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Cumpleaños

Cuando llego a su habitación camino hasta la cama en donde se dejo caer boca a abajo dejando salir el aire qué tenia contenido en los pulmones a través de un profundo suspiro. Su cuerpo seguía caliente y estimulado aun por lo que acababa de suceder.

—Joder... Ese mocoso es condenadamente erótico — murmuró contra la almohada gruñendo de sentir aun su cuerpo excitado gracias a lo que Izuku había hecho pero por otro lado estaba feliz de haber cobrado su venganza por esas veces en que Izuku le sedujo aun después de haberle pedido esperar. Da a poco su cuerpo volvió a la normalidad.

Sonrió de lado negando con la cabeza a la idea de haber aprendido cuales eran los lugares donde Izuku lo excitaba más ser tocado. Conocer más detalles del otro le parecía agradable. Con esa nueva información en su cabeza se puso de pie y comenzó a buscar un conjunto de ropa para dormir qué termino por ser un pantalón de tela suave y una camisa sin mangas.

Si cabello seguía ligeramente húmedo y tomo el teléfono para revisar si tenia alguna notificación de sus amigos, Camie, Toshinori o su abogado. Todo parecía estar en orden así que tecleo un mensaje de texto a su jefe Aizawa.

"He regresado a Tokio, me presentaré de nuevo a partir de mañana en la oficina. Buenas noches"

Escribió y envió con un semblante cansado, pero más relajado ahora que finalmente parecía que habría un poco de paz entre Izuku y él así como un equilibrio entre las labores de casa, el cuidado de Izuku y el trabajo. Aun tenia varias cosas pendientes por hacer como pagar la deuda de Izuku, planear que harían a partir de ese día y como ayudarlo a buscar alguna forma de ganar dinero sin arriesgarlo a ser arrestado.

Solo debían ser pacientes y la investigación terminaría siendo cerrada a falta de pruebas o un culpable. Muchas veces los homicidios de la índole dolosa hecho a víctimas de la mafia o relacionadas a ellos tendían a ser archivados sin seguimiento

Mientras pensaba en ello, tomó la orilla del cobertor para descubrir la cama con la intención de recostarse y descansar. Ya no tenía el dolor de cabeza como en la mañana así que se había curado de aquella fiebre repentina qué le había atacado a causa del estrés y las defensas bajas. Izuku había hecho un excelente trabajo cuidando de él, lo recompensaría de alguna manera.

Antes de que se metiera a la cama escuchó el sonido de su puerta ser abierta, se giró con una ceja en alto notando al menor entrar envuelto en una toalla a la altura de la cintura.

—¿Terminaste? — cuestionó curioso, sonriendo aun por su reciente Victoria. A sus palabras respecto a si volvería al trabajo y que todo estaría bien además de tenerle la cena al regresar solo asintió aceptando su decisión. Confiaría en él está vez y esperaba que nada malo ocurriese por el bien de ambos.

Le observó acercarse despacio y sintió el empujón en su pecho qué le hizo caer a la cama. Se incorporó sobre sus codos levantando un poco su torso.

—¿Qué haces? — cuestionó con una ceja en alto mirando al pecoso trepar por encima de su cuerpo de modo felino clavándole la mirada en la suya.

La cercanía lo forzó a dejarse recostar por completo observando atento la manera tentadora en que le tocaba la boca con su dedo como queriéndolo provocar mientras escuchaba su clara queja al haberlo dejado en el baño en un claro estado necesitado y mentirle acerca del vidrio, pero pudo notar algo más, un leve brillo travieso en su mirar.

"¿Qué es lo que tiene en mente?, este chico no sabe perder una guerra"

Pensó esbozando una sonrisa ladina al sentir el peso ajeno sentarse por completo sobre su cuerpo y a sus siguientes palabras arrugó el entrecejo borrando la sonrisa y alzando la ceja.

—¿Ah? — balbuceo a la clara amenaza qué le dio de haber perdido su "oportunidad" y cumplir su declaración de una semana. Katsuki entendió a la perfección esa indirecta, pero se confundió al verlo acercarse con la intención de besarlo.

Sentir sus alientos acariciarse creo la necesidad de sentir esa conexión qué le gustaba en demasía, pero fue cortado de golpe al mismo tiempo que el intento de tocarlo con su mano.

Izuku se apartó indicándole la misma frase que el dijo en el baño. "Una semana"

Katsuki alzó la ceja aún más y abrió la boca ligeramente sin poder formular alguna palabra mientras lo veía alejarse y seguir hablando respecto a que dormirían separados, y que él no tenía la determinación de frenarse haciendo una sugestiva acción con su lengua qué hizo a Katsuki formar una sonrisa y ladear un poco su cabeza con un semblante sorprendido y con una punzada ansiosa en el pecho.

Entre cerró sus ojos y al quedarse a solas de nuevo en su habitación se dejó caer en contra el colchón soltando un bufido.

—¡Ha! — Expresó aun sin creer lo que acaba de ver y escuchar llevando su antebrazo a la frente.

—Eres un tramposo, no se suponía qué hicieras esto — murmuro gruñendo con la imagen de Izuku moviendo esa lengua en su cabeza y que difícilmente podría borrársele. Gruño cubriéndose con el cobertor y ladeo su cuerpo a apagar la lampara de noche para intentar dormir.

Al día siguiente nuevamente se levantó a las 6:30 de la mañana como solía hacer en su rutina diaria qué había pausado casi un mes. Se vistió con un traje gris y encima una gabardina negra, bajó a tomar café y tomo sus llaves y cosas antes de subir a abrir la puerta de la habitación de Izuku, seguía dormido, parecía que todo estaba en orden así que salió de la casa aun si entiendo ese leve miedo de incertidumbre a lo que podría ocurrir si lo dejaba solo, intentó ser positivo e imaginar que Izuku cumpliría su promesa de querer vivir y ya estaba bien en claro que si Camie llamaba no hiciera caso a lo que le dijera.

Al llegar a su auto alzó la vista hasta su piso, notando la zona del baño y el vidrio unidireccional qué solo reflejaba las luces de la ciudad y el cielo qué apenas comenzaba a aclararse. sonrió divertido y subió al auto. Abrió la guantera y saco su placa, arma y gafette. Había extrañado usarlas, cargo el arma y la colocó en la funda qué solía esconder bajo la gabardina.

Al llegar a la fiscalía fue recibido con cariño de parte de Kirishima y Denki qué se habían lanzado a abrazarlo recibiendo de parte del rubio un par de puñetazos en la nuca para ser soltado.

—¿Ha habido noticias del paradero de Izuku? — cuestionó colgando la gabardina en el perchero de su oficina. Denki negó dejándole un folder actualizado del caso.

—Ninguna, ya enviamos el correo con su fotografía a todas las unidades de investigación del país, si Izuku intenta salir del país nos daremos cuenta — Contesto sonriendo y Katsuki sin expresión alguna tomó el folder.

—La casera nos indicó qué ya hace más de un mes que no lo han vuelto a ver, así que comenzamos a pensar que cambió de domicilio. Una vecina menciono qué la última vez que lo vieron salía del departamento con hombre a su lado —

Explico Kirishima qué había llegado con una taza de café.

Katsuki se frenó de golpe y miró al pelirrojo con una ceja en alto.

—¿Dio alguna descripción? — cuestionó sintiéndose nervioso internamente. Kirishima negó.

—Para nuestra mala suerte no, solo menciono qué era alguien alto y con una gabardina oscura — murmuro frotando su mentón. Katsuki asintió y regreso la vista al escritorio, se había salvado por mera suerte debían ser más precavidos si salían pronto.

Cuando el medio día llegó y a la vez su hora del almuerzo salió al patio delantero de la fiscalía sentándose en una banca y saco el móvil observando qué no había notificaciones. Suspiro y miró a su alrededor, parecía no haber nadie qué le observará así qué llamo a Izuku.

— Es medio día, espero que ya hayas desayunado algo o voy a enojarme — saludo con una sonrisa mientras mordía una manzana qué saco de su bolsillo.

—¿La sesión con el viejo Toshinori salió bien? — cuestionó curioso pues recordaba que el menor tenia esta terapia con él. Esperaba que a partir de ese día las terapias tuviesen que ser menos frecuentes. Luego suspiro.

—llegaré a las 8 pm, prepara algo picante para mí, no salgas, no hace falta, si necesitas algo pide servicio a domicilio y que lo dejen en la puerta, los cargos se hacen automáticamente a mi factura así que no necesitas pagar nada al repartidor. — indico con seriedad.

—Nos vemos más tarde, te-... — Apenas iba a despedirse cuando noto la llamada ser cortada a propósito por el chiquillo haciéndole saltar una vena.

—¡¿Ese malcriado me dejo hablando solo?!... ¿Qué se cree ahora, eh? — Gruño sintiendo su rostro ponerse un poco rojo pues había notado un tono de voz juguetón y soberbio en el menor antes de cortar la llamada. Era claro que se estaba vengando.

Esa noche al llegar a casa la situación no mejoró, la cena estaba servida tal como el menor prometió pero Katsuki deseaba al menos recibir un beso de bienvenida qué le fue negado aludiendo la misma frase restando el día que había pasado. "7 días".

—¿Es enserio Izuku? — murmuro cruzándose de brazos con una ceja en alto.

—¿Ni siquiera un maldito beso? Fue un día cansado es lo mínimo qué merezco después de partirme el culo — Reprochó haciendo un leve puchero a su modo.

Izuku había sido cruel negándole incluso la más mínima interacción.

El día siguiente fue igual, hablaba con él y era recíproco, pero Izuku negó a darle besos, abrazos siquiera un leve roce o caricia en su rostro.

—Estas exagerando deja eso ya maldición — Gruño esa noche al intentar atraparlo para darle un beso de buenas noches cosa que no pudo hacer. "6 días".

Katsuki rodó los ojos

—Tsk... Eres peor que un niño pequeño — bramo molesto para irse a su habitación. Las cosas no mejoraron después si no todo lo contrario, Izuku había llevado su venganza más allá de lo impensable al no solo negarle la más mínima interacción si no que ahora también le provocaba a propósito usando ropa más corta, que mostraba sus piernas casi por completo, saliendo de la ducha con una toalla qué dejo caer frente a él, agachándose de manera sugestiva cuando tiraba algo a propósito, incluso se había atrevido a comer de formas lascivas frente a la mesa y de forma inevitable el rubio le miraba con el ceño fruncido y apretando los labios ansioso.

—Dure años sin besar a nadie, sin coger y sin la necesidad de esto, puedo esperar cuatro jodidos días más... En cambio tú, no puedes resistir tocarte todas las noches murmurando mi nombre... ¿Crees que no me he dado cuenta?... Sigue con tu juego, veamos quien pierde al final — advirtió sonriendo divertido una noche en que intento abrazarlo para despedirse antes de ir a dormir y al salir de la vista ajena no evito derrumbar esa faceta dura por una llena de desesperación y chasquear la lengua.

Aguantar sus claras incitaciones y señales se había vuelto una tarea casi imposible, estuvo a punto de flaquear varias veces, de acudir a la cama ajena a media noche y robarle un beso mientras dormía pero eso fracturaría su orgullo.

El mismo se había sentenciado al ordenar esperar esa última semana. No iba a tallarse a si mismo por mucho que le costara aguantar.

Los últimos dos días intento regresarle el juego a Izuku. Paseando por la casa con la camisa desabrochada mostrando su bien trabajado abdomen, pectorales y el pantalón en el bajo vientre para enseñar un poco de las venas qué sobresalían de esa zona. Lavaba los platos frotando la esponja con cierta manera indecorosa y en una ocasión mientras hablaba con Izuku en el balcón se recargo por la espalda con los codos en los barandales y con una paleta de hielo en los labios qué chupo con cierta incitación como lo había hecho con los pezones del menor una vez.

Por último, se había puesto a hacer ejercicio en la sala a vista de Izuku cuando limpiaba.

Haciendo trabajo de fuerza, moviendo las mancuernas marcando sus fuertes brazos mientras su cuello, rostro y parte del pecho y espalda se empapaban en sudor y expresaba gemidos de cansancio y agitación por el esfuerzo hecho. Claro, remarcando cierto volumen para que Izuku le escuchara desde su lugar.

Toda la semana había sido una total guerra qué le pareció eterna, la desesperación y necesidad de acercarse al otro había escalado al grado de hacerle tener que recurrir a la masturbación en el baño del trabajo o encerrándose en el estudio sabiendo que Izuku no entraba allí.

En el lapso de esa semana también se había dado cuenta de que Izuku solía leer algo en sus ratos libres. Parecían ser comics o novelas juveniles. Se había dado cuenta que no sabía mucho acerca de sus gustos personales y la fecha de su cumpleaños era prácticamente al día siguiente.

Esa última noche mientras reposaba en el silencio de su habitación y la calidez de su cama, reflexionó acerca de que poder regalarle, incluso había tocado el tema de forma discreta y disimulada con el par de idiotas en la oficina alegando que de haber funcionado las cosas con Camie no sabía que le hubiese dado de regalo de cumpleaños.

"Si yo tuviese una novia, la llevaría a una cena romántica y quizá después a ver una película, sería algo muy varonil"

Había dicho Kirishima.

"Yo la llevaría a un paseo por la playa y le regalaría un gran ramo de rosas"

Opinó Denki.

Katsuki sabía que esas cosas no eran una buena opción, sonaban tan cursis y melosas qué sintió náusea. El rubio era alguien de pocas palabras y que no sabía cómo expresar del todo lo que sentía de una forma linda o dulce.

Las últimas tres noches se la había pasado dando vueltas en la cama pesando en lo mismo, quizá no tendría remedio más que salir a la calle con mucha precaución.

"Si salimos muy tarde hay menos probabilidad de que nos vean... Pero a esa hora solo hay puestos de comida abiertos... ¿Estará bien si... Comemos algo? Después de todo nunca hemos tenido una "Cita" como tal o salido juntos afuera"

Pensó mirando al techo. Realmente se la habían pasado dentro de casa desde que recordaba, incluso antes de que ocurriera el homicidio de Tomura, solo habían pasado un par de noches dentro de casa de Izuku. Esa sería su primera cita de verdad.

Además de todo ello, al terminar la cuenta regresiva supuso qué oficialmente podría acercase a Izuku como tanto deseo desde que lo conoció cuya necesidad aumento en los últimos días. Solo había un problema, jamás había tenido intimidad como tal con un chico a diferencia de Izuku qué sabia tenía mucho más experiencia en ello.

Tomó su teléfono y comenzó a leer al respecto. Había cientos de foros llenos de consejos, ayuda e incluso tutoriales para saber cómo intimar entre varones.

Desde el hecho de cómo preparar al otro para no lastimarlo hasta como alcanzar la próstata para una mejor satisfacción. Toso era muy interesante y aunque algunas cosas ya las había oído por allí, quería confirmarlo.

A la mañana siguiente era su día de descanso, que había quedado perfectamente alineado con el cumpleaños de Izuku. Le daría una pequeña cucharada de su propio chocolate como último juego en ese día en que se suponía qué ya había acabado la tan desesperada cuenta regresiva. Haría creer al menor que ya no le interesaba ni la cuenta regresiva ni su cumpleaños.

Salió temprano a la tienda de autoservicio, compro todo lo que pensó necesario para llevar a cabo su plan de cita y regalo de cumpleaños. Terminó llenando el maletero del auto y parte del asiento trasero de cosas que oculto con una lona ligera azul. Regresó a casa encontrándose con Izuku en la cocina.

Mientras colgaba su chamarra en el perchero de la entrada y dejaba las llaves colgadas también, se acercó a la cocina suspirando y tomando asiento.

—Buenos días — saludo fingiendo desánimo e indiferencia.

No hablo durante el desayuno y tampoco al terminar. Se mantuvo serio sin mirar al menor pues sabía que a cualquier indicio de él le costaría trabajo mantener esa faceta y acceder a besarlo o abrazarlo.

Se levantó para dejar los platos en el fregadero y para su sorpresa el chico se le acerco con la intención de poder finalmente ser tocado de alguna forma.

Katsuki alzó una ceja y desvío la mirada.

—¿Puedes lavarlos tú esta vez? — desvío todo tema hacia los platos y se giró dándole la espalda para salir de la cocina.

—Hoy estaré ocupado, no quiero que me molesten. Estaré en el estudio. —

Sentenció mirándole de reojo y salió de la habitación.

Le había costado trabajo comportarse de esa manera, incluso se había sentido un poco mal, pero sabía que valdría la pena al final. Todo el día se la paso dormido dentro del estudio bajo llave, sabía que si se mantenía despierto sería mucho más dura la espera.

Salió de allí hasta que dieron las 11:30 de la noche, justo después de que Izuku saliera de bañarse.

Acudió a su habitación a cambiarse por un atuendo casual compuesto por jeans azules, tenis negros y una chaqueta de piel encima de un suéter de punto de cuello alto color negro.

Se coloco una gorra negra para ocultar su cabello, tomo unas gafas de sol qué se pondría después y una mascarilla negra qué dejo debajo de su barbilla. Se acerco a la habitación de Izuku y llamo a su puerta.

La abrió despacio mirando al chico en la cama, parecía decaído y con los ojos ligeramente hinchados.

—Vístete, tenemos que salir y hablar de algo — le ordenó cortante y frio.

—Te espero abajo — sentenció distante cerrando la puerta de nuevo y sonrió mientras bajaba las escaleras. Estaba emocionado y nervioso.

Espero en la sala notando que el chico se tardaba. Impaciente comenzó a caminar de un lado a otro como león enjaulado.

—¡Date prisa! — Gritó desde su lugar. A los pocos minutos Izuku finalmente bajo y le entrego una mascarilla y una gorra. Hacia frio así que tomo una bufanda qué era suys y estaba colgada en el perchero para dársela al menor a que se la pusiera también.

—Ponte todo esto — Pidió sin expresión y cuando el menor estuvo listo abrió la puerta, pudp notar cierto miedo en a Izuku qué no fue difícil de descifrar, quizá tenía miedo de ser visto también ya qué imaginaba que era consciente de que era buscado por la policía.

Suspiro y cerro la puerta tras de si.

—Andando, camina. — dijo caminando el primero asegurando sé que el pecoso lo seguía. Bajaron hasta el auto y quito la alarma y los seguros para que Izuku subiera, esta vez no le abrió la puerta con caballerosidad como siempre había hecho.

Seguía siendo parte de su plan.

Al ver que el menor subió el también y encendió el auto. Por dentro se moría de ganas de confesarle su plan, pero debía aguantar al menos hasta llegar a su primer destino en donde estaba seguro que Izuku sería lo suficientemente listo para adivinar qué todo había sido parte se su sorpresa.

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todo marchó adecuadamente con ese plan, logró percibir una pequeña conmoción por lo declarado, evidentemente no disfrutaría el volver a dormir solo luego de acostumbrar a estar con el rubio, pero era algo que debía evitar mal-acostumbrar y que mejor oportunidad que esa.

Al día siguiente tuvo la dicha de despertar algo tarde, no tuvo alarma, nadie lo despertó para comer o algún ruido. Levantó somnoliento viendo la hora, las 9 de la mañana, la cita que programada con su terapeuta era a las 10 y duraba dos horas por lo que tenía tiempo para desayunar algo.

Merodeó por el pasillo con bostezo mientras removía su cabello inclinado hacia un lado por la presión contra la almohada que tuvo toda la noche, había logrado dormir de manera continua sin interrupciones. Miró hacia las escaleras superiores buscando algún indicio de sonido o movimiento, pero al estar un silencio el entorno estaba seguro de andar en soledad por ahí.

—Hacía bastante que no estaba así... —susurró para sí con un aire de nostalgia recordando todo lo que Katsuki había hecho precavido de que no sucediera otro intento de arrebatarse la vida.

Le dejó con mucha confianza ciega en poder pasearse a sus anchas por la casa. Izuku se dirigió a la cocina con el objetivo de atenuar el hambre, abrió uno de los cajones sacando un cuchillo de cocina y lo inspeccionó con un gesto indiferente, aunque pronto restregó una sonrisa resignada por notar la evidente confianza que le tenía, o al menos sabía que ya estaba mejor para permitir algo como eso. Tampoco podía dejar más tiempo a Katsuki encerrado en casa, estaba seguro que el trabajo se le complicada de esa manera.

Revisó la alacena tomando la harina para prepararse unos hotcakes, tenía muchas ganas de comer algo dulce por lo que picó algunos frutos rojos para acompañar encima con la mantequilla y un vaso de leche.

Posteriormente limpió la cocina y la sala de estar preparándose para la llegada de Toshinori, al estar solos en el departamento podían llevar a cabo la sesión en la sala sin problema. Le contó a detalle lo que había pasado con Katsuki hace unos días, el estrés y la fatiga laboral que lo arrinconó a enfermarse, el cómo lo sobrellevó y se dio cuenta de muchas cosas.

Yagi pudo percibir el gran cambio que tuvo Izuku, sus expresiones, el modo en formal en confianza en que se comunicaba sin desviar la vista como antes lo fue, incluso su color de piel ya era más avivado a diferencia de lo amarillo y con moretones que le conoció. Era esos momentos en que disfrutaba de su trabajo, lograr ver el cambio favorable y mayor desempeño que tenían sus pacientes.

La sesión de dos horas culminó, Izuku despidió de Toshinori programando su siguiente sesión hasta dos semanas, ya no serían tan frecuentes motivo de su mejoría.

Por ahora no tenía mucho por hacer, la limpieza ya la había hecho y el cesto de ropa sucia estaba vacío, tal vez invertiría el tiempo en leer algo de por ahí. Miró atento los gruesos libros que parecían enciclopedias en un estante de la sala, todos eran de temas de criminalística, forense e incluso libros de leyes; arrugó el entrecejo buscando una razón de por qué tenía todo, tal vez eran de su familia y ahora los conservaba Katsuki ya que para ser un simple hobbie le parecía algo extenuante.

Tomó el lomo de uno jalándolo consigo y revisando el título de la cubierta con tema de escenas criminales, empezó a hojearlo por encima caminando al sofá percibiendo cosas que llamaron su atención, quedando atento en algunas páginas con imágenes de situaciones para buscar sospechosos. Desde como quedó un cadáver, la supuesta arma con la que fue asesinado, el tiempo en que se conservaba el cuerpo, cada mínimo detalle provocó en Izuku arrugar sus labios con incomodidad recreando el escenario de la oficina administrativa de burdel. Estaba seguro que no dejó ninguna pertenencia suya ahí dentro, pero incluso su ADN tenía remanentes en el cuerpo de Tomura, la evidencia de drogas, la brida... todo eso se quedó ahí.

—Dudo que se hayan creído que fue un cliente como venganza... —susurró para sí contra el libro recordando lo que iban a declarar los trabajadores que sucedió.

El timbre de su teléfono lo alarmó soltando el libro por la sorpresa cayendo al suelo, extendió su mano hacia el celular a su lado en los cojines y respondió al ver de quien se trataba.

—¡Hola, Kacchan...! —Saludó suavemente nervioso, pero pronto terminó al escuchar el tono en que le respondió. —¡Por supuesto que desayuné, no tienes por qué enojarte con antelación a eso! —Quejó con inercia en un gesto infantil en su rostro.

Su berrinche culminó quedando serio por la pregunta de la terapia.

—Es mediodía, la sesión terminó hace rato. Me dijo que ha salido todo muy bien y volvería hasta dos semanas, eso es bueno, ¿no?

Al escuchar la hora en que volvería y que le pedía algo picante para la cena lo llevó asentir la cabeza, aunque lo último de que no saliera por nada del mundo le llamó la atención.

—¿Qué? ¿Acaso crees que voy a perderme o algo así? No pasa nada —mencionó enarcando una ceja con una sonrisa taciturna. —Pero está bien, no saldré para no preocuparte. Te veré en la tarde entonces.

Al escuchar que se despedía pudo interpretar un último aviso, por lo que colgó abruptamente negando la cabeza.

—No, ni siquiera vamos a entrar en palabras tangibles y bonitas —declaró con una mueca mirando el teléfono al frente tras colgar la llamada.

Al pasar el resto del día hasta la tarde, en la hora de la cena Katsuki volvió puntual como estimó a las 8 de la noche, Izuku estaba en la cocina revolviendo una cazuela en flama baja con un curry, portaba un delantal negro atado por un lazo a su cintura, dejando a la vista que solo traía unos shorts más cortos que propio delantal y sin camisa.

—¡Bienvenido Kacchan! La cena ya está casi lista, ponte cómodo —mencionó con una avivada sonrisa, aunque pronto interpuso su mano bloqueando que el rubio acercara a rodearlo con sus brazos. —Nada de eso, siete días, ¿no? Tú mismo lo dijiste —espetó con un audio arrogante pese a las quejas del atareado día y merecía un mínimo de compensación.

El día siguiente cuando tuvieron oportunidades de congeniar pero solo fue eso, sentándose en el sofá de la sala a pasar el rato con la televisión encendida, notó como Katsuki aproximaba pretendiendo tomar su mentón o poner una mano sobre su muslo pero Izuku levantaba tomando asiento en otro sofá eludiendo cualquier situación comprometedora.

—Vamos Kacchan, ¿qué son seis días para ti? Así como me dejaste en la regadera con esa determinación, puedes con ello —resopló aire en su flequillo cruzando sus brazos, aunque esa seriedad culminaba con una risa entre dientes relamiendo sus propios labios con una invitación a besarlo.

Por supuesto que a Izuku eso también lo estaba afectando, lo había dicho más de una vez y él lo reconocía, no era tan fuerte para contener algo como eso, por lo que consecutivamente tuvo que recrear con su imaginación las fantasías que tenía con Katsuki ya sea en su habitación o en el baño, acudía darse placer a sí mismo.

Una noche donde había salido de la regadera estaba en su cuarto con la puerta abierta apropósito para que en caso de que Katsuki atravesara el sitio pudiera verlo, al ver que había caído como pez a señuelo sonrió en sus adentros inclinándose en la cama para recostarse y evitar los labios del otro.

—Tres días más, cariño. Solo eso —susurró con una faceta coqueta resoplando los mechones rubios de Katsuki encima de una oreja.

Verle responder con tozudez apartándose se le hizo divertido, aunque su sonrisa desvaneció al escuchar que lo había atrapado tocándose y recitando su nombre.

—Pe-pero... ¿te diste cuenta? —Refutó sonrojado y algo intimidado de la declaración.

Una vez que le dejó solo en la habitación se dejó caer completamente a la cama llevando sus manos al rostro.

"¡No puedo creerlo! Si ya lo sabe no debería haber problema, no creo que haga algo a su favor con eso, ¿no? Nada tiene nada de malo, no hice algo fuera de lugar..."

Eso era lo que esperaba, pero estuvo errado, los últimos días fueron tortuosos para él también, Katsuki tomaba sus ratos en ejercitarse en casa sin ápice de pudor y con suma indiferencia, la simple tarea de lavar unos trastes ya no podía ser tan normal con la forma descuidada en que vestía con la camisa desabotonada, incluso verlo comer una paleta de hielo le provocó escalofríos a Izuku, el cual con poco disimulo solo bajaba un poco la cabeza para desviar un poco la mirada nervioso.

"Si acudo a él volverá a reírse de mí. Yo empecé este juego, debo ganarlo a como dé lugar."

Procuraba dirigir su atención a otro sitio fuera del rubio, pero sus ojos por inercia giraban de reojo atentos al mínimo movimiento que hiciera.

"Kacchan es muy orgulloso como para dejarse caer en una situación como esta."

La tortuosa cuenta regresiva por fin terminó. Izuku despertó por su cuenta un poco desconcertado de todo, pero hasta que vio la hora y fecha en su teléfono logró espabilar: 15 de julio 8 de la mañana.

Miró la habitación buscando algún indicio diferente, no estaría impaciente, por lo que levantó de la cama y caminó hacia el baño a lavarse la cara, era su cumpleaños, debía estar radiante y mirar todo de la mejor manera.

Bajó a la cocina dispuesto a preparar el desayuno sin complicaciones, picando algunas verduras y preparando una malteada de fresa como aquellas que Katsuki le había tomado su receta. Estaba de buen humor tarareando una canción pegajosa entre dientes.

Pausó la tarea que hacía al escuchar la puerta principal y como eran colgadas unas llaves.

"¿Estaba afuera? Creí que seguía en su cuarto."

—Buenos días Kacchan, todo este tiempo pensé que estabas arriba —saludó con una radiante sonrisa, sin embargo, solo fue entregado una seca respuesta indiferente tomando asiento en la barra.

La sonrisa de Izuku esfumó preocupado de percibir algo diferente.

—¿Está todo bien? ¿Por qué saliste tan temprano?

No recibió respuestas, Katsuki estaba apático fuera de lo que acostumbraba. Recibió el desayuno con una pobre reacción que ni siquiera tuvo algún elogio o queja de como guisó los huevos fritos con embutidos, el pan tostado o la ensalada.

Izuku comió ansioso esperando algunas palabras o algo que hiciera referencia a la dichosa cuenta regresiva que lucharon esa semana, pero no tuvo nada más que una silenciosa comida.

"¿Está enojado? ¿Por qué hasta ahora?"

Arrugó el entrecejo disperso de la idea que se fomentaba, al ver que Katsuki se puso de pie en camino al fregadero Izuku saltó de su lugar acudiendo hacia él.

—¿Sabes Kacchan? Estaba pensando que como hoy tienes el día libre tal vez podríamos hacer algo diferente, ya sabes, porque es mi-... —su habla pauso con la estoica interrupción que era ligeramente empujado de uno de los hombros para que no acercara.

Asintió la cabeza cabizbajo de acceder a lavar los trastes sin tener oportunidad de complementar su invitación.

—Y-ya veo, pues que se le va hacer, buena suerte en tu trabajo —mencionó levantando sus puños frente a su torso con animosidad, aunque evidentemente estaba afligido.

Quedó solo en el cuarto de la cocina mirando el suelo a sus pies.

"No creo que lo haya olvidado, debe estar molesto..."

Recargó su respaldo a la mesa frotando su rostro con su antebrazo.

—No te desanimes, es un día especial hoy, ¿verdad? Ánimo Izuku —se susurró a sí mismo para no abrumarse.

Al terminar sus tareas caseras acudió a su habitación, no sin antes restregar una mirada hacia la parte donde estaba el cuarto de estudio de Katsuki, la puerta estaba cerrada a cal y canto, ni siquiera tenía valor para tocarla.

Su corazón estaba cantando a sí mismo un feliz cumpleaños, era la primera vez que pasaba uno de esa manera, encerrado sin rastro de nada ni nadie más, ni de la escuela ni del trabajo, después de todo ya no le quedaba nada de eso.

Entró a su habitación cerrando la puerta con su espalda, miró el escritorio la foto de su mamá abrazando a un pequeño Izuku y sonrió con nostalgia.

—Incluso si estoy soñando, no voy a rendirme, no de nuevo...

Observó su teléfono en la cama con algunas notificaciones, algunas personas le habían enviado mensajes de feliz cumpleaños, aquellos que desconocían su situación actual y aún así tuvieron la pertinencia de hacer notar que lo recordaban.

Incluso recibió una llamada de Ochaco dando un poco la situación real de lo que pasaba.

—¿Entonces ahora mismo no estás haciendo nada? ¿Y estás bien? —Preguntó la castaña desde la llamada.

—Eso creo, aunque no quiero quedarme de esta manera. Mis heridas ya están mejor, buscaré un empleo e intentaré retomar la escuela.

—No te recomiendo que lo hagas todavía, sigues siendo un sospechoso, la policía no deja de preguntar por ti y siguen acechando tu antiguo departamento, ¿estás seguro que estás a salvo donde te quedas?

—Lo estoy, no he salido por nada de aquí.

—Bueno, deja que pase unas semanas más, después podría darte referencia al nuevo burdel en el que estoy, es más pequeño que el Green Rabbit pero estoy segura que muchos clientes acudirían si saben que Deku está aquí...

—No, no quiero volver a algo así —sentenció Izuku incómodo frotando su brazo ansioso.

—Ah, claro. Lo siento, ese tipo de remanentes es difícil de quitar, ¿no? Pero recuerda que debes avanzar. Oye, pasa un lindo cumpleaños y dile a ese sujeto con el que te quedas que no sea un cacique y te consienta, ¡es tu día especial! —Quejó conociendo la situación actual del chico y la indiferencia que tuvo esa mañana. —Y si no, al menos hazlo tú mismo, tu cuerpo merece revitalizarte con una sesión de spa en casa.

Izuku sonrió decaído despidiendo y cortando la llamada.

Pasó mucho tiempo dándose cuidados ese día como Uraraka recomendó, se dio una ducha, usó cremas hidratantes, exfoliantes como los que usualmente usaba para mantener una piel radiante. Había encargado un set de eso a domicilio al tener la regla de no salir por ahora.

Llegó a comer solo a la hora del almuerzo, Katsuki tomó muy a pecho lo de estar ocupado, incluso subió a dejar una bandeja de comida en la puerta, pero el otro no respondió ni salió en ningún momento. Por lo que Izuku la dejó ahí.

Estuvo rato merodeando frente a esa puerta con angustia ni signos de nada, tomó asiento en el piso frente a ella paciente de que algo sucediera.

—Kacchan... —susurró indulgente sin esperar respuesta.

Se puso de pie resignado, retomando a su habitación triste de haber tenido grandes expectativas esa vez o al menos que le deseara un feliz cumpleaños. El día iba a terminar, ya casi sería media noche, así que sin ánimos de nada más pretendió tirarse en la cama con evidente desilusión.

"Supongo que yo mismo me busqué algo así."

Sintió sus ojos humedecer pero inmediato frotó con brusquedad contra la sábana, no pretendía llorar en su cumpleaños por nada del mundo.

Repentinamente la luz de la habitación encendió haciendolo respingar y sorprender.

—¿Y esa apariencia? ¿Kacchan? —Cuestionó extrañado de verlo con una cachucha, un cubrebocas en su mentón y su chaqueta oscura. —¿Salir? ¿Hablar? ¿Qué...?

Balbuceó confundido de la repentina orden que no tuvo detalles al cerrar la puerta con un portazo dejandolo solo.

Izuku desencajó su mandíbula confundido, aunque pronto se alistó como le indicaron, poniendose unos jeans azules, una polera blanca y un chaleco rojo oscuro, se puso los tenis con torpeza al escuchar el grito de que se diera prisa.

"¿Qué le pasa? Estuvo todo el día ausente encerrado y ahora me da ordenes de esta manera impaciente."

Bajó apresurado sosteniéndose del barandal.

—¿Kacchan qué pasa? ¿Por qué no dices que sucede? Saliste tan de repente de ese cuarto de trabajo y... —recibió una gorra y un cubrebocas también observándolos en mano dudoso. —¿Y esto? —Preguntó extrañado mientras su cuello era envuelto en una bufanda. —Pero estamos en verano, no debería hacer tanto frío afuera...

Las palabras de Uraraka de que aun estaba siendo buscado le tensó internamente, por lo que sin más quejas se puso las cosas encima.

Bajó las escaleras del departamento siguiendo a Katsuki unos pasos atrás.

—¿Estás enojado? Oye lo de la semana fue un poco tosco pero debes admitir que también te empeñaste en restregar lo mismo contra mí —mencionó preocupado de silencio.

Llegó al auto estacionado donde solo notó a Katsuki subir sin formular nada, así que siguió adentrando el área de copiloto.

—¡Kacchan dime algo! —Carraspeó irritado de ser ignorado de esa manera.

"Apenas y puedo saber que piensa cuando actúa y me habla, pero en estos momentos no tengo idea."

Sujetó uno de los antebrazos encima de la palanca de cambios antes de que arrancara, apretando sus labios dentro del cubrebocas y frunciendo el entrecejo bajo esa cachucha.

—¡Si estás enojado dilo! ¡O si estás cansado de mí házmelo saber para irme por mi cuenta!

Al no tener respuesta más que el movimiento de la palanca bajo su agarre, el chico cesó recargando su espalda al asiento completamente y abrochando el cinturón.

—Kacchan idiota, por tu silencio ahora estoy pensando cosas horribles cuando no debería ser así, no ahora que es... —miró la hora que marcaba el estéreo del auto, las 11:42 pm. —...Ya no importa.

Ladeó su cabeza repegando hacia el cristal a su lado procurando no ver a Katsuki, suspiró con desilusión. Para haber esperado tanto esa fecha no fue más que un turbio día de sobre pensar en culpa.

꧁_____꧂

El agarré y palabras de Izuku le hicieron sentir culpable, lo estaba haciendo angustaiarse demasiado pero debía resistir, si todo salía a corde a su plan, esa noche sería mágica.

Sin mucho qué decir e ignorado majestuosamente los reclamos de Izuku, se puso en marcha encendiendo el auto y la calefacción. Su faceta fría se mantenía firme. Coloco la radio para que el silencio no fuese tan incomodo para ambos, había visto de reojo cierto movimiento ansioso en los dedos ajenos y la clara faceta desanimada y llena de desilusión. De sorprendió de que nisiquiera había notado que en el asiento trasero había un montón de cosas bajo la lona azul.

"Aguanta un poco más"

La música era suave, una pieza de una balada romántica y melancólica qué se complementaba con el clima de afuera, un cielo parcialmente nublado y un suave viento fresco. Aun así parecía que no lloveria, eso había escuchado en el pronóstico del clima esa mañana.

Condujo en calma, las calles estaban casi vacías, especialmente a la zona a donde se dirigían a las afueras de Tokio. Había investigado a donde ir esa noche y había encontrado ese lugar en Internet, era perfecto además de estar lejos del centro donde seria más probable que los viera alguien conocido.

Se estacionó en uno de los parquimetros de la calle y apago el auto. Miró su reloj de mano eran las 11:55 PM. Prácticamente el día oficial del cumpleaños estaba por acabar, miró a Izuku y se subió la mascarilla.

—Llegamos, bájate — le indico saliendo y cerrando la puerta. Esperó a que Izuku saliera también para colocar la alarma y los seguros del auto con el control a distancia en sus llaves.

—Sígueme — le ordenó comenzando a caminar por la larga calle qué a pesar de la hora se veía segura, había alguna qué otra persona caminando y a lo largo decenas de puestos ambulantes de comida callejera qué estaban trabajando aún, liberando un aroma que activaba automáticamente las papilas gustativas de cualquiera que pasará a su lado. Cosas típicas como los pinchos de carne empanizados y bañados en salsas agridulces, el pollo rebozado, los esponjosos buñuelos rellenos de pulpo o el clásico pan de curry relleno de distintos guisos. Había mucha variedad para elegir pero Katsuki iba en busca de un lugar muy en específico. Izuku se había quedado un poco atrás así que chasqueo la lengua y regreso sus pasos para tomarlo de la muñeca y obligarlo a ir más rápido.

Dieron la vuelta en la esquina y frente a ellos había un bonito puesto cuadrangular de madera. Tenia un anuncio luminoso en el techo con un dibujo de un puerco sonriente y los Kanjis qué decían "KATSUDON PORK"

Había una pequeña barra para al menos cuatro clientes en cada lado y una tira de cuatro cortinas rojas ondeaba al viento.

Miró a Izuku por un momento y sonrió detrás de la mascarilla con diversion. Parecía verse sorprendido y confuso al mismo tiempo. Soltó al menor y se acercó para tomar asiento en uno de los bancos palmeando el de su lado indicando a Izuku qué se sentara también.

—Buenas noches muchachos, ¿Qué les sirvo? — Cuestionó el amable hombre de mediana edad qué atendía el lugar con una sonrisa cálida y bonachóna.

El menú estaba a su lado en una pequeña pizarra de madera, no había mucha variedad más que tres distintos tamaños de porción y dos estilos distintos de sabor, tradicional y la variación con el filete asado y bañado en salsa en vez de empanizado.

Los puestos de Katsudon eran raros de encontrar, por lo regular ese plato se servía más en los restaurantes o cantinas. Pero Katsuki había investigado hasta el cansancio dando con ese lugar calificado con cinco estrellas en la red. Era perfecto.

—Dos platos medianos tradicionales — Ordenó Katsuki.

—¡Saliendo! — respondió el regordete hombre comenzando a cocinar. El sonido de los sartenes friendo la carne junto al vapor y aroma qué desprendida era delicioso. Katsuki miró atento el procedimiento, al saber de cocina era casi inevitable qué se fijará en ello.

Cuando ambos platos fueron finalmente servidos, se les entregó un par de palillos de madera y una servilleta a cada uno.

— Qué lo disfruten — Dijo el hombre quien comenzó a atender a otra pareja qué acaba de llegar al otro lado del puesto. Katsuki tomó su plato y rompió los palillos. Bajo su mascarilla y se llevo un bocado para degustar. Alzó una ceja, el sabor era magnífico. La carne era crujiente por fuera y suave por dentro, el arroz estaba en su punto y el sabor era una combinación de distintos ingredientes y especias para el empanizado y el huevo. Sonrió de haber elegido ese lugar, miró a Izuku notando qué no había tomado los palillos aun y lucia decaído.

—Come — invitó alzando una ceja y al ver que el chico comenzaba a tomar el plato y olisquear para empezar a comer sonrió de lado. Quizá no había captado lo que ocurría, Katsuki había sido torpe al imaginar que el menor adivinaria sin qué hubiese palabras así que suspiro sonriendo mirando en su reloj qué ya eran las 12:15 am.

Se giró contrario de Izuku sacando un bolígrafo de su chaqueta y tomó la servilleta para escribir algo en ella.

La dobló a la mitad y la deslizó por la barra hacia Izuku dejándola a su lado indicándole con el dedo qué lo tomará para leerlo.

"Feliz cumpleaños"

Era lo único que decía de forma discreta sin qué el cocinero ni los otros clientes pudiesen notarlo. Al ver la reacción de Izuku supo que ya no había qué seguir fingiendo y le regalo una radiante sonrisa ladina antes de regresar la vista a la barra y seguir comiendo en silencio más ameno hasta terminar.

Pagó la cuenta en efectivo mientras se colocaba de nuevo la mascarilla y al recibir el cambio agarecio y caminaron de regreso al auto en un agradable silencio después de una semana llena de conflictos sexuales y orgullo de por medio. El viento era un poco más intenso acompañado de un rico aroma a húmedad, miró al cielo buscando señales de lluvia pero no estaba del todo nublado aún.

Katsuki suspiro notando qué Izuku parecía verse tenso desde que recibio su mensaje en la servilleta, tomó su mano para caminar de esa forma el resto del camino hasta llegar al auto sin importarle mucho lo que los demás dijeran al verlos.

Se detuvieron fuera del auto y abrió la puerta de Izuku pues ya había acabado con su falso enojo.

— ¿Pensaste que lo había olvidado?.—

Murmuro llevando finalmente su mano al cabello de Izuku para darle una caricia en su nuca, removiendole los rulos con cierta agresión tierna.

—Lamento haber fingido qué no me importo, no quería que descubrieras la sorpresa. Me costó trabajo poder ignorarte... No fue nada fácil — sonrió sincero mirando al pecoso directo a los ojos.

—Se que ya es un poco tarde pero, de verdad queria desearte un feliz cumpleaños Izuku — le dijo en voz baja pegando su frente a la contraria.

—Aun hay más sorpresas qué prepare para ti, ese Katsudon... Solo fue el inicio — murmuro feliz acunando el rostro ajeno entre sus manos acariciando la tela de la mascarilla a la altura donde estaban las pecas.

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El silencio del auto era incómodo, ninguno d ellos dos dijo una palabra más. Izuku desistió de seguir buscando un motivo de ese comportamiento y solo observaba el camino con desánimo, escuchó la radio encender con una melodía tranquila y romántica de esas horas nocturnas, resopló discreto en desagrado teniendo memorias con ese tipo de canciones en el burdel.

Parpadeó un par de veces notando el rumbo del auto, iban fuera de la ciudad, ¿pero a dónde precisamente? No conocia esas zonas. Para tratarse de una área en las orillas se veía muy concurrido y bullicioso en personas, vio muchos puestos de comida principalmente.

El auto estacionó y con ello la orden áspera de que bajara rápido. Ajustó el cubrebocas en el rostro incómodo del tono de voz y obedeció, observó el sitio nervioso procurando seguir un par de metros atras a Katsuki.

"¿A dónde me llevas? Dime algo, por favor..."

Arrugó el entrecejo entristecido con un paso cada vez lento, no podia seguir con ese ritmo y la enorme indiferencia de Katsuki que era tan cortante.

El aroma de asados, frituras y muchos guisos abrumaban el entorno, de no ser por el cubrebocas y la ignorancia que tenía del entorno se me hubiera abierto el apetito, pero el entusiasmo de degustar no estaba presente.

La bruma en su mente dispersó un poco por el llamado de algunos vendedores ambulantes que me vieron distraídos llamando su atención, sin embargo, su andar fue centrado al frente tras ser jalado de su muñeca repentinamente, Katsuki habia retrocedido un poco para volver por él.

—No me estoy sintiendo bien aquí... —musitó decaído.

Ya ni siquiera le interesaba si era el día de su cumpleaños, solo queria poder hablar con normalidad con Katsuki una vez más, aclarar todo y en dado disculparse por ese reto pesado que le hizo en la semana.

Sus ojos verdes levantaron con pesadez al frente al ver donde detuvieron, leyó el letrero del puesto de comida abriendo sus labios con una pequela "o" bajo ese cubrebocas y levantó sus cejas, miró a Katsuki atónito desviado la mirada al local y su pareja una y otra vez.

—¿Kacchan...? —Llamó tímido acercando al asiento que el rubio palmeaba para hacerle compañía.

Ante la bienvenida del dueño con entusiasmo Izuku encogió sus hombros intimidado sin saber que decir, soli asintió la cabeza roboticamente asintiendo por mera cortesía ya que no entendía el contexto en el que estaba. Giró con Katsuki esperando su iniciativa y respuesta al chef.

Esperó en su lugar sin ningun otro comentario entre ellos, los platos fueron servidos. Él solo jugueteó ansioso con sus manos en el asiento percibiendo a Katsuki separar los palillos y probar la comida.

—¿Por qué...? —susurró al aire mirando los alimentos con una deliciosa apariencia pero la confusión no le permitía degustar como hubiera deseado.

Katsuki le dijo como una orden severa que comiera, por lo cual Izuku suspiró con desánimo y tomó los palillos desechables sobre el arroz. Bajó el cubrebocas y comenzó a comer despacio con pequeños bocados que poco a poco abrieron su apetito.

"Está muy rico, pero aún así me siento fuera de lugar y vacío"

Comió cabizbajo frotando su rostro en un par de ocasiones conteniendo la particular tristeza del momento, no sabía describirlo con precisión, ya que se trataba de algo agridulce en su corazón. Debería estar feliz del lugar donde estaba, con la persona que ama en un local con comida tan deliciosa de su platillo favorito en su día especial, pero no era del todo así, fue forzado sin explicaciones con suma frialdad e indiferencia a llegar ahí.

Miró el plato a medio comer afligido, pero pronto su atención pasó al brazo de Katsuki que extendió a su lado golpeando la madera con un dedo para llamarle. Izuku dejó los palillls un momento y recogió la servilleta doblada confundido, la abrio despacio y en silencio percibiendo la particular sonrisa ladina de Katsuki.

Sus iris achicaron con sorpresa, solo eran dos palabras pero lo tomó desprevenido. Miró al cocinero, miró los clientes continuos a ellos que recientemente habian llegado, nada se dio cuenta de eso. Retomó su vista a Katsuki, cerrando el papel con gentileza de no maltratarlo y pegarlo a su pecho encogiendo en su propia emoción.

Dirigió una mano bajo la barra para sujetar la mano de Katsuki que posaba encima del muslo y sujetarla en un enlace.

"¿Por qué hasta ahora? Debería enojarme por esto, pero estoy tan feliz. Kacchan es tan impredecible..."

Con un huracán de emociones intentó comer lo que quedaba de comida en su plato con una mano solamente.

Al terminar su comida ambos y pagar la cuenta Katsuki levantaron del sitio, Izuku aún estaba en incertidumbre por lo que pasaba, ya que el rubio no decía absolutamente nada. Su mano aun estaba fuertemente sostenida aún así caminando de esa manera hasta el estacionamiento.

Estaba abstraído en querer saber que pasaba por la mente de Katsuki, actuaba muy extraño y fuera de lo que le acostumbraba.

—¿Kacchan? —Llamó una ultima vez suave, sosteniendo la servilleta con la nota en mano contra su pecho todavía.

Llegaron al auto donde esta vez si le fue concebido el que le abriera la puerta como habitualmente lo hacía en cortesía.

Sus cejas levantaron de la declaración, no tenía idea de que reacción compleja traería en el rostro, en ese momento agradecía traer un cubrebocas.

Una vez mas un torrencial ataque de emociones lo arrinconaron, su cuerpo tembló del anuncio. Apretó su mandíbula mordiendo su labio.

Las lagrimas empezaron a descender por su rostro mojando su cubrebocas mientras sus mejillas eran sostenidas por las manos ajenas.

—Kacchan eres un idiota, me asusté tanto que no decías nada y me trataste indiferente. —Comunicó retrocediendo unos pasos —Idiota, idiota... ¡Idiota!

Decía una y otra vez golpeando leve su pecho y hombros entre lamentos.

—¿Cómo pudiste hacer algo así? Eres cruel, no es justo, no lo es —gimoteó cerrando sus ojos con fuerza. —¡Y aún así te amo demasiado como para soportar esta clase de tormento!

Guardó la servilleta en el bolso de su chaleco para quitar la intención de usarla y limpió con su antebrazo la comarca de sus ojos.

—Pero ya está bien, ¿no? Quiero decir, ya puedo besarte por fin, pasaron los siete días desde entonces.

Mas tranquilo de su llanto acercó a Katsuki abrazandolo con fuerza colgando de su cuello, besando de manera dulce encima de ambos cubrebocas en los labios.

—Espero y valga todo este sufrimiento que me hiciste pasar esa sorpresa, ¿es en casa? —preguntó tratando de adivinar, despues de todo recordaba al otro todo el dia encerrado en su cuarto de estudio.

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Las lágrimas desbordaron en el rostro contrario y con ello Katsuki pudo adivinar lo que ocurríria después. Comenzó a reír bajito mientras resistía los golpes qué le eran dados en su pecho y hombros así como también escuchaba los reclamos e insultos de parte del chico.

—Lo se, lo se — murmuro con el último golpe para luego oirle decir que lo amaba tanto como para aguantar su indiferencia. Katsuki ladeo su rostro levemente ante el comentario con una suave sonrisa cerrada detras de la tela del cubre bocas. Era cierto, Izuku había aguantado bien su falso enojo e indiferencia demostrando qué pese a eso no lo dejaría y eso le hizo sentir feliz y mucho más seguro en todos los sentidos.

Tras los lloriqueos del menor llevo sus manos al rostro otra vez para limpiar el rastro de lágrimas qué aun tenia antes de sentirlo acercarse y colgarse a su cuello, llevo sus manos a la cintura del chico sintiendo el dulce contacto iniciado por el menor, sus rostros juntarse a modo de beso pese a las mascarillas dando fin oficialmente a su ridícula espera y semana de cero contacto.

Katsuki soltó un par de carcajadas y lo abrazo con fuerza apegándolo contra su cuerpo.

"¿por que mierda es tan lindo? "

Pensó restregando su rostro en la curvatura del cuello del menor y suspiro profundo disfrutando de ese acercamiento, ya ardían sus manos de no haberlo podido tocar en tantos días, tenerlo así entre sus brazos era todo lo que necesitaba para sentirse pleno, en paz.

—No, en realidad... No volveremos a casa esta noche — Confesó cerrando los ojos sin despegarse del abrazo aún.

—Ya veras de que habló —

Finalizó separandose despacio, miró a su alrededor cauteloso de serciorarse de que nadie los veía. Bajó su cubrebocas así como el de Izuku y se acerco para brindarle un gentil beso en los labios tan fugaz como un parpadeo, la gorra se la había quitado y la había puesto al lado de sus rostros para ocultar la escena de las personas. Katsuki no se iba a querer con las ganas de sentir el beso directamente sin nada que se interfiriera. Fue un simple beso sin profundizar pero que bastó para mantenerlo tranquilo por un rato, se separó tras unos segundos volviendo a subir sus cubrebocas.

—Entra, la siguiente parada nos espera — comunico guiñando un ojo con entusiasmo.

Después entró al auto también y lo encendió para ponerse en marcha.

Esta vez desvío el camino directo a la salida de una amplia carretera poco transitada qué los llevaría a las zonas boscosas cercanas a Tokio.

A medio camino cerca del monte Iketsu, desvío por un sendero qué había trazado en el mapa digital de su teléfono. No había más que la luz de las farolas del auto alumbrando el camino de tierra entre la amplitud de los altos árboles y la oscuridad nocturna. Katsuki retiro su gorra y mascarilla al estar ya fuera de peligro.

Era una zona segura, sin reportes de animales salvajes y sin patrullajes. Era perfecto para su idea en mente.

Avanzó con cuidado hasta estacionar en un claro donde cruzaba un pequeño riachuelo. Ese punto era perfecto. Estacionó cerca a la orilla.

—Llegamos — Dijo con una sonrisa amable.

—¿Alguna vez has acampado? — Preguntó quitándose el cinturón de seguridad. — Espero que te guste esta segunda parte de tu regalo — Dijo sonriendo sin abrir sus labios y rascando su nuca un poco nervioso para después salir del auto y abrir la puerta de asiento trasero y el maletero. Giro para abrir la puerta al menor y lo tomo de la mano para caminar hasta la orilla del rio, paso su brazo por la espalda ajena apegandolo contra su hombro. Miró hacia arriba notando qué el cielo se había despejado un poco más dando paso a las estrellas y la luna qué iluminaban claramente esa zona del bosque. El agua del rio reflejaba la luna creando un efecto de brillo qué se movía conforme el agua corría.

—Voy a ser sincero contigo— Dijo sin verlo aun manteniendolo en su agarre.

—Es la primera vez que hago algo así por alguien así que lamento si no es algo muy impresionante. — Confesó con seriedad bajando la mirada y observando el rostro de su novio.

—¿Te gusta? — cuestionó un tanto preocupado por la respuesta, había planeado por tanto tiempo y aun así sentía que no era suficiente para demostrar lo mucho que lo quería.

La luz de las farolas del auto alumbraba a sus espaldas. Como una hermosa nota musical podía escuchar el ruido de la naturaleza que les rodeaba en esos instantes, el movimiento de las árboles, todo se mezclaba en un ambiente extraordinario.

Se perdió en el rostro del otro y alzó una mano para tocarle con suavidad con el dorso de la mano.

—Prometo... Qué se pondrá aun mejor —

Sonrió ladino con tranquilidad, acercándose a besar su frente, Katsuki sentía una pequeña necesidad de querer encontrar un poco de luz en la vida que llevaba, siempre deseo una vida normal, alguien con quien tener una platica tranquila, con quien convivir que no fueran los típicos amigos idiotas que tenía y ahí estaba, esa hermosa coincidencia frente a él aunque su encuentro hubiera sido inusual, no podía negar que se había enamorado perdidamente de él.

No quería perder esa luz que le estaba brindando ese chico, si bien tenía que aprender a amarle mejor, cuando estaba junto a él se sentía libre de alguna manera y olvidaba los problemas que cargaba sobre su espalda.

—¿Quieres ayudarme a montar la tienda? — Pregunto suavemente, a su respuesta sonrió y comenzaron a bajar del auto entre ambos todas las cosas. Apago los faros y encendió un par de lámparas para acampar qué funcionaban con baterías. Las Coloco en lugares específicos para alumbrar bien todo su alrededor. La tienda era nueva, venía en una gran caja qué estaba en el maletero del auto.

Katsuki la abrió y comenzo a leer el instructivo, entre ambos lograron armarla en cuestión de minutos bromeando y riendo entre ratos.

—Nada mal, buen trabajo — Felicitó acercándose a espaldas del menor y dio una ligera nalgada a modo de recompensa.

Fue el turno de la fogata, Colocó unas cuantas piedras alrededor de los leños y encendió mojandolos con un poco de liquido para fogatas, acomodo ramas qué pidió a Izuku recolectar de los alrededores y el fuego inicio tras un par de soplos de Katsuki. Se levantó sacudiendo sus manos y se acerco al auto para sacar un par de mantas, almohadas y una cobija igual nuevas. Miró el pequeño maletin qué tenia dentro el lubricante y los condones y trago saliva sintiendo un leve calor en el rostro.

Lo tomó también y llevo todo adentro de la tienda acomodandolo de forma cómoda paea cuando fuesen a dormir si es que llegaban a hacerlo, también dejo al lado de la almohada el maletin con los otros productos. La sola idea le parecía bochornosa. Se sentía un tanto nervioso pese a que a días atrás había sido tan fácil coquetear y actuar seductor. No entendía por que en ese momento era distinto.

Suspiro saliendo de la tienda con una de las mantas qué acomodo en el suelo sobre el pasto, quedando frente a la fogata y a un costado de la tienda.

Todo estaba listo, había dejado también una bolsa de malvaviscos y un par de palillos largos de madera qué saco de un paquete y cerca de ellos un mosquitero electrónico qué los protegía de los mosquitos. Cerró el auto y finalmente tomo asiento encima de la manta junto a Izuku qué también estaba sentado allí.

Extendió sus manos hacia el fuego para calentarse. Pese a ser verano, la noche se sentia un poco helada debido a la humedad del bosque.

—Es cálido — murmuro cerrando los ojos de pronto los abrió de nuevo y miró a Izuku.

—Es verdad... Casi lo olvido cierra tus ojos — pidió con voz suave, saco del bolsillo de su chaqueta el último obsequio. Una cajita de terciopelo azul qué abrió y saco de ella un elegante brazalete de cuero con un dije de Infinito en medio. La desengancho y Coloco en la muñeca derecha del pecoso.

—Ábrelos — pidió dejando que el chico viera lo que le había dado.

—Con esto podrás recordar el inagotable amor que te tengo cuando no esté cerca — Dijo tartamudeando pese a que había ensayado la frase mentalmente por horas. Se sentía idiota y cursi, no le gustaban esas cosas pero imaginaba que a Izuku si y eso era lo único que al rubio le importaba. Si tenia que actuar como un idiota romántico lo haría con tal de ver su bonita sonrisa.

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Se dejó abrazar con una profunda necesidad de sentir su calor y su aroma, dio un último gimoteó calmando su previa frustración del engaño y ladeó su cabeza confundido de que no volverían a casa.

—¿Qué? Entonces... ¿a dónde? —Preguntó con una pequeña curiosidad evidente pero terminó al percibir su cubrebocas descender y ser besado con mayor accesibilidad al tacto de los labios mutuos.

No iba a negarle otro beso más o una caricia a su rostro como en ese momento, ya habían pasado por un martirio la semana anterior. Segundos después separaron con la iniciativa de subir al auto y continuar.

Izuku hizo caso, al momento de entrar pudo percibir una silueta en la parte de atrás con una lona grande ocultando algo.

—¿Qué es eso? —Mencionó extrañado y anonadado de apenas darse cuenta que atrás había algo, estuvo todo el tiempo distraído por la brutal indiferencia de Katsuki que no percibió alrededor hasta ese momento.

La suave respuesta de Katsuki incitando que pronto lo sabría lo relajó, era completamente diferente al inicio cuando ni siquiera le proporcionó información de que tramaba o si estaba molesto, por lo tanto se dejó llevar más tranquilo en el camino confiando en su criterio.

Se retiró completamente el cubrebocas de su barbilla y retiró la gorra asegurando de limpiar el rastro seco de lágrimas de su rostro con facilidad, posteriormente avanzó su mano posicionándola para tomar en enlace la de Katsuki. Miró las luces del camino en la carretera y pronto una desviación hacia una zona con un trayecto de terrecería, no conocía esas zonas aledañas a la bulliciosa ciudad de Tokyo donde lo rústico y rural era mayor incidencia.

Apreció el paisaje nocturno de la senda boscosa, un poco aterradora pero también se sentía seguro con Katsuki a su lado, giró de reojo notando la sonrisa ansiosa pero a la vez confiada en el rubio. Finalmente el auto detuvo y con ello el anuncio de que llegaron.

Izuku bajó del auto que aún tenía las luces encendidas, miró alrededor sin ver nada más allá que un bosque verde con altos arboles frondosos arbustos y el sonido de una plácida corriente de un río. Ya lo estaba entendiendo, además de como Katsuki complementó con esa pregunta de si alguna vez había acampado.

—No, de hecho nunca había salido de la ciudad —respondió con cierta pena, comprendía mejor de que se trataba el hecho de ir bien abrigado, además de asumir lo que había bajo la lona en la parte trasera del auto.

Escuchó las palabras bajas e inquietas en Katsuki respecto a ser la primera vez que intentaba hacer algo así por alguien. Izuku avanzó emocionado tomando ambas manos para levantarlas consigo.

—Me parece increíble, Kacchan —respondió dando un salto en su lugar. —A decir verdad quería salir, estar afuera y darme un respiro de todo lo que pasó, me parece muy oportuno que hayas elegido algo como esto. Es perfecto.

Suspiró con una sonrisa envolviendo en un abrazo al rubio, se sentía tan dichoso de poder tener una experiencia como esa con Katsuki, levantó el rostro para visualizarlo y esbozar una risa entre dientes por la mención de que se pondría incluso mejor, inmediato y con emoción avanzó hacia el auto dispuesto ayudar a levantar una tienda. Era muy noche para iniciar algo como eso, pero con la iluminación suficiente de unas grandes lámparas de baterías y la convicción de armar el escenario tuvieron su hazaña.

Terminaron de levantar la tienda cerca de la orilla, habían diseñado un sitio para la hoguera de manera resguardada con un circulo de rocas, Izuku acudió alrededor en busca de madera seca con una lampara en mano para fuego, en su camino pudo apreciar unas cuantas luciérnagas vislumbrando entre el bosquejo, el tintineante color verde fluorescente flotando con gracia en la atmósfera le provocó una sensación de bienestar.

Volvió al sitio del campamento dejando los leños en la hoguera, giró con Katsuki dando la indicación pero por breves instantes quedó en silencio apreciando su silueta en la luz tenue de la noche. El cielo había despejado y con ello la luna acompañado de estrellas era fácil de visualizar a diferencia de las luces de la ciudad que bloqueaban el paso para apreciar ese cielo.

Sintió una onda de calor en su rostro al darse cuenta que se quedó admirando a Katsuki de forma boba, la dichosa cuenta regresiva surcó su mente y la mención del otro sobre que todo se pondría mejor esa velada le hizo volar su imaginación.

"¿Si llegaremos a ese punto aquí? Aunque no ha hecho ninguna mención y todo va tan tranquilo que probablemente esa no es la idea..."

El acercamiento de Katsuki encendiendo la fogata lo espabiló, posteriormente acudió por algo en el auto y volviendo a la tienda con una manta que extendió en el césped, Izuku tomó asiento abrazando sus piernas contemplando el movimiento del fuego en el roer de la madera seca.

—Kacchan, estoy muy feliz de estar aquí contigo, gracias por esto —masculló con una tierna sonrisa sin apartar sus ojos de la flama.

Tener la mera presencia de Katsuki acompañándolo era una fortuna para él, cerró sus ojos recordando la particular forma en que se conocieron y sonrió en sus adentros de como es que terminó con lo que inicialmente solo era un cliente que intentó atraer en el negocio del placer.

Sintió a Katsuki sentarse a su lado y con su llamado le hizo girar su rostro, la mención de que esa era la siguiente parte de su regalo le llevó a abrir sus ojos grandes en curiosidad sosteniendo la cajita aterciopelada y azul. Desenvolvió con un poco de impaciencia viendo el objeto.

Sus iris verdes brillaron y no pudo evitar abrir su boca con sorpresa y sin habla. Katsuki tuvo la iniciativa en sostener la pulsera e instalarla en su muñeca, por lo que Izuku quedó quieto escuchando la confesión. Levantó su vista apreciando la faceta incómoda y bochornosa que portada el otro, por lo que se dio cuenta del gran esfuerzo que tuvo para lograr decir algo como eso.

—Desde luego que lo recordaré —sonrió con suavidad levantando su mano para acariciar el rostro ajeno. —La atesoraré como no tienes idea, así como este momento tan lindo contigo —comunicó inclinando su cuerpo para recargar en el y otorgar un beso en su mentón donde lograba alcanzar.

Deslizó su mano por el contorno de piel de Katsuki hasta descender y lograr tantearla con su otra mano la pulsera.

—Gracias por existir, por estar para mí, por tu obstinación, por tu orgullo, por ese modo en que eres —comunicó entre el silencio de ambos todavía recargado con él. —Gracias por todo, Kacchan. Te amo.

Dijo con firmeza tomando uno de los brazos del otro para rodear su cintura y encaminar la mano a su pecho, donde besó con cuidado y esmero el dorso de ésta. Las solas palabras no le parecían suficiente para expresar esa cantidad de emociones que tenía por él.

Levantó su mirada para observar por encima de su fleco la reacción de Katsuki dejando envolverse en el regazo y sonrió relajado admirando el fuego frente ambos.

—Hay muchas cosas que quería hacer en un campamento así, una de ellas era asar malvaviscos, lo hacen ver tan fácil que-... —Izuku motivado extendió cruzando al otro lado de Katsuki para tomar una varilla empalando bombones y dirigiéndola al fuego, sin embargo, no esperaba que en tan poco tiempo la flama lograba carbonizar los colores pasteles de los bombones haciendo una coloración negra.

Al ver como encendían en fuego retiró nervioso agitando un poco el palillo en manos queriendo apagarlo. Los bombones quedaron negros y humeantes, miró desconcertado el resto pegajoso y quemado que deslizaba por el palillo vertical e inmediato respingó por la carcajada burlesca de Katsuki.

—¡¿Cómo iba a saber que era tan flamables?! Pensé que debía entrar directamente en el fuego —reprochó avergonzado todavía acunado en el regazo de Katsuki, le sostuvo con una mano las mejillas para que dejara de reírse. —Entonces, ¿por qué no me enseñas? —Quejó con una mueca inconforme de las burlas.

Iba al segundo intento tomando otra tanda de malvaviscos mientras su mano era guiada por el otro a estar a la orilla del fuego sin tocarlo directamente, notando como la coloración se volvía mas pálida con el calor y la consistencia menos uniforme, retiró la brocheta cerca del fuego percibiendo el dulce aroma humeante, por lo que acercó a sus labios resoplando un poco para probarlo.

Degustó con una sonrisa mientras masticaba satisfecho del logro, en seguida extendió la varilla al rostro del rubio para que tomara un malvavisco caliente, pero antes de que llegara a tantearlo levantó un poco de su lugar para soplar precavido y que no se quemara, posteriormente empujó el bombón tibio con sus labios hacia el otro.

—¿Muy dulce para ti? —reclamó con una sonrisa efímera.

Continuaron algunos minutos ahí en la fogata compartiendo bombones asados turnando en tomar cada uno de la brocheta o compartiendo desde el mismo con tentadores besos que separaban con suaves mordidas en el dulce derretido y suave.

Izuku miró hacia su lateral apreciando el reflejo de la luna en el río quedando pensativo por unos momentos desistiendo de seguir con ese aperitivo.

—Si hubiera sabido que esta noche vendría acampar contigo estaría más preparado, aunque... —retiró el brazo que le rodeaba para ponerse de pie. —No puedo desperdiciar esta oportunidad.

Empezó a quitarse la bufanda que traía en el cuello dejándola encima de la manta y después el chaleco dejándolo doblado con cuidado encima. Avanzó hacia la orilla de la corriente viendo de un lado a otro apreciando el flujo suave y que se encontraban solos sin ninguna otra iluminación cercana. Estaba tenso de sus hombros pero suspiró pesado y resignado de su decisión.

Si quería sentirse complemente libre de esos demonios internos tenía que dejarlos ir de alguna manera, sentirse purificado y renovado, lo cual estuvo insistiendo muchas veces tomando largas duchas con agua muy caliente, pero no funcionaban del todo, sentía que estaba cerca de encontrar el modo y esa oportunidad estaba presente en ese lugar.

"Como el río, no te aferres a ellos y déjalos ir con la corriente"

Se decía internamente mientras empezó a desvestirse, quitándose la camisa, el calzado, los pantalones e incluso su ropa interior quedando desnudo solo con la pulsera en la muñeca. Inhaló aire y miró por encima de su hombro a Katsuki el cual le contemplaba desde su lugar en la fogata.

—¿Qué? Siempre quise nadar en un sitio tan libre como éste —siseó con una sonrisa tímida.

Caminó despacio adentrando en el agua llevando un escalofrío al darse cuenta de lo fría que estaba, se arrojó al agua completamente para terminar con esa duda por la temperatura sumergiendo de lleno, duró algunos segundos abajo hasta que después sacó su cabeza.

—¡Está helada! —Quejó expresivo en sorpresa a pesar de saber a lo que se atenía.

La corriente no era profunda, por lo que pudo levantar quedando la mitad de su cuerpo encima del agua hasta la cintura. Llevó su cabello mojado hacia atrás descubriendo su frente y tiritando con frío.

Observó en silencio la dirección en que la corriente se retiraba en un ritmo parsimonioso y en calma.

"Yo también tengo un ritmo para las cosas"

Su mirada relajó un poco más tranquilo pese a estar dando pequeños temblores adaptando a la gélida temperatura con sus manos en su pecho cerradas en puño entre ellas. Izuku buscaba tantas alternativas extremistas para lograr sanar su alma que la sola idea de que el río se llevara sus males era la instancia de hoy.

Su cuerpo era dibujado con la silueta a mitad del agua, bañado también con la luz de la luna y las estrellas. Pronto retomó a girar su vista hacia Katsuki dando con algo relevante al sentirse más libre y con mayor valor.

—Es verdad, ahora que recuerdo desde que te conocí nada fue efectivo contigo —sumergió un poco su cuerpo cesando el aire gélido que llegaba desde su espalda y volvió a salir destilando agua desde su cabeza ,deslizando por las curvaturas con un camino en su piel. —Reconozco que todos mis ases fueron inútiles, así que debo decirlo abiertamente, ganaste en esta jugarreta, me ganaste Kacchan.

Restregó con una sonrisa burlona pero sincera girando su cuerpo hacia la orilla con el agua al nivel de su cintura.

—Ya no se me ocurre que hacer para que me tomes, por lo que solo me queda pedírtelo abiertamente, ¿no quieres hacerlo, Kacchan? —Ladeó su cabeza inocente y tentador como un hábito que conservaba como Deku y desencajaba sin intención.

Con la suave sonrisa que conservaba y el pequeño rubor encima de sus encantadoras pecas insistió.

—Porque yo sí quiero demostrarte el amor que te tengo de todas las maneras posibles y esta es una de ellas.

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