15
Marck
Durante 5 meses
"Baje las escaleras feliz y rápido porque iba a ver a mi madre después de dos meses; en mis manos traía un carrito de juguete color negro que había hecho funcionar porque así me lo habían pedido las personas con las que me mandaba mi padre. Cuando me iba acercando a la luz, mi felicidad paso a confusión, cuando la vi con la cabeza recargada en la mesa de cristal.
Mi ingenuidad de cuatro años había pensado lo peor, así que temeroso le acaricié su espalda, se sentía suave por el suéter que ella misma había diseñado y confeccionado; no obtuve respuesta. Era extraña la combinación de la tranquilidad con lo único que se escuchaba, que era el tocadiscos, estuve a punto de irlo a quitar, pero...
—¿Por qué la vas a quitar? Si es mi favorita pequeño.
Su voz suave hizo que la girara a ver y una sonrisa se dibujó en mi cara. Sus ojos azules se veían cansados. Su cabello pelinegro bien arreglado al igual que toda su vestimenta me confirmaba que todo estaba bien
—Mami—corrí directo a los brazos que ya me estaban esperando. —creí que dormías.
—Y perderme de ver lo hermoso que estas creciendo—con su nariz acaricio mi cara.
—No, no hagas eso, me haces cosquillas—reclamé entre risas. —¡Basta! Mejor cuéntame cómo te fue con tus diseños.
Me sentó en la mesa y separo un poco más la silla. Yo la miraba con admiración, porque era de la misma forma que había visto que la miraba mi padre, como si fuera el único ser que existía en nuestro mundo.
—Te prometo que pronto dejare de hacerlo para quedarme todo el día contigo—alboroto mi cabello. Sonreí.
—¿Todo el día? —inquirí recordando todo lo que me hacían hacer cuando ella no estaba.
—Si cariño ¿Por qué? —tomo mi mejilla y su sonrisa se esfumo cuando agache la mirada.
No sabía si decirle, fue la última vez que sentí miedo.
—Es que no me gusta donde me lleva mi papá—susurré.
—¿Dónde te lleva? —frunció el ceño.
—Cariño—llego mi padre.
—Antoni—mi madre se levantó junto conmigo y fuimos hacia él.
Creí que iba a ser un abrazo familiar, sin embargo, mi madre me soltó, no sin antes darme una mirada de cariño, luego de eso se puso a llorar con mi padre el cual la apretaba fuertemente diciéndole que todo iba a estar bien.
—¿Qué sucede? —Quería saber que era lo que estaba haciendo sufrir a mi mamá.
—Nada campeón, ve a tu cuarto.
Hice lo que se me ordeno, aunque si no lo hubiera hecho y me hubiera quedado con ella nada de eso hubiera pasado.
Al siguiente día, desayunamos como familia, parecía que mi madre ya no le importaba por lo que había llorado; le enseño unos bocetos de joyas a mi padre las cuales había aceptado complacido.
—Llevare a Marck al parque—avisó mi madre.
—De acuerdo—contestó mi papá besándole el dorso de la mano.
Estando en el parque nos divertimos lo suficiente, porque después anhele más tiempo.
—Quiero uno de esos, Holiday—le señalé los helados.
—¿De qué sabor lo vas a querer? —agarro mi mano.
—Del sabor que tú quieras—mencione admirándola desde arriba.
Ya no se veía tan cansada y su sonrisa radiante siempre me la contagiaba.
—Dos de chocolate.
El señor que nos atendía no los dio y seguimos caminando, hasta que llegamos a una banca, ambos nos sentamos y mientras devoraba mi helado sentía su mirada, solo que no se la devolvía porque me daba vergüenza que me viera manchado.
—Marck, mírame.
Negué.
—¿Le estas diciendo que no a tu mamá?
Asentí.
—Marck.
—Es que estoy sucio de la boca.
—Cariño que querías, es helado—me acerco hacia ella y me dio un abrazo. —sabes lo mucho que te quiero ¿verdad?
—Si, de la misma manera en la que yo lo hago.
—Exacto—sus gestos cálidos en mi cabeza hacia que cerrara mis ojos—quiero que me prometas una cosa.
—¿Qué cosa?
—Prométeme que cuando te conviertas en el hombre exitoso que estas destinado a ser, no se te olvidara el cómo empezaste, no humillaras a menos que sea necesario, serás buena persona solo con la gente que se lo merece.
—Prometido—entendía bien sus palabras, pero no entendía el porque me las estaba diciendo.
—Una cosa más, haz que la gente te admire por todos las cosas gigantescas que lograras, a tal grado que cuando miren al cielo y miren una estrella te comparen con una de ellas.
—Prometido.
Llegamos a la casa y me mando con una sirvienta a que me diera de comer, para después mis clases particulares.
—No olvides cuanto te amo.
Me dio un abrazo y yo se lo correspondí con la misma intensidad.
Pasaron las horas, comí, merendé, hice mis labores escolares y extracurriculares, y cené esperando que mi madre me acompañara, al no ver ningún rastro de ella, fui hacia su habitación, la música salía de esta, estaba tan alto el volumen que la vibración se sincronizaba con los latido de mi corazón.
Toque una vez, y no hubo respuesta, una segunda y tampoco.
—Holiday—tome el pomo de la puerta y la empuje con precaución.
Repare su cama y no se encontraba, mi cuerpo tembló cuando abrí la puerta totalmente y encontré a mi mamá colgada del ventilador, a causa del peso este se rompió y también colgaba del techo, mi madre tenía los ojos cerrados y el cuello rojo a causa de la cuerda que se encontraba en él, mis lagrimas salieron cuando observe su pijama que yo le había regalado el día de su cumpleaños.
La desesperación me lleno y la jale de sus pies fríos, dado a que no tuve éxito, me quede prendido a sus pies.
—Mami Holiday, por favor despierta, bájate de ahí ¡por favor!
Los pasos en los pasillos me pusieron alerta y me aferre más a ella, porque sabía que quien sea que entrara me quitaría de su lado. Mi padre entro junto con otro hombre.
—Holiday, amor, no—mi padre se puso de rodillas viendo su cuerpo, llorando porque se había ido la mujer que más amaba. —sácalo de aquí.
—No papá yo quiero estar con ella.
Sin escuchar mis suplicas aquel hombre me agarro, y lo único que mis oídos captaron fue la música, mis llantos y los lamentos de mi padre.
Después de aquel momento, ya no tuve miedo a lo que me hacia mi padre, porque sabía que gracias a eso cumpliría las promesas que le había hecho a mi madre. A principio creí que su suicidio había sido a causa de su enfermedad, pero después de una exhaustiva investigación me encargue de vengarla y me asegure de que su nombre como diseñadora de modas quedara limpio porque así era.
Y de los que la humillaron públicamente, no están muertos porque así lo quise yo, era mejor dejarlos vivir en la miseria, sin poder, que acabar con su vida"
Aquellos recuerdos hicieron que me desconcentrara de la propuesta, observe a Malena y a pesar de no fuera experta en el lado empresarial, tecleaba su laptop como si lo fuera. Volví a mi trabajo y estaba haciendo miles de balances para que quedara perfecto y no me molestara mi padre con que faltaba otra cosa, cuando él sabía que no pasaba nada.
Malena puso música y de inmediato mi sistema reacciono.
—Puedes apagar eso—ordené.
—Raro no—seguía en lo suyo—, pediste que cantara Cecil, pero aquí no lo soportas—hizo lo que le pedí.
—Es diferente.
Asintió con ironía.
—A mi parecer estas cifras están bien, pero tendrás que contratar a alguien que diseñe espectacular para tu propuesta y ya está.
—Lo tengo en mente—me recargue en mi asiento.
—Me retiro, entonces.
—Espera—me miró con seriedad—ve a su fiesta de Cecil
—¿Qué? —la indignación en sus orbes era obvia.
—Lo que escuchaste—me levante de mi asiento para ir directo por un wiski.
—No voy a hacer eso.
—Soy tu jefe—le recordé con autoridad.
—Y yo soy tu empleada, pero dentro de este edifico, estando afuera te puedo ofender las veces que se me dé la gana.
—Ahorita estas dentro de mi oficina y me estas alzando la voz.
—Si—lo acepto sin culpa—pero porque te estas comportando como un idiota.
De cuando acá lo jefes eran insultados por simples mortales. Pero recordé que Malena también era alguien que se podía diferenciar con la perfección.
—Es un favor, te lo ordenó.
—Marck Baldwin me esta ordenado un favor—fue hacia el sillón tomando su bolsa con una sonrisa—. Dos cosas; lo favores se piden, no se ordenan y segundo deja de ser un idiota y si la quieres ver, ve hacia ella.
—No puedo.
—Bueno, pues suerte en tu infierno.
Y se fue dejándome con mis pensamientos, no podía volver hacia Cecil, volvería a lo mismo, me alejaría de ella. Porque Cecil es espectacular, no se tenía que esforzar para que la quisieran, el claro ejemplo es que a Malena le cayó bien desde el primer momento y conmigo tardo más de un año para que lográramos tener una conversación fluida.
Ella no era difícil de conquistar, sino difícil de merecer. Llevaba la excelencia en su sangre.
Y yo, cada día me tengo que esforzar por ser lo que soy, y si hacia lo mismo con Cecil iba a ser un caos para los dos; porque me iba a esforzar tan inhumanamente, que ¿si para tener su misma luz, se apagaba la de ella?
Encontraría a alguien.
Pero no quería que la encontrara.
Se enamoraría de alguien.
Pero no iba a ser yo.
Le contaría sus datos curiosos a otra persona.
Pero solo quería que a mí me los dijera.
Iba a dejar que otro la viera realmente.
Pero eso yo lo hice primero.
De todos modos, hubiera cosas positivas o no en esto, simplemente los dos no cogeneraríamos, éramos diferentes, yo me tenía que alejar de nuevo de todo lo público y me tenía que centrar en lo que de verdad aspiraba, sacaría a Cecil de los más profundo de mí, así me desgarrara lo iba a hacer.
Ella estaría bien y si no lo estaba, tampoco me metería.
🌙🌙🌙
Antes de irme a Londres tenía que hacer una junta para que todo quedara perfecto para que Malena se quedara al frente, tenía que buscar diseñadores de joyas y conocer más la empresa de mis padres.
—Le aseguramos que todo ira bien por aquí—aseguró uno de los socios.
—Lo sé porque por eso se quedará a cargo Malena.
Algunos socios no estuvieron muy de acuerdo, pero primero muerto que dejar a alguno de esos idiotas.
El iPad de Malena sonó, su expresión cambio y seguido me miro a mí, acerque mi mano para quitarle el aparato, Malena puso resistencia, pero no quería hacer un espectáculo enfrente de todos esas personas.
—¿Qué sucede? —averigüe apretando los dientes.
—Nada...—cerro los ojos—Marck...
Sus palabras quedaron en el aire, cuando mi padre entro a la sala de juntas, los socios lo saludaron y deje de lado el asunto con mi asistente.
—¿Qué haces aquí? —dije sin mucho humor.
—Hola padre ¿Qué tal haz estado?
Con una simple mirada hice que los socios salieran dejándonos solos a los tres.
—Marck, yo...
Gire a ver a malena, estaba preocupada y nerviosa.
—¿Qué pasa?
—Levine ¿verdad? —intervino mi padre. Ella asintió—si, conocí a tu madre, una excelente bioquímica, supongo que igual que tú.
Malena se congelo.
—¿Qué tiene que ver todo esto? —mi paciencia se estaba agotando.
Ambos se miraron como si supieran algo que yo no.
—Reservare dos vuelos—indicó y salió.
—Dado que volverás a tu hogar quise venir por ti.
—Ya no soy un niño de siete años—recordé recogiendo todo mi papeleo.
—Lo tengo claro, hijo.
Sus visitas se me hacían incomodas, volvía al pasado con él, y no me dolía recordarlo, solo que solo me molestaba que eso oscuro no me permitiera merecer algo que realmente anhelaba.
—Sus boletos están listos, saldrán en una hora—avisó mi asistente.
—Que eficiente—le dijo mi padre sonriendo como si hubiera conseguido algo.
No le importancia.
—Iré por mi equipaje y nos vamos.
Mi padre venia tarareando, como si hubiera pasado algo muy bueno.
—No puedo Marck—soltó Malena.
—No vengas con estupideces que no te sientes capaz por te juro que te despido—me di la vuelta, solo estaba nerviosa.
Pero ella nunca se ponía nerviosa, vi a mi padre que la miraba con advertencia, junté todos los pedazos y entendí.
—Me despedirías si no te lo digo.
—¿Qué le paso?
Me enseño la noticia, la sangre me hirvió y quería llegar a ella; como era posible que con alguien como yo estuviera más a salvo que con su propia familia.
—Vete tú, yo te alcanzare después.
—¿Qué piensas hacer Marck? ¿volver a hackear todo LA?
—Si eso arregla el problema, sí.
—Déjalo ya, esa mujer solo está manchando tu nombre y reputación.
—Estas equivocado, ella no hace eso.
—Me doy cuenta de lo que sucede aquí, pero si tanto la quieres piensa en ella.
Saco su teléfono y saco otra noticia, en donde estaba siendo buscado por ser el hacker más peligroso, no me creía eso, porque yo siempre cuidaba bien ese tipo de movimientos, pero en ese momento solo pensé en Cecil, si lo volvía hacer y había una falla, la que saldría manchada era ella y Cecil no debía estar involucrada en todo este asunto ilegal.
Malena y yo nos dimos por vencidos ante mi padre.
Ella sabría que hacer, me mantendría al tanto, pero mientras a mi Cecil la tendría que dejar con ese problema para protegerla de otro.
Saldría de esa, confiaba en ella.
No sabía si iba a regresar o la iba a volver a ver, y pareciera egoísta, pero lo único que pensé durante el vuelo fue:
No te olvides de mí.
🌙🌙🌙
La empresa Holiday&Ho, era mucho más grande que lo que recordaba, la paredes eran de color azul, las oficinas tenían cristal y podías observar el trabajo de los demás. Mientras pasaba, todos los trabajadores me saludaban y yo les respondía.
—Podrás con todo esto—afirmo mi papá.
—Es obvio no.
Soltó una carcajada y me abrazo por los hombros.
—Estoy orgulloso en lo que te has convertido.
—Mi madre también los estaría.
—Claro—dijo entusiasmado—por poco perdías el rumbo, pero regresaste.
Nos adentramos a su oficina, era parecida a la mía solo diferente color, la de él estaba más colorida y la mía más oscura.
—¿La extrañas?
Un momento hubo silencio después saco un pañuelo y se limpió el líquido que le había salido de los ojos.
—El azul era su color favorito—extendió sus manos admirando toda su oficina, la de él era la única que tenía privacidad.
—Nunca se me olvida—mi corazón empezaba a doler—. Necesito buscar diseñadores de joyas ¿conoces a alguien?
—Conozco a alguien—su voz se tornó a sospechosa—te va a agradar.
Mi cara era todo lo contrario a agrado, quería astros en mi vida, planetas alineados, karma astrológico, quería todo eso. Estaba a punto de hacer ceder a mi padre de que me diera la empresa sin competir porque estaba claro que mi propuesta es la mejor, pero me sentía vacío.
Necesitaba rit... no, no necesitaba rit...
Mi vida sin el ritmo estaba perfecta.
Todo octubre me la había pasado en donde me hospedaba, de nada servía que Malena estuviera a cargo si desde lejos yo lo hacía. No quería salir, tampoco ir a la casa de mi niñez y recordar cosas que ya no debía.
—Me pagaras de todos modos.
—Eso es lo justo—dije a través de la videollamada.
—¿Y cómo te va?
Me encogí de hombros.
—Prende una vela.
—Si hay luz, solo quiero estar en la oscuridad.
—No idiota, para que te descongeles un poco.
Estuve a punto de sacarle el dedo, pero no era muy respetuoso de mi parte.
—Te mandare esto, y ya sabes cómo arreglarte con los bancos.
—Cecil, ya empezó su gira.
Su cometario me detuvo en cortar la llamada
—¿Cómo va? —averigüe sin mostrar tanta importancia.
—No creo que te interese—ahora ella iba a cortar la llamada.
—Ni se te ocurra, Malena Levine—mi voz sonó más gruesa y fría que de costumbre.
Sonrió de una manear oscura.
—Resulta que tu ser de luz hizo dos conciertos en LA, las veces que pasaba en mi auto se escuchaba su voz, llena de energía y alegría, de hecho, tenía fans afuera del estadio.
Y así hasta llegar a enero me la pase escuchando a Malena, contándome de cada uno de sus concierto, hasta hice que viajara a Las Vegas para que pudiera entrar a uno y me contara con más detalle.
Una noche sentí su presencia, sentía que estaba respirando aire limpio, estaba pasando por aquello que ella llamaba "el universo se está alineando con lo que quiero"
Quería saber por qué.
Para alejar esos pensamientos salí a la calle, y observaba que varias personas iban vestidas para un concierto, mis instintos entendieron y seguí a aquellas personas, hasta que llegué al estadio de Londres, lleno de luces y filas de personas esperando entrar. Me dio lo mismo y pase entre el tumulto de reclamos, me aproxime con el de seguridad.
—Déjame entrar—ordené.
El de seguridad parecía que le aburria su trabajo, solo me miraba con cansancio y masticando una goma de mascar. Parecía que no había entendido lo que le dije.
—¿Si me escuchaste?
—Si—bostezó—ahora amigo si me permites déjame seguir con mi trabajo.
—No, no entiendes, quiero entrar—mi cuerpo movió las rejas de seguridad.
—Necesito refuerzos—habló en el radio.
La frustración me estaba llenando.
—¿Sabes quién soy? —dije con autoridad.
—No y no me interesa.
Imbécil.
—Soy el novio de la mujer maravillosa que se va a presentar adentro.
El sorprendimiento de las personas detrás de mí, hicieron que me removiera incomodo.
—Claro y yo soy su hijo—mostro una sonrisa.
La más desagradable que había visto.
—Jamás, nuestros hijos saldrían hermosos, no como tú.
El guardia abrió sus ojos por la ofensa, pero los ofendidos éramos Cecil y yo. A quien se le ocurría compararse.
Una mano toco mi hombro y en seguida encare a quien se había atrevido a tocarme, mi estatura era mayor así que logre intimidarlo.
—Lo siento señor, no puede estar aquí.
—Necesito entrar, si se trata de dinero díganme y se los doy.
—Ojalá solo fuera eso, pero necesita tener boleto para que las barras puedan abrirse—su tono de voz seguía con miedo.
Me acomode el saco y me aleje de toda esa gente que si la iba a poder mirar.
Maldita sea, me sentía enojado conmigo mismo de no saber que hacer.
Vi un poster de ella, me acerque y la contemple como un estúpido maniaco. Mire por todos lados, para que no se dieran cuenta de la estupidez que iba a hacer.
Quite la cinta del poster sin dañarlo y lo enrolle, solo me faltaba buscar a alguien que me vendiera un boleto.
—Usted no puede hacer eso—una voz infantil.
Baje mi mirada y era una niña vestida de morado con diamantina. Era algo insignificante, fácilmente me podía aprovechar de esa niña.
—¿Vas a entrar al concierto? —inquirí muy sutil tratando de sonreír para darle confianza.
—Si.
Carácter duro.
—Te doy un perro, una casa, un viaje y trabajo si quieres más adelante cuando te prepares, pero dame tu boleto.
Me veía como un idiota suplicando un boleto cuando fácilmente podía comprar todas las entradas.
—¿El viaje seria para ver a las princesas?
—Si, si tú lo quieres sí.
Su mano estaba cediendo y su cara de inocencia mostraba que estaba cerrando el trato más grande su vida.
—Mejor no—y paso por mi lado como si nada.
—Niña, te daré todo lo que tú quieras—la seguí y la tomé por sus pequeños hombros.
—¡No, bájame!
—¡Cállate, solo quiero tu boleto!
—Está bien, pero me tienes que comprar un algodón de azúcar.
—De acuerdo—la baje y nos encaminamos a dicho puesto, pero resulta que no solo fue uno, sino tres—. Dámelo.
—Prefiero ver a su novia en persona, usted la ve siempre.
Maldita.
Si supiera que hace mucho ya no la veo.
Con la poca dignidad que me quedaba, de nuevo fui a mi apartamento y llamé Malena para que me ayudara a tener otra solución.
—Es estúpido que quieras conseguir una entrada en pleno concierto.
—¿Entonces?
—Puedes crearte una red social, ahí suben de todo, hasta conciertos pasados.
Negué, era un no rotundo. Las redes y yo no nos llevábamos.
—No tengo otra alternativa, Marck—dicho eso colgó.
Mire mi celular pensado en la respuesta, pero esa nadie me la daría.
Me metí a todo eso de las redes y al fin obtuve una, no le puse mi información más de lo que debía, mi nombre de usuario simplemente era user145986215.
Busque su nombre, y sus fotos y videos salieron hasta que espere a que transmitieran el de esa noche, y en el balcón me la pase contemplando una pantalla, como un... enamorado.
🌙🌙🌙
—Te presento a una de las mejores diseñadoras de joyas.
Esperé a que saliera la dicha persona, y al verla no sentí nada. Michelle Polak, su piel seguía bronceada, su pelo lo había cambiado a lacio y sus ojos verdes seguían igual, nada había cambiado, la sonrisa encantadora que tenía seguía, pero no lograba tener efecto en mí.
Ella nunca había sido nada mío, solo fueron rumores de revista sin importancia. Y si la conocía era porque sus padres tenían tratos con el mío.
—Marck, que gusto volver a verte—me abrazo, su aroma a vainilla me mareo.
—Michelle, lo mismo digo—la separe de mí.
Y ella me devolvió un gesto apenado.
—No quería incomodarte.
—No lo haces—tome asiento y espere a que el mesero viniera.
Ella se sentó alado mío y mi padre estaba enfrente.
—Que bien se ven—dijo mi padre.
Michelle me volteo a ver, pero yo me inmute a esa mirada.
—Antoni dijo que necesitas un diseñador—habló ella—así que si te sirve mi trabajo estoy a tus órdenes.
—Exacto, eso es lo que importa, el trabajo—la observe sin darle gesto alguno.
—Te parece que hoy nos veamos en mi estudio.
Lo dude.
—Eso sería perfecto—intervino mi padre.
—A las seis.
No quería discutir y menos públicamente, iría con Michelle a ver sus diseños solo a eso. Pero no quería acercarme a otra mujer, sentía que estaba traicionado a Cecil, no lo hacía, pero mis ideas eran de ella y para ella.
Paso el desayuno más rápido que de costumbre, hablamos de negocios, piedras preciosas y los demás temas quedaban evadidos.
Llegue a su joyería, bastante sutil y elegante, había gente demasiado adinerada dentro de ella.
Quería saber porque si le hacia una gran competencia a la joyería de mis padres, había aceptado ser una diseñadora para nosotros.
—Aquí solo hay joyas que ya están pasadas de moda y las vendemos al mismo precio a este tipo de gente—señalo todo el sitio.
Se había cambiado de ropa, ahora llevaba un vestido rojo.
¿Acaso quieres me quite el abrigo?
Su perfume se intensifico más.
Olía a cerezas y fresas.
—No tengo mucho tiempo, hagamos esto rápido.
—Está bien.
Me paso a su estudio, con luces anaranjadas le daba ese toque de diseñadora exitosa, por todos lado tenía bocetos tirados, sin terminar y terminados.
Demasiado desorganizada para mi gusto.
—Por ahora tengo esto—me tendió una carpeta.
La abrí, y sin duda era muy creativa, con los detalles era bastante delicada, tenía collares, pulseras, anillos y pendientes. Sus ideas con las piedras eran buenas.
—Me gustan.
—Me alegar saber eso—su acercamiento fue más de lo permitido.
—¿Eso que es? —me separé de ella dirigiéndome a una caja aterciopelada, la abrí y mi corazón se aceleró y algo parecido a angustia apareció cuando vi un anillo de compromiso.
Cecil.
—Yo lo diseñe, sabes que los diamantes significan, pureza, belleza, perfección y también se asocian con el brillo del sol.
Mi sol.
No la podían obligar a casarse, su gira aparentemente iba bien, pero esa preocupación se estaba incrementado.
No, casarse y una mierda. Cecil debía estar conmigo, no con otras persona.
No la merecía, pero iba a hacer todo para hacerlo.
Y las palabras no fueron simples palabras, eran mi evidencia que en cada momento que estábamos juntos me atrapaba y no quería salir de donde me tenía.
Al carajo... si por ese momento mande al carajo todo, primero tenía que asegúrame de que ella aun me necesitara, porque yo sin duda sí.
Ella era mía y lo aceptaría.
🌙🌙🌙
Eran justos y necesarios estos dos cap, espero les hayan gustado y no se preocupen, en el siguiente cap ya viene empieza lo mas bonito, claro que sin olvidar el drama.
No olviden votar y comentar si les gustaron.
Nos leemos pronto<3
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