-Acción situada en plena batalla de Gohan contra Cell.

-Evidentemente hay variados cambios con los sucesos originales.

-Tragedia.

-----------------------------------------

Las cosas no siempre salen como las deseamos, el mundo no cumple expectativas, juega con las nuestras y las destroza en mil pedazos, porque no tiene compasión, con nada, ni con nadie, ni mucho menos a pesar de la corta edad, todo lo contrario: parecer querer todavía más romper las ilusiones de los pequeños, esos que viven felices, alegremente, sin ser conscientes de que la vida no es ese mundo justo y de color de rosa que tanto representan en los dibujos animados, en los cuáles los problemas se resolverán siempre y a pedir de boca; realmente muy surrealista. Lo peor de todo es que los niños crecen con esa idea en la cabeza: "seré el mejor en lo que me gusta, porque es lo que le pasa a mi personaje de anime preferido", y NO, rotundamente, la idealización en algunas series resulta ya casi asquerosa: como nunca hay consecuencias, como jamás hay una enseñanza verdadera, además del gastadísimo: ¡persigue tus sueños!

Y no, no es que sea malo soñar, pero, hay que aprender a diferenciar de la opinión que se tiene a cómo será la vida debido a la distorsión y manipulación, desde las películas hasta las tontas series donde todo es perfecto y cualquiera logra sin esfuerzo ser el mejor, básicamente inculcado desde la infancia, hasta que se pega el batacazo y se es consciente por la fuerza que la vida golpea con fuerza cuando menos te lo esperas, a cualquiera, e, incluso, al mismo, repetidas veces. Es algo con lo que Gohan se topó de bruces al haber vivido en su propia piel horrores que jamás pudo imaginar: desde ser obligado a luchar y a volverse más fuerte que todos los demás para salvar a su querido planeta, hasta observar como aquellas mini criaturas perfectas maltrataban a sus seres queridos brutalmente; del miedo, estar paralizado: porque constantemente estaban vigilándolo y velando por su seguridad, y, ahora, él no era capaz de corresponder de la misma manera que ellos...

se sentía impotente, furioso, pero no lo suficiente para alcanzar el nivel que tanto le habían metido en la cabeza que debía poseer; quería hacer algo, atacar, llorar, rendirse, gritar de pura desesperación, pero, nada salía, su cuerpo no respondía... y su voz mucho menos aparecía..

cuando todo se veía prácticamente perdido, el joven Son abrió los ojos de la sorpresa al ver a aquella figura femenina acercarse corriendo hacia él, decidida, como si no temiese a la muerte, ésta gritó su nombre, y, al llegar a la altura del muchacho, se lanzó a sus brazos, consolándolo indirectamente.

Las lágrimas no se hicieron de rogar y se aferró a ella: a su salvavidas, a la chica que tanto lo había apoyado, que tanto habían conectado, por lo bien que habían hablado y conocido del otro; porque, en sus brazos, los males se disipaban, se alejaban; aunque, en aquel caso no se marchaban, como si había pasado en otras malas situaciones del joven saiyan; no obstante, presintió algo extraño, más cuando la atenta Ketsudan cambió la posición en la que se habían encontrado anteriormente, y se posicionó delante del chico, sin soltarse del abrazo; confundido, iba a preguntarle sobre aquello, hasta que, de sopetón, las siguientes acciones transcurridas tomaron un ritmo tan veloz que Gohan a penas pudo asimilar que lo pasaba:

-Takeshi, ¿por qu-?- Lo empujó de golpe, apartándolo justo a tiempo del rayo que iba directo hacia el guerrero; quedó perplejo, viendo caer a su única amiga al suelo, con los ojos descoloreados y con su posible exhalado último aliento, cayendo al suelo sin ya nada de vida dentro-.

La miró, una y otra vez, mientras que, de vez en cuando, paseaba una mirada de soslayo al androide que había causado aquel daño, algo irreparable; riendo el bicho para colmo, burlándose de su desgracia; y el Son ya no pudo más, porque habían asesinado a una de las personas que más quería en aquel mundo, lleno tanto de gente buena, como de desgraciados sin corazón como lo era aquel tipo ante sí mismo.

No pensó, no razonó, no temió, todo por una razón: acababa de perder el poco control que le quedaba, el último resquicio de cordura que tanto le había dicho que no cometiera locuras; con toda una fuerza que jamás esperó, chilló con una gran potencia, llamando la atención de todo ser viviente allí presente; porque el dolor que sentía le estrujaba el corazón y lo hacía enloquecer de pura frustración: estaba muerta, Takeshi Ketsudan había muerto a manos de Cell, protegiendo a su amigo del peligro, una acción casi instintiva de ella, queriendo apartarlo de los daños que él pudiese sufrir, y su pérdida era lo que más dolía, lo que más lo enfurecía.

Con lágrimas de rabia, destruyó a todos aquellos mini-Cell con una frialdad tan apabullante que descolocó a todos los guerreros z; destrozó tanto física como psicológicamente al presunto asesino, con una furia tal que hasta los mismos que conocían y habían convivido con Gohan no lograban hallar a ese pequeño niño, inocente, que creía que las cosas podían arreglarse a base de diálogos, ¿dónde estaba ese Gohan en aquellos momentos?

Algo de lo que solamente Piccolo y Goku pudieron percatarse, fue de que, en ningún momento, el pequeño luchador pudo detener sus lágrimas; aquella pérdida lo había golpeado fuerte, muy a dentro de su destrozado corazón, que palpitaba con menos fuerza y con dolor, porque la había perdido en tan solo unos malditos segundos, unos estúpidos segundos de bloqueo mental en los que ella pudo hacer aquella locura; pero, por ese motivo, es que la iba a vengar, iba a luchar como nunca antes hubiese podido obrar, porque  Takeshi volvería a respirar, para ello, lo debía derrotar.

No pensaba andarse con rodeos.

Lo iba a pulverizar.