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Celos mutuos

Katsuki miraba con atención la lejanía, la bulliciosa ciudad había quedado muy lejos de ellos y en su lugar disfrutaban de una hermosa vista y un clima templado. No podía pedir nada más que eso y la compañía de su amado pecoso.

Izuku recargo en su hombro con suavidad mientras tomaba de su lata de cerveza, le miró de reojo notando su amplia sonrisa de blancos dientes alineados y brillantes mientras le agradecía por todo. Katsuki negó levemente.

—Yo debería darte las gracias a ti por no haberte rendido incluso tras dos años. Seguías buscándome sin parar. De no ser por eso tal vez tampoco hubiéramos vuelto a vernos —

Indico con sinceridad llevando la mano a acariciar los rulos verdes para despeinarlos y comenzar a recibir las frituras en la boca entre jugueteos. No recordaba la última vez que había estado así con él. Momentos tranquilos y llenos de mero cariño entre ambos que se daban espontáneamente en la sala de su antiguo hogar.

Una de las papas fue ofrecida para engañarlo siendo retirada pero el rubio alcanzó la mano ajena con una sonrisa para arrebatarla y comerla.

"Es tan adorable cuando se pone meloso"

Pensó mirando cada detalle del menor en esa faceta apacible y cariñosa. Después una nueva porción le fue ofrecida entre los labios ajenos, después de oírle decir que había regresado a Tokio, en el bosque del campamento un año después de la separación.

Katsuki atrapó la fritura, masticándola mientras recordaba haber acudido también ese día al mismo lugar.

—Yo también fui ese día —

Murmuró mirando al menor y su clara reacción sorprendida que le hizo reír entre dientes.

—Estuve un buen rato allí, no sabía nada de ti y quise ir para recordarte y tratar de encontrar alguna respuesta, me sentía hundido —

Confesó con una leve sonrisa ladina para tomar unas cuantas papas más y llevárselas a la boca disfrutando del sabor salado cuando escucho como el pecoso comenzó a toser.

Se giro hacia él preocupado de que no estuviera ahogándose, pero en cambio solo noto como le señalo con el dedo acusándolo de algo.

—¿Ah? —

Apenas pudo articular confuso cuando sintió el peso del otro abalanzarse sobre el tumbándole al suelo. Katsuki soltó una maldición al aire por el golpe y lo miro con una ceja en alto y un rostro deformado en confusión.

—pero que demo...¿Por qué te enojas tan de repente? —

Cuestionó con el ceño fruncido tomando los brazos de Izuku para evitar algún golpe le fuera propinado al verlo tan furioso. Su rostro confuso pronto enfrió al saber el motivo de la repentina reacción del otro.

—¡¿Qué?! ¿Eso paso hace dos años y además... ¡¿qué hacías tú solo yendo a esos lugares?! También pudiste haber salido herido o hasta peor...—

Murmuró sarcástico suspirando y mirando como el pecoso seguía insultándolo con molestia. Entendió su molestia al ponerse en sus zapatos tratando de comprender que era debido más al peligro que conllevo hacerlo que la acción en si de pagar.

Suspiro rendido cerrando los ojos un momento.

— Lamento no habértelo dicho, sabía que te opondrías a qué pagará la deuda así que tuve que hacerlo por mi cuenta. Te lo iba a decir, pero no hubo oportunidad. Solo quería que fueras libre de ese problema, no iba a dejar que siguieras con el miedo encima de deberle a la mafia en caso de que fueras a Hokkaido —

Contesto mirando con calma al otro que parecía temblar, quizá frustrado, molesto, avergonzado o todo junto.

Katsuki parpadeo un par de veces al escuchar el "Gracias por eso" y seguido sentirlo caer sobre su torso.

"¿Ya no está molesto?"

Pensó mirándole con cautela antes de abrir sus ojos sorprendido por la declaración ajena que después le hizo reír entre dientes.

— ¿De qué hablas? No tienes que pagarme nada. No fue un maldito préstamo —

Murmuró con diversión girando su rostro por las manos ajenas que le guiaron firmes a verlo a los ojos.

A su confesión de entregarse a él para saldar la deuda y luego la clara negación a qué de todos modos no importaba la respuesta y lo amaba, no evito negar con la cabeza sin borrar la sonrisa ladina antes de recibir el suave beso sobre su mejilla.

Llevo ambas manos al torso del menor aferrándose para abrazarlo mientras un beso a sus labios se acercaba con lentitud.

—Entonces cobraré impuestos por los dos años de retraso para que así jamás te vayas de mi lado —

Bromeo cerrando los ojos y recibiendo el suave tacto del beso sobre sus labios que intento profundizar sin poder lograrlo ante una mordida en su lengua que le hizo respingar y gruñir con una mirada amenazante.

Alzó una ceja al oír sus palabras respecto a que era un pequeño castigo por haberle mentido.

—Bien... Me lo gané, supongo — murmuró no muy convencido hasta que escucho la confesión de que las cicatrices le parecían sexys. En ese momento el rubio soltó una leve carcajada. En ese ámbito llevaba mucha ventaja pues llevaba consigo la marca de cinco grandes cicatrices esparcidas en todo su torso.

— No tienes remedio Izuku...tus fetiches son interesantes... ¿Por qué no me haces algunas cicatrices más en el cuello con tu boca eh? —

Respondió travieso recibiendo al fin el beso que le había sido negado y después el chico se retiró de encima tras un momento de besos y arrumacos. Katsuki retomo su lugar sentándose también y le observo con atención.

Parecía perdido en algún tipo de pensamiento, acercó su mano a tantear la mejilla pecosa mientras masticaba un trozo de sándwich y le escucho hablar finalmente sintiendo al menor tomando su mano.

Le escucho decir que había muchas cosas que deseaba hacer. Katsuki formo una sonrisa conforme escucho las opciones e imaginaba los escenarios en su mente.

El también había soñado con una cita normal en cuanto todo terminará. Aunque las cosas no habían salido como lo habían planeado.

No estaban en Hokkaido ni viviendo en una tranquila costa, pero estaban juntos de nuevo en un lugar distinto a Tokio así que podían salir sin miedo a esconderse. Disfrutar de todo aquello que en su momento no pudieron.

—Claro, iremos a dónde tú quieras —

Indico aceptando la petición de su amado para ir a patinar sobre hielo. Sonaba cursi y divertido. Tal como las cosas que le gustaban al pecoso y no podía darle un No por respuesta. Quería consentirlo todo lo que no pudo en esos dos años.

El clima parecía estar a su favor para que ese día fuera templado y hermoso, las estelas de rayos de sol que se escurrían entre las copas de los árboles caían directo al rostro de ambos y observó como el menor comía con emoción lo que le hizo sonreír de lado.

— Han pasado varias cosas en dos años... Descubrí que Mirio es el verdadero padre de Katsuma. —

Le respondió apoyando su mejilla en la cabeza del menor cuando esté se recargo en él y un par de suspiros largos se le escaparon, cerró los ojos sintiendo el viento que movía el cabello de ambos y el sonido de los árboles mecerse, así como el de los pájaros y el viento. La naturaleza coexistiendo con ellos.

— Es una larga historia, pero ella engaño a todos diciendo que era mío. Me drogo en esa fiesta para hacerme creer que nos habíamos acostado. Pero me alegro de saber eso ahora... —

Le dijo con calma dando otro trago a su cerveza.

—Me alegra saberlo... realmente no pasó nada con ella. —

Aclaró sonriendo de lado terminando su lata de cerveza y dejando la basura en la bolsa plástica.

—De todos modos, le entregué la custodia total antes de irme. Así que ya no importa. —

Murmuró meditabundo a ese tema pues, aunque la custodia era de Camie aún le enviaba dinero al estar obligado por ley gracias a esa supuesta prueba de paternidad que ahora estaba seguro era falsa. Quizá después planearía hacer una segunda prueba y liberarse de eso. Incluso tal vez hablaría con Mirio al respecto.

Por el momento no se preocuparía por eso. Se enfocaría en disfrutar de ese día solo para ellos dos.

Entonces mordió el sándwich que le era ofrecido por el menor, pensó que era algo bochornoso que le diera de comer en la boca pero ya que nadie los veía, accedió con naturalidad.

El sabor del sándwich no estaba mal, aunque se podía notar el sabor procesado, a la próxima que tuvieran la oportunidad de hacer un picnic de nuevo, él haría la comida.

—Mi turno —

Le dijo tomando una barra de chocolate la cual quitó la envoltura y la acercó al menor pero no antes de que el chico la mordiera la alejo.

— Cierra los ojos primero —

Le pidió con diversión y cuando lo hizo sonrió victorioso, rompió un trozo del chocolate y se lo llevó a la boca para entonces acercarse y besar al menor pasándole el chocolate en el beso y de paso saboreo sus labios besándolo con deseo.

Se alejo despacio dándole una caricia en la mejilla y sin decir nada solo miró al frente sonriendo por lo rojo que se había puesto el otro.

Nunca se imaginó que llegaría el día en que literalmente se moriría por alguien. No sabía si realmente debía agradecer a alguna deidad por haberle hecho cruzar su vida con la de ese chico y de forma inconsciente comenzó a recordar mientras miraba perdido al horizonte.

El traje ajustado de vinilo y las medias de red, la máscara de conejo que escondía el rostro de un ángel encadenado que fue liberado gracias a su cariño.

La primera vez que lo vio llorando y el primer beso de verdad, aquella noche en la fuente del parque, la primera vez que lo tomó aquella noche bajo la luz de la luna en el bosque. Su rostro lleno de pánico cuando kirishima le disparo.

Todo se rememoró en su cabeza como una película y al final bajó la mirada con un semblante extremadamente tranquilo y luego miró al pecoso a los ojos tomándole el rostro con ambas manos.

Sus grandes y redondos ojos verdes eran tan hermosos que jamás se cansaba de verlos. Los risos sedosos moviéndose al viento y esos labios pequeños y perfectamente besables que se le antojaba morder hasta hacerlo sangrar.

—Gracias por existir, Izuku —

Fue lo único que le dijo con emotividad, luego pasó el brazo por detrás de la espalda del pecoso para a pegarlo a su hombro un rato más.

La comida les duró por un par de horas más en donde se pusieron al día con sus vidas mediante una larga y amena charla, Katsuki le contó desde cómo fue que se encontró con Shoto en el restaurante y le dio trabajo y un hogar junto a Mirio hasta como terminó siendo el cocinero "popular" de la zona y el cómo nunca le interesó leer ni guardar las cartas que le eran enviadas por las "fans" cada año.

Escucho con atención también lo que el menor le conto. Indicándole que había contactado a un sujeto que antes acudía al Green Rabbit en busca de chicas y que era aquel tipo castaño que le saco la noche anterior.

—Parece que al tipo le agradas demasiado... —

Chasqueo la lengua un tanto celoso, pero se relajó al seguir escuchando como es que "Rody" le había apoyado tanto como ese tal "Iida" con el que vivía.

—Eres hermoso y adorable el idiota estaría loco si no te contrataba y ese otro idiota tendré que conócelo en persona para estar tranquilo... —

Murmuró haciendo un leve puchero al recordar que "Iida" había apoyado a Izuku con su búsqueda para encontrarlo durante los dos años y solo por eso se mantenía a raya con esas emociones que le eran nuevas y algo raras de manejar.

Después de ello recogieron la basura y el mantel y volvieron a la motocicleta para emprender camino de vuelta a la ciudad.

—Siguiente parada... La maldita pista de hielo. Vamos —

Murmuró entusiasmado esperando a que el mejor subiera y se aferrara a él para entonces arrancar de vuelta por la amplia carretera vacía y sus peligrosas curvas que le llenaban de adrenalina.

Condujo casi por una hora hasta que llegaron a la ciudad, entonces bajo la velocidad y se dirigió directo al centro comercial, estacionando la motocicleta junto a otras más y bajo junto al menor ofreciéndole su mano para llevarlo caminando sostenidos de la mano.

Al tomarla se adentraron en el lugar repleto de personas de todas las edades que de inmediato les clavaron la mirada. No era usual ver a una pareja como ellos pasear de la mano tan despreocupadamente.

— Ignóralos... Solo enfócate en mi —

Le dijo al menor que parecía ponerse un poco tenso por la discriminación que estaban sufriendo apenas entraron.

A Katsuki poco le importaban las miradas ajenas que se posaban sobre ellos, algunas con sorpresa, curiosidad y algunas otras con desaprobación ya que Izuku tenía marcas visibles que demostraban claramente que eran pareja y que habían tenido una noche apasionada.

Katsuki les regresaba la mirada con frialdad haciéndoles desviar la vista de inmediato. Mientras nadie se atreviera a tocarlos no habría problemas.

Caminaron hasta la taquilla de la pista de hielo sin soltarse de la mano. La fila era corta así que pronto fueron atendidos por la cajera que los miro con una sonrisa, parecía estar emocionada. Katsuki alzo una ceja y pidió dos boletos para entrar.

—¡Bienvenidos! Serían 1300 yen más 500 del alquiler de los patines —

Indico la chica entregándole al rubio los dos boletos tras pagar con su tarjeta.

— ¡De este lado les entregan los patines, que se diviertan! — señaló la chica sonriendo divertida. Katsuki comiendo a avanzar tomando al menor de la cintura está vez, pero la voz de la chica les hizo frenar un momento.

—Oh por cierto... Son una hermosa pareja, me hace feliz que la gente se exprese sin miedo a lo que digan otros —

Dijo la chica con emoción antes de girarse para atender al siguiente cliente en la fila.

Katsuki miro a Izuku con sorpresa.

—Bueno... Parece que hay algunos que nos apoyan —

Sonrió ladino avanzando para no retrasar la fila. Era reconfortante saber que no todo era desaprobación y que algunos se alegraban por verlos juntos. Todo era tan extraño pero lo más importante era la sensación liberadora y emocionante de estar en público con la persona que amaba.

Dejaron sus zapatos en un locker con candado y tomaron asiento en un banco donde les fueron entregados los patines de sus respectivas tallas.

Katsuki tomo los suyos para comenzar a colocárselos como Dios le dio a entender.

Jamás había patinado en hielo antes y no tenía ni idea ni de como empezar.

— Al menos podrás guiarme... tu debes de saber más que yo —

Aseguro mientras ajustaba las agujetas de los patines con fuerza, pero al oír al menor indicar que también era su primera vez allí lo volteo a ver con un rostro descolado.

— ¿Es una jodida broma? Pensé que sabías hacerlo y por eso querías venir... Mierda nos vamos a caer —

Murmuró nervioso poniéndose de pie con un tambaleó aferrándose del menor que parecía haberse puesto de pie con mayor facilidad. Al estar en concreto aún era sencillo dar pasos aún con la cuchilla afilada de los patines.

Una persona les abrió la puerta para que entrarán finamente a la pista indicando que tuvieran cuidado y que todo estaba en ir despacio y equilibrados. Les ofreció un entrenador de metal que servía como apoyo para principiantes, pero el rubio negó.

—No necesitamos esa mierda, podemos hacerlo sin eso —

Indicó fingiendo saber lo que hacía, pero cuando la punta de sus patines tocó el hielo y Katsuki tragó saliva, entró despacio tomando de la mano del menor.

Apenas avanzo unos milímetros sintió el suave desliz de la cuchilla en el hielo que le hizo tambalear unos instantes obligándole a mover su brazo libre en un aleteo acercando a sostener del muro por dónde muchos también se apoyaban para no caer.

—Mierda esto se siente peligroso —

Murmuró apretando los dientes y miro a Izuku que parecía divertirse por sus reacciones.

— Quiero ver qué sigas sonriendo cuando tú lindo trasero toque el hielo —

Bromeo tratando de avanzar despacio e inclinando su peso ligeramente hacia adelante para comenzar a impulsarse moviendo primero un pie y luego el otro en ese orden mientras sostenía con fuerza a Izuku de la mano quien también tambaleaba.

A los pocos segundos logro moverse mejor junto al menor y se animó a soltarse del muro para andar tan solo con su propio equilibrio.

—Parece que no es tan difícil —

Indico con una sonrisa ladina, empezando a moverse más rápido esquivando a las demás personas que intentaban patinar sin caer al igual que ellos.

Jalaba a Izuku con cuidado hasta que de pronto giro para verlo de reojo y al regresar la vista al frente pudo notar que un niño iba directo hacia ellos de forma descuidada.

Katsuki intento frenar pero recibió el peso de izuku que tampoco pudo detenerse haciéndole girar de lado soltando el agarre que tenían en sus manos.

Izuku termino perdiendo el equilibrio cayendo de rodillas al suelo y estrellando la cara a la altura de la entrepierna del rubio que apenas y había podido mantenerse en pie a base de pataleos y manotazos al aire.

—¡¡Joder, ten cuidado maldito mocoso!! — Gruño el rubio mirando al pequeño que había salido ileso y ya estaba lejos de ellos.

Al regresar la mirada al frente pudo ver a Izuku con la cara aún cerca de su pelvis y no pudo evitar reírse y sentirse un tanto avergonzado.

—Estamos en público no podemos hacer "eso" ahora —

Bromeó tomándolo del hombro para intentar ayudarlo a ponerse de pie, pero en el intento flexiono un poco sus rodillas y termino perdiendo el equilibrio también.

Cayó de sentón en el frío hielo a un lado del pecoso que había comenzado a reírse.

El rubio termino riéndose a carcajadas también.

— Quizás si debí aceptar el estupido entrenador —

Se encogió de hombros aun riendo para entonces como cuidado ponerse de pie. El golpe no había sido fuerte así que todo estaba bien dio la mano al menor y le ayudo a ponerse de pie para seguir deslizándose despacio en la gran pista helada.

Los tambaleos no se hicieron esperar, era gracioso como el rubio era capaz de manejar una pesada motocicleta, pero lo estaban venciendo un par de patines de hielo.

— Si logras patinar por más de diez segundos sin caerte ni sostenerte de mí te daré un beso —

Indico con una sonrisa soltando al menor y avanzando unos metros adelante dejándolo atrás se frenó y giro hacia el para verlo avanzar con cuidado y muy despacio.

Empezó a contar los segundos en su mente hasta que el pecoso logro llegar a su lado abrazándolo de un costado. Katsuki aparto un poco para tomarle el rostro por la barbilla.

—Felicidades, ganaste —

Dijo acercando para darle un beso suave sobre los labios frente a todos. Separó despacio acariciando su cabello verde con una mano y luego continuaron dando vueltas a la pista con calma varias veces.

Nunca había tenido la experiencia de patinar sobre hielo. Lo más cercano a eso fue una vez que tuvo un par de patines de cuatro ruedas cuando era muy pequeño y no recordaba bien que se había sentido.

El rubio estaba más que feliz por ver como el pecoso estaba tan entusiasmado, no evitó reír pues a sus ojos era como ver a un niño pequeño costando la feria por primera vez y solo le bastaba ver aquella sonrisa en el pecoso para saber que no había nada más importante más que él y su felicidad.

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Izuku asintió la cabeza gustoso de la idea de que Katsuki accediera en ir a patinar juntos. Recargó la cabeza al hombro a su lado mordiendo el trozo de sándwich que tenía en manos, era placentero tener apacible brisa ondeando el cabello, un sitio relajante sin interrupción de terceros, solo tenía a Katsuki para él y eso dibujaba una boba sonrisa masticando con la boca cerrada.

El anuncio repentino y vago de Katsuki de la verdad de su hijo le provocó parpadear perplejo, removiendo un poco de su lugar para mirarle el rostro.

―¿Eh? ―Fue lo que apenas pudo carburar deglutiendo lo que traía en la boca. ―¿Qué-...?

Su gesto deformó al escuchar cómo pudo ser drogado Katsuki para hacerlo creer esa mortificante noticia que estuvo tiempo fastidiando.

―¿Entonces la prueba de paternidad es falsa? ―Susurró complicado de imaginar el poder y conexiones que tenía esa mujer para lograr algo como eso.

Se llevó la lata a los labios a beber un poco y pasar mejor el resto de alimentos, sin embargo, conocer que el padre en realidad era Mirio le hizo balbucear en tos muy torpe la sorpresa.

―¿M-Mirio? ¿El que vive contigo...? ―Exclamó agrandando los ojos complejo de entender como había logrado armar ese rompecabezas.

Quedó abstraído recordando ese bonito bebé, que juzgando por el tiempo ya debería estar empezando a caminar y hablar. Las facciones que tenía, el cabello rubio y los ojos color azul brillante... hizo una mueca queriendo encajar ambos rostros de padre e hijo y lograba ver más similitud que con Katsuki.

―Él no tuvo nada que ver en meterte en esto, ¿verdad? ―Musitó preocupado de que hubiera sido un complot, resopló con alivio de saber que no era así, después de todo Mirio lucía y se comportaba como una buena persona sin malicia.

"Al final no hay mini-Kacchan"

Pensó para sí con desilusión pero una gran libertad encima escuchando con atención como Katsuki había entregado toda la custodia a Camie antes de desaparecer, le pareció muy responsable que culminara incluso eso de manera adecuada. Típico de él.

Reclinó con un suspiro y se llevó un poco del cabello hacia atrás con su mano.

―Te imagino bastante feliz cuando te enteraste de la verdad, pero también muy, muy molesto por cómo te estaba tomando el pelo Camie con el niño ―bufó acariciando la mejilla de Katsuki con ternura.

Continuó almorzando los sándwiches partidos en triángulos gustoso, acercó a Katsuki para ofrecer en la boca con una risita tierna de ver cómo le hacia una mueca inicial incómodo, pero rápidamente accedía a dar un bocado.

―No tiene nada de malo, vamos Kacchan abre la boca y di "aaah" ―reiteró con una entretenida sonrisa de verlo sucumbir con toscas mordidas.

Al terminar unas rebanadas Katsuki le detuvo mencionando que ahora sería su turno en ese meloso juego, Izuku accedió oyendo abrir la envoltura de un chocolate, el que pidiera que cerrara los ojos le parecía innecesario, pero seguiría dándole el gusto.

Cerró los ojos y abrió livianamente la boca esperando la barra de chocolate, no obstante, eso no fue todo lo que recibió, un suave golpe de labios y una lengua invasora con el chocolate adentró. Ambas lenguas juguetearon hasta que el pedazo desintegró en saliva.

Abrió los ojos percibiendo a Katsuki retroceder lamiéndose los labios con una genuina sonrisa altiva. Izuku sonrojó avergonzado.

―¡N-no dijiste que ibas hacer eso! ―refutó ingenuamente acalorado― pero debí imaginarlo cuando me ordenaste cerrar los ojos.

Llevó una mano a cubrir la boca mientras relamía el resto de chocolate en sus labios, con una mano ajena sosteniéndole la mejilla en caricias. Se dio cuenta de la actitud pensativa en Katsuki mirándolo de forma abstraída, pretendía preguntarle que pensaba para tenerlo así, pero lentamente esa mano dirigió a la nuca para empujarlo a recargarse con él.

―¿Kacchan...?

Llamó con sutileza en la posición donde apenas visualizaba para la cabellera y espalda del otro. Las siguientes palabras lo dejaron en blanco.

"Gracias por existir, Izuku"

La vista agrandó con sorpresa, quedó sin habla y sintió como sus ojos empezaron a quemar con lágrimas asomando en ese momento que estaba inerte. Muchas veces cuestionó si valía la pena continuar ahí, viviendo sin un propósito más allá de ser un pobre deudor.

Cuando era más joven su mamá le daba hincapié en que podrían salir adelante, le impulsaba a que en algún momento tendría una vida sin miedo de mirando a sus espaldas, le ayudaba a ser positivo. Todo eso se fue en picada cuando se quedó solo, trabajando solo para continuar saldando cuentas y queriendo cumplir la aspiración de su madre, pero no había nada más para él. Creía haber tomado todas las decisiones incorrectas posibles llevándolo al fondo de querer terminar con esa lamentable vida.

Esas sencillas palabras tenían un enorme peso para Izuku, le reconfortaba que su existencia estaba para alguien más, que él también tenía el derecho de poder vivir y ser feliz.

Los ojos verdes le brillaron con intensidad del cúmulo de lágrimas hasta que interceptó en no derramarlas cuando parpadeó, levantó los brazos y rodeó a Katsuki con ternura recargándose completamente en él.

―Encontré mi motivo, el cual eres tú... ―susurró en parsimonia cerrando los ojos ―te amo.

Katsuki era la persona que lograba curar esos remanentes amargos en la vida, su alma podía avivar en dicha estando con él. Intentó en más de una ocasión apartarse de ese santuario, pero simplemente no podía, la tristeza se lo llevaba en desdicha y hoy en día le era absurdo imaginar una vida sin él.

Pasaron un buen rato en ese lugar admirando como pasaba el sol encima de ellos moviendo la sombra de ese árbol donde resguardaron. Se pusieron al día en muchas cosas que hicieron en esa ausencia mutua.

A la mención de cómo llegó al burdel Darkness & Spicy, la descripción de los empleados y administrativo le hizo asentir ingenuamente de la disconformidad de Katsuki.

―Al tratarse de una situación algo especial, Rody accedió a muchos términos que le pedí. Es un tremendo avaro, pero también es un buen amigo ―exclamó dibujando una sonrisa confiada.

Izuku abalanzó en tomar un brazo de Katsuki en un abrazo meloso y divertido, le emocionaba la idea de que conociera a Iida, ya que en realidad nunca tuvo la oportunidad de presentar amistades con él.

―Es demasiado recto con todo, por eso a veces suele regañarme por mis descuidos ―resopló meneando la cabeza de un lado a otro recordando cuando le llamaba la atención por cosas triviales o en deberes caseros por el horario que manejaban conjunto.

Una vez que terminaron con esa merienda, levantaron el tendido y echaron la basura en una bolsa negra era hora de irse de ahí. Izuku hecho una carcajada escuchando la mención de la siguiente parada, alargando cualquier lugar de la cita con el "estúpido" de adjetivo para lo que sea que mencionara Katsuki.

―Será un largo camino, ¡vamos! ―Dijo entusiasmado subiendo con mayor confianza en la parte trasera de la motocicleta, se había acostumbrado muy rápido a ir en ella por la seguridad que Katsuki le benefició.

Un trayecto emocionante con adrenalina andante ante el fresco viento que golpeaba sus cuerpos, el camino por la carretera se fue transformando en calles bulliciosas de ciudad hasta llegar al estacionamiento del centro comercial.

Se retiró el casco dejándolo en el sitio y tomó la mano de Katsuki adentrando al establecimiento. Conforme iban avanzando percibía algunas miradas clavadas en ellos sin indiscreción cuchilleando varias cosas para nada agradables. Izuku entrecerró los ojos arrugando un poco el entrecejo con la vista al suelo donde cruzaban y levantó una mano para ajustar el saco en su cuello ocultando las marcas.

Eran entendibles esas miradas juzgadores en un sitio tan abierto como ese, Izuku siempre fue discreto con las cosas que hacía y nunca daba detalles del trabajo, ya había recibido ese tipo de trato en otras ocasiones en problemas exteriores con el burdel, pero ahora mismo le preocupaba saber cómo Katsuki recibía todo eso, ya que él se trató de un admirado agente del departamento de investigación policial en Tokyo, seguramente con tantas pretendientes que ni siquiera dio relevancia a mencionarle.

Izuku asintió la cabeza acatando la orden de que solo se enfocara en él y tenía razón, no era necesario acatar la opinión de los demás para lo que ellos consideraban adecuado, así que solo aceleró el pasó para estar a su nivel y recargar la cabeza en el hombro mientras caminaban.

Llegaron a la taquilla del lugar, Izuku alzó la cabeza curioso, viendo el cartel con precios y la disposición de alguien para enseñarte a andar.

"Tal vez debería tener instrucciones para eso..."

Iba a hacer la sugerencia, pero Katsuki adelantó para ordenar dos fichas de entrada, no tuvo más remedio que asentir nervioso, ya vería como se las arreglaría. Quedó tranquilo observando la transacción hasta que escuchó a la mujer elogiar la linda pareja que eran.

Los labios de Izuku temblaron queriendo dar las gracias, pero solo balbuceaba rígido con el tibio sonrojo en la cara, de no ser porque Katsuki lo movió jalando su mano continuaría congelado.

―¿Somos una hermosa pareja? ―Repitió lo dicho por la taquillera con mayor tranquilidad a Katsuki. ―Entonces nos vemos muy bien juntos, al diablo todo lo demás ―celebró con una pequeña emoción en vergüenza.

Aproximaron a los lockers para cambiarse el calzado, podía sentirse el gélido viento era intenso por el trozo de hielo de la pista conjunta.

Ajustó los broches y agujetas de los patinas en el banco donde estaba sentado, la mención de que Katsuki esperaba ser guiado por él le hizo espetar una risa en nerviosismo.

―Kacchan, yo tampoco he patinado jamás ―resopló entretenido y algo culpable de la reacción sorprendida del otro. ―Por eso quería intentarlo contigo alguna vez, podemos aprender mirando juntos a los demás.

Animó con una enternecedora sonrisa avivando el entusiasmo con un puño al aire. Al estar listo se puso de pie dirigiendo a la puerta de acceso al hielo, la delgada cuchilla en la que apoyaba no fue dificil de merodear, después de todo Izuku había usado muchos calzados con tacones altos y delgadas puntas que tuvo que esforzar para perfeccionar.

Sonrió amplio de ver como a Katsuki se le dificultó más ponerse de pie, por lo que retrocedió a tomarlo de ambas manos con gentileza caminando despacio con él. Al estar en la puertilla el vigilante percibió algo de inestabilidad en ellos por lo que sugirió un apoyo para recorrer el hielo. Izuku arrugó el entrecejo con resignación de escuchar la rotunda negación de Katsuki, eso sería un gran golpe a su orgullo.

―Gracias, pero estaremos bien sin eso... de alguna manera ―respondió con cortesía al portero.

Se quedó esperando atrás de Katsuki adentrar en la pista de hielo, al verle tambalear y aletear las manos hasta apoyarse del muro en el perímetro le hizo soltar una amena carcajada por la maldición y el comentario de que eso lucía peligroso.

―Has hecho muchísimas cosas más peligrosas, no creo que patinar en hielo sea lo peor que afrontes ―mencionó con un toque burlesco, aunque quería darle más confianza en el entorno haciendo referencia de que eso no era nada para él.

Tomó la mano extendida que le esperaba para adentrar al sitio, sus piernas tambalearon un poco hasta llegar acercar con él por ser jalado.

―Si me caigo te vienes conmigo ―amenazó apretando el agarre de la mano y con la mirada concentrada al hielo por el comentario de que esperaba verle resbalar en el frío.

Arrastró los patines en el hielo sin tener valor de levantar los pies aún, siendo guiado por el impulso de Katsuki que poco a poco avanzó soltando de la barra en el muro.

Sus iris dirigieron hacia el resto de a la pista admirando como había personas que patinaban a mayor velocidad con experiencia, lucía muy hermosos esos movimientos zig-zag entre otros con giros esbeltos.

―Esto es como un baile... o una danza... ―musitó con mayor confianza, analizando como era el apoyo en las caderas para concentrar la estabilidad al patinar y fomentar el tiraje de los pies para la velocidad.

Miró sus pies dando un mayor impulso e inclinando un poco su cuerpo sin soltar a Katsuki de la mano yendo en conjunto.

―Una vez que le tomas la forma esto es entretenido ―rio entre dientes fijando la mirada a Katsuki que giró consigo. ―¡Eh! ¡Cuidado Kacchan!

Adviritió al percibir a un niño que venía de dirección contraria hacia ellos, ambos pretendieron frenar o ladear pero apenas habían aprendido a ir recto por lo que Izuku se soltó del agarre dando aleteos sordos mientras el niño pasaba precipitado entre ellos. Todo el peso se fue hacia el frente cayendo de rodillas y en busca de apoyarse en algo tomó la pierna de Katsuki que lo hizo girarse hacia él.

Parte del rostro estampó contra el muslo y la entrepierna con Izuku cerrando los ojos por el pánico de la caída resbalosa. Escuchó a Katsuki regañar al niño en voz alta y pronto una risa con nervios dirigiendose a él.

―¿Hacer eso en público? ¿De qué hablas...?

Abrió los ojos lentamente llevándose la sorpresa de la posición en la que terminó, miró hacia arriba la sonrisa ladina y burlona en el rubio, retrocedió la cabeza separando del pantalón.

―¡Y-Yo no quería hacer eso! ―balbuceó avergonzado de darse cuenta de la posición indecorosa en la que culminó restregando el rostro en la entrepierna del rubio.

Flexionó una pierna queriendo ponerse de pie con ayuda, sin embargo, tratando de levantarlo Katsuki también perdió el equilibrió cayendo sentado.

―¿Estás bien? ―Exclamó inmediato y preocupado, pero al verle asentir con normalidad escupió la risa que estaba conteniendo. ―Entonces, ¿cuál fue el lindo trasero que terminó primero contra el hielo?

Burló entretenido de la anterior mención, al final Izuku si se llevó consigo a Katsuki en la primera caída. Ambos se levantaron retomando el patinaje despacio.

Izuku aferraba con fuerza a la mano que le brindaba seguridad en andar mientras concentraba en mover sus piernas cauteloso, aquella mano separó y avanzó unos metros. Inicialmente se sintió desorientado quedando estático en media pista solo, pero al escuchar el reto parpadeó decidido.

Inclinó un poco y empezó mover sus pies despacio con rigidez tambaleante en el resto de su cuerpo enfocado en llegar a donde estaba Katsuki. Luego de ese lapso de segundos al verlo tan cerca extendió ansioso los brazos para sujetarte de uno de los suyos aferrando nervioso.

―Lo hice... ¡Lo hice! ―Celebró entusiasmado por ese pequeño logro con una radiante sonrisa. ―¿Y mi premio?

Exclamó grato recibiendo las felicitaciones con una esbelta caricia en su cabello y llevando un beso a los labios. Se sentía tan bendecido de lograr celebrar la mínima hazaña como lo mejor del mundo, así era cuando estaba con Katsuki.

Dieron un par de vueltas más en el lugar tomando mayor confianza del entorno, Izuku soltó el agarre despacio acelerando con avidez su patinaje, miró fugazmente hacia Katsuki que dejaba atrás mostrando los dientes en una sonrisa.

Si podía balancear y dar vueltas en un pole dance eso no debería ser nada, había visto con detenimiento al resto de personas y como patinaban, era cuestión de observar sus maniobras e imitarlas. Cuando se trataba de aprender observando a otros era alguien muy bueno en eso.

Una, dos, tres vueltas dio alcanzando a Katsuki y en la tercera bajó la velocidad para palmar su espalda con cuidado.

―Mira Kacchan, he logrado adaptarme, ¿qué tal vas? ―Mencionó sujetando su mano para jalarlo en confianza a acelerar el paso. ―Solo hay que pensar que es un baile.

Dejó de patinar dejándose llevar por el último impulso jalando la mano de Katsuki y sujetando la otra, giró un poco el ángulo de los tobillos haciendo que el mismo impulso les hiciera dar una vuelta en su eje despacio. Izuku rio entre dientes a la reacción rígida y algo asustadiza en el otro por la vuelta.

―Vamos, inclina un poco y aceleramos el paso ―exclamó en confianza.

La idea de volver a patinar en conjunto pausó una vez que alguien gritó cuidado, un par de personas, una niña de unos 10 años y una chica mayor que también estaban intentando adaptarse en patinar no pudieron frenar. Intentó hacerse hacia el frente para evadirlas con Katsuki, pero la velocidad a la que venían les hizo estrellarse rompiendo el agarre.

Izuku cayó aturdido al frío hielo boca abajo, lo mojó en gran parte.

―¿Estás bien? ―mencionó la niña que cayó sentada a su lado.

―Eso creo... ―respondió sobando la frente y retirando los trozos de escarcha fina de la ropa.

―Hermana ―musitó al borde del llanto.

―Ay no, no llores ―suplicó Izuku mirando como los ojos de la niña humedecían nerviosa. ―No pasó nada, ¿ves?

Se puso de rodillas acudiendo a levantar a la niña sacudiéndole el hielo del abrigo y giró en busca de la mencionada hermana. Para su sorpresa la chica había terminado boca abajo con su vientre encima de Katsuki recostado, quien estaba inclinado apoyando parte de su peso con los codos al hielo.

Gateó llevando a la niña en mano para ayudarles a levantar, pero al hacerlo pudo percibir como la hermana mayor estaba con una sonrisa y un sonrojo emocionada. Por la mención que hacía, reconoció a Katsuki como el cocinero de buena sazón de Todoroki's Spicy, preguntando si recibió la carta que le envió hace semanas en San Valentín.

Izuku gesticuló una mueca incómodo, no había pensado en el problema que era estar con Katsuki en sitios públicos, el condenado era malditamente popular entre las mujeres, independientemente de estudiantes o mujeres más grandes. Incluso llegó a considerar que esa intercepción pudo ser apropósito.

Miró de reojo con la niña asegurándose que estuviera bien y después acercó a Katsuki quien se ponía de pie.

―Cariño, ¿no te pasó nada verdad? ―Preguntó inspeccionando y recibiendo la misma pregunta. ―Bueno, supongo... ―hizo una leve mueca con un dolor inexistente. ―No realmente, creo que me lastimé el tobillo... Ya no puedo seguir patinando, ¿nos vamos, bebé?

La mano ofreciendo ayuda extendió hacia él para ponerlo de pie, inmediatamente se impulsó para abrazarlo con fuerza del abdomen recargando su cabeza a su torso.

Fue guiado por mientras repagaba Katsuki hasta la salida de la pista, con un pie alzado apenas rozando la punta del filo del patín con un fingido cojeo. En el trayecto sacudió un poco la ropa del rubio de la escarcha que tenía.

Una vez afuera caminó con dificultad al locker y una vez llegó bajó su pie para dar los últimos dos pasos con normalidad.

―¿Qué? No quiero que me estén empujando para caerte encima ―reprendió inflando una mejilla por la mirada sonsacada en el rubio de darse cuenta que fingió. ―Tenía que poner en su lugar a esa chica de alguna manera.

Objetó con rabietas recordando la mirada boba de la mujer mientras desataba los patines para ponerse su calzado.

―Nadie debería abrazarte más que yo... ―susurró con un puchero.

꧁_____꧂

Con la nariz levemente roja por el clima controlado de la pista de hielo, sonreía ladino observando al menor desenvolverse sin problemas, había logrado dominar los movimientos básicos y el equilibrio muy rápido, tanto que le sorprendió.

A comparación suya que apenas estaba comenzando a ir más rápido tratando de aprender de quienes ya tenían mayor práctica e incluso mirando a Izuku y el cómo se movía con facilidad. Todo estaba en el balanceo del peso sobre las caderas.

Miro al pecoso de lejos acercarse a él con mayor seguridad tanteando la espalda. Volteo a verlo con una ceja en alto.

— Ya me doy cuenta... Debe ser por qué eres más pequeño y delgado que yo —

Respondió aferrándose al agarre de su mano con fuerza al sentir como era jalado por el otro con más rapidez.

—¿Un baile?... ¡Hey espera! —

Habló tensando ante el repentino movimiento que el menor aplicó al jalarlo e ir más rápido para frenar haciéndolos girar. Katsuki apretó los labios en tensión al tratar de no perder el equilibrio y seguir el movimiento ajeno.

—Mierda por poco me caigo —

Murmuró relajando un poco y alzando una ceja al comentario del otro respecto a inclinar y acelerar el paso. Suspiro con una leve sonrisa. Poco a poco comenzaba a tener más confianza en sus movimientos así que supuso que podría hacerlo y seguirle el paso al pecoso que seguía sorprendido de ver lo rápido que se había adaptado.

Sin embargo, apenas intento moverse escucho el llamado de alerta de alguien entre la multitud. Rápido levanto la mirada botando a una chica con una niña que se acercaban a velocidad peligrosamente rápida en su dirección.

Tanto él como Izuku apenas pudieron reaccionar antes de colisionar contra ellas de forma inevitable.

Katsuki cayó al duro y frío hielo de espaldas rebotando, el golpe había sido fuerte así que quedó confuso por unos segundos, arrugó el entrecejo sin saber bien que había pasado hasta que levanto un poco su torso entre quejidos y maldiciones notando a la chica tirada sobre su cuerpo.

—Maldicion.... ¿Qué mierda?... Y tú... ¿Estás bien?... —

Cuestionó con una mueca molesta buscando a Izuku con la mirada más que fijarla en la chica. Logro verlo acercándose a gatas con la niña por el hielo y suspiro.

Intento moverse, pero parecía ser que la chica no quería hacerlo si no al contrario se apegó a él con una extraña cara sonrojada.

— ¿Te puedes quitar de encima? —

Pidió con seriedad alzando una ceja al oír a la chica decir que si había recibido su carta en san Valentín.

"Estas tipas no dejan de joder incluso afuera de restaurante"

Pensó resoplando un tanto molesto y tomando a la chica de los hombros para apartarla sin ser grosero y con cuidado se puso de pie. La chica también se puso de pie por su cuenta por lo que aseguro que no le había pasado nada. Después de todo el impacto lo había recibido él y no ella.

—Disculpa, yo no suelo leer esas ...—

No pudo terminar de hablar pues sintió al pecoso llegar a su lado aún en el piso, preguntando por su estado y palpandolo por todas partes y llamándolo con un mote que pocas veces le escuchaba usar lo que le pareció extraño.

—No, ¿Tú estás bien? —

Pregunto mirándolo de pies a cabeza pero se preocupó de inmediato al notar como el menor hacia una mueca de dolor indicando que le dolía el tobillo.

—Mierda. Tenemos que ir a qué te revisen podría ser grave —

Dijo preocupado acercándose a ayudarlo a ponerse de pie, ni siquiera se preocupó por sacudirse la escarcha de hielo o seguir manteniendo la conversación con aquella chica que parecía haberse quedado sería al verlos juntos.

—Vamos... Apóyate de mí —

Indicó tomando al menor de la cintura para comenzar a avanzar deslizando con cuidado hasta salir de la pista. El rubio no dejaba de pensar en que hacer.

—Podría ser un esguince, o algo peor... Te llevaré al hospital, aquí no hay paramédicos. Deberían tener uno joder...—

Gruñía en el transcurso hasta llegar a los lockers con la intención de hacerlo sentar en el banco para ayudarle a retirar los patines y revisarlo. Sin embargo, de pronto noto como el pecoso apoyo el pie "lastimado" caminando sin problema alguno.

Katsuki arrugó el entrecejo y le miro atónito cruzando sus brazos.

— Tú... ¡¿Estabas fingiendo?! —

Cuestionó en alto afilando la mirada hacia el pecoso que parecía no importarle lo que había hecho pues ya estaba sentado cambiándose los patines por el calzado.

—Hiciste que me preocupara en vano —

Gruño resplandor cerrando los ojos y negando con la cabeza, tomó sus botas para sentarse al lado del menor y comenzar a quitarse los patines.

—Aunque.... —

Hizo una pausa para mirar al pecoso con una ceja en alto y una sonrisa pícara.

—Verte actuar así me prende... Eres sexy cuando te pones celoso y posesivo —

Río entre dientes acercándose a darle un beso en los labios con rapidez. Era una nueva faceta de Izuku que le sorprendía conocer, pero también le gustaba.

— Solo tengo ojos para ti, no tienes por qué preocuparte por una chica —

Le dio seguridad dando un beso más en la mejilla antes de separar. Supuso que aunque ya había sido llevado de la mano por todo el centro comercial y había sido besado en público no era suficiente. Izuku necesitaba marcar territorio ante sus "fans" y eso le parecía adorable y caliente.

Se puso de pie Junto al menor para llevar los patines y agradecer tras una venia para retirarse de la pista.

Llevo una mano al bolsillo de la chaqueta mientras que la otra sostenía la mano del menor.

Comenzaron a caminar por los amplios pasillos del centro comercial con toda la calma del mundo únicamente observando las tiendas y los aparadores con cosas bonitas y costosas. Katsuki noto que el menor se había quedado observando un local de helados.

—¿Quieres uno?—

Cuestionó recibiendo una negativa que hizo al rubio alzar una ceja, siguieron caminando entre las tiendas departamentales notando a Izuku correr hacia una de ellas, algo le habia llamado mucho la atención.

Noto al menor mirando por el cristal un montón de accesorios y joyería. Katsuki acerco detrás de él e inclino para observar también.

Era una tienda de accesorios, había collares, aretes, anillos entre otras cosas más. El menor se había quedado viendo un Collar con un dije de un diamante multicolor y orejas en forma de conejo.

El rubio no entendía por qué el pecoso estaba tan emocionado de ver esa "baratija" pero sonrió de lado separándose para entrar a la tienda pensando en que no permitiría que el menor le rechazara volver a comprarle algo que le gustará.

—Señorita deme el collar de conejo que está en el aparador —

Pidió a la empleada que rápido tomo el collar del maniquí y lo entrego al rubio en una cajita de color rosa.

Cuando Izuku entro a la tienda el rubio ya había terminado de pagar y estaba retirándose.

Tomo la mano del menor para guiarlo afuera y a unos metros se frenó poniéndose frente a él y sacó la cajita con el collar adentro.

— Te gustó mucho esa cosa, así que aquí tienes —

Abrió la caja para sacar el collar y se acercó al menor para ponérselo con cuidado deslizando las manos detrás del cuello. Lo aseguro bien y se retiró unos pasos para verlo.

—Te queda bien —

Sonrió ladino antes de recibir el abrazo y los besos en agradecimiento que le hicieron reír por lo bajo.

—Solo es un simple collar, ¿Por qué tanto alboroto? —

Sonrió alejando al menor para tomarlo de la mano y seguir caminando. Le parecía lindo como Izuku se emocionaba por cosas tan simples como esas. Recordaba bien la reacción que tuvo también cuando le dio aquella pulsera con el dije del infinito.

Se sentía feliz cuando el pecoso se emocionaba al recibir regalos así que pensó en hacerlo con más frecuencia.

Caminaron por unas tiendas más recorriendo todo el primer piso y luego el segundo y el tercero, estaba empezando a cansarse hasta que llegaron a la zona de comida y restaurantes.

Katsuki miro a lo lejos la entrada a una cafetería de tonos pasteles y femeninos y pensó en que podrían ir a tomar uno y acompañarlo con alguna cosa dulce de esas que al pecoso le gustaba mucho comer. Al mismo tiempo podrían descansar un rato de tanto caminar.

—Tomemos un café —

Dijo pasando su brazo por la espalda del menor para llevarlo apegado a él hasta entrar al lugar.

La cafetería tenía una temática Maid, por lo que una chica vestida con un pomposo disfraz los recibió y guio a la mesa entregándoles la carta.

Katsuki tenía un rostro algo incómodo por ver tantas cosas en colores claros la decoración llena de cosas adorables e incluso el nombre de las bebidas con palabras como "Pinky", "Cutie", "rainbow" entre otras que solo le hicieron sacar un suspiro.

—Solo quiero un café americano con hielo por favor... A él traigale todo lo que quiera. — indico sonriendo a la chica y luego al pecoso extendiendo el brazo por la mesa para tomar su mano.

— Pide lo que se te antoje... pastelillos, galletas. Lo que sea —

Le dijo suave notando al menor un tanto indeciso pues parecía como si quisiera comerlo todo. Sonrió divertido al verlo ordenar al fin y luego miro a la chica retirarse prestando atención al pomposo vestuario e imaginando a Izuku con uno de esos vestidos. No pudo evitar reírse el solo por la idea y miro al menor notando que le veía con cierto puchero.

—Antes de que me juzgues... No la veía a ella si no a la ropa y te imaginé a ti con uno de esos... Te verías mucho mejor —

Indico acariciando la mano del menor acercando a darle un beso al dorso de esta.

— Pero sobre todo más erótico... —

Indicó lamiendo ahora el dorso de la mano de manera coqueta y luego la soltó al notar que alguien se acercaba a su mesa.

Afilo la mirada notando que se trataba de aquel tipo castaño del burdel a quien por palabras de Izuku era un "buen tipo".

El sujeto acerco a sentarse al lado del menor lo que sorprendió al rubio haciéndole abrir los ojos con amplitud.

Su paciencia no era mucha, pero decidió estar callado pues sabía que era el jefe de Izuku en el burdel y tal vez solo pasaba a saludar o decirle algo respecto al trabajo. Pero su paciencia culminó cuando el castaño observó al menor con atención por todo el cuerpo paseando aquella mirada azulina por todo el cuerpo ajeno.

Katsuki no pudo evitar dejar saltar una vena de su frente y gruño.

"¿Que tanto está mirándole este idiota?"

Pensó gruñendo bajo sin apartar la vista de las acciones o movimientos del otro que de pronto noto como le levanto la camisa al pecoso. En ese momento Katsuki se levantó dándole un fuerte manotazo y apegando a Izuku con él.

—Hey... Estamos en una cita, ya lárgate —

Le dijo de forma agresiva como un perro rabioso. Pero el castaño parecía ignorarlo.

—¿Me escuchaste? Hay varias mesas vacías. Largo de aquí está es nuestra —

Gruño molesto pero el castaño parecía no ser intimidado por él lo que le hizo chasquear la lengua de manera posesiva.

Katsuki se reía hacía unos momentos del menor por haber sido celoso pero también él lo era sin darse cuenta. Salía de forma natural como lo era respirar o parpadear.

꧁_____꧂

Izuku tenía la mirada sombría, haciendo rabietas al tiempo que hacía un nudo las agujetas de los tenis con un pie en la banca. No era para enorgullecerse de hacer preocupar a Katsuki en vano, hizo una mueca con incomodidad reconsiderando lo que fingió, sin embargo, Katsuki se puso a su lado mencionando lo tentador que era ver ese modo celoso en él.

Motivo suficiente para hacerle arrugar el entrecejo con una sonrisa dispersa, no sabía cómo sentirse, en realidad era muy molestos esos sentimientos de celos e inseguridad cuando pasaba algo así.

Su mentón fue sujetado para girar la cabeza hacía la dirección donde recibió un beso en los labios, una vez separaron resopló sin convencer aún de esa reacción.

―¿Y yo soy el que tiene fetiches raros por las cicatrices? ―Enarcó una ceja al saber que al rubio le parecía atractivo verle en ese modo posesivo.

Suspiró más relajado de escucharle que no tenía nada que temer, solo tenía ojos para él, nada más. Y ya lo sabía, pero de todos modos era incómodo percibir esas interacciones.

Ambos levantaron a entregar los patines al sitio correspondiente del local y se retiraron para pasear un poco por el centro comercial. Izuku se reclinó hacia el brazo que sostenía de la mano, no iba pensando en nada relevante, solo se dejó llevar por el momento.

―Esto es algo inusual, poder relajarme dejando pasar el tiempo a tu lado todavía me parece irreal ―musitó con una tibia sonrisa, ya que todo el tiempo esos dos años fue invertido en checar lugares de la ciudad en su búsqueda o trabajar en la noche, al encontrarlo no fue tan gratificante como deseó. Cuando supuestamente renunció a Katsuki y le permitió seguir su vida con esa otra persona, Izuku no salía de la casa, se la pasaba encerrado en cama sin ánimos ni comer, por eso llegó a enfermarse en los últimos días.

Caminó en la misma velocidad que Katsuki, pero repentinamente pausó un poco el andar al ver un pequeño puesto a medio pasillo de helados, observando como el empleado entregaba un cono de nieve a un niño. La presentación de las dos bolas de diferente sabor con chispas, galletas y mermelada le daba a su lengua volar en imaginación.

La pregunta de Katsuki de si quería uno le hizo negar la cabeza rápido y nervioso.

―No, descuida solo tiene una imagen llamativa ―respondió cubriendo la boca de solo creer la evidencia del antojo salivando.

Continuaron unos metros más adelante, mirando con interés cada local curioso por el que cruzaban, hasta que pasaron adelante de un local de joyeria. Izuku quedó mirando el estante y por inercia separó de Katsuki acercando más que atraído por lo que estaba en el mostrador. Levantó las manos poniendolas sobre el cristal y sus ojos centellaron con una blanda sonrisa por el collar con dije, era tan pequeño y detallado que le parecía un accesorio de lo más precioso. Era una piedra tornasol con la luz y unas extensiones de orejas platinadas.

"¡Es tan bonito debe ser mío! Pero debo ir a casa por dinero primero, volveré por él otro día."

Pensó mirando la etiqueta del precio al lado de la presentación de la vitrina, no traía la cantidad necesaria ya que solo contaba con unos cuantos billetes en su cartera cuando iba a trabajar.

Notó mucho después a Katsuki dentro del establecimiento, se había distraído completamente en el accesorio que su atención retomó una vez que la señorita retiró el dije del mostrador, Izuku rápidamente entró al local sorprendido y algo incómodo de ver como envolvían en una caja y le entregaban al rubio.

―Espera, no tienes que... no es necesario ―susurró llevando una mano a masajear su cuello y desviando la mirada de no saber cómo reaccionar.

Todavía le llegaban a incomodar esos dotes de atención por cosas que quería, él buscaba ser discreto para sus gustos ya que sentía a Katsuki invertir mucho con él y no quería problema en la fecha de corte en la tarjeta de crédito. Ya ni siquiera era jefe del departamento de investigación del cuerpo policial en Tokyo como para solventar sus caprichos o quien sabe cuánto contaría con los ahorros que desplomó saldando su deuda, estaba seguro que como cocinero no ganaba los mismo que antes. Siempre los temas de dinero eran controversiales para Izuku.

Hizo una mueca avergonzado de escucharle lo obvio que fue admirando ese dije en la vitrina cuando salían de la joyería, Katsuki abrió la caja y se la mostró más de cerca, llevando a Izuku a sonreír trémulo en ternura, era más bonito de cerca.

―Es que... me gustan este tipo de cosas... ―susurró nervioso removiendo el saco para dejar a la vista el cuello con marcas oscuras de besos y mordidas de anoche, permitió a Katsuki ensamblar el colgante alrededor.

Una vez que abrochó en la nuca, el rubio acudió al frente diciéndole lo bien que se le veía. Izuku levantó el dije entre los dedos para alcanzar a ver la gargantilla y sonrió atolondrado.

―¡Muchas gracias, Kacchan! ―No se contuvo más de la felicidad por tener ese colgante y se abalanzó hacia el rubio para abrazarlo en emoción radiante.

Su momento feliz culminó por la mención de las cosas tan simples que podían emocionar.

―El simple hecho de que sea algo que tú me regalas lo hace la gran cosa ―respingó con un jadeo indignado. ―¡Y lo hace aún más que yo lo quería tanto! ¡Lo voy atesorar como no tienes idea! Si cuando perdí la pulsera en el restaurante en San Valentín sentí que el mundo se me venía abajo, no pude estar en paz hasta dar con ella.

Aquella valiosa pulsera para Izuku que Katsuki le dijo en algún momento que era una baratija tenía un gran peso emocional entre ellos, entristeció un poco de recordar la vez que despreció el accesorio arrojándolo al pecho del rubio y cayendo al fango o que recientemente la tenía guardada en el fondo del armario.

"Si le regalo algo como eso... ¿lo usaría? O tal vez le avergüence tanto que prefiere tenerlo guardado"

Analizaba en sus adentros como podía reaccionar Katsuki si le regalaba algo como eso, le gustaría que llevara algo más que solo las marcas en la piel de la salvaje noche.

Fue tomado de la mano para seguir caminando por el entorno, viendo las tiendas departamentales de reojo sin buscar nada específico, solo paseaban con naturalidad. Izuku ocasionalmente levantaba el colgante en su mano libre con una sonrisita risueña y posteriormente observaba el semblante de Katsuki.

En uno de los pisos superiores llegaron a un local, una cafetería de tonos pasteles y muy llamativa.

―¿Comeremos? ¿Aquí...? ―Cuestionó extrañado tomado de la mano a Katsuki a entrar.

La campanita de la puerta sonó y un sonoro bienvenido de una chica con vestimenta extravagante de maid los llevó a una mesa al lado de las ventanas. Recibió la carta leyendo cada cosa y asomando dubitativo hacia el rubio de reojo en frente.

―Nunca esperaría encontrarte en un sitio como este ―recitó con suavidad. ―Todo luce tan apetitoso... pero, a ti no te gusta degustar tanto dulce. ¿Estás seguro? Podríamos ir a otro lugar.

Al escucharle decir que pidiera todo lo quisiera le hizo inclinar concentrado en que ordenar.

―Veamos... entonces para mí un jugo de naranja con menta, un panini de jamón y pavo... y esto... ―dijo señalando dudoso unos pastelillos con nombre raro que le daba vergüenza mencionar y llegara a equivocarse.

La chica con traje maid hizo una reverencia con la orden en mano y dio media vuelta, Izuku se dio cuenta de cómo Katsuki la miraba de reojo descansando su rostro en una mano con una sonrisa algo boba. Percibió que tenía clavada la mirada en la falta y el moño del pequeño mandil en la cintura.

―Kacchan... ―susurró con voz áspera y una mueca en los labios. ―¿Que tanto la ves?

Suspiró con desánimo escuchando la respuesta mientras su mano era sostenida y besada en el dorso.

―Por supuesto, a esa chica le quedaría más favorable un vestido menos pomposo que resbale con la silueta en sus medias, pero yo-...

Izuku reprochó entre dientes con puchero sacando ese lado analítico que tenía para ensanchar las proporciones de reloj de arena en los cuerpos y esa clase de experiencia que para los trajes. Su balbuceó concentrado pausó al darse cuenta de lo dicho por Katsuki mientras besaba su mano, giró la cabeza mientras su rostro empezó a arder por el abrumador sonrojo.

―¿M-maid...? Tal vez... nunca he intentado algo así... ―tartamudeó dibujando una sonrisa. ―Algún día podría sorprenderte con un conejito maid ―Susurró con travesura a la expectativa mientras alzaba las palmas al lado de su cabeza como orejas largas y una risita entre dientes de la idea.

Al inicio le dio vergüenza imaginarlo, pero luego de pensarlo detenidamente no era muy diferente a lo que se empleaba con Katsuki cuando vivieron juntos.

"Vivir juntos... ¿me vería muy adelantado si toco ese tema ya?"

Bajó las manos para tomar una mano de Katsuki y encaminarla a su mejilla abstraído en la idea de congeniar con él de nuevo así, ya que sabía que ese mágico momento entre ellos tarde o temprano iba a dispersar mañana volviendo a los entornos que adaptaron.

Unos minutos después la maid llegó con una bandeja, dejando el jugo y el café primero, luego un plato con pastelillos y un panini. Agradeció a la joven y retomó Katsuki apretando el enlace en la mano.

―Es lo menos dulce que encontré en el menú ―sonrió en complicidad señalando el panini. ―Debe saber mejor que los sandwiches conservados de la tienda.

Sus ojos brillaron por el buen aspecto que tenía todo, aquel plato blanco con pequeños corazones en el contorno que portaba seis pastelillos de chocolate blanco, otros con fresas encima o con fondant, era un lote muy diverso.

Iba a ofrecerle primero a Katsuki, pero al verle afilar la mirada y suavizar el agarre prestó atención muy tarde de alguien estrellando las manos a la mesa.

―Hey no esperaba verte por aquí, no sabía que te gustaba este tipo de escenarios ―mencionó Rody ligeramente sorprendido de ver Izuku. ―Es la primera vez que te veo por aquí.

―¿Rody? Hola, ¿cómo te va-...? ―Silenció aturdido de ser empujado por el otro al sentarse a su lado.

―Eso debería preguntar yo, ayer con tus berrinches armaste una buena, aunque... ―silenció mirando fijamente a Izuku. ―Te mandé a descansar, pero veo que te luciste anoche.

Izuku no supo responder adecuadamente eso, ¿cómo iba a decirle que tuvo una noche de sexo con la persona que vetó permanentemente del burdel y obligó a echar a rastras?

―Hubo una serie de eventos que... ―musitó desviando la mirada queriendo pensar rápido en la respuesta. Rody le escaneaba con la mirada y sin ninguna autoridad tomó uno de los pastelitos de la mesa llevándolo a la boca sin parpadeo del otro.

―Hey, hey, sabes que debes cuidar tu imagen, ¿por qué permitiste esto? ―reclamó con la boca aun saboreando el postre, ladeó un poco el cuello de menor para ver ese cuello con marcas moradas. ―A los clientes no les gusta los bocadillos maltratados por otros, puedes cubrirlo con un traje en cuello alto, pero... Izu, ¿no me digas qué-...?

Rody tomó sin ninguna pena el saco y la camisa desde el vientre levantando las prendas para visualizar la piel del abdomen en el pecoso, apretó la mirada con una maldición en boca. Izuku veía muy normal a ese trato, su jefe era muy cuidadoso con esos detalles mínimos y ese tipo de registros eran muy usuales entre los empleados.

Una ráfaga con fuerza hizo que Rody separara poniéndolo de pie, en cambio Izuku se quedó aturdido sintiendo como era jalado hacia Katsuki.

Parpadeó una y otra vez viendo a su jefe y después al rubio con un gesto sonsacado.

―Te he dicho decenas de veces que debes ser cuidadoso, no te dejes que te maltraten ―reprendió Rody ignorando la primera advertencia de Katsuki, sin embargo, al siguiente llamado prestó atención volteó a verlo.

Los hombros de Rody relajaron y quedó en blanco, estaba bastante confundido.

―¿No eres esa persona que ayer echamos? ―Izuku abrió la boca para responder la duda, pero Rody fue más fugaz con su impertinencia. ―Sí, el mismo. Eres el que Izu gemía el nombre todas las noches, Kacchan ―mencionó orgulloso de recordarlo con facilidad mientras golpeaba el puño a su otra mano asertivo.

―¡Rody! ―Llamó avergonzado de la mención sintiendo su cabeza echando humo.

―Bueno al menos ya entiendo porque fantaseabas tanto con él ―bromeó recargando a la mesa con una sonrisa ladina y burlona―pero sigo preguntándome como puedes estar de pie, juzgando por tu estado ni deberías.

Rody no tenía ni un pelo de vergüenza expresándose así, las menciones fueron llamativas haciendo que algunas maids y clientes giraran a indagar. Izuku estaba tan colorado como una fresa encogido por pena en el brazo de Katsuki.

―De haber sabido que realmente te gustaba ese trato pudimos invertir los papeles contigo, eso también vende mucho para alguien con tus lindas características ―alardeó intentando despeinar el cabello de Izuku, sin embargo otro manotazo del rubio interceptó.

―A este paso voy a renunciar ahora mismo ―exclamó Izuku con una mueca todavía sonrojado. Rody en seguida hizo un gesto serio y suspiró.

―De acuerdo, mi error. Mañana serán menos vistosas las marcas, así que te veo mañana a las nueve ―exclamó con un signo de disculpa formal. Antes de marchar a otra mesa inclinó a la oreja de Izuku. ―Si te acostaste con él, ¿ya no está vetado? Tráelo de nuevo al burdel, sácale más dinero que está loco por ti ―recordó entretenido anoche del desespero de Katsuki por ser el primero con Yami sin importar pagar más de lo que originalmente es.

―Por favor ya retírate ―mencionó empujando gentilmente el rostro para alejarlo. Rody se fue con una absurda sonrisa despidiéndose con la mano al aire. Izuku suspiró con el rostro todavía rojo y volteó hacia arriba con quien recargaba. ―Él realmente es buena persona, pero no conoce lo discreto...

Intentó mover el brazo que rodeaba al nivel de sus clavículas pero el otro estaba tan rígido que no pudo ni levantar unos centímetros.

―¿E-estás molesto? ―Preguntó con una risita nerviosa. ―Él trata así a todos sus empleados, también es muy accesible por eso cuida mucho nuestra imagen, para ser un bailarín erótico no debería tener marcas ―informó con naturalidad.

La insistente rigidez de Katsuki le hizo tomar mayor enfoque, levantó una mano para acaríciale el rostro.

―Vamos Kacchan, no te enojes. Estamos en una cita ―mencionó con livianez dando un beso en el mentón esperando ablandar ese ceño fruncido.

Repentinamente recibió una mordida en una mejilla que le hizo respingar con sorpresa, pero procuró mantener silencio para no llamar la atención del resto y solo quejaba tenue. Segundos después le soltó relajando por fin el agarre contra sí.

―Si te pones de malas solo tengo un remedio para eso y tú mismo me dijiste que no podía hacerlo en público ―bromeó ajustando en el asiento acercando al vaso con jugo, cruzó su lengua humedeciendo los labios de manera sugestiva y se llevó el sorbete a la boca.

Al terminar de beber un poco de jugo extendió la mano al panini para comer con pequeños bocados. Miró de un lado a otro y acercó a Katsuki recargando con él.

―¿Quieres un poco? Abre la boca y di "ahh" ―bromeó con una risa encantadora de verle refutar de la melosa idea. ―¿Qué tiene de malo? Es más normal de lo que parece aquí ―dijo asomando a ver otras parejas o incluso las propias empleadas con ese tipo de juegos con lso clientes. ―Debo practicar un poco para ponerme un traje así con mí "amo", ¿no?

Indicó con una tersa voz seductora, aunque su sonrisa con picardía desvaneció, ante la pregunta de que pensaba bajó las cejas arrugando el entrecejo entristecido.

―Me encantaría volver a vivir contigo, pero... ¿estaría bien eso? Luego de lo que pasó, se supone que acordé con Kirishima alejarme de ti para mantener en secreto tu conexión con un criminal como yo... Kacchan, ¿está bien anhelar que vivamos juntos?

Dijo con un puchero afligido sintiendo responsable del caótico escenario pasado entre ellos, pero también esa necesidad de aferrarse a Katsuki era tan fuerte y prioritaria.

꧁_____꧂

Katsuki miraba fijamente al sujeto frente a ellos que parecía ser un completo entrometido a su parecer. Notando como tomaba uno de los pastelillos sin pedir permiso con una actitud altanera.

"Si no fuera por qué es el maldito jefe de Izuku ya le hubiera roto la cara "

Pensó con una expresión fría y amenazante sin soltar a Izuku de su agarre, parecía que sus amenazas no tenían algún efecto en ese tipo que parecía ignorarlo a propósito hasta que de pronto le echó la vista encima reconociendo por el problema del burdel la noche anterior.

Iba a responder, pero el castaño alardeó diciendo que era "Kacchan" el mismo que Izuku solía gemir todas las noches.

La confesión lo dejo atónito por un momento procesando en su mente lo que acababa de oir y miro de reojo a Izuku cerciorándose de que era cierto al verlo tan rojo como un tomate.

Rody continúo hablando sin un ápice de pudor en su lengua y en voz alta llamando la atención de los demás presentes en el lugar. Katsuki chasqueo la lengua apretando el puño libre sintiendo las ganas rotundas de dejar una buena marca de sus nudillos en la cara de ese sujeto.

"Pero que jodidamente molesto es... Impertinente"

Pensó gruñendo al notar como indicaba al pecoso invertir los papeles en el burdel ya que ser "maltratado" vendía mucho.

—¡Ni siquiera lo pienses idiota! —

Bramó molesto al comentario de imaginar que el muy imbécil podría ofrecer a Izuku para un trató más "rudo".

Freno la mano que iba directo a los rulos del pecoso apretándole la muñeca para desviarla y soltarlo dejando en claro que no quería que lo tocará.

Para suerte de ambos el castaño optó por retirarse dándole el día al menor pero no sin antes acercarse a la oreja del pecoso para susurrarle algo que intento escuchar, pero no lo logro.

Le siguió con la mirada hasta que lo perdió de vista entre las mesas y luego regreso la vista al frente suspirando. El apetito se le había esfumado con ese sujeto que había logrado ponerlo de malas.

— Es un idiota. No me agrada para nada —

Gruño a las palabras de Izuku respecto a que era una buena persona, pero nada discreta. Apretó el agarre al sentir que el menor deseaba moverse y no se lo permitió en respuesta tenía la mirada clavada en la mesa con un semblante frío y algo distante.

A la mención de si estaba molesto y que el sujeto trataba así a todos sus empleados no evito afilar la mirada y arrugar más el entrecejo. No podía evitar pensar que ese sujeto lo manoseaba justificando que era para "revisarlo". Tenía toda la cara de un maldito pervertido y no le agradaba imaginar que ese trato era "normal".

Suspiro molesto sin abrir la boca recibiendo un beso en el mentón y una caricia en el rostro que le hicieron mover sus ojos hacia el pecoso que le pedía no enojarse.

Lo miro durante unos momentos hasta que simplemente acerco a morderle la redondeada mejilla con algo de fuerza como una pequeña reprimenda a haberse dejado "tocar" por ese tal Rody.

Katsuki sabía que no solo Rody lo hacía. Si no decenas de clientes cada noche. La idea de imaginar que otras manos lo recorrían y que otros labios lo besaban le hicieron sentir una leve náusea que le hizo dejar el café de lado. No le gustaba imaginarlo, aunque se tratara del empleo de Izuku, pero no quería sonar egoísta diciéndole que dejara ese lugar y buscará otra cosa. Sabía lo difícil que podría ser encontrar un empleo pero ya era mayor de edad y seguramente sería más sencillo que cuando estuvieron en Tokio.

Suspiro rendido cerrando los ojos y apartando el agarre del menor para liberarlo y dejarlo que siguiera comiendo. Mientras tanto el solo se quedó pensando en eso mientras giraba el vaso de café frío en la mesa.

"Ya no quiero que sea un bailarín erótico... Me molesta pensar que otros lo tocan y lo hacen gemir"

Pensó en silencio mordiéndose el labio apenas prestando atención a la petición ajena para abrir la boca y morder el Panini la cual rechazo negando y cerrando los labios.

Izuku parecía divertirse con la idea de hacer cosas melosas como esas y a la mención de tener que practicar para cuándo usará el traje de maid le hizo pensar en que tal vez pasaría mucho tiempo para que eso ocurriera.

Ya había causado problemas a Mirio y Shoto con la desvelada de esa noche y por lo que había escuchado del tal Iida tampoco era viable ir a dormir a casa de él. No tenían muchas opciones para tener privacidad a solas y hacer todo lo que se les viniera en mente más que mudarse juntos o pagar una habitación de hotel cada vez que desearan dormir juntos.

No sería viable ya que estaba seguro de Izuku deseaba no separarse tanto como él. La única opción disponible era mudarse a Tokio en donde tenía el departamento. Al haber sido comprado seguía vacío y era suyo. Tenían un lugar asegurado para ir pero no sabía si el menor estaba dispuesto a mudarse de regreso a dónde fue una pesadilla para ambos años atrás.

Además de eso, se suponía que el caso de Izuku se había cerrado y estaba seguro de que tal vez a dos años de la noticia que se viralizo en las noticias locales nadie recordaría el rostro del menor.

Miro a Izuku apartando el Panini con cuidado y notando que de pronto borraba la sonrisa y quedándose serio.

—¿En qué piensas Izuku? —

Cuestionó con una ceja en alto notando el claro cambio de semblante del otro. Le escucho atento mencionar que quería vivir juntos de nuevo pero que dudaba debido a lo que ocurrió en el pasado. Katsuki relajo el rostro y soltó aire despacio por la nariz.

— Kirishima puso sus términos en su momento, pero sé que actualmente ya no le importa si estamos juntos o no. No hablará... De lo contrario no te hubiera pedido que me buscaras —

Murmuró con una expresión neutra.

—Tambien quiero que estemos juntos, pero empezar de cero aquí sería difícil, ya pensaremos en algo —

Propuso rascando el mentón meditabundo.

— Quizá primero podrías retomar tus estudios y dejar los burdeles de una vez por todas —

Murmuró con una leve sonrisa. Quería que Izuku cumpliera su sueño de ser educador en algún momento. No estaba seguro del todo, pero a veces notaba que el menor no era muy feliz con su empleo como bailarín erótico pese a tener el talento nato para eso.

—Lo único de lo que estoy seguro es que no quiero separarme de ti nunca más —

Finalizó tomando la mano de Izuku que sostenía el Panini para darle una mordida y luego sonrió levemente para darle un beso en la mejilla y distraerlo un poco.

Continuaron comiendo con calma el resto de su comida y dejo los postres al pecoso a excepción de un pequeño bocado que el menor rogó por qué probará en la boca. Katsuki pensaba que eso era bochornoso incluso estando a solas, pero en público era peor. Sin embargo, al ver la dulce cara de su amado no evito decirle que sí y termino arrebatando el bocado de la mano ajena con rapidez sintiendo un leve muy leve sonrojo en su mejilla.

Chasqueo la lengua y termino su café sorbiendo hasta hacerlo sobar en el fondo.

Al percatarse de que el menor había terminado también llamo a la mesera para pedir la cuenta y pago sin prisa.

Miro su reloj, eran las 7:30 de la noche. El tiempo se había pasado volando, deseaba que no fuera así pero no tenía el control en eso y simplemente suspiro pensando en si debía llevar a Izuku a casa o si aún tenía energía para una parada más. Después de todo esa noche no iría al burdel. Al menos debía admitir que el tal Rody había sido comprensivo con eso.

— ¿Alguna vez has ido a Takeno Coast? —

Pregunto mientras caminaban rumbo a la salida del centro comercial. Bajaban por las escaleras eléctricas con la pared de cristal a un lado y podía verse el lindo atardecer entre los edificios.

— Vayamos un rato, después te llevaré a casa —

Sugirió aferrando la mano ajena y a su respuesta positiva sonrió ladino para dirigirse a la motocicleta que habían dejado estacionada.

Subió el primero para encenderla y hacerla rugir y le dio el casco al menor para subiera también. Le gustaba ver qué se había adaptado rápido a ella y al como agarrarse para no caer. En realidad le había sorprendido la facilidad que tenía para adaptarse y aprender cualquier cosa, era realmente listo y no era tan torpe como el mismo se llamaba años atrás.

Una vez que se aseguró de que estuviera listo se puso en marcha, la plata estaba cerca así que no tardarían más de veinte minutos en llegar.

Aparcaron en la costa cerca de la entrada a la amplia y limpia playa que para su suerte estaba vacía. Al bajar de la motocicleta tomo de la cintura al menor y lo acerco a su costado para caminar abrazados.

La arena crujía debajo de sus zapatos a cada paso que daban. El aire corría libremente haciendo volar sus ropas y el cabello con una suave brisa salada y fresca acompañada del sonido de las olas.

El sol estaba ocultándose en el horizonte perdiéndose de vista en el mar como si este se estuviera sumergiendo en el agua pintando el cielo de tonos naranjas y rojizos.

El agua parecía hecha de diamantes al brillar con gracia por los últimos reflejos del sol en ella.

—Podría quedarme aquí y detener el tiempo para siempre contigo a mi lado —

Dijo la voz suave mirando hacia lo lejos en el mar, caminaron despacio observando el lindo paisaje y el rubio acerco a darle suaves besos en el cuello entre lapsos.

— No hay nadie... Que importa —

Murmuró divertido frenando para besarle el cuello y la oreja y entonces inclinar para sentarse en la arena a la orilla del mar justo en donde las olas no lograrán alcanzarlo.

La marea estaba tranquila esa noche, bien podían meterse a nadar y no habría peligro.

Al ver a Izuku sentarse a su lado le observo unos instantes y regreso la mirada al frente con una sonrisa. El collar de conejo titilaba por el diamante con la luz solar.

— Respecto a lo que me preguntaste hace raro en la cafetería... —

Aclaro su garganta pensando en proponer algo que se había venido pensando en el camino. La idea de mudarse juntos y la opción de irse de regreso a Tokio.

— Podríamos regresar al departamento en Tokio, debe estar igual, únicamente un poco lleno de polvo pero al menos nadie nos molestaría y es mío —

Propuso con un rostro tranquilo tomando una pequeña roca y la lanzo a lo lejos al agua.

— Dame el número de Kirishima. Necesito hablar con él y saber si es seguro regresar, de todos modos, piénsalo con calma, no tenemos prisa... ¿O sí? —

Volteo a verlo con una sonrisa divertida acercando a tomarlo del mentón para acercar su rostro al ajeno.

— ¿Será que ya no vas a soportar ni una sola noche sin mí en la cama? ... Entonces démonos prisa —

Creo un suave roce con sus labios en los contrarios para finalizar con un beso mientras la luz del sol acababa dando paso a una iluminación azulina y más oscura.

Acarició la lengua del menor con la suya en una dulce danza suave antes de separarse dejando un hilo de saliva entre ambos y un suave jadeo caliente.

—Lo siento, no puedo resistirme a esos labios tan adorables —

Dijo con jugueteo mientras delineaba con el pulgar los labios del menor antes de dejarle un beso más y reclinar un poco sobre el para recostarlo en la arena y seguir besándolo recorriendo con calma el cuello lleno de moretones dejando suaves besos sobre ellos.

Quería demostrarle lo mucho que lo amaba, pero a diferencia de la noche anterior está vez sus besos y caricias eran más tranquilas y suaves y no desesperadas y toscas.

Llevo una mano a palpar el costado ajeno recorriéndolo hasta los muslos para abrir sus piernas y regresar la mano acariciando la entrepierna por encima de la ropa.

Katsuki sonrió al ver la adorable y erótica reacción del otro y deseo seguir con ello de no ser por una lámpara que los enfoco desde varios metros atrás.

—¡¿Hey ustedes dos que están haciendo?! —

La voz de un guardia de la playa les alertó y Katsuki soltó una leve risa.

—Mierda... Nos descubrieron corre —

Le dijo divertido poniéndose de pie en un salto y tomo de la mano al menor para echarse a correr.

— ¡Hey! Vuelvan acá —

Grito el guardia corriendo tras ellos, pero no le fue posible alcanzarlos ya que treparon a la motocicleta tan rápido como pudieron y se echó a andar acelerando justo a tiempo antes de que el sujeto los atrapará.

Katsuki comenzó a carcajear mientras conducía.

—Es divertido no seguir las reglas después de que fuiste policía —

Dijo mirando de reojo al menor a su espalda. Pensaba que estaba vacía la playa, pero no recordaba que de vez en cuando había alguno que otro guardia vigilando precisamente que no hubiese personas en peligro o en efecto... Parejas teniendo sexo al aire libre.

—Dime la dirección donde vives. Te llevaré de una vez, tal vez luego terminemos lo que empezamos —

Sonrió amplio acelerando por el amplio boulevard. Tener esos pequeños momentos de peligro y emoción eran únicos. Sobre todo si Izuku estaba con él.

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Estuvo atento a la mención de lo que podrían hacer, relajó el semblante de la gran probabilidad de vivir juntos una vez más, le aliviaba que Katsuki tuviera presente la misma idea que él.

Era dichoso tener esos planes a futuro con la persona que tanta ama, por lo que con una risita cómplice retomo a merendar, permitiendo a Katsuki sujetar su mano para dar un bocado del panini.

El simple hecho de mencionar ese futuro retomando los estudios que había postergado le hizo suspender el masticar. Era un plan que resguardó para mucho tiempo después, ya que solo se había concentrado en trabajar para la deuda, la cual una vez se enteró que fue saldada se dedicó a buscar e investigar en las calles de esa ciudad a Katsuki.

Levantó la vista dubitativo de la reacción de Katsuki mientras mencionaba el renunciar de una buena vez a ese tipo de trabajos.

"A él no le gusta que ande en un sitio como ese..."

Recordó las veces en que le advirtió para salir de un lugar como ese, las consecuencias que tuvo en Green Rabbit fueron desalentadoras por los traumas y condiciones que adquirió.

Deglutió la comida y tomó el vaso con jugo para ayudarla a pasar con más facilidad.

"Necesitaba buenos ingresos y un sitio de información central para encontrarlo... En realidad, ya no tengo motivos para estar en un burdel."

―Tal vez ya debería renunciar, la próxima vez que vea a Rody hablaré con él ―dijo mirando de reojo la mesa donde el castaño se había instalado ignorando el anterior escenario que hizo.

Permanecieron unos cuantos minutos más degustando, ante los últimos bocadillos Izuku sabía lo quisquilloso que era Katsuki para lo dulce, pero al menos quería que probara uno. Entre sus ruegos fue arrebatado con un mordisco fugaz de la mano apreciando a Katsuki comer silenciosamente con un bochorno. Sonrió con triunfo restregando un fuerte abrazo.

Una vez que se pagó la cuenta ambos se levantaron y retiraron del local. Izuku miró la hora dándose cuenta de lo rápido que pasó el tiempo con Katsuki, ya estaba considerando el volver a casa, sin embargo, la pregunta de si conocía una playa de por ahí le hizo retirar la atención de la tarde a través de los cristales mientras descendían al estacionamiento.

―Fui una vez, pero no fue para vacaciones o algo así ―mencionó incómodo de recordar uno de esos días en que fue a ese lugar tratando de encontrar indicios de Katsuki.

La invitación de ver una bonita puesta de sol le provocó alzar las cejas con entusiasmo, Katsuki se había tomado muy en serio la respuesta de a donde quería ir, ese mismo día le estaba cumpliendo cualquier mención que le dio.

―¿Está bien? ¿Podemos...? ―Preguntó con la prudencia de imaginar que tal vez estaría cansado o harto de cumplir con sus aspiraciones, al tener de respuesta una sonrisa confiada apretó el agarre a la mano que sostenía. ―¡Me encantaría! ¡Vamos!

Aceleraron el paso, Izuku estaba boyante de que tendría esa experiencia plasmada en sus memorias de ahora en adelante. Subió a la motocicleta poniéndose el casco y luego abrazó a Katsuki para dar marcha antes de que el sol se opusiera.

Al llegar quedó abstraído de ver lo vacía que estaba, quizás porque la última vez que cruzó por ahí fue en una temporada alta más cerca de los locales. Luego de que aparcaron el vehículo descendió de éste y sintió un brazo cruzar por la cintura replegándolo a Katsuki. No hizo mención de nada, solo sonrió de manera diluida descendiendo hacia la playa.

Una pequeña risita escapó de sus labios recordando algo.

―Es que me parece gracioso. Esta es la primera vez que vengo contigo a una playa, yo pensé que sería cuando viviéramos en Hokkaido, pero las cosas no salen como uno espera ―suspiró con gracia.

Sostuvo la mano de Katsuki y recargó parte de su peso hacia el hombro admirando como ese padre astro estaba perdiendo la circunferencia al clavarse en el límite del cielo y el mar al horizonte.

Alzó la mirada a la mención de que podría quedarse ahí eternamente con él a su lado, sonrió placentero alzando un poco más la cabeza para alcanzar a darle un beso en la mejilla.

―Hoy ha sido de lo más grandioso contigo. ¿Cómo lograste borrar esa angustia que acumulé en dos años en un solo día? ―Bufó dándole una liviana caricia cruzando los dedos por el cabello.

El cielo ya estaba en ese tono oscuro despidiendo la última luz que terminaba de ocultar en el crepúsculo. Izuku sintió como acercó a darle múltiples besos en la mejilla paseando desde la oreja al cuello.

―Aguarda, no podríamos llegar a tanto aquí ―río nervioso de la respuesta de que daba igual si estaban solos.

Siguió a Katsuki a sentarse en la arena frente al mar y sonido suave del oleaje que dejaba un delgado contorno de espuma a unos metros de ellos.

Escuchó a Katsuki aclarar la garganta para mencionar una propuesta que tal parece y lo había dejado pensando desde la cafetería. Izuku amplió los ojos, la idea de volver le daba cierto temor, pero también le emocionó esa posibilidad de convivir como antes.

―¡Sí quiero! ¡Me encantaría vivir contigo otra vez! ―Aclamó de manera precipitada casi quitando las palabras de la boca del otro, le dijo que se tomara el tiempo para pensar su respuesta, pero Izuku estaba más que seguro de lo que quería.

Apretó las manos entre la suave arenisca de la playa y miró con decisión a Katsuki una vez que le pidió el número de Kirishima para saber cómo estaba la situación en Tokio.

―Como no había tenido noticias de ti no volví a hablarle, quiero creer que sigue siendo el mismo número ―susurró pensativo sacando el teléfono de su bolsillo de saco buscando el contacto. ―Ahora que recuerdo debería darte mi contacto... ¿eh? ¿Cuándo te agendé? ―Miró en la lista a 'Kacchan', seguido recordó cuando el rubio le tomó el teléfono en la cocina para responder una llamada de Iida.

Negó la cabeza con una risa entre dientes dándose cuenta que Katsuki iba dos pasos adelante, ya le parecía extraño que lo haya dejado en el estacionamiento solo en la tienda de autoservicio de forma descuidada, en realidad ya tenía su número.

Envió el número por mensaje y suspiró, rezando en sus adentros que todo marchara bien entre esos dos luego de esa particular ausencia. Su atención retomó una vez que fue levantado desde el mentón para girar a su lado encontrándose con el rubio muy cerca. Hizo un puchero de la pregunta de si ya no iba a soportar una sola noche sin él.

―Estoy seguro que no soy el único ―alardeó con una sonrisa en confianza.

Entrecerró los ojos concibiendo ese bonito roce entre labios que poco a poco apretó en un radiante beso con deseo.

―¿Qué estás haciendo? ―susurró entretenido una vez que separaron y sus labios fueron delineados con el pulgar.

Despacio fue reclinado hasta acostar en la arena, sus ojos verdes miraron de un lado a otro nervioso.

―¿Estás seguro...? Un sitio como este es diferente de una tienda de campaña ―susurró cortante de jadeos por la mano que recorría el cuerpo, descendiendo por la cintura hasta sus muslos. ―Kacchan... ―llamó intentando frenar esos suaves arrumacos que fácilmente podrían convertirse en otra cosa más intensa.

Aquella mano subió a la entrepierna masajeando encima de la bragueta, Izuku soltó un gemido sorprendido y llevó el dorso de la mano a sus labios avergonzado.

―¿Sabes que estás empezando algo que tendremos que terminar...? ―musitó desenvolviendo sus manos acariciando la nuca y restregando un beso al cuello.

Una voz grave en alto llamó la atención haciendo que se pusiera rígido en la sorpresa por la luz blanca de una lámpara.

―A-ah... ―balbuceó sin tener respuesta a ese oficial de vigilancia, después de todo estaban en una posición que explicaba lo que estaba sucediendo.

Retomó a ver a Katsuki y alzó una ceja escuchándole una risa entre dientes, parecía que le entretenía estar en una situación como esa. Sintió como éste se levantó de encima de un brinco y lo impulsó jalándolo desde la mano.

―Kacchan ―masculló preocupado, giró el cuello mirando al oficial que les perseguía molesto. ―¡Lo sentimos, pero no pasó nada malo! ―Disculpó por ambos subiendo a la motocicleta y arrancando con el rubio.

Asomó por uno hombro para mirar a Katsuki que le observaba de reojo fugaz sin quitar la atención del frente.

―Y tú fuiste el que empezó con eso ―Bufó resignado de verle esa sonrisa entretenido de lo que pasó.

Se recargó completamente a la espalda de Katsuki y soltó una carcajada también, al inicio le había preocupado e incluso asustado ver al oficial reclamarles, pero ahora lo veía como una jugarreta en complicidad.

—¡Vamos a mi hogar entonces, te mostraré donde vivo! —voceo emocionado con el viento revoloteando su cabello a causa de no tener oportunidad de ponerse el casco en la huida.

Estuvo unos veinte minutos dando indicaciones entre las calles hasta llegar a los suburbios donde vive.

Señaló con su mano la casa de aspecto más moderno a diferencia del estilo oriental y rustico de la gran casa de Todoroki. La motocicleta aparcó cerca de la acera y bajó de un salto hurgando en los bolsillos las llaves. Al encontrarlas y ver que Katsuki apagó el vehículo lo tomó de la mano con entusiasmo.

—Es una bonita casa, ¿verdad? Es del hermano de Iida, por ahora él vive aquí por estudios así que llega a estar muy aislado.

Mencionó llegando a la puerta y antes de insertar la llave se giró a darle un beso en la mejilla.

—Bienvenido —menciono con una voz tersa, por después giró la llave abriendo la puerta principal.

Adentro con Katsuki de la mano y giró de un lado a otro en busca de indicios.

—Ya llegué... —susurro con precaución.

Unos pasos contundentes se escucharon salir de la cocina, era Tenya con un mandil blanco y una espátula en mano.

—¿Qué horas son estas de reportarte? Ni siquiera me dijiste que pasarías la noche afuera después del trabajo —regaño áspero señalando con la espátula.

Izuku rio nervioso rascando una mejilla y por reflejo se cubrió un poco con el brazo de Katsuki.

—En la mañana me reporté, además todo está bien.

—¿Bien? Me tenías muy preocupado, nunca habías hecho algo como eso, no lo vuelvas a hacer —continuo con severidad como si del regaño de un padre se tratase.

Los comentarios se Iida suspendieron al concentrar la atención en el rubio, miró a Izuku después alzando una ceja esperando respuesta.

—Es Katsuki Bakugo, es Kacchan —sonrió y abrazó con mucho aferro al fornido brazo. —Es la persona que estuve buscando todo este tiempo.

Iida ajusto un poco las gafas y ajustó la garganta antes de proseguir.

—Ya veo, un gusto conocerte —menciono extendiendo la mano para esperar estrecharla con saludo. —Midoriya ha hablado de ti, pero... —acentuó la mirada inspeccionando al rubio. —Pareces un delincuente, por teléfono pensé que era un extorsionador.

Recordó esa mañana en que Katsuki respondió el teléfono. Izuku arrugó el entrecejo áspero de la mención.

—¿Sabes? Kacchan era policía en Tokio, no lo compares así —respingó recorriendo sus brazos por los costados.

—Mala mía, lo correcto sería decir que es alguien intimidante —corrigió con movimientos rígidos disculpando. —Llegaron en buen momento, estaba terminando la cena, vayan a lavarse.

Izuku tomó la mano de Katsuki para jalarlo a subir las escaleras mientras giraba a Iida mostrando la lengua divertida.

—Gracias, pero acabamos de comer —dijo entretenido.

Lo llevó a su habitación y cerró la puerta, una vez ahí suspiro dirigiendo la mirada a Katsuki.

—Iida es muy estricto, por eso el regaño inicial, aunque debí avisarle también...

Dijo considerando el error que cometió de no decir nada cuando cambió anoche el plan de volver a casa.

—Esta es mi habitación.

Extendió la mano dando invite a tomar asiento, quería asegurarle que no estuvo en un mal lugar en ese lapso de tiempo, aunque pronto recordó algo relevante y aproximó hacia el pequeño escritorio cerrando los cuadernos y muchas anotaciones que tenía de la ciudad, incluso el gran mapa extendido en la pared marcando lugares donde investigada.

—Esto fue... algo así como un hobbie... a quien quiero engañar —resopló estrechando una mano a la cara en derrota de verse como un completo obsesivo —te estaba buscando a como diera lugar...

Miró de reojo avergonzado toda la investigación que había hecho de la ciudad buscando sitios que Katsuki podría haber visitado.

En medio de su vergonzoso momento que le hizo reconsiderar el que debió poner mas orden a ese desastre de investigación llegó algo en mente. Caminó al armario en búsqueda de una caja de cartón, al traerla en manos volvió con Katsuki sentándose en sus muslos.

—Aqui está... —abrió la cajita mostrando el brazalete con el dije infinito. —Cuando malinterpreté esa vez tuya, la verdad pensé en deshacerme de ella, era doloroso verla pensando que estabas con alguien más pero no pude separarme de ella, así que la escondí en el fondo de armario esperando el día en que pudiera olvidarla.

Besó el dije y después se la puso en la muñeca con ayuda del rubio.

—Al final si fue mi amuleto de la suerte para encontrarte cuando lo perdí en ese restaurante, fue muy amable esa chica en resguardarlo para mí. Dale mis gracias de nuevo cuando vuelvas a verla.

Sonrió con una sonrisa nostálgica y levanto un poco el collar en manos.

—Quiero creer que ahora combina con esto.

El interior de la caja no estaba vacía aún, por lo que Izuku bajó la mirada algo culpable.

—Cuando me fui de Tokio y tú seguías en el hospital, me llevé algo más —saco la placa de policía antigua de Katsuki estrechando encima de la palma ajena. —Estaba en tu saco que usé en la carretera... —recordó con amargura.

Se recargó afligido en el torso de Katsuki memorando ese estresante momento en que todo se fue en picada. Recordar la imagen lamentable lleno de sangre agonizando le dio un escalofrío, soltó la placa en la mano y giró para abrazarlo en tensión y con fuerza desde el cuello.

—Kacchan... que estés vivo, estoy tan agradecido de que no te hayas ido —gimoteo con temblores evidentes. —Esa imagen tuya herido es algo que no puedo quitarme todavía de la cabeza, por eso... me da miedo volver y que seas recibido así.

Frotó su mejilla con él queriendo corroborar el calor de su vida.

—No puedo vivir sin ti.

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