Los alaridos aún resonaban en mis oídos.

No creía que lo había hecho.

Había miles de personas afuera que estaban celebrando un concierto mío.

La plataforma bajaba mientras me despedía de ellos con una sonrisa, después de una hora y media mi vista estaba distorsionada de tanta luz, pero sabía que había felicidad en sus rostros.

El sentimiento de felicidad se expandió por todo mi cuerpo y no pude evitar que las lágrimas salieran con una sonrisa en mis rostro. Abajo mi equipo me estaba esperando con una gran sonrisa, pasé a través de ellos devolviéndoles el gesto.

Un vértigo apareció, pero no quería arruinar el momento de felicidad por el que todos estábamos pasando.

Llegué a mi camerino, Marck no estaba, pero había estado en la mayoría de todo mis conciertos desde que inicié, el último concierto fue en LA y quiso aprovechar ir a revisar sus negocios por esa vez ya que estábamos un poco más cerca.

Cerré la puerta y recargué mi cabeza sobre esta, el mareo incremento más y percibí como mi piel se sentía fría. Sabía porque me sucedía eso, pero no lo quería admitir.

No recordaba la última vez que había comido como se debía.

Desvíe la mirada sobre la mesita que se encontraba en medio, había una soda de fresa y una hamburguesa, obviamente eso no lo hacían al propósito, nadie sabía lo que me pasaba.

Solo será un poco. Me lo decía a mí misma montones de veces.

Temerosa me acerqué a la comida y di el primer bocado, de inmediato las arqueadas aparecieron y termine vomitando en el bote de basura hasta lo que había comido hace dos días.

Me preguntaba porque no se podía tener todo a la vez.

Me recargué en la pared hasta que quedé en suelo con las rodillas pegadas a mi pecho.

Ya no tenía que caerme, tenía que mantenerme en el equilibrio que tanto me había costado obtener.

Me incorporé contemplando mi reflejo... estaba hecha un desastre.

Es una maldita bulímica.

Las palabras de mi madre hicieron eco en mi mente.

—Srta. Cecil—parecía una sombra saliendo de su propia dimensión.

—¿Malena? —temblé provocando que el tocador se moviera tirando todas las cosas—¿Qué has visto?

Mi voz sonó fuerte y algo molesta.

Debí de haberlo pensando, Marck jamás me dejaba sola.

—Solo lo que usted me permita recordar—la tranquilidad en su voz fue un momento seguro.

—Yo...

—No me tiene que explicar nada a mi—se acercó más a la iluminación—, pero necesita ayuda.

Necesite que alguien lo dijera por mí, porque yo nunca lo lograba.

—Lo sé—acepté decepcionada de mi—. Solo no le digas a Marck.

—Eso no me corresponde a mí—dijo—, sin embargo, espero que usted se lo diga pronto, ya que el me preguntará cómo estuvo su concierto y no le quiero mentir.

—No lo harás—lo prometí—. Puedes dejarme sola un momento, necesito pensar como se lo voy a decir.

Malena asintió. Ella es demasiado atractiva en todo los aspectos, apostaba que cualquier mujer anhelaba ser como ella.

Pensaba que en su entorno no había estereotipos que seguir, teniendo en cuenta que, si no era así, Malena era el estereotipo perfecto.

Hermosa. Elegante. Inteligente.

—Si me permite decirle una cosa más—se detuve en el marco de la puerta. Asentí para que siguiera—. Todas somos hermosas a nuestra manera, todas tenemos grietas que cerrar, le aseguro que todas entendemos el sentimiento de querer ser admiradas por alguien y lo que a veces no entendemos todas es que nosotras misma debemos admirarnos primero—En cada palabra temblaban las líneas de sus cuello—. Es válido sentirse así, somos mujeres y de cualquier forma siempre brillamos.

♓️♋️

Esto es muy personal, así que espero les guste este pedacito💜

Seguir leyendo...