Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Departamento

Como esperaba, Izuku negó de inmediato la propuesta de llevárselo a casa, no dijo nada, respetaría su decisión, estaba a punto de decirle que si no quería no había problema, pero el chico le ganó la palabra, le miró con sorpresa ¿Realmente había aceptado?

Asintió cerrando los ojos al sentir los dedos traviesos acariciar su cabello y se dejó hacer recibiendo el tierno beso en su párpado.

—No tardes — Pidió al verlo salir para después quedarse a solas en aquella habitación. Fue entonces que borró su sonrisa y semblante tranquilo, resoplo vaciando casi todo el aire en sus pulmones y dejó caer todo el peso de su cuerpo sobre el respaldo del sofá con brusquedad llevándose las manos a la cara para deslizarlas hacia abajo gruñendo.

—¡Agh! ¡¿Pero que mierda estoy haciendo?! No creí que fuera a acceder—

Apretó los ojos, negando y sintiéndose como un idiota. Si bien si quería sacarlo de ahí y que pasará su noche a salvo de los depredadores del burdel, no estaba preparado para pensar que hacer después de que ambos estuviesen fuera de allí.

— Piensa... ¿A dónde podríamos ir? —Se regañaba a si mismo con desespero, había algo para lo que Katsuki no era bueno, las citas, era pésimo ideando una, no entendía por qué era un genio en su trabajo pero le costaba mucho poder pensar en algo que involucrará los sentimientos de alguien más. No tenía idea de que cosas le gustaban a Izuku, su comida favorita o sus pasatiempos.

Tomó su teléfono y observó la hora, ya pasaba de la media noche.

—Mierda es tarde, todos los buenos restaurantes están cerrados. — Una vena se le dibujo en su frente a señal del enojo.

— Quizá un bar...— se llevó la mano al mentón analizando algunas posibilidades

— No, ¿que tendría de interesante salir de un bar para ir a otro?, piensa idiota debe haber algo mejor — Las opciones se le acababan, hasta que pensó en la idea de ir a casa y prepararle la cena él mismo. Chasqueo los dedos en victoria.

—Eso es, pero...si lo llevó al departamento ¿No pensara qué es muy atrevido?, quizá lo malinterprete. — dudo un segundo, pero no había otra mejor opción dadas las circunstancias. Suspiró resignado, ¿Qué clase de primera cita era esa? Llevarlo a casa a cenar, pensó que sería aburrido, pero esperaba dar lo mejor de sí, después de todo sus habilidades en el arte culinario no eran malas. Sabia defenderse en ese ámbito gracias a sus padres qué le hablan obligado a tomar cursos de cocina cuando era joven.

Estaba decidido, así que se sirvió un vaso más de whisky en lo que Izuku volvía, logró terminar medio vaso antes de verlo abrir la puerta pidiéndole salir con un ápice de travesura. Tomó su saco, guardó su teléfono y volvió a ponerse la máscara, tomó su mano sonriendo cómplice hasta que salieron por el área principal, Izuku se había disfrazado de forma qué nadie le reconoció. Era la primera vez que lo veía sin la lencería y le parecía igual de lindo con la ropa holgada qué llevaba.

Salieron sin ningún problema del lugar, observó la infantil y divertida actitud de Izuku qué celebraba su triunfo y al oírle decir que la tarifa por el subiría, sonrió ladino.

—Lo vale completamente pagaría hasta el triple de ser necesario— se encogió de hombros sin dejar de notar la alegre actitud ajena tan contraria a la suya.

—Vamos entonces — le dijo para tomarlo de la mano y caminar hacia el estacionamiento. Sacó las llaves de su auto para quitar la alarma y los seguros, el fuerte pitido junto a las luces parpadeando de su Civic negro los alertó de su posición, recordó que su placa, arma y los documentos del caso ya estaban bien resguardados en la guantera bajo llave. Abrió la puerta del copiloto para que Izuku entrara cerrándola tras ello y camino al otro extremo para tomar su asiento tras el volante.

—Ponte el cinturón, no queremos que algún policía vial nos multe ¿verdad? — Bromeó encendiendo el auto y ponerse en marcha con calma, paseando en las solitarias calles qué Japón regalaba después de la media noche. Comenzó a caer una ligera llovizna qué apenas y dejaba una estela de gotas en el parabrisas, era verano y la temporada de lluvias estaba próxima a llegar. Katsuki adoraba las noches de esa época del año, eran más tranquilas y frescas además de lo relajante qué podía llegar a ser el aroma de la tierra húmeda qué el viento llevaba con sigo al soplar.

—Iremos a mi casa y te prepararé algo de cenar ¿Qué dices? ¿Algún platillo qué deseas qué te prepare? — Le aviso con emoción, aunque por dentro se sentía nervioso. Nunca había tenido invitados en su hogar más que el par de idiotas, pero jamás había hecho comida para alguien que no fuese el mismo.

— Puedo preparar lo que sea que quieras, soy buen cocinero — Alardeo con orgullo. —Ramen, sushi... Tengo un poco de sake también —

Trataba de sonar alegre, después de todo había logrado su cometido de llevarse a Izuku de allí y pasar un rato con él a solas. Sin el bullicio del burdel ni el compromiso de una buena atención por protocolos absurdos sin embargo también comenzó a sentir cierto cargo de conciencia. Se suponía que era un hombre de la ley, estaba faltando a su propio código de ética al sentirse atraído por un chico que seguramente era menor de edad aunque este dijera qué no y tampoco quería verse tan idiota como para pedirle le mostrará su identificación qué corroboraría qué era mayor de 17 años.

En media hora ya estaban llegando al departamento, habían hablado sobre cosas divertidas en el camino, jugando un estúpido juego qué Kirishima le recomendó alguna vez si llegaba a tener una cita, para su gusto era un juego idiota y sin sentido, pero quizá tendría algo de suerte y a Izuku le divertiría.

—Por último... ¿Qué prefieres?, ¿Salir conmigo o ganar la lotería? —

El juego trataba de elegir una opción de entre dos qué el compañero daba. Estacionó el auto en su respectivo espacio, el gran edificio de departamentos no estaba nada mal. Katsuki podía darse el lujo de pagar su propio cajón de estacionamiento.

Bajó del auto y abrió la puerta del pecoso.

—Llegamos, mi departamento es ese de allá — señaló al único departamento del tercer piso qué tenía un helecho en el balcón. Su madre lo había puesto ahí alegando que debía tener al menos una planta en el lugar para no verse tan aburrido.

Subieron con calma, bromeando y hablando, hasta que al girar en el pasillo miraron a una chica sentada en la entrada del departamento qué rápido los volteo a ver. Su cabello era rubio y tenía un cuerpo de ensueño a excepción de la barriga de casi siete meses de embarazo.

La sonrisa y el buen humor de Katsuki se esfumó, cambiando su semblante a uno completamente frio, con su brazo le indico a Izuku qué se pusiera detrás de él de forma protectora. Conocía a Camie y sabía que era una neurótica qué podría perder el control con facilidad.

—¿Dónde estabas? ¡¿Tienes idea de la hora que es?! — Camie se puso de pie encarándole, frunció el entrecejo notando qué su acompañante era un chico muy joven a quien nunca había visto.

—¿Qué haces aquí? ¿Qué quieres Camie? — Pregunto Katsuki con una voz cansada.

—Ya que no quisiste hablar por teléfono sobre los detalles de la boda me vi obligada a venir hasta aquí... Te llamé, pero no me contestaste. ¿Qué estabas haciendo? ¿Con quién estabas? Y además... — Ella apunto con su dedo índice hacia Izuku. — ¿Quién es este? — cuestionó recorriendo a peliverde con la mirada llena de desaprobación.

— No hay nada que arreglar, pon los malditos colores y platillos que te dé la gana, pero deja de molestarme. Ya sabes que hare una orden de divorcio y una prueba de paternidad en cuanto nazca ese bebé — suspiro cansado, ¿por qué de todos los días, ella tenía que ir justo ese? ¿Por qué cuando había llevado a Izuku? ¿Qué pensaría Izuku de él? Maldita su suerte.

La chica reclamo varias cosas más, tales como el por qué la ignoraba, porque no participaba en la planeación de la boda y el que no debía solicitar la prueba de paternidad.

—Es tu hijo, Katsuki, es tuyo ¿cómo puedes decir eso? — Aseguraba la mujer entre amenazas de golpes hacia su pecho qué rápido bloqueo. Estaba pasando lo que tanto odiaba. Pelear en público.

Katsuki bufó, la vergüenza qué sentía era colosal, miro a Izuku de reojo un momento y le tomo del brazo acercándose para susurrarle.

—Dame un momento. — Le pidió para regresar su mirada a Camie y acercarse a ella tomándola del brazo y alejarse un poco dejando a Izuku a unos metros de distancia.

—No estamos saliendo, no somos pareja, ¡Entiéndelo de una maldita vez!, esto ya es acoso maldita sea — le dijo fúrico, en voz baja sin poder evitar alterarse ya estaba cansado de ella y sus insistencias, la chica le miró con desprecio y luego a Izuku recorriéndolo de pies a cabeza, pudo observar restos de maquillaje en su pecosa cara.

—Ahora entiendo. Me has estado engañando con este tipo. ¿Eres un asqueroso marca Katsuki? — Alzó la voz tan fuerte qué incluso los vecinos de frente encendieron las luces. Katsuki se quedó en silencio, no quería caer en sus provocaciones.

— Ahora entiendo por qué no quieres casarte. ¡Eres un maldito desviado! — Le arrojó la bolsa de mano qué llevaba sujeta a su hombro con la intención de herirlo, pero Katsuki logro cubrirse atrapándola.

Los ojos rubí la encararon con furia casi llevado por el impulso de depositarle una fuerte bofetada, pero se frenó conteniendo toda su ira. Las palabras de aquella mujer eran frías, soberbias, la detestaba.

—¿Engañarte? Métete en tu estúpida cabeza qué no tenemos ninguna maldita relación! — Le regresó la bolsa con enojo.

— ¡Lárgate de mi casa! —Le gritó en la cara y la chica más que furiosa apretó los puños y a diferencia de Katsuki, ella si se atrevió a darle una fuerte bofetada qué dejo a Katsuki más que helado con la mejilla enrojecida. Sus ojos estaban bien abiertos, era claro que el golpe le sorprendió y humilló, pero sobre todo le hizo enojar. Las cosas se estaban saliendo de control.

—¡Maldito idiota! Vas a pagar las consecuencias de esto. ¡Le diré a todos que eres un maldito marica! Ya quiero ver qué dirán tus padres— Amenazó sonriendo y caminó haciendo a un lado a Katsuki, se detuvo frente a Izuku y lo barrio con una mirada de desprecio.

—Y tú, ¿no te da vergüenza meterte con hombres casados? Eres de lo peor. Me das asco — Escupió con frialdad perdiendo el control de su poca cordura y se lanzó hacia él jalándole del cabello y tratando de herirlo con las uñas, Katsuki de inmediato se interpuso jalándola del brazo logrando alejarla de Izuku.

—¡Lárgate! Ve y dile a todos lo que quieras de mí, pero a él no lo involucres. Agradece que no te toque ni un solo pelo maldita loca — Ordenó con furia, la chica se reincorporó con un rostro más que sorprendido por las crudas palabras de Katsuki, sin decir nada apretó los labios y se fue a zancadas dejando un silencio incomodo entre ambos. Ella tenía su propio auto así que Katsuki no se preocupó por su regreso.

Suspiró, se sentía tan avergonzado, culpable y furioso qué golpeo la pared para desahogar el mar de emociones negativas qué esa mujer le había causado. Miró a Izuku y se acercó a el tomando su rostro con cuidado para revisarlo.

—¿No te hizo daño? Te dije que era una zorra, está loca. Cree que tenemos algo. Ya estoy harto de decirle que no es así, yo... No siento nada por ella — Aclaró para después alejarse un poco y hacer una venía a modo de disculpa.

—Lamento qué hayas visto y escuchado todo eso... Debió ser, muy incómodo —

Se sinceró tomando su mano mientras abría la puerta del departamento.

"Mierda, esa maldita arruinó todo... Seguro que él ya ni siquiera quiere estar aquí"

Pensó suspirando sintiendo la impotencia de no haber podido evitar ese incomodo encuentro. Al entrar, encendió la luz de la sala, no quería soltar la mano ajena, se sentía muy ansioso y preocupado de que Izuku llegase a pesar mal de él por tratar así a esa mujer o pero aun, que deseara irse, después de todo el cálido ambiente qué habían creado se había perdido por causa de la pelea.

Le guió hasta la sala en donde soltó su mano y dejo las llaves en la mesita de centro. Su decoración no era la más llamativa, al contrario. Todo el apartamento tenía la pinta mínimalista y ordenada con tan solo las cosas necesarias. No había adornos ni cosas que Katsuki consideraba inútiles.

Lo que si había era un librero repleto de libros sobre criminología, política, leyes y un sin más de temas que podría ser considerado aburrido por la mayoría.

También había una televisión se plasma justo en medio de la pared de la sala, aunque casi no tenía tiempo de verla.

—Entenderé si prefieres irte a casa, pero realmente espero que ignores todo lo que ella dijo, no le tomes importancia —

Desestimo mientras se retiraba el saco para colgarlo en el perchero, mostrando su entallada camisa de botones qué contorneaba su fuerte espalda y torso, así como sus brazos bien tonificados.

—¿Te quedarías conmigo esta noche? —

Preguntó dando una suave caricia en la mejilla contraria mientras le observaba de manera más suave. Estaba tratando de relajarse pese al mal rato que Camie les había hecho pasar.

꧁_____꧂

Tras salir del burdel con su célebre momento la mano de Izuku fue sujetada para guiarlo hacía el estacionamiento, por lo que solo se dejó al no estar seguro de donde había dejado el transporte. Unas luces parpadearon en un coche dándole señal de que era uno del fondo de color oscuro. Accedió al área de copiloto por la puerta que previamente Katsuki le abrió.

Permaneció rígido en el asiento mirando de reojo como el rubio rodeaba el auto para subir por el volante, su advertencia de que se pusiera el cinturón le hizo espabilar buscando a tientas para abrocharlo.

—Creo que deberías preocuparte más si te retienen para el alcoholímetro, tengo entendido que esta es la hora de más vigilancia con los oficiales —indicó para recordar que estuvo tomando en el burdel no solo en el área vip un trago, sino desde la zona general cuando lo encontró.

Observó como los parabrisas movían esa suave llovizna nocturna tratando de ubicar el área a donde se dirigían, ya que Katsuki no había sido muy específico. Izuku dio un sobresalto en su lugar apretando sus manos en el cinturón que le rodeaba, giró hacia el conductor buscando corroborar con su faceta si en realidad era a donde iban.

"¿En serio? Iremos a su casa, ¿ya? ¿Vive solo? O acaso..."

—No soy quisquilloso con la comida, cualquier cosa que no ataree está bien —respondió de manera ambigua. Ultimadamente solo había estado alimentándose con comida para precalentar, o sencillas, no había tenido suficiente tiempo o dinero para invertir en llenar sus alacenas con ingredientes decentes en este mes con cuentas tan ajustadas.

El tiempo en que abordaron hacía en el camino se pasó con unas platicas bastante triviales que relajaron el entorno, ni siquiera ser percibía que venían de un área tan conglomerada en personas en múltiples vicios, altos volúmenes de música o un cuarto con "servicios especiales".

Izuku estaba entretenido con ese juego comparativo de dos opciones, algunos retos eran absurdos que le hicieron soltar algunas risas por las respuestas contundentes que le restregaba.

—Al menos piensa un poco más en la opción —rió ameno por la última respuesta del rubio, pero su carcajada bajó su volumen dándose cuenta que Katsuki estaba aparcando en un estacionamiento privado y le declaraba una última comparativa a elegir. —¿Eh?

Su semblante tensó llevando una postura pensativa, más no tardo en espabilar e inclinó un poco su cuerpo cerca del área del conductor.

—No te mentiría con que la lotería es una buena opción, aunque eso es algo que se puede conseguir por otros caminos mediante tiempo, esfuerzo o mucha suerte —siseó enlazando sus dedos frente a sí. —Por lo tanto, es más atractiva la idea de poder salir contigo, es decir, no es algo que pueda adquirir tan fácil —intervino un poco nervioso. —Y aun así aquí estoy... contigo... erh...

"Sigo sin creer como llegamos a esto, pero está bien ¿no? Después de todo no estamos haciendo nada malo... ¿O sí?"

Bajó del auto una vez que esperó indicación de Katsuki para seguirle a su lado hacia los escalones. Su boca estaba parcialmente abierta admirando el amplio lugar, bien iluminado y silencioso, lucía un sitio bastante cómodo para cualquiera que gustara evitar de las conglomeraciones o difícil privacidad entre vecinos.

—Este sitio es verdaderamente lindo, hasta creo que es demasiado para uno, ¿vives con alguien? ¿tu familia o acaso-...?

Sus palabras pausaron al percibir como Katsuki tensó y su relajado semblante culminó, retomó su vista al frente para encontrarse con una mujer sentada contra la puerta de lo que parecía la entrada al departamento.

" Que mujer tan bonita, ¿lo estaba esperando? Oh..." Pudo apreciar como parte del vientre estaba globoso una vez que ella se puso de pie con estrés, inmediato entendió de quien se trataba.

Izuku observó en silencio, realmente no tenía nada que decir en una situación tan lábil como esa, pero inevitablemente logró escuchar muchas cosas. Su nombre era Camie, posiblemente la llamada que Katsuki ignoró cuando estaba en el sofá del área VIP cuando lo besó; Izuku ladeó su vista hacia los barandales a modo de culpa que lo invadió.

"Esto es una discusión de comprometidos, no algo que yo debería escuchar." Redirigió a visualizar a Camie avanzando con Katsuki de forma prepotente, Izuku retrocedió un par de pasos afligido de los gritos. Poco a poco la discusión fue subiendo volumen con amenazas de golpes, pretendió dar media vuelta y retirarse de ahí, pero fue detenido por Katsuki que le tomó del brazo para darle un susurro solicitando un poco de tiempo.

—No creo que deba estar escuchando esto... —masculló incómodo hasta quedar congelado por la furtiva mirada que Camie le lanzó inspeccionándolo.

Pareciera que Katsuki estaba conteniendo en elevar la voz a diferencia de la mujer, ya que incluso algunas luces de otras ventanas habían encendido por el llamado de atención que desglosaba ese corredizo. A pesar de que no iba hacia él, a forma de reflejo levantó una mano a bloquear la bolsa en el aire que recibió Katsuki, esto ya no era incómodo, comenzaba a preocuparle.

—Deberían calmarse un poco, esto no es bueno... —solicitó apenas al margen cauteloso, no obstante, su atención desvió sorprendido de ver que Camie le había dado una bofetada.

No era lo que pretendía hacer de primera instancia, pero debía intervenir en que no hubiera otro golpe ya sea de ella o correspondido, pero antes de indagar en el estado del rubio observó como Camie invadió su espacio escupiéndole un despectivo comentario.

No tuvo las palabras para responder, sobre todo por el motivo de que fue sujetado del cabello y tirado de un lado a otro de forma hostil, Izuku no quería corresponder en absoluto, esa persona estaba histérica, sí, pero también se trataba de una mujer con avanzado estado de gestación, no quería dañarla pese a lo que estaba haciendo contra él.

Corrió con la suerte de que Katsuki interceptara a separarla, Izuku tanteó su cabeza inspeccionando su cuero cabelludo y dándose cuenta que había un pequeño aruñón irritado en su frente a causa de las largas uñas.

Permaneció inclinado tocado su cabeza queriendo estar un poco retirado de los gritos y cualquier percance, no pude evitar preocupar de la idea de que, si lograra golpearla sin importar su estado, pero para suerte de todos Camie desistió de la discusión y se retiró con paso estruendoso.

Poco a poco se enderezó y sintió a Katsuki indagar en su estado.

—No pasó nada, fue un pequeño rasguño —respondió con indulgencia, pronto negó con su mano a recibir cualquier disculpa. —No, no, descuida, nada malo ocurrió... no pienses cosas malas, ¿lo olvidaste? Me dijiste que esta era una tus mejores noches —sonrió un poco forzado.

"Pero no creo que deba estar aquí luego de esto."

Se dejó guiar por la mano del otro para adentrar, le observaba desde atrás con un tenso silencio.

—A pesar de lo que dijiste no ibas a lastimarla, ¿verdad? Quiero decir, ella está embarazada y es tu prometida... —recordó lioso de ese detalle.

Una vez que la luz del lugar encendió apreció más a detalle el departamento, era espacioso y cómodo, algo simple respecto a adornos como si tuviera solo lo necesario. Su vista giró detenido hasta un gran estante con muchos libros gruesos en donde pudo leer en los lomos cosas de criminología, leyes y forense... tal vez un hobbie o eran de alguien más que viviese con él.

El timbre de voz culposo en Katsuki le alarmó tomando toda su atención, por lo que retomó levantando su agarre a la mano con un poco de animosidad.

—Está bien, no es la primera vez que me toca ver algo así —balbuceó arrugando el entrecejo con una sonrisa. Ya había sucedido situaciones parecidas que confrontó en el sitio donde trabaja. —No me importa lo que me haya dicho, tampoco lo que declaró contigo, pero no puedo evitar sentirme fuera de lugar —confesó suave y complejo.

Logró percibir que aún había algo de insistente amargura por la escena anterior en el rubio. Una de las manos avanzó a tantear el rostro de Izuku preguntando una vez más si se quedaría esa noche.

" Quiero irme, no debería estar aquí, pero si me lo pide así..."

Izuku resopló, levantó su mano a tantear la que paseaba por su mejilla inclinando su rostro contra sí.

—Aquí estoy, me quedaré —declaró con un arrullo, esperaba poder relajar con eso la mala pasada que sufrió Katsuki. —¿Quieres que te ayude a preparar la cena?

Su voz era suave y tangible, quería beneficiar un rato agradable con en el momento en que viajaron hacia el departamento. Respecto a su pregunta anterior, Katsuki le negó aceptar ayuda ya que había optado por darle alguna sorpresa culinaria, así que le mencionó que esperara tranquilo en el sofá, encendiera el televisor y relajara un poco.

Fue guiado hacia la sala en donde tomó asiento mientras Katsuki tomaba el control del televisor a encender, daba algunas indicaciones para que se sintiera cómodo en su departamento. El amargo momento que se vivió hace unos minutos estaba desapareciendo.

A Izuku no le convencía la idea de permanecer ahí, era inadecuado todavía por lo invasivo que se sentía ante la retórica pregunta que Camie le espetó.

"Él no está casado, aún... dijo que era un compromiso forzado por ese embarazo, no la quiere y aún así me siento tan indebido aquí. Tan fuera de lugar, tan sucio..."

Miró de reojo el área de la cocina por donde vió a Katsuki entrar, inclinó su cuerpo hacia adelante y suspiró cansado.

"Katsuki quiere que me quede, eso lo haría sentir mejor luego de lo que acaba de pesar, debo esforzarme, no fue su culpa."

Cerró sus ojos débil y echó su cuerpo al respaldo del sofá, si se preservaba así iba a caer rendido en sueños, estaba el detalle de todo el estrés que había acumulado desde cierto incidente.

"Si tan solo hubiera respondido esa llamada cuando nos besamos, esa mujer no hubiera venido..."

Levantó el rostro al techo aún con sus ojos cerrados pensativo, no importa como rebuscara, Izuku consideraba plenamente culpa de todo ese escenario.

Su atención cambió al escuchar algo relevante en la televisión, por lo que enderezó su cabeza atento subiendo un poco el volumen con el control. Respecto a lo peligroso que ha estado las calles nocturnas de Tokio, sobre todo por las zonas rojas y sus alrededores que había más actividad.

Los iris verdes encogieron con sorpresa con un sobresalto que le hizo soltar el control remoto cayendo al tapete de colores claros del suelo. El entrecejo arrugó en angustia al ver que estaban dando un reportaje del homicidio culposo de la madrugada pasada, imágenes grabadas del auto tal como había quedado, las manchas de sangre y el rostro censurado de la víctima que sabía perfectamente de quien se trataba.

Gesticuló una mueca, levantó su mano temblorosa visualizando su palma, recordando el calor y las líneas rojas que lo mancharon, a pesar de estar limpio podía verlas ahí todavía.

Giró despacio su cuello hacia la puerta de la cocina, no había indicios de nada diferente. Empezó a hiperventilar en ansiedad frotando su mano y un par de lágrimas asomaron por la comarca de sus ojos.

"No puedo, simplemente no puedo... lo siento, Katsuki."

Se puso de pie con algo de torpeza tomando su mochila, procuró caminar sigiloso hacia la salida del departamento dirigiendo una última mirada hacia la puerta de donde comenzaba a salir un delicioso aroma de algún guiso. Salió del departamento cerrando su salida a su espalda y yendo a paso apresurado bajar por las escaleras.

Frotó rudamente el antebrazo de su saco en el rostro para limpiar las lágrimas, sacó el teléfono de su bolsillo con poca batería llamando un servicio de taxi, una vez dando una ubicación a unas manzanas de ahí, tecleó un mensaje de texto:

"A pesar de lo bien que me has tratado me siento muy fuera de lugar aquí. Gracias y siento mucho lo que pasó".

Envió el mensaje a su destinatario que era Katsuki e inmediato apagó el móvil.

꧁_____꧂

Aliviado suspiro al saber que la compañía de Izuku le sería otorgada esa noche. Al menos terminaría bien, la pelea con Camie le había dejado los nervios alterados y a su pregunta negó rotundamente.

—¡Claro que no!, nunca le pondría una mano encima. Es solo que logra sacarme de mis casillas, no sé cómo hacerla entender que no hay nada entre nosotros — Confesó un poco avergonzado por haber llegado a hacer pensar a Izuku qué era capaz de golpear a una mujer embarazada, no había caído en cuenta de que había podido a llegar a dar esa mala impresión.

Para su buena suerte, Izuku le dijo que se quedaría, que no se iría y eso le hizo sentir tranquilo. Ese chico era su único escape a la maraña de problemas qué tenía en la cabeza y tenerlo cerca era como un shot de tranquilizantes.

A su pregunta respecto a la ayuda en la cocina negó con una leve sonrisa.

—No es necesario, será una sorpresa, solo espera aquí — Le indico señalando el sofá y entregándole el control remoto.

—Siéntete libre de hacer lo que quieras, lee algo, sube al segundó piso para cambiarte, ve la TV, la contraseña del Internet está escrita aquí— Señaló un pequeño cuaderno en la mesa auxiliar de la sala.

—No tardaré, ya regreso y... Gracias por quedarte— Sonrió un poco más entusiasmado, dirigiendose a la cocina qué estaba cerca de la sala.

Miro el teléfono de la entrada, este parpadeaba de color rojo, quería decir que tenía mensajes en la contestadora y supuso qué eran de Camie así que decidió no escucharlos por el momento.

Toda su atención estaba concentrada en que platillo prepararía. Quiso adivinar qué Izuku no era de gustos muy exigentes así que quizá algo rápido pero rico estaría bien.

—Una ensalada cesar con pollo acompañado de un rissoto de setas —

Decidió luego de unos momentos de pensarlo. Abrió la nevera y la alacena buscando los ingredientes necesarios, por suerte tenía todo, encendió la estufa y se puso manos a la obra. Quería impresionar a Izuku pero sobre todo agradecerle por todo, que mejor que con una rica cena.

Corto la carne y los vegetales con rapidez y precisión, demostraría todo lo que había aprendido en las clases de cocina. Se sentía feliz.

El chillar de los sartenes, el sonido burbujeante del caldo cremoso hervir en la cacerola, todo le hacía sentir distraído y tranquilo y lo mejor es que era para alguien especial y por ello se había esforzado al triple.

Pasaron casi 40 minutos hasta que terminó, su teléfono vibró pero no le dio importancia, seguramente era a Camie molestando, Sirvió los platos decorando con cuidado, ya solo le quedaban un par de sodas sabor lima-limón así que las saco y virtio en un vaso con hielos y un par de pajitas.

Colocó todo con mucho cuidado en una bandeja de madera con ornamentos de metal y la llevó hasta la sala en donde la puso sobre la mesa de centro.

Toda la casa estaba envuelta en un delicioso aroma qué abría el apetito.

La TV estaba encendida en las noticias, mismas que ya estaban por acabar.

Izuku no estaba ahí así que imagino que había ido al baño o quizá curioseando por las habitaciones.

—¡La cena está servida!— llamó alto con alegría pero no hubo respuesta en cambio solo se escuchaba el sonido suave de la televisión.

—¿Izuku? — llamó por segunda vez acercándose a las escaleras, subió despacio mirando a todos lados.

—Izuku, ¿te escondiste para jugarme una broma? — Preguntaba al aire abriendo las puertas y observando. Pensó que quizá el chico había decidido jugarle una pequeña broma así que sonriendo comenzó a buscar debajo de la cama de su habitación, dentro del closet, en todos lados pero no logro encontrarlo. Una punzada se sintió en su pecho, así como el aumento de su frecuencia cardíaca.

—¡Izuku! — Recriminó preocupado y rascando su nuca —la comida se enfría, anda sal de donde quiera que te hayas escondido —

Siguió buscando esta vez con más búsquedad en sus movimientos, reviso una vez más su habitación, la de invitados, el baño, bajo las escaleras casi corriendo llamando el nombre de su invitado, pero solo recibió el silencio de una casa vacía.

Con un semblante preocupado saco el móvil y lo reviso, sintió una leve náusea al notar un mensaje de Izuku en la pantalla y al leerlo se quedó helado.

Miro de un lado a otro queriendo no creer que aquel mensaje era cierto.

—¿Por qué?... Dijiste que no te irías — Murmuro al aire apuñando las manos y mirando los platos con la comida que aún seguía un poco caliente.

—Mierda... — Maldijo en un tono entristecido. No entendía por qué el pecoso se sentía fuera de lugar pero lo que más le había dolido era qué Izuku hubiese decidido irse sin decir nada, dejándolo solo como un completo idiota. Le había herido el orgullo pero pese a ello se sentía inconforme, tenía que hablar con él y aclararle todo. No era justo.

"Si se fue es porque no le interesas"

La voz en su cabeza le hacía creer que era mejor dejar las cosas hasta ahí, antes de que todo creciera y empeorará.

Se negaba a creer que en tan solo unos meses ya se había encariñado. Se hacía el ciego, no se atrevía a aceptar sus propios sentimientos, pero ya le era imposible ignorarlos. Izuku le llamaba la atención, le gustaba y podía sentir que Izuku también gustaba de él, ¿qué podía hacer?

Trató de ponerse en sus zapatos.

"Quizá está asustado, piensa que voy a usarlo como el resto de sus clientes"

Negó con los ojos apuñados.

"Tal vez Camie lo incomodo, ya le aclare qué no hay nada entre nosotros, ¿será entonces por el bebé? Él no debe preocuparse por eso"

Negó con la cabeza y luego abrió los ojos, definitivamente tenía que hablar con él y dejarle claras las intenciones qué tenía con él.

Sus pies se movieron con rapidez, tomando las llaves y saliendo del departamento, corrió, bajo las escaleras y encendió el auto para arrancar con apuro.

Recorrió las calles lluviosas cercanas, moviendo sus ojos de un lado a otro buscando a Izuku y con la otra mano insistía en llamarle, pero era enviado a buzón.

"No pudo haber ido tan lejos"

Pensó con el entrecejo ligeramente fruncido en angustia y la lluvia qué ya había empezado a caer con más fuerza le empeoraba la vista.

Recorrió varias manzanas de distancia hasta que logró verlo a lo lejos, parado en una esquina. Aceleró, pero noto que un taxi había llegado por él.

—¡Espera! ¡Izuku! — Gritó bajando del auto y corriendo hacia él, pero fue en vano, el taxi arrancó con Izuku adentro. No lo había visto. Katsuki se frenó jadeando y la lluvia ya empezaba a empapar su camisa y su cabello en punta goteaba perdiendo su forma.

—¡Maldición! — corrió hacia su auto de nuevo, haciendo saltar el agua que ya se acumulaba sobre el asfalto entro y tomo el volante con la intención de seguir al taxi, pero se quedó quieto sintiendo el agua mojar el asiento y su rostro se enfrió.

"Es mejor que lo dejes en paz"

su cordura le decía que dejara las cosas así, que quizá era mejor esperar y tomar una decisión con la cabeza fría, pero Izuku le hacía perder la calma. Lo volvía loco en el mejor sentido se la palabra, en todos los sentidos. Suspiro llevando su frente al volante y suspirando.

"Regresa a casa... Vamos pareces un maldito adolescente enamorado"

Pensó mientras se rascaba la cabeza y su rostro se enfriaba, su pecho estaba exaltado. Quería ayudar a ese chico, quería conocerlo más, quería tontamente formar una amistad con él, ¿era lástima?... No, era otra cosa, una fuerte atracción, había sentido mucho más en su corazón con dos días con Izuku a toda su vida con el resto del mundo. Él era diferente a todos los demás ante sus ojos, ese pecoso era especial, aunque este no se considerara nada más que un objeto sexual.

Suspiró nuevamente y noto su teléfono sonar, era su jefe, alzó una ceja y respondió la llamada con cansancio.

—Entiendo. Entonces lo veré hasta pasado mañana, cualquier cosa respecto al caso llámeme, estaré al pendiente. —

Le dijo para luego colgar, su día de descanso había sido movido para ser ese día, se tronó el cuello moviéndolo de un lado a otro y resignando regresó a su apartamento, al llegar azotó la puerta y se quitó la camisa exponiendo su torso el cual tenía una cicatriz de bala en el hombro derecho, un viejo y permanente recuerdo de sus primeros días de enfrentamientos contra la delincuencia, se arrastró hacia el sofá en donde se derrumbó, observó los platos con comida ya totalmente fríos y los ignoró, tomó su teléfono y con una sensación ácida escribió un último mensaje de texto.

"Lamento todo lo que ocurrió. Entonces si lo deseas, me alejaré de ti para no causarte más problemas. ¿Es lo que quieres?"

Miró el texto y finalmente presionó el botón de enviar para luego sentir como su pecho se apretaba sofocándolo, dejó el teléfono sobre la mesa. Tal vez solo dormiría todo el día, eran ya casi las 2 am y realmente ya no tenía ánimos de nada.

Se había quedado dormido rápidamente, estaba cansado y las últimas dos noches en desvelo le habían cobrado factura. Fue el sonido de su teléfono lo que le hizo volver a despertar Kirishima le estaba llamando, así que con un gruñido alcanzó el teléfono de la mesa y contestó.

—Hermano, iremos más tarde al Green Rabbit, el gato de Denki murió anoche, está deprimido y quiere un rato de distracción. ¿Nos acompañas? Quizá veas de nuevo a ese chico lindo—

Kirishima sonó divertido y pícaro, al fondo se escuchaba el llanto de Denki qué se lamentaba por el deceso.

Katsuki suspiró, si supiera que incluso ya había pasado casi toda una noche con él y lo había llevado a su casa.

Se mordió la mejilla, imagino que sería un buen pretexto para verlo de nuevo, pero algo le decía que no sería una buena idea, quería hablar con él y dejar las cosas en claro, saber si aceptaría ser su amigo o si mandaría a la mierda todo.

Miró unos segundos hacia la ventana, ya parecía ser bastante tarde, ¿realmente se había dormido todo el día?

—Pasó, tengo que ir de compras, mi despensa se está terminando— Dijo después de meditarlo un momento.

—No se embriaguen, esta vez no tendrán a un conductor que los lleve idiotas—

Sentenció sonriendo un poco, colgó la llamada y miró el mensaje que le había enviado al pecoso, estaba entregado y leído, pero no le respondió, no supo cómo tomarlo.

"No recibí ninguna respuesta de tu parte, ¿Estas bien?"

Escribió, pero borró todo antes de enviarlo, en cambio tomó aire y grabó un mensaje de voz.

"Quiero hablar contigo. Te estaré esperando hoy a las 8:00 en el parque Fujitaro, justo en la fuente del ángel. Es la última oportunidad Izuku"

Si voz era decaída y sería sobre todo en lo último que dejó como una sentencia, miró el reloj, marcaban ya las 5 pm, así que subió a su habitación y se dio una ducha, sorprendido de no haberse enfermado por dormir con la ropa mojada.

Se colocó unos jeans negros y una camisa algo formal.

Parecía que volvería a llover así que se colocó también una chaqueta de piel, se sujetó bien las agujetas de sus botines negros.

Tomó su cartera y las llaves del auto para dirigirse a hacer las compras primero, se dirigió a un super mercado y cuando paso por el área de lencería se detuvo unos momentos sonriendo, pensó que quizá sería una buena idea regalarle algo de eso a Izuku ya que veía que usaba muchas cosas de ese estilo para sus shows.

Si bien, no podía hacerlo cambiar de empleo entonces trataría de ayudarlo a ser mejor en el que ya tenía.

Miró distintos conjuntos y notó uno en un aparador, un disfraz de policía para mujer, pero constaba se un pequeño top con cordeles, una falta muy corta de piel y ligueros unidos a una tanga de encaje. Tenía además el detalle de llevar la gorra de policía, pensó que a Izuku se le vería bien así que tomó junto a un antifaz de conejito, era muy parecido a la máscara que usaba, era muy bonito, de color blanco brillante con detalles en rojo y amarillo además de decenas de pequeñas cuentas y diamantes de fantasía en patrones florales, seguro que Izuku lo amaría, por último, compró una bolsa de regalo plateada con brillos holográficos en forma de estrella y metió en ella el par de regalos.

Llevó todo al auto y busco un estacionamiento que quedaba cerca del parque, puso la alarma al auto y bajó con su teléfono y la bolsa de regalo para dirigirse al punto de encuentro.

Había varias personas y familias paseando aún. Faltaba solo quince minutos para que diera la hora del encuentro. Tomó asiento justo a la orilla de la fuente que rodeaba al ángel y se dispuso a esperar.

Se distrajo mirando unos cuantos videos en su teléfono, poco a poco las personas comenzaban a irse, el parque pronto cerraría sus puertas cuando el reloj marcara las 10:00 pm.

En un momento alguien tomó asiento a su lado y pensó que se trataría de Izuku pero al girarse se encontró con una chica rubia de lentes y ojos azules.

— ¿Por qué estas tan solo? —

Preguntó mirándole con curiosidad.

—Espero a alguien...—

— Ya veo... Llevas aquí más de una hora, te he estado observando—

—Ya te lo dije... Espero a alguien. —

Katsuki sonaba firme más no grosero. La chica bajó la mirada y se encogió de hombros notó la bolsa de regalo y suspiro un poco nostálgica.

— Descuida, a mí también me dejaron plantada. ¿Te gustaría ir por un café? —

Katsuki la miró y sonrió lo mejor que pudo, negando cortésmente, no quería ser grosero con ella, para su suerte ella pudo entender y asintió para luego ponerse en pie.

—Mucha suerte, ella no sabe lo que está desperdiciando con un chico tan guapo como tú.—

Se despidió sonriéndole y se fue, Katsuki suspiro y miró su teléfono, no había mensajes ni llamadas y ya había pasado una hora y media desde que habían dado las 8:00 de la noche.

—Ríndete... No vendrá. —

Murmuró para sí mismo con una sonrisa caída, se puso de pie dejando el regalo en la orilla de la fuente donde estaba sentado.

Tan solo decidió regresar por donde había llegado sintiéndose derrotado y con el orgullo herido, era la última vez que abría su corazón a una persona. Mientras caminaba por el suelo empedrado del parque, pensó en que no volvería a tratar de ayudar a nadie nunca más. Izuku había sido su primer y último intentó de abrirse a alguien.

A lo lejos el sonido de los truenos se escuchaba como cercanas advertencias de lluvia y los árboles del parque se mecían por el viento húmedo. El clima favorito de Katsuki pero que en ese momento le hacía sentir nostálgico.

꧁_____꧂

Izuku estaba completamente afligido por diversos aspectos, de primera instancia aquel momento que presenció en la entrada del departamento, no podía considerarse la persona más adecuada para ello, al final si había logrado entrometerse en muchas relaciones que ignoraba, pero no lo hacía menos responsable desde su perspectiva. El otro gran detalle que no era para menos, es el antecedente que manchaba su nombre con cuerpos de la mafia, solicitar préstamos interminables que encadenaban su vida y el haber matado a alguien pese a que fue un accidente.

Frotaba sus manos una contra la otra ansioso de sentir la sangre que salpicó con las balas, rememorando en que debía limpiarlas y tener la piel pulcra. Caminó a paso rápido varias calles hacia el sitio donde dio ubicación al taxi que llamó. El sereno de la llovizna lo permanecía cabizbajo hasta llegar a la ubicación contra esquina, subió a la parte posterior del auto dando indicaciones, no obstante, antes de cerrar la puerta escuchó un eco a su llamado, negó su cabeza para despabilar esas alucinaciones que estaba teniendo y cerró contundente la puerta.

El taxi arrancó y el conductor observó desde el espejo retrovisor a su cliente con una mirada entristecida.

—No fue buena noche, ¿verdad? —Como si intentara apaciguar un poco ese silencio entre la lluvia quiso ser amable, encendió la radio poniendo algunas canciones dóciles.

—No lo fue —respondió Izuku a secas recargando parte del rostro al cristal. La respuesta sorda fue suficiente para que el conductor no quisiera sacar más charla.

Minutos después llegó hacia su pequeño departamento, dio instrucciones al chofer para que no llegara directamente, sino que lo dejara un par de cuadras retirado, para que en caso de que alguien lo estuviera esperando no se viera afectado el taxista. Pagó la tarifa y avanzó en la lluvia hacia su destino.

Eran altas horas de la madrugada, difícilmente iba a ver algún signo de acción en el exterior, para su suerte no había nadie ahí esperándolo, nadie percibiría que acababa de llegar. Abrió la puerta y sin cuidado dejó caer la mochila al suelo, no le interesó sacar sus zapatos mojados y arrastró por el resto de la pieza cansado.

"Idiota, al menos toma una ducha o te enfermarás" Se regañó a sí mismo.

Decaído retiró entre patadas sus zapatos, encaminando al baño mientras se desnudaba con un toque molesto. Ya ni siquiera entendía con quién debía estar molesto, consigo mismo o la propia vida que se estaba sometiendo. El destino le había dado una bonita oportunidad que, ahora lo pensaba no volvería tener.

No se imaginaba la reacción de Katsuki al ver que ya no estaría en el departamento o al leer su mensaje. Duró mucho tiempo en la regadera pensativo de sus errores, había enfrentado tantas calumnias que le daba miedo extenderse hacia otros. Se lavó todo el cuerpo con abundante jabón enfocando sus manos con la insistente sensación de aún tener la sangre de Chisaki correr sobre ellas.

Al salir de la ducha no tuvo la descendía de secarse apropiadamente, levantó el teléfono dudando de encenderlo y lo dejó caer en la cama, posteriormente él se dejó caer exhausto boca abajo asomando hacia la ventana con la poca iluminación que las persianas dejaban ver.

La mañana siguiente tuvo la fortuna que la poca batería que conservó el teléfono al tenerlo apagado le notificara su alarma. Ahora sí decidiría poner un pie en la escuela, no le gustaba faltar, sentía que se estaba quedando atrás de sus compañeros, por lo que preparó su uniforme, desayunó un pan untado en mermelada de fresa con medio vaso de leche y salió.

Para su maestro y compañeros fue una sorpresa verle asistir, querían respuestas de por qué el día de ayer faltó sin aviso de nada, ni respondió mensajes, después de todo Izuku era una persona muy disciplinada que no causaba problemas, estaban pensando que podría haberle pasado un accidente. Logró pasar desapercibida las marcas con una camisa de cuello largo oscura bajo el uniforme, al rasguño en su frente era menor, por lo que una simple bandita oculta debajo de su fleco era todo lo necesario.

Los maestros volvieron a dar hincapié a los exámenes de práctica para las inscripciones a universidad, algunos programas para la graduación y otros pendientes escolares que debía ponerse al corriente.

Eso fue su proyecto en gran parte del día de aplicarse en la escuela y no retrasarse, eso de alguna manera también mantenía su mente ocupada de otras cosas que no quería afrontar. Al ver que su teléfono conectado marcaba por fin carga completa lo despegó del cable encendiéndolo, esperando con un nervio invadiendo la boca de su estómago por los nervios.

Efectivamente tenía más de un mensaje por parte de Katsuki que no tuvo el valor de responder. ¿Qué se supone que le diría luego del acto cobarde que hizo anoche?

"No debí aceptar su número, ahora me siento más culpable" 

Fatigado dejó caer su rostro a la mesa mirando de reojo el teléfono en mano. 

"Ya debe creer que me estoy burlando, quiero decir, ¿qué más puede esperar de un bailarín de un burdel? Solo ser utilizado para complacerle..."

«Me interesas tú, Izuku, no Deku.»

Recordó lo que le había dicho la noche pasada antes de invitarlo a pasar la noche fuera del burdel. Sonrió para sí irónico de la fantasía, por un momento creyó que era verdad.

—No puedes interesarte en alguien que te ha engañado en su identidad, no soy lo que te dije —dijo en voz alta resignado, cerró sus ojos con un pesado suspiro y volvió abrirlos decaído. —Soy un torpe chico que está a punto de graduarse de la secundaria superior, apenas voy a cumplir 18 años. Soy un endeudado a la mafia que trabaja de manera clandestina en un burdel. Un pobre diablo que no pudo ayudar a mamá cuando más lo necesitaba y también, soy un asesino...

Susurró de forma dispersa, hasta que pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo, su mano tecleaba rápidamente con su pulgar todo lo que había dicho, estuvo a punto de enviarlo a Katsuki, nervioso inmediato eliminó todo y dejó el teléfono boca abajo.

"Somos personas completamente diferentes, fui tan ingenuo de pensar que podría estar en su nivel y corresponder fuera de un burdel."

Retomó a terminar sus deberes, poner un poco de orden a ese cuarto tan desorganizado desde hace dos noches y prepararse para ir a su trabajo nocturno.

En esta ocasión había llegado temprano a diferencia de ayer, fue elogiado por Mirko por ello al mirarle con bien adjunta de una risa burlesca de imaginar la noche que tuvo con un benefactor tan generoso.

Se preparó con las vestimentas de momento, un lindo conjunto de dos piezas de tela de seda de colores pasteles, con peluche claro en sus olanes que balanceaban en movimientos hipnotizantes, unas mallas pálidas que amarraban en cordones sobre sus muslos hasta su cadera bajo la lencería.

Estaba recibiendo algunos retoques con ayuda de sus compañeros para darle mayor brillo a su cuerpo y rostro, hidratando sus labios para verse coquetos y otros accesorios. Las indicaciones de su superiores a los turnos para presentación eran vistosos como acostumbraban, sería el último a la presentación.

El sitio estaba conglomerado desde temprano al ser viernes, la oportunidad de tomar presas para atrapar era óptimo los fines de semana, analizar el entorno y elegir personas con mirada lasciva dispuestas a arrojar todo, engatuzar, esa era la misión de los bailarines.

Deku salía como la piedra angular al final del show, dando una generosa demostración de su danza en el poledance. Las luces estaban dirigidas con la atención de todos a él, con ese antifaz de conejo que daba a la imaginación de la figura que ocultaba con ese conjunto.

Lucía con una tierna y traviesa sonrisa en sus movimientos, mirando a cada cliente en su danza reconociendo a la mayoría, toda su concentración escaneando las personas culminó al momento en que otra maldita máscara de cuervo atravesó por ahí y por si fuera poco al desviar de ello pudo reconocer un dúo de personas, no eran sus clientes pero sabía que eran allegados de Katsuki.

Su equilibrio y el agarre al tubo resbaló haciéndolo caer a la plataforma, intentó levantarse rápidamente pero un dolor en su tobillo le hizo encoger de hombros, sostuvo del tubo para arrastrar a sentar. Sus compañeras rápidamente percibieron el error y corrieron a auxiliarlo, no sin antes dar una intervención por un par de ellas para desviar la atención de los espectadores.

Deku fue levantado a salir por la parte posterior del escenario siendo cargado por una de las chicas mientras otro bailarín con mayor complexión acercaba para levantarlo y dirigirlo a los camerinos. Algunos minutos pasaron tras eso.

—¿Qué rayos pasó ahí? —Exclamó Mirko tras ser notificada llegando al entorno.

—Lo siento, mi error... —respondió Izuku recostado en una banca mientras sus compañeras atendían su pie. —Resbalé en mi baile —reconoció con culpa.

—¿Y estás bien?

—Se falseó el tobillo, no va poder bailar esta noche de nuevo —indicó Nemuri quien aplicaba una tela envolviendo hielo en el tobillo para bajar lo inflamado.

—Dios mío, cariño te está pasando cada cosa —regañó Mirko llevando sus manos a la cintura negando la cabeza. —¿Puedes seguir? —Izuku asintió. —Bien, no más baile para ti, los clientes serán solo VIP con clara advertencias de no abusar de tu movilidad. ¿Queda claro?

Izuku volvió asentir mordiendo su labio para apaciguar el dolor por la presión del frío contra su tobillo. Mirko salió resignada de ahí carraspeando de la fragilidad del cuerpo de un joven.

—Se preocupa a su manera —bromeó Nemuri levantando un poco el pie de Izuku para posarlo encima de sus muslos atendiendo la inflamación.

El pecoso retiró la máscara y llevó una mano ocultando su mirar.

—Lo último que debería hacer es ausentarme, tengo el mes muy ajustado.

—Vas a poder seguir, solo ten cuidado de no apoyar directamente en él —animó la mujer.

Izuku asintió arrastrando su mano hacia el tocador donde había dejado el teléfono para corroborar cuanto tiempo le quedaba para la primera sesión. Eran las 9:02 pm, saltando el show general consintiendo a los clientes la zona VIP empezaba hasta las 10:00 pm, aún tenía tiempo para reponerse. Su entrecejo arrugó al ver una notificación más por ahí, al ver que se trataba de un audio lo llevó a su oreja para discreción.

Sintió como toda la sangre baja de su cabeza.

"Última oportunidad..." Esa mención le hizo entrar en pánico, a pesar de todo lo que estuvo pensado ese día de dejar de ser un ingenuo y mentir así, ahora se daba cuenta que le daba miedo no volver a verlo.

Ya había pasado más de 60 minutos desde que la hora que acordó esperarlo, se sentó de forma estrepitosa en el banco sorprendiendo a Nemuri.

—¡Midnight ocupo un favor! —Exclamó ansioso. —Por favor cúbreme una hora, voy a volver para las sesiones privadas.

—¿Eh? ¿Qué te sucede tan de repente?

—Si preguntan por mi diles que estoy reposando mi herida a solas en la habitación VIP, te prometo volver.

—Que fácil se le hace a la juventud tomar el toro por los cuernos —reclamó, pronto suspiró. —Haz lo que tengas que hacer, cariño. Debe ser alguien importante para tenerte así.

Izuku asintió una y otra vez cerrando el teléfono entre sus manos, pronto procuró ponerse de pie dando algunos saltos a su casillero para tomar su ropa casual, ni siquiera se dio tiempo de cambiarse, solo se puso encima los pantalones y un gran saco holgado color negro con cordones verdes. Mientras se ponía los zapatos apresurados llamaba algún taxi para que le recogiera.

.

.

.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro