17
Marck
Febrero
El internet debía servir específicamente para una cosa y eso era informar a la gente o al menos que se interesaran por algo relevante. Casi toda mi vida había estado dentro de esta red tecnológica para beneficio mío, de hecho, tenía varios artículos científicos publicados con ayuda de Malena, éramos un gran equipo, ella es una bioquímica excelente y se encargaba de la parte tecnológica ambiental, mientras que yo además de supervisar me encargo de lo automotriz.
Dado a eso, no me creía lo que estaba haciendo, de todas las cosas importante que podía haber hecho en eso diez minutos, se me ocurrió hacer la cosa más idiota dentro de mi naturaleza...
Conexión única y especial. Me gusta eso.
Naturaleza protectora y cariñosa. No la pudieron describir mejor, yo le hubiera agregado irreal, mágica y todo lo brillante que existe en el mundo.
¿Compasivo y empático? Lo más probable es que la pagina era una wiki.
Seguí bajando para ver más información. Me detuve en seco cuando vi información que, de tan solo pensarlo, me sentí consumido por algo que no podía describir aún. Claramente era una idiotez, no había alguien más que la mereciera, si ni siquiera yo lo hacía, pero tenía la intención de hacerlo.
Hubo algo que me había interesado de más y de tan solo leer la frase, mi buen juicio me hizo pensar que le estaba faltando el respeto, ella aún seguía molesta conmigo y en vez de que fuera con ella a suplicarle su perdón, estaba como idiota leyendo una página de dudosa creencia...
—Compatibilidad amorosa y sexual de cáncer y piscis—la voz de Malena resonó en mis oídos como una burla total.
Si no fuera por su personalidad seria y fría parecería que quería soltar una carcajada. Mi orgullo me impedía confirmar lo que si estaba haciendo
—Lo aprete por equivocación—cerré la pestaña de esa página, para que saliera a relucir un plano de un nuevo vehículo que iba a salir a la venta.
—Claro.
—¿Hace cuánto tiempo llevas detrás de mí? —cuestioné sin gracia.
—Se me hace una idiotez que un magante de la tecnología se haya metido por equivocación—imitó unas comillas con los dedos—a un sitio de internet en donde en la esquina superior tenía un candado abierto dado a que no era algo seguro y que probablemente en los minutos o horas, le hay dado tiempo de meter virus que podrían ser perjudiciales.
La miré de mala gana y enseguida comencé a instalar sistemas que impedían lo que Malena suponía. No le iba a dar la razón, pero afortunadamente nada de lo que pensó paso.
—Eso no pasara.
—Como sea—levanto ambas cejas y se sentó enfrente mío mostrándome su iPad.
Había diseños de aparataos médicos, así como una propuesta de lo que quería realizar, no necesitaba preguntar lo que era, ella sabía que me gustaban las cosas directas y no me estaba pidiendo permiso de hacerlo, ella ya tenía la idea y solo quería el apoyo.
—Telemedicina—seguí leyendo la propuesta.
—Así es, especifícame para una cosa.
—¿Cuál?
—Alzheimer—soltó de forma discreta, como si hubiera algo más.
No sabía nada de su vida personal de Malena, tampoco le quería preguntar porque era bastante discreta con ese tema, y si así era, por algo debía ser.
—Tiene solidez—acepté—¿Qué necesitas?
—Lo obvio no, dinero.
—¿Ya tienes a tu equipo?
—Claro, se tratan de algunos compañeros de la universidad, así como profesores, les justo la idea y les gustaría colaborar conmigo.
A pesar de que fuera buena su idea, tenía que estar seguro de que todo estuviera en condiciones excelentes para que mi imagen no quedara machada. Un proyecto fallido sería un caos. Al ver todavía la duda, siguió hablando.
—No saldrá nada a la luz hasta que este segura de que sea eficiente, pero sé que lo será, he hecho estudios en donde demuestra que ese aparato si puede llegar a detectar ciertos problemas neuronales y quiero mejorarlo.
Era una cerebro ándate y no tenía pensando en discutir con ella temas en los que yo estaba deficiente.
—¿Estas segura?
—Dime una sola vez en la que te haya fallado, Marck.
Tenía razón.
—Mañana tendrá una cuenta a tu nombre de donde habrá el suficiente dinero para tu proyecto y las instalaciones del corporativo estarán a tu disposición.
Una chispa de alegría paso a través de su rostro.
—Gracias—dijo entre dientes.
—No te decepciones.
Asintió.
—Tu tampoco, así que ve a ver a tu compatibilidad perfecta y deja de poner en riesgo el trabajo de miles de personas.
Aprete la mandíbula regalándole una mirada fría.
—Deja de decirme que hacer y lárgate a trabajar.
Pero tenía razón, deje de hacer mi trabajo; papeleo del próximo lanzamiento, mensajes de mi padre queriéndome hacer cambiar de opinión, pero necesitaba primero mantener mi control para poder contestarle, después de lo que me había hecho.
Hacerme creer que era un criminal buscado solo para mantenerme alejado de ella para satisfacer las necesidades de él. Me seguía importando la empresa, pero había algo invisible que amortiguaba esa necesidad.
Estrellas, lunas, astros, música.
No tenía idea de lo que era, se sentía tan irreal esto que estaba sintiendo, que me preocupe con compararlo con el amor.
Entre a la red social que me había creado, sin mi nombre real, ni fotos, me metí a su perfil y tenía una historia agregada, pulse el circulo morado y apareció una foto de un estudio de música, en donde mostraba los mezcladores de sonidos, cubiertos de luces moradas, y en una pequeña esquina se veía a una sudadera gris.
Aprete el teléfono, dado a su tamaño termino siendo nada en mi mano, lo que había sentido antes subió de intensidad, así que me olvidé del saco y salí enseguida a ese estudio de música, que no fue muy difícil de encontrar, por eso no me gustaban las redes sociales.
Llegue al edificio, había una puerta de cristal, al entrar parecía un museo en donde había vinilos antiguos, premios de música y varios sillones de colores, gire hacia un perchero y solo me basto reconocer una prenda colorida y sofisticada para darme cuenta de que ella seguía ahí. Me introduje hacia un pasillo en dónde había unas escaleras y las subí con una tranquilidad extraña, a pesar de que no sintiera lo mismo cuando mi esa foto. Había otra puerta, pero a comparación de la otra, esa estaba polarizada y tenía el nombre de la disquera.
Y ahí estaba ella, en el sillón apoyada de una pierna, con una camisa larga azul claro y unas botas de plataforma, y en el cabello traía un listón del mismo tono. El azul le pertenecía y no me refería a la ropa.
Deslice un poco la puerta, no había rastro de alguna persona que haya estado con ella. Durante varios minutos, pero pudieron ser horas; me quede contemplando lo que estaba haciendo. Mi mirada pareció ser más intensa que hizo que se removiera cambiando su postura a flor de loto, apoyo una libreta en sus piernas que habían quedado descubiertas, lentamente subí la mirada disfrutando de mi vista, el bolígrafo lo paseo por sus labios, trague grueso al ver los movimiento que maniobraba, no había nada que estimulara lo que estaba comenzando a sentir.
Quizás fueron las luces moradas que hacían patrón con la colorimetría de ella, o el simple que me regreso el recuerdo de lo que me había aparecido sin haberlo buscado.
"compatibilidad sexual"
Mierda.
Estaba tan centrada, que me sentí culpable de estar pensado en eso, cuando en ese instante no había nada que nos conectara. Mis ojos volvieron a estar sobre ella, cuando el aire volvió a fluir de una manera cálida y dulce; ya estaba a unos cuantos centímetros de mí y tanto ella como yo, no nos podíamos mover.
Observa todo su cuerpo, ella tembló, dio un paso hacia atrás cruzando sus piernas y ejerciendo presión. Me podía imaginar mil maneras de besarle esos bonitos muslos. No podía ser tan afortunado por aquel espectáculo que me estaba brindando.
La tensión se sentía, la agitación de mi pecho era notoria, sus pupilas se dilataron y podía escuchar el latido de su corazón hasta donde yo estaba; afloje mi corbata y ella hizo un pequeño meneo y fue suficiente para que mi cuerpo se pusiera alerta, el lugar adquirió varios grados centígrados, los dos nos estábamos controlando lo suficiente, hubo un fugaz contacto visual...
Y cuando creí que todo se iba a ir al carajo...
—¿Qué necesitas? —su voz sonó entrecortada.
No le podía decir que había visto su perfil, me alejaría más de ella. Además, lo hubiera tomado como una mentira, ella sabía bien que yo no tenía redes sociales.
—Solo quería saber cómo iba la grabación—me quede en mi sitio.
—Bien—dudó—pero quiero hablar de eso.
Paso por mi lado con velocidad sorprendente, dejando en el aire su aroma, cerré mis ojos llenado mis pulmones. La seguí, bajaba las escaleras con carisma que me dio gracia verla de esa manera, por ahora esa era la mejor postura.
—Podemos ir...—su mirada se encontró con la mía, sus orbes ya estaban más serenos—a donde tú quieras—sugerí.
—No—tomó su abrigo y se lo colocó como si estuviera huyendo de algo.
¿De mí?
—Iremos a cenar—ya no era una sugerencia, pero si le seguía preguntando jamás llegaríamos a algo.
Creía que iba a lidiar con su carácter cuando le ordenaba hacer las cosas, sin embargo, no fue así.
—No quiero cenar—dijo como si nada, pero era bastante expresiva para demostrarme que algo le pasaba—, y tampoco tu ayuda.
Mi sangre se helo al escucharla, ya no había rastro de la Cecil decidida, había regresado la misma que había conocido en septiembre del 2016.
—¿Qué sucedió, Cecil? —inquirí en tono severo.
—Nada—quiso pasar, pero le obstruí la entrada—, por favor, Marck es mejor que olvidemos todo lo sucedido.
Había vuelto la angustia, así como mis ganas de matar a las personas que la habían hecho regresar al ciclo. Mire hacia las escalera, ella había estado bien, probablemente había algo que no había visto, quería saber que le pasaba, y me odiaba cuando no sabía cómo ayudarla.
—¿Por qué me pides eso? —pregunte jalándola suave a uno de los sillones, pero puso resistencia— Dímelo, Cecil, sea cual sea el problema sabes que lo resolveré.
Cerró los ojos y sus pestañas cubrieron la parte superior de sus mejillas, era maravillosa verla, siempre y cuando ella estuviera feliz.
Soltó un suspiro.
—Pase lo que pase, quiero que sepas que yo jamás te utilizaría—apretó sus labio y abrió sus ojos lentamente dándome un mirada triste—. Gracias por siempre quererme ayudar, pero esta vez yo me veo obligada a alejarme de ti, si tú no lo quieres hacer.
Sus palabras me dejaron hecho un caos, mi mente se quedó en blanco y el corazón que siempre creí que era de hielo, crepito de una manera tan intensa por su ausencia. Un chasquido intangible hizo que regresara y solo pude ver como Cecil salía del estudio acomodándose su abrigo y alejándose... de mí.
No me podía mover, quería ir hacia ella.
Eso era lo que querías.
Mi conciencia me culpaba, pero estaba demasiado seguro de que pasaba otra cosa, porque pasara lo que pasara, Cecil y yo éramos como el mar y la arena, intentando mantenernos alejados... simplemente no lo lográbamos.
Le daba vueltas a la situación, pero no llegaba a la respuesta.
Subí a mi Aston Martin, la pantalla inteligente del auto se encendido cuando introduje la llave, y como si el destino por primera vez estuviera a mi favor, las noticias del mes aparecieron, si no hubiera sido por la incertidumbre que sentía, no las hubiera leído, pero después de varias novedades, había entiendo el cambio de Cecil.
Ya no me interesaba el tipo de poder que tenía el editor de Music Word, porque no se podía comparar con el que Cecil tenía en mí. Music Word y su editor debieron de disfrutar sus últimas horas, y Cecil debería estar tranquila, porque yo haría lo que sea necesario para que jamás volvieran a hacer rumores de ella.
Y yo... yo debía estar feliz porque haría lo que mi naturaleza manda, sin embargo, mi corazón latía con frenetismo cuando se me ocurrió otra idea de arreglar el problema, y jamás me había preparado, no estaba listo para meterme en algo que nunca tenía planeado hacer.
Por ella lo valía.
Mi rompecabeza se desarmo, cada pieza estaba revuelta y las respuestas habían desaparecido y no podía estar más complacido de que así fuera.
Las revistas tuvieron una vez razón, estaba siendo consumido bajo el efecto de ella y bastaron unos segundo para darme cuenta.
🌙🌙🌙
Cecil
—Entonces le dijiste que no—repitió Nalla lo que ya le había dicho un montón de veces.
Ya lo sabía Martin, él había sido el primero en saberlo dado que quería seguir con su ayuda como productor, no estaba en el plan decírselo a Nalla, pero cuando llegue del estado traía los ojos enrojecidos y mi amiga me insistió que le dijera que era lo que me pasaba... una semana después.
—Si.
—Es lo mejor, no te hubiera dado oportunidad de explicarle lo de revista y probablemente se pudo haber vengado de ti—toco mi hombro—. Entiende que él no es para ti.
Ya no me interesaba si lo era o no, me dolía no poder tenerlo, pero también lo quería demasiado para hacerle eso, él no estaba acostumbrado al espectáculo, así que si perder la oportunidad de tener éxito, no me importaba, siempre y cuando él estuviera bien.
—Tienes razón—quería seguir hablando, pero no con ella.
—Hay que hacer una fiesta—propuso.
No estaba de humor para fiestas, tampoco para sus reclamos, así que encogí mis hombros sin dar respuesta, a lo que ella lo tomo como un sí. Reservo uno de los antros más exclusivos de LA, no era de salir mucho a lugares de ese tipo, pero las veces que lo hacia ese se había convertido en mi favorito; paredes de cristal que daban una vista de 360 grados a toda la ciudad, luces moradas y azules que bailaban al ritmo de la música, bolas de espejo, alcohol, sillones de cuero... a quien engañaba, todas las cosas que me sucedían hacían que perdiera el interés en varias cosas.
Mi madre y Andrew llegaron al punto de que ya no les importaba lo que me sucedía, decían que mientras mis álbumes generaran dinero toda iba a estar bien, y a pesar de que Georgina se dio cuenta que no era mi culpa lo que escribían las revistas de mí, seguía sin ser suficiente.
Cuando regreso Nalla por mi para la fiesta, arrugue las cejas, habíamos quedado ir vestidas iguales, pero era todo lo contrario.
—Lo siento linda, ya no me gusto—sonrió de manera inocente—, este me gusto más—giró mostrándome su vestido blanco sin mangas combinado con tacones negros.
—Me iré a cambiar entonces—dije confusa.
—Nadie se dará cuenta de cómo luces si no llamas la atención —aún seguía la sonrisa.
Y no era que no me gustara lo que llevaba puesto; se trataba de un corsé rojo en forma de corazón, abajo una falda negra tableada corta y botas de plataforma del mismo tono, me gusta muchísimo esa ropa porqué me estilizaba mucho a pesar de mi baja estatura. Pero sentía que mis gustos no eran tan buenos, ella era la experta en moda y si no le gustaba era por algo.
—Me quedare sentada todo el tiempo.
Pareció no escuchar lo que le había dicho, ya que iba hacia su auto intentando bailar con los zapatos que llevaba puestos.
Cuando llegamos al antro no necesitamos presentación para que nos dejaran pasar, tan solo vieron llegar el auto de Nalla y los de seguridad me cubrieron dejándola a un lado.
—La siguiente les diré que también a ti te tienen que proteger—le prometí
—No importa, ser el centro de atención es lo tuyo—mencionó tajante, con una pizca de lo que parecían ser celos.
—Sabes que no—hablé más fuerte por la música—, después de todo lo que he pasado es obvio que hagan eso.
—Como olvidar tus intentos de ser alguien en el mundo—levantó sus cejas en modo de burla.
—CT, al fin te encuentro—Martín llego por atrás dejando su brazo alrededor de mi cuello.
Pero no me sorprendió su llegada, si no las palabras de la persona que consideraba mi amiga.
—Hola, Martin—Nalla toco su cabello, su voz se volvió coqueta y lo que había pasado se volvió a olvidar.
—Hola—respondió tan secamente que los tres necesitamos agua.
—Vienes a tomar algo—volvió a intentar, pero Martin siguió sin morder el anzuelo.
—Luego—hizo una mueca dándole atender que ya no quería hablar con ella—. CT, necesito hablar contigo.
Con eso último fue suficiente para ganarme una mirada de enojo total, pero al fin solo quedábamos Martín y yo.
—Me quedare sin amiga—le reclamé bromeando.
—Tampoco es que la necesites.
Rei ladeando la cabeza.
—¿Por qué viniste? —quise averiguar, a él jamás le habían gustado esas fiestas a menos que él las organizara
—Sabía que esta no iba a carecer de personalidad, porque ella no la había organizado del todo.
Tenía razón, ella solo había pagado el servicio.
—Fuera de que también me has dejado sin trabajo, necesito perder el tiempo—tomó lo que era mi bebida.
—Apuesto que tienes más.
—Así lo era, pero cuando me dijiste que querías grabar algo tuyo—me señaló—, me emocioné de más y cancelé.
—Lo siento.
Negó levemente, él no era vengativo y no estaba enojado conmigo, más bien decepcionado.
—¿Estas segura?
—No quiero que escriban cosas sobre él, antes de mi su vida era tranquila y yo la arruine.
—¿Cómo estas segura de eso?
—Porque es obvio—mi voz sonaba débil.
Su mirada desaprobatoria solo hacía que mis ganas disminuyeran más. Aún no entendía como todos confiaban en mí, excepto yo.
—Me iré a divertir—se levantó—, deberías hacer lo mismo.
—Me dejaras sola—me indigné.
—¿Recuerdas lo que te dije en uno de tus ensayos?
Me había dicho muchas cosa, pero se refiera a algo en específico.
—Que si Marck regresaba no perdiera el rumbo.
—Fui demasiado estricto—aceptó, lo había pensado yo también, pero nunca imaginé su cambio de opinión—, si vuelve, pierde el rumbo, pero solo acuérdate del camino, la vida no se compra, tampoco se regala, es un privilegio.
Dicho eso, se fue señalándome con el movimiento de unos de sus dedos, hasta que se perdió en la multitud.
Dejé caer mi cabeza en la mesa y solté un grito interno. Cada vez que estaba dispuesta a aceptar mi destino, siempre llegaba alguien haciéndome cambiar de opinión, eso era bastante frustrante y perturbador.
De repente el calor que estaba sintiendo en el antro cambio a niveles bajo cero, que solamente yo pude sentir, porque los demás invitados seguían en su ambiente.
Y de nuevo como si el universo me estuviera dando sus respuestas...
Su mirada intensa la sentía detrás de mí, giré lentamente y lo vi, al único que respondía todas mis preguntas, al que sin pensarlo me salva de todas las formas posibles. Estaba ahí, elegante, comportado y con miles de soluciones.
¿Pero yo le podía dar?
Su acercamiento hacia que las paredes se estrecharan, dificultándome que me levantara y alejarme.
Reaccioné y aguantándome las sensaciones que se guardaban en todos mis sistemas me alejaba lo más posible antes de que hiciera un corto circuito. Pero entonces antes de llegar a la salida, mis oídos solo captaron su voz, no había música u otros ruidos ajenos, solo él.
—Si quieres que vaya atrás de ti, lo hare Cecil, después de todo soy tu fan número uno y este conmigo o no, seguiré tus pasos, tus logros, tu carrera. No habrá lugar en el mundo en el que te puedas ocultar de mi—tomo mi cintura he hizo que me diera la vuelta para encáralo—recuerda, mi tiempo te pertenece.
Todo una vida.
Acorto la distancia y mire a todos lados para poder protegernos.
—¿Por qué no me lo dijiste? —no fue reclamo, sino duda, porque a pesar de todo él siempre había estado a mi lado.
—Te fuiste—agaché la mirada.
—Pero regrese—tomó mi mentón y lo subió lentamente.
—Tarde.
—No regrese antes, porqué creí en el montaje de mi padre y tratándose de ti, siempre pierdo la cabeza—entrecerró los ojos sonriéndome—, podrías explicarme eso.
Negué. Mi mente se había quedado en un hito al tenerlo tan cerca.
—¿Qué sucedió? —musité. Sus manos las dejo a la altura de mi cintura, no me toco, eso solo incremento un deseo que había aparecido la vez que me fue a buscar al estudio.
—Ya no importa, solo queda decir que hubiera sido algo como tú.
—¿Cómo yo?
—Fuera de otro mundo—respondió—, haber visto nuestras caras en todos los medios siendo unos de los criminales más buscados.
—En un mundo paralelo podría ser—agregué diversión a mi voz. —Pero a todo eso ¿estas bien? —toque su mejilla y él mi mano.
—Ahora ya—su semblante se suavizo—, ven—me tomó de la mano y me llevaba al sitio VIP.
—Ese lugar no está disponible, no lo pudo alquilar Nalla—avisé, antes de que hiciera un caos total por no dejarnos entrar.
—No es mi culpa que ella se vida de billonaria cuando no llega a millonaria.
—¡Oye! —le di un golpe él me respondió volviéndome a sonreír.
Dejamos varias miradas atrás, cuando llegamos al sitio el sonido se amortiguaba más, estaban la luces prendidas, a pesar de que no estaba alquilado, deduce que él ya había planeado todo.
—Siento mucho el cómo me he portado contigo—camine de un lado a otro para controlar mis nervios.
Agarró mi muñeca y mis movimiento se detuvieron.
—Yo debería de hacerlo, hice promesas y no las cumplí.
—No era tu obligación.
—Basta, Cecil, deja de poner trabas.
—No son trabas, pero no quiero que hablen mal de ti, a mí ya no me perjudica, pero a ti.
—A mí me importa una mierda el espectáculo—sus manos al fin tocaron mi cintura—, sin embargo, tú me interesas y mucho—rio contagiándome de esa felicidad. — así que ya lo arreglé.
—¿Cómo? —fruncí el ceño—¿Hackeando?
Su indignación fue palpable y divertida.
—No precisamente para el mayor de los problemas—llego hasta uno de los sillones llevándome con él hasta quedar en su regazo. —Pero tengo otros métodos que te pueden sorprender.
El escuchar su voz de esa manera hizo que me removiera en sus piernas, a él pareció no molestarle, pero yo me estaba sintiendo en otro mundo estando de esa manera, baje más la falda para intentar no sentir de más.
Fue inútil.
—Cecil—su manos llego hasta una de mis rodillas.
La oscuridad hacía que sus ojos brillaran me quede embelesada ante ese espectáculo.
—¿Sí? —jadeé, mis mejillas se sonrojaron por la vergüenza.
—¿Puedo? —su voz se entrecorto, baje la mirada y su dedos estaban deseoso de subir más allá de la rodilla.
Asentí, el solo pensarlo hacia que anhelara su tacto. Observe sus labio y él los míos, mi cuerpo tembló ante el roce suave y a la vez salvaje que me estaba brindando, lo estaba disfrutando tanto hasta que volvió a hablar.
—Déjame ver el verdadero color de tus ojos—acarició desde el lagrimal hasta la comisura de mis labios.
—¿Cómo los sabes?
—No hay lugar en el mundo en el que te puedas esconder de mí.
Ya no perdía nada, él me conocía más de los que pensaba y el mostrarle algo real, me hacía sentir más libre y en paz de poder estar con él. Giré mi cabeza para que no viera como me quitaba los lentes de contacto, Marck seguía mirando cada uno de mis movimientos, volví hacia él con los ojos cerrados.
—Ábrelos.
Levemente los fui haciendo, hasta mostrar el verdadero color, los contemplo de la misma manera que yo hacía con los suyos.
—Son hermosos, no los vuelvas a esconder.
—No lo hare.
Otra promesa.
—Tengo otra sorpresa—se levantó junto conmigo y me dejo en el piso aun sosteniéndome hasta encontrara el equilibrio.
—¿Qué es?
No me lo dijo, solo me saco del antro por una puerta secreta y llegamos a un estacionamiento, en donde solo se iluminaba un auto convertible clásico color amarillo.
—¿Es seguro?
—Si estás conmigo todo lo es—me atrajo hacia su tórax.
Abrió la pueta del auto para mí y él enseguida subió. El motor se encendió y me sobresalte ante el ruido que había emitido.
—¿Y si nos ven?
—Lo tengo todo arreglado—comenzó a manejar.
—¿Qué hiciste Marck? —entrecerré los ojos
—Todo es muy moral, no te preocupes—desvío su mirada de la carreta para dármela a mí un segundo. Le creí había mucha sinceridad.
—No puedo creer que estoy haciendo esto—lleve mi cabeza hacia atrás cubriéndome la cara con mi mano.
Nuca había salido a la calle sin protección dado a los ataques de los fotógrafos y si salía lo hacía con mis escoltas en carros muy protegidos.
—Te quiero hacer vivir al máximo, Cecil.
Los nervios adolescentes habían regresado, con una sonrisa me acomode en mi asiento, disfrutando del aire que me brindaba la velocidad. A pesar de que siempre nos dijeron que no éramos el uno para el otro, al menos yo me sentía en un sueño estando con él.
Se detuvo en un semáforo rojo, acortó la distancia, centrándose en mis ojos, la cercanía me estaba quitando el oxígeno y nuestras miradas creaban una conexión, mientras que nuestros labios anhelaban hacer lo que desde un principio debieron hacer.
Me preguntaba porque siempre ponía resistencia para poder besarme, supongo que la noche en una carretera no era el momento. Acarició mi mejilla y nuestra respiración se volvió espesa, me hacía múltiples ideas de cómo sería un beso en medio de la nada, y me sentía desquiciada de tan solo pensarlo.
—¿Vas a besarme? —humedecí mis labios.
Sus mandíbula se tensó y sus ojos se convirtieron en peligro y ansias. Él lo deseaba tanto cómo yo, sin embargo, cuando creía que se volvería a alejar por preguntarle eso, mi corazón dio un vuelco y se llenó de felicidad y de todas las emociones que solo Marck me había hecho sentir.
—Primero debo conquistarte—me mostro el gesto más masculino y al mismo tiempo más dulce que tanto escondida.
Y esa noche, mi corazón y sonrisa debieron convertirse en objetos para un museo, porque fueron dos cosas que nunca se habían visto y merecían ser recordadas.
🌙🌙🌙
¿Que creen que haya hecho Marck para poder estar con Cecil?
Recuerden que trato de actualizar un cap por semana, pero dado que estoy en parciales no me da mucho tiempo para realizar las dos cosas. Pero jamás me olvidare de la historia y seguiré lo mas que pueda, me motiva mucho el apoyo que le dan.
Así que recuerden votar y comentar si les gusto el cap
Nos leemos pronto, lxs quiero<3
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