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16

Cecil 

Febrero

El movimiento de la marea me estaba provocando nauseas, lo había investigado y decía que era a causa de la vibración que emitía un crucero, este tipo de mareo era más tolerable que los que me daban después de terminar cada concierto.

La mitad de mi cuerpo se sentía en paz, estaba en un crucero por El Caribe con mi mama y mi papá, Georgina a esto lo llamaba un premio, dado que, a pesar de mi error, la gira había salido bien, mi álbum tenía un puesto demasiado bajo en la lista Billboard, pero al menos ya estaba dentro de algo importante. Trataba de entender por qué este álbum si había tenido un poco de éxito y el anterior no, si prácticamente seguía siendo la misma del primer álbum.

No quería pensar que era por Marck, ya no estábamos saliendo, así que creía que la siguiente era iba a volver a ser un total fracaso.

Mi paz no precisamente era por todo lo de mi carrera, porque pronto me lo volverían a arrebatar, sin embargo, mi tranquilidad provenía de la hermosa playa en donde me encontraba, el aire salado hacía que la inhalación fuera un poco satisfactoria, a lo lejos se podían observar las palmeras y turistas acostados en hamacas.

Me senté en la parte más alta del crucero, mi padre había comprado boletos en clase alta y no había problema que ocupara el lugar que yo quisiera a pesar de que hubiera más viajeros. Junte mis piernas hacia mi tórax, a modo que la libreta que tenía a un lado quedara encima de mis rodillas, coloque el bolígrafo sobre mis labios, intentando lograr escribir algo, observé el cielo y el reflejo del sol hizo que cerrara mis ojos, el color azul predominaba mucho.

Hermoso, brillante y arrogante; porque sabía que era hermoso.

Te he amado en secreto.

Por dios, jamás hice eso, siempre demostré todo mi locura de amor hacia él, pero simplemente lo noto al final.

Los temores de mi vida hacían que nos dividiéramos

Pero me abrazaste y nada el mundo podría detenernos

—¿Ce? —hablaron detrás de mí.

Por inercia raye de inmediato esas simples oraciones y me levante tan rápido que el vértigo se intensifico más.

Mi respiración se comenzó a tranquilizar cuando me di cuenta de quien era.

—Liam, hola—lo salude pasando mis manos atrás de mi espalda. —¿Qué haces aquí?

—Tomando simples vacaciones con mis padres—respondió.

—Igual yo — La interacción con otras personas no era mi fuerte que digamos.

—¿Te he incomodado? —se levantó los lentes obscuros mostrándome una sonrisa.

Le di un pequeño vistazo, no traía camisa solo unas bermudas blancas que combinaba con mi vestido playero.

—Para nada, solo estaba perdiendo el tiempo.

Su nerviosismo fue notorio, igual que el mío, la diferencia es que nos encontrábamos de esas manera por situaciones distintas. Él no quería que fuera obvio, pero yo era experta en eso, cada emoción de cualquier enamorado yo la podía palpar.

El don de sentir mucho o probablemente el que me dieron los astros.

—¿Puedo? —señaló el lugar donde estaba sentada.

—Claro—volví al sitio dejando la libreta en medio de nosotros dos.

Hubo silencio un momento y la gente que se encontraba nos miraba, pero no juzgándonos, simplemente llamábamos la atención por quien éramos. Era agradable ir a sitios donde nadie me conocía.

—¿Qué es esto? —apenas toco la portada y me puse histérica.

—¡Nada! —su expresión en vez de ser de espanto fue de risa— es decir, nada importante.

—Primera vez que veo a alguien cuidar tanto algo que no es importante.

Sonreí apenada, pero si a la persona que creí que le podía tener confianza no se lo mostré, tampoco lo haría con alguien que definitivamente no le tengo confianza alguna.

—Solo son pensamientos.

—Tus pensamientos—corrigió.

Moví mi cabeza de un lado a otro lentamente dándole la razón.

—Como te decía, nada importante.

—Tu vida no es insignificante, Ce, eres una artista podrías escribir un libro si quisieras—mencionó animándome a algo que jamás en mi vida haría.

—Si, probablemente se llamaría las tragedias de Green Queen o como ser una reina sin serlo.

—Tu humor es extraño, le vez lo divertido a las cosas malas que te pasan—acortó la distancia y su antebrazo pego en el mío.

—Qué otra cosa podría hacer.

—¿Y es cierto lo de la noticia? —inquirió nervioso—no es que lo crea, solo quería saber cómo te sentías al respecto.

—Ya estoy acostumbrada a esto, cuando lleguemos a LA, mi madre lo arreglara, de hecho, ya está el plan—dije con nostalgia.

Sus alternativas de mi madre no eran del todo suaves, quizás después de lo que iba a decir en la conferencia de prensa él me odiarías y si tenía una probabilidad de volverlo a ver, me rechazaría sin duda.

¿Pero porque me dolía? Si ya lo había hecho.

—Eso sería bueno, espero todo salga bien—tomó mi mano en un pequeño apretón— y después de lo que suceda quiero decirte que estaré para lo que necesites.

Las palabras me volvieron a sumergir a su recuerdo de él, pero su toque no era el mismo.

—Gracias—quité mi mano sin ser tan brusca.

Me miró extraño con sus ojos grises, que por ese momento sentí envidia, porque él podía enseñar lo que de verdad era, y a mí me tachaban de aburrida solo por mi genética. Me levante dispuesta a irme, me volvería a enamorar, pero primero tenía que sacar su recuerdo.

—Mereces algo real—Aquello hizo que me detuviera sin voltear—, y cuando te des cuenta seguiré aquí.

—¿Sigues enamorado de mí? —gire sobre mi eje mirándolo con confusión, habían pasado más de diez años, pensaba que solo era un simple enamoramiento de niños.

—Nunca he dejado de estarlo—me dio una sonrisa suave.

Después de eso supe que estaba mal, porque de no haber conocido a Marck estaba muy segura de que me hubiera enamorado sin ningún pretexto de Liam, porque me había dicho algo tal cual alguna vez me lo había imaginado, pero Marck sin intentarlo me dio de más, pero después ya no supo cómo sobrellevarlo.

—Es mejor que me vaya, puede haber un fotógrafo cerca y de ser algo real puede volver a hacerse una farsa.

🌙🌙🌙

—Por ahora lo importante no es buscarte algún hombre.

Mi madre se refería a lo de la opción mas descabellada que se le había ocurrido. Agradecía que así fuera, porque como iban las cosas probablemente me iba a volver a enamorar en la siguiente vida, pero teniendo la certeza de que, si volvía a aparecer él, de nuevo iba a caer.

—Saldremos contigo, pero eso no significa que vamos a hacer el trabajo por ti—dijo Andrew.

Ojalá durante aquellas vacaciones, además de haber pensado en cosas sin importancia, también me hubiera preparado para la interacción humana.

Observaba desde una esquina como los periodistas estaban preparando todo para bombardearme de preguntas, que a pesar de que la rueda de prensa solo se hizo con un objetivo tenía claro que me sacarían más información.

—Recuerda que esto también va a ser el inicio de un nuevo capítulo en tu carrera—mi madre intento calmarme.

Pero en ese punto de mi vida ya quería llegar al epilogo, sin necesidad de otra parte del libro.

—¿Mi papá sabe...? —el intento de pregunta quedo en el aire.

—Lo sabe, no está de acuerdo, pero exiliarte de tu lugar es demasiado radical para algo simple ¿no crees?

Asentí levemente.

—Muy bien—interrumpió mi mánager—, ya me cansé de decírtelo, pero no lo arruines.

Por momentos si sentía pena por él, porque intentaba que hiciera bien las cosas, pero la manera en la que lo hacía no era la forma. No era su títere.

—Estoy lista—mencioné decidida. Daba igual lo que pasara.

Primero salió Andrew, después yo, y seguido mi madre acompañada de otros integrantes de mi equipo. De nuevo los clics de las cámaras me comenzaban a aturdir y las luces hacían que mi vista se volviera borrosa.

Tome asiento y me acerque al micrófono que estaba enfrente de mí, Andrew les dio la señal a los periodistas para que la preguntas iniciaran.

—Norma Stevens de la revista Music Sound Real—habló muy cerca de la grabadora de voz—¿Cómo se ha sentido después de todo lo que ha conllevado su carrera?

Cada mirada estaba sobre mí, ni siquiera prestaba atención en cómo eran, parecía que todos se habían puesto de acuerdo para ser uno mismo.

—La respuesta es muy sencilla, no puedo sentir ante eso, si lo hiciera quedaría más arruinada—Estaba cerca de serlo—. Es parte de la fama.

Tomaron nota de mi respuesta, que pronto distorsionarían.

—Oscar Benson de la revista Music Word ¿un artista se hace o se nace?

Al escuchar el nombre de la revista quería alterarme, pero no podía hacerlo, ayudaría a hacer su trabajo. La pregunta estaba tan clara para definirse como una trampa en la que querían que cayera.

—Podría decirse que las dos cosas, una más que otra—respondí de forma serena, tanto que hubo asombro en sus orbes—. Una persona que tiene talento, pero no tiene recursos no va a poder tener fama, sin embargo, una persona que no tiene talento alguno, pero si tiene recursos de más, va a poder tener esa fama no trabajada ¿no cree?

Su mirada irradio reto y enojo.

—¿Lo que dijo podría deberse al privilegio de su nepotismo? —hubo un toque de burla.

—No lo sé, dígamelo usted que hizo la pregunta.

Andrew y mi madre me miraron, pero incluso los demás periodistas que estaban en el gran salón lo habían disfrutado.

Marck se había encargado de investigar de quien estaba detrás de las especulaciones que hablaban sobre nosotros y resulta que a ese tipo no lo podía dañar como él acostumbraba a hacer, dado que era hijo de unos de los dueños más grandes de los medios de comunicación.

No hubo más preguntas de Oscar Benson, en algún momento me las pagaría mucho más.

—Tu belleza también ha sido parte fundamental en tu carrera ¿Qué piensas de eso?

—¿A qué te refieres?

—Bueno, lograste estar con el soltero mas codiciado de LA, y durante su supuesta relación nos dio más contenido de lo esperado.

Y aquí venia la mentira mas grande que he dicho en mi vida. Guarde mis sentimientos con cadenas pesadas, pero juro que ellos también tenían su fuerza.

—El Sr. Baldwin y yo, estuvimos de acuerdo en fingir una relación porque a ambos nos beneficiaria, yo limpie un poco mi reputación y él... siguió con su vida.

—¿Cree que en algún punto hubo atracción de parte de Baldwin?

Solté una risa ingenua.

—Claro que no.

—¿Y de su parte?

Si.

—No.

La periodista parecía tener rayos laser en sus ojos, creí que me descubriría de mi gran mentira.

—Si lo volviera a ver y le pidiera algo serio ¿lo aceptaría?

¡Si!

¡No!

¡Si!

¡NO!

Él no regresaría y si lo hiciera no me pediría nada.

Pero a veces me sorprendía como todo lo que decía se volvía todo lo contrario.

—No más preguntas.

Me levanté de mi asiento y me escabullí de esas personas, no tenían por qué reprenderme, lo había hecho bien, pero tampoco podía ocultar lo que mi corazón sentía.

No quería volver a casa, fui con mi guardaespaldas y mientras él manejaba me iba debatiendo a qué lugar quería ir, todo me recordaba a Marck, ya no sabía si era obsesión o la otra cosa, que prefería ya no mencionársela a mi cerebro.

La gran rueda es un lugar muy turístico y mucha gente podría reconocerme y el acuario...

—Podrías llevarme a esa dirección—le di mi teléfono mostrándole la ubicación.

—Claro.

Y con los nervios a flor de piel, me iba dirigiendo a un lugar lleno de él y de mí. Probablemente estaría afuera todo el rato, pero no había gente, a tal grado que cuando ya habíamos llegado, la soledad comenzó a flotar.

—Espera aquí—ordené.

—¿Está segura?

—Si, quiero estar sola—baje de la camioneta y pase por el lugar que parecía una inspiración a las estructuras de roma, igual de antiguas.

Llegué a la entrada del acuario y efectivamente estaba cerrado, no le di importancia y me senté en el asfalto recargándome en la puerta. Los pensamientos iban y venían, con el tiempo había aprendido a controlarlos.

Un chasquido de una rama tomo mi atención, y me levanté de inmediato cuando vi a una persona de la tercera edad sonriéndome y mirándome.

—Mi guardaespaldas está a unos cuantos pasos—amenacé.

—Tranquila Srta. Thalassa—su voz fue muy dulce y amable que me arrepentí de haberle dicho lo anterior—soy el de seguridad, esperaba que en algún punto viniera, me estaban pagando gratis y ya me estaba sintiendo inútil—carcajeo.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué me esperaba?

—Tenía razón, llega como una estrella fugaz—evadió mi pregunta y repitió esas palabras como si se las hubiera dicho otra persona.

—Siento lo anterior—me disculpe—, pero de verdad no entiendo, seguramente me está confundiendo.

A su edad era demasiado propenso a la demencia.

—Nada de eso, el Sr. Baldwin me dio la orden que cuando usted viniera le abriera el acuario.

Su simple nombre me volvió a fundir en una nebulosa, llena de colores, diamantina y música que había hecho para él.

—¿Él ha estado aquí?

—Casi todos los días, pero dado a su ausencia pensó que sería porque él se encontraba aquí.

La puerta se abrió y tal como el señor dijo, su aroma persistía, su sombra se había impregnado en la oscuridad.

—Le he cuidado bien a sus peces, él dice que esos son sus favoritos, de hecho, creo que también los de él, porque cada vez que venía los miraba por horas.

El cosquilleo en mi cuerpo estaba subiendo lentamente convirtiéndose en una tortura.

—Muchas gracias—le sonríe y él me la devolvió.

—La dejo sola.

Asintió y se fue.

Solté un grito y una pataleta como una niña de cuatro años.

¿Por qué lo hacía tan difícil?

Una cosa era que no me correspondiera y otra que se fijara en cada detalle ¿en qué momento Marck inicio a admirar a los animales? Si al único que admiraba era a el mismo.

Cada segundo de ese día estaba más convencida que la rueda de prensa había sido lo mejor para no volver a desconectarme.

Además, lo que había dicho no era mucha mentira que digamos, lo mío si fue cierto, y a pesar de que yo no supiera de los medios en los que se encontraba Marck, las noticias siempre decían que sus ventas habían aumentado un poco cuando comenzó a fingir conmigo.

Aclare mi mente, no venía a pensarlo sino a distraerme de todo.

Observe los animales acuáticos un cierto tiempo, sin duda el señor había hecho bien su trabajo, cuando saliera le iba a preguntar su nombre, pero como siempre el universo siendo mi jugador contrario, me hizo perder de la peor manera.

Cuando me iba encaminado hacia la salida unos pasos me hicieron retroceder, la oscuridad se intensifico y un aroma embriagador me dio otro golpe de perdida sin saber de dónde había llegado. Sus ojos parecían que eran lo único que se encontraba en la penumbra.

—Rápida, cósmica y brillante—esas palabras se sintieron cómo la seda.

—Una estrella fugaz—respondí cómo si me hubiera dicho un acertijo.

La luz lo toco y me quede estática de ver como incluso algo más veloz que él no lograba opacarlo, todo lo contrario

—Cada vez que te recuerdo solo te encuentro más cualidades—sonrió un poco.

Me dejo sin palabras, el lugar mágico se había convertido en un atrapa energías; porque no solo me había quitado el habla, sino también la capacidad de mis movimientos y como iban la cosa, hasta de pensar.

Me maldije en mis adentros, era más sencillo ir a Pacific Park

—Sabía que ibas a venir a refugiarte aquí, en Pacific Park hay mucha gente—habló con suavidad mientras me observaba.

—Solo pasaba por aquí, no es que no tuviera otro lugar al que ir—Quería que eso sonara como si no me importara su presencia, pero la ironía gano.

—Es tuyo, puedes venir las veces que quieras, Cecil—Antes de que yo pudiera hablar, él levanto la mano—. Aunque solo pases por aquí—repitió ocultando una sonrisa.

Mis mejillas subieron a un tono rojo, me sentía tonta al no entender que por más que me ocultara de Marck, él siempre iba a saber más cosas de mí que yo misma.

—Gracias, pero ya no creo que sea necesario.

Obligué a mis piernas a que reaccionaran y aunque fue difícil lo había logrado, pase por su lado lo más rápido que pude, pero el tacto en mi muñeca por parte de él me detuvo, solté un jadeo involuntario y su orbes brillaron, pase saliva con dificultad mientras lo volvía a observar de cerca.

—Se lo que paso—su agarre se volvió delicado—, siento no haber estado aquí para resolverlo.

—No importa, ya lo resolvieron por mi otras personas.

—¿Y lo resolvieron de la manera en la que yo lo hago? — no había sonado con arrogancia, sino con culpa.

Me atrevía a estar con él después de lo que había dicho porque estábamos en un lugar cerrado, sin embargo, sentía que había miles de ojos observándome.

—Depende de cómo lo tomes tú.

Me sentía culpable de estar cerca con él después de la rueda de prensa, pero no había sido tan malo, solo me estaba defendiendo de lo que él no quería terminar y solo me acarearía problemas.

Pero también podría sacar provecho, a él no le importaría y lo haría sin dudarlo.

No, Cecil.

—¿Tan malo fue?

Me encogí de hombros.

—Me puedes soltar, mi guardaespaldas me espera—pedí antes de que me hundiera yo solita.

—Primero necesito decirte que es lo paso.

No necesitaba explicaciones que yo ya sabía, si estaba conmigo en ese momento era porque no tenía nada que hacer. Seguramente se había desvelado a hacer su trabajo para poder venirme a alterarme.

—No me tienes que decir nada—de nuevo me encamine y casi llegando a la puerta me enjaulo en una cárcel con su brazos.

—¿Tanta prisa de irte? —su aliento a menta combinada con el wiski nublo mi mente.

—De...masiada—el intento de mantener la cordura estaba desapareciendo.

—Cecil—saboreó cada palabra, dado a la oscuridad su mano en mi mejilla me tomo desprevenida.

—Marck...—jadeé.

—No había sido tan fan de mi nombre hasta ahora—su voz se volvió más gruesa.

—No otra vez, por favor.

—No le tengamos miedo a la tormenta que solo tú y yo podemos crear—sus manos las bajo dejándolas a la altura de mi cintura—te voy a dar lo que tú me pidas, pero...

—Eso lo hubieras dicho antes de que algo tan simple se volviera complicado—le reclamé con un nudo en la garganta—. Mañana la gran noticia será que yo te estuve utilizando, y no ambos.

No hubo expresión alguna y no quito la distancia como pensé que lo haría, no me miraba con odio, simplemente parecía que estaba pensando.

—Pues si la única manera de volver estar juntos es haciéndole caso al espectáculo, utilízame, Cecil.

Me quede perpleja ante lo que había escuchado y él seguía como si nada.

—No es tan fácil.

—Pues hagámoslo fácil, pídeme lo que quieras.

Juro que me quería reír por las tonterías que estaba diciendo, quería pensar que era porque estaba ebrio, pero no se miraba en ese estado.

Nos miramos, él me veía con diversión esperando mi respuesta y yo seguía debatiéndome en si lo que quería pedir era lo correcto. Me podía sentir una tonta por haber pedido su ayuda, pero el me busco a mí, porque por más que me doliera yo ya no lo hubiera hecho.

Además, el primero me había ofrecido su ayuda.

Si, tal vez no me podría dar lo que de verdad quería yo de él, pero si le podía pedir más, porque por alguna razón lo hacía sin rechistar.

—De acuerdo—dije de la misma forma que él hablaba cada vez que planeaba algo, pareció notarlo que elevo una comisura de su labio—. Quiero grabar un disco.

—Bien, te conseguiré un productor y una disquera nueva.

—No, quiero seguir con mi mismo productor y la disquera por igual.

A pesar de que estábamos en la oscuridad se veía claramente la cara de satisfacción que él tenía, pero no se había dado cuenta que la que estaba mandando era yo.

—Todo se hará a tu manera—acortó la distancia pegando su cuerpo hacia mi—, si esa es tu condición para estar juntos está bien.

La burla me estaba consumiendo, aún no se daba cuenta que él había perdido el poder entre nosotros dos. Probablemente lo recuperaría después, pero tenía que disfrutar el momento.

—Marck, no estamos juntos—aclaré—, tampoco estamos fingiendo, es como tú dices... trabajo.

Apretó la mandíbula y sus ojos se abrieron del sorprendimiento, ya lo había entendido, pero sabía que la palabra no, no estaba en sus respuestas para mí.

—Cómo tu digas.

🌙🌙🌙

Cecil después de darse cuenta del poder que tenia en Marck:

Bueno espero les haya gustado el cap, recuerden votar y comentar si fue así.

Abajo les dejo una parte para que odiemos juntxs a Music Word

Nos leemos pronto<3

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