-Suceso tiempo antes de la saga de los Androides.

- En otros drabbles se irán contando experiencias de ambos personajes protagonistas antes y después de conocerse.

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-Los que cualquiera puede poseer: anhelos internos por lograr algo que a la visión de uno mismo está muy lejos de nuestro alcance; que, por mucho que pudiésemos desarrollar una habilidad capacitada para cumplir los tan ansiados objetivos, más impedimentos se añadirían por el camino, pues las cosas no se consiguen así como así, sino que, si no nos los trabajamos, no seremos capaces de superarnos, y, por consecuente, no se alcanzará lo que se especulaba con tanta decisión, por eso, sueños, sueños son, y, por ello, debe separarse realidad de ficción, pues, en ocasiones, la imaginación nos juega malas pasadas, haciéndonos creer cosas que no son ciertas; yo siempre suelo tener los pies en la tierra, aunque, de vez en cuando, me gusta perderme entre un mundo perfecto, en el que todo sucede tal y como lo esperamos y en el que soy capaz de conseguir ser alguien más que un ser humano más, siendo, por así decirlo, especial.-

-Te entiendo- una voz sobresaltó a la joven de 10 años, interrumpiendo su monólogo interno y sacándola de su profunda reflexión consigo misma; la cual se levantó por puro instinto; pero enseguida se relajó al notar de quien se trataba-

-Caray, Gohan, no esperaba que estuvieses por aquí, creía que te habías ido a casa- las mejillas de la de tez morena tomaron un color rojo; creyó que el chico que se encontraba a su lado con una sonrisa tímida y un tanto cohibida por haberla sobresaltado de dicho modo sería capaz de escuchar los latidos de su tonto corazón, por lo que, aquel pensamiento la hizo sonrojarse con más intensidad, apartando la mirada, buscando que él no captase el gesto, mientras que sentía como una calor ya muy familiar envolvía todo su cuerpo, hasta el órgano que bombeaba la sangre y le permitía la vida que tenía, como todos, en realidad-.

-Pues, en realidad si estaba por irme, pero, acabo de recordar que tengo que ir a por algo de cenar, que mi madre me lo pidió hace unas cuantas horas, y, si no se lo llevo, se va a enfadar...- respondió, con una expresión de circunstancias y una sonrisa de quien sabe que puede tener un problema muy grave si no cumple con lo establecido; su acompañante rio con ganas, actuando más su vergüenza que su razón, le dedicó una mirada cargada de cariño y retuvo un suspiro que casi se le salió por lo divertido y tierno de la situación; no siempre podían pasar tiempo juntos, pero, desde que ambos se conocieron, simplemente, conectaron: ambos amaban la naturaleza, la calma de esta, el río, los misterios, las intrigas, las historias, (sobre todo  si eran contadas por personas de una edad mucho más anciana); disfrutaban de la compañía del otro y de compartir anécdotas. Ambos habían alcanzado cierto nivel de complicidad, por lo que la confianza siempre estaba presente, además del cariño que, consciente o inconscientemente, habían ido desarrollando con el tiempo al saber más y conocerse en profundidad-.

-¿Puedo acompañarte?- Pidió la de cabellos bi-color, a lo que el azabache asintió-

-me gustaría tener compañía, además... me gusta estar a tu lado...- ambos se pusieron levemente rojos al mismo tiempo, apartando la mirada del contrario-.

Comenzaron a caminar, con suma tranquilidad, como si no se hubiese hecho tarde ya; pero no le dieron mayor importancia y continuaron con toda la calma posible.

-Oye... Takeshi...- pronunció el joven Son, tomando la mano de la fémina con suavidad y negándole a ésta dejarse de sonrojar-

-¿s-si?- Balbuceó, estando de los nervios-

-me gusta cuando hablas para ti, tu voz me hace sentirme muy a gusto, pleno, verdaderamente aliviado; sería capaz de dormirme entre tus brazos escuchando solamente el sonido de tu voz, me encanta escucharte hablar de cualquier cosa, es como una dulce acaricia...- desde luego, aquella tarde su rostro no tendría tregua de recuperar su tono normal y dejar atrás el rojo tomate que la envolvía más a cada segundo que transcurría de haber digerido sus palabras y de haberlas saboreado embelesada, con cara de una atontada; pero Gohan no se dio cuenta de los sentimientos que vivían en el alma de su amiga-.

-...- No supo que decirle, simplemente lo abrazó y ocultó su sonrisa emocionada en el hombro de su amado enamorado; se abrazaron, en el silencio y la penumbra de la ya caída noche; las estrellas iluminaban el firmamento y la luna se alzaba, con fuerza, y brillaba, con intensidad, dejándoles a ambos niños un momento muy especial, uno muy hermoso, y muy real-.