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Cecil 

28-septiembre-2016

—Eres muy privilegiada Cecil, todas quieren ser como tu— Fue lo que me dijo mi mánager antes de que saliera al escenario.

Tenía algo de sentido, pero ¿Quién era yo?

recuerdo que en todos los estadios en los que me presente se escucharon abucheos y maldiciones. Sigo sin entender porque las personas habían comprado entradas, si me odiaban tanto.

Creía que todo podía cambiar, mi gira había durado un año y este ya estaba a nada de acabar. No cambio nada, solo seguí soportando.

Creo que si fui lo suficientemente fuerte.

Se suponía que en el after que había organizado mi familia me tenía que divertir, porque estaba más que claro que estaba triunfando, pero no era así, más bien el apellido de mi padrastro era el que estaba en la cima y yo estaba como un parasito pegada a él sin hacer nada. Pero tenía veintiuno, y en esos años a lo único que le había hecho caso eran a las manipulaciones de mi madre.

¿Esa justificación era suficiente para salvarme de todo lo que paso en ese año?

Entre al salón repleto de luces tan brillantes y adornos que a simple vista se veían altamente lujosos. A pesar de que estaba acostumbrada a esa vida, me resulto incomodo ver como las personas invitadas sonreían, parecía que ellos no tenían ningún problema, pasando el tiempo me di cuenta de que ellos eran los que más tenían.

Recuerdo que la primera vez que sonreí en esa esa noche, fue al ver el reflejo de mi vestido, encajaba a la perfección con mi cuerpo, las lentejuelas que se colaban en el se movían cada vez que el viento soplaba. Los medios no pensaban lo mismo, creo que con ese vestido me dijeron que parecía una calabaza mutada que estaba mal cosechada.

Empecé a tener la atención de los invitados, agache la mirada para que mis ojos pasaran desapercibidos.

¿Por qué? La respuesta es que incluso mis ojos grises eran muy aburridos para lo que aspiraba ser y mi cabello rubio no era natural sino teñido.

¿En qué momento la genética se comenzó a comprar?

—¡Aquí está la persona por la que asistieron a este maravilloso evento! —Mi madre me tomo del brazo y ejerció un poco de fuerza en el, lo cual hizo que forzara una sonrisa.

Mi nombre estaba en cada boca que había en el lugar, por un momento quise creerme así de querida, pero Twitter y las reseñas desmentían todo este sueño.

—Te quiero sonriente, Cecil —me advirtió Andrew. Él era mi mánager.

—¿­Como quieres que pase eso? si la mitad de esta gente está comprada por Georgina.

—Dile mamá. No te des el lujo de hacer tus berrinches, no hagas que te odien más —me miro con advertencia.

Me di por vencida, tenía razón.

—Hola a todos, quiero agradecer que hayan asistido a este evento, ya que, para Cecil, mi hija —me señaló— y por supuesto que también para mí, este es un paso muy importante para su carrera, así que quiero que le aplaudan a mi gran estrella.

Todos aplaudieron, la mirada de orgullo fingida de mi mamá comenzaba a hacerme daño, mi cuerpo estaba sudado y mis lagrimas contenidas querían salir.

—¿A qué hora acabara esto? —pregunté.

—No tengo idea.

—¿Vendrá Nalla? No he sacado el celular...

—Soy tu mánager, no el niñero de tu mejor amiga.

Georgina se venía acercando hacia nosotros sin la sonrisa y orgullo que mostro en el escenario.

—Mi querida Green Queen es tu fiesta, haz que olviden todos esta mala fama que agarraste en tu primer sencillo y utiliza tus lentes de contacto.

Si. Cambiaba de color mis ojos para que no me odiaran tanto.

Mi estomago estaba formando un nudo enorme. No podía creer que mi propia madre se estuviera burlando de mí y que además también me estaba echando la culpa, cuando yo había rogado por no cantar las canciones que habían comprado. Incluso hice de todo para que la disquera quedara mal y yo poder líbrame de esto, pero fue inútil.

Era un ejército enorme contra mí.

Necesite tanto a mi papá a Nalla, sin embargo, no estaban ninguno de los dos.

—Nos vamos, cielo.

—¿Me van a dejar sola?

—Cariño, tengo un evento de caridad, tu podrás sola con esto.

—¿Y Andrew?

—Lamentablemente ya se acabó su horario.

—¿Como mánager no debes quedarte a recoger todo el desastre que causamos? —le pregunte, exigiéndole.

—Y es por eso por lo que me voy a mi departamento temprano.

Ambos se dieron la vuelta y se fueron.

Estuve aproximadamente una hora dentro del lugar aguantado todos los sonidos, mi cabeza palpitaba. Me pude haber ido, pero era tan inocente que pensaba que pondrían alguna canción mía.

Cuando iba hacia la salida pensaba que siempre estaría sola y que era bueno acostumbrarme, pero jamás me imagine que mientras ellos cerraron una puerta yo podía sonreír porque le daban paso a otra.

Fue como querer jugar a la cenicienta; la cinta de mi zapato se había aflojado y entonces me tuve que sostener de aquella persona.

—Lo siento señor —me disculpe, tratando de mejorar mejor mi postura.

Auch —Esta vez solo fingió.

—¿Lo volví a lastimar?

—Algo parecido

No comprendía lo que decía, así que solo lo comencé a examinar. Un reloj bastante bonito, un traje bastante costoso y una cara que se quedaría tatuada en mi mente para toda la vida.

Jure que, si astrología era cierta, esta noche se volvió mi momento de suerte, en la parte que dice que con que signo tendremos una conexión especial sin duda se trataría de un piscis, y las galletas de la fortuna que venden en eso lugares chinos mi frase sería algo parecido a "sus lunas se alinearon"

Y si el mundo se pudiera comparar con las partes de una persona sin duda el mar serian sus ojos.

—Le vuelvo a pedir una disculpa, señor

—Basta... —Sus benditos ojos por fin me habían dado atención —llámame Marck, tengo veintisiete—. Al instante que se agacho, lo seguí con mi mirada y se había detenido a la altura de mis pies —. Si querías bailar solo tenías que decírmelo —emití un sonido al sentir el tacto de su mano en mi piel, mis labios se abrieron cuándo observé como sus manos se movían mientras componía el listón de mi zapato.

—Yo tengo veintiuno —Había sonado como una completa desesperada y también como una completa tonta, pero en aquel momento mi cerebro se había ido de vacaciones.

Cuando recuperó su postura, me quede observándolo, sus ojos estaban analizando todo el lugar como si hubiera bombas nucleares en cada esquina del sitio. Las luces manchaban su cara, pero aun así podía identificar perfectamente cada una de sus facciones, mis dedos anhelaban tocar su barbilla ausente de afeitar.

Eso siempre lo hacía más atractivo.

—Brillas mucho —me contempló. Mi cuerpo temblaba, no era una sensación desagradable.

—Yo... yo no lo creo —agache la cabeza, sonado débil.

—No lo entiendo.

—Tampoco espero que lo hagas—sonreí nerviosa

—Dímelo y te puedo sorprender.

— Creo que es mejor que no nos vean juntos —Volvería a pensar en la muerte solo para estar un momento con él, pero también lo haría para protegerlo.

Frunció el ceño dándome a entender que estaba confundido. Pero es que no podía creer que estuvo minutos conmigo y aun no salía corriendo, literal mi cara estaba por todos lados.

—¿No me conoces? — mencioné confundida.

Su cara seguía con una expresión indescriptible, sé que ese momento fue incomodo tanto para él como para mí.

—Tengo la costumbre de irme ante estas situaciones, pero tu caso de verdad me tiene enredado—me explicó, serio y con su porte maduro.

—¿Sabes que si nos ven te tacharan del amante de la Green Queen?

Tenía que decírselo, él estaba en peligro a mi lado. La prensa siempre esperaba que diera un paso en falso.

—¿Green Queen? —hizo una mueca —¿y eso es?

—Pues soy yo.

—Pues a mi parecer sería un honor ser diferenciado con un rey.

Gire los ojos y por dentro una desesperación que en años había sentido.

—No sé cómo más explicártelo— dije y me di la vuelta.

—Haber, es que si no te alteras de esta manera te podría comprender.

Gire, respire profundamente y luego lo volví a mirar. En ese tiempo me resultaba un poco más fácil mirarlo y no ponerme nerviosa.

—Si no me altero de esta manera tú y yo nos podemos meter en problemas— Le podría hacer una presentación de PowerPoint y sigo teniendo el presentimiento de que no lo entendería. —Por mí no hay problema, mi vida es una mierda, pero la tuya apuesto que es tan perfecta que sería la inspiración de manifestación de una persona.

Marck se veía tan comportado, elegante, no quería que el pensara mal de mí. Pero que podía hacer en ese momento en donde pensaba que yo era culpable incluso de lo que no había causado yo.

Sin embargo, el seguía siendo inmune a mis palabras de advertencia.

—No tienes que creer todo lo que ves—tranquilidad todavía— por eso tu vida puede ser tan caótica.

Tenía razón, pero ¿quién se creía?

—Es que no solo lo creo, lo irradias— mencioné de una manera confiada y segura.

—Pues si ha esas vamos yo también tengo algo que decir—me miró extraño, hubo un pequeño atisbo de diversión en su cara—. Tu tampoco quieres estar aquí—Un paso así mí y decepción en mi corazón—te sientes agobiada e insegura porque quieres encajar y no ser solo tu misma.

Aquel gesto que me mostraba después de lo que me había dicho, no había sido tierno, mucho menos empático. Fue duro como el acero que me rompí. Él al instante descifro una parte sin siquiera conocerme.

—Buena lectura ¿eres tarotista o algo así? —bromeé para que se tranquilizara la tensión.

Spoiler: no era la tensión. Era yo.

Soltó una ligera carcajada, ese simple sonido hizo que mis piernas temblaran. Fuera de que estuviéramos toda nuestra platica parados y los tacones de quince centímetros me estuvieran matando... yo estaba segura de que él, el que me hizo flaquear.

—Mi trabajo me permite tener que leer bien a las personas —volvió la voz seria y de acero.

—Tengo que... que irme— suspiré— no te quiero causar inconvenientes.

—¿Y sigues con eso?

—¿Y tú sigues con fingir que no me conoces?

Frustración. Frustración.

Pregunta tras pregunta.

—Es que de verdad no te conozco— insistió— si tan solo me regalaras veinte minutos, te aseguro que serían... suficientes y aun así todavía estuviera intrigado.

Había sentido mariposas, pero en la vida había sentido una estampida de pájaros salvajes.

—Con cinco serían suficientes.

—¿Eso crees que mereces?

—No solo yo. Pero agradezco que tu pienses que merezco más—. Mi garganta tenía un nudo enorme, mis ojos vidriosos y una calma e incertidumbre estaba llenando mi ser—. Me dio gusto conocerte... Marck.

Incluso su nombre lo sentía prohibido saliendo de mis labios.

***

Espero les haya gustado el capítulo. 

Nos leemos pronto <3

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