Capítulo veinti uno: Diseño en blanco y negro
Hal comió un sándwich de atún frío (lo más parecido a una comida que había tenido en algún tiempo) mientras deslizaba un pen drive en la computadora de su casa y comenzaba a buscar en los archivos. Había usado su autorización como piloto de la USAF para mover algunos hilos y conseguir que un amigo técnico militar de confianza empezara a buscar cualquier información disponible sobre Debbie Darnell.
Tom había copiado los registros de empleo de Darnell de Ferris Air y se los había entregado también a Hal, y el propio Hal había compilado todo en ese pen drive para que lo leyera cuando tuviera la oportunidad de verlo. Con su agenda cada vez más apretada, había pasado casi una semana desde el fracaso del segundo Peregrine antes de que pudiera encontrar una ventana de tiempo para sentarse y mirar la información de Darnell correctamente.
El archivo de empleo de Debbie Darnell fue lo primero en lo que hizo clic. No contenía mucho más que su información básica (nombre, edad, correo electrónico, etc.), historial en la empresa y su currículum, que era extrañamente escaso. Darnell dijo que se graduó con un título en aviación de una universidad de la que nunca había oído hablar, pero que no tenía experiencia laboral previa: Ferris Air fue su primer trabajo. Si bien eso no era extraño en sí, si lo fue la breve nota en su archivo que revelaba que Carol la había contratado personalmente tanto para la empresa como para el proyecto Peregrine.
Hal se confundió, incapaz de determinar por qué Carol se había interesado tanto en Darnell y confiado en ella en el proyecto Peregrine cuando no había nada en su currículum o en el registro de la empresa que indicaba que había sido particularmente notable. Era una trabajadora sólida, pero nada especial y para merecer la atención de la CEO de una empresa multimillonaria, uno tenía que tener conexiones personales o ser profesionalmente excelente.
-¿Quién eres, Debbie Darnell? – Hal se preguntó en voz alta, tomando otro bocado de su sándwich –
Sonó el timbre y con una repentina y espeluznante sensación de déjà vu, Hal se levantó para abrir.
Era Barry y... no estaba feliz. Hal podía decir eso por los ojos entrecerrados y los brazos cruzados de su amigo, pero no tenía la menor idea de por qué estaba molesto el velocista, ni cómo se relacionaba con él.
-¿Barry...? – Sin ser invitado, Barry entró en la casa; pasó rozando a Hal para caminar alrededor de la sala de estar sin supervelocidad, para alivio de Hal. De lo contrario, la alfombra nunca resistiría la fricción – Barry, ¿qué está pasando?
El velocista se dio la vuelta para mirar tenazmente a Hal, pero él seguía sin hablar. Hal estaba empezando a irritarse un poco.
-Barry, no viniste hasta aquí para darme el tratamiento del silencio. Sea lo que sea que te enoje, escúpelo o regresa cuando realmente quieras hablar.
-Estoy tratando... – dijo Barry finalmente en un tono cuidadosamente controlado – de no juzgarte. Sé que debe haber sido abrumador, horrible y extremadamente difícil de aceptar. Entiendo que has perdido amigos... personas queridas para ti. Sé que todo lo que condujo a ese punto te había probado y puesto a prueba y sacudido tu confianza... ¿pero qué diablos pasa contigo, Hal Jordan?
Hal miró boquiabierto a Barry, momentáneamente aturdido.
-¿Qué?
-En caso de que no lo hayas adivinado, estoy hablando de tu renuncia – gruñó Barry – Tanto de la Liga como de los Green Lanterns.
-¿Qué pasa con eso?
-¿Por qué lo hiciste, Hal?
-¿Qué quieres decir con por qué lo hice? ¿Por qué es importante?
-Importa muchísimo, Hal. ¿Por qué lo hiciste?
-¿Por qué sacas el tema ahora? – Hal resopló con incredulidad – Ha pasado casi un mes. Y la última vez que hablamos de esto, dijiste que no había nada de malo en renunciar.
-¡Fue entonces cuando pensé que lo había pensado bien! – exclamó Barry – Acepté tu decisión porque pensé que te habías tomado el tiempo de considerar todo y decidí que en realidad sería mejor para ti renunciar al anillo. En cambio, descubrí que tomaste una decisión espontánea solo por que querías huir.
-¿Ah sí? – Hal lo desafió – Vamos, entonces dime, ¿en qué se diferencia de ti?
Barry lo fulminó con la mirada.
-Yo no huyo de mis problemas, Hal. Corro para ayudar a la gente, eso es lo que hago. Y no tomo decisiones estúpidas como renunciar a la Liga.
-¿Cómo puedes llamarlo una decisión estúpida si no sabes por qué lo hice?
-Mira, hay problemas... problemas de verdad aquí, y te aseguro que en Oa también hay problemas con los Green Lanterns después del ataque de Sinestro – la mirada de Barry se clavó en Hal – Entonces...
-¿Puedes culparme? – le dijo Hal, bajando la mirada – Barry, no viste lo que yo vi. La mitad de Oa destruida, cientos de Lanterns muertos, muchos de ellos eran mis amigos... ¡Y todo causado por alguien a quien una vez le confié mi vida!
-Sinestro... – se dio cuenta Barry de repente –
-¡Sí, él! ¡El bastardo me enseñó todo lo que sé sobre ser un Green Lantern y luego trata de acabar con todo el Cuerpo!
-¿Así que por que tú Obi Wan se pasó al lado oscuro y mata a tus amigos... simplemente te vas? – Barry exclamo con incredulidad –¡Hal, eres un soldado! ¡Has visto la guerra antes y nunca te has rendido! Entiendo que la traición de Sinestro te dolió, pero el Hal Jordan que conozco no habría tirado la toalla solo por un asalto perdido.
-Bueno... ¡quizás no soy quien todos parecen pensar que soy!
Carol, Arisia, Star Sapphire, los Guardianes, ahora Barry; todos parecían pensar que Hal era una gran persona con una voluntad y un coraje indomables, y tal vez lo había sido alguna vez, pero ya no lo era.
-Hal... ¿Por qué renunciaste?
-¡Porque ya no puedo más! – Hal lloró de coraje. Coraje de que al fin saliera a relucir el problema que traía entre manos. Le avergonzaba admitir ante Barry que al fin tenia miedo – Ese Green Lantern fuerte y confiado... ¡murió con Ace, Arisia y las innumerables otras personas que perdieron la vida el mes pasado!
-Has perdido gente antes sin derrumbarte – dijo Barry – Por el amor de Dios, Hal... estuviste en la invasión de Irak y luchaste por todo el Golfo Pérsico. Has perdido amigos en batallas antes y siempre has continuado y hecho el trabajo.
-Esta vez es diferente, Barry.
-Todo es el mismo infierno. Ya sea en la USAF o el Green Lantern Corps...
-Es diferente... – siseó Hal, y tal vez fue la cruda culpa en su voz o la desesperación en su rostro, pero Barry finalmente detuvo su reprimenda y miró de cerca a su amigo –
-¿Cómo que es diferente? – exigió saber el velocista, sin darse cuenta de que el ex Green Lantern hizo una mueca ante el recuerdo, aunque Hal no creyó que Barry lo hubiera hecho a propósito –
-¿De verdad quieres saberlo? – dijo Hal amargamente –
-Sí Hal, quiero saberlo.
Con una voz llena de auto desprecio y disgusto, Hal respondió:
-Es diferente porque no pude salvarlos.
-¿En qué se diferencia eso de las pérdidas en la Fuerza Aérea? – Barry parpadeó sin comprender –
Hal se rió con auto desprecio; no era un sonido agradable.
-Porque tenía un recurso mucho mejor como Green Lantern que como piloto, Barry. Tenía un maldito anillo cósmico que puede hacer literalmente cualquier cosa sí solo la pienso y ya... y ni así pude salvar a las personas que me importaban. ¿Qué diablos dice eso de mí?
Barry resopló en una larga y sonora exhalación.
-Nadie es perfecto, Hal.
-Nunca dije que lo fuera. Seguro que eso arruinó las cosas suficientes veces en otras partes de mi vida. Pero en las áreas en las que era absolutamente necesario estar en la cima de mi juego... no lo estaba. Fallé y la gente murió por eso. No puedo perder a nadie más por mis errores, no puedo tener la sangre de nadie más en mis manos.
Barry colocó sus manos en sus hombros y miró fijamente a Hal, deseando que su obstinado amigo entendiera.
-Hal, si fallaste esa noche en Oa, también lo hicieron otras cientos de Green Lanterns.
-Oye hermano... – Hal negó con la cabeza – Sabía que Sinestro estaba actuando de manera extraña. Me di cuenta de que algo no estaba del todo bien meses antes de que sucediera algo. Si le hubiera llamado la atención antes, tal vez hubiéramos evitado las peores partes de todo este sórdido asunto. E incluso después de su juicio, si no hubiera sido tan débil, podría haber salvado a Ace o al menos pude haber hecho un mejor trabajo enfrentándome a Sinestro en lugar de necesitar que mi novia sacrificara su vida para salvar mi lamentable trasero de él.
-Y tal vez... – dijo Barry, alzando la voz de nuevo para cortar el regocijo de Hal – Incluso si hubieras hecho todo bien, no hubiera hecho ninguna diferencia de todos modos – Y por primera vez, Barry noto como los ojos de Hal se posaban en él y lo miraban con un odio muy profundo. Casi pudo percibir un ligero tono amarillento en estos, o tal vez solo estaba alucinando – Así es como funciona el mundo Hal, no puedes seguir culpándote por... espera, ¿qué? – Barry se interrumpió abruptamente cuando su cerebro capto exactamente lo que Hal había dicho – ¿Novia?
-Arisia... – Hal suspiró, desganado – Otra Lantern.
-¿Qué pasó con Carol?
-Solo... es otra área en la que he fallado.
-Dios, Hal.
Sin previo aviso, los brazos de Barry se dispararon y tiró de Hal en un abrazo. El hombre mayor se retorció al principio, pero gradualmente se relajó con el contacto.
-Lo siento, Barry.
-¿Por qué no me dijiste todo eso?
-¿Porque no quería admitirle a mi mejor amigo lo patético que soy? – Hal bromeó débilmente –
-Basta, Hal. Deja de menospreciarte, deja de sentir pena por todo lo que no es tu culpa.
Hubo un latido de silencio, luego Hal dijo:
-Um, ¿Barry? Puedes dejarme ir ahora.
Con un resoplido fastidioso, Barry soltó su agarre.
-Eres una idiota, Hal.
-Dime algo que no sepa – Hal sonrió, pero no llegó a sus ojos. Sintiéndose agotado, se acercó al sofá y se sentó. Barry se unió a él –
-Dime algo, Hal. El anillo elige a su portador, ¿verdad?
-Más o menos. Cuando un Lantern muere o se retira o renuncia, su anillo explora su sector en busca de posibles reemplazos. Elige a sus propios candidatos, pero los Guardianes son los que toman la decisión final sobre qué candidato se convierte en el nuevo Green Lantern.
-Pero eso no sucedió contigo.
-No – le admitió Hal – El anillo de Abin Sur simplemente me quería, así que el vino hacia mí.
-¿Los Guardianes no tuvieron nada que decir al respecto?
-No, y no estaban muy contentos con eso.
-Apuesto a que sí – murmuró Barry – Entonces Hal, aquí está mi pregunta: ¿por qué... en nombre de todo lo que es sagrado, piensas tan mal de ti mismo cuando un "maldito anillo cósmico que puede hacer cualquier cosa" pensó que eras lo suficientemente bueno como para no hacerlo? ¿Quieres que unos enanos azules entrometidos seleccionen a alguien más para que lo lleve?
Hal abrió la boca pero no se le ocurrió nada que decir.
-No lo sé – dijo finalmente – Tal vez ese anillo tenía algunos tornillos sueltos.
-¿Entonces fue culpa del anillo que no pudiste cumplir con tus deberes de la manera que querías?
-No, el anillo es el arma más perfecta del universo – Hal negó con la cabeza con firmeza –
-Solo en las manos adecuadas – dijo Barry –
-Precisamente, y yo no era la persona adecuada.
-Pero el anillo te quería a ti y a nadie más. ¿Estás diciendo que cometió un error cuando te eligió?
-Sí, tal vez lo hizo.
-Entonces no es perfecto – dijo Barry triunfalmente – Lo que significa que estás libre.
-¿Qué? – dijo Hal – No, no es así como funciona.
-O el anillo es perfecto y tomó la decisión perfecta cuando te eligió a ti, o no lo es y al menos existe la posibilidad de que todo lo que no hiciste con él se debió a los defectos del anillo, no a los tuyos – argumentó Barry – Es uno o el otro, Hal. ¿Cuál es?
-Ambos. Ninguno. Demonios, no lo sé – Hal gimió de frustración –Esta discusión va en círculos, Barry.
-Porque tú vas en círculos – respondió Barry – Hal, no puedes insistir obstinadamente en que fuiste tú quien le falló al anillo en lugar de al revés y también decir que este anillo aparentemente perfecto cometió un error al elegirte. No es lógico.
-¿Por qué no? La gente cambia, Barry. Tal vez era digno cuando el anillo me eligió, pero me perdí – sin embargo, una pequeña parte del cerebro de Hal le recordó que el anillo no lo había dejado hasta que él lo obligó a hacerlo y grabó la grave seguridad de Ganthet sobre a lo que eso implicaba con respecto a su valía –
-Realmente no crees eso – dijo Barry con convicción – Hal, ¿por qué es tan difícil para ti aceptar que a veces sucede una mierda y no puedes hacer nada al respecto? ¿Por qué tienes que castigarte tanto por no ser perfecto?
Durante un largo rato, Hal no respondió. Barry por su parte, no presionó, sino que descubrió una paciencia notable para un velocista mientras Hal trabajaba en sus confusos pensamientos.
-Tengo miedo, Barry – admitió finalmente Hal, bajando la cabeza –Nunca lo había tenido antes, no sé por qué, pero desde el juicio de Sinestro he estado asustado. Verlo caer en desgracia de esa manera... desviándose tanto del camino al que se suponía que debíamos de ser fieles... y él supuestamente siendo el mejor; el Green Lantern perfecto y mi mentor... No es solo la traición o las personas que he perdido, aunque eso duele como el infierno, es el miedo de que... tal vez, algún día... yo podría hacer lo mismo.
-No tienes miedo de perder gente – Barry al fin se dio cuenta –Simplemente no quieres enfrentar el hecho de que no siempre serás tan bueno como debes ser.
Hal levantó la cabeza con cansancio. Su expresión era de dolor.
-Todo el mundo tenía todas esas altas expectativas de mí: mi familia, Carol, la USAF, la Liga, el Cuerpo, los Guardianes, diablos... incluso Star Sapphire. Esperaba que yo fuera... más. Y además de eso, tengo mis propias expectativas de mí mismo. Y me duele cuando tengo que bajarlas porque no pude cumplirlas. ¿Sabes lo que eso le hace a la confianza de un hombre que continuamente no cumple con sus propios estándares?
Explicaba muchas cosas, reflexionó Barry. El por qué Hal siempre fue imprudente y ansioso por probarse a sí mismo. Por qué se esforzaba al máximo como piloto y Green Lantern. Por eso se envolvió en un aura de arrogancia y confianza. Su actitud despreocupada ocultaba un temor genuino de que después de todo, él no era todo lo que necesitaba ser y los acontecimientos recientes solo habrían aumentado esa sensación de insuficiencia. El juicio y la traición de Sinestro demostraron que incluso lo mejor de lo mejor podía caer. Las muertes de Ace y Arisia fueron una evidencia devastadora de lo que sucedía cuando Hal no era lo suficientemente bueno.
-Los Guardianes me dijeron que yo fui el primer humano en ser un Green Lantern, Barry... ¿Cómo crees que me sentí cuando me dijeron eso? ¿Y por que crees que me fui cuando supe que no estaba a la altura?
Barry tenía su respuesta; sabía por qué Hal se había ido. Con una guerra intergaláctica que se avecinaba después de un horrible ataque en Oa, había mucho en juego y el fracaso simplemente no era una opción. Hal estaba aterrorizado de no poder ser el Green Lantern que el Cuerpo necesitaba en un momento tan crucial y las consecuencias de ello. Había renunciado al anillo para no tener que enfrentarse a esa posibilidad; era mucho más fácil cumplir con sus expectativas y las de todos los demás de ser un simple piloto de la USAF que cumplir con los estándares como Green Lantern, particularmente cuando era una excepción única entre el Cuerpo.
-Hal, estoy bastante seguro de que tu anillo no esperaba que fueras perfecto.
-Los Guardianes lo hicieron – murmuró Hal –
-Bueno, que se jodan los Guardianes, entonces – a pesar del comentario, Hal se rió entre dientes con alegría genuina ante la descripción de Barry de los hombrecillos azules – Quiero decir sí, no siempre serás lo suficientemente bueno, y sí... eso apesta, especialmente cuando llevas a la gente que amas a morir. Pero así es la vida, Hal. Lo que nos convierte en héroes no es ser sobrehumanos todo el tiempo, es aceptar nuestros defectos, aceptar que a veces no podemos salvar a todos, y tener la fuerza de voluntad para afrontarlo – enfatizó Barry – Para aguantar y tratar siempre de hacerlo mejor, incluso si nunca seremos perfectos – el velocista miró con seriedad los ojos marrones de Hal – Y si hay algo que sé que tienes, Hal... es voluntad.
***
Aquaman se impacientaba mientras observaba a Star Sapphire a través del cristal bidireccional de su celda de detención.
-No me gusta esto – declaró el Rey de Atlantis – Ella está siendo demasiado cooperativa.
-¿Cómo es eso? – Diana le cuestionó –
-Ella no está tratando de escapar.
-Tal vez ella sabe que no puede – sugirió la amazona – La hemos tenido con "meta esposas" desde que la capturamos.
-Y sin embargo, no han hecho nada para neutralizar su aura de energía – dijo Aquaman –
-Mantener un aura requiere mucho menos esfuerzo que lanzar ataques ofensivos.
-Se supone que las "meta esposas" son absolutas – le recordó Aquaman – Por poco esfuerzo que se necesite para generar su aura, si se deriva de una "meta habilidad" no debería poder romperlas.
Diana dirigió su mirada hacia Star Sapphire, pensativa.
-¿Y si ella no es una meta? Entonces las esposas no impedirían que escape.
-Precisamente – Aquaman al fin sonrió ante la comprensión de Wonder Woman – Algo anda mal aquí, Diana.
Como si fuera una señal, algo en lo más profundo de las entrañas del Salón de la Justicia retumbó, haciendo temblar la habitación. Aquaman vio la sonrisa en el rostro de Star Sapphire justo antes de que rompiera sus puños con una ola de energía violeta y corriera hacia la pared de vidrio que la separaba de los demás de la Justice League.
***
Batman había estado en el laboratorio la mayor parte de la noche, pero algo inusual apareció en el útero del monitor casi inmediatamente después de que la instalación se estremeciera.
-Arthur, informe de estado – le exigió a Aquaman –
-Algo golpeó las celdas de energía en la cubierta G – respondió el atlanteano – Arrow y Wonder Woman se fueron para comprobarlo, probablemente estarán llegando en cualquier momento.
Una maldición sorprendida salió repentinamente desde el comunicador.
-¿Cuándo escapó la maldita Star Sapphire? – Zatanna exigió saber, enojada –
-¿¡Que!? – exclamó Batman – Saca la alimentación de la unidad de contención.
Aquaman lo hizo rápidamente. Las cámaras instaladas en esa parte mostraban a Star Sapphire arremetiendo contra la pared de su celda. La villana ya no estaba esposada, pero seguramente todavía estaba atrapada en su celda de detención, mientras que Aquaman y Wonder Woman estaban en posiciones de batalla listos para contrarrestarla en el improbable caso de que lograra escapar de la contención.
-Zatanna, Star Sapphire todavía está en su celda – le transmitió Batman –
-¡No, no lo está! ¡Está justo aquí! – Con un vistazo de Batman, Zatanna abrió la transmisión de la Cubierta G –
Y efectivamente, ahí estaba Star Sapphire intercambiando golpes con Wonder Woman y Arrow
Atónita, la mirada de Zatanna se movió de un lado a otro entre las dos transmisiones de video (las cuales estaban en vivo) que además hicieron ver claramente a Star Sapphire en lugares totalmente diferentes.
-¿Hay dos de ellas? – exclamo el Hombre Murciélago –
Los ojos de Batman eran rendijas en su capucha, pero antes de que pudiera decir algo, la Star Sapphire en la cubierta G modifico algo para hacer estallar algo bastante importante en el cableado y el Salón de la Justicia se quedó a oscuras.
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