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18

Esta un poco largo el cap, pero espero compense la espera

Cecil

Marzo

—Cecil, me volverás loco—reclamó exhausto Martin—. Ya había pagado unas vacaciones.

—En mi defensa, tú fuiste el que me dio consejos la noche que regreso Marck.

Había citado a Martin en una cafetería, a pesar de que fuera un lugar público pudimos estar bien; sin miradas, ni cuchicheos, nada de las cosa que incomodaban. Le había vuelto a decir que, si quería grabar, después de esa noche la emoción había regresado y no quería decir que era por Marck, sin embargo, si lo era.

El que estuviera conmigo en un momento así de privado me revoloteaba más las mariposa del estómago que se contenían cada vez que lo miraba y se expandieron con más ferocidad cuando leí la entrevista que había dado. Aún no éramos algo románticamente, tampoco me decepcionaba el que no lo fuéramos, me gustaba conocerlo más a fondo de esa manera, sin embargo, ya no estábamos fingiendo, eso era un hecho. Durante ese mes fuimos amigos, cómplices y algo más que no se podía comparar con simple enamoramiento.

De lo que estaba segura era que, cada vez que me miraba con esa intensidad en sus ojos, todos los rumores desvanecían, dejando una neblina blanca en donde nosotros dos podíamos ser lo que realmente éramos.

—Supongo que...

—Tengo suficientes letras—le entregué mi libreta con entusiasmo y le mostré algunos audios—, el problema será escoger que canciones pondremos en el álbum.

—Debes acomodar tus cosas, Cecil—dijo de modo estricto—, lo primero será que tipo de música tendrá tu álbum, de ese modo le podremos dar los sonido correspondientes a cada una de tus letras y así seguiremos hasta lograr una buena publicidad.

Le di un sorbo a mi café frio, su exigencia me hizo sentir pequeña ante su trabajo, pero tenía que intentar confiar en mí misma. Martin no me diría que hacer, pero si me exigiría para que saliera un buen trabajo.

—¿Pero porque quedarnos con un género en específico?

Martin levanto una ceja.

—¿Te vez a futuro con tu música?

Asentí riendo

—Es lo que más he querido, solo necesito que este álbum sea bueno y si es así ya nadie podrá detenerme—Yo misma me sorprendí de cómo había sonado tan decidida.

—No lo haremos bueno, lo haremos merecedor de ser el álbum del año.

El simple hecho de pensarlo me emocionaba, dándome una ráfaga de escalofríos, me imaginaba en ese punto y ahora si nadie volvería a dudar de lo que Marck y yo éramos, porque yo por fin iba a estar a su nivel.

—Por ahora me gustaría que fuera pop, la mayoría de mis letras son sobre enamoramiento—me apené.

—Pero es tuyo, CT, así que no menosprecies tu trabajo—su aceptación en la mirada hizo que creciera un deseo de irlo a abrazar.

—Gracias.

—Aún no me lo digas—alzo su taza y yo lo imite con mi vaso. —¿Sabes cómo se llamará?

Mi cabeza funcionaba al mil por hora tratando de inventar un nombre, pero no quería que fuera algo ordinario, quería algo significativo que cada vez que lo escucharan o miraran la portada recordaran quien era y como había llegado hasta el punto donde iba a llegar.

—No lo sé, necesito primero pensar en algo que Marck me pidió.

Crear mi propio nombre me ponía ansiosa, porque me pertenecía yo misma pero no me conocía lo suficiente para crear algo más íntimo y que me definiera como persona.

—De acuerdo, hay tiempo.

—Tengo que dejarte, Marck me invito a ir a los premios con él—no pude evitar una sonrisa.

—Te regreso el brillo—señalo mis ojos.

Apareció aquella noche y no pensaba volver a esconderlos, el gris apagado estaba decidida a convertirlo a un gris más intenso y no solo por estar enamorada.

—Espero verte algún día con mi mismo brillo—me despedí.

—Ya no lo creo—dijo, pareció que recordó algo.

—¿Pasa algo? —inquirí ante su cambio de humor en sus facciones.

—Nada, ve y divierte.

Hice caso, tenía duda de lo que le sucedía, pero también tenía prisa de llegar a donde Marck me había citado, cuando tuviera el tiempo suficiente para Martin me permitiría preguntarle, era justo, él siempre había estado conmigo.

Durante ese mes habíamos hablado poco, yo tenía que escribir y él tenía que trabajar en su nuevo lanzamiento, además, habíamos decido eso también por cuestión de mi madre que no lograba procesar lo sucedido, su cuerpo dejo de funcionar con agua y se llenó de histeria cuando vio la entrevista, mientras que Andrew no se creía que lo había hecho, pero gracias a eso me pude alejar un poco de él, fuera de que yo podía llevar mejor mi imagen que él, todos mis contratos como imagen de algunas marcas los había cancelado; en eso me apoyo mi padre, a él le alegraba que por fin me decidiera a dejar atrás las condiciones de Georgina, mientras que Nalla casi me suplica que siguiera con el apoyo de mi madre y mi manager. Si esto salía bien tenía muy claro que iban a cambiar las cosas y una de ellas seria despedir al idiota de Andrew.

Mire por la ventana el recorrido, empezaba a anochecer, las palmera se veían iluminadas por las luces que no pertenecían al ambiente, la abrí un poco para que me pegara el aire; me sentía en otra orbita, otra de las miles de cadenas que tenía en mi cuerpo se fueron, me faltaban más pero el proceso de libertad era tan satisfactorio que lo disfrutaba al máximo. El olor a lujo inundo mis fosas nasales, me percate que estábamos en Beverly Hills; mis ojos fueron opacados por las grandes líneas de sitios caros que había en un solo espacio. La camioneta la estaciono enfrente de una tienda de modas.

Baje y mi frente se arrugo ante la confusión de no ver ningún rastro de Marck, me puse alerta al pensar que podía ser una trampa o algo parecido, me encamine sin mi escolta, abrí la puerta y una campanita sonó al momento; el lugar era muy sofisticado, paredes blancas, con maniquíes cubiertos con vestidos elegantes y bonitos, me sentí fuera de lugar al ver mi reflejo en un espejo, no era que fuera muy desarreglada pero un top y una falda plateada con una chaqueta de mezclilla, no precisamente era para estar en un sitio como ese.

Recorrí el lugar y no había rastro de Marck, hasta que unas risas provinieron de una puerta que estaba cerrada, conocía su risa tan masculina, pero la otra era de una mujer, mi buen oído afirmo que era una mujer elegante que se encontraba con él; a puerta cerrada, riéndose de no sé qué y... ¡estaban solos!

Algo se contrajo dentro de mi estómago y la incertidumbre me estaba llenando, me acerque a pasos lento dispuesta a descubrir con que mujer estaba Marck...

—Fue un gusto volver a verte, corazón.

Mi cerebro primero capto esa palabra ¿corazón? Y juro que jamás había sentido mi cuerpo tan tenso con ganas de hacer muchas cosas, pero cosas no tan amigables. Seguido mis mejillas se tiñeron de rojo al ver a la mujer con la que estaba.

—Anne, estaré más seguido por aquí—su mirada se desvió hacia mí.

La mujer de la tercera edad me observo con una sonrisa y abriendo sus brazos hacia mí. Acepte el abrazo con incomodidad, sin darle la mirada a Marck por la vergüenza.

—Seguramente tu eres Cecil, Marck me ha hecho trabajar muy repentinamente—su voz alegre y amistosa me hizo sentir más avergonzada.

Deshizo el abrazo y le di una sonrisa nerviosa, pareció que Marck había entendido lo que sucedía y su rostro se convirtió en un espectáculo, mientras que yo seguía apenada.

—Anne ella es Cecil—me presento—, y Cecil—menciono con diversión—, ella es Anne, era amiga de mi madre, es diseñadora de modas.

Frunció los labios ocultando una sonrisa, Anne llevaba puesto uno de sus diseños y joyas elegantes al igual que su maquillaje y su postura era tan derecha que ya no sentía pena sino fascinación por ella. Apostaba que si su madre de Marck viviera sería igual que Anne.

—Un gusto conocerla—contuve un suspiro.

—El placer es mío, hermosa, deseaba conocer a la mujer para la que me estaba haciendo diseñar Marck.

Gire a verlo y rodo los ojos.

—Se suponía que era secreto.

—No me hables en ese tono—lo reprimió Anne, me causo gracia—, aprovechando tu llegada te medirás el vestido para saber si hay que hacerle algunos cambios, aunque lo dudo, Marck parece tener buen ojo que acertó todas tus medidas.

—¿Seguirás exponiéndome o iras por el vestido?

—Iré por el vestido, pero no porque tú me lo digas—tomó mi mano y me llevo hacia la habitación en donde tenía más maniquíes, tela y muchos más productos de alta costura.

Mis ojos brillaron al ver la prenda aún en el maniquí; era hermoso, que temí no estar a la altura para poder probármelo; un vestido de tirantes color azul marino, en el escote y en los tirantes tenía bordadas flores blancas pequeña y delicadas, estaba lleno de brillitos que se asemejaban a diamantes diminutos del mismo tono de azul, además, tenía figuras bordadas con hilo dorado; tres hadas, un sol, era una imagen de un mundo de fantasía, cada detalle era tan perfecto, delicado y con ese toque de pasión hacia su trabajo.

—Es muy bonito—dije aún embelesada.

—No es la ropa, es la persona— lo quito del maniquí.

—Ni siquiera me lo he probado.

—Te veras espectacular, anda ve.

Sin dudarlo me metí al vestidor y me lo probe; me quedaba a la mitad de los muslos, traía una abertura pequeña de lado de la pierna izquierda, demasiado sutil, sin quitar lo sensual. Y tenía razón Anne, Marck había acertado a todas mis medidas, nada faltaba ni tampoco sobraba.

Sali del vestidor y Marck ya estaba con Anne. Nuestras miradas conectaron y mi abdomen se contrajo ante las sensaciones, entreabrió sus labios queriendo decir algo, el aire se volvió denso cuando su mirada la bajo a la abertura del vestido, mis piernas resintieron ese peso, que se me dificulto pasar saliva y...

—Muy bien niños, subió de temperatura aquí—fue hacia el aire acondicionado y apretó botones que no recuerdo, yo estaba aún en el momento.

Ambos bajamos la mirada conteniendo una risa.

—Es mejor que te vayas, Marck—mando Anne. —te la llevare lista hasta la hora.

Marck sin rechistar salió hacia la puerta, acomodándose su traje y con la mandíbula apretada disimulando que no me estaba mirando.

—Nos vemos en la noche—fue lo único que me dijo y mi cuerpo reacciono al ver como su mano se apretó en el marco de la puerta.

—Hasta la noche—levante mi mano moviéndola de un lado a otro con una sonrisa.

Sin decir otra cosa él se fue y me fui directo a cambiarme el vestido, estaba transpirando inhumanamente.

—Holiday, estaría feliz de que su hijo al fin tiene con quien compartir su vida—comentó apenas salí del vestidor.

—Pero él y yo no...

—No digas nada, ambos saben lo que pasa y lo están disfrutando hasta llegar al momento.

Se coloco una boina blanca en su cabellera corta y canosa, a pesar de eso seguía siendo una de las mujeres más elegantes que había visto. Ella se encargó de llevarme al salón de belleza, ahí me hicieron un cambio de estilo total, me hicieron ondas discretas y me quitaron el cerquillo, mi yo real por fin se encontraba reflejada en un espejo. La corona me la había quitado y me la volvería a ganar a base de mi esfuerzo.

Cuando terminamos del salón, fuimos de nuevo a su tienda en donde me ayudo a colocarme el vestido y unos tacones dorados que combinaban con el bordado del vestido. Estaba tan aturdida por lo que pasaría esa noche que mi mente no reaccionaba a hacerle preguntas sobre Marck o su madre, aunque eso no debí haberlo pensado, era privado y probablemente en algún momento me lo platicaría. Me termino de arreglar y me subió con ella a su auto que era manejado por otra persona, mis nervios me estaban carcomiendo.

Y los pensamiento intrusivos se paseaban por mi mente, me mire al espejo, mis ojos se veían bien, no había rímel corrido, el rubor se intensifico naturalmente y mi gloss estaba en su lugar.

Todo va a ir bien. Me convencía a mí misma.

Llegamos al salón, que más bien parecía un castillo, la gente iba con vestidos y trajes caros, subiendo las escaleras con porte, educación, ellos sabían quiénes eran y a donde pertenecían

Encontraría mi lugar.

Anne, me tomo del brazo y camine junto con ella, estando adentro era otro mundo, lleno de acabados de lujo, candelabros de cristal en cantidades grades, una luz tenue color naranja hacía que el sitio se volviera más sofisticado, en el escenario había un micrófono, me imagine a Marck hablando con seguridad.

Un mesero nos llevó a una mesa, aun no se encontraba Marck, mire a todos lados, pero no estaba.

—Hermosa, iré a saludar a otras personas—susurró Anne—, si no regreso, me dio un gusto conocerte, nos volveremos a ver—me dio un beso en la mejilla y se alejó de la mesa.

Tome una copa de champaña y me la tome sin resentimiento, gran error porque un mareo apareció, cerré mis ojos maldiciéndome por eso.

Solo a ti, Cecil.

—Te vez hermosa—dijeron en voz baja muy cerca de mi oído, su respiración era tan cálida que dude si era real.

—Marck...—la palabra sonó entrecortada

—Tranquila, quiero quitarte el aliento de otra manera.

La corriente de su calor llego a una nueva parte de mi cuerpo, carraspeé y me removí nerviosa.

—Tú y Anne tienen buenos gustos—lo encare y fue otra mala idea, quedamos a simples centímetro.

Inhale su aroma y deseaba tocar su mandíbula cincelada y acercarlo a mi para poder... besarlo. Esa imagen se quedó en mi mente y parecía que también la podía ver a través de sus ojos. Quizás porque él también lo quería.

La punta de nuestra narices se unieron y algo intangible nos estaba jalando como un imán nuestros labios.

Uno... cerré mis ojos.

Dos... él me tomo del mentón con delicadeza.

Tres... faltaban simples milímetros.

Cuatro...

—Primera llamada—el maestro de ceremonias hablo y el sonido se esparció en todo el lugar.

Marck se alejó de inmediato y se sentó a lado mío, lo gire a ver y su respiración estaba tan pesada que se notaba como se inflaba su tórax de manera brusca.

—¿Tu padre vendrá?

Estaba igual que él, pero tenía que buscar una forma de poder tranquilizarnos.

—Tiene la invitación, pero espero no lo haga—su voz se cargó de ira.

Toque su hombro y poco a poco se fue relajando.

—Lo siento, no pensé que...

—Tranquila—saco una caja de su bolsillo—. Yo sé que te va a gustar—abrió la caja y saco la pulsera dorada.

Me la coloco sin prisa, a pesar de que ya habían llegado a la tercera llamada. Levante mi mano y la observe, tenía colgantes de todo los signos del zodiaco, pero el que más resaltaba era el de él.

—Es muy bonita—no resiste en darle un abrazo que el me correspondió—, prometo que yo un día te regalare una empresa—bromeé.

—¿Quisiste decir que soy un adicto al trabajo?

Hice una mueca ironizando.

—Si la flor te queda—reí.

—Me queda muy floja, pero a ti espero que te quede energía mínimo hasta el amanecer.

—¿Qué?

—Las sorpresas aun no acaban.

Lo mire perpleja y Él aún tenía una sonrisa en su cara, la estaba admirando tanto porque sabía que subiendo a ese escenario se iba a apagar.

—No les llega el olor a intelectualidad—el maestro de ceremonias bromeo y empezaron a reír—, porque a mí sí, aquí hay cada celebridad con un cerebro gigante que no se podrían comparar, así que bienvenidos a esta premiación que solo concede un pequeño reconocimiento a la gran labor que hacen ustedes para el mundo.

Los invitados aplaudieron incluida yo. Los premios siguieron, diciendo cada nombre que intentaba recordar para después poderlos buscar y saber que han hecho, esa gente te hacia querer mejorar.

—Llegamos al gran momento para recibir a nuestro empresario del año; Marck Baldwin—los aplausos sonaron tan fuerte, pero mis palmas no se quedaban atrás.

Antes de ir al escenario me regalo una mirada efímera, aplaudí más fuerte y su semblante se relajó. Llego al escenario iluminado con una luz blanca, se acomodó el saco antes de llegar hacia el maestro de ceremonias, una mujer se acercó a darle el premio, una figura dorada que no alcanzaba a distinguir la forma. Lo tomo con seguridad porque él sabía que lo merecía.

—Gracias a su gran mente ha hecho que algo tan pequeño que fundo se haya convertido en una empresa de tecnología y autos con mayor demanda. —el hombre que estaba llevando la ceremonia le tendió la mano a Marck que tomo sin repelo—además en tan poca edad él ha logrado lo que a muchos le cuesta, eso es de admirar.

Marck se acercó al micrófono serio y tan... delicado.

—Siempre he dicho que es simple disciplina, así que por educación debo decir: gracias por creer en mí. Pero por ego voy a decir que me lo merecía y el siguiente año volverá a ser mío este premio.

Aunque no había gracia en su voz el público rio.

—¿El siguiente año se vendrán más cosas?

—Demasiadas.

—¿Se podrías saber qué es?

—Aún no—su mirada se posó en mi—, solo puedo decir que hay inspiración de más para mis proyectos.

Dos mujeres me observaron con una sonrisa y creí que empezarían a hablar de mí, sin embargo, solo aplaudieron más mirando a sus maridos. Me quería hacer pequeña ante esa gente, mi reputación no podía ser peor, pero aquí no importaba. Él estaba mirándome como si fuera todo lo contrario y eso era lo que me hacía volver a recordar lo que sentía por él.

Y en efecto... estaba tan, tan, tan, tan...enamorada de Marck Baldwin.


Marck

Podía ver su rostro a través de la oscuridad, parecía que tenía luz propia; sonriendo y sosteniéndome la mirada. Mientras que el momento se volvió tranquilo, cálido y solo de nosotros.

Un cosquilleo en todo mi cuerpo apareció cuando la imagen anterior se había convertido en una marca de por vida. Tomé con fuerza el premio, cosa que no me hacía feliz, pero la sola presencia de Cecil hacía que mi mundo olvidara todo lo que odio y se convertía en lo que más anhelaba. Regrese a mi mundo real, pero parecía que seguía en el ficticio y si solo era una alucinación no quería que terminara.

Los aplausos causaron un zumbido en mis oídos y mientras bajaba para dirigirme a la mesa con Cecil, el camino se me hizo eterno.

—Empresario del año, eh—alzo una ceja sonriendo.

Mire su vestido, Anne supo hacerle la prenda perfecta. Me gustaba ver a Cecil con sus faldas y blusas cortas, pero verla envuelta en vestidos caros y llenos de brillos igual al de ella, se había convertido en mi fantasía favorita. Así que además de ese vestido tuvo que hacerle un espacio a su closet para los que faltaban; diferente color, diferente diseño y costura, pero la misma vibra y elegancia que debía portar.

—Y tu pronto artista del año—su cara se ilumino ante esa mención.

—¿Lo crees? —preguntó entusiasmada.

Me provoco una risa.

—Lo afirmó—moví su silla hacia atrás—. Vámonos, la otra sorpresa está lejos de aquí.

Cecil se levantó con la misma felicidad y las mejillas sonrojadas. La tomé de la parte baja de su espalda y a pesar de que estaba cubierta, podía palpar su temperatura corporal, otra imagen llego a mi mente. Tensé la mandíbula e inconscientemente emití un gruñido.

Cecil se giró a verme con las pupilas dilatadas, sus ojos parecían parte de un universo, podrían ser meteoritos a punto de destruirme.

—¿Estas bien? —sus labios se entreabrieron, el brillo en ellos los hacia ver más jugosos y tan... contuve las ganas de acariciarlos lentamente con mis dedos y disfrutar de cada jadeo que le robaba.

—Definamos estar bien—trague grueso, sus ojos se volvieron diamantes, estaba hipnotizando como si tuvieran música mágica dentro de ellos.

Quería besarla.

¿Qué me detenía?

¿Aun no era el momento?

Con otras mujeres simplemente lo hacía.

¿Qué me detenía?

Las luces de un auto nos hicieron volver, la lleve a uno de los asientos, no hubo palabras, solo el aire limpio que no me cansaría de respirar cada vez que estaba cerca de ella.

—¿A dónde vamos? —iba mirando la ventana.

Entendí su confusión, habíamos salido de la zona lujosa de LA y nos dirigíamos a City Heights en San Diego. Un viejo amigo me había invitado a una fiesta dado a mi reconocimiento. Yo no era mucho de salir a las fiestas y mucho menos a las que hacia él, parecía que entre más peligroso era el lugar más diversión había para él. Me comencé a cuestionar si fue buena llevar a Cecil a ese sitio, pero le había prometido que la iba a hacer vivir al máximo y tenía que pasar por todas las experiencias.

—Creo que te gustara—el chofer se estaciono en el edificio hecho de ladrillos.

Cecil cuando lo vio se sorprendió. A la luz se veía desgastado y cerca de colisionar. Seguía dudando si meterla a ese lugar o no.

Nos adentramos al lugar, las luces parpadeaban y las paredes estaban desgastadas, no había recepcionista, por ende, cualquier persona podría entrar. Ni teniendo el dinero que tenía el idiota que dice ser mi amigo pudo conseguir algo mejor.

—¿Si funciona? —susurró mientras apretaba el botón del ascensor.

Solo a ti, Marck.

—Esperemos que si—ella se tomó de mi brazo, el ascensor rugía mientras subía.

Ese momento fue el más bochornoso de nuestra vida.

—Qué manera tan rara de celebrar tu nombramiento—bromeó y el ambiente se volvió ligero.

—Es una iniciación a este mundo.

La puerta del elevador se abrió en la parte más alta del edificio. Era lo que llamaban una fiesta de azotea; mesas esparcidas, alcohol de dudosa procedencia, adornos con luces navideñas estando en marzo y personas que iban vestidas con todo, menos con elegancia.

Cecil dio un paso enfrente y se quedó admirando cada rincón.

—Me imaginaba velas rojas e imágenes demoniacas con mi foto en medio de una estrella.

Una carcajada discreta escapo de mi garganta, ella lo noto y se rio más fuerte capturando la atención de los demás.

—Podemos irnos si quieres.

Cecil me tomo de la mano, era obvio que ella no estaba acostumbrada a estos sitios y volví a sentirme como un idiota, porque la puede haber llevado a otro lado en el cual si se sintiera cómoda.

—¿Alguien me conoce aquí?

—No—dudé.

—Es perfeto entonces—me miró y me jalo a conocer el lugar, robamos unas cuantas miradas. No los culpaba.

En un soplo de tiempo ella me soltó y fue hacia un balcón que a simple vista se veía inseguro, tomo la suficiente velocidad para hacer su cuerpo hacia enfrente y lo único que la seguía manteniendo arriba eran sus manos que estaban mal colocada en el barandal. Mi corazón se aceleró cuando se hallaba a escasa distancia de caerse. La agarre de la cintura con fuerza y la lleve a un lugar seguro antes de reprenderla por haber hecho eso.

—No vuelvas hacer eso—exigí.

Dejo escapar un risa ¿en qué momento había dejado de intimidar?

—Deberías ver tu cara—puso la mano en su abdomen subiendo el volumen.

—No le encuentro la gracia, Cecil—me mantuve firme—, te pudiste haber caído.

El solo imaginarlo la sangre se me congelo.

—¿Piensas que lo haría al propósito? —aún quedaban vestigios de su diversión.

—Espero no sea así.

—Estoy a punto de comenzar un nueva etapa de mi vida—coloco un mechón de cabello atrás de su oreja—, tengo muchas ganas de saber que sucede.

Su sinceridad y emoción me hicieron cambiar de plano y volver al Marck que reía de sus ocurrencias y que se interesaba por sus datos curiosos sobre la astrología.

—Me gusta oír eso.

—Y te gustara más escuchar mi música.

Recordé por qué no podía lograr tolerar los sonidos como la música; la imagen de mi madre colgada en el techo regreso.

No. No iba a volver al pasado.

—Estoy ansioso de eso—acaricie su mejilla— ¿Ya tienes tu nuevo nombre?

—Aún no, a principio quería quedarme con el mismo, pero la que va a cantar por primera vez voy a ser yo, y tengo miedo de no encontrar uno que este al nivel—mordió su labio inferior. Inseguridad.

—Lo encontraras y sé que será el más ingenioso.

Asintió.

—Oye...

El ruido del motor de un auto de lujo interrumpió las palabras de Cecil, bajamos la mirada; un Lamborghini negro corría a través de las pequeñas calles a la velocidad de la luz, pasándose semáforo rojos y rebasando simples autos baratos.

Solo se podía tratar de Jason Helson, seguía encaprichado con ese tipo de autos. Y con mi colaboración estaba seguro de que iba a dar todo lo que tenía por mi próximo lanzamiento.

—Espero le duren las llantas.

—Si no es así, tiene un seguro de cantidades inmorales.

—Es muy bonito el auto, espero y no tenga que comprar otro seguro.

Le había entendido a su chiste, esa noche andaba muy ocurrente.

De nuevo las puertas del elevador se abrieron dejando ver al tipo más arrogante y con un sentido del humor pésimo. Todas las miradas se posaron en él, incluida Cecil.

¡Incluida Cecil!

A simple vista parecía que a todos los juzgaba con la mirada, con sus ojos verdes intensos y mirada filosa, fue hasta que capto mi presencia y su mirada cambio a inexplicable felicidad.

—¡Marck! —exclamó llegando con un abrazo—, cuanto tiempo—volvió a envolver sus brazos en mí, seguido su mano revolvió mi cabello.

Realmente él no es así, suele ser peor en cuanto carácter, no siempre irradiaba felicidad. Muchas veces en la universidad tuvimos problema por sus arranques de locura.

Carraspee frustrado y fue como entendió que me debía soltar.

—¿Cómo querías que te recibiera? Si mi único contacto contigo es mediante mi hermana, que no habla ni una mierda conmigo.

—Hay maneras un poco más sutiles.

Sentí el peso de su mirada, gire mi cabeza y estaba mirándome con diversión, levanto su mano y acomodo uno de mis rizos que había salido de su lugar.

—Definitivamente tú eres Cecil, la única que ha logrado hacer que salga de su cueva este idiota—me señaló.

—Así es, un gusto...

Espero a que le diera su nombre tendiéndole la mano.

—Jason—ignoro su saludo y la cargo haciendo que Cecil soltara un grito y la empezara a sacudir como si fuera una muñeca. Me pedía ayuda con cada una de sus gesticulaciones.

—Demasiado acercamiento—se la quite, dejándola de nuevo a mi lado.

—No creo que sea necesario la mirada de hielo, recuera que soy casado... aunque pronto me voy a divorciar—provocó, causándole una risa a Cecil.

Lo observe de mala gana, hasta que su diversión que emanaba naturalmente amortiguo el momento. Pero no hubiera estado mal que le metiera un golpe por haberla mirado y tocado, si yo me estaba conteniendo a hacerlo, no dejaría que otras personas lo hicieran, así fueran buenos amigos sin ninguna otra intención.

Ella aun no me decía que era mía, porque cuando lo hiciera no iba a ver vuelta atrás. No estaba sintiendo celos de uno de mis amigos, el que Cecil haya quedado anonada cuando entro no significaba nada.

—Muy bonito lugar—su voz fue amable—, no creía que alguien con ciertos gustos como los tuyo recurriera a este tipo de sitios—Su intención de juzgarlo había salido tan sutil que por un instante yo no lo había entendido.

—En este tipo de sitios no me siento atrapado.

La única que llevaba una vida normal dentro de la familia Helson, era su hermana Mia, la cual trabaja en mi corporativo. Y Jason por ser el mayor tenía una carga más, su padre es dueño de una línea de aeropuertos, teniendo el más grande en Seattle; él es piloto y prefería vivir en cada rincón del mundo, en vez de estar sentado administrado, y el haberlo escuchado decir la palabra divorcio me sorprendió, quería decir que había renunciado a cosas que solo podía obtener estando casado.

—En eso tienen razón.

—Iré a saludar a algunas personas y regreso con ustedes—aún no perdía su sentido del humor—. Por cierto, lo que me encargaste esta por ahí—señaló una esquina.

Le agradecí con la mirada. Él se fue y tome a Cecil de la mano para darle su regalo. Estaba seguro de que le encantaría.

—¿Es la otra sorpresa?

Toque su pulsera que era la única pieza, igual de exclusiva que ella. La había conseguido en Londres, esperando el momento de poder dársela.

—Una mucho mejor.

El lugar no era privado, pero había sitios en donde había poca gente.

Su cabello se despeino a causa del aire, la senté en el balcón y como respuesta se rio, hizo a un lado todos los mechones del cabello. Luces naranjas cubrirán su rostro, su mejillas brillaban y yo estaba imaginado el cómo lo harían sus ojos.

—No tengo idea de lo que pasé en un futuro, Cecil—Desde que la conocí perdí mi rumbo y no tenía idea de lo que debía hacer, lo que si tenía claro, era que quería seguir a su lado—, pero si llega a suceder algo, quiero que siempre me recuerdes.

—¿Por qué me dices eso, Marck? — El miedo en su voz solo incrementaron mis ganas de no quererme alejar de ella.

Un laberinto cerrado y no tenía intención de hacer un salida.

—Tranquila, solo son palabras.

—Sonaban muy reales.

—Lo único real es que, no me vas a tener que recordar porque voy a estar contigo de la manera en la que tú decidas tenerme.

—Eso quiere decir que...—dudó— ¿Qué somos, Marck?

Podíamos ser todo lo que ella quisiera, pero una simple palabra no bastaría para describirnos.

—No soy un hombre de palabras, Cecil, pero las voy a encontrar para ti. Porque algo tan simple no sería suficiente para decirte lo que me haces sentir.

—¿A cuántas mujeres les has dicho eso? —cruzo sus brazos exigiendo una respuesta.

—Debo admitir que partir de esta noche me gustan los celos—sonreí de lado acortando la distancia.

—Estoy hablando enserio.

—Yo igual—me mofé—. Pero respondiendo a tú pregunta, me gusta la exclusividad, tú eres la primera y la última mujer por la que hare todo.

—¿Me vas a besar esta noche? —inquirió con las pupilas dilatadas.

—¿Por qué la prisa? —coloqué mis manos sobre sus piernas.

—Solo decía.

—Hay tiempo, me siento tan extraño cuando estoy contigo—Su calor y timidez me estaban envolviendo—, lo que quiero decir es que; odio la música, pero me encanta el ritmo que le pones a mi vida, odio el espectáculo, pero me fascina cuando nos toman fotos tomados de la mano—las palabras fluyeron y sentí como una barrera que se encontraba resguardada se había derrumbado—. Eres tan especial, que tengo la necesidad de darte las cosas de esa manera.

Sus ojos se cristalizaron y me rodeo en sus brazos, su pequeño cuerpo había quedado atrapado con el mío.

—¿Pero si lo harás? —sus labios chocaron en mi cuello.

—Desde el 28 de septiembre del 2016 quiero hacerlo.

—No me vas a creer—su vibración se unió con la mía.

—¿Qué cosa?

—Yo no.

Ambos reímos, me separe de ella y saque la caja de una esquina en donde había más cosas, que si lo que estaba en la caja no hubiera estado cubierto, lo hubiera arruinado la chatarra en donde la había dejado. Juro que Jason me las pagaría por eso.

No era difícil de saber lo que traía adentro, Cecil tenía muchas, pero no una personalizada.

—Una guitarra—mencionó con admiración como si de una niña se tratara.

—Ábrela.

Levanto lo seguros y su ojos se convirtieron en estrellas.

—Marck—se le formo un nudo en la garganta—, yo.

—No necesito que digas nada, estoy seguro de que te gusto.

Salto sobre mí y otra vez nos sincronizamos.

—Gracias por aparecer.

—Gracias por aceptarme en tu vida.

Se colgó la guitarra modelándome; era color azul y tenía sus peces favoritos pintados a mano, además le había mandado a poner su nombre y en la plumilla tenia de un lado mi signo zodiacal y del otro el de ella.

—Se cómo agradecerte, solo espero y no te dé un infarto—alzo la caja con dificultad.

—¿Qué tienes en mente?

—Algo tranquilo, al menos que dures tres minutos vivo.

Y decía que yo era el que hablaba con acertijos.

—Anda, ve con tu amigo y disfruta.

Miles de cosa pasaron en mi mente de lo que podría hacer. Se encamino y la seguí, pero al instante me detuvo.

—Te dije que fueran con, Jason. Tómate un wiski o algo, pero deja de seguirme por la siguiente media hora—había determinación en su mirada.

—¿Tanto tiempo?

—Podría ser más.

—De acuerdo, solo no vayas lejos.

—Estaré cerca pero no me miraras.

Se alejo hasta esconderse en lo más oscuro.

Me encaminé hacia una de las mesas, música empezó a sonar y las personas comenzaron a bailar, observé como una pareja bailaba de manera sensual, tuve que tomar fuerza de voluntad para alejar tentaciones. Agradecí que mi ser de luz no estaba cerca de mí.

—El mejor que pude conseguir—Jason coloco una botella de wiski encima de la mesa—, sabía que no ibas a tomar cualquier cosa.

—Falto mejorar el lugar.

—Si es lo que te gusta, no hay cámaras, ni personas que te conozcan. Es verdad, ya hasta tienes tus poses favoritas para las cámaras—ironizó.

—Me tenía que reír.

—Era la idea—me ofreció el vaso lleno del líquido café—. Por tu nueva vida—brindo alzando el vaso.

¿Nueva vida?

No lo llegue a pensar de esa manera.

—¿Y qué hay de la tuya? —averigüe dando un sorbo a mi bebida.

—Sucedieron cosas—tomó de un trago el wiski provocándole una mueca.

—No pueden ser tan malas, tú siempre ves lo positivo de la situación.

—El matrimonio no es para mí, lo intente, pero no lo logre—vertió más alcohol en su vaso— ¿Cómo le hiciste?

—¿Hacer qué?

—Vas a creer que son sentimentalismos míos, pero ¿cómo se siente estar enamorado? he intentado hacer eso con Allison durante tres años, pero no puedo, es atractiva pero falta otra cosa del rompecabezas.

Rei que más bien pareció un suspiro. Desde la universidad habíamos visto la vida de esa manera, cada situación era un rompecabezas, cada vez más difícil de armar, pero siempre lográbamos armarlo. Si supiera que había llegado esa situación tan difícil, con miles de piezas para acomodar y no tenía prisa de armarlas.

¿Enamorado de Cecil?

No me hacía a la idea, era la primera persona que lo decía, porque ni siquiera yo me había dado cuenta de eso, siempre lo dudaba.

¿Enamorado de Cecil?

La oración parecía estar lleno de brillos y colores.

—No lo sé, solo sucede...

Mis palabras quedaron en el aire cuando vi cómo la gente se comenzó a acercar hacia unas bocinas grandes, Jason y yo giramos al instante, él soltó una risa y a mí me dio el primer paro cardiaco.

Cecil en un escenario de nuevo, con la guitara que le había regalado y con una sonrisa que tanto la caracterizaba; quería ir hacia ella, aquí había gente que probablemente la reconocería, la grabaría y harían lo que ella temía.

Y si eso pasaba, no me importaba volver a hacer lo mismo con otra persona.

La música ceso, se acercó al micrófono y...

—Seguramente me reconocen, aunque espero que no sea así. Esta es la segunda vez que me paro en un escenario por voluntad propia, así que, si me has llegado a escuchar, quiero que sepas que las anteriores canciones no eran mías, soy humana y estoy llena de sentimientos y lo que van a escuchar es uno de los tantos que he reprimido, mi inspiración ha sido parte de ello—agachó la mirada ocultando su satisfacción—. Lo único que me queda decir es que, por primera vez en este sitio siento libertad de cantarles esto, y si me conoces desde que inicie en mi carrera... sé que he cometido errores, sé que me han visto como si no me importara nada cuando es todo lo contrario, sé que me ven fuerte, pero les aseguro que me he caído un montón de veces y en ocasiones hablan de esas situaciones como si no fueran delicadas. Así que donde quiera que estes, espero te guste y la disfrutes tanto como yo cuando la escribí... pensando en ti.

Cecil y su gran mente.

Cómo siempre empezó a tocar su guitarra hasta encontrar el ritmo.

This ain't for the best
My reputation's never been worse, so
You must like me for me
We can't make
Any promises now, can we, babe?
But you can make me a drink

Mi corazón se aceleró y algo en mi cuerpo bajo como una corriente de cosquilleos.

Dive bar on the East Side, where you at?
Phone lights up my nightstand in the black
Come here, you can meet me in the back
Dark jeans and your Nikes, look at you
Oh, damn, never seen that color blue
Just think of the fun things we could do

Y yo jamás me había hipnotizado con ese color.

Conocí a Cecil en su peor momento, en donde nadie creía en ella, pero yo no podía juzgarla, simplemente la traté como alguien nueva, porque lo que si podía afirmar es que era todo, menos lo que hablaban mal de ella, porque yo la conocí mas de lo que las personas pueden pensar.

Is it cool that I said all that?
Is it chill that you're in my head?
'Cause I know that it's delicate
(Delicate)
Is it cool that I said all that?
Is it too soon to do this yet?
'Cause I know that it's delicate

No solo estaba en su cabeza, también estaba en la mía.

Third floor on the West Side, me and you
Handsome, you're a mansion with a view
Do the girls back home touch you like I do?
Long night with your hands up in my hair
Echoes of your footsteps on the stairs
Stay here, honey, I don't wanna share

Una sonrisa salió cuando hizo un ligero baile después de ese verso. No Cecil, nadie me había tenido como tú. Jason me observaba con diversión, bailando al ritmo de la canción de Cecil, yo me estaba manteniéndome serio y antes hubiese sido fácil, pero todo había cambiado en simples microsegundos.

—No soy mucho de suponer las cosas, pero ¿esa canción habla de ti?

—Si—simplifique, aunque quería explotar de otra nueva emoción, fue como si mi corazón dejo de ser de hielo para solo latir para ella y por ella.

Entonces cuando creí que había pasado todo y que por fin podía volver a mi equilibrio, cómo siempre me sorprendió, causando que mi corazón dejara de latir cuando sus hermoso ojos chocaron con los míos, señalándome y haciendo movimientos con sus dedos para dar a entender lo que decía la canción.

Sometimes, I wonder: When you sleep
Are you ever dreaming of me?

Solo espero la noche para que eso suceda.

Sometimes, when I look into your eyes
I pretend you're mine, all the damn time

Ya no tenía que fingir, porque era completamente suyo.

Cause I like you

A mí no solo me gustaba, estaba fascinado por ella... estaba enamorado de Cecil Thalassa.


🌙🌙🌙

Hermanas no puedo con este capítulo🥰, lo que me queda decirles, es que espero lo disfruten tanto como yo cuando lo estaba escribiendo.

Recuerden votar y comentar si fue de su agrado.

Nos leemos pronto<3

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