeo accidentado.
—Soy una persona horrible... —musitó con desagrado descendiendo en el agua parte de su rostro.
Le asustaba confesar esa horrible realidad que cargaba encima.
Tras terminar de lavarse el cabello se enjuagó y salió de la bañera para secarse con las toallas que estaban colgadas, tal vez se había deshecho de un problema con Chisaki de la manera más infortunada pero ahora tenía una nueva carga con ese dueño, no le daba un buen presentimiento.
—Tal vez debería renunciar antes de que esto empeore... —se dijo a sí mismo mirando el moretón de su hombro.
Una vez que se secó se puso las ropas casuales y cómodas con las que frecuentaba en casa, una playera blanca que apenas cubría el moretón y unos shorts deportivos. Salió del baño frotando su cabello aún caído y húmedo impregnado su nariz con el delicioso aroma.
Sus ojos brillaron con una gran sonrisa de lo que había hecho Katsuki.
—¡¿Cómo puedes ser tan bueno cocinando?! ¡Enséñame tus secretos! —Voceó emocionado avanzando al asiento frente a la mesa y tomando los cubiertos.
Agradeció por la comida y empezó a devorar sin saciedad dando pequeños espasmos emocionados mientras saboreaba los alimentos y abría un poco su boca por el vapor caliente que quemaba la lengua. Tomó el vaso con jugo de manzana para apaciguar lo caliente y esta ocasión el próximo bocado sopló exigente para continuar comiendo.
—Mis papilas gustativas se van a malacostumbrar y rechazarán la comida precalentada de la tienda de convivencia —bromeó comiendo ansioso por el deleite de sabor.
Al terminar de comer Izuku ayudó a levantar los platos y limpiar el entorno, había pasado el tiempo tan rápido que ya eran las dos de la mañana. Hizo un gesto resignado al escucharle decir que debían descansar ya que Katsuki si tenía cosas que hacer temprano pese a que era domingo.
No hubo más remedio que ceder, además de que ya estaba algo cansado, por lo que terminó de prepararse y miró la cama pensativo.
"En serio... ¿dormimos juntos aquí?" Le gustaba la idea, pero eso no quitaba que le parecía sumamente vergonzoso.
Sobresaltó un poco al escuchar movimiento de Katsuki cerca de la silla del escritorio, sonrojó al escucharle desfajar y retirar el cinturón.
"¡Cálmate Izuku! No es como allá, no estás en el Green Rabbit, él no quiere eso..."
El chico salió de su trance al escuchar la invitación de ayudarle a quitarle la camisa, respingó avanzando con pasos torpes y robóticos. La luz tenue de la lámpara de noche le hizo moverse entre grandes sombras mirando con luz suave a Katsuki.
Emprendió sus manos a tomar los botones desabrochándolos despacio y en silencio, no tenía algunas palabras para eso y solo escuchaba su propio corazón palpitar ansioso. Ladeó la camisa a los costados y tragó saliva con tozudez al percibir el torso y abdomen completamente desnudo frente a sí.
La sangre en su cabeza comenzó a marearlo, percibió unos surcos rojos entre los pectorales del rubio por lo que de forma invasiva tanteó con su mano.
—Yo... te hice esto, ¿verdad? —balbuceó avergonzado. Retiró completamente la camisa tanteando el lugar con cuidado buscando memorizar el recorrido en sus yemas hasta que percibió algo inusual en el rubio, en su hombro tenía una gran bregadura de cicatriz que parecía atravesar adelante y atrás.
Sus cejas levantaron con sorpresa, ¿qué clase de herida era esa? ¿cómo se la había hecho?
Acarició con insistencia el borde levantado en ella, más no tuvo las palabras para preguntarle la causa de eso aún, por lo que avanzó a dejar un suave beso en el lugar indicando que no tenía relevancia.
Poco después separó ante la indicación de ir a la cama por lo que obediente tomó su lugar al borde de la orilla preguntándose internamente como se acomodarían al final, al ver como Katsuki cruzó encima de él estando unos momentos encima tirando un gruñido divertido le hizo sonreír cohibido.
—Eres muy impredecible —quejó con sus manos al pecho avergonzado, ya que por un momento pensó que lo tomaría en un fogoso beso como aquellos en el sofá del burdel. Fue movido para ser tomado desde la espalda a recargar con el otro, como reflejo se puso rígido en todo el cuerpo sin saber acomodarse del todo. —S-sí estoy cómodo —manifestó nervioso.
Encogió en hombros al sentir el aliento colapsar en su nuca y sintiendo como aquella nariz asomaba entre su cabello olfateándolo. Los escalofríos lo invadieron y su corazón volvió a palpitar desenfrenado.
—No tengo frío, estoy bien, de hecho das calor —restregó con balbuceos flexionando un poco sus rodillas y chocando la planta de sus pies contra el otro. —Tal vez si esté algo frío yo, pero en tus brazos y la cobija pasará rápido...
"¿Cómo es que voy a poder dormir así? Katsuki es muy cómodo, pero tengo muchas ideas más allá de lo que se puede hacer con alguien así... ¿será demasiado darle un beso de buenas noches? No, después de todo el me pidió uno en la mañana."
Izuku abrió ligeramente sus ojos sorprendido de escuchar que le tomaría el gusto a dormir en una pequeña cama con él pese a que apenas cabían en ella. Río entre dientes y giró sobre su eje sosteniendo sus manos al cuello del rubio.
—¿Dónde sea estaría bien? Siempre y cuando estés ahí —manifestó dándole un beso a su mentón. Con mayor seguridad retomó al sitio inicial sosteniendo las manos que le rodeaban la cintura y torso escuchando que descansara con un beso a su nuca. —Buenas noches, Katsuki.
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