Desayuno
Bakugo Katsuki se abofeteó mentalmente recriminándose en haberse dejado llevar. Estaba un poco molesto, pero no podía culpar a Izuku por mentir, después de todo supuso qué lo había hecho para protegerse.
"De saber su verdadera edad hubiese esperado a que cumpliera los 18. ¿Qué haré ahora?"
Pensó preocupado frotándose las sienes. Lo hecho, hecho estaba, ya era demasiado tarde para arrepentirse y ya estaba demasiado involucrado con él como para decidir terminarlo. Además de que no sería capaz, Izuku le había robado el corazón y ahora le costaba imaginarse la vida sin él.
Le miro fijamente unos momentos antes de negar con la cabeza.
Definitivamente no se echaría atrás con lo que ya había creado con ese chico.
Todo se debatía entre seguir su moral y su juramento como policía y abandonar al chico o seguir sus sentimientos y arriesgarse sabiendo que podría tener consecuencias graves. Sabía que Izuku no era de los que volteaban las cosas e inculpaban aprovechándose de su edad. Pero aun así tenía cierta desconfianza qué trabajaría para tratar de erradicar.
Suspiro, lo que había empezado como una coqueta noche termino en un drama qué le costaba creer. Se incorporó tomando la toalla de baño y envolviendo a Izuku en ella con cuidado para después cargarlo en brazos y salir del baño qué había quedado hecho un desastre.
Depósito a Izuku sobre la cama de la habitación, dándole una suave caricia con mimo en los rulos aun húmedos. Se acerco al closet para buscarle una pijama la cual le puso con cuidado de no lastimar su pie.
Hurgó un poco entre los cajones buscando vendas limpias y algo de ungüento, pero no encontró nada, pensó en salir a comprarle al menos lo elemental para un botiquín de primeros auxilios.
Se quito la camisa mojada y los pantalones colgándolos en el tendedero qué estaba en el pequeño balcón qué daba hacia atrás.
Regreso adentro y se dispuso a limpiar el baño y al final tomo una ducha rápido bajo la regadera.
Salió únicamente con una toalla enredada a la cadera y otra más pequeña en la cabeza.
Entro a la habitación y noto que Izuku seguía dormido. Sonrió caído pensando en que la resaca qué le daría en la mañana sería enorme. Luego se acercó al closet para buscar algo que pudiera ponerse.
"Todo es muy pequeño, dudo que algo me quede" pensó torciendo los labios, deslizando los ganchos con ropa en tallas chica y mediana. Entonces noto una caja al fondo, extendió el brazo para alcanzarla botando qué estaba un poco pesada.
La abrió con curiosidad, pensando que quizá habría algo allí qué le quedara pero sus ojos se abrieron en sorpresa al notar qué era una arma de fuego lo que se escondía dentro.
La observó con cuidado notando las letras grabadas en el manguillo, la marca era exactamente la que había leído en los reportes policíacos y al quitar el cargador noto que a esta le faltan dos balas el resto estaba ahí.
Frunció un poco el ceño y pensó en algunas de las pistas del caso; Las víctimas que frecuentaban el burdel, el joven asesino que parecía verse de la misma complexión qué Izuku en el video y ahora el arma. Se quedó serio por unos segundos, después suspiro y negó con la cabeza soltando una leve risita.
—Es solo una coincidencia... Ese niño no haría algo así... Aunque... Es extraño que guarde un arma... Quizá es por si algún ladrón entra. En este barrio no me sorprende.—
Murmuró dejando el arma en donde estaba tal como si nada hubiese pasado y seguido encontró un par de cobijas qué uso para cubrirse. Volvió a colocarse la ropa interior y se metió a la cama junto a Izuku. Pegándose a la pared y abrazándolo por la espalda, hundiendo su rostro en el cabello ajeno.
—Voy a protegerte... No te voy a dejar — murmuro cerrando los ojos. Se sentía cansado. Al día siguiente se levantaría temprano para ir a la tienda de conveniencia y tu llevarle a Izuku algo de medicina, comida y quizá almorzarían juntos antes de tener que irse a la fiscalía.
Así lo hizo, cuando la claridad del amanecer apenas asomaba, Katsuki se levantó con cuidado de no despertar a Izuku, su ropa ya estaba seca así que volvió a ponérsela y tomo la llave de repuesto para salir sin hacer ruido.
No tardo más de una hora en regresar con un par de bolsas de plástico. Llevaba fruta, comida y una caja con un medicamento que su madre le había recomendado años atrás para el dolor muscular.
Entro abriendo con algo de dificultar y empujó la puerta con el hombro y cerrarla con el pie dando un empujón.
Dejo las cosas en la mesa y comenzó a preparar el desayuno esperando a que Izuku se levantará.
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La luz que filtraba de las persianas comenzó a llegar a su rostro provocando apretar sus ojos y frunciendo el ceño con un quejido mientras tomaba parte de la sábana a ocultar su rostro, pero una vez despertó unas sensaciones molestas le impidieron volver a tomar el sueño.
El dolor en su tobillo le provocó unos espasmos haciéndose bolita en la cama, su estómago tenía una pequeña acidez insistente y su cabeza estaba palpitando, por lo que con pereza levantó el torso sentándose.
Tanteó sus sientes por el dolor de cabeza insistentes.
"La resaca, es la resaca..."
Quejó en sus adentros tomando las consecuencias de lo de anoche, tenía algunos tramos dispersos y borrosos, recordaba algunas cosas, otras consideró haberlas soñado por no asimilarlas.
Frotó sus ojos con su mano aún adormilado, aunque algo le hizo espabilar, descendió su mirada observando su cama captando un aroma diferente. Una fragancia que asimiló con otra persona, por unos instantes consideró que solo era por la resaca que tenía parte de sus sentidos atenuados en viejos recuerdos.
Recordaba haber sido ayudado por Katsuki que lo recogió en el burdel, el viaje estaba a medias, llegó a vomitar y luego... Tensó moviendo silenciosamente sus iris a la puerta del baño cerrada. Había sido un sueño, ¿no? Un sueño húmedo muy excitante en el que fantaseó un momento tan erótico con el rubio.
Era imposible que se hubiera quedado ahí, tal vez le había dejado algún mensaje o instrucción cuando se fue por lo que revisaría el teléfono. Descubrió sus piernas de la sábana para dirigirse a la orilla de la cama y su quijada desencajó por la sorpresa.
—¡Estás aquí! —Exclamó nervioso. —Katsuki, tú... ¿te quedaste toda la noche?
Cuestionó inquieto, notando que picaba algunas verduras y tenía la pequeña estufa friendo algo en el sartén. El rostro en Izuku acaloró sonrojando avergonzado de la idea.
"Él ser quedó, entonces no fue un sueño. Él realmente en el baño me tocó..."
Lo corroboró por el mero hecho de verle las prendas que recordaba de anoche, sobre todo esa corbata con la que jugó demasiado.
—Ah... lamento haberte causado tantos problemas, anoche bebí muchas cosas porque me pidieron-... —su voz fue bajando de volumen pensativo de lo que diría, tal vez no sería prudente dar detalles al rubio de lo que hacía con sus clientes.
Sus labios dibujaron una mueca intentando cambiar de tema.
—Dormiste conmigo, ¿verdad? Quedó parte de tu aroma en las sábanas, ¿no fue incómodo una cama tan pequeña? —Preguntó en cortesía avergonzado desviando la mirada, en realidad no tenía mucho por ofrecer. —¿Acaso hoy descansas? ¿O entras más tarde al trabajo?
Estaba haciendo muchas preguntas, pero quería asegurar que no estuviera interrumpiendo en su rutina laboral u otro problema por el hecho de estar con él. Procuró levantarse cojeando hasta tomar una botella de agua y beber un poco para hidratar su seca lengua y continuar hablando.
Miró con atención los ingredientes extrañado, muchos de ellos no los tenía en su alacena o en frigorífico, al ver una bolsa de plástico en la mesa entendió que había ido temprano alguna tienda de conveniencia.
—No te hubieras molestado, estás haciendo demasiado... —incitó con voz apagada.
Unos segundos de silencio con el solo sonido del aceite en el sartén se efectuaron. Izuku jugueteó con sus pulgares frente a sí un tanto ansioso de lo que diría, pero debía corroborar.
—Oye, Katsuki... anoche... tú y yo, ¿lo... hicimos? —cuestionó tímido desviando sus iris para pronto retomar con los granates del otro. —Recuerdo que fue muy insistente y me abalancé contigo, estaba ebrio y no es como que quisiera, bueno en realidad sí, pero, ah-... no sé qué estoy diciendo.
Balbuceó con palabras atropelladas, ni siquiera sabía si debía disculparse, aun así, recordaba el frenado estrepitoso que Katsuki le dio en el burdel dejando un límite para "otra ocasión", se preguntaba si era aquella de anoche que injustamente no recordaba del todo.
—Mis memorias están algo borrosas, pero sí recuerdo haber sido un desvergonzado ante tu amabilidad, lo siento mucho —inclinó su cabeza como signo de redención. —Si hice algo mal, dímelo en seguida, tienes todo el derecho de reprocharme por mi descuido.
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Estaba concentrado cortando los vegetales como todo un profesional, haciendo sonar la tabla con el cuchillo en cada corte qué hacía con rapidez y precisión.
El aroma de los platillos qué estaba preparando ya se percibia, miró el reloj de su teléfono, aún tenía una hora y media hora antes de tener que irse así que era tiempo suficiente para terminar de cocinar e irse sin prisas.
Escucho a sus espaldas el ruido de los quejidos de Izuku, ya estaba despertando.
Sonrió y giró su cabeza un poco para verlo
de reojo. Al notar la sorpresa con la que lo saludo, una risa se le escapó de los labios mientras seguía moviendo los sartenes con cuidado.
—Al fin despiertas, por un segundo pensé que ya te habías muerto — Bromeó saludando y afirmando con ello qué se había quedado en casa.
En una cacerola tenía arroz blanco con cebollín el cual ya estaba listo, solo faltaba el acompañamiento, vertió las verduras recién picadas con la carne de cerdo qué condimento momentos antes, vertió algo de salsa de soja y salteo el sartén con seguridad, encendiendo una flama qué se apagó en segundos.
—Lo sé, bebiste mucho, vomitaste en el retrete y seguramente tienes una tremenda resaca en este mismo instante —
Alzó una ceja sonriendo divertido y tomo un par de palillos para dar vuelta a una combinación de salsa de soja con pequeños trozos de picante rojo. A Katsuki le gustaba a sobremanera la comida picante pero no sabía si a Izuku también por lo que preparo esa salsa especialmente para él.
—Hmm... Mis pies quedaron fuera, es pequeña si, pero abrazarte lo recompenso babeaste mi brazo toda la noche—
Confesó con diversión llevando un trozo muy pequeñito de carne a su boca para tantear el sabor. Estaba perfecto. Un balance suave entre salado y el montón de sabores de las verduras juntos creando una explosión de sabor.
—Deja de preocuparte por eso, si no tuviera el tiempo no estaría aquí — desestimó a la pregunta del pecoso qué parecía preocuparle todo. Por el modo en que se disculpaba supuso qué se sentía una molestia y era su trabajo hacerle entender que no lo era.
—¿Hacer demasiado? Nah... — se encogió de hombros apagando la estufa pues ya estaba listo. Tomo un par de platos, los únicos que había en el escurridor y sirvió un poco del arroz y encima una porción del salteado de carne con verduras.
Se giro hacia Izuku con un plato en cada mano y se acercó a la mesa para colocarlos con cuidado escuchando su nueva cuestión y tensándose al instante por un breve momento.
—¿Acaso no lo recuerdas? —
Preguntó con una mueva de contusión, no era posible. El primer momento íntimo entre ambos y el muy tonto ¡¿lo había olvidado? Qué suerte la suya.
A sus disculpas solo sonrío ladino y negó con la cabeza.
Regreso a tomar un par de palillos y vasos en los cuales vertió un poco de jugo de manzana fresco qué había comprado también y que tenía guardada en la pequeña nevera.
—Lo de anoche... — parpadeo un par de veces y suspiro suave. —Fue estupendo... Dijiste que tenía manos mágicas y un cuerpo perfecto —
Se río burlón por la cara roja qué el menor expreso al oír aquello.
—¿Qué si lo hicimos?... Humm... Quizá sí... Quizá no — Se encogió de hombros sonriendo victorioso al puchero del menor que no entendió si lo habían hecho o no. Katsuki tomaría un poquito de venganza por haberle mentido respecto a su edad.
— Yo tampoco lo recuerdo — Aseguro con sarcasmo y gracia curvando sus labios hacia abajo haciéndose el desentendido, le dio el vaso a Izuku con el jugo y luego le miro a los ojos.
—Deja ya de disculparte por todo y mejor come, anda necesitas recuperar fuerzas. — Le acercó el plato humeante
—Si te acabas todo te contaré lo que paso anoche — Le entregó el par de palillos para que comenzará a comer pero antes se inclinó a su altura y se tocó la mejilla un par de veces con su dedo índice dándole a entender que quería un beso.
—¿No hay un beso de buenos días? ¿O al menos un beso para darme las gracias por quedarme, ayudarte, cuidarte y hacerte el maldito desayuno? —
Bromeó con diversion en su voz ofreciendo su mejilla para recibir su recompensa.
—Oh... Casi lo olvido, toma esto — Dio un respingo chasqueando los dedos y sacando la caja con medicamento de sus bolsillos. —Esto ayudará al dolor. Si sientes mucho, toma dos cada seis horas. No más porque podría ser peligroso ¿entendiste? — afilo la mirada con seriedad para después remover los rulos verdes con su mano. Katsuki sonreía al notar como Izuku comía con entusiasmo, podría jurar que incluso estaba disfrutándolo más que él.
—No agradezcas... Haría aún más, pero creo que ya tienes suficiente de mis cuidados eh. — Bromeó sabiendo que tal vez Izuku se sentía algo aturdido por tantas atenciones de golpe.
Sin más comieron en un silencio ameno en medio de miradas y sonrisas.
Cuando terminaron Katsuki se quedó en silencio un momento no sabía que decir o que hacer, hasta cierto punto sólo tenía en mente comer y ayudarlo, de ahí en demás no tenía nada más planeado y ahí salía a relucir que era pésimo en las citas. Por ello también nunca había tenido una pareja formal pues nunca tuvo creatividad para saber que hacer.
Se aclaró la garganta y se levantó para recoger los platos y dejarlos remojando, luego regreso para tomar asiento con Izuku en el sofá al lado de la entrada.
—Sabes... Yo solía vivir en un apartamento igual a este cuando era un niño — tomó a Izuku del hombro para recargarlo en su pecho mientras contaba aquella anécdota.
— Mamá era prostituta hasta que un día se enamoró de uno de sus clientes y decidieron casarse entonces nos llevó a su casa... Su historia me recuerda un poco a nosotros. —
Confesó con una leve sonrisa y suspiro con calma luego se levantó y camino a la nevera en donde saco un par de pays individuales.
—Espero que hayas dejado espacio para el postre — buscó cambiar el tema para no flaquear o terminaría contando el lado más oscuro de su vida y no quería aburrir al pecoso con eso.
Tomo asiento en el sofá y le invito a sentarse sobre sus piernas, una vez que lo tuvo sentado de esa manera le rodeo con un brazo por la cintura y comenzó a abrir las cajitas de los pays.
Al probarlo el rubio solo degusto afilado un poco la mirada y dándoselo al pecoso qué parecía estar más que feliz.
—Es delicioso... Pero no soy muy fanático de las cosas tan dulces —
Confesó y suspiro mirando al menor fijamente mientras devoraba su postre tal cual un niño.
—Sobre lo de anoche nosotros no lo hicimos del todo, solo hice qué te vinieras con mi mano antes de que te desvanecieras, estabas muy provocativo y no lo pude evitar pero solo eso pasó — Hizo una pausa, alzando una ceja y mirando al chico con seriedad.
—Además... Yo no me acuesto con menores de edad —
Soltó como una bomba con una sonrisa.
—Tú me lo confesaste anoche, tienes 17 años y asistes a la secundaria. ¿Por qué no me lo dijiste antes? —
Cuestionó sin sonar molesto y al notar qué el pecoso dejo caer el pay con un rostro más que trémulo, Katsuki le tomo de la mejilla para hacer qué lo viera a los ojos.
—Hey... Tranquilo... No voy a dejarte por eso, si... me sorprendió. Pero no te abandonare, lo estuve pesando toda la noche y yo... No creo poder estar lejos de ti ahora. ¿Puedes aceptarme, aunque soy mucho mayor qué tu? —
Le sincero desviando la vista a otro lado sintiéndose de nuevo como idiota por decir cosas tan cursis que ni siquiera imagino decir en su vida y frunció ligeramente el ceño.
—Quiero estar contigo Izuku —
Admitió mirándole de nuevo y con una suave sonrisa apenas visible pudo notar que una de las comisuras del menor estaba llena de mermelada, así que eso le dio una idea un poco atraviesa para aligerar el momento.
Sin decir nada con una mano tomó el mentón del chico y le desvío el rostro hacia el suyo acercándose de forma lenta.
Pudo chocar su aliento con el ajeno sintiendo la tibieza de su rostro y con suavidad paso su lengua por esa comisura saboreando el sabor a fresa y disimulado deposito un nuevo beso muy cerca de sus labios para finalmente alejarse y mirar de nuevo al rostro de Izuku. Su expresión le hizo reír un poco.
—¿Qué?... Tenías mermelada en la cara.—
Se excuso divertido para desviar su atención a otro lado y suspiro algo avergonzado.
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El chico permaneció de pie sosteniéndose del margen de la mesa con una mano, observó la faceta serena de Katsuki que en seguida cambió con una burda sonrisa citando los halagos que recibió anoche. Izuku tenía algo borrosa esa escena, pero al escuchar las palabras pudo recordarlo, el rostro le acaloró sonrojando con un gesto totalmente avergonzado.
No quería esa clase de detalles tan explícitos, solo quería corroborar su pregunta inicial, sin embargo, Katsuki solo ladeó fingiendo demencia en tampoco recordar, ahora el rubor se extendió hasta sus orejas pensando que sí habían llegado tan lejos.
—¿Sí...? ¿No? Al menos dilo, joo, ¡vamos! —Reclamó entre una vergüenza recibiendo los utensilios en manos.
La indignación pronto espabiló al ver como el rubio acercaba abruptamente inclinando con él y señalando su mejilla. Izuku alzó un poco una de sus cejas confundido, imaginando inicialmente que traía algo de saliva seca y le hacía mención con ese señalamiento para que limpiase, pero al escuchar la solicitud de alguna recompensa o beso de buenos días sobresaltó.
"¿Eh? Eso es algo que hacen las parejas que viven juntos y casadas, ¿no? Se dicen cosas dulces en cuanto despiertan y eso... Esto es muy vergonzoso."
Rodó sus ojos verdes de un lado a otro nervioso evitativo, apuñando los palillos entre sus manos al pecho, cerró su mirada con fuerza e impulsó furtivamente a entregarle un beso en la mejilla sin tener el valor de ver su reacción.
—Buenos días y gracias por cuidar de mí, Katsuki —tartamudeó nervioso.
Sus ojos abrieron despacio al escuchar unas indicaciones de algún medicamento que le restregó agarrar en sus manos también, por lo que asintió la cabeza viendo la presentación de la caja, el falseo de su tobillo se sentía en un entumecimiento que no quería arriesgar aún a pisar por completo.
Tomó asiento en la pequeña mesa con Katsuki al otro lado, observó los alimentos en la mesa y un delicioso aroma en el calor de los alimentos invadió su nariz. La boca le empezó a salivar y tragó hondo, después de todo su estómago estaba tan vacío tras anoche que solo consumió puro alcohol.
La comida tenía una apariencia tan meticulosa y exquisita, Katsuki no había alardeado con sus dotes culinarios, ahora mismo se preguntaba qué era lo que ese día en su departamento había preparado con tanto esmero que Izuku despreció huyendo sin más. Todavía permanecía un remanente remordimiento por lo que ocasionó esa vez, pero notando lo tranquilo que oscilaba Katsuki sin ninguna mención de esa noche tal vez estaba mortificándose al sobre-pensarlo.
Hizo un gesto agradeciendo los alimentos y posteriormente manipuló los palillos para tomar arroz y el salteado en verduras.
—¡¿Qué es esto?! Es delicioso —voceó con un brillo en sus ojos sin importarle estar a mitad de masticar los alimentos, aunque pronto llevó una mano a su boca para buscar discreción —esta explosión de sabor, a pesar de que mi lengua está entumecida tiene la dicha de poder saborearla, eres un gran chef.
Comía con prisa y ansioso queriendo memorizar ese sabor para después, quería adivinar cuales eran los ingredientes y en algún momento él intentar prepararlo. Hacía bastante que no tenía un desayuno decente, últimamente solo era comida para precalentar que ya venían preparadas de la tienda de conveniencia o cosas tan simples como un trozo de pan untado en mermelada por la falta de tiempo.
Tras haber terminado unió sus manos frente a sí agradeciendo una y otra vez por tener la oportunidad de comer algo así, observó a Katsuki tan natural como si no fuera nada nuevo lo que acababa de hacer, pronto se levantó tomando los platos hacia el fregadero. Izuku también se levantó ayudando a limpiar la mesa, posteriormente fue hacia el sofá aprovechando para empezar a tomar ese tratamiento por lo que sacó una tableta de las que entregó Katsuki, se la llevó a la boca con un trago de la botella de agua.
Izuku sonrió tenue al considerar todo lo que había hecho por él, inicialmente no hubiera imaginado que ese cliente tan reservado y gruñón que conoció aquella noche se tratase de un hombre tan amable y cuidadoso. Y ahora que lo pensaba, desde el inicio al estar en esa sala VIP, en realidad nunca quiso propasarse con él, todo el tiempo llegó a ser muy condescendiente solo llegando hacía donde Deku le daba prestigio de avanzar.
Agachó el rostro cerrando dando una ligera fuerza a la botella arrugando un poco el plástico.
"Todo el tiempo Katsuki actuó así, buscando la manera de acercarse conmigo... por eso no estaba seguro de que buscaba, ahora entiendo, nunca fue un cliente como tal."
Cerró sus ojos reflexivo de todo lo que ambos habían abordado, suspiró decidido, ya era hora de aclarar un poco más de sí mismo, iba a decirle quien era en realidad, no obstante sus labios quedaron con el habla a medias alzando su mirada tras percibir a Katsuki dejarse caer en el sofá para jalarlo a su torso confesando algo que le dejó abierto en sorpresa.
Jamás le cruzó por la mente que él tuviera un pasado como ese, desde lo formal que vestía, la clase de trabajo que tenía, su hogar, el auto e incluso todo el dinero que le entregó en el burdel. Izuku no podía evitar estar algo escéptico, pero ante ese tono de voz y que el mismo rubio le hubiese confesado un antecedente como ese, le creería.
Ante el silencio por la pausa y a Katsuki ponerse nuevo de pie mencionando algún postre entendió que no daría más detalles, por lo cual tampoco indagaría. Permaneció circunspecto notando que sacaba de la nevera una pequeña caja que no estaba seguro de que se trataba, el rubio volvió a sentarse a su lado, aunque esta vez hizo un gesto con su mano para que aproximara acompañarle más cerca.
Izuku accedió con naturaleza levantándose un poco para sentarse en los muslos sin apartar la mirada de la caja con curiosidad que incluso pasó desapercibido el brazo que le rodeó la cintura. Una vez que Katsuki abrió la caja no pudo evitar elevar sus cejas con ligero asombro, siempre había visto las vitrinas en las pastelerías de las calles curioso de los bocadillos y postres que mostraban.
No pudo evitar salivar esperando el permisivo momento de probar, notó la iniciativa de Katsuki en tomar uno de ellos a darle una pequeña mordida interpretando como un quejido que era muy dulce para su paladar cediéndolo a los labios de Izuku, el cual tímidamente abrió un poco a tomar desde el sitio de la mordida donde escurría algo del relleno de lo que parecía mermelada, inmediato sujetó con ambas manos el pay degustándolo con un rostro aprobatorio de lo dulce y suave que era.
—¿Esto es un pay? Es muy rico —dijo apretando su rostro, soportando el delicioso sabor que no sabía expresar con un gesto infantil.
Centrado en comer su atención desvió a Katsuki que aclaró lo de anoche por fin, sí, recordaba haber sido masturbado pero luego de eso todo era más difuminado que lo demás, pero al entender que había caído rendido se dio cuenta que simplemente quedó dormido y el otro no quiso hacer más con él.
En parte Izuku estaba aliviado, pero algo le hizo no bajar la guardia aún, ya que la mirada en Katsuki estaba un poco más severa sintiendo como apretaba su cintura con el agarre.
El último trozo del postre quedó a medio camino de su boca llevándolo a girar su rostro completamente al rubio embarrando algo del relleno por rozar sus labios entreabiertos.
—¿E-eh...? —Quedó congelado, toda la voracidad previa se esfumó por la noticia.
"Lo sabe... ¿lo sabe? ¡¿En qué momento?! Se dio cuenta, ¿cómo?"
Empezó a querer adivinar como es que lo supo, tal vez había visto su uniforme escolar en los ganchos del armario, el carnet de estudiante, incluso tenía muchos libros esparcidos en el viejo escritorio contra la ventana y por ahí estaban los exámenes de prueba para la admisión a la escuela superior y folletos de inscripción en el gabinete, los cómics que podía coleccionar, ¿sería algo infantil para asumir?
Su mente estaba en un miasma queriendo entender la causa, incluso el tono molesto en que interpretó que lo sabía con cierta indignación, en seguida Katsuki le aclaró que él mismo anoche se lo dijo estando ebrio.
Bajó el resto del pay y se encogió de hombros culpable, llevando su mano libre a estrellarla en su rostro avergonzado de reconocer que fue un mentiroso.
—Lo siento mucho, juro que te lo iba a confesar —recitó sin la valía de observarle. —Necesitaba un trabajo con buenas remuneraciones y esto fue lo que tomé a mi alcance, Mirko y las demás me dijeron que lo mejor era decir que ya era mayor de edad, así no causaría problemas con el Green Rabbit o conmigo mismo. Honestamente no esperaba llegar tan lejos contigo en el momento en que te dije que tenía 19 años, incluso el modo en que preguntaste me alarmó, parecías un oficial buscando cualquier pretexto para reclamar.
Afligido descubrió un poco su visión para mirar de reojo en indagar la reacción de Katsuki.
—Hace medio año mamá murió, no tengo a nadie más, pero sí una gran deuda familiar que dejó mi padre. He tenido que valerme por mí mismo entre gastos de renta, escuela y ese pago que llevo arrastrando desde que tengo memoria —confesó decaído. —En parte a esto me refería con que no era indicado para ti...
Su momento atenuante culminó con sorpresa al percibir ser sujetado de la mejilla apartando su mano de encima para visualizar completamente al rubio. Apretó sus labios con un gesto ansioso.
—¡Yo también quiero estar contigo! No hay nada de malo en ti, yo soy el que... —silenció pensativo imaginando que Katsuki le reclamaría por volver a despreciarse. Llevó a sostenerse del hombro del ajeno —, tan solo espérame, falta muy poco para mi mayoría de edad, es eso ¿no? Muy bien, entonces... ¡entonces podrás acostarte conmigo sin problemas cuando quieras! ¡¿Verdad?!
Voceó con una ansiosa sonrisa, en seguida quedó petrificado dándose cuenta de lo que dijo, su cara inmediatamente sonrojó descendiendo su entusiasmo.
"¡¿Qué rayos acabo de decir?! ¡Se escuchó tan urgido! Pero es algo que como Deku diría tan fácilmente en el burdel, ahora me preocupa lo que piense de mí... Soy un desvergonzado."
Su cruce en pensamientos no le hizo percibir cómo era guiado desde su mentón hacia Katsuki nuevamente, esta vez recibiendo una lamida en sus labios.
Si lo anterior no había sido suficiente eso le hizo entrar en shock echando humo de la cabeza. El pay resbaló de su mano dejándolo caer al suelo, sus labios temblaron en busca de formular palabras mirando tímidamente los ojos burlescos de Katsuki excusando que tenía mermelada.
Totalmente cohibido y derrotado, Izuku se llevó ambas manos al rostro que estaba sobre calentado en vergüenza, inclinando para apoyarse en el torso de Katsuki.
—¡Pudiste decirme en vez de hacer eso! —Reclamó en el eco de sus manos.
La noche en que le mostró su rostro revelando que simplemente se trataba de un chico que actuaba torpe cuando estaba nervioso, era algo que se podía comprobar en ese momento. Si tuviera un hoyo para ocultarse iría inmediato hasta tener la cabeza fría, pero por ahora solo contaba con el resguardo del torso en Katsuki.
También podría tratarse del karma, ya que Izuku le estuvo ocultando bastante tiempo su edad, recalcando que anoche tampoco le concedió un momento para espabilar a Katsuki al seducirlo constantemente en la bañera hasta influenciarlo a que le tocara.
—Vas a esperarme, ¿verdad? —Insistió aún oculto encogido en su regazo.
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Verle sonrojar y reaccionar de forma apenada ante su "limpieza" le pareció divertido había válido por completo la pena y claro que lo repetiría de nuevo cuando hubiese otra oportunidad.
Suspiró relamiéndose los labios al tantear aun el suave sabor dulce y rio al oírle decir que le hubiese dicho sobre la mancha de mermelada en vez de limpiarlo con su boca.
—¿Y perderme toda la diversión? —
Respondió sonriendo ladino, pues a decir verdad pesaba que el más atrevido de ambos era Izuku y de hecho la seguridad con la que le coqueteo desde el primer momento que le vio fue una de las principales cosas que llamaron su atención sin embargo sabía que toda esa faceta era parte de su trabajo y que el verdadero Izuku era un chico muy nervioso, tímido, adorable e incluso torpe. Poco a poco comenzaba a descubrirlo, el Izuku real, el que se escondía detrás de los trajes de piel y la faceta de chico sexy. El "Deku" lleno de emociones y sentimientos como una montaña rusa y sólo podía decir que conforme más lo conocía más le gustaba.
Ahora tenía las cosas mucho más claras, Izuku era un chico de apenas 17 años, sin familia, con una deuda heredada y que se esforzaba por terminar la secundaria además de ganarse la vida con un empleo nocturno en el cual le obligaban a mentir sobre su edad. Tal como había imaginado.
Katsuki pensó que esa no era la vida que un chico de su edad debía tener, debía vivir tranquilo, disfrutar y salir sin la preocupación de como pagar la renta o que comería esa noche. Pensar en eso le hizo sentir un vuelco en el pecho, aunque no lo demostraba.
Había corroborado también qué Izuku sentía lo mismo que él, ambos querían estar juntos y soltó un par de carcajadas cuando le escuchó mencionar qué podría acostarse con él una vez que fuera mayor de edad.
—Qué idiota eres Izuku, no estoy contigo para follarte si no por que de verdad te quie-... — Hizo una pausa sintiéndose tonto al expresar tan de golpe esos sentimientos.
Aclaró la garganta y sonrió con una vena saliendo de su frente.
—Bueno... Porque me gustas — asintió convencido de no sonar tan cursi y tras dar un par de suaves caricias, dibujando círculos con su dedo en la espalda de Izuku, asintió a su pregunta y lo abrazo con fuerza hundiendo su rostro en la curvatura del cuello pecoso qué aún tenía más marcas del idiota del burdel pero eran menos. Dejo un suave beso sobre estas.
—Puedes estar seguro de eso, ya te lo dije... No voy a dejarte tal vez tu termines hartándote de mi primero eh—
Prometió cerrando sus ojos y olfateando la piel del menor con suavidad.
—Oficialmente eres mío y si te veo con otro te mataré — bromeó en falso reproche luego abrió sus ojos y miro a Izuku con diversión.
—A excepción de los clientes del jodido burdel, quiero decir, si te enamoras de alguien más, porque eso es lo que sientes ¿no? — Bajó la voz a un murmuro grave y rasposo al oído — ¿Estas enamorado de mi tanto como yo lo estoy de ti? ¿Hmm? —
Pregunto curioso fijando su afilada mirada granate en los grandes ojos esmeraldas qué le veían con timidez.
—Debería estar enojado contigo — Llevó su mano al rostro ajeno para acariciarlo entre sus dedos. —Te atreviste a romper la barrera qué nadie había podido, pensé que era inquebrantable y que no dejaría entrar a nadie y llegas tu con tu estúpida cara linda a derribar esa barrera como una maldita bomba — Le regaño moviendo su dedo índice en señal negativa.
—Eso no se hace, si qué eres un niño malo — Bromeó por último para darle un beso en la frente y dejarlo terminar su postre.
Verlo comer le gustaba y comenzó a pensar en los lugares a los que podría llevarlo a cenar en un futuro había decenas de buenos lugares entre ellos un restaurante italiano qué estaba cerca de la fiscalía al cual a veces acudía en compañía de Kirishima y Denki.
— Quizá después podrías mudarte conmigo, hay dos habitaciones y me sentiría feliz se tenerte en casa —
Le dijo con serenidad y una expresión tranquila, si bien ya había intentado convencer al menor de que dejara el burdel al final optó por respetar su decisión de seguir allí así que ya no esperaba algún cambio de ideales hasta ese momento, le había tomado por sorpresa, pero internamente quería que el chico tuviese iniciativa y se diera cuenta que podía salir adelante sin necesidad de vender su cuerpo.
—Te odio — le dijo en tono dulce con una sonrisa atraviesa, mirándolo a los ojos y una extraña calma lo invadió. Le dejó acurrucarse en su hombro y frotó su espalda con suavidad de nuevo.
— Siempre que estoy contigo siento como si todo lo demás dejara de existir. —
Le dijo con franqueza y giro su cabeza para verlo de nuevo pensando en que ya solo faltaban dos semanas para la maldita boda y que si fuera por él preferiría mil veces morir, pero no tenía otra opción por un segundo pensó en invitar a Izuku al evento, pero tras recordar que Camie lo aborrecía, supuso que sería algo completamente imposible y estúpido.
— ¿Sabes que sería gracioso? —
Comentó mirándole con una ceja en alto
—Que en la boda cuando el juez diga: "si alguien se opone que hable ahora o que calle para siempre". Aparezcas tu gritando qué te opones y salgamos corriendo de ahí. —
Le dijo entusiasmado para luego suspirar y recargar su mentón en la cabeza del menor.
—Me encantaría ver la cara que pondría Camie. Seria toda una locura —
Fantaseo sobre ello y de pronto noto como su teléfono sonó y al ver la pantalla suspiró cansado.
—Hablando de la reina de roma... Disculpa un momento. Veré que quiere. —
Se levantó con cuidado y salió de la casa para tomar la llamada en el pasillo se recargo en la barandilla y contestó con voz molesta.
Primero pensó que sólo querría molestarle, pero fue algo que no pensaba oír y que le dejó estático por completo en su lugar.
—¿Cuándo...? —
— Ayer en la madrugada. Ya mandé a hacer tu maldito análisis de paternidad y entregan los resultados en dos días. —
—¿Estás segura? Alardeabas mucho sobre qué nuestros padres gastaron mucho en todos los preparativos. —
— No quiero ser la esposa de un maricon, de igual forma ya corrí la voz. Tus padres van en camino para hablar contigo. Espero que te hagan pedazos. —
La voz de Camie sonaba llena de burla y prepotencia. La llamada fue colgada por la fémina antes de que Katsuki pudiese decir algo, se quedó en silencio. Ahora de verdad ave necesitaba un cigarrillo.
Hacía casi un año desde la última vez que sus padres habían ido a visitarle y no había sido algo agradable. Supuso que ahora gracias a Camie otro problema más se le venía en puerta pese a que no tenía por qué dar explicaciones a nadie de nada. Ya era un adulto y podía tomar las decisiones que él quisiera y si bien el rumor se trataba de que era homosexual entonces no lo ocultara más porque era la verdad. Estaba enamorado de un hombre y no tenía nada de malo a su forma de ver las cosas.
Suspiro y regreso adentro para volver a tomar asiento junto a Izuku.
—Disculpa la demora... Quizá ya no será necesario que irrumpas mi boda Camie me acaba de informar que se canceló —
Era como quitarse un peso de encima y sonrió un tanto aliviado por ese lado, pero por otra parte...
—También me informo que el bebé nació anoche. La prueba de paternidad llega en dos días. Ah... Si... Y quiero llevarte conmigo mañana a casa. Quiero que conozcas a mis padres. —
Le dijo sonriendo de lado tomando sus manos con suavidad sin perder su vista de la del menor, y suspiro un poco desviando la vista. Teniendo qué me dijera que no, despues de todo aún tenían poco de conocerse y llevarlo a su casa para conocer a sus padres era algo demasiado importante. Pero para Katsuki ese niño era lo más importante de su vida ahora. Más que otra cosa.
"¿Qué estoy diciendo?"
Comenzó a abofetearse a sí mismo quizá estaba yendo demasiado rápido pues apenas y se habían declarado.
Soltó la mano del pecoso y le sonrió de forma sutil.
—Sabes... Olvídalo, por ahora creo que es mejor que solo sigamos conociéndonos, te llevare a conocer a mis pares, cuando sea el momento correcto. —
Reflexionó dándole una última caricia en la mejilla, luego suspiró profundo y un poco desganado. Tomó la basura y la coloco en la misma bolsa plástica en la que venían los postres y dejó la bolsa en el cesto de basura cercano, regreso con el menor de nuevo y se inclinó tomando ambas mejillas de este con sus manos.
—La pasé increíble pero ahora debo irme. Recuerda tomar las medicinas cada seis horas —
Le recordó acariciando su cabello. Se sentía hasta cierto punto preocupado por los resultados de la prueba de paternidad, por sus sentimientos por el menor, sobre la visita de sus padres y por último el caso del homicidio el cual aún no podían resolver. Todo ese peso estaba sobre sus hombros. Esperaba no tener algún colapso en algún momento, por lo menos una de sus cargas más grandes ya se había ido... La boda.
Miró al Izuku de nuevo y le sonrió de lado sin mostrar los dientes para finalmente hacer una reverencia y acercarse a la puerta para ponerse los zapatos.
—vendré a verte mañana... Si necesitas algo llámame o ve a mi casa ya sabes la dirección. Ahí estoy para ti ¿de acuerdo? —
Le dijo dejándole un beso en la mejilla y darse la media vuelta para salir tras un suave abrazo de despedía, siguió su camino hasta llegar al estacionamiento y estar al lado de su auto.
Antes de subir alzó la vista para ver al piso de Izuku y ondeo su mano en despedida al notar que el menor había salido al pasillo para seguir despidiéndose. Al verlo entrar a su departamento de nuevo fue que finalmente decidió también meterse al auto y encenderlo para tomar rumbo a la fiscalía.
—Llegas 30 minutos tarde Bakugo —
Le llamo la atención Denki al verlo entrar casi corriendo colgando su saco en el perchero de su oficina privada.
Kirishima Y Denki ya estaban ahí supervisando, tenían rostros cansados y ojeras bajo los ojos, Katsuki negó con la cabeza riendo internamente, seguramente se habían desvelado en el Green Rabbit la noche anterior.
— Hermano... El jefe quiere verte, después ven conmigo... Tengo algo que mostrarte —
Le dijo Kirishima y Katsuki asintió y se dirigió a su oficina encontrándose con el jefe Aizawa parado frente al escritorio con un par de carpetas abiertas.
—¿Hay nuevas noticias del caso? —
Preguntó Katsuki y el jefe le miró con calma señalando las carpetas.
— No hemos encontrado muchas pistas, más que la víctima frecuentaba el burdel Green Rabbit y el video de la cámara de seguridad de la cuadra, hay una testigo que mencionó haber visto a un joven con la misma ropa del asesino caminar rumbo a la zona cerca de Fukuoka —
Katsuki afilo la mirada, era la zona donde Izuku vivía, echó un vistazo a las carpetas. En una parte del archivo el rubio alzó una ceja y señaló.
—Aquí... Menciona que el médico forense comprobó que la trayectoria de la bala tenía una profundidad de 25 cm y un patrón curvo, al aparecer la única marca de armas con balas expansivas es la Matsumoto, podríamos investigar en la tienda de armas de la zona a quienes han vendido en el último mes.—
— Es una buena idea, pero hay cientos de personas que compran esas armas, tardaríamos meses en encontrar a todos los compradores e investigarlos individualmente, recuerda que la víctima pertenecía a la mafia ellos las consiguen como caramelos—
—¿Qué hay del auto de la víctima? ¿Ya lo analizaron para detectar alguna huella? —
— Aun no, necesitamos tu aprobación para eso y se tardaría aproximadamente una semana en darnos los resultados —
Dijo Aizawa dándole una hoja con la solicitud.
—Bien... Háganlo ya...—
Confirmo Katsuki y el hombre asintió para luego retirarse a dar la orden al departamento correspondiente. Encontrar una huella era la última esperanza que podrían tener, de lo contrario sería mucho más difícil poder encontrar más pistas.
Quién fuera el asesino definitivamente era listo y muy precavido.
Horas más tarde en su hora de comida se dirigió con Kirishima quién estaba en el cuarto de audiovisuales y al ver llegar al rubio sonrió y le pidió que se sentará a su lado.
— ¿Y bien que querías mostrarme? —
Le dijo al pelirrojo quien dio un mordisco a su sandwich y busco algo en su teléfono para después dárselo, Katsuki lo tomo con extrañeza. En la pantalla había un video en pausa.
— Reprodúcelo... Denki lo grabó anoche por que pensamos que te gustaría, pero... Bueno... Tan solo míralo —
Le dijo y Katsuki pulso el botón, ahí se reprodujo la imagen de la noche anterior en el Green Rabbit. Quien estaba en el escenario era Deku y pudo ver claramente como caía al piso desde arriba del tubo.
Se quedó en silencio unos minutos y se sintió aliviado de saber que el pie herido era por caerse del tubo y no había sido mentira pues creía que el menor estaba encubriendo a alguien que lo golpeaba.
—¿Por qué me muestras esto? — cuestionó confundido. Kirishima sonrió amplio y rio con travesura.
— Bakugo... Cuando nos íbamos de ese lugar pudimos ver tu auto arrancando en el estacionamiento y tu acompañante era... Ese chico —
Señaló a la pantalla de su celular.
Katsuki se quedó mudo un momento.
"Mierda me vieron, no debo dar muchos detalles"
—¿Ah sí?... ¿Y eso que importa? — cuestionó encogiéndose de hombros y regresándole el móvil.
— ¿Estas saliendo con él? —
—Eso a ti que te importa pelos de mierda—
Kirishima chasqueo los dedos y pico el costado de Katsuki con el codo.
—¡Aja! Entonces si sales con él — canturreo y Katsuki solo desvió el rostro sintiendo bajar una gota de sudor por su cuello.
—Hermano no tengo nada en contra de tus preferencias, pero con tu boda en puerta y saliendo con él tendrás muchos problemas. Si la loca de Camie se da cuenta o alguien de aquí lo descubre podrías perder tu empleo — Le dijo preocupado. Katsuki sonrió recordando qué la boda ya no era problema.
—Ese chico parece menor de edad, no lo es... ¿Verdad? Si lo fuera Camie hasta te podría mandar a juicio. Debes tener mucho cuidado... No diremos nada, pero promete ser más cuidadoso —
El rubio borró la sonrisa y apretó los labios, hasta cierto punto tenía razón y aunque no quisiera aceptarlo del todo sabía que estaba metiendo las manos al fuego y debía tener cuidado.
Regreso a su oficina y el día paso entre papeleos y documentos, estuvo tan ocupado qué no había tenido tiempo de enviar un mensaje al pecoso, así que cuando estaba acomodando todo para irse envío un mensaje de texto.
"Hey... Te extraño niño bonito, ten cuidado en el trabajo, avísame cuando estés de regreso en casa yo estoy por salir y no fuerces tu pie"
Un poco cansado salió de la oficina y se dirigió a casa.
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Se dejó abrazar plenamente, sintiendo el roce cosquilleante del cabello rubio contra su cuello que el cálido aliento en el otro disparaba entre sus palabras. Cerró sus ojos con dicha al reconfortarse por escucharle anunciar que no lo dejaría, deseaba con fuerzas que fuese una realidad eterna.
El calor de su abrazo prosiguió con también complementando, extendió los brazos a rodearlo y cerrando sus manos suavemente en la camisa a la espalda.
—Veamos quien se harta primero de uno entonces —bromeó riendo entre dientes por lo asumido, aunque en seguida reaccionó por el anuncio. —¿Tuyo?
"¿Oficialmente estamos saliendo? ¿A pesar de que está comprometido?" Dudó en sus interiores, nunca había estado en una relación formal, pero aseguraba que no debería haber terceros interrumpiendo, así que no supo del todo responder.
—¡Lo estoy! —Respondió abruptamente a la pregunta—, estoy muy enamorado de ti, por eso quiero corresponder de forma perfecta, pero al no saber precisamente como... me pones nervioso —susurró eso último con sus labios temblando en una mueca, pronto ocultó en el pecho buscando palabras pertinentes. —Me alegra haberte conocido.
Su rostro salió de su escondite al ser tomado de las mejillas siendo acariciado, observó el afilado semblante con un extraño reclamo indignante, por alguna razón se sentía victorioso de saber que había sido el único que lograba establecer algo así en Katsuki, por lo que a forma de reflejo sus labios enarcaron en una tierna sonrisa mostrando sus dientes.
—Si es así, me sorprende que alguien que trabaja con tal rectitud le guste el niño malo —bromeó dejando que le besara la frente, en seguida correspondió a besar su mejilla y retomó la postura anterior tomando otro pay de la cajita fría al lado de Katsuki.
Continuó comiendo sentado en los muslos mientras escuchaba atento lo dicho por el rubio.
"¿Mudarme con él? ¿Estaría bien eso? Dice que no es molestia el cuidarme pero no quiero entrar abruptamente a su privacidad..."
Y como si el rubio hubiera leído sus pensamientos le dijo con un tono estoico que lo odiaba. Izuku tragó abruptamente el trozo de pay en su boca sorprendido, sintió unas palmadas a su espalda impulsando a que acurrucara en el hombro.
"Como es tan franco a veces pienso que habla completamente en serio."
—Que susto me diste, no vuelvas hacer eso —recriminó indignado.
El tono bromista en Katsuki tomó riendas escuchando algo que le provocó una gracia de imaginar el momento, por otro lado, Izuku no estaba del todo feliz imaginando la situación. Su faceta estaba neutra y pensativa considerando esa ceremonia.
—Realmente... ¿es necesario que te cases? —susurró apenas perceptible, un desagradable sentimiento comenzó a darle un vuelco en el pecho, algo que asemejaba a la negatividad de los celos.
Lo sabía, conocía perfectamente por Katsuki que se lo reiteró en más de una ocasión que no sentía nada por ella, sin embargo, nunca estaba el cero absoluto en que llegase un momento en que brotara algún sentimiento afectuoso hacia su prometida, incluso tenía un supuesto hijo de por medio.
—Si con solo ir a oponerse podría permitirme tenerte, lo haría sin dudarlo, pero sé que no es suficiente... —declaró en un tono decaído.
Katsuki recibió alguna llamada y por lo mencionado era Camie, los labios de Izuku curvaron con disgusto, pero no quejó, únicamente movilizó para dar espacio al rubio en contestar.
Al ver como salió del cuarto, el chico estrelló su rostro a su palma removiendo el fleco de su frente. Pareciera que todo el mágico momento en donde ellos dos estaban era arrebatado tan fácil con cualquier mención de la realidad.
Suspiró con desagrado queriendo erradicar esos feos sentimientos de envidia que lo invadieron contra Camie, se echó el último bocado de pay y lo masticó con rudeza esperando que el dulzor lo aliviara, aunque fuera un mínimo.
Desenvolvió las cosas de botiquín que Katsuki había comprado esa mañana comenzando ajustar un vendaje en el tobillo todavía sentado en el sofá.
"Quisiera dejar de ilusionarme tanto, pero cuando estoy con él me niego completamente a mi realidad. Qué absurdo soy."
Al terminar el vendaje adecuado en su tobillo levantó el trozo de pay previo que tiró limpiando el entorno, poco después percibió a Katsuki entrar con una faceta que no sabría descifrar del todo.
Izuku quedó estático a lo anunciado, parpadeó un par de veces carburando, pareciera que el destino le hubiese escuchado sus quejas ayudándolo a tener un camino menos espinoso.
—¿Ya no vas a casarte con ella? —Su rostro dibujó una diluida sonrisa que pronto desapareció. —Tu hijo... o más bien, tu supuesto hijo, ¿ya? ¡¿Nació?! ¿Y está bien? —Estaba seguro que la barriga que le vio a la chica no era para una mujer con 9 meses de embarazo, llegó a pensar que el alumbramiento previo pudo haber sido por la situación de estrés que vivió Camie cuando lo vio esa noche con Katsuki.
Del alivio pasó a la preocupación y después de la conmoción.
"¿Sus padres...? ¿Qué pensarían de un chico como yo? Aunque me contó su historia... ¿yo qué puedo hacer en lo que son hoy en día?" Izuku tragó saliva nervioso, pretendió asentir buscando un comentario pertinente para todas las noticias, sin embargo, Katsuki intervino cancelando ese último plan, lo cual lo alivió mucho.
—Creo que sería lo más pertinente, concuerdo contigo en conocernos mejor... —arrugó el entrecejo con un tono distante y afable. —Me tomaré mis medicinas, te agradezco infinitamente todo lo que has hecho por mi —mencionó cambiado su gesto con una espesa sonrisa inclinando a frotarse con las palmas que le sostenían. —Te veré después.
Le despidió con un beso a la mejilla, una vez que Katsuki retiró de su hogar emprendió a poner algo de orden, lo cual no era tan complicado, casi todo había quedado organizado, solo era cuestión de lavar el resto de trastes y tender la cama.
Izuku avanzó en pasos lentos para no lesionarse extendiendo la sabana arrugada en el aire, aunque después tomó asiento en el borde del colchón con una faceta disyuntiva, cerró sus ojos haciendo bola la sábana en sus brazos y pegándola a su rostro.
"Si llegara a mudarme con él, todo el lugar tendría su aroma..."
El rostro le sonrojó abrazando con fuerza las sábanas impregnando del poco aroma que aún quedaba de Katsuki en ella, de solo imaginar haber dormido en sus brazos toda la noche le provocaba un escalofrío agradable. En ese momento estaba celoso de su yo ebrio a causa de no poder memorizar a detalles lo que había ocurrido anoche.
—Si el destino no considera caprichoso mi deseo... quisiera volver a dormir contigo, aunque sea una vez más —susurró avergonzado inhalando las sábanas.
Al tratarse de un fin de semana, tendría parte de la mañana disponible para hacer quehaceres y trabajos domésticos pendientes, avanzar un poco sus proyectos escolares y otras cosas más. Parte del día se invirtió en ello, ya en la tarde en medio de su hora de estudio libre el teléfono le notificó un mensaje al chat grupal que compartía con trabajadoras del burdel, le estaban anunciando que habría una reunión importante antes del inicio del horario de apertura por lo que tenía que ir más temprano.
Eso le pareció inusual, generalmente las cosas las decía en ese momento por mensaje o en cualquier horario laboral en los camerinos la administradora, no era alguien que se rigiera mucho por el orden o cronología al desempeñar su labor.
Izuku dejó sus libros, se puso de pie del escritorio y empezó alistarse para acudir al Green Rabbit más puntual el día de hoy.
Antes de salir de su departamento recibió una notificación más, por lo que sacó el teléfono de su bolsillo esperando que tal vez hayan cambiado el horario u otra novedad que parecía inquietar a muchas trabajadoras. Sus cejas levantaron con sorpresa de ver que no era nada de eso y restregó una amplia sonrisa comenzando a responder:
"La medicina que me diste ha sido muy efectiva, todo va bien con ello, ¡muchas gracias! En este momento voy al Green Rabbit ya que por alguna razón nos hicieron ir más temprano hoy. Te aviso cualquier situación. ¿Vas saliendo del trabajo? Descansa mucho por mí"
Respondió con unos caracteres haciendo gesto de un conejo levantando una manita en saludo.
Tras algunos minutos de viaje con el sol aun oponiéndose llegó a la entrada posterior del burdel con acceso de los trabajadores, llevaba colgando su mochila de un hombro con el arma que Katsuki le había dado anoche.
Al ser tan temprano el servicio aún no estaba disponible y de hecho había trabajadores todavía organizando las barras, reponiendo el alcohol en los bares y poniendo bolsas vacías en los cestos.
—Esperaba que tuvieras una resaca de los demonios todavía, pero vienes bastante fresco —aludió una voz asomando al lado de Deku, era el mismo empleado que le ayudó a salir anoche.
—Tuve un buen manejo en la mañana, por eso no estoy mal —mencionó con una respuesta dócil. —También me ayudaste, ¿no? Eso sí recuerdo, gracias por eso Shindou-kun.
—Ni lo menciones, me alegra que estés mejor —culminó picando nuevamente una de las mejillas pecosas en Izuku con su falange.
Restregó una sonrisa dando una reverencia y retomó hacia el área administrativa donde iban los otros trabajadores acompañados del azabache.
—Hey, hey escuché el rumor —mencionó una chica acercándose picando una y otra vez la espalda de Izuku llamando su atención. —Anoche te emborrachaste, ¿así es como apaciguas el dolor de un tobillo falseado? Anoche fue mi día de descanso y no pude ver eso.
Una mujer de cabello castaño y mejillas rosadas apareció con un entusiasmo energético.
—Menos mal no lo viste, un accidente como ese pudo haber sido fatal, menos mal no pasó a mayores —anexó otra chica acercándose y evaluando con la mirada la marcha en Izuku, ella sí había visto lo sucedido. —No puedes apoyar del todo por lo que veo.
Se trataba de una mujer más alta, de largo cabello oscuro en una coleta, con una silueta curvilínea de afilados ojos dulces que la hacían una de las bailarinas más demandadas.
—Evitaré pasar por algo como eso de nuevo... —susurró Deku desviando la mirada incómodo.
—¿Y si nos regañan en general advirtiendo que no suceda otra vez? —Dijo la castaña con sarcasmo mirando de manera culpable a Deku, el cual encogió de hombros nervioso.
—¡N-no tendría por qué hacerlo! Si va regañar a alguien que sea solo a mí —balbuceó estresado de la idea, Mirko podría ser muy indulgente pero cuando se enojaba era una completa tiranía hostil.
Los cuatro adentraron a la habitación donde estaba el escritorio para nada pudiente de la jefa rodeado del resto de bailarinas. Mirko estaba sentada en su silla con las piernas cruzadas arriba de la mesa mirando despreocupadamente a los demás contando en silencio si ya estaban todos, al percibir como llegaban los últimos levantó su mano señalando a Izuku.
—¿Cómo estás hoy, conejito problema? —Cuestionó observando fijamente a Deku, el cual se señaló a sí mismo extrañado. —Anoche te falseaste el tobillo en medio de tu danza y te fuiste ebrio con ese... ¿Kacchan? —Mencionó dudosa queriendo recordar, al ver como Shindou al lado de Deku mostraba sus dientes con una gran sonrisa afirmado que lo dijo bien continuó. —¿Vas a trabajar hoy debidamente?
—¡S-sí! Perdone los problemas que ocasioné a todos —balbuceó avergonzado inclinando su cuerpo como reverencia, posteriormente ocultó su rostro entre sus manos.
"Entonces si estuve balbuceando Kacchan abiertamente, no puede ser..."
Sonrojó su rostro al darse cuenta que no fue algo que imaginó. El resto empezó a reír por la situación a excepción de Mirko que pateó con su talón el escritorio.
—¡Conejitos cohibidos aquí no! Levanta el rostro y dime que puedes hacerlo —reclamó severa afilando la mirada.
—¡Puedo hacerlo! —Respondió de inmediato Izuku bajando sus manos y restregando su rostro todavía nervioso pero firme.
La morena cruzó sus brazos y suspiró de forma ruidosa.
—Como sea, al menos da buen aspecto de que te entrené adecuadamente con el siguiente dueño —masculló rodando sus ojos, el resto quedó confuso de lo dicho. —Les hice venir más temprano para anunciarles algo en general a bailarinas, el staff, gerentes. El Green Rabbit tendrá otro administrador próximamente, mis regalías quedarán a cargo del nuevo jefe, ya no me verán por aquí mis conejitos.
—¿Ese nuevo dueño cuando...? —Preguntó Midnight.
—En un par de días, o quien sabe... tal vez se infiltre a evaluarlos por incógnito —bromeó arqueando una sonrisa de verlos tensar. —Así que no me hagan quedar en vergüenza y demuestren porque este burdel es tan aclamado por su calidad.
El silencio fue incómodo en el lugar, el cambio de administrador fue repentino, Mirko tenía mucho tiempo en ese puesto que tal vez sería complicado ajustarse con un desconocido nuevo jefe, tendrían que tomarle el gusto y esperaban que fuera tan accesible y con buen sentido del humor con lo fue la dueña.
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