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Cecil

Durante 5 meses

Estaba en coordinación con las bailarinas, mientras que mi coreógrafa me mostraba los últimos detalles de los bailes para la gira.

Las letras de las canciones no me gustaban, pero sin duda Martin era superior en crear beats que quedaban a la perfección, y sin hacerle caso a las letras me deje guiar por el sonido. Mi cuerpo fluyo, pero mi abdomen dolía por el constante movimiento mientras cantaba, se suponía que ya debía estar acostumbrada, sin embargo, en la primera gira solo contaba de mi presencia cantando sin hacer movimiento alguno.

—Trata de mantener apretado tu abdomen y encuentra una posición que te ayude a mantenerte sin que sea incomodo—la voz de Martin hizo eco en el escenario.

No me sorprendió su llegada, él fue otra de las personas que estuvo durante mi comienzo. Martin es algo similar a mi mejor amigo, pero para él no existe ese término. Lo observe y se quedó quieto mirando un punto fijo, examine el lugar buscando lo que se estaba robando su atención.

—Tú sigue—dijo restándole importancia—, intenta lo que te dije.

Asentí y repetí la coreografía ya sin ayuda de la coreógrafa.

Aprete mi abdomen y un pequeño dolor apareció, pero encontré la forma en la que disminuía; en los pasos de baile intentaba meter un ligero meneo de cadera para descansar y no se viera tan obvio, y para las notas altas hice mi cuerpo hacia atrás, esa posición por primera vez me hizo sentir tan digna de lo que estaba haciendo.

Por primera vez, en ese tiempo de mi carrera había disfrutado algo. Lo analicé y entendí por qué lo había hecho.

—¿Lo hice bien? —me acerqué a la orilla del escenario y Martin me imito.

—Con el tiempo lo iras mejorando—se recargo en un metal que aún no estaba bien colocado.

Mi álbum saldría esa misma noche, eso significaba que Georgina había planeado otra fiesta. Pero ya no me volvería a topar con otra persona que sus lunas estuvieran alineadas con las mías.

Olvidaría su cara... sus ojos.

Perdería su rastro, total, ni siquiera me había tocado tanto como para que sus huellas fueran difíciles de borrar.

Obligaría a mi cuerpo a dejar de arder por él, sería fácil solo tenía que recordar la manera tan fría en las que solía hablar.

Yo solita me podría mantener cálida, no sabía hackear una ciudad, pero se me daba bien escribir y en mi libreta me las pagaría.

—¿En qué piensas? —inquirió dando un sorbo a una mini botella de vodka.

—En nada importante.

—El ego de ese novio tuyo se quebrará—bromeó

Aunque mi cara era todo lo contrario. Giré a ver hacia el escenario, ya no había nadie, así que me pude desahogar con él.

—Nada fue real—solté de golpe y maldiciendo en mis adentros por haberlo dicho en voz alta con otras personas.

—Lo sabía—me miro de reojo.

La sorpresa me lleno y la pregunta estaba a punto de salir, pero Martin fue más rápido.

—¿Crees que soy estúpido, CT?

La respuesta se contestaba por lógica, era obvio que él también tenía una mente brillante, por eso estaba en la cima. Solo la gente estúpida pensaría que esa relación fue real.

Así como yo.

—¿Cómo te diste cuenta?

—Eso es lo de menos, dime tú ¿Cómo te diste cuenta? —me ofreció la botella de licor.

Negué.

—¿Soy muy difícil de querer?

—Contesta mi primera pregunta y tendrás la respuesta.

Una sonrisa maliciosa tiro de mí.

—Si—respondí en tono divertido.

—Muy graciosa.

Me volvió a ofrecer el alcohol, pero me negaba a tomarla, recordaba la primera vez que había tomado, y se sintió bien salir por un momento del problema, pero...

—No quiero que el alcohol se vuelva una salida a mis problemas.

—De acuerdo—dio otro trago.

—¿Iras a mi fiesta?

—No.

—Por favor—pedí—, además Nalla se muere por ti.

Hizo una mueca, a él no le interesaba.

—Primero, Nalla parece que se disfraza a ti y segundo Andrew me cae pésimo—hizo un ademán—y lo más importante, esas fiestas carecen de personalidad.

Ladeé la cabeza dándome por vencida a seguir pidiéndole que me acompañara. Nos quedamos en silencio mirando el espacio que se llenaría la próxima semana. Todo se encontraba sombrío y escenario todavía no quedaba del todo.

Mis ojos se sentían cansados por todo el trabajo que había realizado. Era más un robot que humana.

—Tengo que irme—avisé mientras me levantaba.

—¿Segura que podrás soportar?

—Lo intentare, dado a que no quieres asistir—mencioné, guardando mis cosas.

—No, y que ese hielo que tienes de pareja me congele, yo soy más Team calor.

Esboce una sonrisa, con veinte por ciento felicidad y el otro restante llena de nostalgia.

—Qué raro eres—camine hacia las escalera que me guiaban a la salida— y también no tan inteligente... Marck y yo, ya no estamos fingiendo—trate de que siguiera mi tono divertido teniendo el control, pero era imposible.

Marck era una plaga consumiéndome, atacaba lo más profundo de mi mente, y así también quería que se sintiera por mí.

—Fingieron bien.

Lo ignore siguiendo mi paso.

—Y eso fue todo.

—No sabía que las miradas y sonrisas genuinas se podían fingir, pásame tu manual para saber cómo hacerle y no ser tan obvio demostrando que estoy enamorado de la persona con la que estoy saliendo.

Me detuve y volví hacia él.

—Como productor eres bueno, pero como intento de amigo eres pésimo.

No había nada que discutir, aquí la única enamorada era yo.

—Yo podría decir que ustedes son excelentes, tanto que hasta en simples fotos se podían percibir los sentimientos, o ¿tengo que felicitar al fotógrafo? —ironizó.

Mi frustración y enojo se estaban combinado y no era una mezcla bonita, era más bien explosiva.

—¡¿Qué quieres que te diga?!—una pizca de esas dos cosas apenas salpico—¿Qué me enamore de él? ¡pues sí, lo hice! —tire mi bolsa—, pero lo hice yo sola, y no sabes el martirio que estoy sintiendo por eso—di una vuelta y luego otra, me restregué mi mano en mi cara—, siento... siento... por eso te pregunte si soy tan difícil de entender o de querer.

Martin se acercó y me acogió en un abrazo, en donde no solo llore por Marck, sino también por situaciones pasadas.

—No sé qué clase de amiga tengas, pero la primera regla de las mujeres es no llorar por un hombre.

Me separe y limpie las lágrimas que habían salido.

—No creí que enamorarse se sintiera así—susurré.

—Es porqué lo hiciste como ya nadie se atreve, de manera intensa.

—Trabajare en ya no ser así.

—Es tu esencia Cecil, no quieras cambiarla solo porque algo no salió como esperabas.

Sus palabras fueron tan perfectas para ese momento, pero tenía que tranquilizarme, no quería preguntas por parte de mi madre o cualquier otra persona.

—Gracias, yo...

—Se que te tienes que ir, pero antes solo quiero decirte que no eres difícil de querer, más bien difícil de creer.

—¿A qué te refieres? —fruncí el ceño.

Sonrió y me miro con una pizca de complicidad.

—Cuando lo entiendas nos volveremos billonarios.

Y esa oración permaneció bastante tiempo en mi cabeza hasta poder lograrlo.

—Él regresara, pero no por eso pierdas el rumbo—dijo detrás de mí.

🌙🌙🌙

En la pared blanca estaban proyectando una cuenta regresiva.

Diez. Nueve. Ocho. Siete. Seis.

Mi cuerpo estaba temblado por la angustia de saber el cómo le iría a ese álbum.

Cinco. Cuatro. Tres.

Cerré mis ojos, no tenía por qué preocuparme, literalmente mi vida estaba preparada para sobrellevar la fama.

Dos. Uno. Cero.

Confeti salió volando en todo el salón cuando la cuenta regresiva termino y se ilumino la imagen de mi álbum, en seguida cambio a una de las plataformas digitales en la que se encontraba; los numero empezaron a subir, hasta llegar a una buena cifra.

Algunos invitados me empezaron a felicitar, yo les devolvía una sonrisa.

Seguí mirando la proyección, específicamente el número de reproducciones que iba teniendo la canción, y me di cuenta de que ninguna de las personas que me escuchara me conocía realmente, no tenían idea si de verdad las letras me pertenecían o me hacían sentir identificada, así era esto, había gente que de verdad era mi fan y no podía hacerlas cambiar de opinión, así como los que me detestaban.

Suponía que estaba bien, porque de esa manera funciona el mundo artístico y no me estaba resignado a lo que estaba pasando, porque aún seguía teniendo esa necesidad de poder así mí y hacia lo que hacía, quería tenerlo todo y de verdad, no solo un pedazo y siendo condicionada para tenerlo.

—Aparentemente todo va bien—susurró mi madre—, diviértete antes de que se arruine.

—¿Por qué siempre has tenido poca fe en mí?

Pareció que recordó algo y después me miro con frustración y enojo.

—Quizá porque lo llevas en los genes—confesó con amargura y sonriéndoles a los invitados como si no estuviéramos teniendo esa conversación—, pero claro que en los míos no, yo era una modelo excelente, pero por cosas del destino se arruinan las cosa.

Acorto la distancia y acomodo mi cerquillo.

—¿De verdad me quieres? —la pregunta salió tan baja que creí que no me había escuchado.

Sonrió de una manera extraña, dejo de tocar mi cabello y frunció levemente sus labios.

—Si no lo hiciera ya me hubiera dado por vencida, y me alegro de que Marck ya no esté cerca de ti, temía a que te hiciera cambiar de ideas—toco mi mejilla con cariño que ella solo sabia darme—, recuerda que tu lugar es aquí—señalo todos los invitados.

—¿Y si quisiera que ya no lo fuera?

Frunció su ceño ladeando la cabeza y soltando una carcajada.

—Intenta no cometer un error solo por un día e intentare creerte—me dio un beso en la mejilla—pero déjate de estupideces y ve con tus amigos.

Gire hacia donde estaba Nalla y otras personas que no conocía. Gracias a mi estilo de vida Georgina nunca me dejo socializar con nadie, decía que con las personas que quería relacionarme eran muy poca cosa.

Dejé atrás sus cometarios y sin ninguna otra pregunta fui hacia ese grupo de personas desconocidas.

—Hola—salude a Nalla en voz baja.

—Amiga, estoy feliz por ti—me abrazó—espero que en esta nueva era te vaya mejor.

—Si no hace cosas idiotas, quizás si—se entrometió Andrew.

—No te metas—mi amiga le dio un golpe—ella es buena—sonrió y al mismo tiempo Andrew también.

—Por cierto, y ¿Dónde está Marck? —inquirió en un tono burlón—no eres tan poderosa sin él.

No supe que fue lo que me hizo sentir una punzada en pecho, su ausencia de Marck o que hacían ver que mi poder dependía de hombre.

—Es que, a diferencia de ti, él si tiene trabajo y lo hace muy bien.

—En eso tienes razón, tanto que se fue dejándote enamorada de él.

—Idiot...—mis palabras quedaron en el aire cuando Nalla me tomo del brazo y jalándome hacia a fuera.

Mientras caminaba lo iba mirando con recelo, y él se quedaba riendo como un verdadero idiota.

—No le hagas caso, nena.

Dejamos atrás el sonido y las luces, para estar en un lugar más tranquilo, el salón se encontraba en lo más alto, dado a eso se podía mirar bien todo LA. El piso estaba lleno de pasto y a unos cuantos pasos se encontraba un árbol.

Me encamine hacia este y me deje caer en el pasto húmedo, el vestido de diseñador quedo arruinado después de eso.

—De Martin a Andrew, le voy más a Martin—mencioné con algo de gracia.

—Soy una Hopeless Romantic, voy por lo que es más fácil.

—Eso no es ser Hopeless Romantic.

—¿Entonces?

—Pues como su nombre lo dice, una persona desesperada por el amor, pero también soñadora que anhela tener un amor bonito, pero con una persona en específico.

—¿Así como lo que tú querías con Marck?

Solo pedía que por un simple segundo dejaran de mencionar su nombre.

—Algo así.

—Te dije que jamás pasaría—se puso de rodillas—, tú no eres el tipo de él.

—Ahora lo sé, Nalla.

—Tienes que agradecerme por esto—quedo enfrente de mí, pero entendí su referencia, ella primero muerta que arruinar un vestido.

—Deberías meterte, hace frio—intente que tomara mi sugerencia, quería estar sola.

—Nada de eso, además está a punto de comenzar la diversión.

Por la pequeña discusión con Andrew no me di cuenta de cómo Nalla había sacado dos botellas de vodka.

—Nalla.

—Nada de regaños, lo necesitas—abrió la botella—, el alcohol es bueno para ahogar las penas.

Tenía razón.

Me ofreció la botella de vodka y dude en hacerlo, sin embargo, la parte que no razona en mi tomo la decisión y la acepte. Di un trago grande que raspo en mi garganta, el sabor fue tan intenso que mi paladar lo resintió, pero después de más tragos el sabor ya no existía y el calor en mi cuerpo iba aumentando.

—Siempre hago las cosas mal—dije arrastrando las palabras.

—Así como ahorita, ya estas ebria.

—Lo siento, si lo necesitaba.

—¿Tan mal te dejo, Marck?

—Me ha dejado mal la vida que llevo—alce mis manos con coraje.

—¿Y pensabas que Marck iba a ser tu salvación?

—Que tonta no—sentía como mis ojos se iban cerrando.

—No creo que sea tan malo, yo digo que si te quería.

—¿Quererme? Por dios Nalla, si todo fue falso, que no recuerdas lo que te dijo en tu desastre de fiesta.

—Si lo recuerdo—su voz carecía de humor, su expresión la veía borrosa.

Me quise levantar, pero me lo impidió.

—Me tengo que ir, no debo cometer errores según mi mamá y el idiota que tengo como mánager.

Demasiado tarde, sentí que lo habían susurrado en mi oído y un escalofrío recorrió toda mi columna.

—Nunca entendí algo, Cecil.

Mi cabeza giraba y mi cuerpo se tambaleaba cuando logre incorporarme.

—¿Qué cosa?

—¿Por qué te hicieron fingir con, Marck?

—Pues para que la prensa no pensara que era una golfa, caza fortunas solo porque mi carrera no tenía éxito.

Camine de un lado a otro y cuando entre al salón un vértigo intenso me produjo vomito, sentí como me juzgaron con la mirada los invitados, luego de eso caí al suelo, y el siguiente día mi alarma volvieron a ser los mensajes y noticias.

Y sin dejarme procesar todo lo que de nuevo estaba pasando Andrew y mi madre entraron, Georgina enseguida me soltó un golpe con la revista la cual decía "Además de mentirosa, una golfa por meterse en relaciones ajenas"

—Lo arreglaremos cuando termine la gira—indicó mi mánager.

—¿Qué sugieres tú? —preguntó Georgina a la publicista.

—Centrémonos en la gira y lo más conveniente es no dar una respuesta a esa noticia.

Los tres me observaron y sabía exactamente lo que sus miradas significaban, pero era demasiado tarde para hacer algo porque seguramente él ya estaba volando a Londres para la presidencia de la empresa de sus padres.

Si hablamos de la gira, inicio en octubre y terminaría en febrero, pase por varias ciudades, en donde entraba al escenario y sonreía como si nada hubiera pasado, observaba como algunos fans subían carteles diciendo que me amaban y que me apoyaban, pero eran adolescentes ellos no sabían, ni entendían que era lo que pasaba. Y me sentía más frustrada por hacer mi papel de figura pública bien, no quería que admiraran a alguien como yo, quería que agarraran la bueno de mí.

Y recuerda Cecil, todas quieren ser como tú

Aquella frase que me habían mencionado toda mi vida seguía sin tener sentido, porque aún no me encontraba.

Cuando llegue a dar un concierto a Londres, sentí un ligero alivio de saber que estaba casi cerca de Marck, tenía la esperanza de poder encontrármelo y pedirle que volviera arreglar las cosas, pero seguramente él había vuelto a su vida de siempre, sin espectáculo, y no me atrevía a quitarle esa oportunidad.

En mis penúltimos conciertos fueron de nuevo en LA, Martin aquí si me pudo acompañar y me insistía en que cantara algo mío enfrente de toda la multitud que me miraría, pero me negaba, hasta que llego el último concierto y fue lo mejor que pudo haber pasado.

—Si pasa algo yo te apoyo—me tomo del hombro antes de saliera al escenario.

—No quiero arruinar tu carrera, tu reputación.

—Si me estoy arriesgando es por algo.

Si te lo estoy pidiendo que lo hagas es por algo ¿no?

Cerré mis ojos con fuerza para que su recuerdo se esfumara.

—Lo intentare—giré sobre mi hombro.

Salí al escenario con una sonrisa y saludando a mi audiencia, los gritos eufóricos se amortiguaban por el auricular.

—Hola, un placer volver a verlos—aprete con fuerza el micrófono—, hoy es el último concierto y me siento feliz de estar aquí con todos ustedes—di una vuelta en todo el escenario señalando todo el lugar—. Entonces como es costumbre ¡bienvenidos al Bad Girl Tour! —levanté mis manos y los gritos volvieron hacerse presentes.

Gire hacia Andrew en donde con su mirada suplicaba que lo hiciera y después hacia mis representantes quienes me miraron con advertencia cuando tarde más de lo esperado en empezar a cantar.

Tenía dos opciones, arriesgarme o seguir con mi jodida vida ¿Qué sería peor que eso ultimo?

Fui hacia mi guitarrista y cuando intenté quitarle la guitarra se opuso. Coloqué el micrófono en el suelo y puse mi peor cara.

—Sabes que te pudo despedir si no me la das ¿verdad?

Su cara se contrajo y no le quedó más remedio que dármela, volví a tomar el micrófono y regresé con mi audiencia.

—Hoy antes de empezar haremos algo diferente, les parece—alaridos de nuevo—, quiero que todos enciendan su linterna del celular y lo muevan de un lado a otro mientras canto algo que no está en ninguno de mis dos álbumes.

Suspire y recordaba una letra, pero el sonido lo intentaría improvisar.

Toque el primer acorde y luego me tire al piso quedándome de rodillas...

"Llévame a otra dimensión

Ambos lo queremos, no te detengas

¿Pero ahora que pienso si te fuiste?

Nunca me prepare para eso.

Aun así, me mantendré en lo que me dije.

Pero si regresas te sostendré de la misma manera que lo hiciste conmigo.

Te tengo encerrado ¿pero nunca he sido un cazador?

No volveré a dejar que el miedo entre.

Eso me ha estado haciendo perder el tiempo.

Ya no quiero dar un paso y retroceder dos.

Las lágrimas se volvieron parte de mi ritmo.

Eso no es divertido.

Me adiestraron para esto.

Pero nunca pensé que lo necesitaría para tu ausencia

Regresa a mí, mis brazos son para ti.

Te tengo encerrado ¿pero nunca he sido un cazador?

Cariño regresa, mis miedo te anhelan.

Regresa a mí, que todo lo que dije lo aprendí de ti.

Llévame a otra dimensión

Ambos lo queremos, no te detengas"

Y entendí que si tenía miedo a hacerlo es porque valía la pena el resultado.


🌙🌙🌙

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