6
Cecil
Noviembre
A quien quería engañar. Esos segundos de desinterés de lo que podía pasar en mi vida se esfumaron igual de rápido que mis oportunidades de mejorar.
Cuando algo malo pasaba, el tiempo se me hacía eterno.
Las reprendías de mis dos representantes no habían parado, era reclamo tras reclamo, pero jamás se detuvieron a preguntarme lo que de verdad había sucedido. Y me lastimaba tanto que les creyeran a personas ajenas antes que a mí.
Las críticas y el odio se intensifico, mensajes de personas desconocidas insultándome no paraban de llegarme. Me planteé en irme de Los Ángeles o tomar pastillas para dormir en dosis elevadas, pero incluso así hubieran hablado de lo débil que fui.
Y ya no quería ser débil.
Pero aquella sensación me estaba carcomiendo todo lo que era. Me quería dar por vencida, pero simplemente no me hacía a la idea de dejar mi sueño.
Pero tampoco sabía cómo arreglarlo.
Claramente pensaba que Marck ya no estaría en mis planes. Porque nadie quería salir con la persona que comete error tras error, tampoco con alguien que solo vivía a base de manipulaciones y complacencias.
Ni siquiera fingiendo...
Me tenía que hacer a la idea, que lo único cercano al amor iba a ser... nada.
Quizás eso era lo que merecía.
¿Quién se podía quedar con la reina verde? La que tenía millones de dólares pero que no le pertenecían, la que tenía un apellido de alta sociedad, pero no lo hacía notar como se merecía.
Después de aquella noticia sobre mí, no salí para nada de mi habitación. Yo creo que Georgina y Andrew pensaron que era lo más conveniente. Nunca supe si llegaron arreglar aquel problema.
—Cecil—llamarón a mi puerta. Reconocí la voz, pero no estaba dispuesta a escuchar su vida de influencer.
—Quiero estará sola, Nalla.
—Cecil, no te puedes quedar otro día sin comer. Por favor abre— suplicó.
Me levante de la cama rápido y un vértigo me ataco a causa de los días ausentes sin comida. Con dificultad, llegué a la puerta y le di paso a mi amiga.
Ella se veía tan arreglada a lado mío.
Al percatarse de mi dificultad para sostenerme, me tomo de mi antebrazo y me ayudo a llegar a mi cama.
—Debí venir antes—comentó— mira cómo te vez.
Negué con la cabeza. Al final de cuentas no era culpa de ella.
—Tu madre no esta y al servicio no la encontré, pero te traje esto—Vacío el contenido de su bolso de diseñador y enseguida salió comida chatarra.
Mis ojos se iluminaron al ver tal cosa, hacia mucho que no comía algo así, que mi boca ansiaba probar uno de los chocolates.
—Gracias, Nalla. — sonreí y ella me regreso el gesto.
Al tener el primer bocado me sentí en el paraíso, después seguí con una bolsa de papas que me metí a la boca sin importar la cantidad que podía alcanzar en ella, la chatarra parecía no tener fin. Pero cada vez que comía se esfumaban los pensamientos malos y si Nalla hablaba no la escuchaba al igual que a mi subconsciente.
Fue hasta que mi estomago se me revolvió y volví a mi realidad, mirando todo lo que había comido; con culpa fui directo al baño y me encontré al espejo, mostrándome un reflejo que hizo que me destruyera más.
Mi rostro pálido, decaído, machado por lo que había consumido y las arqueadas por el vómito aparecieron. Después de eso solo me desperté en una cama de hospital con un diagnóstico de hipopotasemia.
Cuando abrí los ojos me encontré a Malena sentada en el sillón, como siempre bien arreglada y con un nuevo color de traje. Sintió mi mirada y se sorprendió.
—¿Qué haces aquí? —pregunté con voz ronca—¿mi mamá?
Paso saliva con dificultad como si lo que me dijera me fuera a lastimar.
—Se acaba de ir—mintió. Mi madre ni siquiera fue a verme— has estado inconsciente durante tres días.
—¿Tres días? — repetí sin poder creerlo.
—Si.
La pena me inundo, me preguntaba si ella sabía lo que había hecho para encontrarme encamada. En ese momento ni siquiera me importaba como era el estado de mi salud, solo quería dar una buena imagen ante todos.
—¿Tu qué haces aquí? —inquirí confundida.
—Solo recibo órdenes.
—¿Cambiaste de jefe o algo así?
—Ojalá, pero no.
—Marck...—No podía creerlo—¿está aquí?
Una bonita línea curveada se formó en sus labios y juro que después de esa vez no la volví a ver sonreír.
—Si. Esta afuera.
Se acerco a la puerta y cuando giro el pomo, me encontré otra faceta de él.
—¡Me importa un carajo, quiero esa información para hoy! —A lo lejos podía observar lo grandes que eran sus manos a lado del mini teléfono. Cuando noto que lo estaba mirando sus facciones se relajaron— Zodiaca, buenos días— su tono fue bajo y sin el enojo que antes me había mostrado.
—Los dejo—Malena salió y le dio paso a Marck.
Sus pasos hicieron eco y seguía observando su celular, mientras que yo me quede anonadada mirando cada uno de sus movimientos elegantes y la extraña tranquilidad que aun irradiaba.
¿Cómo era posible eso?
¿Por quién seguía aquí?
Cuando de nuevo la advertencia había brillado, literalmente los medios le rogaban que me dejara. Por un momento quise creer que era porque no estaba tan conectado a lo social y no sabía en el lio que me había metido. En algún punto sentí que alguien lo estaba obligando a muerte para estar conmigo. Aunque eso hubiera sido bastante ilógico, teniendo en cuenta que él lo hubiera matado primero.
—Vienes a juzgarme— afirmé, teniendo miedo a su respuesta.
Alzo la mirada dándome una hermosa vista a su mar personal.
Tan eléctricos y poderosos que otras ocasiones.
—No.
—¿Entonces?
—Te creo, Cecil.
Se acerco dos pasas hacia la cama y se sentó en la esquina de esta, haciendo que del lado que yo estaba se elevara un poco más a causa de su peso.
—¿Por qué lo harías? —pregunté curiosa— no me conoces y ni siquiera te he contado lo que paso— rodee los ojos sonriendo.
—Quizá por eso.
—Se debería quedar así entonces.
El contacto visual que me estaba dando nos estaba acorralando de nuevo, su cuerpo enorme acaparaba toda la habitación del hospital. Me sentía encerrada pero segura.
—Supongo—tallo el puente de su nariz, analizando lo que si iba a decir era lo correcto— pero por más que trato, mis ganas de conocerte más de lo que debería se están incrementando desde que te conocí.
—¿Qué te hace creer que lo que dijo esa revista es falso? — me incorpore, recargándome en la cabecera— pudo haber sido real.
—Ay por favor, Cecil.
—Me ofendes— repliqué.
—Cualquier hombre podría caer ante ti, pero tú no caerías por cualquiera.
—Tú... ¿caerías por...
—No y tú tampoco lo harías por mí.
—Siento estar haciéndote pasar esto—susurré con pena. — El tiempo está por terminar y yo...
—No es tu culpa—dijo antes de que yo pudiera terminar— la gente es así, te va a destruir si no consigue lo que quisieron de ti, y tienes que aprender que así es la vida.
—De verdad, gracias.
—No agradezcas por cosas simples— se encogió de hombros— cuando puedes obtener mayor provecho de mí.
—¿A qué te refieres?
Su mirado se volvió un hielo, al igual que su voz. Ambas manos las recargo en la piecera, la inclinación de su tórax hizo que la parte de arriba de su camisa bajara un poco, haciendo volar mi imaginación sobre su cuerpo. Me sentí cubierta por una sombra y me congelo por completo cuando dijo:
—Dime que quieres, Cecil. Quieres destruirlo lo voy a hacer por ti. Quieres desaparecerlo, tengo bastantes formas de hacer que eso se haga realidad sin sospecha alguna. Quieres matarlo tus con tus propias manos, te daré el privilegio de hacerlo sin que haya alguna consecuencia—Cada palabra fue un toque de electricidad en mi cuerpo— Lo que quieras yo me encargare de resolverlo.
Entreabrí mis labios y solté un suspiro. No supe si fue por miedo o atracción hacia lo que irradiaba Marck.
Y quizás solo por ese microsegundo, pensé que tenía razón; él no caería por mí y yo tampoco por él.
Éramos diferentes, él quería destruir y a mí me aterraba que me siguieran destruyendo.
—Si no tuvieras el poder y el dinero que tienes ¿Cómo harías para ayudarme?
Su cara fue frustración total. Yo hacía preguntas y él las contestaba sin importar lo que conllevara.
—Solo a ti, se te pude ocurrir hacer algo oscuro a algo lleno de luz—. volvió a tener su posición normal para luego acercarse a un lado mío. Sus nudillos tocaron una pequeña parte de mi mano y enseguida la retiro—. Pero volviendo a tu pregunta. Investigaría como hacer una fogata para mantenerte cálida.
Y ya no hubo vuelta atrás en mis sentimientos, después de eso yo ya tampoco tenía el control de ellos.
***
Marck
Lo que había hecho ese pedazo de imbécil, complico las cosas. Había investigado ciertas cosa de él para destruirlo por haber destruido mi paciencia y el trabajo que ya llevaba hecho con, Cecil.
Porque se suponía que solo era eso... trabajo.
Había suficiente material para echarle abajo su teatrito de niño que hace el bien. Aunque si me quede con las ganas de decir que su ayuda hacia supuestos orfanatos era nada más y nada menos que lavado de dinero y también sacar a la luz declaraciones de mujeres que también pasaron por el mismo acoso como Cecil, por ese infeliz, bueno para nada.
Sin embargo, la zodiaca, el ser de luz quiso que no le hiciera nada. Dijo que ella tenía una idea mejor, no me la quiso decir, tampoco la quise cuestionar. Cecil es muy inteligente y sabia también como no dar un paso en falso, porque si fuera por ella, jamás hubiera estado en líos de prensa, las personas con las que se rodeaba hacían que cayera. Pero aun así por más que se lo explicaba pareció nunca entenderlo.
Cuando terminaran los tres meses, lo único que quería era quitarle al menos una cadena para que pudiera avanzar más. Sin embargo, cuando la vi acostada en el pasto con su vestido balco que parecía de monja, observando su revista de moda y pudiendo jurar que estaba leyendo el apartado de los signos zodiacales, sentí algo, una punzada y revoloteo en el estómago como cuando algo caía mal. La diferencia fue que ella no hacía que esto se volviera aburrido o tonto.
Había una capacidad en ella que hacía que me interesara por las cosas que a ella le gustaban.
—¿Qué lees? — pregunté, echando la cabeza hacia atrás pegándola a la corteza del árbol.
Me comenzaba a estresar porque no sabía cómo concentrarme para realizar mi propuesta para Holliday&Ho. Pero un picnic en un parque no era exactamente en donde me gustaba trabajar.
La mitad del mes estuve con ella, no le iba a dar el gusto a esas personas que estaban atrás de nosotros que hablaran mal de mi... tampoco de ella.
—Nada que te interese— Su cuerpo estaba más abajo que donde yo estaba, por ende, me dio una vista graciosa de sus ojos.
—Yo no creo en el zodiaco ni en nada de eso— provoqué.
—Que mal por ti, pudiste haberte salvado el día que nos conocimos— dijo aun con la vista puesta en su revista.
—No me lo tomes a mal, pero me parece algo estúpido que la gente se crea todo eso— sonreí de lado, esperando el momento perfecto en donde ella se voltearía y me soltara un dato interesante sobre eso.
—¡Oye! Es mi creencia favorita—chilló. Aun no lograba nada.
Se estaba conteniendo o simplemente no quería seguir mi juego.
—Deberías buscarte otra, solo son supersticiones sobre cosas que probablemente no van a pasar.
—Mi revista decía que iba a pasar un gran cambio en mi vida— se giró, su pecho quedo contra el pasto, aquel movimiento fue tan rápido que quise decirle que lo repitiera para poder contemplarla mejor— y vaya cambio y tu signo...
—Silencio— la calle no tanto porque no me gustaba escucharla, pero necesitaba más— ya dejé que me dijeras mi supuesto signo zodiacal, te di un apodo que te queda como guante al dedo, y basta con eso.
—Te voy a hacer pagar eso y desearas haber escuchado.
—Por dios, Cecil, que me puedes hacer, solo es el zodiaco y eso solo es...— en mi mirada había diversión, pero en la de ella era reto.
—Se lo que es— confirmo lo que ya sabía— A mí no solo me interesan los signos, también me gusta la astrología y todo lo que conlleva.
Eso era todo lo que necesitaba.
—Dime que sabes de ella.
Se arrastro hasta llegar a mi lado.
—Me llama mucho la atención la astrología karmica— menciono con admiración— además se centrarse en el karma también lo hace en la reencarnación.
Me podía quedar hipnotizado ante sus movimientos cada vez que habla de las cosas que hablaba. Nunca llegue a entender ni una sola de sus palabras, pero no me gustaba interrumpirla.
—¿Crees en el karma?
—Mmm, —dudó—, es que a veces pienso que a la gente realmente no le llega como realmente se merece—. Se quedó mirando a la nada y yo me quede mirándola a ella—. Este tipo de astrología me gusta porque te habla de cómo tu vida pasada puede influir en lo que te pasa en tú vida del presente—, explicó—, pero entonces es aquí donde me pregunto el tipo de persona que fui antes. Si fui muy mala acepto lo que me pasa, pero si todo esto no es real, entonces ¿Por qué me pasa todo esto?
No le pude contestar esa pregunta, esa vez le falle en darle respuesta como siempre hacía. Tampoco me acerque a ella porque no quería interrumpirle su pensamientos, solo ella sabía lo que estaba sintiendo y yo no era nadie para impedirlo.
—No... yo... no...
—No es necesario que digas algo—me miró a los ojos y me sonrió débil— sé que no tienes todas las respuestas.
—Quisiera dártelas.
—Pero no se puede.
—Pregúntame otra cosa.
—Marck— negó con la cabeza aun con su sonrisa.
—Anda zodiaca, pregúntame algo—insistí.
Sus orbes verdes obtuvieron un brillo y su sonrisa con todo y dentadura tuvo algo mágico, digno de otro mundo.
—¿Crees en el karma?
—Si— simplifique esperando la verdadera pregunta.
—Eso es bueno, porque te hare pagar por haber dudado de mi creencia.
Y vaya que si lo hizo.
********
El siguiente capítulo va a estar bonito (a mi parecer) creo que lo poco que llevo de este libro esa va a ser mi escena favorita y espero que también la de ustedes.
Así que les pido de favor que me dejen tardarme en el siguiente cap, quiero que quede tal cual me lo imagino y lo puedan disfrutar tanto como yo.
Recuerden votar y comentar. Me ayudarían mucho.
Mi Instagram: smgzal
Ahí voy a empezar a subir contenido del libro.
Nos leemos pronto<3
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